Rev. Biol. Trop. , 35(1 ) : 5-7, 1 987 . Clodomiro Picado y la evolución del concepto de autoanticuerpos A. Trejos INISA, Universidad de Costa Rica. (Recibido : 3 1 de enero de 1987 ) El Dr. Clodomiro Picado Twight hizo del culto a la duda un arma de trabajo. "Obrero de la ciencia" , como se definía a sí mismo, optó siempre· por someter al análisis experimental sus geniales concepciones sintéticas. En 1928 (Picado 1928a) con base en la hipó­ tesis de que la senectud es una enfermedad y por lo tanto , es posible vacunar o inmunizar contra la vejez, diseña y realiza una serie de ex­ perimentos (Picado 1928 b, c; 1 929) que lo conducen a la demostración de la presencia de autoanticuerpos como constituyentes normales del suero sanguíneo, responsables por la serie de ciclos hormonales sucesivos que caracterizan la vida del ser humano (Picado 1936 a-d). Esto implica, y así lo hace ver Picado (1936 a), que estos autoanticuerpos son producidos contra antígenos de orígen endógeno. En un trabajo de síntesis filosófica que Pica­ do llama La Repulsión, Suprema Ley, ensayo de biología comparada (Picado 1939), dice tex­ tualmente : "Pero si como ya lo hemos dicho, . . . no es solamente la formación de antihormo­ nas lo que debemos tomar en cuenta, sino más bien la formación. de anticuerpos que , si bien es cierto, gozan de algunas propiedades antihor­ monales, también tienen propiedades citotóxi­ cas,... el hecho es fundamental pues significa que concebimos la formación de autoanticuer­ pos extendiéndose también a los tejidos no hor­ monales y dando así cabida en el concepto de endoantigenos a los órganos más diversos; nues­ tro horizonte en el campo de la investigación queda así sensiblemente ampliado" . Pero veamos como habían evolucionado las ideas referentes a los fenómenos inmunitarios a partir del comienzo de este siglo. Metchnikoff por una parte y Erlich por otra defendían; el 5 primero la teoría fagocitaria de la inmunidad y el segundo la teoría humoral. Un Premio Nobel, que compartieron ambos en 1908 por sus con­ tribuciones al adelanto científico en este cam­ po , vino, en cierta forma, a reforzar la idea de que tanto los mecanismos celulares como los humorales estaban involucradas en la resistencia del organismo a las agresiones de los agentes in­ fecciosos. Inmunidad era· en ese tiempo com­ prendida unicamente como proceso defensivo de agresiones externas y se explicaba en térmi­ nos militares (Bier 1 944). En lo que se refiere a inmunidad humoral y especificamente a la formación de anticuerpos, el paradigma de Erlich del "horror autotoxicus" había establecido, desde 1900, que el organis­ mo no puede normalmente reaccionar inmuno­ logicamente contra sí mismo: "Los antígenos usualmente deben ser extraños al organismo porque sería desastroso para un animal elaborar sustancias antagónicas de sus propios -tejidos" (Smith et al. 1942). Durante la década de 1 950 comienza a hablarse más de autoanticuerpos y Voisin (195 5) presenta una excelente revisión de 145 trabajos sobre anticuerpos citotóxicos, con aporte original clínico y experimental, en la cual, infortunadamente, no menciona los traba­ jos de Picado publicados en Comptes Rendus de la Société de Biologie de París en los años 1936 y 1937 Y en su libro "Vaccination contre la sé­ nescense précoce" (Picado 1 937), publicado en París en 1 937 , donde termina de dar forma a su teoría inmunológica del envejecimiento basada en la formación de autoanticuerpos. La evolución del pensamiento científico du­ rante todo este proceso y ante la evidencia de que existen autoanticuerpos, o sea anticuerpos que se forman contra autoantígenos, llega a 6 REVISTA DE BIOLOGIA TROPICAL admitir que hay casos en los cuales se rompe la tolerancia inmunológica contra "el yo" o con­ tra "sí mismo". Cuando esta tolerancia termina, se da forzosamente un proceso patológico : hay enfermedad autoinmune. La lista de estas enti­ dades mórbidas sobrepasa hoy las dos docenas: unas pocas sistémicas y otras órgano-específi­ cas, entre las cuales se cuentan al menos siete que involucran a las glándulas endocrínas (TheofJlopoulos 1984). Se iba así consolidando el concepto de que la presencia de autoanticuerpos es signo de en­ fermedad. Continuaba vigente el paradigma de Erlich del "horror autotoxicus". Podemos facilmente comprender por que las experiencias de Picado, que demostraban la existencia de autoanticuerpos normalmente pre­ sentes en el suero sanguíneo y con funciones fi­ siológicas en la evolución de las glándulas de se­ creción interna, deben haber sido vistas con re­ celo y pronto olvidadas pues contradecían el paradigma de Erlich. Sólo recientemente se ha llegado a compren­ der que las respuestas autoinmunes no son tan raras como se pensaba y que no todas son dañi­ nas. Las observaciones de Niels Jeme (1974) vie­ nen a establecer que la regulación de los linfoci­ tos comprometidos en la respuesta inmune y de la síntesis de anticuerpos, 'está controlada por una red (network) inmunológica en que partici­ pan idiotipos y linfocitos. Se va generalizando el concepto del sistema idiotipo-antiidiotipo, o sea, en términos más conocidos para los no in­ munó1ogos, equilibrio entre anticuerpos contra anticuerpos y estos últimos. Se ha podido comprobar la modulación de la expresión de la actividad de autoanticuerpos por factores antiidiotípicos; Abdou y colabora­ dores demostraron la presencia de anticuerpos autoantiidiotípicos en sueros de pacientes con lupus eritemotoso diseminado en estado inacti­ vo: "La regulación del nivel de anticuerpo séri­ co anti-DNA por anti-anticuerpos, puede indu­ cir y mantener la remisión de la enfermedad en pacientes con lupus eritematoso y prevenir la expresión de la enfermedad en individuos nor­ males" (Abdouet al . 198 1) . y así hemos ido siendo testigos de la evolu­ ción de las ideas inmunológicas hasta encontrar trabajos como el presentado por el grupo de la Unidad de Inmunoquímica del Instituto Pasteur a la Conferencia sobre Autoinmunidad: Aspec­ tos experimentales y clínicos, que tuvo lugar del 17 al 19 de junio de 1985, organizada por la Academia de Ciencias de Nueva York y publica­ do recientemente (Dighiero et al. 1986), el títu­ lo del trabajo habla por sí mismo : Los autoanti­ cuerpos naturales constituyen una parte sustan­ cial de las inmunoglobulinas normales circulan­ tes. Las experiencias de Picado cobran así vigen­ cia; si hubiesen sido publicadas recientemente es muy probable que no despertaran recelo y no pasaran inadvertidas. El paradigma de Erlich ha ido siendo susti­ tuido por el paradigma de Picado... sólo que entre 40 y 50 años después de que éste lo hubo enunciado . REFERENCIAS Abdou, N.I. et al. 1 98 1 . Network theory in auto in­ munity. In vitro suppression of serum anti-DNA antibody binding to DNA by anti-idiotipic antibody in systemic lupus erythematosus . J . Clin. Invest. 6 7 : 1297-1 304. Bier, O. 1 944_ No<;Oes básicas de imunoterapia e qui­ mioterapia antibacteriana.Edi<;Oes Melhoramentos. S1Io Paulo . 233 p. Dighiero, G. et al. 1 986. Natural antoantibodies cons­ titute a substantial part of normal circulating immunoglobulins. Ann. New York Acad. Sci. 4 7 5 : 1 35-1 4 5 . Jeme, N.D. 1 974. Towards a network theory of the immunosystem. Ann. Immunol. (Inst. Pasteur) 125C: 3 7 3-389. Picado, C. 1 928a. Inmunización contra la vejez. 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