Revista de Matema´tica: Teor´ıa y Aplicaciones 2(2): 87–95 (1995) algunos aspectos de morfismos K-finitos en topos elementales Osvaldo Acun˜a1 Resumen En este art´ıculo se estudian condiciones para que un morfismo f :X−→Y en un topos E sea K–finito. Se construyen algunos contraejemplos. Abstract In this paper we study conditions under which morphims f :X −→Y are K–finite in a topos E. We construct some counterexamples. 1 Introduccio´n En el presente art´ıculo probamos que un morfismo f :Y −→X de un topos elemental E es K–finito si Y es un objeto K–finito y X es decidible. Se dan contraejemplos mostrando que las hipo´tesis, tanto de K–finito para Y como decidible para X, son necesarias. En el proceso de encontrar uno de los contraejemplos se prueba un interesante teorema que dice: si Y ⊆ X pi1−→−→ pi2 Z es un coproducto fibrado de la inclusio´n de un subobjeto Y en X, entonces pi = [pi1, pi2]:X +X −→Z es K–finito si y so´lo si Y tiene complemento en X. Tambie´n se caracterizan los monomorfismos K–finitos en E. El lector no familiarizado con la teor´ıa de los topos, puede pensar que un topos E es una categor´ıa generalizada de conjuntos donde, subconjuntos de conjuntos dados no poseen necesariamente complementos. Un excelente libro sobre el tema es, por ejemplo, el libro de P. T. Johnstone [3]. Como en conjuntos, todo topos E posee un lenguaje en el que podemos hacer afirma- ciones sobre morfismos y objetos de E; ma´s au´n, podemos probar teoremas y dar defini- ciones sobre ellos en E. Esta lo´gica asociada a un topos es de cara´cter intuicion´ıstico; en particular el axioma del tercero excluido no es necesariamente va´lido. Cuando usemos el lenguaje del topos E, pondremos el s´ımbolo “|=” al frente de nuestras deducciones y definiciones. 1Escuela de Matema´tica, Universidad de Costa Rica 87 88 o. acun˜a 2 Desarrollo Definicio´n 1 Una categor´ıa E es llamada un topos elemental si: (i) E tiene todos los l´ımites finitos. (Esto es equivalente a decir que E tenga productos fibrados y objeto terminal 1). (ii) E es cartesianamente cerrada, es decir para cada objeto X de E tenemos un functor exponencial (−)X :E−→E, el cual es adjunto derecho del functor (−)×X:E−→E . (iii) E tiene un clasificador de subobjetos, es decir un objeto Ω y un morfismo t: 1−→Ω (llamado verdad) tal que para cada monomorfismo σ:Y −→X en E, existe un u´nico morfismo χσ:X −→Ω (la funcio´n clasificadora o caracter´ıstica de σ) tal que: - ?? -Y 1 X χσ Ω tσ * es un producto fibrado, 1 es el objeto terminal de E. Observacio´n Si E es un topos y X un objeto de E, sea E/X la categor´ıa cuyos objetos son los morfismos h:Y −→X y cuyos morfismos son los tria´ngulos conmutativos de la forma: Y Y ′ X - U g h h′ Entonces E/X es un topos tambie´n. Nota (a) Si σ:Y −→X es un monomorfismo en E y χσ:X −→Ω es la funcio´n caracter´ıstica de σ. Entonces como 1×X ' X, podemos suponer que χσ: 1×X −→Ω. Por lo tanto, por la propiedad (ii) de la definicio´n de un topos, χσ: 1×X −→Ω corresponde a un u´nico morfismo 1−→ΩX , el cual denotamos por dσe o simplemente dY e cuando no hay ambigu¨edad. (b) Denotemos por φ el objeto inicial de E, es claro que para todo X objeto de E existe un u´nico morfismo φ−→X, el cual es monomorfismo. (c) Sea X4:X ×X −→Ω la funcio´n caracter´ıstica de la diagonal 4:X −→X ×X. χ4 corresponde a un u´nico morfismo X −→ΩX , que denotamos por {·}X :X −→ΩX . algunos aspectos de morfismos K-finitos en topos elementales 89 Definicio´n 2 Sea E un topos. (a) Si X es un objeto de E, denotemos por K(X) el subobjeto ma´s pequen˜o de ΩX que satisface las siguientes propiedades: (i) {·}X :X −→ΩX se factoriza a trave´s de K(X) o equivalentemente |= x ∈ X =⇒ {·}X (x) = {x}X ∈ K(X). (ii) dφe: 1−→ΩX se factoriza a trave´s de K(X) o simplemente |= dφe ∈ K(X). (iii) |= a, b ∈ K(X) =⇒ a ∪ b ∈ K(X), es decir K(X) es cerrado bajo uniones binarias. (b) X objeto de E se dice ser K–finito si dXe: 1−→ΩX se factoriza a trave´s de K(X) o equivalentemente |= dXe ∈ K(X). (c) Un morfismo f :Y −→X se dice ser K–finito si f es un objeto K–finito de E/X. (d) Un objeto X de E es decidible si la diagonal 4:X −→X ×X tiene complemento en X ×X o equivalentemente |= x, y ∈ X =⇒ x = y ∨ x 6= y. Nota Como en la parte (a) de la definicio´n anterior podemos definir K+(X) como al subobjeto ma´s pequen˜o de ΩX que satisface u´nicamente (i) y (iii) de la parte (a) de la definicio´n 2. Es conocido (proposicio´n 6.3 de [2]) que 1>−→ dφe K(X)←− - K(Y )- I {·}X 6 6 El tria´ngulo a la izquierda conmuta porque es X decidible (proposicio´n 3.3. de [1]), el tria´ngulo a la derecha conmuta, ya que Y es K–finito (proposicio´n 3.1 de [1]) y el recta´ngulo central conmuta por propiedades ba´sicas de f−1. Por lo tanto f−1 ◦ {·} se factoriza a trave´s de K(Y ) y por el Teorema 3.28 de [1], f es K–finito. 2 90 o. acun˜a Proposicio´n 2 Sea i:X ′>−→X es un monomorfismo en un topos E. Entonces i es un morfismo K–finito si y so´lo si i:X ′>−→X como subobjeto de X tiene complemento. Prueba (⇐= ) Si i:X ′>−→X tiene complemento j:Y ′>−→X entonces en el topos E/X, 1X (objeto terminal de E/X) es la suma directa de i con j, como 1X esK–finito, la proposicio´n 3.3 de [1] garantiza que i esK–finito en E/X, es decir i:X ′−→X es un morfismoK–finito. ( =⇒ ) Sea i:X ′−→X monomorfismo K–finito. Considere el siguiente diagrama conmu- tativo. X ′ K+(X ′) X ΩX K(X ′) Y ′ 1- - - - 6 ? ? 6 {·}X′ i j d∅e {·}X i−1 j esta´ definido en el producto fibrado del recta´ngulo inferior. Como i es K–finito i−1◦{·}X se factoriza a trave´s de K(X ′). El recta´ngulo superior es claramente conmutativo, ma´s au´n es un producto fibrado, ya que si el diagrama siguiente Z K +(X ′) X ΩX K(X ′)- - - ? ? h2 h1 {·}X i−1 conmuta, entonces |= ∀z∈Z h2(z) = i−11 ({h1(z)}) = {y ∈ X ′/i(y) = h1(z)}. Como |= ∀z∈Z h2(z) 6=d φe e i es un monomorfismo, tenemos que existe un u´nico morfismo t:Z −→X ′ tal que: |= ∀z∈Z (h2(z) = {t(z)}X′ ∧ i(t(z)) = h1(z)). Por lo tanto h2 = {·}X′ ◦ t y i ◦ t = h1. Por otro lado como K+(X)>−→K(X) dφe←−1 es un diagrama de coproducto, por uni- versalidad de los productos fibrados debemos tener que el diagrama Y ′ j >−→X i←−X ′ es tambie´n un coproducto y entonces i:X ′−→X tiene complemento. 2 Nota Si Z es un espacio topolo´gico To no discreto y E es el topos de los haces sobre Z, sabemos por el corolario 1.4 de [4] que existe un monomorfismo i:X ′−→1 que no tiene complemento y por el resultado anterior i no es un morfismo K–finito. Es conocido que 1 es decidible en todo topos, luego X ′ no puede ser K–finito por la proposicio´n 1. Por lo tanto la hipo´tesis deK–finito para el dominio de f no puede ser removida de la proposicio´n 1. algunos aspectos de morfismos K-finitos en topos elementales 91 Proposicio´n 3 Sean h:X −→ Y y k:Y −→Z dos morfismos K–finitos en un topos E. Entonces k ◦ h:X −→Z es un morfismo K–finito. Prueba Considere el siguiente diagrama Z ΩZ ΩY ΩΩ Y ΩΩ X ΩX - - - -{·}Z k−1 ∃{·}Y ∃h−1  1: (k ◦ h)−1(e) h−1 U (f) K(Y ) KK(X) ΩK(X) 6 K(X) (a) j (b) ∃i (c) (d) 6 6 6 ffi s - z Como k, h son morfismos K–finitos existen morfismos i, j u´nicos tales que los siguientes diagramas conmutan K(Y ) ΩYΩZZ j - - 6 {·}Z k−1 j K(X) ΩXΩYY j - - 6 {·}Y h−1 i En particular los diagramas (a) y (c) conmutan. El diagrama (b) conmuta ya que ima´genes de un objeto K–finito son K–finitas. (d) conmuta ya que la unio´n de familias K–finitas de objetos K–finitos es K–finita. (e) conmuta por functorialidad de la imagen inversa. Para probar la conmutatividad del diagrama (f), considere las siguientes implicaciones para Y ′ ⊆ Y , variable de tipo ΩY : |= U ◦ ∃h−1 ◦ ∃({·}Y )(Y ′) = U ◦ ∃(h−1 ◦ {·}Y )(Y ′) = U({h−1({a})/a ∈ Y ′}) = {x ∈ X/∃a∈Y x ∈ h−1({a}Y ) ∧ a ∈ Y ′} = {x ∈ X/∃a∈Y h(x) = a ∧ a ∈ Y ′} = {x ∈ X/h(x) ∈ Y ′} = h−1(Y ′). Por lo tanto U ◦∃h−1◦∃{·}Y = h−1, es decir el diagrama (f) conmuta. Concluimos entonces que (k ◦h)−1 ◦ {·}Z se factoriza a trave´s de K(X), entonces k ◦ h:X −→Z es un morfismo K–finito. 2 Definicio´n 3 SeaX un objeto en un topos E e i:X ′>−→X un monomorfismo. Considere el siguiente coproducto fibrado 92 o. acun˜a X ′ X X pi1 Q pi2i - - ? i ? Sea pi = [pi1, pi2]:X +X −→Q. Proposicio´n 4 Para todo objeto X de un topos E e i:X ′>−→X monomorfismo, se tiene que pi:X +X >−→Q es un morfismo K–finito si y so´lo si i:X ′−→X tiene complemento. Prueba Suponga que pi:X + X −→Q es K–finito, como la inclusio´n i1:X −→X + X es K–finito, por proposicio´n 3, pi1 = pi ◦ i1:X −→Q es K–finito. Como los morfismos K–finitos son estables bajo productos fibrados, entonces dado que: - ?? -X ′ X X pi2 Q pi1i i es un producto fibrado tambie´n, siendo pi1 K–finito, lo debe ser tambie´n i:X ′−→X y por la proposicio´n 2, i:X ′−→X tiene complemento en X. Rec´ıprocamente, suponga que i:X ′>−→X tiene complemento ¬X ′ en X. Si X i1−→ X+X i2←− X es un diagrama coproducto, defina q′1, q′2:X −→ΩX+X tal que: |= (q′1|¬X ′)(s) = {i1(s)}, |= (q′1|X ′)(s) = {i1(s)} ∪ {i2(s)} y |= (q′2|¬X ′)(s) = {i2(s)}, |= q′2|X ′(s) = {i1(s)} ∪ {i2(s)}. Existe un u´nico q′:X +X −→Ω X+X tal que el siguiente diagrama conmuta: X +X ΩX+X X X ? 6 - * j i1 i2 q′1 q′ q′2 Sea Q′ la imagen de q′, entonces las ima´genes de q′1 y q′2 esta´n contenidas en Q′ y podemos suponer que el codominio de q′1, q′2, q′ es Q′. Por definicio´n de q′, Q′ es la unio´n de las ima´genes Q′1 y Q′2 de q′1 y q′2 respectivamente y as´ı tenemos que: |= t ∈ Q′ =⇒ t ∈ Q′1 ∨ t ∈ Q′2 =⇒ (∃s∈X t = q′1(s)) ∨ (∃s∈X t = q′2(s)) =⇒ (∃s∈X t = {i1(s)} ∨ t = {i1(s), i2(s)}) ∨(∃s∈X t = {i2(s)} ∨ t = {i1(s), i2(s)}). algunos aspectos de morfismos K-finitos en topos elementales 93 Por lo tanto |= t ∈ Q′ =⇒ ∃s∈X((t = {i1(s)}∧s ∈ ¬X ′)∨(t = {i2(s)}∧s ∈ ¬X ′)∧(t = {i1(s), i2(s)}∧s ∈ X ′)). En particular Q′ es la unio´n disjunta de Q′1 y la imagen de q′2|¬X ′. Probaremos a continuacio´n que el morfismo q′:X + X −→Q′ es K–finito. Primero probamos que: |= s ∈ X =⇒ (q′)−1({i1(s)}) ⊆ {i1(s)}. Considere: |= t ∈ (q′)−1({i1(s)}) =⇒ q′(t) = {i1(s)} ∧ ∃s′∈X(t = i1(s′) ∨ t = i2(s′)) =⇒ ∃s′∈X((q′(t) = {i1(s)} ∧ t = i1(s′)) ∨ (q′(t) = {i1(s)} ∧ t = i2(s′))) =⇒ ∃s′∈X(q′(t) = {i1(s)} ∧ t = i1(s′)) ∨ (q′2(s′) = {i1(s)}) =⇒ ∃s′∈X((q′(t) = {i1(s)} ∧ t = i1(s′)) ∨ ({i2(s′)} = {i1(s)} ∨ {i1(s′), i2(s′)} = {i1(s′)}) =⇒ ∃s′∈X((q′(t) = {i1(s)} ∧ t = i1(s′)) ∨ (i1(s) = i2(s′) ∨ i1(s′) = i2(s′))) =⇒ (∃s′∈X(q′(t) = {i1(s)} ∧ t = i1(s′))) ∨ ∃s′∈X(i1(s) = i2(s′)) ∨ ∃s′∈X i1(s′) = i2(s′) =⇒ (∃s′∈X(q′(t) = {i1(s)} ∧ t = i1(s′))) ∨ falso ∨ falso =⇒ ∃s′∈X(q′(t) = {i1(s)} ∧ t = i1(s′)) =⇒ ∃s′∈X({i1(s′)} = {i1(s)} ∨ {i1(s′), i2(s′)} = {i1(s)}) ∧ t = i1(s′) =⇒ ∃s′∈X(s′ = s ∨ i1(s′) = i2(s′)) ∧ t = i1(s′) =⇒ ∃s′∈X(s′ = s ∧ t = i1(s′)) ∨ falso =⇒ ∃s′∈X(s′ = s ∧ t = i1(s′)) =⇒ ∃s′∈X(t = i1(s)) =⇒ t = i1(s) =⇒ t ∈ {i1(s)}. Por lo tanto |= t ∈ (q′)−1({i1(s)}) ∧ s ∈ X =⇒ t ∈ {i1(s)}, es decir |= s ∈ X =⇒ (q′)−1({i1(s)}) ⊆ {i1(s)}. Similarmente probamos que |= s ∈ X =⇒ (q′)−1({i2(s)}) ⊆ {i2(s)}. Luego tenemos que: |= s ∈ X ∧ (q′)−1({i1(s), i2(s)}) = (q′)−1({i1(s)}) ∪ (q′)−1({i2(s)}) =⇒ (q′)−1({i1(s), i2(s)}) ⊆ {i1(s)} ∪ {i2(s)}. y entonces |= s ∈ X =⇒ (q′)−1({i1(s), i2(s)}) ⊆ ({i1(s), i2(s)}. Por otro lado como q′ ◦ i1 = q′1, tenemos |= s ∈ ¬X ′ =⇒ q′(i1(s)) = q′1(s) ∧ s ∈ ¬X ′ =⇒ q′(i1(s)) = {i1(s)} =⇒ i1(s) ∈ (q′)−1({i1(s)}) =⇒ {i1(s)} ⊆ (q′)−1({i1(s)}). 94 o. acun˜a Entonces |= s ∈ ¬X ′ =⇒ {i1(s)} ⊆ (q′)−1({i1(s)}). Similarmente se prueba que |= s ∈ ¬X ′ =⇒ {i2(s)} ⊆ (q′)−1({i2(s)}). Por otro lado, de la definicio´n de q′ tenemos que |= s ∈ X ′ =⇒ (q′)(i1(s)) = {i1(s), i2(s)} ∧ q′(i2(s)) = {i1(s), i2(s)} =⇒ i1(s) ∈ (q′)−1({i1(s), i2(s)}) ∧ i2(s) ∈ (q′)−1({i1(s), i2(s)}) =⇒ {i1(s), i2(s)} ⊆ (q′)−1({i1(s), i2(s)}) luego |= s ∈ X ′ =⇒ {i1(s), i2(s)} ⊆ (q′)−1({i1(s), i2(s)}). Por lo tanto concluimos que |= s ∈ X ′ =⇒ (q′)−1({i1(s), i2(s)}) = {i1(s), i2(s)} y |= s ∈ ¬X ′ =⇒ (q′)−1({i1(s)}) = {i1(s)) ∧ (q′)−1({i2(s)} = {i2(s)}. Podemos probar ahora que q′:X +X −→Q′ es un morfismo K–finito |= t ∈ Q′ =⇒ ∃s∈X((t = {i1(s)} ∧ s ∈ ¬X ′) ∨ (t = {i2(s)} ∧ s ∈ ¬X ′) ∨(t = {i1(s), i2(s)} ∧ s ∈ X ′) =⇒ ∃s∈X ((q′)−1(t) = t ∨ (q′)−1(t) = t ∨ (q′)−1(t) = t) ∧ t ∈ K(X +X) =⇒ (q′)−1(t) = t ∧ t ∈ K(X +X) =⇒ (q′)−1(t) ∈ K(X +X). Luego |= ∀t∈Q′(t ∈ Q′ =⇒ (q′)−1(t) ∈ K(X + X)), por lo tanto q′:X + X −→Q′ es un morfismo K–finito. Para probar que q es K–finito es suficiente demostrar que el siguiente diagrama: - ?? -X ′ X X q′1 Q′ q′2i i es un coproducto fibrado, ya que podr´ıamos tomar pi por q′ y como q′ es K–finito lo ser´ıa tambie´n pi. Considere el siguiente diagrama conmutativo, - ?? -X ′ X X f1 Z f2i i tenemos entonces que f1|X ′ = f2|X ′. Si Q′1 es la imagen de q′1 y Q′′2 es la imagen de q′2|¬X ′, sabemos que Q′ es la unio´n disjunta de Q′1 y Q′′2. algunos aspectos de morfismos K-finitos en topos elementales 95 Defina j1:Q′1−→Z y j2:Q′′2 −→Z tal que |= jk(q′k(s)) = fk(s) para k = 1, 2. j1, j2 esta´n bien definidas ya que q′1, q′2 son monomorfismos. Sea j:Q′−→Z tal que j|Q′1 = j1 y j|Q′′2 = j2. Queremos probar que j ◦ q′1 = f1 y j ◦ q′2 = f2: |= j ◦ q′1(s) = j(q′1(s)) = f1(s), luego j ◦ q′1 = f1. Por otro lado |= s ∈ X ′ ∨ s ∈ ¬X ′ =⇒ s ∈ X ′ ∨ (q′2(s) ∈ Q′′2 ∧ s ∈ ¬X ′) =⇒ s ∈ X ′ ∨ (j(q′2(s)) = f2(s)) =⇒ (f1(s) = f2(s) ∧ s ∈ X ′) ∨ j(q′2(s)) = f2(s) =⇒ (f1(s) = f2(s) ∧ q′1(s) = q′2(s)) ∨ j(q′2(s)) = f2(s)) =⇒ (j(q′1(s)) = j(q′2(s)) ∧ f1(s) = f2(s)) ∨ j(q′2(s)) = f2(s) =⇒ (f1(s) = j(q′1(s)) ∧ j(q′1(s)) = j(q′2(s)) ∧ f1(s) = f2(s)) ∨f(q′2(s)) = f2(s) =⇒ (f2(s) = j(q′2(s)) ∨ (f2(s) = f(q′2(s)) =⇒ f2(s) = j(q′2(s)). Como |= s ∈ X ′ ∨ s ∈ ¬X ′, tenemos que |= ∀s∈X f2(s) = j(q′2(s)) luego j ◦ q′2 = f2. Debemos probar la unidad de j. Si j′ ◦ q′1 = f1 y j′ ◦ q′2 = f2 con j′:Q−→Z, entonces |= ∀s∈X′ j′(q′1(s)) = f1(s) y j′|Q′1 = j|Q′1. Por otro lado |= ∀s∈¬X′ j(q′2(s)) = f2(s) y j′|Q′2 = j|Q′2. As´ı tenemos j = j′ y entonces el diagrama - ?? -X ′ X X q′1 Q′ q′2i i satisface la propiedad universal de coproducto fibrado, concluyendo esto la prueba de la proposicio´n 4. 2 Nota Sea E el topos de hases sobre un espacio topolo´gico Z, To no discreto. Sea X objeto K–finito de E y i:X ′>−→X, subobjeto de X sin complemento (ver corolario 1.4 de [4]), entonces el morfismo pi:X+X −→Q correspondiente no puede ser K–finito por el teorema anterior. Sin embargo X +X es K–finito, pi es un epimorfismo y por proposicio´n 1, Q no puede ser decidible. Por lo tanto la hipo´tesis decidible para el dominio de f de la proposicio´n 1 no puede ser suprimida, pi:X +X −→Q es un contraejemplo. Referencias [1] Acun˜a-Ortega, O. (1977) Finiteness in Topoi, Ph. D. 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