UNIVERSIDAD DE COSTA RICA SISTEMA DE ESTUDIOS DE POSGRADO LA PERSPECTIVA DE LOS ACTORES SOCIALES INVOLUCRADOS SOBRE LA RED DE ATENCIÓN PROGRESIVA PARA EL CUIDO INTEGRAL DE LA PERSONA ADULTA MAYOR. COSTA RICA, 2011-2021 Tesis sometida a consideración de la Comisión del Programa de Estudios de Posgrado en Gerontología para optar por el grado y título de la Maestría Académica en Gerontología LUISA ELENA VILLANUEVA SALAZAR Ciudad Universitaria Rodrigo Facio, Costa Rica 2021 ii DEDICATORIA Este informe de trabajo final de graduación, se lo dedico a todas las personas adultas mayores que han estado en mi vida a lo largo de estos años de mi existencia, especialmente a mi abuelita quien, con la sabiduría de los años, su amor incondicional y, su ejemplo de vida espiritual, me enseñó a cultivar amistades y entender que las personas estamos para ayudarnos unas a otras y vivir cada instante construyendo nuestra felicidad a pesar de las adversidades. iii AGRADECIMIENTOS Inicio con un especial agradecimiento a las personas gestoras de la Red de Cuido de Curridabat, Red de Cuido de Guadalupe y Red de Cuido de Garabito, quienes participaron en el estudio, por trasmitirme el gran compromiso que tienen con las personas adultas mayores, por estar siempre dispuestos a reunirse virtualmente y responder on-line, compartiendo sus experiencias, saberes e inquietudes. Dios siga fortaleciendo su entrega y búsqueda del bien común. Mi agradecimiento especial a mi amiga, hermana espiritual y directora de la tesis Norma Lau Sánchez por su apoyo, perseverancia, motivación para que culmine esta investigación. A Emiliana Rivera Meza, por creer en mí y su apoyo en todo el proceso. A Don Juan Huaylupo por su gran disposición a acompañarme en este camino y su apoyo para finalizarlo. Agradezco a mis compañeros y compañeras de trabajo por alentarme siempre con sus palabras, especialmente a Nora Cascante Flores quien me dio el ánimo para culminarlo. Agradezco desde lo más profundo de mi corazón a todas las personas que he conocido en el tren de la vida y que me han ayudado y seguirán ayudándome a ser mejor persona. iv v TABLA DE CONTENIDO Pág. Dedicatoria ii Agradecimientos iii Hoja de aprobación iv Tabla de contenido v Resumen vii Abstract vii CAPÍTULO I: INTRODUCCIÓN 1 1.1 Antecedentes 4 1.1.1 A nivel internacional 5 1.1.2 A nivel nacional 13 1.2 Justificación e importancia del problema 15 1.3 Planteamiento del problema de investigación 18 1.4 Objetivos 21 1.4.1 Objetivo general 21 1.4.2 Objetivos específicos 22 1.5 Alcances del estudio 22 CAPÍTULO II: REFERENTE TEÓRICO-PRÁCTICO 23 2.1 La vejez como un fenómeno social: su vulnerabilidad 24 2.2 La etapa de la vejez y la necesidad de cuidado 27 2.3 Apoyo social y redes sociales 31 2.4 Redes de apoyo social en la etapa de la vejez 45 2.5 Red de Atención Progresiva para el Cuido Integral de las PAM 48 CAPÍTULO III: MARCO METODOLÓGICO 61 3.1 Paradigma, enfoque y método de investigación 62 3.2 Personas participantes en el estudio 66 3.3 Categorías y subcategorías de estudio 67 3.3.1 Significado y concepciones de la red de cuido 67 3.3.2 Configuración de la red de cuido 68 3.3.3 Dinámica de la red de cuido 68 3.3.4 Valoración de la experiencia de la red de cuido 69 3.4 Instrumentos y técnicas de recolección de datos 69 3.4.1 Instrumentos 69 3.4.2 Técnicas 73 3.5 Tratamiento de la información 75 3.5.1 Sistematización de la información 75 3.5.2 Triangulación (análisis) 76 vi CAPITULO IV: ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN DE RESULTADOS 79 4.1 Significado y concepciones de la red de cuido 80 4.2 Configuración de la red de cuido 84 4.2.1 Génesis y finalidad de las redes de cuido 84 4.2.2 Objetivos de la red de cuido 86 4.3 Dinámica o funcionamiento de la red de cuido 87 4.4 Valoración de la experiencia en la red de cuido 97 4.4.1 Fortalezas de la existencia de la red de cuido 98 4.4.2 Limitaciones para la ejecución de las funciones de la red 101 4.4.3 Acciones que deben mantener para el buen funcionamiento de la red de cuido 102 4.4.4 Acciones que se deben fortalecer para el buen funcionamiento de las redes de cuido 104 CAPÍTULO V: LINEAMIENTOS PARA EL FORTALECIMIENTO DE LAS REDES DE CUIDO DESDE LA PERSPECTIVA GERONTOLÓGICA 108 5.1 Intervención gerontológica centrada en la PAM 109 5.2 Promoción de la autonomía y funcionalidad de las PAM 110 5.3 Participación e integración social 111 5.4 Generación y mantenimiento de una red de apoyo de las necesidades afectivas de las PAM 112 5.5 Promoción del autocuidado 113 5.6 Creación y gestión de un programa soporte para las cuidadoras de las PAM 113 CAPÍTULO VI: CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES 115 6.1 Conclusiones 116 6.2 Recomendaciones 118 REFERENCIAS 121 ANEXOS 131 Consentimiento informado 132 Cuestionario 135 Guía preguntas generadoras 137 vii Resumen El estudio acerca de “La perspectiva de los actores sociales involucrados sobre la Red de Atención Progresiva para el Cuido Integral de la Persona Adulta Mayor de Costa Rica en el periodo 2011 al 2021, buscó comprender el significado y concepciones de la red de cuido, su configuración o estructura, su dinámica o funcionamiento, como la percepción sobre las fortalezas, logros, limitaciones u obstáculos y aspectos a mejorar. Para ello, se llevó a cabo una investigación de enfoque cualitativo y método de estudio de caso. Las personas participantes en el estudio fueron las gestoras o coordinadoras de las redes de cuido de Goicochea, Curridabat y Garabito, las cuales tienen en promedio nueve y diez años de experiencia. Entre las conclusiones más relevantes está el gran compromiso que tienen las personas gestoras y los equipos de trabajo con la misión de la red de cuido; la estructura y funcionamiento de la red es acorde a las directivas de CONAPAM, sin embargo, consideran tener la autonomía para contextualizar sus decisiones a las particularidades de cada caso o situación de las personas adultas mayores. Entre uno de los retos a superar es la incorporación de otras dimensiones de la atención para que sea integral; el incremento de los procesos de coresponsabilidad ética y política entre las instituciones locales y la comunidad del ámbito de intervención. Con base en los hallazgos y en las propuestas de las personas participantes en el estudio se elaboran unos lineamientos orientados al fortalecimiento de las redes de cuido desde una perspectiva gerontológica. Palabras claves: Apoyo social, Persona adulta mayor, Red de apoyo, Cuido de la persona adulta mayor. Abstract The study about “The perspective of the social actors involved on the Progressive Attention Network for the Integrative Care of the Elderly Person in Costa Rica during 2011 to 2021, sought to understand the meaning and conceptions of the care network, its configuration or structure, its dynamics or functioning, as well as the perception regarding strengths, achievements, limitations or obstacles and aspects to be improved. For this, a qualitative approach research and case study method was carried out. The people participating in the study were the managers or coordinators of the care networks in Goicochea, Curridabat and Garabito, which all have an average of nine and ten years of experience. Among the most relevant conclusions is the great commitment that managers and work teams have with the mission of the care network; the structure and functions of the network is in accordance with CONAPAM directives; besides, they consider having the autonomy to contextualize their decisions to the particularities of each case or situation of the elderly. Among one of the challenges to overcome is the incorporation of other dimensions of care to make it more integrative; the increase in the processes of ethical and political co-responsibility between local institutions and the community in the field of intervention. Based on the findings and the proposals of people participating in the study, guidelines are aimed at strengthening care networks from a gerontological perspective. Keywords: Social support, Elderly people, Support network, Care of the elderly person. 1 CAPÍTULO I INTRODUCCIÓN 2 Actualmente, uno de los efectos más característicos de las transformaciones sociales, es la producida por la dinámica demográfica que se experimenta a nivel mundial y que se expande y consolida en la primera mitad del presente siglo: el envejecimiento de la población. Este es un proceso generalizado en todos los países, los cuales transitan hacia una sociedad más envejecida. Costa Rica, es uno de los países que viene afrontando un rápido proceso de envejecimiento de la población. En este contexto, una de las preocupaciones de la atención a este grupo etario se enfoca en las condiciones de vida de las personas adultas mayores (PAM), particularmente en los apoyos sociales que reciben, esto debido a que la persona en la etapa de la vejez disminuye su funcionalidad e independencia, presenta problemas con su salud física, mental o ambas. Asimismo, tiene insuficiente ingreso económico para cubrir sus necesidades básicas. Producto de esta situación muchas de las personas se aíslan de las actividades sociales y no cuentan con redes de apoyo fuertes. Como refieren Guzmán, Huenchuan y Montes de Oca (2003) el énfasis reciente hacia los apoyos sociales en las personas mayores se debe a que la vejez es una etapa de la vida en la cual con mayor probabilidad se experimenta el debilitamiento de las redes sociales. En el caso de Costa Rica, el apoyo social que reciben las personas adultas mayores de la sociedad, por un lado, está la ayuda formal por medio de programas o actividades promovidas por las instituciones estatales como el Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (CONAPAM), la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), instituciones educativas, organismos no gubernamentales, instituciones privadas, entre otros. Por otro lado, las ayudas informales, a través de los vínculos con la familia, las amistades, vecinos(as), compañeros(as) de trabajo y compañeros(as) espirituales. En esta perspectiva, CONAPAM como órgano rector en envejecimiento y vejez para el país y responsable directo de dar las políticas en esta materia, como de promover estrategias y alternativas que concreticen las políticas de protección y apoyo social a las PAM ha impulsado en favor de este grupo poblacional la estrategia Red de Atención Progresiva para el Cuido Integral de las PAM cuyo propósito es garantizar una vida plena de las personas mayores y a su vez facilitar a las personas miembros de su familia el acceso a las oportunidades laborales, especialmente para las mujeres, quienes tradicionalmente son las responsables del cuidado de la PAM en el hogar. Por consiguiente, la red ofrece 3 respuestas diferenciadas según las características y necesidades de las PAM, así como del entorno físico y social que les rodea (CONAPAM, 2010). Otra de las instituciones que está trabajando en el espacio del envejecimiento poblacional pero desde el ámbito sanitario, es el Ministerio de Salud (MINSA) como ente rector en salud a través de la Estrategia Nacional para un envejecimiento saludable, basado en el curso de la vida 2018-2020, cuyo propósito es construir un modelo para el desarrollo integral para el envejecimiento mediante proyectos institucionales y locales que generen entornos promotores de la salud, sustentándose en los principios de la política nacional de salud: equidad, universalidad, calidad, inclusión social, interculturalidad, enfoque de desarrollo humano e inclusivo, participación social y enfoque de derechos. Teniendo como uno de sus ejes el trabajo multisectorial (MINSA, 2018). Dicha estrategia viene a sumarse al programa de red de cuido y a potenciar el trabajo interinstitucional a nivel local. En las circunstancias actuales de pandemia sanitaria, se ha evidenciado que es de vital importancia que los países cuenten con políticas sociales y programas de apoyo a los grupos más vulnerables como son las PAM, quienes requieren mayor soporte. Como refieren Cugmas, Ferligoj, Kogovsˇek y Batagelj (2020) las personas mayores que son vulnerables en circunstancias no pandémicas lo son aún más en tiempos de crisis como la pandemia Covid-19, ya que la enfermedad es muy peligrosa para ellos, especialmente aquellas personas cuyo apoyo social es insuficiente, no solo emocional sino también instrumental o carecen de este apoyo. Reconociéndose, como el apoyo social juega un papel esencial para el mantenimiento de su salud física y mental. En este sentido, la presente investigación resulta de trascendental importancia, debido a que se necesita estudiar algunas características de las redes de cuido implementadas en el país, la forma como vienen funcionando, los apoyos que brindan, sus fortalezas, sus aprendizajes y maneras de superar las limitaciones, entre otros aspectos, lo cual se hace desde el autoinforme de las personas que gestionan o conducen las redes participantes en el estudio, permitiendo construir algunos lineamientos gerontológicos para su fortalecimiento y expansión. Desde esta perspectiva, el presente informe se estructura en seis capítulos. El primero atañe a la introducción y se inicia con la descripción del estado del arte de los ejes temáticos del estudio orientando la búsqueda bibliográfica; se sigue con la justificación e 4 importancia de la investigación en la que se especifica la perspectiva epistemológica que da fundamento a la investigación, la explicación de las razones y bases argumentativas del estudio, así como, se detalla la relevancia y alcances del mismo. Posteriormente se hace el planteamiento y formulación del problema y finalmente los objetivos que guían la investigación. El segundo capítulo, corresponde al referente teórico práctico, donde se alcanza la recuperación de la teoría y práctica que respalda los ejes temáticos y que da sustento y fundamento al estudio. El tercer capítulo, corresponde al marco metodológico en el que se inscribe la investigación, en él se define el paradigma asumido por la investigadora, el enfoque y el método; se describe a las personas participantes; se suponen las categorías o constructos con sus sub-categorías o subconstructos; los instrumentos y técnicas para la recolección de la información y finalmente el procedimiento de análisis que se sigue. En el cuarto capítulo, se presenta los hallazgos del trabajo de campo, el análisis e interpretación de los mismos. En el quinto capítulo, se proponen unos lineamientos gerontológicos para fortalecer las redes de cuido construidos a partir de lo manifestado por las personas participantes. En el sexto capítulo se hacen unas reflexiones finales o conclusiones y recomendaciones. Finalizando con las referencias bibliográficas y los anexos. 1.1. ANTECEDENTES En las búsquedas realizadas con respecto a los ejes temáticos de la presente investigación (red de apoyo social en la vejez, persona adulta mayor y cuido, bienestar percibido y PAM), se han seleccionado diferentes estudios, artículos y libros que mantienen una relación directa e indirecta con el estudio y que se consideran útiles para fundamentar el trabajo efectuado, los cuales se han organizado en dos bloques uno a nivel internacional y el otro a nivel nacional. 5 1.1.1 A nivel internacional El estudio realizado por Garay, Montes de Oca y Arroyo (2020) “Redes de apoyo en los hogares con personas adultas mayores en México”, señalan que las redes de apoyo pueden cambiar, no son continuos en el tiempo, algunos solo se presentan en situaciones difíciles como es la enfermedad, accidente o muerte de algún familiar, problemas económicos, entre otros. Así como, expresan que la red de apoyo no se reduce exclusivamente al hogar y a la familia, ante un envejecimiento demográfico creciente se tiene que pensar en alternativas para ampliar las redes de apoyo informales, así como, el rol del Estado en la generación de políticas que mejoren las condiciones de vida de la población adulta mayor y fortalezca su red de apoyo formal. El Estado no debe dejar de lado su papel en el bienestar hacia las personas mayores como actor principal no secundario. Así mismo, en el análisis de los “Cambios y permanencias en la población beneficiaria del Programa de Apoyo Directo al Adulto Mayor en Nuevo León, 2004-2014” realizado por Román, Garay y Montes de Oca (2018) es un estudio de evaluación que compara la situación de las PAM beneficiarias antes y después del programa, encontrando que los criterios para recibir apoyo estatal están en no contar con pensión o jubilación y tener 70 años a más, lo que más se destaca es la ayuda económica. Concluyendo que los términos de elegibilidad y eficiencia operativa del programa es eficiente pues la mayoría de las personas beneficiarias señalaron que reciben a tiempo el recurso. Recomendando que es conveniente incluir además del criterio de no tener pensión el total de ingresos de la persona, el barrio donde se ubica y el respaldo familiar. Al respecto, el estudio realizado por Vargas-Ricardo y Melguizo-Herrera (2017) sobre la “Calidad de Vida en adultos mayores en Cartagena-Colombia”, tuvo como objetivo determinar los factores asociados a su calidad de vida, entre ellos la red de apoyo para abordar problemas personales, familiares o de trabajo. Encontrando que un 10,5% de las personas mayores manifiestan tener bajo apoyo social y son independientes, las cuales se pueden beneficiar de los programas gubernamentales que ofrecen beneficios de apoyo nutricional, apoyo psicosocial, laborterapia, ejercicios físicos, dotación de elementos para suplir las deficiencias visuales y motoras, como la prevención de enfermedades. Concluyendo que los programas gubernamentales deberían orientarse a optimizar las redes 6 de apoyo social que a su vez repercutirán en la calidad de vida de las personas mayores. Esta investigación tiene mucha relevancia para el estudio porque aborda los apoyos sociales que incluye el aporte gubernamental como son las redes de cuido en estudio. En esta línea, a nivel mundial, en la Asamblea General de las Naciones Unidas declara la Década del Envejecimiento Saludable 2021-2030, que se prevé diez años de colaboración concertada, catalizadora y sostenida, donde las personas mayores serán el eje central del plan que aunará los esfuerzos de los gobiernos, la sociedad civil, los organismos internacionales, las instituciones académicas, los medios de comunicación y el sector privado para mejorar la vida de las personas mayores, sus familias y comunidades. Se adhiere esta estrategia a los principios rectores de la Agenda 2030 y su enfoque se basa en los derechos humanos. Para ello, es necesaria la implicación de los gobiernos nacionales y locales (OMS, 2021) En esa dirección, la investigación de Huenchuan y Rodríguez (2015) acerca de las “Necesidades de cuidado de las personas mayores en la Ciudad de México. Diagnóstico y lineamientos de política”, en una de sus conclusiones indican que el cuidado es un derecho humano, reconocido desde la Convención Interamericana sobre los Derechos Humanos de las Personas Mayores y señalan al Estado como el ente que debe brindar un acceso oportuno y de calidad a todas las personas mayores que necesitan la ayuda de otro para mantener su autonomía y dignidad. Tomando en consideración que, en un contexto de envejecimiento, la solidaridad de la familia suele sufrir presiones que pueden impactar negativamente tanto en quienes dan el cuidado como en quienes son sujetos del cuidado, lo cual incrementa las desigualdades y la vulnerabilidad. Por tanto, el Estado debe cumplir con su obligación protectora y demanda ética ante estas necesidades perentorias. La importancia y aporte de los estudios citados reafirman la importancia de la presente investigación pues se aborda un programa social impulsado desde el ente rector y de la concreción de una política pública y de servicios sociales que atiendan las necesidades de la población envejeciente. Para Polizzi y Arias (2014) en su investigación transversal correlacional acerca de “Los vínculos que brindan mayor satisfacción en la red de apoyo social de los adultos mayores, en la ciudad de Mar del Plata-Argentina”, en una muestra de tipo intencional con PAM que no tuvieran deterioro cognitivo aparente, que vivían solos, o únicamente con su 7 pareja y los que vivían con otro familiar que no fuera su pareja. Encontrando que los vínculos que brindan mayor satisfacción son los familiares, principalmente de hijos y pareja, la frecuencia de contacto (semanal) mediante visitas o comunicación telefónica. Los apoyos preponderantes son el emocional y la compañía social, seguido de la ayuda financiera, el consejo o guía cognitiva y la ayuda práctica. Concluyendo que las PAM poseen vínculos importantes que les brindan no solo apoyo sino también elevados niveles de satisfacción. A pesar de que el presente estudio difiere en el enfoque metodológico de la investigación a realizar, su aporte está en la necesidad de comprensión del tipo de apoyo que las PAM reciben y la satisfacción que tienen con los mismos. Castellano (2014) realiza un estudio “La influencia del apoyo social en el estado emocional y las actitudes hacia la vejez y el envejecimiento en una muestra de ancianos”, en Tenerife-España. Su hipótesis de partida plantea que una adecuada red social se relaciona con un mejor estado emocional y una actitud favorable ante su etapa vital. Los resultados indican que las PAM poseen un adecuado nivel de apoyo social percibido, siendo la familia la principal proveedora de apoyo, y el sistema familiar funcional. Asimismo, confirman que hay una interacción positiva entre las variables apoyo social, estado anímico y actitudes, las cuales facilitan conductas de protección y de promoción de la salud. Los aportes de este estudio es el haber explorado el apoyo percibido desde el autoinforme, que es una de las estrategias metodológicas que se aplica en la presente investigación. La investigación de Aguirre y Ferrari (2014) acerca de la “Construcción del Sistema de Cuidados en el Uruguay”, con el objetivo principal de analizar el surgimiento del cuidado como problema público y su inclusión en la agenda social, política y gubernamental. Señalan que el cuidado se construye como un nuevo derecho social en el que se conjuga el derecho a recibir cuidados, a dar y a no dar en ciertas circunstancias, lo cual exige armonizar distintas perspectivas y redefinir responsabilidades. Concuerdan los actores en que la política pública de cuidados debe responder a las transformaciones económicas, sociales y culturales que experimenta el país. Si bien es cierto este estudio aborda el tema de la protección social del cuidado de manera general, reafirma la 8 importancia del estudio y la comprensión de la red de cuido como un programa de política social en Costa Rica. El estudio realizado por Vivaldi y Barra (2012) acerca del “Bienestar psicológico, el apoyo social percibido y la percepción de salud en adultos mayores” en Concepción-Chile encuentra que la existencia de una red social adecuada influye en la integración o participación social y en el bienestar porque proporciona estabilidad emocional, atención y protección. También, se revela la importancia de Programas Comunitarios que incentivan la formación de redes sociales y el fomento del apoyo social como factores protectores para el bienestar psicológico, permitiendo el desarrollo funcional de las personas adultas mayores, mediante el incremento de sentimientos de pertenencia e identidad. Este estudio, reafirma la importancia de la presente investigación y aporta algunos elementos que se toma en cuenta al indagar acerca del apoyo social que se brinda. Por su parte, Cardona-Arango et al. (2010) en el estudio sobre el “Apoyo social dignificante del adulto mayor institucionalizado” en Colombia, entre sus hallazgos identifican que las personas institucionalizadas en su mayoría son mujeres, con edades de 60 a 84 años, solteras o viudas y las principales causas para su internalización están la soledad, problemas de salud y por decisión familiar. Esta investigación reafirma la importancia de llevar a cabo el presente estudio para rescatar las experiencias positivas de las redes de cuido, que ayudan a reducir las posibilidades de institucionalización de las PAM. En esta línea, Arias (2009) en su artículo “La red de apoyo social en la vejez. Aportes para su evaluación”, comprueba el efecto positivo que tienen las redes de apoyo social en el bienestar de las PAM, representando las redes una posibilidad para dar respuesta a las exigencias actuales del envejecimiento poblacional. Proponiendo que en todo diseño de estrategias basadas en el apoyo social se debe considerar los siguientes aspectos: a) el fortalecimiento de los apoyos formales e informales existentes, b) la sistematización y la difusión de los recursos de apoyo disponibles, c) la evaluación y mapeo de manera conjunta con las personas adultas mayores y d) el logro de un trabajo complementario entre las distintas fuentes de apoyo como alternativas de acción frente a los desafíos del envejecimiento poblacional. El presente estudio me aporta elementos para considerarlos al indagar sobre los beneficios que reciben las PAM de la red de cuido. 9 Salinas, Manrique y Téllez (2008) en su estudio sobre “Redes de apoyo social en la vejez: adultos mayores beneficiarios del Programa Oportunidades de México” refieren que en un contexto de profundos cambios en las estructuras familiares que brindan apoyo a las personas mayores y donde los recursos públicos son insuficientes para satisfacer la demanda de un grupo social en constante aumento demográfico, encuentran que una característica de las redes de apoyo social, es su grado de homogeneidad, pues la mayoría están compuestas por miembros de la familia cercana, que viven en la misma localidad; el apoyo formal se da por medio de la transferencia y revisión médica, las PAM más vulnerables son las que viven solas con red reducida o nula. Esta investigación se citó debido a que es realizado en un programa estatal como la red de cuido del país, aunque difiere en la metodología aplicada que es cuantitativa y el estudio llevado a cabo es de enfoque cualitativo. A su vez, Puga, Rosero-Bixby, Glaser y Castro (2007) en su artículo “Red social y salud del adulto mayor en perspectiva comparada: Costa Rica, España e Inglaterra” demuestran el efecto positivo de la integración social y las fuertes relaciones sociales sobre la salud. En el caso de Costa Rica el modelo de redes familiares se basa en la co-residencia y el apoyo social dentro de las redes familiares con fuerte dependencia intergeneracional. Mientras que en el modelo británico existe gran independencia derivada del apoyo público y mayor oferta de servicios, alta participación social formal y una mayor diversidad de redes, la red familiar no es el único pilar de las relaciones sociales ni el principal. En España hay un modelo intermedio de redes familiares, de independencia residencial, integración social a través del trabajo en red que facilita el acceso a los servicios de salud, provee ayuda tangible y emocional. Este estudio se cita porque se refiere a modelos de redes de apoyo social para personas adultas mayores que incluye Costa Rica. En Concepción-Chile, Zavala, Vidal, Castro, Quiroga y Klassen (2006) llevan a cabo un estudio descriptivo relacional acerca del “Funcionamiento social del adulto mayor” según algunas dimensiones psico-socio-culturales y familiares que caracterizan a las PAM de los consultorios de atención primaria. Encontrando que un 75% son mujeres, 48% tiene entre 70 a 79 años, 65% tiene baja escolaridad y 70% son católicos, el auto-reporte de funcionamiento social evidencia que a mejor percepción de funcionamiento familiar mejor desempeño en el funcionamiento social. Importante que destaca que, en la medida que la 10 PAM mantenga su autovaloración y un adecuado rol social, esto incide en su salud física y mental. Así como, mientras mantenga su rol social se convierte en un ser útil y con gran valor para su entorno más cercano. El aporte del estudio es la valorización que se da al auto-reporte como una de las técnicas de recolección de datos que se aplica en la presente investigación. Por su parte, Robles (2005) en su artículo titulado “¿Necesitamos políticas sociales para el cuidado a largo plazo?” reflexiona en torno a la necesidad de implementar políticas sociales dirigidas al cuidado, especialmente el cuidado de las personas adultas medios y adultas mayores, pues la vejez transforma el estatus social, de ser individuos independientes y autónomos capaces de cuidar de sí mismos pasan a un estatus social dependiente, incapaz de satisfacer sus necesidades, lo que trae altos costos no solo económicos sino también sociales. Esto demanda políticas sociales directas y políticas dirigidas al cuidado a largo plazo por medio de recursos materiales, sociales y simbólicos disponibles para los hogares y las familias. El Estado debe asumir el cuidado como una responsabilidad social y no puede dejarse exclusivamente como un asunto privado de la familia, la sociedad tiene la responsabilidad de garantizar su otorgamiento. Este artículo constituye un antecedente fundamental para el presente estudio, ya que brinda elementos justificatorios de llevar a cabo la investigación para comprender como la red de cuido integra a nivel local promueve el trabajo cooperativo entre la sociedad civil y las instituciones gubernamentales y no gubernamentales en aras de resolver las necesidades y crear condiciones sociales y económicas adecuadas para garantizar el cuidado de las PAM. La investigación de Sosa y Huenchuan (2002) sobre “Redes de apoyo social de personas mayores en Chile” analizan el papel que cumplen las redes en el mejoramiento de la calidad de vida, utilizando la Encuesta Salud, Bienestar y Envejecimiento y la Encuesta de Caracterización Socioeconómica. Los resultados muestran que el apoyo social se organiza en dos dimensiones a) PAM como receptores de apoyo y; b) PAM como fuentes de apoyo. Entre los tipos de apoyo, se concentra en apoyo material (dinero y cosas como comida, ropa, entre otros), le sigue el apoyo instrumental (servicios como transporte, quehaceres del hogar y patio, entre otros.) y por último el emocional (compañía). Una de las conclusiones relevantes es que los hombres mayores tienen más dificultades para 11 mantener o ampliar sus redes de apoyo social en esta etapa de la vida; las mujeres mayores solas presentan dificultades para participar o pertenecer a una red de apoyo, así como, las redes de apoyo incorporan en menor medida fuentes extrafamiliares. Se reconoce el rol fundamental de los apoyos informales, especialmente la familia, pero ello no implica que deban sustituir el apoyo formal. El aporte proporcionado por este estudio para la investigación radica principalmente en los antecedentes teóricos que incluye redes de apoyo social a personas adultas mayores, así como en sus hallazgos reafirman la necesidad de llevar a cabo el estudio de redes de apoyo grupal o colectivo que es uno de los tipos de apoyo que se dan a nivel comunitario e institucional. Se distancia en lo metodológico porque es un estudio que se basa en el método de encuesta y analiza los resultados estadísticamente. Mientras que el estudio efectuado sobre las redes de cuido es desde un posicionamiento naturalista, pues busca comprender desde el autoinforme de los gestores de las redes de cuido la configuración de las mismas. Mientras que Guajardo y Hunneus (2002) realizan una “Investigación cualitativa sobre redes de apoyo comunitario del adulto mayor: del discurso de los adultos mayores de la comuna de El Bosque – Santiago de Chile” indagando acerca de ¿cuáles son los significados de la participación en redes comunitarias que elaboran hombres y mujeres adultos mayores en relación con el mejoramiento de su calidad de vida considerando una perspectiva de género? Con un enfoque teórico-metodológico socio-hermenéutico, es un estudio de caso único, comunitario y situacional. Los resultados indican que efectivamente los significados de la participación en organizaciones sociales y su contribución a las experiencias de apoyo y bienestar se le atribuye efectos positivos para el curso de la vida de las PAM, tales como son la compañía y el encuentro con otras personas, relajación, esparcimiento, recreación, información para enfrentar las enfermedades o invalidez, la obtención de prestaciones ante las instituciones públicas y recibir apoyo. En este contexto, participación y apoyo se implican mutuamente. El aporte proporcionado por este estudio para la investigación es principalmente el abordaje metodológico que coincide con el enfoque que se asume en el presente estudio. Asimismo, reafirma la importancia de la participación de las personas adultas mayores en todo aquello que los afecte. 12 En esta línea, Montes de Oca (2006) estudia las “Redes comunitarias, género y envejecimiento: participación, organización y significado de las redes de apoyo comunitario entre hombres y mujeres adultas mayores: la experiencia de la Colonia Aragón–México” encontrando que existe gran idealización del papel de las redes familiares en la provisión de apoyos hacia el adulto mayor descuidándose el papel de las redes no familiares, comunitarias y su enlace con las instituciones. Encontrando diferencias en las áreas rurales y urbanas, las ayudas son diferentes en las redes familiares y no familiares, destaca la compañía, la información, el apoyo emocional, y esporádicamente el apoyo económico. Concluyendo que las redes de apoyo comunitario son un espacio social que debe potenciarse y fortalecerse frente a la deficiencia de la seguridad social y la creciente pobreza y vulnerabilidad de los adultos. Es necesario, en esa lógica, entender que las redes familiares, no familiares, comunitarias e institucionales tienen objetivos comunes, pero mecanismos de acción diferentes. Este estudio reafirma la investigación y brinda elementos para el abordaje metodológicos. A su vez, el estudio efectuado por Montes de Oca (2001) sobre el “Envejecimiento en México: un análisis socio-demográfico de los apoyos sociales y el bienestar de los adultos mayores” analiza la estructura y funcionamiento de los apoyos sociales con que cuentan las personas adultas mayores al finalizar el Siglo XX, su objetivo general es conocer los factores más significativos que determinan la probabilidad de tener apoyos sociales entre la población de 60 y más años, así como conocer cuáles pueden ser determinantes individuales, familiares y contextuales. El tipo de investigación es cuantitativa y entre sus hallazgos se encuentra que una décima parte de la población no cuenta con ningún tipo de apoyo social, de los cuales la mayoría es población masculina, quienes muestran mayor propensión al apoyo institucional. También se constata que las mujeres tienen con mayor frecuencia apoyo formal o informal. Esta investigación aporta la necesidad de indagar si existen diferencias de los apoyos sociales por sexo en las redes de cuido. 13 1.1.2 A Nivel Nacional Sauma (2011) en su artículo “Elementos para la consolidación de la Red Nacional de cuido de las personas adultas mayores en Costa Rica”, manifiesta que en el país se ejecutan una serie de programas sociales como el de pensiones del régimen no contributivo, servicios específicos brindados por la CCSS, tanto en la atención de la salud propiamente, como en la parte preventiva. Sobresaliendo la asignación de fondos públicos para la atención en hogares de ancianos, albergues y centros diurnos administrados por las Organizaciones de Bienestar Social (OBS). Sin embargo, un número aún indeterminado de personas adultas mayores no tienen acceso a servicios de atención integral acordes con su situación, especialmente aquellos que han sido abandonados o que carecen de una familia que los cuide y los atienda y los que forman parte de hogares en situación de pobreza. Asimismo, señala que en la Administración Chinchilla Miranda 2010-2014 se define como una de sus prioridades impulsar la conformación de una Red Nacional de Cuido para personas adultas mayores, que incluya los programas existentes de atención y recreación diurna, así como el diseño y puesta en marcha de nuevos modelos de atención integral haciendo las inversiones requeridas para formar los recursos humanos especializados necesarios. Esta información se constituye en un invaluable recurso a considerar en la presente investigación porque enfatiza en los aspectos a tomar en cuenta para una adecuada planificación y desarrollo de la Red Nacional de Cuido para las personas adultas mayores y realiza algunas recomendaciones específicas en ese sentido. Entre ellas, que el modelo de atención considere de forma explícita los diferentes niveles de dependencia de esta población. En esta línea, el CONAPAM, (2010) en el documento “Red de Atención Progresiva para el cuido Integral de las personas adultas mayores en Costa Rica” expresa que entre los aspectos que justifican la creación de la red son: el aumento de la población de 65 años y más; los cambios en la estructura familiar, con menos hijos y por tanto, menos cuidadores potenciales; el incremento cada vez mayor de la incorporación de las mujeres al mercado laboral y el creciente número de hogares que figuran con mujeres como jefas; los insuficientes recursos propios, que garanticen una vida digna para las PAM que les permita atender sus necesidades conforme la persona envejece; la desvinculación social de las PAM al jubilarse, perdiendo los contactos sociales; aunado a ello, los padecimientos que surgen 14 durante la vejez, que en algunos casos ocasiona condiciones de dependencia física, social y mental lo que conlleva ineludiblemente al acompañamiento directo y constante de una persona o institución que le suministre los cuidados acordes a sus necesidades. Este documento es fundamental para la presente investigación porque en él se establece el marco conceptual y metodológico para la organización y funcionamiento de la Red de Atención Progresiva de Cuido que es la razón del estudio. Por su parte, Morales en su ponencia “Experiencias internacionales y propuestas para consolidar la Red Nacional de cuido de las personas adultas mayores en Costa Rica”, expresa que la red de cuido representa una iniciativa del Estado Costarricense en la formulación e implementación de políticas y estrategias de protección social, para garantizar una vida digna y con calidad a las PAM. Es enfático en indicar que se concentra en el desarrollo y fomento de las capacidades locales para resolver la necesidad de cuidado en la vejez y la red se conceptualiza como “la estructura social compuesta por personas, familias, grupos organizados de la comunidad, instituciones no gubernamentales y estatales, conectadas por acciones, intereses y programas, en procura de garantizar el adecuado cuido y satisfacción de necesidades a las personas adultas mayores” (2010, p.13). El planteamiento de CONAPAM y la conferencia de Morales antes mencionados, son fundamentales en este estudio dado que proporcionan toda la normativa y las características para el funcionamiento de la Red, precisando los vínculos de compromiso y retroalimentación entre los distintos actores y las relaciones que se debe dar en dos sentidos: desde y con cada componente; además que precisa la corresponsabilidad entre la sociedad civil y el Estado y la conformación de un equipo de trabajo interdisciplinario e interinstitucional. Como se puede apreciar, la mayoría de las investigaciones que existen hasta este momento se dirigen a demostrar la importancia de los apoyos sociales formales e informales, el tipo de apoyo social que se brinda a las personas adultas mayores, la diferencia por género en la búsqueda y participación de los beneficios. Así como, la necesidad de que existan políticas sociales que atiendan a este grupo etario. A diferencia de lo trabajado, el presente estudio busca la comprensión de la experiencia de la red de cuido desde la perspectiva de las personas que gestionan o conducen las redes, es decir la 15 valoración de la configuración de la red, su estructura y funcionamiento, los procesos que se han llevado a cabo y lo que queda por hacerse para su fortalecimiento. 1.2 JUSTIFICACIÓN E IMPORTANCIA DEL PROBLEMA La tendencia mundial a la reducción de la fecundidad, la mejora en las condiciones de vida, el desarrollo de los sistemas de salud y el aumento de la esperanza de vida al nacer, han sido los factores más influyentes en el cambio demográfico y el incremento de la población adulta mayor. Esta situación también se observa en Costa Rica, que en los últimos cincuenta años ha venido experimentando un proceso de transición demográfica, que ha provocado una modificación profunda en la estructura de edades de la población, comportamiento que se constata en las siguientes cifras de la Oficina Panamericana de la Salud (2004) donde se señala que en 1950 la población costarricense de 60 años y más era de 45 000 personas (5,3% de la población total); durante la primera mitad de la década de los sesenta este porcentaje bajó a 4,8%, producto del incremento de la natalidad en los años cincuenta, para luego aumentar hasta alcanzar un 5,5% en 1980, 5,8% en 1985 y 7,1% en 1995. Según proyecciones de población realizadas por CELADE (2003) en el 2000 este grupo representa el 7,9% y en el 2025 será de un 14.5%. A su vez el aumento en el porcentaje de hogares compuestos solamente por personas adultas mayores según Sauma (2010) pasó de 3,4% del total de hogares en Costa Rica en 1990 a un 6% en el 2009. Esta situación también se refleja en el porcentaje que representan esos hogares dentro del total de hogares con al menos un miembro de ese grupo de edad. Para el 2025 se espera que en uno de cada cuatro hogares costarricenses (25%) haya una persona adulta mayor (en un 7% de los hogares habrá más de una persona de este grupo de edad), y que poco más de un 10% del total de hogares del país estará conformado solamente por personas adultas mayores (cerca de un 45% de los hogares con al menos una persona en esa edad). Asimismo, en la información estadística disponible, se encuentra que, de cada cien hombres de 65 años, 43 pueden esperar vivir hasta los 85 años de edad, y 56 de cada 100 16 mujeres, esto quiere decir que, así como, se acelera el número de personas de 65 y más años, aumenta la proporción de PAM de edades avanzadas (Mi-CONAPAM, 2008). Al respecto, el Ministerio de Salud, OPS/OMS (2004) indican que las manifestaciones del proceso de transición demográfica en los inicios del siglo XXI tienen algunas características que merecen destacarse y que definen un continente con muy bajo crecimiento poblacional y bajas tasas de fecundidad y mortalidad, lo que da una apariencia de estabilidad y equilibrio. Los indicadores de nivel nacional esconden diferencias que vale la pena destacar, por sus efectos en las características de la población y porque deben tenerse en cuenta en la formulación de políticas sociales en general y de salud en particular. En este sentido, el envejecimiento poblacional es uno de los logros más importantes de la sociedad, sin embargo, este se convierte a su vez, en uno de los mayores retos, pues a medida que se incremente el envejecimiento en la población irán emergiendo nuevas demandas en el ámbito de las políticas públicas y en el sistema sanitario, así como, se requerirán respuestas socio-económicas y culturales efectivas y eficaces para que se atiendan las necesidades, riesgos y problemas de este grupo etario. Otro de los retos a enfrentar es la transformación de la familia, las cuales en las últimas décadas han modificado su estructura, se ha reducido el número de sus miembros pasando de familias extensas a nucleares o monoparentales con 1 o 2 hijos en promedio. En su dinámica, la mujer se incorporo al ámbito laboral y no permanece las 24 horas en casa al cuidado de los infantes, enfermos o PAM. Al respecto, Lin y Langen (2001) refieren que las familias se están reduciendo y las estructuras familiares se están convirtiendo en más simples. La familia como elemento básico de la sociedad, ha sufrido cambios, por un lado, la evolución de la economía social y política, así como los cambios en la ética, la moral y la conciencia social, es decir hay cambios en las normas de conducta que regulan las relaciones interpersonales dentro de la familia. Asimismo, enfatizan que las funciones de la familia en el cuidado de PAM se están debilitando. Entendiéndose por funciones de la familia, las contribuciones que la familia aporta a sus miembros y a la sociedad, en otras palabras, el papel que desempeña la familia en la existencia humana y el desarrollo social. Por otro lado, hay que considerar que la economía de mercado y los crecientes riesgos de las actividades económicas que vienen con ella, hace que cada vez sea más difícil para la familia proporcionar apoyo a las PAM. 17 En esta línea, Rosero-Bixby (2010) en su estudio Demografía del cuido de las personas adultas mayores en Costa Rica refiere que los cambios en la conformación de las familias, con parejas con menos hijos hace que existan menos cuidadores potenciales, lo cual es preocupante porque la necesidad de cuidados centrados en actividades de la vida diaria despega a la edad de 80 años y éste es provisto principalmente por la familia (cónyuge e hijos), pero básicamente es un asunto femenino, hasta ahora. Ante esta realidad, surge la Red de atención progresiva para el cuido integral de personas adultas mayores, como una alternativa ante la importante falta de opciones de cuido para las PAM. Situación que se acompaña del menoscabo de la calidad de vida de este sector de población y a la vez se constituye en una barrera para la incorporación al mercado laboral de mujeres, que tradicionalmente han estado a cargo de ese rol, especialmente para aquellas jefas de hogar, que les permita obtener ingresos suficientes para cubrir sus necesidades y salir de la pobreza (Morales, 2010). Estos cambios en la estructura etaria y en los apoyos sociales que se vienen experimentando tanto a nivel mundial como nacional, justifican a priori la necesidad para la creación de conocimiento con relación a las redes de cuido y la intervención gerontológica en la etapa de la vejez siendo este aspecto el aporte teórico y metodológico más importante del presente estudio, evidenciado en el desarrollo y la sistematización de elementos teóricos, conceptuales y prácticos que acontecen en un contexto específico, es decir en las redes de cuido seleccionadas. Mientras que el aporte metodológico se basa en las experiencias científicas que a nivel internacional demuestran que el apoyo social es un factor protector, positivo en la vida de las PAM, así como, las respuestas que la sociedad viene implementando para atender esta necesidad, disminuir su vulnerabilidad, no desarraigarla de su entorno y mejorar sus condiciones de vida para que tengan una vejez satisfactoria y con bienestar. Por consiguiente, en este estudio más que elaborar, corroborar o falsear, lo que las teorías sobre redes señalan, se trata de descubrir la singularidad y los atributos relevantes de las experiencias vividas en la cotidianeidad, sin dejarse influir anticipadamente por las teorías genéricas ya establecidas. Por consiguiente, las consideraciones de estudiar el Programa de la Red Progresiva del cuido para las personas adultas mayores, se funda en que el Estado concreta su relación 18 con los ciudadanos mediante las políticas públicas, las cuales se apoyan en leyes o decretos que las fundamentan y legitiman (Subirats, 2003). De igual manera, las políticas públicas en Costa Rica se visualizan desde la institucionalidad costarricense que directamente las ejecutan con la población para las cuales han sido creadas. En el caso particular de esta investigación es con el Programa Red de Atención Progresiva para el Cuido Integral de las Personas Adultas Mayores impulsado por CONAPAM como ente rector en materia de población adulta mayor. Dicho programa es operacionalizado desde la interinstitucionalidad e intersectorialidad, con participación en algunas de las redes de organizaciones públicas y privadas locales y la sociedad civil. Asimismo, la realización del presente estudio es pertinente por las escasas investigaciones en esta temática, y los pocos que existen están relacionado son la situación demográfica en aumento de este grupo poblacional, o en alguna situación que presentan las personas adultas mayores, pero no desde una mirada interna de la gestión o conducción de los procesos que se llevan a cabo en la red de cuido. Además, como enfermera y futura gerontóloga, por un lado, es fundamental reconocer que la población adulta mayor tiene una serie de particularidades, necesidades, riesgos y problemas diferenciados propios de la etapa de la vejez. Por otro lado, se considera sumamente pertinente promover la reflexión de los actores sociales involucrados en la red de atención progresiva para el cuido integral de la persona adulta mayor para que, a partir de los resultados de esta investigación se devele la forma como se estructura y funciona la red, sus logros, fortalezas, limitaciones y aspectos a mejorar, de tal manera que se avance hacia una atención integral y progresiva de las personas adultas mayores. Cabe señalar, que como parte de esta investigación se pretendió trabajar directamente con la población adulta mayor, sin embargo, por la situación de pandemia sanitaria que se está viviendo se tuvo que enfocar el estudio solo hacia las personas que conducen la red de cuido. 1.3 PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN En este apartado se exterioriza la formulación del problema que constituye el eje 19 central para la ejecución del estudio. En este sentido, se parte, en primer lugar, que la vejez es un constructo social complejo y multidimensional, que está principalmente determinado por la complicada interacción entre los factores bio-psico-sociales que intervienen en la vida, el bienestar, en la salud y en la calidad de vida de las PAM costarricenses. Esto constituye la dimensión valorativa que se tiene de la vida, en él intervienen con mayor fuerza, componentes no sólo referidos a los factores biológicos, sociales, psicológicos y antropológicos, sino también a los espirituales, económicos, ideológicos y políticos, en general. A manera de ejemplo se puede mencionar, las enfermedades que causan en muchas ocasiones discapacidades y dependencias; la jubilación; la pérdida de seres queridos; la marcha de los hijos del hogar; la mayor proximidad de la muerte; entre otras, conducen a pensar que todos esos eventos producirán reacciones negativas, como son: depresión, soledad, malestar, sufrimiento y que experimenten situaciones negativas. En segundo lugar, en la etapa de la vejez las personas disminuyen su funcionalidad e independencia y presentan problemas en su salud física, mental o en ambas, como también algunas tienen insuficientes ingresos económicos para cubrir sus necesidades básicas. Producto de esta situación muchas de las PAM se aíslan de las actividades sociales. Sumado a ello, el debilitamiento de su red de apoyo debido a que han quedado viudos/as, son solteros/as, sus familiares y coetáneos han fallecido, las amistades se alejan por sus diferentes compromisos o por la distancia donde viven entre otros. En tercer lugar, si bien la familia conserva su carácter esencialmente protector, hoy está sufriendo profundos cambios en su estructura al reducirse el número de hijos, las parejas jóvenes postergan la maternidad y la paternidad, dando prioridad a la satisfacción de sus necesidades económicas y laborales. Esta situación limita a la familia en su función de proveedora de cuidados a sus miembros en la etapa de la vejez. Aunado a ello, la mujer que tradicionalmente se ha ocupado del cuidado de los miembros enfermos de la familia, se incorpora al trabajo y dispone de menos tiempo para atender las obligaciones familiares (Palacios, 2006). El cambio de las formas tradicionales de organización familiar pone en crisis la capacidad para asumir por parte de las mujeres y de las familias el cuidado de las personas adultas mayores y más aun de aquellas que tienen problemas de salud. Esto hace que las personas adultas mayores sean más vulnerables, estén desprotegidas y que su red de apoyo 20 sea insuficiente para ayudarle. Como manifiestan Bozo, Toksabay y Kürüm (2009) las personas adultas mayores que conviven con sus familiares presentan mayores niveles de salud mental, física y emocional en comparación con aquellos que viven solos. En este contexto, CONAPAM como órgano rector en envejecimiento para el país y responsable directo de dar las políticas en esta materia, de promover estrategias y alternativas que concreticen las políticas de protección y apoyo social a las personas adultas mayores, así como, dar cumplimiento a los acuerdos internacionales y avanzar en la protección específica de dichas personas, como también concretar lo establecido en el artículo 16 de la Ley 7935 en la que se indica que en lo posible la PAM debe permanecer integrada a su núcleo familiar y su comunidad, que es el espacio donde ha construido su existencia, donde todo le es familiar, está lleno de recuerdos y no hay mejor lugar que éste. Por tanto, hay que buscar alternativas de apoyo social para que permanezcan en su entorno y evitar su institucionalización, ya que, desde el punto de vista biológico, psico-afectivo y socio-cultural la vejez se vive con mayor satisfacción cuando se está rodeado del ambiente cotidiano donde la persona ha pasado toda su existencia. Ante esta realidad, el Plan de Gobierno de la Administración Chinchilla Miranda (2010-2014) permite a CONAPAM promover el Programa de Red de Cuido para la atención de las personas adultas mayores sin tenerlos que desarraigar de sus lugares o entornos donde han pasado gran parte de su vida. Esta, es una alternativa que considera el hecho de que la mayoría de la población adulta mayor no requiere internamiento en un hogar, albergue, que han sido las opciones tradicionales existentes en el país. Por el contrario, la red permite dar apoyo a las PAM para que puedan quedarse en su casa con la ayuda de la familia o la comunidad, siguiendo el planteamiento gerontológico, que señala que las situaciones particulares que se presentan en la etapa de la vejez, deben entenderse desde una perspectiva integral y holística (CONAPAM, 2010). En cuarto lugar, desde la perspectiva gerontológica es indispensable visualizar como el trabajo en las redes de cuido dan respuesta a los requerimientos y necesidades que las PAM presentan en la etapa de vida que están cursando, que por su multidimensionalidad requiere de una intervención gerontológica multidisciplinaria para promover las ayudas a las demandas de este grupo etario bajo el principio de integralidad. Por lo que la principal motivación e interés del estudio se centra en la comprensión 21 de los procesos de funcionamiento de las redes de cuido desde la percepción de los gestores de las mismas, quienes viven la experiencia cotidianamente y son la voz autorizada para referirse al tema. En este contexto, se gesta la interrogante principal y las sub-interrogantes acerca del tema a investigar. ¿Cuál es la perspectiva de los actores sociales involucrados sobre la Red de Atención Progresiva para el Cuido Integral de la Persona Adulta Mayor promovidas por CONAPAM-Costa Rica durante el período 2011-2021? En busca de las respuestas a este problema de investigación se generan las siguientes sub-preguntas: ¿Qué significado y concepciones tienen los actores sociales sobre la red de cuido? ¿Cómo es la estructura y funcionamiento de la red de cuido según las personas participantes en el estudio? ¿Cuáles son las mayores fortalezas de la red de cuido percibidos por las personas participantes en el estudio? ¿Qué obstáculos o limitaciones para el funcionamiento de la red de cuido perciben las personas participantes en el estudio? ¿Qué aspectos a mejorar o fortalecer en el funcionamiento de la red de cuido perciben las personas participantes en el estudio? ¿Qué lineamientos gerontológicos se deben incluir para fortalecer la red de cuido a partir de los hallazgos encontrados? 1.4 OBJETIVOS 1.4.1 Objetivo general Analizar la perspectiva de los actores sociales involucrados sobre la Red de Atención Progresiva para el Cuido Integral de las Personas Adultas Mayores promovidas por CONAPAM-Costa Rica, durante el período 2011-2021. 22 1.4.2 Objetivos específicos Indagar el significado y concepciones de la red de cuido para las personas participantes en el estudio. Valorar la estructura y el funcionamiento de la red de cuido desde la percepción de los actores sociales involucrados. Explorar la percepción de los actores sociales involucrados sobre los logros, fortalezas, obstáculos y aspectos a mejorar con relación a la Red de cuido. Elaborar algunos lineamientos gerontológicos para el fortalecimiento de la red de cuido. 1.5 ALCANCES DEL ESTUDIO Esta investigación pretende generar una primera experiencia de corte cualitativo sobre las redes de cuido como estrategia generada por el Estado para atender las necesidades, riesgos y problemas, es decir la vulnerabilidad de las personas adultas mayores. Lo que se pretende es reconstruir cómo se organiza y funciona el apoyo social a través de la Red de Cuido por medio del análisis del significado y concepciones que tienen los actores sociales involucrados, esperando que los hallazgos que se obtengan sean de utilidad no sólo para las instituciones que participan en la red de cuido sino especialmente para las PAM, sus familias y la comunidad. La propuesta de lineamientos gerontológicos para el fortalecimiento de la red de cuido será un aporte valioso para las redes de cuido participantes en el estudio y CONAPAM en la búsqueda de lograr la atención integral y progresiva a las PAM. Asimismo, se espera contribuir al proceso de concienciación y sensibilización de los profesionales que estudian la Maestría de Gerontología en la Universidad de Costa Rica en aras de fortalecer la identidad profesional de los egresados de la Maestría. 23 CAPÍTULO II REFERENTE TEÓRICO-PRÁCTICO 24 “Bajo el nombre de cuidado se agrupan toda una serie de tareas y actitudes que conforman la base sobre la que se asienta la vida humana y sin las que ésta no sería posible. Se trata de una realidad transversal a todas las facetas de la vida, con varias dimensiones materiales, emocionales, afectivas y relacionales mediante las que los sujetos cubrimos nuestras necesidades” Lucía González-Mendiondo en La crisis de los cuidados en clave sexológica. Revista Española de Sexología nº131-132, 2005. En este segundo capítulo se fundamenta teóricamente la investigación en función de los ejes temáticos del estudio, se incluye la revisión de la literatura en fuentes primarias: libros, publicaciones en periódicos, revistas, tesis, documentos oficiales de organismos estatales y privados. Asimismo, fuentes secundarias como compendios de investigaciones, consultas con expertos, Internet, entre otros. A partir de lo anterior, se integra y ordena la información recopilada por temas y sub-temas. 2.1 LA VEJEZ COMO UN FENÓMENO SOCIAL: SU VULNERABILIDAD El envejecimiento es un proceso normal inherente a las personas, que también ocurre a las poblaciones. Pero el envejecimiento de las personas es diferente del proceso conocido como envejecimiento demográfico. Por tanto, en el análisis del tema sobre el envejecimiento y la vejez, es necesario hacer una diferenciación entre dichos términos, pues para la mayoría de las personas es muy común considerarlos como sinónimos. El envejecimiento poblacional se produce por el aumento en la importancia relativa del grupo de PAM y la disminución porcentual de los menores. Esta situación está ocurriendo en América Latina y en Costa Rica de una manera mucho más rápida que en los países más desarrollados. El envejecimiento individual, es el proceso que inicia en la concepción y termina con la muerte (Buendía, 1997; Alvarado y Salazar, 2014) mientras que la vejez es una etapa del ciclo de vida. 25 De acuerdo con la teoría del desarrollo, la vejez es la última etapa de la vida. Mientras que el envejecer es un proceso complejo y fascinante que experimentan todos los seres humanos. Es un cambio continuo que ocurre a través de toda la vida desde el mismo momento del nacimiento, y se manifiesta de forma compleja por las múltiples facetas (fisiológicas, emocionales, cognitivas, sociológicas, económicas e interpersonales) que influyen en el funcionamiento y bienestar social (Guerrini, 2010). Según Erikson (1968) la vejez es la última etapa en el desarrollo del ciclo de la vida. Es cuando la descendencia propia se ha casado o viven lejos, probablemente el cónyuge o varias amistades han muerto. En esta etapa algunas personas pueden padecer un deterioro mental o físico por lo cual requieran institucionalización. Por estas circunstancias, la vejez muchas veces se distingue como una etapa sin funciones sociales o una fase que acorta la actividad social y la persona va alejándose de la sociedad o puede enfrentarse a un posible aislamiento social. Para este autor, el conflicto principal se plantea entre “generatividad” y “estancamiento”. La primera es la preocupación por afirmar y guiar a la generación siguiente, incluyendo los conceptos de productividad y creatividad. Pero cuando este enriquecimiento falla hay una regresión a una necesidad obsesiva de seudointimidad acompañada por un sentimiento de estancamiento, aburrimiento y empobrecimiento interpersonal. Para Guerrini (2010) el envejecimiento es una experiencia natural, dinámica y evolutiva. Esta vivencia es fascinante porque los cambios ocurren de manera diferente en cada una de las personas. Cada persona envejece en función de cómo haya vivido, por lo tanto, el envejecimiento es un proceso diferencial. En esta línea, Lau (2001) refiere que cada vez se vive más y en mejores condiciones, sin embargo, esta experiencia es distinta para cada individuo, debido a que los cambios que se presentan no se deben exclusivamente al proceso biológico normal e irreversible de envejecimiento individual que afecta a distintos órganos y sistemas corporales, sino también a la combinación de varios factores interrelacionados, tales como la pérdida prematura de aptitudes funcionales por desuso, enfermedades agudas y crónicas, la marginación social, la desnutrición, la pobreza, entre otros. Por tanto, la etapa de la vejez es un proceso que integra factores biológicos, psicológicos, sociales, espirituales y 26 económicos que se influyen mutuamente y condicionan las conductas, las competencias y el desarrollo en general de la persona. Además, estos factores incluyen dimensiones, tales como: la salud, las necesidades económicas, las relaciones sociales, las actividades y los elementos de la personalidad, como la extroversión, el optimismo, el control interno, la alta autoestima, el sentido del humor, entre otros, necesarias para alcanzar el bienestar personal o la felicidad (Fernández, 2000). Asimismo, se aprecia que las personas en la etapa de la vejez con mayor frecuencia están sometidas a acontecimientos adversos como: las enfermedades, la muerte de seres queridos, la salida o retirada del ambiente de trabajo, los problemas económicos, la partida de los hijos del hogar, la soledad, entre otros, teniendo un menor bienestar personal. No obstante, en la realidad se evidencia, en algunas personas, que con la edad aprenden a afrontar los acontecimientos adversos de una manera más exitosa que cuando eran jóvenes, aprenden a ser felices con las pequeñas cosas y a compensar de alguna manera los acontecimientos negativos a las que se ven expuestas. Esto hace que cada persona vivencie su propia vejez de acuerdo con su historia personal, contexto en el que vive, educación recibida, pautas culturales y concepciones acerca de la vejez que ha sostenido durante la juventud. Sin embargo, también depende de las cualidades personales, la capacidad de adaptación a los cambios, el estilo de vida y la mirada hacia el futuro. Por consiguiente, interesa comprender la situación individual y bienestar personal de la persona adulta mayor, pues los padecimientos surgen durante la vejez, en algunos casos ocasionan condiciones de dependencia física, social y mental, que conlleva ineludiblemente al acompañamiento directo y constante de una persona o una institución para que le suministre los cuidados acordes a sus necesidades. Dichos acontecimientos pueden limitar la vida en términos cuantitativos y cualitativos. Esto incrementa la vulnerabilidad de las PAM. Al respecto, Katzman (2000) citado por Aranibar (2001) refiere que se habla de fragilidad cuando una persona, hogar o comunidad experimentan desventajas sociales, adversidades específicas para controlar las fuerzas que modelan el propio destino, o para contrarrestar los efectos sobre el bienestar y la incapacidad para aprovechar las oportunidades disponibles en distintos ámbitos socioeconómicos para mejorar la situación de bienestar o impedir su deterioro. 27 En este sentido, las personas mayores experimentan vulnerabilidad producto de la mayor exposición que otros grupos de edad a la disminución de la autonomía, enfermedades, reducción de los ingresos económicos y a la marginación social producto de la disminución del flujo de relaciones sociales. Como cualquier grupo etario o minorías las personas adultas mayores experimentan vulnerabilidad por componentes distintos a las otras etapas del ciclo vital cronológica, social y fisiológicamente diferenciadas. Asimismo, dentro del grupo de personas de 60 y más años, hay algunos que presentan una condición de mayor vulnerabilidad que otros. En síntesis, el envejecimiento de la población es uno de los fenómenos demográficos más importantes del presente siglo y de los siguientes, que está transformando la estructura social, educativa, cultural, política y económica de los países. A su vez el envejecimiento individual tiene repercusiones a nivel personal en la funcionalidad, la dependencia física y económica y a nivel familiar la modificación de los roles en su interior. A nivel de la sociedad la situación de la vejez es una preocupación de todos para atender las necesidades emergentes por los costos sociales y económicos que no se puede obviar (Aranibar, 2001). 2.2 LA ETAPA DE LA VEJEZ Y LA NECESIDAD DE CUIDADO El envejecimiento del ser humano es un proceso fisiológico presente durante toda la vida adulta y se acentúa progresivamente con la edad. La principal característica de este proceso en la etapa de la vejez es la limitación progresiva en las capacidades y competencias funcionales de adaptación y de interacción del ser humano con su medio ambiente biológico, físico, psicológico y social (Chambres, 1983). La OPS/MINSA/CONAPAM (2004) y la UCR-CONAPAM (2008) expresan que pese a los adelantos que se han dado en el campo de la vejez, un tercio de los años de una persona adulta que le resten por vivir transcurren en estado de discapacidad o alguna dependencia tanto física, cognitiva o ambas. Asimismo, señalan que la prevalencia de alguna discapacidad aumenta con la edad, de 15% a los 60 años hasta alrededor de 50% entre hombres de 90 y más. 28 De allí, que la mayor longevidad de la población, involucra no sólo una mayor prevalencia de enfermedades crónicas y degenerativas, implica también, una mayor prevalencia de discapacidad y limitaciones funcionales y cognitivas afectando la independencia en el diario vivir de las PAM, sean estas actividades básicas e instrumentales, esto determina el grado de dependencia, lo cual va requerir asistencia y cuidado por parte de terceros para el desarrollo de las actividades de la vida diaria (AVD), durante periodos de tiempo y en muchos casos prolongados (Abellán, 2000 y Abellán y Puga, 2001). En este contexto, la familia es la llamada a brindar esta ayuda, más cuando la persona adulta mayor se enferma, lo cual repercute en la familia en conjunto, se dan cambios en su dinámica o funcionamiento, sobre todo si el problema de salud discapacita a la PAM, es decir, si hay una pérdida de autonomía para llevar a cabo las actividades de la vida diaria, y necesitan el apoyo de otros para realizarlas y satisfacer sus necesidades. Generalmente, este deterioro funcional provoca alteraciones emocionales y cognitivas que agravan la situación de dichas personas, aumenta la tensión de los miembros de la familia, y se hace más difícil la tarea del cuidado para quienes asumen esta responsabilidad dentro de ella (Espín, 2010). Sin embargo, en el caso de las personas adultas mayores que no tienen familia esta situación se complica y se debe acudir a otro tipo de apoyos sociales, tanto informales como formales. Al respecto, el censo del 2000 muestra que en Costa Rica hay 30 000 personas adultas mayores que viven solas, es decir el 10% de esta población. Esto lleva a identificar las necesidades y problemas de este grupo etario, como refiere Jiménez (1995) citado por OPS-MINSA-CONAPAM (2004) uno de los problemas es el abandono, conceptualizado como la condición de soledad, aislamiento e indefensión, deterioro físico y/o mental de una persona adulta mayor, así como, no cuenta con redes de apoyo, familiares o comunitarias, definidas, estables e identificadas, para brindar cuidados, ayuda instrumental, afecto, protección, seguridad material, vivienda; aspectos indispensables en el mantenimiento de la calidad de vida. En este contexto, emerge la familia, la cual tiene gran responsabilidad en todo lo relacionado con la conservación y protección de las personas que la integran, desempeñando funciones inherentes a la satisfacción de necesidades básicas y el cuidado de 29 los integrantes. Como manifiesta Quintero (2007) la familia es el grupo de convivencia basado en el parentesco, la filiación y la alianza donde se crea una serie de relaciones, obligaciones y emociones. Para Eroles (2001) la familia tiene dos funciones: por un lado, asegura la supervivencia física y por otro lado, construye lo esencialmente humano del hombre. Rige el funcionamiento de los miembros, define la gama de conductas y facilita la interacción recíproca. Por tanto, la familia sigue siendo la institución social primaria de ayuda a pesar de la estructura y funciones cambiantes. Especialmente para las personas adultas mayores de edad avanzada, quienes van presentando incapacidad o impedimentos para llevar una vida independiente haciendo que la familia asuma un rol más activo, sea un soporte muy importante para la vida, le brinda apoyo de tipo material, emocional y social durante los tiempos normales y mucho más en los de crisis. A su vez la familia se constituye en un factor principal para reducir la posibilidad de institucionalización de personas adultas mayores seriamente incapacitadas o enfermas. Pues tradicionalmente la atención a las personas dependientes ha sido llevada a cabo por familiares, particularmente por las mujeres, lo que ha sido denominado como cuidado informal. En esta perspectiva, el cuidado de las PAM es entendido como el conjunto de todas aquellas actividades humanas físicas, mentales, emocionales y sociales dirigidas a mantener la vida, la salud y el bienestar, con el propósito de que las personas en situación de dependencia puedan seguir disfrutando de la mayor calidad de vida posible acorde con las preferencias individuales, con el máximo grado posible de autonomía, participación, realización personal y dignidad humana (Badley, 1993). El cuidado de la PAM en el domicilio, como el que las familias deseen atender a su familiar en su entorno habitual, supone para las instituciones un ahorro significativo en recursos de atención (Cigarán, Losada y Moreno, 2006).También existen razones culturales que explican el hecho de que sea la familia la principal fuente de cuidado de la persona adulta mayor dependiente, y una de ellas es el “familismo”, más frecuente en las culturas hispanas, el cual hace referencia a sentimientos fuertes de lealtad, reciprocidad y solidaridad entre miembros de una misma familia (Losada, Knight y Márquez, 2003). Sin embargo, la incorporación de la mujer al mercado laboral hace que el cuidado 30 sea brindado por terceras personas. Al respecto, Casado y López (2001) hacen hincapié de que el cuidado de una PAM que sufre enfermedades o discapacidades, resulta un trabajo exigente, que demanda tiempo, salud, entereza y medios. El costo del cuidado va a depender, en gran medida, del tipo de funcionalidad y dependencia que tenga la persona adulta mayor que se atienda y de la calidad de atención que se desee entregar. Se trata de estimar las necesidades reales de las personas según edad, patología que presenta, tiempo de padecerla, situación psicológica, social y económica, funcionalidad, grado de dependencia, tiempo de dedicación, tipo de cuidadora que requiere, entre otras (Cristófol, Moraga, Rodríguez, Pardo y Berea, 2003). Económicamente la familia sufre un impacto al verse limitados sus recursos financieros, debido por una parte a que el cuidador principal se ve obligado en muchas ocasiones a dejar de trabajar fuera de casa para dedicarse al enfermo, y por otra, al propio cuidado como por ejemplo su alimentación, medicación, movilización, entre otros, incrementando los gastos, los cuales no siempre están al alcance del cuidador y de la familia, constituyendo otro motivo de tensión y estrés para el mismo. En síntesis, no todas las personas que llegan a la etapa de la vejez requieren ser institucionalizadas, lo que necesitan es apoyo para la satisfacción de sus necesidades básicas o para realizar las actividades de la vida diaria. Es decir, necesitan de cuidados en su entorno. El cuidado es una relación y es un proceso (Colliere, 1989). Está determinado por aspectos sociales u educacionales, también es el resultado de los valores personales. A pesar de ser un aspecto intrínseco, el cuidado de otros requiere un aprendizaje que se produce a lo largo de toda la vida y es la suma de la adquisición de una serie de conocimientos, experiencia personal y del entorno en el que cada persona se ha desenvuelto (Martínez y Miangolarra, 2006). La cantidad de ayuda que se requiere depende del grado de limitación que presente (Moreno, 2005). El cuidado que requiere la persona adulta mayor es principalmente proporcionado por el familiar más cercano, generalmente la cónyuge, hija o hijo el que acompaña el proceso de vejez hasta la muerte. Al respecto, Palacios y Liménez (2008) con frecuencia, son los miembros de la familia los que llevan a cabo las tareas de cuidado, pero entre ellos se destaca la tarea de uno en particular, quien asume la mayor responsabilidad. Watson 31 citado por Abades (2007) considera que el cuidado debe fundamentarse en un conjunto de valores humanos universales: amabilidad, afecto y amor por uno mismo y los demás. Estos aspectos llevan a que se profundice en el apoyo social, aspecto que se aborda a continuación. 2.3 APOYO SOCIAL Y REDES SOCIALES Evolución histórica del apoyo social En este espacio se hace referencia a los hallazgos del estudio realizado por Aranda y Pando (2014) se hace una síntesis del trabajo realizado por los autores acerca del concepto de apoyo social y redes de apoyo social, desde su origen en el siglo XX hasta la primera década del siglo XXI. En su análisis bibliográfico los autores encuentran que el término apoyo social aparece usado por John Barnes en 1954 para explicar el acceso a puestos de trabajo, a la actividad política y los roles maritales. Y Bott (1955) lo aplica para describir a la red social como una configuración social en la que algunas unidades externas que la componen mantienen relaciones entre sí. Posteriormente Bowly en 1969 introduce el concepto de apoyo social a través de la teoría del desapego para explicar el cariño de una madre hacia los hijos, en específico el efecto protector, desde la infancia y durante la vida. En la década de los setenta, Cobb (1976) conceptúa la red social como la instancia mediadora en la que se brinda apoyo social de tipo emocional e informacional. Además, expresa que el apoyo social es el amortiguador de los procesos estresantes vitales. A partir de los cuales el apoyo social se define como el proceso en que se dan las transacciones entre las personas o como los vínculos entre individuos o entre individuos y grupos lo cual sirve para mejorar la adaptación cuando uno se enfrenta a situaciones de estrés, reto o privación y, como cualquier impulso que es provisto por otra persona (o grupo) mueve al receptor hacia las metas que desea. Por su parte Kaplan, Cassel y Gores (1977) definen al apoyo social como el grado de satisfacción de las necesidades sociales básicas de afecto, estima y pertenencia a través de su interacción con otros individuos. Mientras que, Johnson y Sarason (1979) señalan que 32 es el grado en que los individuos tienen acceso a recursos sociales, a partir de relaciones de con-fianza con otros individuos. En la década de los ochenta, se encuentran veintidós estudios que hablan de apoyo y red social, uno de ellos es de Maguire (1980) quien señala que la red social se entiende como las fuerzas preventivas que se brindan entre los individuos ante una situación crítica. Kahn y Antonucci (1980-1981) refieren que son transacciones que implican ayuda, afecto o afirmación que se dan entre las personas. Wellman (1981) afirma que la red social es un conjunto de lazos apoyadores, en donde se ofrecen transacciones entre ellas, tomando en cuenta la calidad, cantidad y distribución de recursos. Para Thoits (1982) es el grado en que las necesidades sociales básicas (afiliación, afecto, pertenencia, identidad, seguridad y aprobación) son satisfechas a través de la interacción con otros. En 1983 Gottlieb, manifiesta que el apoyo social es la información verbal y no verbal, ayuda tangible o accesible dada por los otros o inferida por su presencia y que tiene efectos conductuales y emocionales beneficiosos en el receptor. Mientras Berkman (1984) señala que la red social es un tipo específico de relaciones que vincula a un grupo determinado de personas, objetos y acontecimientos. Para Shumaker y Brownell (1984) el apoyo social es el intercambio entre al menos dos individuos, con el objetivo de incrementar el bienestar del receptor. Posteriormente, refieren que el apoyo social es el contenido funcional de las interacciones sociales. Lin, Dean y Ensel (1986) definen el apoyo social como el conjunto de provisiones expresivas o instrumentales–percibidas o recibidas– proporcionadas por la comunidad, las redes sociales y las personas de confianza. Israel y Rounds (1987) entienden por red social al conjunto de contactos personales a través de los cuales el individuo mantiene su identidad social y recibe apoyo emocional, ayuda material, servicios, información, entre otros. Vaux (1988) lo conceptualiza como un metaconstructo en el que se incluyen elementos como los recursos de la red de apoyo, las conductas de apoyo y las evaluaciones del mismo. Para Hobfoll y Soque (1988) las redes de apoyo social son las interacciones o relaciones sociales que ofrecen a los individuos, asistencia real o un sentimiento de conexión a una persona o grupo que se percibe como querido o amado. 33 En 1989, Jylhä y Aro; y Hanson, Isacsson, Janzon y Lindell (1989) consideran que el apoyo social es la interacción entre las personas, sean estos familiares, amigos, vecinos y miembros de organizaciones sociales. A su vez, Bravo (1989) opina que el apoyo social es una interacción que se da entre los humanos y en las que se intercambian recursos tanto sociales, como emocionales, instrumentales y recreativos. Frey (1989) conceptualiza el apoyo social como las transacciones interpersonales que incluyen la expresión de afecto positivo de una persona hacia la otra, la afirmación o respaldo de los comportamientos de otra persona, percepciones o puntos de vista expresados y la entrega de ayuda material o simbólica a otra. En la década de los noventa emerge un nuevo concepto sobre las redes de apoyo social con Lemos y Fernández (1990) quienes lo definen como una serie de círculos internos y externos, concéntricos en donde la familia nuclear constituye el círculo más pequeño, los familiares y los amigos, y los compañeros de trabajo y otras personas el círculo exterior. Para Vaux (1990) el apoyo social es un proceso complejo y dinámico, que parte de las transacciones que se dan entre los individuos de la red como respuesta a las demandas de ese contexto. Castañeda (1990) refiere que la red social es un conjunto de contactos que dan identidad social a los individuos, apoyo de diferentes tipos e influye en la búsqueda de ayuda que hacen las personas. Sánchez (1991) el apoyo social es algo personal y subjetivo, mientras que la de redes de apoyo social es una estructura social. Según Lozares (1998) el apoyo social se relaciona a la red social, como un conjunto bien definido de actores, individuos, grupos, organizaciones, comunidades, sociedades globales, entre otros, que están vinculados unos a otros a través de relaciones sociales. Mientras Dabas (2006) señala que la fuente de apoyo social permite el afrontamiento de las necesidades humanas. Cornes (1994) lo define como el acceso directo o indirecto a la utilización formal o informal de personas, grupos y organizaciones para reducir al máximo posible el sentimiento de aislamiento, soledad e indefensión de los individuos. En ese mismo año, Buendía (1994) manifiesta la red social como el entramado de relaciones sociales en que las personas están inmersas. Mientras Saidón (1995) describe que el término de red, en ocasiones, actúa de manera organizacional y en otras como una función o movimiento social. Rodríguez (1995) lo conceptualiza como el conjunto de personas y/o grupos que interaccionan entre sí, así como la estructura de tales 34 interrelaciones. Por su parte, Barrón (1996) define al apoyo social como las transacciones que se realizan entre los individuos que componen la red social de una persona. Para Bronfembrenner (1996) la red social es un sistema de interacción secuencial formada por personas que pueden apoyar. Abello, Madariaga y Hoyos (1997) mencionan la red social como el campo relacional total de una persona y tiene por común una representación espacio-temporal. A su vez, Castro, Campero y Hernández (1997) mencionan que el apoyo social es la totalidad de recursos provistos por otras personas. Por su parte, Hupcey y Morse (1997), Campero y Hernández (1997) se refieren al apoyo social como un concepto multidimensional asociado a las relaciones sociales y a su influencia ante el estrés y a la salud en general. Mientras Sánchez (1998) define al apoyo social como la cantidad y calidad de las relaciones sociales o como recursos emocionales y físicos que dan los demás para afrontar situaciones. Para Pérez (1999) las redes de apoyo social son los lazos directos e indirectos que unen a un grupo de individuos según criterios definidos, como la relación de parentesco, de amistad o de conocimiento. En la primera década del siglo XXI, también hay diversos estudios publicados empleando los conceptos estructurados por otros autores sobre apoyo social y las redes de apoyo, entre ellos se puede mencionar a Aranda, Pando, Flores y García (2001) para quienes el apoyo social es una variable imprescindible en el análisis del proceso apoyo social/redes de apoyo y salud-enfermedad. Andrade y Vaitsman (2002) refieren que el apoyo social consiste en las relaciones de intercambio, que implican obligaciones mutuas y lazos de dependencia mutua que puede ayudar a crear el sentido de la coherencia y el control de la vida, que beneficia a la salud de las personas. Ander (2004) lo define como toda acción, conducta o comunicación que tiene el propósito de proteger, auxiliar o ayudar –a otro u otros– a afrontar situaciones problemáticas, de tipo individual, grupal o social, donde el apoyo social es humano, existencial y personal. Yanguas y Leturia (2006) consideran el apoyo social como el conjunto de relaciones sociales, destacando las familiares que proveen al sujeto de afecto, ayuda, imagen positiva, información, entre otros, y es al mismo tiempo, un mediador importante en el proceso de 35 afrontamiento de los acontecimientos estresantes como las pérdidas, las enfermedades y los problemas económicos. Tsibidaki y Tsamparli (2007) el apoyo social es una estrategia externa importante para salir adelante. Topa y Morales (2007) demuestran que el apoyo social es una variable que reduce los efectos negativos del estrés en las personas. Pedro, Rocha y Nascimento (2008) mencionan que la red social puede ser entendida como una red de relaciones en el que se permite que los recursos fluyan a través del apoyo de los bonos. Posteriormente, Ponce y Otros (2009) mencionan que el apoyo social es un proceso interactivo en donde se obtiene ayuda emocional, instrumental y afectiva de la red social que nos rodea, teniendo un efecto protector sobre la salud y amortiguador del estrés que supone una enfermedad. Fernández y Manrique (2010) consideran que el apoyo social es el proceso interpersonal de abogacía que está centrado en el intercambio recíproco de información en un contexto específico, el de negociación entre los proveedores y los receptores, a través de la seguridad, refuerzo, afirmación, validación y estímulo, bajo una atmósfera de respeto positivo incondicional y cuidado, el cual incluye expresiones de comprensión, respeto, empatía, compasión y amor. Un nuevo concepto aparece también en esta época en cuanto a apoyo social y redes de apoyo social, se trata de aquellas relaciones “online” que se mantienen con una base relativa de sinceridad y confianza. Se trata de una red que mantiene y potencializa las relaciones sociales de toda la vida y pueden significar un acercamiento renovado al mundo social (Fuente, Herrero y García, 2010). Concluyendo las personas investigadoras de la evolución conceptual, que existe aceptación en el papel protector del apoyo social como de las redes de apoyo social, sin embargo, aún se observa que faltan explicaciones sobre su proceso. En cuanto, a la multidimensionalidad de los conceptos el apoyo social incluye una serie de aspectos estructurales y funcionales derivados del mantenimiento de las relaciones sociales. Así como, una parte esencial de las redes son los intercambios entre las personas, los cuales influyen en el grado de satisfacción de las necesidades. Aranda y Pando (2014) asumen el concepto de apoyo social como las interrelaciones que se dan entre las personas, con conductas que también se relacionan entre 36 sí, como el demostrar cariño e interés, escuchar, prestar objetos materiales, ayudar económicamente, cuidar de alguien, dar afecto, sentirse amado, dar consejo, aceptarse, satisfacerse, informarse, entre otros. Las redes de apoyo social sean formales o informales las conciben como las instancias que moderan las conductas de apoyo. Asimismo, manifiestan que la falta de apoyo o su deficiencia, es más probable la mala salud y respuestas negativas provocan en el individuo consecuencias tanto en su ámbito familiar, social y laboral. En esta línea, Salinas, Manrique y Téllez (2008) definen las redes de apoyo social, como una práctica simbólico-cultural que incluye el conjunto de relaciones interpersonales que integran a una persona con su entorno social y le permite mantener o mejorar su bienestar material, físico y emocional. Indicando en el caso de las personas adultas mayores, las redes sociales constituyen un soporte para suplir carencias de orden económico; emocional, de salud, e instrumental. Mientras para Guzmán, Huenchán y Montes de Oca (2003) el apoyo social es entendido como las transacciones interpersonales que implican ayuda, afecto y afirmación, conjunto de transacciones interpersonales denominadas como “transferencias” y, se presenta como un flujo de intercambio y circulación de recursos, acciones e información. También señalan la existencia de cuatro categorías de transferencias o apoyos: materiales, instrumentales, emocionales y cognitivos. Siendo los apoyos materiales, recursos monetarios (dinero en efectivo, como aporte regular o no, remesas, regalos y otros) y no monetarios (comidas, ropa, pago de servicios y otros). Los apoyos instrumentales pueden ser el transporte, la ayuda en labores del hogar y el cuidado y acompañamiento. Los apoyos emocionales expresados como cariño, confianza, empatía, sentimientos asociados a la familia y la preocupación por el otro. Los apoyos cognitivos se refieren al intercambio de experiencias, transmisión de información, consejos que permiten entender una situación, entre otros. Asimismo, Sosa y Huenchuan (2002) citan a Guzmán (2002) quien refiere que el apoyo social es una práctica simbólica-cultural que incluye el conjunto de relaciones interpersonales que integran a una persona con su entorno social y le permite mantener o mejorar su bienestar material, físico y emocional. Para el presente estudio se concibe el apoyo social como la interacción que se lleva 37 a cabo entre personas o grupos con el objetivo de brindarse ayuda mutua para afrontar los acontecimientos positivos o negativos que la vida les presenta mediante intercambios de naturaleza material, afectiva, emocional, cognitiva o instrumental. Modelo de apoyo social Según Arias (2009, p.149) el modelo del apoyo social es la participación activa en los espacios sociales y la integración familiar y comunitaria incrementan el bienestar y elevan la calidad de vida. Entre sus principales fundamentos están: a) se centra en el estudio de los aspectos sociales, b) posee un importante interés preventivo, c) se interesa de manera fundamental por las problemáticas de personas en situación de fragilidad, d) se centra en el trabajo con los recursos y potencialidades, e) persigue el logro de cambios a partir de la implicación activa de los involucrados en el problema y f) apunta al potenciamiento y desarrollo, tanto a nivel individual como grupal, institucional y comunitario. Por tanto, una red de apoyo social puede ser evaluada en sus características estructurales, funcionalidad y atributos de los vínculos que la componen. En cuanto, a sus características estructurales se valora el tamaño de la red (cantidad de personas que la conforman), la densidad (grado de interrelación entre los miembros), la distribución (ubicación de las relaciones en los cuadrantes y círculos del mapa de red), la dispersión (distancia espacial entre los miembros), la homogeneidad o heterogeneidad (similitud o diferencia de características sociales, culturales y demográficas entre los miembros de la red). Las funciones de la red incluyen la compañía social, el apoyo emocional, la guía cognitiva y consejos y la ayuda material, de servicios y acceso a nuevos contactos. Finalmente, los atributos de los vínculos aluden a: las funciones prevalecientes de los mismos, su multidimensionalidad (cantidad de funciones que cumple), reciprocidad, intimidad, frecuencia de los contactos e historia (Sluzki, 1996 citado por Arias, 2009). 38 Redes Sociales: evolución histórica En este subtema se hace una síntesis del estudio documental realizado por Guzmán, Huenchuan y Montes de Oca (2003) acerca de la génesis del concepto de red social encontrando la existencia de dos corrientes con respecto a su uso: una es la anglosajona y la otra, la latinoamericana, sobresaliendo en ésta los trabajos realizados en México (Lomnitz) y en Argentina (Dabas, 2006). Dichos hallazgos se citan a continuación. En la tradición anglosajona, Lopata (1975) define como una red informal a un sistema de apoyo primario integrado para dar y recibir objetos, servicios, apoyos sociales y emocionales considerados por el receptor y el proveedor como importantes. Cobb (1976), concibe la red social como la instancia mediadora por la cual se proporcionaba apoyo emocional y de información. Mientras que Walker y Evers (2017) conciben las redes sociales como la serie de contactos personales a través de los cuales el individuo mantiene su identidad social y recibe apoyo emocional, ayuda material, servicios e información. Para Maguire (1980) las redes son como fuerzas preventivas que asisten a los individuos en caso de estrés, problemas físicos y emocionales. Gottlieb (1983) planteó que tales interacciones conllevaban beneficios emocionales y efectos en la conducta de los individuos. Posteriormente, distingue entre apoyos sociales e interacciones sociales a través de redes sociales, las que podían tener efectos negativos, pero también positivos, identificando la extensión de los contactos, así como su estructura y composición, no son garantía de apoyo. En América Latina se establece una fuerte tradición antropológica respecto de las redes sociales; su énfasis se centra en la importancia de las redes sociales, en las estrategias de reproducción social de aquellos que se encuentran en situación desventajosa (migrantes, sectores populares, mujeres jefas de hogar, desempleados y madres solteras, entre otros). En México, Lomnitz (1977) en su estudio clásico “Cómo sobreviven los marginados”, concluye que las redes de intercambio desarrolladas por los pobladores constituyen un mecanismo efectivo para suplir la falta de seguridad económica prevalente en la barriada. La existencia de las redes demuestra que no hay igualdad de oportunidades para todos los grupos sociales y en la búsqueda de beneficios, incluso entre los más desposeídos, las redes se estructuran y reestructuran para conservar o aumentar los recursos (De la Peña, 2001). 39 Al respecto, una posición interesante planteada en México por González de la Rocha (1999) cuestiona el hecho de encontrar soluciones a través de la familia y las redes a los problemas generados por la adversidad económica recurrente. Esto evidencia que las redes sociales se basan en principios de reciprocidad diferencial, permitiendo la continuidad y la permanencia de las relaciones sociales. Asimismo, argumenta que las redes sociales actúan en contextos determinados, en grupos sociales específicos y son diferentes para hombres y mujeres, recuperando la perspectiva de género. En Argentina hay interesantes trabajos en relación con las redes sociales. En 1993 Dabas (2006) organiza un encuentro internacional sobre el tema. En el informe resultante, en las Redes, el lenguaje de los vínculos muestra un abanico de posibilidades de acción comunitaria y de organización de la sociedad civil. También, manifiesta que las definiciones de redes sociales son abundantes y que un planteamiento valioso aboga por el estudio de las redes, no desde la perspectiva del individuo o la familia, sino desde la misma comunidad. Haciendo referencia a movimientos sociales plasmados en redes comunitarias que dan solución a demandas sociales específicas. Desde la perspectiva del grupo, las redes comunitarias tienen implicaciones diferentes y se perciben de manera colectiva. Parte del debate sobre habilitación (empowerment) tiene sentido cuando la construcción subjetiva de “haber participado”, “haber logrado”, “haber compartido” asume un significado que sólo puede ser posible a través de la experiencia colectiva. Por consiguiente, Dabas (2006) manifiesta que en algunas ocasiones las redes comunitarias se gestan alrededor de una institución, sea ésta un hospital, un dispensario, una iglesia o una escuela, motivadas por ellas o como respuesta a la insuficiencia de su acción. Esto también se puede deber a que las entidades gubernamentales, y a veces las no gubernamentales, no solo no tienen capacidad para solucionar los problemas locales más importantes, sino con frecuencia son incapaces de verlos. Mientras que, las comunidades a través de procesos internos de diagnóstico, están en condiciones de determinar y discutir sus principales necesidades. Si bien lo evidente es importante, también es lo que se percibe, y las cuestiones con significados compartidos. En este sentido, la aseveración más importante de Dabas (2006) es la desestructuración de lo macro, conlleva una estructuración de lo micro lo cual implica el 40 reconocimiento de los actores y de su capacidad de transformación concreta, histórica y geográficamente ubicada. El planteamiento de las redes comunitarias permite al actor n