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dc.contributor.advisorSanabria Quirós, Walter Antonio
dc.creatorHernández Sandí, Alejandro
dc.creatorFernández Núñez, Rony
dc.date.accessioned2019-12-19T16:50:51Z
dc.date.available2019-12-19T16:50:51Z
dc.date.issued2019-12-16
dc.identifier.urihttps://hdl.handle.net/10669/80168
dc.description.abstractLa conducta agresiva ha acompañado al hombre desde sus inicios, no es una condición inherente del ser humano si no que es compartida con todo el reino animal. No en todos los casos una conducta agresiva es perjudicial, autores como Ellis, en 1973 incluso hicieron la definición de “agresión positiva” cuando esta es usada como medio para la protección y supervivencia. La agresividad tiene importancia clínica debido a que se encuentra presente en muchos pacientes con una patología mental de fondo. La aparición de la misma es causa frecuente de motivo de consulta en los servicios de emergencia con un alto impacto en los pacientes, familiares, cuidadores y servicios de salud. La etiología de la agresividad es variada y se pueden encontrar causas orgánicas, psiquiátricas y reactivas cuyo tratamiento y manejo va a depender de su origen. Hay estructuras cerebrales involucradas en la génesis de la agresividad tal es el caso del hipotálamo, la amígdala y la corteza prefrontal, actualmente se plantea una disfunción en la neurotransmisión serotonina/dopamina en estas estructuras como causa de algunos casos de conducta agresiva como en el caso de la “agresividad impulsiva o reactiva”. Para el manejo de la agresividad no aguda o prolongada se han utilizado diferentes familias de medicamentos dentro de los cuales se encuentran: antipsicóticos, reguladores del estado de ánimo, antidepresivos y betabloqueadores entre otros. Es motivo de interés de esta revisión el uso y efectividad de la risperidona: un antipsicótico de segunda generación con propiedades de estabilización del sistema serotonina-dopamina que ha sido ampliamente usado en el manejo de pacientes con agresividad. Esta práctica es apoyada por diversos estudios que han demostrado eficacia de su uso en pacientes agresivos con diagnósticos de esquizofrenia, trastorno esquizoafectivo, niños y adolescentes con trastornos de conducta, autismo, adultos con discapacidad intelectual y adultos mayores con demencia. Sin embargo, otros estudios han demostrado falta de eficacia en el control de la agresividad en pacientes con diagnóstico de déficit atencional con hiperactividad. También otros estudios demuestran la eficacia de asociar risperidona a prácticas como la terapia electroconvulsiva para la disminución de la agresividad. es_ES
dc.language.isoeses_ES
dc.subjectrisperidonaes_ES
dc.subjectagresividades_ES
dc.subjectenfermedad mentales_ES
dc.subjectConducta agresivaes_ES
dc.subjectAgresividad no agudaes_ES
dc.subjectAgresividad prolongadaes_ES
dc.subjectAntipsicóticoes_ES
dc.titleRespuesta de la risperidona en el tratamiento de la agresividad en pacientes con enfermedad mentales_ES
dc.typetesis
dc.description.procedenceUCR::Vicerrectoría de Investigación::Sistema de Estudios de Posgrado::Salud::Especialidad en Psiquiatríaes_ES


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