1 Universidad de Costa Rica Sistema de Estudios de Posgrado Programa de Posgrado en Especialidades Médicas Soporte ventricular izquierdo de corta duración como puente a trasplante cardiaco como manejo de la falla cardiaca refractaria Trabajo Final de Graduación sometido a la consideración del comité de la Especialidad en Cirugía Cardiovascular Torácica, para optar por el grado y título de Especialista en Cirugía Cardiovascular Torácica. Luis Carlos Montero Salas 2022 2 Agradecimientos A mis profesores a lo largo de la carrera, a mi tutor y lector, gracias por toda la enseñanza brindada. A mis compañeros de residencia Ernesto y Álvaro por 6 años de estudiadas. 3 Dedicatoria A mi padres y hermano, quienes han creído en mi siempre y nunca dejaron de apoyarme. He llegado a este momento gracias a ustedes, esto también es de ustedes. 4 5 Carta revisión filológica Guápiles, 5 de enero de 2022 Sres. Sistema de Estudios de Posgrado Universidad de Costa Rica S.D Estimados señores: Comunico que leí el trabajo final de graduación denominado “Soporte ventricular izquierdo de corta duración como puente a trasplante cardiaco como manejo de la falla cardiaca refractaria”, elaborado por el estudiante Luis Carlos Montero Salas, para optar por el título y grado de especialista en Cirugía Cardiovascular Torácica. Se realizaron observaciones al trabajo en aspectos tales como: construcción de párrafos, vicios del lenguaje que se trasladan a lo escrito, ortografía, puntuación y otros relacionados con el campo filológico. Desde ese punto de vista considero que, una vez realizadas las correcciones del caso, estará listo para ser presentado como Trabajo Final de Graduación, por cuanto cumple con los requisitos establecidos por la Universidad de Costa Rica. Suscribe de ustedes cordialmente, Pabel José Bolívar Porras Filólogo/ Cédula: 7-0170-0718 Carnet Colypro: 67873 Teléfono: 8707-9270 Email: pabelb@gmail.com 6 Índice 2. El difícil manejo del paciente con falla cardiaca refractaria .................................................. 8 3. Historia del tratamiento de la falla cardiaca refractaria...................................................... 14 4. Dispositivos de asistencia ventricular ................................................................................. 16 5. Trasplante cardiaco en un paciente con asistencia ventricular ........................................... 18 6. Justificación ....................................................................................................................... 22 7. Objetivo principal .............................................................................................................. 24 8. Objetivos específicos ......................................................................................................... 24 9. Marco teórico .................................................................................................................... 25 10. Capítulo 1: La falla cardíaca terminal .............................................................................. 25 11. Definición de insuficiencia cardíaca refractaria ............................................................... 26 12. Capítulo 2: El desarrollo de las asistencias ventriculares como terapia emergente ......... 29 13. Capítulo 3: Dispositivos de asistencia ventricular izquierda de corta duración ................ 31 Tipos de indicación................................................................................................................ 37 Puente al trasplante .............................................................................................................. 37 Recuperación ........................................................................................................................ 38 Asistencia definitiva .............................................................................................................. 39 14. Capítulo 4: El ventrículo derecho con asistencia ventricular izquierda ............................ 40 15. Capítulo 5: Implante de dispositivo de asistencia ventricular izquierda, CentriMag Ò Thoratec ................................................................................................................................... 43 Especificaciones técnicas ...................................................................................................... 44 Selección del paciente ........................................................................................................... 45 Preparación del sistema o dispositivo ................................................................................... 46 Procedimiento de implante ................................................................................................... 47 7 16. Capítulo 6: Manejo del paciente con Centrimag ............................................................. 48 17. Capítulo 7: El paciente con Centrimag como puente a trasplante cardiaco y resultados . 54 Estrategia como puente al trasplante .................................................................................... 55 Resultados actuales............................................................................................................... 57 18. Conclusiones .................................................................................................................. 60 19. Bibliografía ..................................................................................................................... 64 8 1. Introducción Dentro de los temas principales a evaluar dentro del desarrollo de este trabajo, se va a hacer énfasis en tres principales: el difícil manejo del paciente en falla cardiaca, el manejo en la falla cardiaca refractaria y el trasplante cardiaco como objetivo final de la terapia. 2. El difícil manejo del paciente con falla cardiaca refractaria La insuficiencia cardiaca es una de las principales causas de morbimortalidad en el país, así como también en el mundo entero. Hoy en día tanto la incidencia como la prevalencia de insuficiencia cardiaca crónica siguen aumentando con el incremento en la expectativa de vida de la población, lo que siguiere un mejor acceso a los servicios de salud y un avance en el manejo de la complejidad de dicha patología (1). Esta patología disminuye tanto la calidad como la cantidad de vida de los pacientes, además de producir una inmensa carga sanitaria y económica a nivel mundial, convirtiéndolo en un problema de salud pública (9). La cirugía cardiaca aplicada a la insuficiencia cardiaca avanzada ha evolucionado significativamente en los últimos años. Las intervenciones terapéuticas actuales precisan de una valoración adecuada de la disfunción cardiaca y selección correcta del paciente. Para ello se requiere de una valoración multidisciplinaria, así como realizar distintos estudios, los cuales determinan cuál es la mejor terapia para cada paciente de forma individual. Si se documenta que el paciente es candidato a un manejo quirúrgico se debe nuevamente replantear cuál es el mejor abordaje y manejo quirúrgico, ya sea mediante cirugía cardiaca convencional, dispositivos de asistencia mecánica circulatoria (AMC) o trasplante cardiaco. Aunque hoy en día el trasplante cardiaco sigue siendo el “gold standard” para el tratamiento de la insuficiencia cardíaca terminal, los avances en los dispositivos de soporte mecánico circulatorio, ofreciendo en algunos casos una cirugía más eficiente y 9 de menor riesgo, están posibilitando el cambio de trayectoria en este creciente dilema terapéutico (4). Los primeros años de la era del trasplante cardíaco y la evolución hacia el desarrollo de un corazón artificial son y serán siempre una de las etapas más fascinantes y a la vez que controversiales de la medicina y cirugía moderna. Tras unos primeros años de fracaso en los números y resultados, el trasplante cardiaco despegó gracias al desarrollo de la terapia inmunosupresora que aumentó significativamente la supervivencia de los pacientes trasplantados (2). 10 Sin embargo, en la actualidad existe una reducción significativa en el número de donantes y un aumento en los potenciales receptores. Este hecho no es más que una limitación para el tratamiento de pacientes en insuficiencia cardiaca que con el paso de los días, empeoraría dramáticamente, conduciendo a numerosos futuros ingresos hospitalarios por descompensación de su patología y posible muerte en una lista de espera de trasplante. Llama la atención no solo la reducción del número de donantes sino también el cambio en el perfil de los mismos. En cuanto a la edad, se observa un aumento llamativo de la edad media de los donantes cardiacos en los últimos 25 años (3). Por otro lado, la causa de muerte de los donantes también ha sufrido un cambio significativo en el que se aprecia que los donantes con traumatismo craneoencefálico (TCE) como causa de la muerte se han reducido de un 51% a un 13% mientras que los donantes debido a accidente cerebrovascular (ACV) han pasado de ser un 12% a un 57% (3) (figura 1). Figura 1: Evolución de la edad de los donantes cardiacos 11 Estos dos factores contribuyen no solo a la escasez de órganos, sino a un empeoramiento en la calidad de los mismos, dado que se trata de donantes de edad más avanzada y con más comorbilidades. Actualmente se están planteando otras estrategias para aumentar el número de órganos disponibles. En algunos países se ha comenzado el trasplante de corazón de donantes en asistolia o donación tras muerte circulatoria (10). Con el uso de este tipo de donantes, no solo se consigue evitar el daño tisular que sufren los órganos por la liberación extrema de catecolaminas que tiene lugar durante la muerte cerebral, sino también se aumenta la cantidad de corazones disponibles. Sin embargo, esta práctica ha originado diversos problemas éticos debido a la técnica de extracción utilizada y al tiempo que se debe esperar desde que el paciente entra en asistolia hasta poder certificar la muerte del mismo (11). Para combatir esta restricción en el número de donantes, así como aumentar la población de pacientes en falla cardiaca susceptibles de recibir tratamiento, en los últimos años se observa un importante desarrollo del campo de las asistencias mecánicas circulatorias. Estos nuevos dispositivos nos aportan tiempo para la decisión y para la valoración completa del paciente, así como la posibilidad de recuperación funcional de otros órganos cuya disfunción contraindicaría un trasplante cardiaco. Las asistencias mecánicas circulatorias se han convertido en un recurso muy útil como puente al trasplante cardiaco, tan útil que, ante la enorme diferencia entre potenciales receptores de trasplante cardiaco y donantes, se han convertido en una opción terapéutica como tal en lo que se ha venido a llamar terapia de destino. 12 Figura 2: Estrategias de implante por año: (BTT: puente a trasplante, BTD: puente a decisión y terapia de destino). En la creciente epidemia de insuficiencia cardíaca el uso clínico de dispositivos de asistencia ventricular izquierda ha mejorado la calidad de vida y la supervivencia a largo plazo de esta enfermedad devastadora. La generación actual de dispositivos disponibles en el mercado ofrece un perfil más pequeño que simplifica la implantación quirúrgica, un diseño que optimiza las características del flujo sanguíneo, con menos eventos adversos y una mayor durabilidad que sus predecesores. A pesar de esto, el riesgo de eventos adversos sigue siendo significativo. La selección adecuada de pacientes sigue siendo clave para obtener resultados óptimos (13). El tipo de asistencia mecánica circulatoria a utilizar va a depender de la situación clínica del paciente, y esta viene definida por la clasificación “Intermacs” _(Interagency Registry for Mechanical Circulatory Support). 13 Dentro de los dispositivos de asistencia mecánica circulatoria se pueden distinguir dos grupos, los de corta y los de larga duración, cuyo uso vendrá condicionado por la situación clínica del paciente, comorbilidades y expectativa de vida a medio-largo plazo. -Dispositivos de Asistencia Ventricular de Corta duración (DAVCD): quedan reservados para asistir a los pacientes en situación de shock cardiogénico, hemodinámicamente inestables y que necesitan ganar tiempo de cara a la estabilización para la siguiente terapia. - Dispositivos de Asistencia Ventricular de Larga duración (DAVLD): se usan para los pacientes en situación de insuficiencia cardiaca avanzada durante un periodo de meses o años como puente al trasplante cardiaco, a la recuperación y en los últimos años se ha iniciado el uso de estos dispositivos como terapia de destino. Las características y definiciones, así como indicaciones y técnica quirúrgica de la asistencia ventricular de corta duración serán explicadas a profundidad en los siguientes apartados. Una parte importante de este trabajo de investigación se centrará en el dispositivo de asistencia de corta duración, específicamente el Centrimag de Thoratec, el cual es el disponible en la institución y más específicamente en su uso como asistencia ventricular izquierda. Los dispositivos de corta y larga duración en términos generales están indicados para el fracaso de uno de los ventrículos del corazón, mayoritariamente el ventrículo izquierdo. Salvo el uso del “ECMO” veno-arterial (Extracorporeal Membrane Oxygenation/Oxigenación por membrana extracorpórea) que proporciona soporte cardiaco y respiratorio, el cual es capaz de sustituir por completo ambas funciones, el resto de estos dispositivos tienen la limitación de solo aportar soporte para uno u otro lado del corazón. Esto da lugar a un grupo de pacientes con fallo ventricular derecho, pero no aptos para trasplante. 14 Como se puede observar en la figura 3, en los últimos años, más de un 25% de los pacientes en lista no son trasplantados en el año en el que son incluidos en lista. De ellos, hasta un 20% sufrirán un empeoramiento clínico que les hará ser excluidos de la lista de espera mientras que hasta un 19% serán excluidos por contraindicación médica derivada del tiempo de espera. Figura 3: Pacientes en lista de espera cardiaca a final de año (números absolutos) y porcentaje de activos a final de año del total de pacientes en lista. 3. Historia del tratamiento de la falla cardiaca refractaria El poco conocido Vladimir Petrovich Demikhov (1916–1998) fue el padre y pionero del trasplante. Con sus extravagantes experimentos y sus primeras intervenciones, demostró al mundo que “todo era posible”. Con tan solo 18 años diseñó y construyó el primer corazón artificial implantable. Este dispositivo fue capaz de mantener la circulación de un perro, tras la escisión del corazón nativo, durante 5 horas y media. El 15 sencillo aparato consistía en dos bombas diafragmáticas adyacentes que hacían la función de los 2 ventrículos, 2 cánulas venosas estaban conectadas a las aurículas y 2 cánulas arteriales a las arterias aorta y pulmonar (25). Vladimir Petrovich Demikhow fue repudiado en su país y nunca obtuvo suficiente reconocimiento a su carrera y a sus pioneras intervenciones. Los primeros datos sobre corazones artificiales modernos datan de 1957 durante la administración Kennedy en Estados Unidos. Sin embargo, diferentes centros a lo largo del país, así como algunos programas de investigación en la Alemania Occidental y en la Unión Soviética concentraron sus esfuerzos en trabajar y mejorar los diseños, la biocompatibilidad y durabilidad de los materiales y la mejora de resultados con un extenso trabajo de campo y experimentación con animales (26). El desarrollo del primer corazón artificial total se lo debemos al doctor William Kolff. Este médico holandés, junto con sus pupilos, entre ellos Tetsuzo Akutsu, diseñaron y usaron con éxito el primer corazón artificial consiguiendo así mantener la circulación de un perro durante 90 minutos (27). Tan solo una década después, en 1967, Christian Barnard realizaba en Sudáfrica el primer trasplante de corazón en humanos. Este hito en la medicina levantó gran entusiasmo, que sería posteriormente empañado debido a los malos resultados en la primera era postrasplante cardiaco (28). En 1969 Denton Cooley y Domingo Liotta, pupilo del anteriormente citado Dr. Kolff, realizaron el primer implante de un corazón artificial en humanos. Para ello usaron el “Liotta Heart” en un paciente de 47 años que tras una cirugía de ventriculoplastía remodeladora no pudo ser destetado de la circulación extracorpórea. Las primeras horas fueron un éxito en lo que a soporte hemodinámico se refiere, sin embargo, el paciente rápidamente desarrolló hemólisis y fracaso renal agudo, lo que los obligó a un trasplante cardiaco urgente a las 64 horas del implante del corazón artificial total. El paciente falleció tan solo 32 horas tras el trasplante debido a una agresiva sepsis por Pseudomonas (29). Sin embargo, el lograr llevar un paciente con un corazón artificial a un trasplante cardiaco ya ponía en el horizonte la posibilidad de lograrlo con éxito en el futuro. 16 La década de los 70 se caracterizó por un importante avance y desarrollo en el marco de la terapia inmunosupresora y con ello de los resultados inmediatos del trasplante cardiaco. Cabe destacar la introducción de la ciclosporina en el arsenal terapéutico del trasplante cardiaco, en 1972 lo que supuso un antes y un después. La utilización de la ciclosporina demostró ser un gran avance que ayudó a transformar el estado del trasplante de corazón y pulmón de un estatus casi experimental a una terapia establecida y validada. La ciclosporina inhibe la fase temprana de la activación de las células T y, por lo tanto, de la respuesta aloinmune. Norman Shumway y el grupo de Stanford publicaron unos resultados muy prometedores: la supervivencia a 1 año del trasplante cardiaco mejoró del 63% en 1980 al 83% en 1985 (31). Como era de prever, las mejoras progresivas en las terapias inmunosupresores dieron paso a una mejora espectacular de los resultados del trasplante cardiaco. Esto llevó a un abandono progresivo del implante de las asistencias ventriculares como terapia de destino y se fueron relegando a terapia como puente a trasplante cardiaco. Dicho acto permitió el crecimiento en el área de las asistencias como puente, tanto a decisión como a trasplante. 4. Dispositivos de asistencia ventricular Actualmente más de 26 millones de personas en todo el mundo presentan fallo cardiaco (41). En los últimos años se ha evidenciado que el uso de asistencias mecánicas circulatorias ha disminuido tanto la morbilidad como la mortalidad en este vasto grupo de pacientes. En junio de 2006 se publicó la escala clínica “Intermacs”. Esta escala se creó para evaluar el pronóstico de aquellos pacientes con insuficiencia cardiaca avanzada, que se encuentran en situación crítica y que requieren un trasplante cardiaco de manera urgente. Se trata de un registro multicéntrico a nivel mundial sobre soporte mecánico circulatorio. Esta clasificación establece siete niveles en función de la gravedad del 17 estado clínico del paciente y predice así un pronóstico en pacientes que se someten al implante de un dispositivo de asistencia ventricular (42). Clasificación de INTERMACS Figura 4: Clasificación de los perfiles del registro INTERMACS (15) Las asistencias ventriculares izquierdas en adultos son una realidad en países occidentales, sobre todo en Estados Unidos. En los últimos 5 años, las asistencias centrífugas de flujo continuo se han convertido en la tecnología dominante y la terapia de destino en la indicación de implante más común (12). A continuación, se expondrán los distintos tipos de dispositivos de soporte circulatorio izquierdo y derecho tanto de corta como de larga duración. Dispositivos de soporte circulatorio izquierdo de corta duración Las asistencias mecánicas circulatorias de corta duración se usan mayoritariamente para el tratamiento del shock cardiogénico en aquellos pacientes que están hemodinámicamente inestables y necesitan un tratamiento de instauración rápida y efectiva para sobreponerse y sobrevivir a la situación aguda. Su uso ofrece diversas 18 posibilidades, como puente a recuperación (shock postcardiotomía, miocarditis o shock post-IAM), puente a un dispositivo de larga duración o puente al trasplante cardiaco. 5. Trasplante cardiaco en un paciente con asistencia ventricular Aunque el trasplante cardiaco es la mejor opción, tiene una mortalidad de aproximadamente un 15% en el primer año (4.5). En consecuencia, es imprescindible evaluar el pronóstico de los pacientes con insuficiencia cardiaca avanzada. Con frecuencia se utiliza el estado funcional evaluado con la prueba de esfuerzo con consumo de oxígeno para determinar la elegibilidad para el trasplante. Un consumo pico de oxígeno en esfuerzo máximo < 14 ml/kg/min o < 12 ml/kg/min en pacientes tratados con bloqueadores beta se considera el valor de corte para el trasplante cardiaco (10). Si el ejercicio es submáximo, una pendiente de la curva de ventilación respecto al dióxido de carbono > 35 tiene también valor pronóstico. Una distancia recorrida en la prueba de 6 minutos de caminata < 300 m indica también un riesgo elevado. En los pacientes con inestabilidad hemodinámica, el trasplante puede realizarse con carácter de emergencia médica, precedido o no de una asistencia ventricular. Para estratificar a los pacientes que se encuentran en falla cardiaca avanzada, el Interagency Registry for Mechanical Assisted Circulatory Support (INTERMACS) estableció una clasificación que tiene utilidad pronóstica y clínica respecto a la necesidad y el tipo de asistencia mecánica circulatoria (11) (figura 4). Esta clasificación se ha aplicado también a los pacientes trasplantados en situación de emergencia médica y ha demostrado un peor pronóstico para los pacientes trasplantados en INTERMACS 1-2 que para los trasplantados en INTERMACS 3-4 (12). En consecuencia, se recomienda claramente la estabilización hemodinámica, con medicación o con asistencia mecánica circulatoria, antes del ser sometidos a un trasplante. 19 Se presenta un algoritmo para la toma de decisiones respecto al Trasplante cardiaco en la figura número 5. Figura 5: Algoritmo de toma de decisión para los pacientes con IC avanzada IC: insuficiencia cardiaca; INTERMACS: Interagency Registry for Mechanically Assisted Circulatory Support; PC: puente hasta la candidatura; PD: puente hasta la decisión; PR: puente hasta la recuperacion; PT: puente hasta el trasplante; TD: terapia de destino; TxC: trasplante cardiaco; VO2: consumo de oxígeno. En los pacientes clasificados como INTERMACS 1, deberá implantarse un dispositivo de asistencia ventricular de corta duración, preferiblemente un oxigenador de membrana extracorpóreo veno-arterial en situaciones como un estado neurológico no aclarado, inestabilidad hemodinámica grave o coagulopatía grave. 20 En situaciones menos catastróficas y en un INTERMACS 2, puede implantarse un dispositivo de asistencia ventricular de corto plazo univentricular o biventricular, como el Centrimag, ya que puede dar asistencia hasta 1 mes. Tras la reanimación del paciente, debe intentarse el destete y, si no es posible, es esencial evaluar la posibilidad de ingreso a la lista de trasplante cardiaco. El paso siguiente debe ser el cambio a un dispositivo de asistencia ventricular de larga duración, como puente a trasplante o como terapia de destino. Para los pacientes clasificados como INTERMACS 3, se recomienda un DAVLD, preferiblemente como soporte solo del ventrículo izquierdo. Después de un puente hasta la candidatura, si se resuelve la contraindicación (hipertensión arterial pulmonar, tiempo sin cáncer o exceso de peso), se deberá incluir al paciente en la lista de espera. A continuación, se mencionan las indicaciones generales para considerar un paciente apto para ser receptor de un trasplante cardiaco (tabla 1), así como las contraindicaciones para un paciente que se está valorando para eventual candidatura a receptor cardiaco (tabla 2). Indicaciones para trasplante cardiaco 21 Tabla 1: Indicaciones para trasplante cardiaco 22 Tabla 2: Contraindicaciones para el trasplante cardiaco 6. Justificación En la era en la que la insuficiencia cardiaca se ha convertido en una de las causas de morbimortalidad más importantes en los países desarrollados, parece imprescindible tratar de encontrar opciones reales, aplicables y reproducibles para sobreponerse a ello. Desde los años 60 y los primeros trasplantes de corazón, pasando por la introducción de corazones artificiales hasta la reciente década y la explosión del desarrollo en el campo de las asistencias mecánicas circulatorias, el mundo de la cirugía cardiaca se ha volcado en encontrar el dispositivo ideal para tratar a estos pacientes. La introducción de la ciclosporina permitió un avance inimaginable en el mundo del trasplante cardiaco, relegando las asistencias mecánicas circulatorias a casos anecdóticos (2). Con la mejora de la seguridad vial, así como de la salud en general, el número de donantes se ha reducido, lo que llevó a un avance en investigación y desarrollo de los dispositivos de asistencia mecánica circulatoria, que como corresponde a este caso, el desarrollo de un dispositivo que se encargue de darnos 23 tiempo para esperar un donante, tiempo para compensar el estado clínico y orgánico del paciente y por qué no, tiempo para que se recupere el corazón nativo del paciente. Como principales planteamientos se presenta este trabajo, dado que: 1. El aumento de la incidencia y la prevalencia de la falla cardíaca refractaria ha venido en incremento en nuestro país, sin lograr un impacto real en la mortalidad a corto y mediano plazo. El número de hospitalizaciones sigue en aumento por esta entidad y los costos tienen un impacto real en el campo médico y económico a nivel nacional. 2. La situación de insuficiencia cardiaca por fallo de ventrículo izquierdo, en el país ha venido a ser un reto, dado que hace pocos años únicamente se contaba con el balón de contrapulsación, años más tarde se tuvo la incorporación del ECMO (Extra Corporeal Membrane Oxigenation), sin embargo, como está ampliamente establecido por la literatura los pacientes en ECMO que se llevan a trasplante tienen una menor sobrevida que aquellos que se colocan en algún dispositivo de asistencia ventricular. Esto en el mundo ha venido a soportar la larga lista de espera en pacientes a los que se implanta como puente al trasplante y aumentar muy significativamente la supervivencia. 3. Ante la posibilidad de implantar una terapia como un dispositivo de asistencia ventricular izquierda, viene a ser necesario, valorar, revisar y actualizarse en el manejo, la toma de decisiones y las conductas a seguir tanto desde el punto de vista clínico, como el social. 4. El hecho de tener la terapia disponible en el Hospital Rafael Ángel Calderón Guardia, hace que nos veamos en la necesidad de revisar, explicar y reproducir las técnicas quirúrgicas de implantación del dispositivo Centrimag. 5. Ha existido un gran avance en la generación de dispositivos de asistencia ventricular, pero queda mucho camino por recorrer y existe una fuerte investigación e inversión de las compañías farmacéuticas en el desarrollo industrial de dispositivos cada vez mejores. 24 Con este trabajo se quiere fomentar la aplicación de un LVAD en situaciones graves con pacientes con fallo ventricular. 7. Objetivo principal • Reforzar que existe la posibilidad de utilizar un dispositivo de asistencia ventricular izquierda para tratar la falla cardíaca izquierda irreversible de forma temporal. Para recuperar la lesión aguda a otros órganos diana y poder llevar al paciente a un eventual trasplante cardíaco en las mejores condiciones o tener tiempo de estabilidad hemodinámica en un paciente hasta obtener un donante adecuado para realizar el trasplante cardíaco. 8. Objetivos específicos • Reforzar que la falla cardiaca terminal es una patología con una alta incidencia y prevalencia. Además de presentar un impacto en la economía mundial y una demanda alta del sistema hospitalario. • Explicar el motivo del desarrollo de las asistencias ventriculares, dada la poca disponibilidad de donantes para trasplante cardiaco. • Documentar las opciones terapéuticas que hay, en cuanto a los dispositivos de asistencia ventricular izquierda para corto plazo, explicar su uso y las indicaciones, contraindicaciones. • Evaluar el papel que cumple el ventrículo derecho de forma pre operatoria, trans operatoria y post operatoria en un paciente con un dispositivo de asistencia ventricular izquierda. • Ejemplificar la técnica de implante del Centrimag, el cual es el dispositivo de asistencia ventricular izquierda de corta duración disponible en nuestro país. • Desarrollar el manejo del paciente con un dispositivo de asistencia ventricular izquierda temporal como puente a trasplante cardiaco. 25 • Establecer y documentar las características del paciente en asistencia ventricular izquierda implantado como puente a trasplante, así como los resultados de dichos pacientes. 9. Marco teórico 10. Capítulo 1: La falla cardíaca terminal La falla cardíaca es una de las enfermedades más prevalentes en el mundo y pese a que en los últimos años la supervivencia ha mejorado, las tasas de mortalidad absoluta se mantienen alrededor del 20% en el primer año y 50% a los cinco años posteriores al diagnóstico. Es por esto que se han establecido diferentes estrategias de manejo, incluyendo dispositivos cardiovasculares implantables, dispositivos de asistencia mecánica y cirugía cardiovascular, con el fin de optimizar el estado de salud de los pacientes (1). Sin embargo, existe un subgrupo de pacientes, que pese a un manejo médico óptimo, progresan y desarrollan síntomas severos y evolucionan a insuficiencia cardíaca avanzada, refractaria o estadio D, en quienes una de las opciones viables para mejoras su calidad de vida y su estado funcional, es el trasplante cardiaco, el cual es considerado el tratamiento más adecuado en estos casos (1,2). La insuficiencia cardíaca es un problema de salud pública importante que se caracteriza por una mortalidad relevante, hospitalizaciones frecuentes y escasa calidad de vida, con una prevalencia global que está aumentando. En Europa, la prevalencia de insuficiencia cardíaca se sitúa en un 2-3%, y se calcula que afecta a un 10-20% de los pacientes mayores de 65 años (18). La mortalidad intrahospitalaria es elevada y los reingresos frecuentes (19,20). La cardiopatía isquémica es la causa más frecuente para un 60- 70% de los pacientes, especialmente los de edad avanzada (21). 26 En pacientes con falla cardiaca, es frecuente la disfunción renal, cuya prevalencia aumenta con la gravedad de la IC, la edad, los antecedentes de hipertensión o la diabetes mellitus. La insuficiencia renal está aceptada como un factor de mal pronóstico en el desarrollo de la enfermedad y se estima que pueden sufrirla un 30-50% de los pacientes ingresados (18). La insuficiencia cardiaca es una de las enfermedades con mayor impacto sanitario, no solo por su alta prevalencia, sino también por las complicaciones agudas y crónicas que produce, pues ocasiona un elevado consumo de recursos sanitarios (21). En general, el manejo consume un 1-2% del gasto sanitario de los países europeos, los cuales son de los pocos lugares que realmente reportan su estadística en esta área y se estima que un 75% aproximadamente corresponde a gastos de hospitalización (21,22). Aunque la mayoría de los pacientes con insuficiencia cardiaca con fracción de eyección reducida (HFrEF) responden a la terapia médica óptima, algunos pacientes no mejoran o experimentan recurrencias rápidas y repetitivas de los síntomas. Estos pacientes tienen síntomas en reposo o con un esfuerzo mínimo y a menudo, requieren hospitalizaciones prolongadas y repetidas para un tratamiento intensivo, control de volumen y optimización de tratamiento farmacológico. La American College of Cardiology Foundation / American Heart Association clasifica a los pacientes con IC crónica con síntomas graves a pesar de la máxima terapia médica dirigida por las guías como pacientes con IC en estadio D (23) (tabla 3). Las estrategias especializadas para pacientes con insuficiencia cardiaca con fracción de eyección reducida (HFrEF) refractaria incluyen vasodilatadores intravenosos e inotrópicos, ultrafiltración, soporte circulatorio mecánico, cirugía cardiaca (si su patología de fondo es manejable de forma quirúrgica, ya sea con cirugía valvular, revascularización o remodelado ventricular) que incluye trasplante cardíaco y cuidados paliativos. 11. Definición de insuficiencia cardíaca refractaria 27 La insuficiencia cardiaca avanzada o refractaria se puede definir como la persistencia de síntomas que limitan la vida diaria (funcional clase III o IV de la New York Heart Association [NYHA]) (tabla 4) a pesar de un tratamiento previo óptimo máximo tolerado por el paciente, con fármacos de eficacia probada para la enfermedad, es decir inhibidores de la ECA, antagonistas del receptor de angiotensina II (ARA-II), diuréticos, digoxina y betabloqueantes10. A la última clasificación propuesta por el ACC / AHA, 3 esto corresponde a insuficiencia cardiaca en estadio D. Esto se refiere a pacientes con corazón con lesión estructural avanzada, enfermedad y signos graves de insuficiencia cardiaca en reposo que son candidatos, en ausencia de contraindicaciones, para otras intervenciones especializadas, como el trasplante de corazón, remodelado ventricular, implantación de dispositivos de asistencia mecánica o la administración de fármacos inotrópicos intravenosos. La falla cardiaca terminal es el último paso en la insuficiencia cardiaca avanzada, donde hay una muy mala respuesta a todas las formas de tratamiento, en el contexto de tener lesión de otros órganos (lesión renal, hepática, ventilación mecánica o cuadros sépticos asociados) se considera un paciente no apto para ser sometido a un trasplante cardiaco, dado que el pronóstico de sobrevida posterior a la intervención quirúrgica no impactaría de forma significativa en su mortalidad a corto plazo (por definición, el trasplante cardiaco ya no está indicado). 28 Tabla número 3: Recomendaciones en el manejo de la falla cardiaca estadio D Tabla número 4 Clasificación de la New York Heart Association (NYHA) de la insuficiencia cardiaca (IC). Original de las Guías de práctica clínica sobre el diagnóstico y tratamiento de la insuficiencia cardiaca crónica. 29 12. Capítulo 2: El desarrollo de las asistencias ventriculares como terapia emergente La insuficiencia cardiaca crónica progresiva y refractaria supone un problema de salud de primer orden, con implicaciones para el paciente y toda la sociedad por su repercusión económica. Por eso se han desarrollado los dispositivos de asistencia ventricular (DAV) para el tratamiento de situaciones que comprometen gravemente la vida del paciente siempre en el contexto de la disfunción ventricular avanzada, de forma aguda como en el shock cardiogénico de cualquier etiología o de forma crónica en la IC refractaria. Son aparatos muy diferentes entre sí en cuanto al diseño, modo de funcionamiento, durabilidad, técnica y lugar de implantación o coste, por lo que nos enfocaremos en un análisis esquemático. Paralelamente al inicio de la circulación extracorpórea, se desarrolló el concepto de asistencia circulatoria prolongada para apoyar el corazón que claudica o que no se recupera tras cirugía cardíaca, comenzando a emplearse a partir de 1950 la derivación parcial con bomba de rodillo y un oxigenador interpuesto. En la década de 1960 del siglo XX se siguió experimentando con diversos sistemas de contrapulsación (Claus, 1961) hasta llegar al balón intraaórtico (Moulopoulos, 1962; Kantrowitz, 1968), y simultáneamente se desarrollan sistemas de derivación izquierda sin oxigenador entre aurícula izquierda y aorta (DeBakey, 1963) o con dispositivos apicoaórticos. En las décadas de 1970 y 1980 los avances tecnológicos y el trasplante cardíaco estimularon el desarrollo de dispositivos paracorpóreos o implantables (como el corazón artificial Jarvik-7) eléctricos o neumáticos; la orientación inicial como apoyo circulatorio post-CEC dio enseguida paso al uso como espera al donante óptimo para trasplante (Cooley, 1969; Griffith, 1986) o como dispositivo permanente (De Vries, 1982; Pierce, 1986). Por otra parte, el National Heart, Lung, and Blood Institute (NHLBI) inició en enero de 1988 una serie de contratos-programa con seis centros de 30 investigación para diseñar un aparato implantable con motor eléctrico de corriente continua, que fue el germen del corazón artificial total actual. La década de 1990 supuso el despegue de la asistencia como un tratamiento demostrado y efectivo, a la vez que crecía el número de implantes y de centros especializados; desde entonces y hasta la actualidad los esfuerzos se han orientado a hacer dispositivos más pequeños y duraderos en fuente de alimentación y tiempos de apoyo, desarrollándose los DAV izquierdos totalmente implantables, las bombas de flujo axial y minicentrífugas y el corazón artificial total implantable. Indudablemente, el diseño y desarrollo de dispositivos de asistencia ventricular sólo ha sido posible por un proceso paralelo de investigación y mejoras tecnológicas a lo largo del tiempo y en diversos campos como biomateriales, modelos de flujo y mecanismos de bombeo, control fisiológico sobre el dispositivo, tecnología quirúrgica y fuentes de energía. La tabla 5 recoge algunos de los momentos más importantes en la historia de las asistencias ventriculares en su desarrollo. Tabla número 5: Acontecimientos más importantes en el desarrollo inicial de las asistencias ventriculares. Tomado de revista española y cirugía cardiovascular 2008, Concepto, historia y métodos de asistencia ventricular. Enrique Pérez de la Sota, Hospital 12 de octubre, Madrid. Conceptualmente, un DAV es cualquier dispositivo intra o extracorpóreo utilizado para apoyar o sustituir la función cardíaca de forma temporal o permanente. Esa definición 31 tan escueta y aparentemente genérica acota con precisión los objetivos y modos de la asistencia ventricular: – Realiza la función cardiaca de forma parcial o total. – Su utilización puede ser temporal o permanente. – Queda dentro del paciente totalmente o atraviesa la piel (cánulas o líneas/ cables). Esa gama de posibilidades hace que muy diversos dispositivos y sistemas puedan ser considerados cómo dispositivos de asistencia ventricular, de los cuales se citan algunos: – Asistencias mecánicas (en orden creciente de complejidad técnica): • Balón de contrapulsación intra aórtico. • Oxigenación de membrana extracorpórea (ECMO, extracorporeal membrane oxygenation). • Impella, TandemHeart, Centrimag • Corazón artificial total (Syncardia y Biocor). Todos estos y cada uno de los dispositivos mencionados tendrán un uso específico, así como indicaciones y contraindicaciones para su uso se desarrollará de forma más extensa en los próximos capítulos el uso del dispositivo Centrimag. 13. Capítulo 3: Dispositivos de asistencia ventricular izquierda de corta duración Las asistencias mecánicas circulatorias de corta duración se usan mayoritariamente para el tratamiento del shock cardiogénico en aquellos pacientes que están hemodinámicamente inestables y necesitan un tratamiento de instauración rápida y efectiva para sobreponerse y sobrevivir a la situación aguda. Su uso ofrece diversas posibilidades, como puente a decisión, puente a recuperación (shock post cardiotomía, 32 miocarditis o shock post-IAM), puente a un dispositivo de larga duración o puente al trasplante cardiaco. A grandes rasgos, los dispositivos más usados en la actualidad como asistencia ventricular izquierda de corta duración se denotan a continuación con su respectiva caracterización. -Balón de contrapulsación intra-aórtico (IABP, por sus siglas en inglés: Intra Aortic Balloon Pump): se implanta de forma percutánea a través de la arteria femoral. Cuenta con un balón que se sitúa en la aorta descendente proximal justo por debajo de la salida de la arteria subclavia izquierda. El inflado del balón en diástole induce una mayor presión de perfusión diastólica en las arterias coronarias, mejorando la perfusión miocárdica, mientras que el desinflado activo en sístole descarga el corazón al disminuir la poscarga del ventrículo izquierdo. Es capaz de aumentar el gasto cardiaco en menos de 1 l/min. -Impella: Los dispositivos Impella son bombas intravasculares de flujo axial implantadas sobre un catéter, que se colocan a través de la válvula aórtica. En este caso se hablará solo de los Impella izquierdos. Constan de una doble luz con dos motores, una luz distal situada en el ventrículo izquierdo que succiona sangre y la impulsa a través del dispositivo en la segunda luz que se encuentra en la aorta ascendente por encima de la válvula aórtica. Con ello se consigue mejorar el gasto cardiaco, así como una descarga del ventrículo izquierdo. -Implante percutáneo: Impella 2.5 y CP. Se implantan de forma percutánea normalmente a través de la arteria femoral. Aportan un flujo de hasta 3,5l/min. -Implante quirúrgico: Impella 5.0 y 5.5. Se implantan de forma quirúrgica a través de la arteria axilar o femoral. Son capaces de aportar un flujo de hasta 5l/min. -Oxigenación por membrana extracorpórea (ECMO): es una técnica extracorpórea que es capaz de proporcionar de forma temporal soporte cardiaco y respiratorio a pacientes cuyos pulmones y corazón están gravemente dañados y no pueden desarrollar su función. 33 -TandemHeart: utiliza una cánula colocada desde la vena femoral en aurícula izquierda a través del septo interauricular para drenar la sangre oxigenada y facilitando también la descarga del ventrículo izquierdo, reinfundiéndola en la aorta abdominal distal o en las arterias ilíacas a través una cánula implantada en la arteria femoral, mediante una bomba centrífuga de flujo continuo que permite hasta 4l/min de soporte. -Centrimag Levitronix: es una bomba centrífuga, paracorpórea, con la peculiaridad de que funciona por levitación magnética, genera menos trauma y reacción inflamatoria. Permite asistencia ventricular izquierda, ventricular derecha o biventricular y se le puede intercalar un oxigenador en caso de problemas de oxigenación. Amerita canulación central. Indicaciones de uso de asistencia ventricular La selección de los pacientes implica tres áreas de decisión: a) ¿Qué tipo de asistencia? b) ¿Cuál es el riesgo? c) ¿Cuál es el mejor momento para la implantación? La selección identifica a los pacientes con insuficiencia cardíaca refractaria o shock cardiogénico con alto riesgo de muerte. (25) Este grupo, con afectación multiorgánica en la mayoría de los casos, tiene un pronóstico pésimo a corto plazo; sin la asistencia ventricular, la mortalidad es superior al 65% durante la primera semana. (26) Los criterios para indicar la asistencia ventricular como puente al trasplante o recuperación se enumeran en la tabla 6. La adaptación a la insuficiencia cardíaca es variable. Algunos pacientes demuestran una excelente adaptación al bajo gasto sin síntomas de insuficiencia cardíaca o evidencia de daño de otros órganos y buen pronóstico, mientras que otros mantienen un gasto aceptable, pero están sintomáticos y desarrollan falla multiorgánica. Todo este 34 cuadro depende de qué tan agudo se ha desarrollado el cuadro, los mecanismos fisiológicos compensatorios, la reserva funcional de cada paciente, la optimización del manejo médico y los episodios agravantes o desencadenantes del cuadro sintomático. (27) La indicación como terapia definitiva no exige un estado clínico tan crítico, quedando descartados los pacientes con shock cardiogénico agudo o falla multiorgánica grave: (25) a) insuficiencia cardíaca de grado III-IV de la NYHA, b) tratamiento médico máximo, c) fracción de eyección ≤ 20%d) consumo de oxígeno ≤ 12 ml × kg-1 × min-1. Es por eso que en este tipo de paciente se decide optar inicialmente por una asistencia ventricular de corta duración, con el objetivo de poder valorar la recuperabilidad multiorgánica y buscar compensar al paciente, antes de tomar una decisión más definitiva. Así también si el paciente ya está aceptado en una lista de espera para trasplante cardiaco, pero sufre una descompensación aguda que amerita soporte ventricular, una asistencia de corta duración en espera de un corazón donador es una de las terapias de elección. Tabla 6: Criterios de inclusión y exclusión para asistencia ventricular como puente al trasplante cardiaco, tomado de Revista Argentina de Cardiología, Articulo: Asistencia ventricular: definitiva, puente al trasplante o recuperación. 35 Los siguientes factores pre implantación de la asistencia ventricular están asociados con elevado riesgo y mala evolución: (25): A) Enfermedad pulmonar crónica o insuficiencia ventricular derecha. La asistencia ventricular, principalmente la canulación central, reduce las presiones de llenado y la poscarga del ventrículo derecho. Si las resistencias pulmonares están elevadas y son fijas, la asistencia izquierda incrementa el gasto derecho y no reduce la poscarga, produciéndose falla derecha, que dependerá de su reserva ventricular derecha, la cual con un deterioro que puede ser progresivo o tan agudo cómo al momento de implantación en sala de operaciones, por lo que requerirá una asistencia biventricular. Son factores de riesgo preimplantación para el desarrollo de falla ventricular derecha el antecedente haber requerido una asistencia ventircular derecha, la elevación de la presión venosa central, la insuficiencia tricúspidea, la disfunción ventricular derecha asociada con presiones bajas de la arteria pulmonar, las arritmias, el infarto con afectación del ventrículo derecho, la reducción de la saturación venosa mixta (28). En la asistencia ventricular como puente al trasplante no es una contraindicación si la elevación de las resistencias pulmonares, descarta el trasplante. Por el contrario, existe la posibilidad de asistir al ventrículo izquierdo y de forma sub aguda o posterior ver cómo evolucionan las resistencias vasculares pulmonares, las cuales, en caso de disminuir, predicen que un eventual trasplante se puede llevar a cabo posteriormente. B) La insuficiencia renal o hepática son factores de riesgo o incluso en algunos casos, contraindicación absoluta y deben ser individualizados. C) Enfermedad valvular. La insuficiencia valvular aórtica se agrava al iniciar la asistencia izquierda. La prótesis mecánica en posición aórtica, se recomienda en algunos casos que se debe sustituir por una bioprótesis e incluso se ha propuesto el cierre con pericardio del anillo valvular, dado que, si el ventrículo no logra realizar una eyección efectiva, el riesgo de trombosis valvular con eventual extensión a los ostiums coronarios, sería deletéreo para la evolución del paciente (29). La estenosis mitral se debe corregir y la insuficiencia mitral, más que moderada, sería candidata a una reparación o reemplazo valvular, si su mecanismo no es por alteración 36 de la geometría ventricular, es poco probable que, con el implante de la asistencia, la insuficiencia mitral mejore. D) Las arritmias ventriculares son un factor de riesgo. Sin embargo, en ausencia de resistencias pulmonares elevadas, los pacientes con asistencia izquierda pueden mantener el gasto cardiaco durante la fibrilación ventricular, estableciendo una circulación tipo Fontan, mediada por gradientes de presión. e) Shunts intracardíacos. El foramen oval o la comunicación interauricular deben cerrarse para evitar un cortocircuito derecha-izquierda. El registro Novacor muestra que están asociadas con evolución desfavorable la insuficiencia respiratoria, la falla ventricular derecha y la edad > 65 años. En la tabla 7 se describen las escalas de riesgo de Columbia y Bad Oeynhausen (25, 30, 31). 37 Tabla 7: Escalas de riesgo de Columbia y de Bad Oeynhausen, para morbilidad y mortalidad en pacientes a los que se les implantará un dispositivo de asistencia ventricular izquierda. Columbia: menor a 5 puntos, riesgo bajo. Bad Oeynhausen: menor a 10 puntos, riesgo normal; de 11-20 puntos, riesgo moderado; mayor a 20 puntos, riesgo alto. El momento de la indicación es importante: ni demasiado tarde cuando hay repercusiones sistémicas severas porque los recursos desesperados se asocian con fracasos y descrédito de la técnica, ni demasiado pronto porque la asistencia lleva inherentes riesgos significativos, principalmente infección y tromboembolia. Tipos de indicación En el Registro ISHLT predomina la indicación como puente al trasplante (75% de casos) (32). La indicación para recuperación está alcanzando un protagonismo creciente y la asistencia definitiva se ha incorporado desde 2002 para pacientes con contraindicación para el trasplante. Puente al trasplante 38 Es la indicación que ha generado el desarrollo de la mayoría de las asistencias ventriculares y ha alcanzado la madurez, como lo demuestran más de 10.000 asistencias de la empresa Thoratec implantadas hasta el 2012. El tipo de asistencia, de corta o larga duración, depende del tiempo de espera previsto, mientras que en los Estados Unidos y en varios países europeos son necesarias asistencias de medio-largo plazo; en España, estos pacientes pueden ser incluidos en código urgente y el trasplante es previsible en menos de una semana. Tradicionalmente, había predominado la asistencia biventricular y así, en el Registro Thoratec de 1999, el 59,5% de las asistencias habían sido biventriculares. El mejor conocimiento de la fisiopatología de la falla derecha y el inicio de la AV izquierda con flujos limitados han reducido las asistencias biventriculares al 41% en favor de las asistencias izquierdas (59%) (33). En los diferentes registros, más del 60% logran ser trasplantados y los resultados del trasplante son similares a los de los pacientes que no han necesitado asistencia. Esta indicación está justificada, si comparamos esta supervivencia (> 60%, periodo de asistencia + trasplante) frente a una supervivencia próxima al 0% sin la asistencia, en caso de no conseguir un corazón donante en el momento necesario o de ser sometido el paciente en una falla aguda a un trasplante cardiaco, con lo que su sobrevida y los resultados serían muy limitados en estos casos emergentes. Recuperación Esta indicación estaba reservada para pacientes con miocarditis. Sin embargo, varios hallazgos han generado un interés creciente: – La recuperación de la función sistólica ventricular izquierda de pacientes en lista de espera de trasplante bajo asistencias ventriculares. (18, 34-36). – La reducción del colágeno y del tamaño de los miocitos, reduciendo la fibrosis y la hipertrofia después de la asistencia ventricular. (37, 38) – La ecocardiografía y el Doppler tisular identifican la recuperación y podrían predecir qué pacientes pueden ser explantados con éxito de una asistencia. (39-41) 39 En general los pacientes que pueden beneficiarse con la asistencia como puente a recuperación son (42). – Miocarditis o miocardiopatía etílica. – Fracaso del injerto cardíaco pos trasplante. (43, 44) La desproporción entre receptores-donantes ha introducido a los donantes subóptimos; en estos casos se asocia el mayor uso de asistencias durante las tres primeras semanas pos trasplante, en receptor o donante marginal. – Shock cardiogénico pos infarto: aproximadamente el 56% de los pacientes sobrevivieron luego de una asistencia media de 31 días y el 60% de los supervivientes recuperaron su función cardíaca (45). – Síndrome poscardiotomía. En el estudio Thoratec, (33) el 30% de los pacientes fueron desconectados con éxito, el 30% fueron trasplantados y el 40% fallecieron. – La posibilidad de recuperación justifica la reevaluación de los pacientes en lista de espera para trasplante (34, 36). Asistencia definitiva La permanencia en lista de espera para trasplante con asistencias ventriculares, durante periodos superiores a un año planteó el uso como terapia definitiva con HeartMate I y Novacor. El estudio REMATCH es un ensayo aleatorizado: Heartmate I versus tratamiento médico en pacientes con contraindicación para el trasplante (19). La supervivencia fue mayor después de la asistencia a los 12 meses (51% versus 28%; p < 0,001), 24 meses (24% versus 8%; p < 0,0004) y 36 meses (16% versus 8%; p < 0,006), a pesar de fallas del sistema, con el 10% de los pacientes fallecidos por disfunción de la asistencia (37-41). El estudio INTrEPID con Novacor también ha demostrado el beneficio de la AV definitiva. Los resultados del estudio REMATCH y la experiencia con Novacor en pacientes que han superado varios años de asistencia y una experiencia acumulada de 484 años en 1.360 implantes (46), generaron el interés y su aprobación por la FDA como terapia de destino. (21) Es previsible que este sea el grupo con mayor 40 incremento en el registro ISHLT, aunque a expensas de pacientes de edad avanzada y gran comorbilidad. 14. Capítulo 4: El ventrículo derecho con asistencia ventricular izquierda El estudio del corazón se ha centrado siempre en el ventrículo izquierdo. No fue hasta la segunda mitad del siglo XX cuando aumentó el interés sobre el ventrículo derecho, en aspectos como la hipertensión pulmonar, la cirugía de las cardiopatías congénitas y el infarto del ventrículo derecho. En el comienzo de la década de los 80 emergió el creciente interés con el desarrollo de nuevas técnicas de imagen, distintos abordajes quirúrgicos, mejora de la interpretación del infarto e isquemia del ventrículo derecho y una creciente investigación fisiológica de los parámetros hemodinámicos y de la interdependencia de ambos ventrículos (17). Ya en las últimas décadas es cuando se ha sido testigo de los avances en ecocardiografía y resonancia nuclear magnética que han ampliado el estudio de la anatomía y fisiología del ventrículo derecho (18). La disfunción del ventrículo derecho se define como evidencia de una estructura o función anormal del ventrículo y se asocia con malos resultados clínicos, independientemente del mecanismo subyacente de la enfermedad: - Pacientes con insuficiencia cardíaca crónica - Post cirugía cardiaca - Infarto agudo de miocardio -Cardiopatía congénita -Hipertensión pulmonar 41 Para distinguir la insuficiencia cardiaca derecha de la disfunción del ventricular estructural, se define la insuficiencia cardiaca derecha como un síndrome clínico con signos y síntomas resultantes de la disfunción del ventricular. La insuficiencia cardiaca derecha es causada por la incapacidad del ventrículo derecho de soportar una circulación óptima en presencia de una adecuada precarga, generando, un síndrome clínico complejo, que puede resultar de cualquier modificación estructural o funcional que altere la función sistólica o diastólica del ventrículo. Los síntomas y signos más importantes son edemas, sobrecarga del sistema venoso de retorno, disminución del gasto cardíaco, y arritmias auriculares o ventriculares. Clásicamente, la disfunción del ventrículo derecho se ha atribuido a problemas del miocardio, sobrecarga ventricular derecha durante el ciclo cardiaco o incluso obstrucción del tracto de salida del ventrículo derecho. Sin embargo, hay estudios que sugieren que la función ventricular izquierda puede tener efecto en la función ventricular derecha. Esto se debe a la interdependencia ventricular, definida como las fuerzas que se transmiten de un ventrículo a otro a través del miocardio y del pericardio (19). Este fenómeno por el cual la alteración de la función de un ventrículo causa cambios en el llenado del otro ventrículo va a resultar crítico a la hora de decidir el tipo de soporte ventricular que necesita el paciente. La implantación de una asistencia ventricular que va a trabajar de forma simultánea con ambos ventrículos va a tener un efecto tanto hemodinámico como mecánico que va a afectar a la función ventricular. El fracaso crónico del ventrículo izquierdo va a causar insuficiencia mitral que conlleva la aparición de hipertensión pulmonar, hipertrofia ventricular derecha y aumento de presiones del ventrículo derecho. Como es sabido, la implantación de una asistencia ventricular izquierda va a disminuir las resistencias vasculares pulmonares aumentando el retorno venoso. Estos efectos van a ser compensados por un ventrículo derecho con buena función sistólica. En este escenario es rara la necesidad de soporte ventricular derecho concomitante. Sin embargo, si la insuficiencia cardiaca crónica va acompañada de presiones venosas centrales elevadas y presiones pulmonares bajas, es probable que haya cierto grado de disfunción del ventrículo derecho. Dada la configuración en serie del corazón derecho y el izquierdo, cualquier incremento de flujo en la circulación sistémica como consecuencia de la asistencia ventricular 42 izquierda va a conllevar un incremento del retorno venoso y del gasto cardiaco para el ventrículo izquierdo. Por eso mismo, el ventrículo derecho tiene que ser capaz de aumentar ese gasto cardiaco al menos en la misma cuantía que el volumen bombeado por la asistencia ventricular izquierda para conseguir un retorno adecuado al corazón izquierdo y a la asistencia ventricular izquierda. En los pacientes con insuficiencia cardiaca crónica el flujo se va, al menos, a duplicar después la implantación de una asistencia ventricular izquierda. Por eso la disfunción ventricular derecha puede que solo se haga evidente tras la cirugía. En este escenario agudo que es la implantación de una asistencia ventricular izquierda, la dependencia ventricular es determinante en la fisiopatología del fallo derecho. La descompresión del ventrículo izquierdo tras el implante de la asistencia ventricular izquierda va a aumentar el retorno venoso sistémico condicionando una sobrecarga del ventrículo derecho, una dilatación ventricular derecha, insuficiencia tricuspídea, desviando el septo interventricular hacia la izquierda y disminuyendo el volumen de eyección del ventrículo derecho. Esto va a tener un efecto directo de disminución de la contractilidad del ventrículo derecho. La dilatación del ventricular va a causar además un efecto de compresión pericárdica. Todas estas alteraciones disminuyen la distensibilidad y la precarga reduciendo progresivamente el gasto cardíaco. La interdependencia ventricular juega un papel básico en el fracaso del ventrículo derecho. La disminución de la función ventricular izquierda disminuye la asistencia al derecho lo que disminuye su presión sistólica y el volumen de eyección. El grado de fallo derecho va a depender de la disfunción previa del ventrículo derecho, del grado de disminución de la poscarga y de la presencia de isquemias regionales, sobre todo del septo interventricular. Como resumen, se puede decir que la función derecha es muy dependiente de la poscarga, pero también de la precarga, a las que se somete tras la implantación de una asistencia ventricular izquierda y siendo deletéreo el aumento de flujo y elevación de la presión pulmonar (20). La disfunción ventricular derecha tiene impacto en la supervivencia. Hasta en un 30% de los pacientes que se someten a la implantación de una asistencia ventricular izquierda va a desarrollar fallo ventricular derecho (21). Es básica la identificación 43 precoz de aquellos pacientes con riesgo de fallo ventricular derecho de cara a decidir si el paciente necesita soporte derecho temporal o de larga duración en el momento del implante de una asistencia ventricular izquierda. Los resultados de la asistencia ventricular mecánica, independientemente de la etiología, son claramente peores en el caso de pacientes con fallo biventricular. Esto se debe a los efectos deletéreos del fallo ventricular derecho en la perfusión global (22). Los pacientes que requieren soporte mecánico circulatorio biventricular suponen una cohorte más enferma y crítica de pacientes que se va a ver afectada en los resultados a largo plazo influenciado por una muerte prematura. Según el cuarto registro anual de Intermacs, la necesidad de soporte biventricular está asociado con una marcada reducción de la supervivencia. Sin embargo, esta es mejor si la asistencia mecánica circulatoria es un corazón artificial total en vez de una asistencia biventricular (23). El último registro anual de Intermacs identifica distintos factores de riesgo de mortalidad preimplante del dispositivo de asistencia mecánica circulatoria (12). El mayor responsable de mortalidad temprana es la necesidad de soporte mecánico circulatorio para el ventrículo derecho, identificando así la disfunción del VD como un predictor independiente de morbimortalidad (12, 24). 15. Capítulo 5: Implante de dispositivo de asistencia ventricular izquierda, CentriMag Ò Thoratec CentriMag es un dispositivo centrífugo y extracorpóreo que proporciona estabilidad hemodinámica a los pacientes que necesitan soporte cardiocirculatorio. CentriMag como bomba sanguínea tiene la aprobación tanto en Europa como en los Estados Unidos, para el uso hasta 30 días para soporte hemodinámico en pacientes como dispositivo de asistencia ventricular de corta duración, como puente a recuperación y a trasplante. También tiene la autorización para el uso hasta 30 días como componente de un circuito de ECMO para proporcionar apoyo en pacientes que precisan asistencia cardiaca y/o respiratoria. Los objetivos del tratamiento con el CentriMag vienen dados por sus propias características, ya que su duración no debe exceder los 30 días y por el perfil clínico 44 del paciente. Así CentriMag tiene como objetivo proporcionar el soporte circulatorio como puente a: recuperación, trasplante o decisión. En este dispositivo la bomba impulsora de sangre levita magnéticamente lo que proporciona un ambiente libre de contacto con la sangre y por ello ayuda a minimizar las complicaciones relacionadas con la sangre como la hemólisis (47). Componentes del dispositivo: Consola: de manejo manual con microprocesador de señal primaria de control del motor y monitor de los sensores del sistema, generando las salidas hacia el panel frontal. La consola suministra información sobre el sistema de bombeo, los índices de gasto cardíaco, revoluciones, flujo, presión, etc. Integra un sistema de alarma sonora para alertar sobre cambios de estos parámetros. Bomba de sangre: centrífuga, estéril y desechable, es el único elemento del dispositivo de un solo uso, para asistencia circulatoria mecánica temporal (máximo de 30 días), hecha en policarbonato. Motor: sirve de soporte a la bomba de sangre y acciona el rotor. Conductos y cánulas: el sistema incluye dos cánulas, una salida de 22F y otra entrada de 32F Sonda de flujo no invasiva: mide el flujo que se visualiza en la pantalla. Especificaciones técnicas 1. Potencia hemodinámica: CentriMag es capaz de proporcionar flujos de hasta 9,9 L/min. 2. Fisiología del paciente en relación con el tipo de dispositivo: La bomba contiene una cámara de entrada y otra de salida que están en ángulo recto entre sí y un impulsor. Cuando el impulsor rota se genera un gradiente entre el centro y el borde externo de la bomba, provocando que la sangre fluya desde la entrada a la salida. Tanto la rotación del impulsor como el flujo de sangre resultante no dependen ni de la altura ni de la 45 posición de la bomba. El flujo que genera la bomba depende de la velocidad del impulsor y de la diferencia de presiones entre la cámara de entrada y de salida. En la práctica clínica el flujo generado en la bomba depende de: • Velocidad de la bomba • Precarga (auricular o ventricular) • Poscarga (arterial) • Resistencia en la cánula de entrada • Resistencia en la cánula de salida • Longitud de conductos 3. Monitorización hemodinámica: Su control con el soporte con CentriMag tiene algunas consideraciones especiales: • La curva de presión arterial muestra una reducción significativa de la presión de pulso (sistólica-diastólica) cuando el VI se vacía (descarga) completamente. • Se observa un incremento en la presión de pulso si el ventrículo recupera, cuando disminuye el flujo de la bomba o si aumenta la volemia del paciente. • De igual forma se observarán estos cambios en la curva de presión pulmonar si estamos ante una asistencia ventricular derecha. 4. Soporte univentricular o biventricular: El sistema de CentriMag se puede usar para asistencia ventricular izquierda, derecha o biventricular, según sea la necesidad de cada paciente. Selección del paciente El sistema es capaz de proporcionar soporte circulatorio en pacientes con IC aguda de diferentes etiologías en situaciones de compromiso hemodinámico severo. La primera indicación de CentriMag fue el soporte temporal circulatorio durante 30 días en pacientes con shock cardiogénico, debido a fallo ventricular derecho agudo. Posteriormente se aceptó como soporte temporal circulatorio también con un máximo 46 de 30 días en pacientes con shock cardiogénico post cardiotomía tras el fallo en la salida de circulación extracorpórea durante la cirugía cardiaca. En la actualidad la indicación de CentriMag es la necesidad de soporte circulatorio uni o biventricular en pacientes con shock por disfunción ventricular como puente a decisión, recuperación o trasplante. CentriMag está contraindicado en pacientes que no pueden recibir heparina o anticoagulación apropiada alternativa, pacientes con enfermedades terminales no recuperables, pacientes sin red de apoyo psico-social (48). Preparación del sistema o dispositivo Los componentes del sistema CentriMag se almacenarán en el área de quirófanos para su inmediata disponibilidad en caso de ser necesarios. La consola primaria y de repuesto deben almacenarse conectadas a la corriente eléctrica para asegurarse de que las baterías siempre están completamente cargadas. Tanto el sistema principal como el de repuesto (consolas y motores) deben estar siempre próximos al paciente por si es necesario cambiar del sistema principal al de repuesto (49). • Instalación/configuración del sistema de asistencia ventricular: habitualmente se realiza en situaciones de emergencia. El procedimiento para la instalación del soporte con CentriMag puede adaptarse a las necesidades individuales y a la anatomía del paciente. Existen además diferentes métodos de cebado de la bomba y del circuito. • El cebado puede realizarse bien usando un paquete pre-montado de cebado o mediante una técnica de sumersión. Ambos métodos deben ser realizados bajo condiciones de asepsia. Los procedimientos para la preparación del circuito son idénticos tanto para las asistencias izquierdas como derechas. • Una vez que la bomba y los tubos han sido cebados y purgados se inserta la bomba en el motor según las instrucciones de uso. Para ello se encajan los surcos de la bomba con los de la placa de soporte del motor y se gira en sentido antihorario hasta que la bomba encaje en su lugar. Posteriormente se atornilla en sentido horario la sujeción para asegurar la bomba en su sitio. Para ayudar a 47 eliminar el aire restante se aumenta la velocidad de la bomba y se recircula la solución de cebado por un reservorio (47). Procedimiento de implante Técnica de implantación y material necesario La técnica quirúrgica para el implante de CentriMag es la siguiente: • Habitualmente el implante se realiza mediante esternotomía media, se pueden realizar abordajes mínimamente invasivos o implante por toracotomía también, con soporte de circulación extracorpórea. Si las condiciones del paciente lo permiten todas las cánulas deben ser tunelizadas y expuestas a través de la piel de la pared anterior abdominal en la región subcostal antes de canular el corazón y los grandes vasos. • Se realiza suturas en bolsa de tabaco, con prolene 3-0 en el caso del ventrículo y 4-0 en el caso de la aorta, arteria pulmonar y canulaciones atriales, en los sitios donde se procederá a insertar las cánulas. En el caso del ápex, se recomienda realizar puntos simples en forma de “U” de espesor total que posteriormente se pasarán fijando el dispositivo apical por el que ingresará la cánula, una vez realizado esto se anudarán y se fija al ápex. Cabe destacar que el sitio de canulación apical debe tener en cuenta la arteria descendente anterior, por lo que se recomienda retirarse hacia lateral, al menos 5-10 mm para evitar lesionarla con la canulación. Además, se debe corroborar previo a las suturas de canulación, la ubicación apical ya que debe quedar en dirección a la válvula mitral y separada del septum interventricual (48,50). • En el corazón izquierdo la cánula de salida se inserta en el ápex del VI o en la aurícula izquierda, puede ser a través de la orejuela izquierda o de la vena pulmonar superior derecha y la cánula de retorno se implante en la aorta ascendente o en el arco aórtico. Si se necesita una asistencia en el corazón derecho la cánula de salida se inserta generalmente en la AD y la cánula de retorno en la porción proximal de la arteria pulmonar (50). 48 • Las cánulas previa canulación central son tunelizadas, mediante contra incisión y posicionadas para el soporte izquierdo, derecho o biventricular. Se recomienda de manera standard colocar en el soporte izquierdo las incisiones en piel más hacia la izquierda y en el soporte derecho hacia la derecha respectivamente para dejar lugar a las sondas mediastinales que se requieran. • Las cánulas se insertan mediante incisión y son aseguradas con suturas en bolsa de tabaco con seda 4/0, torniquetes de Rumel, clips y sutura trenzada. • La bomba y el circuito extracorpóreo se ceban con una solución de electrolitos equilibrada, se purga de aire y se inspecciona. La conexión del circuito al conector de la cánula se hace mientras se añade fluido a la conexión para excluir el aire del circuito. Los tubos y las cánulas se suturan a la piel y la bomba se pasa a la consola. La bomba se coloca sobre el motor estando la consola preparada para el apoyo. • El circuito extracorpóreo se prepara y se conecta a las cánulas, previamente purgadas de forma retrograda, asegurando la ausencia de trombos y aire en las mismas, tras inspección del mismo se inicia el soporte. • La función del corazón se monitoriza con: ecocardiografía, parámetros hemodinámicos y la palpación, así como la visualización directa para asegurar un volumen adecuado intravascular. El flujo del circuito extracorpóreo se reduce cuando se inicia el soporte con la asistencia. • El esternón y la piel se cierran según técnica habitual, una vez obtenida la hemostasia adecuada. 16. Capítulo 6: Manejo del paciente con Centrimag Una vez el paciente puesto en una asistencia ventricular de corta duración, cuando se logra optimizar su estado hemodinámico, controlar el sangrado o la coagulopatía, está listo para ser llevado a la unidad de cuidados intensivos; entonces, ahí comienza el proceso de recuperación. Resulta de suma importancia que durante su recuperación se entienda como una asistencia ventricular izquierda cambia toda la fisiología normal, en comparación con un paciente de cirugía cardiaca convencional. En algunos casos la 49 onda de pulso o la presión diferencial de pulso será muy baja o cero, se tendrá un flujo continuo y no pulsátil en el organismo, la reacción inflamatoria será mucho mayor así cómo el sangrado, pueden ser de las principales alteraciones que pueden impactar en la evolución a corto plazo en el paciente. A continuación, se plantea de forma específica algunas pautas generales en el manejo del paciente con soporte ventricular de forma general. Objetivos del flujo en asistencia ventricular izquierda y cuidados básicos generales (51) • El mínimo flujo necesario para permitir una adecuada hemodinamia y perfusión de órganos, reducir los niveles y eventualmente suspender los vasopresores e inotrópicos. Habitualmente, el soporte circulatorio total es de 60 ml/min/kg en adolescentes y adultos, en todo caso, el flujo del dispositivo no debe ser inferior a 2,0 L/min, por el riesgo de trombosis. • Mantener un grado de flujo intracardiaco para evitar estasis en las cámaras cardiacas, por el potencial de formación de trombos. Esto puede ser determinado por la pulsatilidad de la línea arterial, la curva del catéter de arteria pulmonar y por ecocardiografía con la apertura de la válvula aórtica. • Los cambios en la velocidad deben ser de 50-100 rpm (revoluciones por minuto) cada pocos segundos, permitiendo que el sistema vascular del paciente se adapte entre cada cambio de revoluciones. La velocidad de la bomba debería aumentar gradualmente para el flujo deseado. Si el flujo de la asistencia cae o se observa vibración en el tubo la velocidad debe reducirse inmediatamente. • Es útil disminuir periódicamente la velocidad de la bomba a 1000-1500 rpm durante 10-15 segundos para valorar la función ventricular, para permitir un mejor llenado y el lavado de los ventrículos. Esta maniobra facilitará el llenado y vaciamiento del ventrículo con mayor eficacia, provocando un efecto de lavado que contribuye a prevenir la trombosis auricular y ventricular. Este procedimiento puede no ser necesario si hay suficiente eyección ventricular o flujo valvular para prevenir la estasis sanguínea en los ventrículos. La frecuencia con la que se realice este procedimiento dependerá del movimiento de la pared ventricular, eyección, competencia valvular, la anticoagulación y aquellos factores que contribuyen al riesgo de estasis ventricular y trombosis. 50 • La bomba no debe apagarse (0 rpm) debido a que el flujo sanguíneo a través del circuito de la asistencia se invertiría. Esto es debido a que la presión de salida sería mayor que la de entrada (51). • El flujo de la bomba (L/min) y la velocidad (rpm) y los signos vitales deben registrarse en la historia del paciente para valorar los cambios hemodinámicos en función de los parámetros del dispositivo. • La sonda del flujo debe estar dispuesta de tal manera que no provoque acodamiento de los tubos. Si se coloca cerca de la bomba el peso de la sonda puede causar distorsiones en los tubos cerca de la entrada o la salida de la bomba. • Se debe comprobar al menos diariamente que los tubos están fijados al paciente y que no tienen acodamientos, que la consola está con corriente alterna, la batería está completamente cargada y que la consola de repuesto está lista para ser usada. • La alarma de flujo bajo se debe programar para el 75% del flujo deseado y comprobarla periódicamente. • En todo momento debe haber circulación de aire alrededor del motor y de la consola. • Siempre disponer de dos clamps de tubos cerca de cada bomba. • Se debe revisar el procedimiento para cambiar a la consola y el motor de repuesto y periódicamente realizar un ensayo usando una consola, motor, bomba y circuito de entrenamiento. Monitorización y vigilancia del paciente Se recomienda la siguiente monitorización continua (52) • Electrocardiograma. • Línea arterial (miembro superior derecho). • Oximetría O2 (lado derecho). • Catéter Swan Ganz. 51 • Concentración de dióxido de carbono espirado (ETCO2). • Temperatura. • Oximetría cerebral. Objetivos hematológicos • Si es necesario transfundir para lograr las metas señaladas, se recomienda hemoderivados filtrados e irradiados. En el caso de los objetivos de la anticoagulación, cada centro determinará el uso de tiempo de coagulación activado (ACT), tiempo parcial de tromboplastina activado (TTP) o antifactor X activado para medir el nivel de anticoagulación, según su experiencia. • Generalmente la anticoagulación no se inicia hasta 6-12 horas del inicio del soporte con la asistencia debido al sangrado pos operatorio que ocurre habitualmente (52). • El riesgo de trombosis de la bomba puede minimizarse manteniendo el flujo del dispositivo al menos a 4.000 rpm. • Habitualmente la heparina iv se inicia cuando el drenaje del tubo es menos de 50 ml/hora durante 2-3 horas. • En pacientes en los que se espera un tiempo de soporte prolongado se debe añadir AAS a dosis bajas (81-325 mg/día) una vez recuperada la función plaquetaria que se puede valorar con tromboelastograma (TEG) (53). Ventilatorio • Se recomienda una ventilación mecánica invasiva protectora. • La extubación precoz. Neurológico • Evaluar clínicamente la situación neurológica, mínimo dos veces al día. • Individualizar al paciente dependiendo de las condiciones clínicas del paciente en el momento de la conexión al dispositivo. 52 • Los siguientes métodos de monitoreo: oximetría cerebral, Doppler transcraneal y el • Electroencefalograma. Según sea necesario o en caso de encontrar algún tipo de alteración. • Tomografía de cerebro si hay sospecha de una hemorragia intracerebral, eventos embólicos o si se considera el implante de otro tipo de asistencia, de mayor duración y el paciente se encuentra intubado por su condición hemodinámica. Perfusión de las extremidades • Evaluación clínica cada turno, especialmente en aquellos dispositivos que comprometen la circulación hacia las extremidades inferiores. • Se recomienda como método de monitoreo la oximetría de extremidades y el monitoreo de oxigenación tisular (near infrared spectroscopy[NIRS]), en caso de notar algún tipo de alteración. Nefrológico • Estricto manejo de fluidos y mantener euvolemia con mínimo corte de vasopresor. • Se acepta uso de diuréticos, en bolo o en infusión continua. • Considerar precozmente la terapia de reemplazo renal (hemofiltración, ultrafiltración) (54). Infeccioso • Administrar antibióticos de amplio espectro (cobertura para bacterias Gram positivas y negativas) en el peri operatorio del implante del dispositivo y mantenerlos por los tiempos (55) establecidos según los protocolos de cada institución. • Ante sospecha de cuadro séptico relacionado con el dispositivo (fiebre, leucocitosis, proteína C reactiva o procalcitonina elevadas), tomar muestras múltiples para cultivo, iniciar antibióticos de amplio espectro, según información epidemiológica de cada centro y solicitar evaluación a Infectología. Soporte nutricional 53 • Se recomienda iniciar precozmente el soporte nutricional y siempre preferir la vía enteral. Si esto no es posible, se debe considerar la nutrición parenteral. Ecocardiograma El ecocardiograma (transtorácico o transesofágico) aporta información relevante en varios aspectos: diagnóstico de la enfermedad que motiva la conexión a la asistencia ventricular y otros diagnósticos que pueden influir en el adecuado funcionamiento de los dispositivos (insuficiencia aórtica, comunicaciones anormales, estenosis mitral, entre otros) y es muy importante en el seguimiento y el proceso de explante (56). • Se recomienda que el ecocardiograma sea realizado en todos los pacientes antes de la implantación. Si no fue realizado previo a la conexión debe ser realizado dentro de las primeras 6 horas para evaluar el grado de descompresión del ventrículo izquierdo (VI). • El seguimiento se recomienda realizar el examen cada 24-48 h o en su defecto al tener algún cambio hemodinámico o clínico característico. Laboratorio y gabinete Se recomienda realizar exámenes de laboratorio con periodicidad variable (tabla 3). • Creatinina, nitrógeno ureico, electrolitos • Gases arteriales, lactato • Hemoleucograma • ACT, Tiempos de coagulación, Anti Xa, fibrinógeno • Deshidrogenasa láctica • PCR, Procalcitonina • Radiografía de tórax 54 Visita del equipo tratante Se recomienda la evaluación por el equipo tratante médico-quirúrgico mínimo 1 vez por día, con el objetivo de discutir con el equipo de cuidados intensivos o unidad coronaria, los problemas y planes a ejecutar durante el día (55). Monitorización y vigilancia del sistema - Se recomienda la visita por el equipo de perfusión dos veces al día, para vigilar y asegurar el óptimo funcionamiento. Todos los datos y valores mencionados previamente deben ser tomados como recomendaciones, no son valores absolutos o prohibitivos. Además, es fundamental individualizar en todos los casos, tomar decisiones consensuadas, multidisciplinarias en función de lograr enfocar la terapia en función del paciente para así obtener mejores resultados con pacientes con suma complejidad y a los que no se expondrá de forma diaria. 17. Capítulo 7: El paciente con Centrimag como puente a trasplante cardiaco y resultados Una vez implantado un dispositivo de asistencia ventricular izquierda de corta duración y cuando se ha definido que estamos ante una falla cardiaca no recuperable, debemos definir el siguiente paso a seguir. Según la realidad del país, la vía más óptima para seguir cuando existen este tipo de pacientes, es utilizar la terapia como puente a trasplante cardiaco. Una vez completadas todas las valoraciones y protocolos para poder enlistar al paciente como candidato a ser receptor cardiaco, se coloca al paciente como prioridad nacional, debido a que, en su condición con un dispositivo de asistencia ventricular, es probable que sea el paciente más crítico de la lista de espera. A continuación, se desarrollarán algunas características que tiene que reunir el paciente, así como el momento óptimo para ser sometido al trasplante cardiaco, por otra parte, 55 se definirá si el uso de dicha terapia realmente está justificado según los resultados reportados a nivel internacional. Estrategia como puente al trasplante El número de implantes de dispositivos ha seguido aumentando año tras año, con una clara tendencia al incremento de los procedimientos realizados como terapia de destino que, en algunos países como los Estados Unidos, ya suponen prácticamente el 50% de los casos, esto dada la alta demanda de órganos y la poca procura de los mismos. También se ha producido un aumento de los casos implantados como puente a trasplante y existe una tendencia a la reducción de los realizados como puente a candidatura. En el contexto del puente a trasplante, se podría definir 3 subgrupos de poblaciones objetivo: 1. Pacientes con falla cardiaca avanzada en situación crónica o aguda, ya aceptados para trasplante y sin contraindicaciones para el mismo. Dentro de esta clasificación se englobarían aquellos pacientes ya incluidos en la lista de espera, que presentan un deterior franco progresivo, que su clasificación de INTERMACS ha escalonado durante su ingreso y en donde se estima que el dispositivo puede potencialmente mejorar sus síntomas, el riesgo de muerte súbita y ayudar a mantener con estabilidad hemodinámica mientras es llevado a trasplante cardiaco. Suelen ser pacientes con deterioro progresivo funcional, disfunción de órgano diana incipiente (56), ingresos frecuentes o descompensación significativa causando dependencia de fármacos inotrópicos. Se podrían incluir también a aquellos pacientes con insuficiencia cardiaca avanzada que están siendo evaluados por primera vez para trasplante y que, sin tener ninguna contraindicación, se estima que se beneficiarían de una asistencia como puente a trasplante por algunos de los motivos indicados previamente. Las actuales guías europeas incluyen este primer grupo y recogen la indicación de una asistencia uni o biventricular como puente a trasplante, con nivel de 56 recomendación y evidencia IIa-C (57). Así mismo, las guías americanas, donde el uso de estos dispositivos está ampliamente establecido, determinan un nivel de indicación IIa- B para el mismo grupo poblacional (58). 2. Pacientes con falla cardiaca aguda refractaria y en deterioro progresivo sin posibilidad de valoración para trasplante. En este caso el soporte de corto plazo sería la opción más adecuada como puente a una decisión que posteriormente podría reconvertirse a un puente a trasplante (59). Las guías americanas limitan el uso del soporte de corto plazo a casos seleccionados y como puente a decisión (IIa-B), no directamente a trasplante, en correlación con los problemas de durabilidad. Aunque las guías europeas mencionan el mismo manejo, establecen un grado de recomendación IIb-C para este contexto. 3. Pacientes con contraindicaciones reversibles para trasplante y que pueden ser potencialmente solventadas durante el soporte mecánico. Se enmarcarían en la estrategia llamada puente a candidatura (60). Se hará mención a algunos de los ejemplos que aplican de una forma más específica para asistencias de larga duración, ya que muchos de ellos se extrapolan al uso de asistencias de corta duración. Entre ellos sobresalen los siguientes: § Hipertensión pulmonar: múltiples estudios avalan la eficacia en la reducción significativa de hipertensión pulmonar sin que los valores iniciales contribuyan a un aumento significativo de la mortalidad pos trasplante (61-64). § Obesidad: mientras que las guías establecen un límite de índice de masa corporal en torno a 35 para la cirugía de implante de LVAD, el límite habitual aceptado para trasplante sería 31 (varía según el centro). En ese margen podría plantearse el implante de una asistencia como puente a pérdida de peso, tema todavía controvertido y con resultados no tan favorecedores en su uso (65,66). § Neoplasias: el antecedente tumoral sigue siendo polémico al a hora de indicar el trasplante, aunque los nuevos tratamientos han modificado claramente la supervivencia y pronóstico de estas enfermedades por lo 57 que el tiempo libre de recurrencia debe ser individualizado en cada caso (67). Aunque no existen pautas claras al respecto, el implante de asistencias de largo plazo como puente a la consecución de un tiempo libre de enfermedad aceptable para trasplante es una estrategia que cada vez se plantea más frecuentemente en la práctica clínica. Resultados actuales Los datos de mortalidad han mejorado progresivamente en la última década, algo presumiblemente atribuible a la mejor selección de candidatos, la mayor durabilidad de los nuevos dispositivos, las reducciones de complicaciones y también la experiencia acu-mulada por los centros especializados (68). La supervivencia a largo plazo se ha estabilizado en la era de las asistencias de flujo continuo, con valores a los 12 y 24 meses del implante del 80 y el 70%, respectivamente. Estos datos son claramente más favorables en aquellos casos realizados como puente a trasplante, donde la supervivencia al año se estima en casi el 85%, siendo el valor casi un 10% menor en las terapias de destino. Las causas de mortalidad en el primer mes siguen siendo mayoritariamente el fallo multiorgánico, los eventos neurológicos y la disfunción de ventrículo derecho. A largo plazo y mediano, los sangrados y eventos cerebrales se convierten en la causa más significativa, seguidos del fallo multiorgánico y las infecciones. La necesidad de asistencia biventricular es el predictor de mortalidad más determinante (50% de mortalidad al año del implante), seguido por el perfil de paciente en INTERMACS clase 1 o la necesidad de soporte renal previo al implante de la asistencia. Asimismo, el recambio de asistencia sigue causando un aumento de la mortalidad del 25-30% con respecto al primer implante, tanto acorto como largo plazo (51). Los eventos adversos de morbilidad tras el implante se han reducido progresivamente año tras año, aunque siguen teniendo un impacto significativo en el seguimiento de estos pacientes (51). Las infecciones sistémicas del dispositivo son una de las más frecuentes causas de mortalidad. Los eventos de sangrado inmediatamente 58 posquirúrgicos son causa de reintervención en un 20% de los casos (69). Aun así, también se han reducido significativamente en la última era, probablemente gracias a la optimización de la anticoagulación inmediata tras la cirugía y a largo plazo. Sin embargo, los sangrados gastrointestinales sí han aumentado con la llegada de los dispositivos de flujo continuo, efecto atribuible al déficit de factor de Von Willebrand adquirido y las malformaciones de tipo angiodisplasia desarrolladas en esta población (70,71). Las arritmias supra y ventriculares, a pesar de ser frecuentemente toleradas, son también una causa frecuente de morbilidad por riesgo de descompensación o inducción de fallo del ventrículo derecho. El fallo respiratorio y la lesión renal son la disfunción de órgano periférico más frecuentes, pero son sin duda los eventos neurológicos los que tienen un mayor impacto en la mortalidad del paciente y su calidad de vida (72). A pesar de la búsqueda continua de factores de riesgo (sexo femenino, edad, hipertensión arterial, diabetes) e intentos de optimización de los rangos de anticoagulación, los sangrados y eventos isquémicos cerebrales siguen siendo uno de los talones de Aquiles de las modernas asistencias, sin que todavía ningún dispositivo haya podido demostrar una clara mejoría de la incidencia, que persiste en rangos en torno al 12-20% (72). La disfunción del ventrículo derecho ha sido objeto de múltiples estudios a fin de definir su incidencia y evitar su aparición (73,74). Su frecuencia ha disminuido en los últimos años en probable relación con una mejor selección de pacientes, optimización de la velocidad del dispositivo y manejo médico más agresivo. Sigue siendo una causa significativa de mortalidad en el periodo posquirúrgico. Las tasas de disfunción del dispositivo han mejorado significativamente con las modernas asistencias de flujo continuo, aunque siguen siendo una frecuente causa de mortalidad (3.5%). Finalmente, la trombosis del dispositivo es posiblemente la disfunción más frecuente y temida, aunque su tasa actual se estima en torno al 5%. Trasplante con soporte mecánico circulatorio: Aproximadamente un tercio de los implantes realizados se tras-plantan durante el primer año en asistencias de larga duración, siendo la proporción un 10% menor entre aquellos no listados en el momento 59 de la cirugía, en el caso de las asistencias de corta duración, como puente a trasplante el 60% llega a ser trasplantados con una mortalidad posterior al trasplante similar a los que no tuvieron asistencias previas. El registro de la Sociedad Internacional de Trasplante Cardiaco y Pulmonar (ISHLT) publicaba un número creciente de trasplantes cardiacos de los cuales un 42% tenían una asistencia izquierda previamente. Si se tuviera que destacar un cambio demográfico en los receptores de trasplante cardiaco en la última era, este sería sin duda el exponencial aumento de pacientes trasplantados con soporte ventricular, mayoritariamente a expensas del aumento de implantes como puente a trasplante. Esta estrategia es más frecuente cuanto menor es la edad del paciente, aunque el aumento relativo en las últimas eras ha sido superior en los pacientes de mayor edad, probablemente por una creciente tendencia a utilizar las asistencias como puente a candidatura en pacientes de edad más avanzada. Tradicionalmente se había considerado las asistencias ventriculares como un factor de mal pronóstico postrasplante, una realidad que en la era de los dispositivos de flujo continuo se ha disipado, ya que los últimos datos muestran ausencia de diferencias significativas en las curvas de supervivencia entre los pacientes trasplantados con una asistencia izquierda o sin ella, pero con necesidad de soporte inotrópico, o sin ninguna de ambas opciones. El retrasplante con un dispositivo de asistencia es infrecuente, pero sí empeora claramente la supervivencia con respecto a un retrasplante en ausencia de SMC o un trasplante primario con asistencia. La necesidad de soporte derecho asociado al izquierdo es también un factor de riesgo de mortalidad y morbilidad al año del trasplante. Es destacable la clara correlación entre soporte con ECMO y el aumento de mortalidad pos trasplante, así como fallo temprano del injerto, un fenómeno que se ha mantenido durante las últimas décadas y a pesar de lo cual es curioso y paradigmático el incremento de trasplantes en ECMO detectado recientemente (33%). Por esto, como recomendación global, los resultados son mejores cuando se implanta de forma temprana un dispositivo de asistencia ventricular de forma temprana y se lleva a trasplante como terapia puente, o por otra parte cuando se implanta un ECMO y este se sustituye a una asistencia ventricular y posteriormente dicho paciente es llevado a un trasplante cardiaco. 60 18. Conclusiones La falla cardiaca refractaria es una patología con una incidencia y prevalencia que tenderá a aumentar con el paso del tiempo, implicando no solamente impacto a nivel hospitalario, por hospitalizaciones, tratamiento médico, ingreso a unidad de cuidados intensivos, sino también un impacto a nivel económico, dado que dichos pacientes, al tener constantes episodios de reagudización y ameritar múltiples fármacos, tienen un impacto en la economía global del país. Así mismo, la falla cardiaca es una entidad a la cual el personal médico se verá expuesto cada día más, esto motivo de un mejor acceso a la salud, diagnósticos más acertados y tratamientos médicos, intervencionistas y quirúrgicos mejores y más agresivos. Así como una longevidad en la población creciente, resultado de un mejor sistema de salud. Como personal que debe manejar y valorar paciente con insuficiencia cardiaca avanzada, se debe tener en el arsenal terapéutico las herramientas necesarias para ofrecer la mejor conducta quirúrgica individualizada para cada paciente, ante la valoración de un paciente con falla cardiaca aguda o un episodio de insuficiencia cardiaca reagudizados. Es por eso que según el caso individual del paciente su mejor opción es ser sometido a un trasplante cardiaco, que en el país en muchas ocasiones la posibilidad de obtener un corazón donante puede superar los 30 días y en muchos casos el deterioro progresivo del paciente amerita que se coloque soporte ventricular para lograr obtener tiempo y optimización del paciente, para así poderlo trasplantar en una mejor condición clínica, esto en beneficio de los resultados en cuanto a mortalidad postrasplante. Las asistencias ventriculares vienen a tomar un rol importante en el manejo de la insuficiencia cardiaca refractaria, en este preciso caso las asistencias izquierdas, siendo las más comúnmente implantadas, emergen como terapéutica en cuatro grandes ámbitos distintos: puente a recuperación, a decisión, a trasplante y como terapia de destino. Esto permite que muchos pacientes a los cuales no se les podía 61 ofrecer un trasplante cardiaco, tenga una opción real de poder mejorar su calidad de vida y su estado funcional. Así también pacientes aceptados para trasplante que presenten descompensaciones agudas estando en lista de espera, puede que sea necesario el uso de una asistencia mecánica de corta duración como puente a trasplante, que, si no se tuviera dicha opción, el paciente no podría tolerar la espera de un órgano donante o se trasplantaría de forma marginal y esto solo aumentaría la morbimortalidad del procedimiento con malos resultados de un programa de trasplante a corto plazo. Por eso las asistencias ventriculares no vinieron solamente a “comprar tiempo” para un paciente, sino que se ha demostrado que su uso ha mejorado en los resultados en el postrasplante en esos pacientes que presentaban un franco deterioro, tanto así que las mortalidades de un paciente trasplantado sin un dispositivo de asistencia son similares a los trasplantados que han tenido el implante de una. Dentro del arsenal terapéutico de las asistencias ventriculares, se tienen múltiples dispositivos para poder implantar, desde los más simples como es el balón de contrapulsación (el cual algunos no lo consideran como un dispositivo de asistencia, dado que per se no moviliza volumen con su accionar), Impella el cual está aprobado para un periodo corto de asistencia, el ECMO, el cual se puede utilizar con canulación periférica y central, que además permite la posibilidad de dar soporte pulmonar, es muy útil en los casos de shock cardiogénico agudo, en un paciente que no se encuentre en quirófano. Cabe destacar la necesidad de cambiar el tipo de asistencia a los pocos días de implante a un dispositivo de asistencia