Historia de las desigualdades sociales en américa central Una visión interdisciplinaria. siglos Xviii-XXi Historia de las desigualdades sociales en américa central Una visión interdisciplinaria. siglos Xviii-XXi Ronny J. Viales Hurtado David Díaz Arias Editores 339.46 H673h Historia de las desigualdades sociales en América Central. Una visión interdisciplinaria, siglos XVIII-XXI. R. J. Viales H., y D. G. Díaz A., editores. 1. ed. – San José, Costa Rica.- Vicerrectoría de Investigación: Centro de Investigaciones Históricas de América Central, 2016. 654 p.; fotografías, mapas, gráficos b/n. 25.5 x 18 cm. Impreso en SIEDIN. Colección Nueva Historia Contemporánea de Centroamérica. ISBN 978-9968-919-24-1 1. Historia-Centroamérica. 2. Desigualdad económica. 3. Política social. 4. Desarrollo agrario. 5. Grupos de poder. 6. Recursos naturales. 7. Pobreza. 8. Exclusión social. 9. Viales Hurtado, Ronny José, editor. 10. Díaz Arias, David Gustavo, editor. I. Título. II. Colección. Revisión filológica: Isabel Jara Quesada y Amanda Vargas Corrales. Diagramación: Cindy Chaves Uribe. Corrección de pruebas: los autores. Fotografías de portada: Izquierda: Iglesia de Bagaces. Álbum Gira Presidencial al Guanacaste. Manuel Gómez Miralles. Colección CIHAC. Centro: Grupo en Filadelfia. Álbum Gira Presidencial al Guanacaste. Manuel Gómez Miralles. Colección CIHAC. Derecha: El Presidente con su familia y comitiva. Álbum Gira Presidencial al Guanacaste. Manuel Gómez Miralles. Colección CIHAC. Prohibida la reproducción total o parcial. Todos los derechos reservados. Hecho el depósito de ley. Al Dr. Juan José Marín Hernández, investigador, profesor, colega y amigo entrañable. ¡Por la vida! Colección Nueva Historia Contemporánea de Centroamérica del Centro de Investigaciones en América Central (CIHAC). Comité Editorial: Dr. Kevin Coleman, University of Toronto Dr. David Díaz Arias, Universidad de Costa Rica Dr. Marc Edelman, City University of New York Dr. Michel Gobat, University of Iowa Dra. Christine Hatzky, Leibniz Universität Hannover Dr. Jeffrey L. Gould, Indiana University Dr. Lowell Gudmundson, Mount Holyoke College Dra. Montserrat Llonch, Universidad Autónoma de Barcelona Dr. George Lomné, Université Paris-Est Marne-la-Vallée Dr. Héctor Pérez Brignoli, Universidad de Costa Rica Dr. Eduardo Rey Tristán, Universidad de Santiago de Compostela Dr. Ronny Viales Hurtado, Universidad de Costa Rica Dra. Heather Vrana, Southern Connecticut State University Dr. Justin Wolfe, Tulane University Contenido Prólogo .............................................................................................................................................................XI Victoria Marina Velásquez de Avilés PresentaCión Hacia una historia de las desigualdades sociales en América Central con visión interdisciplinaria ...................... XIII Ronny J. Viales Hurtado David Díaz Arias i Parte DesigualDaDes socioeconómicas Capítulo uno Una aproximación a las desigualdades de la vida agraria colonial en Centroamérica. Los cabildos de indios y sus informes contables: Sonsonate, 1785 - 1788 ...........................................................................3 Sajid Alfredo Herrera Mena Capítulo dos Desigualdades sociales y fiscales en El Salvador a mediados del siglo XIX. Una aproximación ..............................24 Antonio Acosta Rodríguez Capítulo tres Conflictos agrarios y trabajo agrícola en Costa Rica y Guatemala. Una interpretación comparativa a partir de la legislación agraria (1870 - 1900) ............................................................ 50 Adriana Sánchez Lovell Capítulo cuatro Estadísticas y trayectoria histórica de la desigualdad y la exclusión social y económica en Costa Rica, 1864 - 1950. Propuesta de un índice histórico de desigualdad ................................................................ 69 Francisco Delgado Jiménez Ronny J. Viales Hurtado Capítulo cinco Desigualdades socioeconómicas regionales en Costa Rica. Una visión de trayectoria. 1870 - 2000 ..................... 88 Ronny J. Viales Hurtado Francisco Delgado Jiménez Capítulo seis Desigualdad y recursos forestales: una tipología de los conflictos ambientales en Costa Rica, 1882 - 1955 ................................................................................................................................................................. 109 Anthony Goebel Mc Dermott Capítulo siete Modernización en Penonomé a inicios del siglo XX. Un estudio de caso de las desigualdades regionales en Panamá ..................................................................................... 139 Félix Chirú Barrios Capítulo ocho Desarrollo Rural Territorial: ¿El mejor recurso para resolver las problemáticas de las poblaciones rurales costarricenses? Análisis del período 1990 - 2014 ................................................................ 158 Edgar Eduardo Blanco Obando Capítulo nueve Fotografía de la Familia: ¿Quiénes son y cómo son los Grupos de Poder Económico en Costa Rica? 1948 - 2014 ................................................................................................................................................................ 173 Francisco Robles Rivera ii Parte DesigualDaDes sociopolíticas Capítulo diez “Sociedad imaginada”: el ideario político de la integración excluyente en Centroamérica, 1821 - 1870............... 197 David Díaz Arias Ronny J. Viales Hurtado Capítulo once ¿Libertad e igualdad? Mujer, propiedad y otras relaciones sociales en Costa Rica (1800 a 1850)......................... 219 Ana Lorena González Valverde Capítulo doce Desigualdad social y ciudadanía: Nicaragua en el marco de la Constitución de 1858 ................................................ 242 Hugo Vargas González Capítulo trece El Padrón de Población del Municipio de Santa Ana (El Salvador) de 1879. Desigualdades socioeconómicas y una crítica a su posible implicación político - electoral .................................. 259 Jorge Juárez Ávila Capítulo catorce ‘En uso de las facultades de que está investido’. El estado de sitio en Honduras, 1890 - 1956 ................................. 275 Kevin Coleman Capítulo quince La construcción histórica de Municipios marginales en la Guatemala cafetalera. 1825 - 2001 ................................305 Rosa Torras Conangla Capítulo dieciséis Clase media y desarrollo desigual en Costa Rica, 1890 - 1930 .............................................................................................323 George I. García Quesada Capítulo diecisiete Between the Forest and the Trees: Subaltern Ambivalence, Revolutionary Misunderstanding and the Struggle for Social Justice in 20th century Central America (Memoirs of a researcher) ............................346 Jeffrey L. Gould Capítulo dieciocho Análisis sobre la inmunización contra las enfermedades prevenibles en Costa Rica y su impacto social, 1950 - 2000: una mirada crítica de las políticas públicas a través de las Memorias de Salud ..................................354 Ana Paulina Malavassi Aguilar Capítulo diecinueve La configuración de la política social en Costa Rica durante el reformismo neoliberal. 1984 - 2014 ................... 379 Carlos León Ureña Capítulo veinte Estado y Sociedad en Guatemala: inclusión - exclusión de los pueblos indígenas, 1984 - 2014 ...............................399 Carmen Salguero Rodas iii Parte DesigualDaDes socioculturales Capítulo veintiuno El Salvador: Los conflictos sociales y la violencia desde el poder (1890 - 1922). Una visión desde el Diario Oficial ...................................................................................................................................................419 Juan José Marín Hernández Capítulo veintidós Estado, Nacionalidad y Raza: políticas de restricción migratoria en Costa Rica (1896 – 1942) ............................... 441 Antonio Jara Vargas Capítulo veintitrés Emilia Prieto: una precursora de la disidencia de identidad respecto del discurso cultural dominante en Costa Rica, entre 1925 - 1945 .....................................................................................465 Claudia Mandel Katz Capítulo veinticuatro “¿Y dónde cree usted que podemos los pobres conseguir casa?” Condiciones de vivienda, especulación y crecimiento urbano en el cantón central de San José, Costa Rica. 1953 - 1970 ................................484 Carlos Daniel Izquierdo Vázquez Capítulo veinticinco Género y desigualdad laboral en Costa Rica entre 1927 y 1984 ........................................................................................ 514 Florence Mérienne Capítulo veintiséis La(s) desigualdad(es) local(es) a través de los ojos de la sociabilidad rural: el caso de La Fortuna de San Carlos (Costa Rica) durante la segunda mitad del siglo XX ......................................................540 Lissy Marcela Villalobos Cubero Capítulo veintisiete “Go and Teach All”: Dependency Theory in Practice at the University of San Carlos, 1965 - 1981 ........................... 557 Heather Vrana Capítulo veintiocho Convivencia, relaciones intersubjetivas y desigualdad social en la narrativa centroamericana y caribeña. 1970 - 2002 ...................................................................................................... 579 Ruth Cubillo Paniagua Capítulo veintinueve Historia de un viraje: la “Neutralidad Perpetua”, la administración Monge Álvarez y la desigual construcción de la opinión pública en Costa Rica, 1982 - 1986 ................................................................ 591 David Díaz Arias Capítulo treinta Putas, invisibles e incurables: categorías identitarias emergentes, resistencia y emancipación en Costa Rica a inicios del siglo XXI........................................................................................612 Gabriela Arguedas Ramírez Acerca de los autores...................................................................................................................................................... 627 Claudia Mandel Katz Emilia PriEto: una PrEcursora dE la disidEncia dE idEntidad... 465 Capítulo veintitrés Emilia Prieto: una precursora de la disidencia de identidad respecto del discurso cultural dominante en Costa Rica, entre 1925 - 1945 Claudia Mandel Katz “...Nada puede haber más reñido con elementos de la más simple dialéctica que esto de hacer del cuerpo un museo donde se guardan unos órganos genitales con la naftalina del honor para que no se piquen. Y de haber hecho de las normas morales, cruelismos verdaderos, cuchillos de castración que toma toda una vida para cortar los ovarios”.1 Emilia Prieto Introducción En la cultura del simulacro e hiperrealidad,2 de la que habla Baudrillard, las prácticas estético-políticas de algunas mujeres artistas procuran restituir el universo de la significación, de la producción de sentido. Sus obras, como un despertador de conciencias, develan las re- laciones jerárquicas de poder, creando nuevos significados para desafiar la subordinación, la discriminación y, de ese modo, procurar el cambio sociocultural. La hipótesis del presente capítulo plantea que Emilia Prieto puede ser considerada como una precursora de la disidencia de identidad respecto del discurso cultural dominante en Costa Rica, al adelantarse a su época y a evidenciar en su obra gráfica y escrita, entre 1925 y 1945, la construcción de la subjetividad femenina como una praxis estético política que procura de- construir, desmontar y visibilizar las relaciones asimétricas de poder entre los géneros. Las fuentes iconográficas que se utilizan en el presente capítulo son las siguientes xilo- grafías de Emilia Prieto publicadas en el Repertorio Americano: Los derechos que conquistan (1936); Nuestro canon jurídico (1936); Explotación de la mujer por el hombre (1936); Dibujo para bordar (1937); Símbolos, (1937); Cocina rica-cocina pobre (Sugestión de Brueghel), (1937); Y se doblan los cafetos (1937); La cruz monstruo (1937); Mujer-cuerpo (1938); Hipersexualimo (1938), y el óleo La perfecta casada (1935). 1 Emilia Prieto Tugores, en Instituto Nacional de las Mujeres (sitio web), 2005, http://www.inamu. go.cr/index.php?option=com_content&view=article&id=1126:emilia-prieto-tugores&catid=141:gale- ria-de-la-mujer&Itemid=1521/ 2 Jean Baudrillard, Cultura y simulacro (Barcelona: Editorial Caídos, 1993). III PARTE DesigualDaDes socioculturales466 Para comprender y valorar los aportes de Emilia Prieto3 en su producción gráfica (1925 a 1945), resulta necesario comprender dos discursos que a partir de la modernidad, de acuerdo con Serret, comienzan a tener una incidencia específica, fundamental en el proceso de cons- trucción de la subjetividad de las mujeres que veremos a continuación: el discurso sobre la igualdad y el discurso sobre la sexualidad y el cuerpo.4 En Occidente5, el concepto de la igual- dad como un discurso que construye el orden social y sobre el que se funda la modernidad y sus valores democráticos, se estructura a partir de la Revolución Francesa. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos por hacer efectiva la noción de igualdad entre hombres y mujeres en la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la ciudadana (1793), de Olympe de Gouges, con el Código Napoleónico, las mujeres permanecieron en situación de subordinación. Para algunas feministas, el cuerpo ha sido leído, precisamente, como el signo que ha man- tenido a la mujer en una dimensión subalterna y que le ha impedido su acceso a los privilegios de la cultura patriarcal. Elizabeth Grosz señala que figuras como Simone de Beauvoir, Shula- mit Firestone, o Mary Wollstonecraft, pertenecientes a la corriente de las feministas igualita- rias, sostienen que las especificidades del cuerpo femenino, en tanto menstruación, embarazo, maternidad y lactancia, son consideradas como limitantes y obstaculizadoras del desarrollo de la mujer como sujeto histórico social. Sin embargo, consideramos que el hecho de pensar el cuerpo como algo “dado”, perteneciente al orden de la naturaleza, implica la aceptación de las concepciones androcéntricas y patriarcales.6 En el constructo teórico denominado “patriarcado”, Celia Amorós distingue dos ámbitos: el ámbito práctico-simbólico, correspondiente al genérico masculino o «espacio de los iguales o de los pares», y aquel que corresponde al genérico femenino o «espacio de las idénticas». Amorós pone de manifiesto la diferencia entre el concepto de igualdad y el de identidad. Mien- tras que el concepto de igualdad hace referencia a cierto tipo de relación entre individuos, el concepto de identidad subsume a quienes no lo son. Según Celia Amorós, el concepto de igualdad se ha venido solapando, históricamente, con el concepto de fraternidad, entendido como fratría de los varones; además, sostiene que, en el caso de los genéricos masculino y femenino, los varones encuentran la clave de su poder en los otros varones, en tanto que, a través de los pactos interclasistas e incluso inter-racis- tas que traman, se constituyen recíprocamente en pares juramentados con respecto al con- junto de las mujeres; mientras que, para estas últimas, la clave de su impotencia está en lo 3 Véase la biografía de Emilia Prieto Tugores en los anexos. 4 Estela Serret, “La subjetividad femenina en la cultura ocidental moderna,” Sociológica (Revista del Departamento de Sociología, México: Universidad Autónoma Azcapotzalco), año 5, no. 14 (septiem- bre-diciembre 1990). 5 Entendemos por occidente no un espacio geográfico, sino el resultado de un proceso político, econó- mico y cultural, cuyos orígenes podrían situarse en la formación de los Estados Nacionales europeos que se desarrollan a partir de la consolidación del proyecto del capitalismo burgués. 6 Elizabeth Grosz, Volatile bodies. Towards a corporeal feminism (Indianápolis: Indiana University Press, 1994). Claudia Mandel Katz Emilia PriEto: una PrEcursora dE la disidEncia dE idEntidad... 467 desarticulado de una relación, donde la soldadura de cada una con cada una de las otras no es sino la absorción que la vuelve indiscernible en un bloque de características adjudicadas por el discurso de los otros. En última instancia, señala Amorós, ser varón es un vínculo juramentado con los otros varones, generando una equipotencia que promueve el pacto, tomando como referente a los situados por debajo. La autora explica que: “El pactum unionis como pacto originario constitutivo del Leviatán tiene como sus sujetos a los iguales, a los que no están sujetos a un pactum subiectionis previo, como es el caso de las mujeres y los siervos: así, Yavhé pactó sólo con Abraham, y no con Sara ni con Eliazar ni con Isaac”.7 Como se aprecia en la anterior cita, el contrato de servidumbre junto al contrato sexual se- rán el intercambio de obediencia por protección a que se verán «consensualmente» obligados/as quienes no aparecen definidos como individuos ni sujetos del contrato social. Por lo anterior, en el siguiente apartado analizaremos la incidencia que han tenido los dis- cursos sobre el cuerpo femenino y la sexualidad femenina en la construcción de la subjetividad social de las mujeres en Costa Rica. En cuanto al discurso moderno sobre la sexualidad y el cuerpo, el sistema de dominación patriarcal ha diferenciado al hombre y a la mujer socialmente, confinando al género femenino la sexualidad, y esta, al ser considerada natural, es desvalorizada. De modo que, la mujer se convierte en el objeto sexual frente al despliegue social atribuido al género masculino.8 Dicho comportamiento es explicado por la construcción social freudiana, según la cual, el primer grupo humano fue: (…) establecido y sostenido en el mando por la fuerza de un individuo sobre todos los demás. El hombre que logró dominar a los demás era el padre (...) El padre que monopolizaba para sí mismo a las mujeres como fuente del placer supremo y, sometía a los demás miembros de la horda a su poder.9 La asignación de la sexualidad o identidad de género es un acto cultural que sucede cuando nace la criatura, y es nombrada/o “es niño” o “es niña”. El lenguaje es la marca que significa el sexo e inaugura el género; este ritual se repite a lo largo de la vida. Las personas se reconocen a partir de la mirada de sus cuerpos, y también a partir de las acciones, comportamientos, formas de pensar y de decir, modos de actuar y de relacionarse. La organización genérica, constituye, pues, la construcción simbólica que impone a las personas su ser-en-el-mundo, donde cada mujer y cada hombre concretan en la experiencia de sus propias vidas el proceso histórico, cultural y social que los hace ser sujetos dentro de la 7 Celia Amorós, La gran diferencia y sus pequeñas consecuencias... para las luchas de las mujeres (Madrid: Cátedra, 2006) 96-97. 8 Cecilia Rodríguez Fernández, “La participación política de las mujeres. Un análisis desde el origen del sistema de dominación patriarcal,” Revista Parlamentaria (Asamblea Legislativa) 7, no. 1 (abril 1999). 9 Sigmund Freud, El malestar de la cultura (Madrid: Alianza Editorial, 1998) 63-71, citado por Cecilia Rodríguez Fernández, “La participación política de las mujeres. Un análisis desde el origen del sistema de dominación patriarcal”. Costa Rica, Asamblea Legislativa, La participación política de las mujeres en Costa Rica: los nuevos temas para la agenda del siglo 21 (San José: La organización, 1986) 130. III PARTE DesigualDaDes socioculturales468 sociedad. Como el sentido de la existencia o del ser-en-el-mundo- se concretiza en el cuerpo, este pasa a ser el principal objeto de poder dentro de la organización de los géneros. Como explicara Foucault: “el cuerpo está inmerso en un campo político; las relaciones operan sobre él una presa inmediata, lo cercan, lo marcan, lo doman, lo someten a suplicio, lo fuerzan a unos trabajos, lo obligan a unas ceremonias, exigen de él unos signos”.10 Para este filósofo, el cuerpo está inmerso en relaciones de poder y de dominación como fuerza de pro- ducción, ya que su constitución, como fuerza de trabajo, solo es posible si se halla prendido en un sistema de sujeción donde la necesidad es también un instrumento político cuidadosamente dispuesto, calculado y utilizado. La antropóloga Lagarde y de los Ríos explica que, a partir del momento de ser nombrado, el cuerpo recibe una significación sexual que lo define como referencia normativa inmediata para la construcción en cada sujeto de su masculinidad o de su feminidad, y perdura como norma permanente en el desarrollo de su historia personal, que es siempre histórica y social. El género es, entonces, una construcción simbólica y contiene el conjunto de atributos asig- nados a las personas a partir del sexo. Se trata de características biológicas, físicas, económicas, sociales, psicológicas, eróticas, jurídicas, políticas y culturales.11 De acuerdo con eso, uno de los resultados de la organización genérica es el control y dominio de las mujeres, mediante el control expropiatorio de sus cuerpos y sus creaciones; en ese sentido, Franca Basaglia plantea que el funcionamiento del sistema patriarcal se basa en la expropiación del cuerpo femenino. La subjetividad de cada mujer, marcada por dicha expropiación, produce en ella el inconsciente e imperativo deseo de ser-para-los-otros. La auto identidad femenina, según Basaglia, tiene una marca común construida en el cuerpo que sintetiza que el sentido y la finalidad de la existencia no están contenidos en cada mujer, sino en los otros: El ser considerada cuerpo-para-otros, para entregarse al hombre o procrear, ha impedido a la mujer ser considerada sujeto histórico-social, ya que su subjetividad ha sido reducida y apri- sionada dentro de una sexualidad esencialmente para otros, con la función específica de la reproducción.12 En este sentido, Basaglia coincide con Marcela Lagarde, quien define el cuerpo femenino como un “cuerpo-ocupado”, donde el cuerpo de la mujer incluye, también, los cuerpos y las vidas de los hijos y de los cónyuges, las instituciones jurídicas y políticas y las concepciones mitológicas, filosóficas e ideológicas, que le dan nombre, le atribuyen funciones, prohíben o asignan obligaciones, sancionan y castigan;13 dichas normas, regulaciones y sanciones confi- guran al cuerpo como un campo político definido, disciplinado para la producción y para la reproducción. Según explica Foucault, el cuerpo: 10 Michel Foucault, Vigilar y castigar (Buenos Aires: Siglo XXI, 2002) 32. 11 Marcela Lagarde y de los Ríos, Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas (México: Universidad Nacional Autónoma de México, 1990). 12 Franca Basaglia, Mujer, locura y sociedad (Puebla: Universidad Autónoma de Puebla) 35, citada por Marcela Lagarde y de los Ríos, Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas, 200. 13 Lagarde y de los Ríos, Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas, 212. Claudia Mandel Katz Emilia PriEto: una PrEcursora dE la disidEncia dE idEntidad... 469 (…) está inmerso en un campo político (…) Este cerco político del cuerpo, va unido, de acuerdo con unas relaciones complejas y recíprocas, a la utilización económica del cuerpo; el cuerpo, en una buena parte está imbuido de relaciones de poder y de dominación, como fuerza de producción; pero en cambio su constitución como fuerza de trabajo sólo es posible si se halla prendido en un sistema de sujeción (en el que la necesidad es también un instrumento político cuidadosamente dispuesto, calculado y utilizado). El cuerpo sólo se convierte en fuerza útil cuando es cuerpo productivo y cuerpo sometido.14 Al igual que Foucault, Marcela Lagarde considera al cuerpo como un campo político definido. Para la autora, el cuerpo y la sexualidad de las mujeres son los espacios sobre los que se estructura su condición genérica y donde se funda y desarrolla la opresión que las mantiene en la dependencia como grupo social y como seres individuales; sin embargo, afir- ma que el cuerpo femenino es un espacio político privilegiado, ya que el poder de las mujeres proviene de la valoración social y cultural de su cuerpo y de su sexualidad: “por esto, al mis- mo tiempo cuerpo y sexualidad son sus instrumentos y sus espacios de poder, porque están a disposición de la sociedad y de la historia, en la forma en que cada sociedad ha necesitado y decidido que sea”.15 Ambos discursos, el de la igualdad y el de la sexualidad, son centrales en el proceso de construcción de la subjetividad social de las mujeres al haber posicionado, históricamente, lo femenino como aquello jerárquicamente subordinado y biológicamente determinado. De modo que, la especificidad de la subjetividad femenina moderna radica en la posibili- dad de cuestionar dichos discursos para procurar, a través de su deconstrucción, un proceso de transformación social. El contexto latinoamericano Podemos ubicar la obra de Emilia Prieto en diálogo con el contexto artístico del moder- nismo latinoamericano de las primeras décadas del siglo XX, tomando como estudio de caso Brasil y México. En Brasil, a partir de la década de 1920, se constituía una forma artística original, donde dominan dos tendencias estrechamente ligadas: la preocupación respecto a los nuevos len- guajes plásticos vigentes en Europa, y la necesidad de reflejar la tierra natal, es decir, la convi- vencia del internacionalismo con un nativismo. El modernismo brasileño tuvo antecedentes significativos con la exposición de obras en San Pablo de Anita Malfatti (1889-1964), quien en 1917 exhibió obras de características fauves como Homem amarelo, Estudante russa, A boba, obras que fueron duramente criticadas por el crítico Monteiro Lobato. Sin embargo, no se trató de un movimiento autónomo porque, para su desarrollo, agru- pamiento y escasa teorización estuvo estrechamente ligado a escritores, poetas e intelectuales del campo artístico quienes, en ese momento, buscaban innovar el lenguaje poético y literario para constituir un frente contra los académicos. 14 Foucault, Vigilar y castigar, 32. 15 Lagarde y de los Ríos, Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas, 200. III PARTE DesigualDaDes socioculturales470 La segunda década del siglo XX se fue convirtiendo, gradualmente, en escenario del incipiente movimiento modernista brasileño, sobre todo, en el eje San Pablo-Río, y que tendría como uno de sus líderes a Oswald de Andrade junto a Mário de Andrade. En efecto, a comienzos de la década de 1920 se conformó el grupo “modernista”, donde participaron Di Cavalcanti, Anita Malfatti, Oswald, Mario, Brecheret, al cual se unieron Me- notti del Picchia, John Graz y Regina Gomide Graz. Dos años después, en febrero de 1922, en el Teatro Municipal de Arte Moderno de San Pablo se realizó una Semana de Arte Moderno, donde se llevan a cabo festivales musicales, conferencias, poemas, exposiciones de arte con la finalidad de instaurar un nuevo lenguaje plástico, poético, musical. La plataforma teórica de la Semana aparece en la revista Klaxon,16 primera revista mo- dernista publicada dos meses después de la Semana, donde surge el ideario del movimiento que tiene todas las características de un manifiesto y, aunque esté firmada por la Redacción, se debe a Mário de Andrade. Al respecto, Milliet señala la influencia que ejerció la pintura sobre la literatura y aclara que son los escritores quienes siguen al pintor y sus ideas lite- rarias nacen de la presencia de una invención pictórica, del contacto íntimo con ella.17 Eso ocurre no solo en la fase pau-brasil de Tarsila (del 24 al 27), sino, también, en su período antropofágico (de 1928 al 30), relación cuando su Abapuru inspiró a Oswald de Andrade el “Manifiesto Antropófago”.18 La mayoría de los artistas modernistas brasileños de los años veinte del siglo XX, que rompe con el academicismo no se formó en una escuela académica, sino que viajan a Europa para iniciarse en el arte, o viajan después de una breve formación en Brasil. Se puede decir que tanto Brasil como México ingresan a la modernidad por la influencia de los centros hegemó- nicos de ese momento, en particular París y luego los Estados Unidos, y, simultáneamente, por un volverse a sí mismos e inspirarse en las propias culturas autóctonas. De acuerdo con esto, Tarsila do Amaral (1886-1973) se inicia con Zadig y Mantovani en escultura y con Pedro Alexandrino en pintura; más tarde, con Elpons, y ya en París, descu- bre el futurismo y el cubismo. Tarsila revaloriza aspectos de su propia cultura en una obra paradigmática como La negra (1923), donde representa una figura con exagerados rasgos de negritud que ubica sobre un fondo geométrico que responde a las características de su formación cubista. El caso del movimiento muralista mexicano se asemeja al de Brasil. Diego Rivera se formó en la Academia San Carlos y, en 1915, viajó a París donde toma contacto con el cubismo, que Robert Rosenblum denominó como los “satélites parisinos” (Gleizes, Metzinger) y que luego, 16 La revista pretendía representar la época de 1920, abolir el pasado para vivir el presente, lo moderno. Y, en ese ambiente “internacionalista caipira paulista”, en contraste con el ambiente de “exotismo” nacional, rural, conservador de Río de Janeiro, es, según Mário de Andrade, donde conviven artistas plásticos, escritores e intelectuales hermanados en la fusión de tres principios fundamentales: el de- recho permanente a la investigación estética; la actualización de la inteligencia artística brasileña y la estabilización de una conciencia creadora nacional. En la década de los años veinte persistió la vincu- lación entre el movimiento literario y el de las artes plásticas. 17 Sérgio Milliet, Catálogo de Tarsila, 1918-1950 (San Pablo: M. A. Moderna de San Pablo). 18 Oswald de Andrade, “Manifiesto antropófago”, HISTAL (enero 2004), consultado el 5 de marzo de 2007. http://www.histal.umontreal.ca/espanol/documentos/manifiestoantropofago.htm/ Claudia Mandel Katz Emilia PriEto: una PrEcursora dE la disidEncia dE idEntidad... 471 en los murales de la Secretaría de Educación Pública, fundiría con el mensaje sociopolítico. David Alfaro Siqueiros ingresó a la Academia de San Carlos en 1911 y dos años más tarde se integró a las escuelas al aire libre de Santa Anita, en las que se privilegiaba el autodidactismo, la espontaneidad y la improvisación. Desde 1919 a 1922 viaja a Europa como agregado cultural. En 1921 publicó, en Barcelona, el Manifiesto Tres llamamientos de orientación actual a los pintores y escultores de la nueva generación americana,19 en el cual critica las “influencias fofas” del arte nouveau y exhorta a los artistas mexicanos a dejarse guiar por las enseñanzas “claras y profundas” de la tradición artística indígena de América. Lo significativo de este documento es que Siqueiros establecía su deseo de nutrir su propia expresión con las formas del arte indígena. Es así como la modernidad, ya sea en México o en Brasil, surge a partir del deseo de crear una síntesis entre los diversos componentes. Como afirma Oliver Debroise, citado por Arestizabal, no es un proceso de sincretismo por adición o yuxtaposición de los diversos trazos culturales, sino una metamorfosis. A diferencia del arte europeo, que tiene una lenta maduración y conserva una continuidad de pensamiento teórico, los artistas latinoamericanos combinan, yuxtaponen y sintetizan, expresando una realidad y valores totalmente diferentes de los originales. Es el concepto de antropofagia de Oswald de Andrade: comemos la cultura europea, la deglutimos y producimos otra creación distinta e in- dependiente; al seleccionar y devorar el saber europeo, se lo reelabora y se lo vuelve algo propio. Paralelamente al objetivo de Siqueiros, Oswald de Andrade intenta una revisión cultural del Brasil, mediante la valoración del elemento primitivo. En 1924, elaboró el Manifiesto Pau Brasil que ya contiene la propuesta del movimiento antropofágico, asimilando las cualidades de lo extranjero, para fundirlas con las nacionales y produciendo una síntesis dialéctica que resuelve el conflicto de la dependencia cultural, formu- lada mediante el binomio nacional/cosmopolita. El contexto costarricense En 1919, García Monge fundó y dirigió, hasta 1958, la revista Repertorio Americano, la cual se convirtió, para los escritores e intelectuales de esa generación –y de las siguientes– en el paradigma de la reformulación del proyecto nacional que se iniciaba, donde se debatieron asuntos nacionales, continentales e internacionales. 19 Siqueiros sostiene que: “La comprensión del admirable fondo humano del “arte negro” y del arte “primitivo” en general, dio clara y profunda orientación a las artes plásticas perdidas cuatro siglos atrás en una senda opaca de desacierto; acerquémonos por nuestra parte a las obras de nuestros anti- guos pobladores de nuestros valles, los pintores y escultores indios (mayas, aztecas, incas, etcétera)... Adoptemos su energía sintética, sin llegar, naturalmente, a las lamentables reconstrucciones arqueo- lógicas (“indianismo”, “primitivismo”, “americanismo”), tan de moda entre nosotros y que nos están llevando a estilizaciones de vida efímera”. En Miguel Ángel Muñoz, Documentos de las artes plásticas en México (ficha de cátedra) (Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires), 9. III PARTE DesigualDaDes socioculturales472 Sobre el tema, Quesada Soto sostiene que las concepciones ideológicas de la segunda promoción del Olimpo se alejaron del tradicionalismo oligárquico y del liberalismo y el positi- vismo para acercarse al espiritualismo teosófico, al decadentismo europeo del cambio de siglo, al idealismo arielista de Rodó, al anarquismo de Kropotkin y Réclus, o al cristianismo socialista de Tolstoi, nuevos modelos de convivencia humana, opuestos tanto al tradicionalismo oligár- quico, con su concepción autoritaria del orden social, como al mercantilismo burgués, con su concepción pragmática y utilitaria de las relaciones humanas.20 Quesada señala una oposición fundamental entre los textos de la generación del Olimpo y la generación del Repertorio. En el primer caso, la oposición se da entre discurso tradicional y discurso modernizante; en el segundo caso, una nueva oposición se superpone a la primera: un discurso que podría denominarse “oficial” u “objetivo” –el discurso del poder, enajenante y autoritario– en contraposición a un nuevo discurso que podría denominarse “ideal”, “es- piritual” o “subjetivo”, que muestra signos de un nuevo orden social, basado en la libertad, la justicia o la solidaridad como criterios principales de relación humana; este discurso introduce un tema inédito, el de la injusticia social, y un sujeto nuevo, el pueblo. Ambos, tema y sujeto, habían sido discriminados del modelo de identidad y literatura nacional del Olimpo excluyendo el primero y reduciendo el segundo, al rango del pintoresquismo. Así, el campesino folclórico, estereotipado y pintoresco cede el paso a una plebe 21 de marginados urbanos desarraigados, humillados y tristes. Quesada Soto sostiene que, si bien se cuestiona el valor moral del orden de las tradiciones y las costumbres oligárquicas, no se disputa su poder. En Costa Rica, Ruth Cubillo posiciona a Emilia Prieto entre las “modernas” de San José, en tanto pudieron insertarse en una cultura que había estado en manos de los varones y lograron ser tomadas en cuenta; asimismo, su preocupación por reflejar el contexto político internacio- nal con las particularidades de su tierra natal, la ubican dentro del pensamiento modernista. La autora hace referencia a algunas mujeres que escribieron una poesía diferente, si se quiere más subversiva y atrevida, mencionando entre ellas a Carmen Lyra, Emilia Prieto, Luisa González, Lilia Ramos, Ángela Acuña, Yolanda Oreamuno, Eunice Odio y Emma Gamboa.22 20 Álvaro Quesada Soto, Uno y los otros (San José, Costa Rica: Editorial Universidad de Costa Rica, 2002) 79. 21 Según Víctor Hugo Acuña: “… esos grupos populares urbanos presentaban distintas situaciones so- cioeconómicas en un abanico que iba desde el pequeño patrono hasta el asalariado… No obstante esa diversidad, fueron forjando una identidad común como si fueran una clase social: se autodenominaban ‘obreros’ o ́ proletariadó y… descubrieron su identidad de clase en la práctica y en la confrontación con ese adversario que ellos denominaban claramente ́ capital´ o ́ burguéś … En fin, esa ́ plebé urbana ter- minó configurando su propia cultura y conciencia social, ocupando determinado lugar y cumpliendo determinadas funciones dentro del sistema hegemónico de la oligarquía cafetalera”. Acuña, citado por Quesada Soto, Uno y los otros, 74-75. 22 Ruth Cubillo, ““Ser apolítico es como ser nonato, difunto u orate”. Emilia Prieto y su noción de política,” Revista de Filología y Lingüística de la Universidad de Costa Rica 31, no. Extraordinario (2005), con- sultado el 6 de abril de 2013. http://www.latindex.ucr.ac.cr/rfl-31-ext/06-Cubillo-65-72.pdf. Nota de los editores: para profundizar sobre el análisis de “las modernas” de San José, su papel y su contexto sociohistórico, con una perspectiva de estudios de género, recomedamos la lectura del interesante libro de Ruth Cubillo Paniagua, Mujeres ensayistas e intelectualidad de vanguardia en la Costa Rica de la primera mitad del siglo XX (San José: EUCR, 2011). Claudia Mandel Katz Emilia PriEto: una PrEcursora dE la disidEncia dE idEntidad... 473 Crítica a la desigualdad de género La obra de Emilia Prieto redefine la posición de la mujer en la sociedad, valorizando dimensiones que estaban vedadas, como su subjetividad, erotismo y feminidad. El cuerpo feme- nino es señalado como espacio dominado por el varón y, a la vez, como territorio de denuncia y de resistencia. Prieto cuestiona las estructuras de poder, las asimetrías de género, tanto desde lo público como desde lo privado, ambos condicionantes de la capacidad de desarrollo personal de la mujer. De este modo, procura subvertir la proposición lacaniana “LA mujer no existe”23 que puede resumirse en la noción de que las mujeres eran radicalmente excluidas del lenguaje y del acceso al placer. La profunda crítica a un mundo androcéntrico y a la asimetría de los roles de género y clase se expresa en varios grabados publicados en el Repertorio Americano. 24 En los grabados Dibujo para bordar 25 (1937), Símbolos 26 (1937), y Explotación de la mujer por el hombre 27 (1936), Prieto cuestiona la oposición jerárquica del binomio hombre / mujer. En el primer grabado, la adju- dicación de los espacios queda claramente delimitada al asociarse lo femenino con el mundo de la naturaleza y lo masculino con el mundo de la cultura. La asimetría de género vincula la práctica del bordado con una actividad tradicionalmente femenina, mientras prácticas como la legislación, la política, la religión y la moral son vinculadas con lo masculino; asimismo, la jerarquización de los espacios, dentro de la composición visual, devela la asimetría de género. Si bien las flores para bordar ocupan un espacio mayor, se ubican por debajo de los carteles con las palabras, con lo cual lo femenino aparece subordinado a lo masculino. En Símbolos (1937), lo femenino va asociado al rol pasivo, mientras lo masculino lo es al rol activo. De acuerdo con Celia Amorós, la conceptualización de la mujer en el esquema hilemór- fico (materia-forma) del lado de la materia, es decir, la afinidad entre las voces latinas mater: madre, materia, queda enmarcada en el sistema de connotaciones contrapuestas que adjudica Aristóteles a la materia y a la forma: la forma es el principio de actividad, de inteligibilidad, mientras que la materia lo es de pasividad y de alogicidad.28 23 Jacques Lacan, “El estadio del espejo,” Escritos I (Buenos Aires: Siglo XXI), 86-93. 24 Nota de los editores: recomendamos la lectura de un excelente estudio pionero sobre la escritura y las identidades femeninas en el Repertorio Americano: Ruth Cubillo Paniagua, Mujeres e identidades: las escritoras del Repertorio Americano, 1919-1959 (San José: EUCR, 2001). 25 Emilia Prieto, Dibujo para bordar. Técnica: xilografía. Tamaño: 17.8 x 11.6 cm. Primera publicación: Repertorio Americano. Tomo 33, número 4, p. 51, año 1937. Propiedad: Cecilia Amighetti. Consultado el 25 de marzo de 2013. http://www.redcultura.com/expos/emilia_prieto/images/01pyu/bigs/04ladia- lectica/pages/bordar00.html/ 26 Emilia Prieto, Símbolos. Técnica: xilografía. Tamaño: 13.5 x 9 cm. Primera publicación: Repertorio Americano. Tomo 34, número 17, p. 269, año 1937. Propiedad: Cecilia Amighetti. Consultado el 25 de marzo de 2013. http://www.redcultura.com/expos/emilia_prieto/images/01pyu/bigs/04ladialectica/ pages/activopasivo00.html/ 27 Emilia Prieto, Explotación de la mujer por el hombre. Técnica: xilografía. Tamaño: desconocido. Prime- ra publicación: Repertorio Americano. Tomo 31, año 1936. Propiedad: Cecilia Amighetti. Consultado el 25 de marzo de 2013. http://www.redcultura.com/expos/emilia_prieto/images/01pyu/bigs/03laar- quitectura/pages/explotacion00.html/ 28 Celia Amorós, Hacia una crítica de la razón patriarcal (Barcelona: Anthropos, 1991). III PARTE DesigualDaDes socioculturales474 En tal caso, lo femenino, como signo visual en el imaginario occidental, ha sido conceptualizado desde la posición de sujeto enunciado y no como sujeto de la enunciación. En este sentido, Marián Cao explica que: Las leyendas y mitos nos recuerdan lo peligroso de la mujer que mira, porque revierte el pa- radigma dominante y se convierte en mujer fatal. La medusa, que petrifica a quien la mira, es aniquilada por ella misma al recibir su mirada reflejada en el escudo de Perseo. Es el aviso de que la mujer no debe mirar, sólo ser mirada.29 En Explotación de la mujer por el hombre (1936), la crítica de Prieto alude, también, a la desigual distribución de tareas y a la adjudicación de espacios entre hombres y mujeres, donde lo femenino queda reducido a las funciones decorativas, artesanales y domésticas. Dentro del espacio doméstico, propiamente dicho, al cual se ha confinado lo femenino, la crítica de Prieto avanza un paso más en el grabado titulado Cocina rica-cocina pobre (Sugestión de Brueghel) 30 (1937), al evidenciar la clara diferencia entre las clases sociales. En términos de diseño, Prieto inaugura junto a Artiñano un tratamiento secuencial in- usual en la gráfica de su época: divide la imagen por la mitad, comparando dos realidades an- tagónicas y mutuamente excluyentes dentro de la obra misma como reflejo de la cultura. Ello le permite extrapolar los dos universos que se polarizan, no solo el de clase, sino también el de género concebidos en términos de explotación, por tanto, de injusticia y disparidad.31 La construcción de lo femenino, la masculinidad y el poder nos permite comparar a Emilia Prieto con artistas contemporáneos. Las curadoras de la muestra Las peras del olmo 32 explican que en su obra puede encontrarse un antecedente del arte conceptual, un arte de ideas en lugar de un arte decorativo basado en la desilusión del entorno cultural.33 En la obra Mujer-cuerpo 34 (1938), la figura femenina aparece mutilada, sin cabeza ni brazos. Una mutilación que devela la ausencia de subjetividad, fuerza, resistencia y po- der. Esta des-identificacion se relaciona con el hecho de que ser mujer, como indica Amo- rós (2006), es tener asignado un determinado espacio práctico y simbólico que, bajo sus 29 Marián Cao, La creación artística: un difícil sustantivo femenino. Vol. Creación artística y mujeres. Recuperar la memoria (Madrid: Nancea, 2000) 32. 30 Emilia Prieto, Cocina rica-cocina pobre (Sugestión de Breughel). Técnica: xilografía. Tamaño: 18 x 11.5 cm. Primera publicación: Repertorio Americano. Tomo 34, número 17, p. 272, año 1937. Propiedad: Cecilia Amighetti. Consultado el 25 de marzo de 2013. http://www.redcultura.com/expos/emilia_ prieto/images/01pyu/bigs/03laarquitectura/pages/cocina00.html/ 31 Sila Chanto, “La caligrafía de la conciencia: no hay nada más antirrevolucionario que la putería”, 2008, consultada el 4 de abril de 2013. http://lacaligrafiadelaconciencia.blogspot.com/ 32 Exposición de más de un centenar de grabados de Emilia Prieto, realizada en el Museo de Arte Costa- rricense entre junio y agosto de 2004. 33 Sila Chanto y Carolina Córdoba, “Las peras del olmo. Obra gráfica de Emilia Prieto”, 2004, consultado el 6 de junio de 2013. http://redcultura.com/expos/emilia_prieto/html/introduccion.html/ 34 Emilia Prieto, Mujer-cuerpo. Técnica: xilografía. Tamaño: 11.5 x 18 cm. Primera publicación: Reperto- rio Americano. Tomo 35, número 10, p. 156, año 1938. Consultado el 6 de marzo de 2013. http://www. redcultura.com/expos/emilia_prieto/images/01pyu/bigs/04ladialectica/pages/mujer00.html/ Claudia Mandel Katz Emilia PriEto: una PrEcursora dE la disidEncia dE idEntidad... 475 diferentes modalidades históricas, se relaciona con el ámbito de lo privado que, como señala la antropóloga M.Z. Rosaldo citada por Celia Amorós, es el espacio del no-reconocimiento, la invisibilización, pues “reconocer no es sino conocer cómo, o sea, ubicar en un rango, y las mujeres no tenemos rangos sustantivos sino adjetivos”.35 Los zapatos de tacones y la cadena con una cruz que porta la figura son dos signos que remiten a las figuras contrapuestas de Eva y María. Los tacones refieren a Eva, la tentadora y más particularmente la pecadora, que procede de una lectura sexuada del pecado origi- nal. El desnudo femenino se introduce en la sensibilidad de la Edad Media, como auxiliar de Adán. Frente a Eva, la cruz refiere a María como la redentora. Es la belleza sacra frente a la belleza profana.36 Resulta interesante analizar la relación intertextual entre el grabado Mujer-cuerpo, de Prieto con dos artistas europeas asociadas a la vanguardia surrealista. Una de ellas es Maruja Mallo (España, 1902-1995) quien, muy consciente de la función de la mirada en objetifica- ción de la mujer, a mediados de la década de1920, desarrolló una serie de pequeñas obras denominadas Estampas de máquinas y maniquís. Una de las estampas37, representa un torso femenino sin brazos ni cabeza haciendo equilibrio sobre las piernas, que se separan del cuer- po por encima de las rodillas. Según Kirkpatrick, los torsos truncados y las cabezas y brazos mutilados de Mallo se asocian con los putrefactos,38 motivos recurrentes de Lorca y Dalí entre los años 1926 y 1927. Sin embargo, la imaginería plástica, desarrollada por Mallo, compartida con la vanguardia de la época, de acuerdo con Kirkpatrick, desarrolla una crítica irónica del mundo emocionalmente limitado y anticuado de la mujer en su cultura. Mallo resume los objetivos artísticos de las Estampas en la siguiente declaración: “La irreverencia y la gracia, el sarcasmo y la creación de una sociedad que asciende y se enfrenta a la sociedad dominante convirtiéndola y representándola en un mundo de fantasmas y muñecos”.3940 El otro referente podemos observarlo en Louise Bourgeois (Francia, 1911- EE.UU., 2010), quien realiza la serie de dibujos titulados Femme-Maison41 (1946-47), donde la cabeza de la figura femenina fue sustituida por una casa. Tanto Prieto como Bourgeois representan a la mujer privada de aquello que constituye el fundamento de su identidad: el rostro. No obstante, habría diferencias entre ambas. 35 Celia Amorós, La gran diferencia y sus pequeñas consecuencias... para las luchas de las mujeres, 212. 36 Jacques Le Goff y Nicolas Truong, Una historia del cuerpo en la Edad Media (Barcelona: Paidós, 2003) 119-120. 37 Maruja Mallo, Estampa, en Susan Kirkpatrick, Mujer, modernismo y vanguardia en España (1898- 1931) (Valencia: Cátedra, 2003), 236. 38 “Putrefacto” es un término acuñado por Dalí y Lorca al configurar su identidad estética y cultural para referirse a “cuanto olía a podrido, a cuanto molestaba e impedía el claro avance de nuestra época”. Susan Kirkpatrick, Mujer, modernismo y vanguardia en España (1898-1931), 239. 39 Kirkpatrick, Mujer, modernismo y vanguardia en España (1898-1931), 249. 40 Véase en línea: https://patry33.wordpress.com/2009/09/29/maruja-mallo/ 41 Louise Bourgeois, Femme Maison, 1946-47. Técnica: tinta sobre papel. Tamaño: 23,2 x 9,2cm. Véase en línea: http://consumiblesynegociables.blogspot.com/2009/10/las-mujeres-casa-de-louise-bourgeois.html/ III PARTE DesigualDaDes socioculturales476 De acuerdo con Assumpta Bassas Vila, el tema de la arquitectura es fundamental en la obra de Louise Bourgeois y se encuentra directamente relacionado con la exploración de la subjeti- vidad y su reconfiguración mediante la noción de espacio en relación con el cuerpo. Bourgeois declara: “El espacio no existe, es una metáfora de la estructura de nuestra existencia”.42 En tanto Bourgeois evoca un mundo psicológico y autorreferencial, Prieto apela a la denuncia política. Como explica Chanto: Prieto es notable cuando denuncia la construcción política del sujeto femenino, en obras como ‘Cuerpo mutilado’, e ‘Hipersexualismo’ 43 (1938), presenta gráficamente cuerpos de mujeres o muñecos de vestir en los que a través de elementos reconocibles en la moral religiosa (la cruz, la hoja de parra) sobredimensiona la vergüenza que deshumaniza a las mujeres convirtiéndolas en objetos-percheros producto de la explotación económica y los lastres de la moral religiosa, a través un guiño estético a los monigotes de De Chirico”.44 La sexualidad constituye para Prieto, una de las dimensiones fundamentales en la confi- guración de la subjetividad femenina. A través de los “objetos-percheros” cuestiona la moral burguesa y religiosa de la época, que restringe la sexualidad femenina. La denuncia de Prieto, en cuanto a la construcción política de las subjetividades femeninas, evidencia que la razón de que se produzcan rasgos de individuación se vincula con el poder, tal como señala Amorós: (…) si los demás me ven como una más de la serie o una multitud indiferenciada, yo no soy individuo/a, ya que no genero los efectos sociales y políticos, precisos y contrastables, de tal condición. La individualidad se configura como tal en el colectivo al que se le reconoce el ca- rácter de sujeto del contrato social.45 Las relaciones asimétricas de poder son tema del grabado titulado Nuestro canon jurídico46 (1936), donde Prieto cuestiona la posición jerárquicamente subordinada de la mujer en la cultu- ra patriarcal. Varios elementos de dicha obra simbolizan la disidencia de Prieto en cuanto a la negación que la ley ejerce al derecho de tutela a las mujeres: el Génesis, el nombre Montesquieu, el Código Civil y la regla. 42 Louise Bourgeois, Destruction of the Father. Reconstruction of the Father. Writings and interviews 1923-1997 (Cambridge, Mass.: MIT Press, 1998) 220, citado por Assumpta Bassas Vila, “Cuerpo que te quiero cuerpo. Imágenes del cuerpo y nociones de subjetividad en la producción de artistas contemporáneas. El cuerpo-casa: Eugenia Balcells y Eulalia Valldosera,” en Piel que habla. Viaje a través de los cuerpos femeninos, Eds. M.J. Barral, L.E. Díaz, T. González Cortés, E. Moreno, T. Yago, M. Azpeitía (Barcelona: Icaria, 2001), 119. 43 Emilia Prieto, Hipersexualismo. Técnica: xilografía. Tamaño: 10 x 15 cm. Primera publicación: Reper- torio Americano. Tomo 35, número 3, p.35, año 1938. Propiedad: Cecilia Amighetti. Consultado el 25 de marzo de 2013. 44 Sila Chanto, “La caligrafía de la conciencia: no hay nada más antirrevolucionario que la putería”. 45 Celia Amorós, La gran diferencia y sus pequeñas consecuencias...para las luchas de las mujeres, 102. 46 Emilia Prieto, Nuestro canon jurídico. Técnica: xilografía. Primera publicación: Repertorio America- no. Tomo 31, número 19, p.304, año 1936. Propiedad: Cecilia Amighetti. Consultado el 4 de abril de 2013. http://www.redcultura.com/expos/emilia_prieto/images/02monigotes/bigs/00dialectica/pages/ canon00.html/ Claudia Mandel Katz Emilia PriEto: una PrEcursora dE la disidEncia dE idEntidad... 477 El primero de ellos –en referencia al Génesis–, es la representación del Paraíso donde se sitúan Adán y Eva. Resulta evidente la asimetría en cuanto a la jerarquía sexual expresada a través del significativo contraste de tamaño de la figura de Adán con respecto a la diminuta figura de Eva. El nombre de Montesquieu, filósofo de la Ilustración, es otro elemento que Prieto pone bajo cuestión en clara alusión a la división de poderes instaurada bajo el sistema patriarcal, despojando de derechos cívicos a las mujeres. Superpuesto al cartel con el nombre de Montesquieu, ubica el tercer elemento: el Código Civil. De este modo, al colocar la escena del Paraíso en la página izquierda, a la par de los artículos del Código Civil en la página de- recha, Prieto equipara la injusticia de la subordinación femenina, tanto en el campo religioso como en el cívico. De la misma manera que aprendemos a leer y escribir, debemos conocer los rudimentos básicos de la gramática visual para poder descodificar los significados que las imágenes en- trañan, a través de la configuración espacial de los elementos visuales. El punto de vista, la focalización, el encuadre, la composición, el peso visual, los símbolos y elementos retóricos, al construir la realidad, son componentes que deben ser analizados para poder deconstruir los signos del discurso visual. Al respecto, Kress, y van Leeuwen señalan la significación que la izquierda y la derecha, en el campo visual, presentan como valor de información; según los autores, los elementos ubicados sobre la zona izquierda de la composición son presentados como “lo dado”, mientras que los elementos ubicados a la derecha se presentan como “lo nuevo”. Lo dado significa algo familiar, algo que el observador conoce. Lo nuevo significa que es algo desconocido, algo a lo que el espectador debe prestar especial atención. Mientras lo nuevo implica una problemática a ser resuelta, lo dado es presentado como algo evidente, de sentido común.47 Siguiendo esta tesis, Adán se presenta como signo de “lo dado”, lo establecido. En contraposición, Eva repre- senta “lo nuevo”, como una subjetividad a ser resuelta, que puede ser modelada y completada. Al colocar sobre el nombre de Montesquieu el libro del Código Civil ilustrado, donde relaciona la jerarquía sexual del Génesis con el derecho costarricense, Prieto critica la nega- ción de la ley al derecho de tutela a las mujeres: “Es la medida del paraíso en aparente relación teocrática donde los esquemas de la religiosidad oficial han invadido la esfera legal”.48 La regla, que separa la escena del paraíso de las páginas del Código Civil, es el otro elemento al que Prieto apela para cuestionar la norma, es decir, a la medida común que rige la vida de las personas y que determina el tipo de sociedad a la que pertenecen. Foucault, en Vigilar y Castigar, describe la norma como “la formación de lo que podríamos llamar en general la sociedad disciplinaria”.49 La sociedad disciplinaria es, a la vez, una sociedad normalizante; al respecto, Foucault afirma: De una manera aún más general, puede decirse que el elemento que va a circular de lo disci- plinario a lo regularizador, que va a aplicarse del mismo modo al cuerpo y a la población, que permite controlar el orden disciplinario del cuerpo y los acontecimientos aleatorios de una 47 Gunther Kress y Theo van Leeuwen, Reading images. The grammar of visual designs (London: Routledge, 1996). 48 Sila Chanto, “La caligrafía de la conciencia: no hay nada más antirrevolucionario que la putería”. 49 Michel Foucault, Vigilar y Castigar (México: Siglo XXI, 1975) 213. III PARTE DesigualDaDes socioculturales478 multiplicidad biológica, el elemento que circula de una a la otra, es la norma. La norma es lo que puede aplicarse tanto a un cuerpo al que se quiere disciplinar como a una población a que se pretende regularizar.50 La norma también se aplica al campo del arte, donde, como señala Katty Deepwel, la obra de las mujeres artistas está inmersa en una cultura que continúa devaluándola, deni- grándola e ignorándola, al afirmar que: “la obra de arte de las mujeres es descrita frecuente- mente sólo en términos de lo que le falta. La medida de la diferencia de las mujeres respecto de una norma masculina”.51 La norma masculina, las verdades absolutas del pensamiento androcéntrico, son puestas bajo cuestión en la obra de Prieto para proponer una visión crítica de la cultura patriarcal. Las relaciones de poder entre los géneros y la lucha por lograr su equidad se observan en el grabado titulado Los derechos que conquistan,52 (1936). Prieto representa con ironía el sufra- gismo 53 de las mujeres liberales en la primera parte del siglo XX, a través de la representación del brazo de una señora, cuyos signos visuales, estos son cigarro, encaje y brazalete, connotan el lujo de la burguesía. La demora de las mujeres del Partido Vanguardia Popular para inte- grarse a las luchas sufragistas obedece a que, por un lado, para ellas, las feministas repre- sentaban una amenaza a la unidad de la clase trabajadora y, por otro lado, a que consideraba políticamente problemático que la mujer tuviera derecho al sufragio, mientras prevaleciera el escaso nivel de “conciencia política”, pues, en tales condiciones, el nuevo voto femenino solo afirmaría el sistema político vigente.54 Aunque el movimiento obrero apoyó el voto femenino, esa no era su lucha, pues no garantizaba la superación de los conflictos accediendo al voto a través de la ficción de repre- sentatividad, al tiempo que se desconfiaba de la conciencia política de las eventuales mujeres votantes, quienes podrían perpetuar la forma de dominación existente. El énfasis estaba en lograr la participación del movimiento popular –incluidas las mujeres– y la consolidación de reformas, las cuales se lograrían en parte por el pacto entre comunistas y calderonistas, y por las presiones de base en la década de 1940.55 50 Michel Foucault, Defender la sociedad (Argentina: FCE, 2008) 228-229. 51 Katy Deepwell, Nueva crítica feminista de arte. Estrategias críticas (Madrid: Ediciones Cátedra, 1995) 33. 52 Emilia Prieto, Los derechos que conquistan. Técnica: xilografía. Primera publicación: Repertorio Ame- ricano. Tomo 32, número 24, p.372, año 1936. Propiedad: Cecilia Amighetti. Consultado el 4 de abril de 2013. http://www.redcultura.com/expos/emilia_prieto/images/02monigotes/bigs/07placebos/pa- ges/derechos00.html/ 53 Según Maureen Clarke Clarke: “El movimiento sufragista de mujeres en Costa Rica se empezó a con- formar en 1912 y toma mayor auge el 12 de octubre de 1923 con la creación de la Liga Feminista, liderada por Ángela Acuña Braun e integrada principalmente por estudiantes y profesoras del Colegio de Señoritas”. Clarke, 2012, consultado el 4 de abril de 2013. http://www.prensalibre.cr/lpl/comenta- rios/68397-62-aniversario-del-derecho-al-vot/ 54 Patricia Alvarenga Venutolo, Identidades en disputa. Las reinvenciones del género y de la sexualidad en la Costa Rica de la primera mitad del siglo XX (San José, Costa Rica: Editorial Universidad de Costa Rica, 2012). 55 Sila Chanto, “La caligrafía de la conciencia: no hay nada más antirrevolucionario que la putería”. Chan- to y Córdoba, “Las peras del olmo. Obra gráfica de Emilia Prieto”. Claudia Mandel Katz Emilia PriEto: una PrEcursora dE la disidEncia dE idEntidad... 479 La ironía de Los derechos que conquistan (1936), se da a través del uso de la figura retórica denominada sinécdoque.56 Al representar a la mujer mediante un fragmento de su cuerpo, es decir, a través de su brazo, su autorreflexión se aparta de la forma en que el cuerpo femenino había sido representado en la historia del arte como forma acabada y completa subvirtiendo la tradición estética de la forma corporal femenina como un todo. Juan Antonio Ramírez traslada esta definición lingüística a la retórica del cuerpo, para hacer referencia a los cuerpos despeda- zados, real o simbólicamente. Para Ramírez, un fragmento “puede designar la totalidad orgáni- ca, o adquirir tal vez una sorprendente autonomía que le permitirá funcionar artísticamente a varios niveles que oscilan entre el ente animado y la «naturaleza muerta»”.57 Las relaciones asimétricas de poder, donde las mujeres y los niños son sometidos histó- ricamente a condiciones de opresión, se representan también en el grabado titulado Y se do- blan los cafetos 58 (1937). En un contexto que, paradojalmente, proponía la maternidad como un valor que contribuía a afirmar los valores nacionales, Prieto realiza una profunda crítica social al denunciar las condiciones de subordinación y marginalidad que debían enfrentar las mujeres. Otra crítica profunda que formula Prieto, distanciándose de los artistas de la primera mitad del siglo XX, tiene que ver con la representación del territorio, en tanto espacio donde se ejerce el poder. En el grabado Y se doblan los cafetos (1937), Prieto parodia la representación estereotipa- da del paisaje agrario que evidencia la riqueza de explotadores y la  angustia de explotados, puesto que “en lugar de apelar en su producción plástica a la repetición de la arcadia tropical para ganarse un lugar en la estética privilegiada; señala el conflicto existente en ese supuesto lugar paradisíaco”.59 De este modo, las dimensiones estética y política se articulan a través de un discurso en disidencia, frente a los valores de la cultura hegemónica. Un posicionamiento igualmente crítico acerca de la subjetividad femenina es el que presenta Tarsila do Amaral, en su obra A negra60 (1923). En ambas obras hay una confluencia de sentidos donde el elemento femenino y la diversidad étnica se contraponen a la cultura blanca, masculina y occidental. Prieto describe, detalladamente, las pesadas faenas que debían realizar las “entregadas” o “criadas”, como se las llamaba. Sin padres de familia ni tampoco siendo mayores de edad debían hacer todo el trabajo de las “deadentro” y también, todas las tareas ocasionales que 56 La sinécdoque, de acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española, es un “tropo que consiste en extender, restringir o alterar de algún modo la significación de las palabras para designar un todo con el nombre de una de sus partes, o viceversa”. 57 Juan Antonio Ramírez, Corpus Solus (Madrid: Ediciones Siruela, 2003) 207. 58 Emilia Prieto, Y se doblan los cafetos. Técnica: xilografía. Tamaño: 8.9 x 14 cm. Primera Publicación: Repertorio Americano. Tomo 34, número 22, p. 351, año 1937. Propiedad: Cecilia Amighetti. Consul- tado el 4 de abril de 2013. http://www.redcultura.com/expos/emilia_prieto/images/01pyu/bigs/03laar- quitectura/pages/cafetos00.html/ 59 Sila Chanto, “La caligrafía de la conciencia: no hay nada más antirrevolucionario que la putería”. 60 Tarsila do Amaral, A negra. Técnica: óleo sobre tela. Tamaño: 100 x 81,3 cm. Año 1923. Véase en línea: http://www.mac.usp.br/mac/templates/exposicoes/exposicao_permanente_obras/exposicao_perma- nente_obras_tarsila.asp#/ III PARTE DesigualDaDes socioculturales480 se les asignaran: desgranar maíz, aventar, escoger y moler café, traer de las trojas o estibas cargas de leña a la cocina, “anegar” patios y jardines, transportar cargamentos de comesti- bles del mercado tres veces por semana, “chiniar” chiquitos y encender grandes hornos de barro en las casas donde acostumbraban hacer amasijos o preparativos de fiestas, o rezos y celebraciones de santos. Debían, además, tener lustrosos y limpios los zapatos de todos los integrantes de la familia. Tal sistema de explotación o servidumbre de menores, “injusto y lesivo a la dignidad de la persona”,61 fue aliviándose por los años 20 y 30 del siglo XX, gracias a la creación de institu- ciones y a las campañas culturales y humanizantes de los años 1915 a 1920 de Alfredo Gon- zález Flores, quien gobernó entre 1914 y 1917, junto con García Monge, Carmen Lyra y Omar Dengo, quienes dieron paso a las disposiciones legales que crearon el Patronato Nacional de la Infancia (PANI), culminando con las leyes laborales la década de 1940 de Calderón Guardia basadas en el principio de la dignidad humana, que se nutrieron de demandas anteriores del Partido Reformista y del movimiento obrero. En las primeras décadas del siglo XX continuaron expandiéndose las tradicionales organizaciones mutuales, mientras el sindicalismo daba sus primeros pasos entre los trabajadores urbanos.62 En la década de 1920, miembros del sindicalismo participaron en la política en forma ac- tiva, aliándose con representantes de la Iglesia para formar las bases del Partido Reformista liderado por Jorge Volio, que influenció el innovador programa del Partido Republicano Nacio- nal, liderado por Rafael Ángel Calderón Guardia.63 Hasta entonces, el panorama político había estado bajo el dominio de la oligarquía, con la notable excepción del breve periodo de Alfredo González Flores, quien propuso reformas tributarias en beneficio de los sectores subalternos, así como el intervencionismo estatal en aras de paliar la crisis económica que para entonces golpeaba el país.64 A inicios de la década de 1940, el Partido Republicano Nacional integra en su movimiento a la Iglesia Católica y a los comunistas, denominados a partir de 1943 Vanguardia Popular, dando como resultado un proceso de reforma social a través de leyes fundamentales: las Garantías So- ciales, el Código de Trabajo y el Seguro Social.65 Según Alvarenga, esta negociación política fue 61 Emilia Prieto, Mi pueblo (San José, Costa Rica: Editorial Universidad de Costa Rica, 1991) 106. 62 Mario Oliva Medina, Artesanos y obreros costarricenses 1880-1914 (San José: EUNED, 2006) 104-105, citado por Patricia Alvarenga Venutolo, Identidades en disputa. Las reinvenciones del género y de la sexualidad en la Costa Rica de la primera mitad del siglo XX, xxiii. 63 Vladimir de la Cruz, Las luchas sociales en Costa Rica (San José: Editorial Universidad de Costa Rica, 2004) 79-86, citado por Patricia Alvarenga Venutolo, Identidades en disputa. Las reinvenciones del género y de la sexualidad en la Costa Rica de la primera mitad del siglo XX, xxiii. 64 Patricia Alvarenga Venutolo, Identidades en disputa. Las reinvenciones del género y de la sexualidad en la Costa Rica de la primera mitad del siglo XX, xxiii. 65 Jorge Mario Salazar, Política y reforma en Costa Rica, 1914-1958 (San José: Editorial Porvenir, S.A., 1981) capítulo III, citado por Patricia Alvarenga Venutolo, Identidades en disputa. Las reinvenciones del género y de la sexualidad en la Costa Rica de la primera mitad del siglo XX, xxvi. Claudia Mandel Katz Emilia PriEto: una PrEcursora dE la disidEncia dE idEntidad... 481 producto de una convergencia de intereses. Desde la década de 1920, la Iglesia había asumido la cuestión social, pues un discurso reivindicativo de los sectores subalternos le garantizaría un buen caudal electoral siendo el Partido Reformista, claro ejemplo de ello.66 Conclusiones Emilia Prieto se distancia de las representaciones académicas, para aproximarse al lenguaje visual de las vanguardias modernistas. Para ello, Prieto recurre a diversas estrategias: la utiliza- ción de la ironía y el humor; la articulación entre signo lingüístico y signo icónico; la utilización del fragmento; la deconstrucción de la “adjudicación de los espacios”: lo masculino, adjudicado a la cultura, lo activo, lo público, en contraposición a lo femenino, adjudicado a la naturaleza, lo pasivo, lo privado. Si bien se recupera en parte el valor de su producción en la segunda  mitad del siglo XX, el trabajo y la figura de Emilia Prieto como artista sufren de una “reducción”: “Esta es la forma en que lo subversivo se minimiza y neutraliza, otorgándole un lugar en el campo público excluyen- do las contradicciones con el poder”.67 Por ello, comprender qué significó el planteamiento de Prieto para la sociedad costarricen- se resulta un tema complejo: “En primer lugar, por ser mujer. Y las mujeres somos mal leídas en esta cultura. Además una mujer de la izquierda radical, lo que la historia oficial no nombra más que quizá alguna anécdota suelta”.68 Sus estrategias debieron establecer ciertos ajustes para po- der insertar su trabajo político en una sociedad con rasgos fuertemente conservadores, ya que “Cuando se integra al grupo de mujeres Samaritanas Rojas se nota un cambio de procedimien- to. La utilización de conceptos ligados a la mentalidad conservadora –la madre– por ejemplo, para impulsar proyectos de inclusión social”.69 Finalmente, al hacer un balance del impacto de sus ideas en el seno de una cultura, cuyos íconos plásticos eran la infinidad de casas de adobe que se pintaron en la década de 1930, la vi- sión realista, más sintética, y conceptual de Emilia Prieto señalaba una herida, muchas heridas, las heridas que la cultura de un país que se proyecta como un edén, que no quiere: Admitir la herida, el error político, social, económico, en este país, implicaría aceptar que las cosas no están bien en el paraíso, ella entonces, seguramente viene a ser un poco la serpiente provocadora que quiere tentar con otra forma de conocimiento, y pues, finalmente, es deste- rrada a un espacio mental reducido, donde solo tiene cabida como agente de rescate del folclore, 66 Según Iván Molina, a fines de la década de 1930, la Iglesia logró que su aliado Calderón Guardia fuera presidente de la República. Una vez en el poder, el distanciamiento de Calderón con el expresidente León Cortés lo posiciona en una situación de vulnerabilidad al interior de su partido, lo que lleva a un pacto político entre Calderón y los comunistas. Iván Molina, Los pasados de la memoria. El origen de la reforma social en Costa Rica (1938-1943) (Heredia: Editorial Universidad Nacional, 2008) 308-309, citado por Patricia Alvarenga Venutolo, Identidades en disputa. Las reinvenciones del género y de la sexualidad en la Costa Rica de la primera mitad del siglo XX, xxii. 67 Sila Chanto, “La caligrafía de la conciencia: no hay nada más antirrevolucionario que la putería”. 68 Sila Chanto, entrevista de Claudia Mandel Katz. San José, 12 de agosto de 2013. 69 Sila Chanto, entrevista de Claudia Mandel Katz. San José, 12 de agosto de 2013. III PARTE DesigualDaDes socioculturales482 de esa cultura patriarcal, como si lo que interesara fuera rescatar la cultura conservadora, y no cuestionarla, transformarla o reinterpretarla.70 En tal sentido, las estrategias estético-políticas implementadas por Emilia Prieto cuestio- nan, visibilizan y desnaturalizan las relaciones de poder entre los géneros en un contexto socio cultural conservador. Su lucha por lograr el sufragio femenino, por mejorar la situación social y laboral de las mujeres contra toda forma de poder dictatorial y patriarcal, así como su signifi- cativa participación en el campo cultural, permite visibilizar a Emilia Prieto como Sujeto social y político transgresor, cuya alteridad se manifiesta con voz propia, como una precursora en disidencia de identidad frente al discurso hegemónico. 70 Sila Chanto, entrevista de Claudia Mandel Katz. San José, 12 de agosto de 2013. Claudia Mandel Katz Emilia PriEto: una PrEcursora dE la disidEncia dE idEntidad... 483 Emilia Prieto Tugores nació en San José el 11 de enero de 1902. Realizó su secundaria en el Colegio Superior de Señoritas, donde obtuvo su título de Maestra en 1921. A partir de ese momento se dedicó a la docencia como profesora de dibujo y pintura en las escuelas Normal de Costa Rica, Metodista, Nocturna de Cultura Popular, Juan Santamaría y en la Universidad Obrera. Además, fue directora de la Escuela Ramiro Aguilar. En 1922 recibió clases de pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Fue una de las fundadoras, en 1936, al lado de grandes personalidades de la vida cultural y política, de la Liga Antifascista, una organización dedicada a luchar contra el fascismo que, con gran fuerza, se extendía por el mundo. Compartía los idea- les del Partido Comunista,71 aunque no militó oficialmente en sus filas. En 1943, con el auspicio de la Central de Trabajadores, contribuyó a fundar, junto con otros educadores y educadoras, artistas e intelectuales, la Universidad Obrera. Participó muy activamente en las luchas que llevaron a la aprobación de la legislación social en la década de los cuarentas. Luego de la Guerra Civil del 48, como parte de la represión que se desató contra el bando perdedor en esa guerra, fue despedida de la escuela de la cual era directora y perseguida y encarcelada al ser acusada de sedición por el Tribunal de Sanciones Inmediatas. Participó en la fundación del Comité Nacional de Partidarios de la Paz, del cual fue presidenta y como delega- da de la Organización de Mujeres Costarricenses Carmen Lyra, en la Conferencia de la Paz de los Países de la Cuenca del Pacífico, efectuada en Pekín. Durante la década de 1970 formó parte de la Alianza de Mujeres Costarricenses,72 organización dedicada a luchar por los derechos de las mujeres, las niñas y los niños.73 71 Iván Molina sostiene que la fundación del Partido Comunista, en junio de 1931, fue fruto del interés de un círculo de jóvenes estudiantes por consolidar una opción propia, diferente de los esfuerzos diri- gidos por una intelectualidad mayor, cuyo radicalismo evidenciaba ya signos de estancamiento. Iván Molina, “Un pasado comunista por recuperar. Carmen Lyra y Carlos Luis Fallas en la década de 1930,” en Ensayos políticos. Carmen Lyra y Carlos Luis Fallas, Coord. Iván Molina (San José: Editorial Uni- versidad de Costa Rica, 2000). 72 De acuerdo con Alvarenga, en 1949 se crea Organización de Mujeres Costarricenses Carmen Lyra, la cual pasa a llamarse en 1952 Alianza de Mujeres Costarricenses, cuya actividad contribuye a integrar a las mujeres a la vida política para lograr el voto femenino y a las luchas sociales por la vivienda y la salud. Patricia Alvarenga Venutolo, De vecinos a ciudadanos (San José: Editorial Universidad de Costa Rica, 2009) 58. 73 INAMU. “Emilia Prieto Tugores”, en Instituto Nacional de las Mujeres (sitio web), 2005, consultado el 7 de abril de 2013. http://www.inamu.go.cr/index.php?option=com_content&view=article&id=1126:e- milia-prieto-tugores&catid=141:galeria-de-la-mujer&Itemid=1521/ ANEXO AcercA de los Autores 627 Acerca de los autores Antonio Acosta Rodríguez aacosta@us.es Doctor en Historia de América y Catedrático de la Universidad de Sevilla, España. Ha sido Director del Departamento de Historia de América de la Universidad de Sevilla y Director de la Sede Iberoamericana de La Rábida, de la Universidad Internacional de Andalucía. Su última área de investigación es la formación de los Estados liberales en América Latina en los siglos XIX y XX. Su último libro publicado es: Los orígenes de la burguesía de El Salvador. El control sobre el café y el Estado. 1848-1890 (Sevilla: Aconcagua Libros, 2014). Gabriela Arguedas Ramírez arguedas.gabriela@gmail.com M.Sc. en Bioética de la Maestría Interinstitucional en Bioética UCR-UNA. Licenciada en Farmacia por la Universidad de Costa Rica. Egresada del Doctorado en Estudios de la Sociedad y la Cultura, Universidad de Costa Rica. Profesora asociada de la Escuela de Filosofía e Investi- gadora del Centro de Investigación en Estudios de la Mujer, Universidad de Costa Rica. Su úl- tima publicación, en proceso, es: “Cuerpos oprimidos en la Modernidad in extremis: surrogacy, fecundación in vitro y la producción de descendencia,” en Queering Paradigms V, Eds. Manuela Picq, María Amelia Viteri (Ecuador: FLACSO, 2015 en prensa). Edgar Eduardo Blanco Obando tubaso2000@yahoo.es Licenciado en Sociología por la Universidad de Costa Rica. Doctor en Sociología por la Universidad Autónoma de Barcelona. Docente de la Escuela de Lenguas Modernas e Investiga- dor del Centro de Investigaciones Históricas de América Central (CIHAC) y de la Vicerrectoría de Acción Social, Universidad de Costa Rica. Estudia temas ambientales y del desarrollo. Su último artículo publicado es: “Efectos sociales y ambientales de las actividades productivas en la región Atlántico/Caribe de Costa Rica: un análisis desde el metabolismo social. 1990-2015,” Cuadernos de Antropología 25, no. 2 (enero-junio 2015): 3-20. Félix Chirú Barrios chirufelix4@hotmail.com Doctor en Historia por la Universidad de Costa Rica. Profesor de Historia en la Universidad de Panamá, sede regional de Coclé. Ha investigado sobre la nación, las conmemoraciones y los “lugares de memoria” en Panamá. Historia de las desigualdades sociales en américa central. una visión...628 Kevin Coleman kevin.coleman@utoronto.ca Ph.D. en Historia por la Universidad de Indiana-Bloomington. Profesor del Departamento de Historia, University of Toronto. Sus trabajos se centran en la historia moderna de América Latina, en la cultura visual y en la cultura política. Su último libro, en prensa, es: A Camera in the Garden of Eden: The Self-Forging of a Banana Republic (University of Texas Press, 2016). Ruth Cubillo Paniagua rutycu@hotmail.com Doctora en Literatura por la Universidad Autónoma de Barcelona, España. Profesora Ca- tedrática de la Escuela de Filología, Lingüística y Literatura, Universidad de Costa Rica. Coor- dinadora del Programa de Investigaciones en Literatura Comparada, de la Escuela de Lenguas Modernas, Universidad de Costa Rica. Especialista en Literatura Comparada, Literatura Es- pañola, Literatura Costarricense y en la relación entre Literatura e Historia. Entre sus libros publicados está: Mujeres ensayistas e intelectualidad de vanguardia en la Costa Rica de la pri- mera mitad del siglo XX (San José: EUCR, 2011) y su último libro, en preparación, es: Pobreza y desigualdad social en la narrativa costarricense. 1890-1950 (San José: EUCR, en prensa). Francisco Delgado Jiménez francisco.delgado@ucr.ac.cr Máster en Administración Pública y Desarrollo Internacional de la Escuela de Gobierno John F. Kennnedy, Universidad de Harvard, y Licenciado en Economía por la Universidad de Costa Rica. Actualmente, trabaja como Economista de Políticas Sociales en el Instituto Mixto de Ayuda Social y como investigador del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica. Sus áreas de investigación son: pobreza, desigualdad y mercado de trabajo. Su último artículo publicado es: “El empleo informal en Costa Rica: Características de los ocupados y sus puestos de trabajo,” Revista de Ciencias Económicas 31, no. 2 (2013): 35-51. David Díaz Arias david.diaz@ucr.ac.cr Ph.D. en Historia por la Universidad de Indiana-Bloomington. Profesor Catedrático de la Escuela de Historia de la Universidad de Costa Rica. Fue Director del Posgrado Centroameri- cano en Historia y es Director del Centro de Investigaciones Históricas de América Central (CIHAC) de la Universidad de Costa Rica. Especialista en Historia Política, Historia Cultural, Historia de la Memoria y en la Historia del Estado en Costa Rica y en Centroamérica. Su último libro publicado es: Crisis social y memorias en lucha: guerra civil en Costa Rica, 1940-1948 (San José: EUCR, 2015), publicación galardonada con el Premio Nacional de Investigación Cultural "Luis Ferrero Acosta", 2015, del Ministerio de Cultura y Juventud de la República de Costa Rica. AcercA de los Autores 629 George I. García Quesada tuyog@hotmail.com M.Sc. en Historia y Licenciado en Filosofía por la Universidad de Costa Rica. Profesor de la Escuela de Estudios Generales y de la Escuela de Filosofía de la Universidad de Costa Rica. Actualmente, cursa estudios doctorales en Filosofía en la Universidad de Kingston, Londres, con una tesis en el campo de la ontología y epistemología. Su último libro es: Formación de la clase media en Costa Rica, 1890-1950. Economía, sociabilidades y discursos políticos (San José: Editorial Arlekín, 2014), publicación galardonada con el Premio Nacional Aquileo J. Echeverría en Historia, 2014. Anthony Goebel Mc Dermott historikambiental@hotmail.com / w.goebel@ucr.ac.cr Doctor en Historia por la Universidad de Costa Rica. Docente de la Escuela de Historia e investigador del Centro de Investigaciones Históricas de América Central (CIHAC), Uni- versidad de Costa Rica. Especialista en Historia Ambiental e Historia Económica. Su libro último libro publicado es: Los bosques del “progreso”. Explotación forestal y régimen ambiental en Costa Rica: 1883-1955 (San José: Editorial Nuevas Perspectivas, 2013). Ana Lorena González Valverde aloregonza@gmail.com Licenciada en Derecho y Notaria de la Universidad de Costa Rica. DEA en Sociología del Derecho y Relaciones Sociales de la Universidad de París II, Sorbonne-Panthéon. Profesora de la Cátedra de Derecho Penal, Universidad de Costa Rica, y Coordinadora del Posgrado en Derecho Notarial y Registral, Universidad de Costa Rica. Actualmente, cursa el Doctorado en Historia, Universidad de Costa Rica, e investiga acerca del papel conflictivo del derecho mo- derno en las relaciones de poder entre géneros y derechos fundamentales en el siglo XIX, con énfasis en las situaciones de las mujeres. Jeffrey L. Gould gouldj@indiana.edu Ph.D. en Historia por la Universidad de Yale. Profesor de Historia James H. Rudy, Indiana University. De 1995 a 2008, fue director del Centro para Estudios Latinoamericanos y del Ca- ribe. Fue galardonado con una beca John Simon Guggenheim en el 2002. Entre 2012-2013 fue miembro de la Shcool of Historical Studies del Institute for Advanced Study. Su último libro publicado es: Jeffrey L. Gould y Aldo A. Lauria-Santiago, To Rise in Darkness: Revolution, Re- pression, and Memory in El Salvador, 1920–1932 (Duke University Press, 2008). Historia de las desigualdades sociales en américa central. una visión...630 Sajid Alfredo Herrera Mena sherrera@uca.edu.sv Doctor en Filosofía Iberoamericana por la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, España. Actualmente, labora como Director de la Editorial de la Universidad José Simeón Cañas (UCA) de El Salvador e investiga sobre las finanzas indígenas en la era borbónica, concretamente las cajas de comunidad (1750-1810). Sus últimas publicaciones son: El ejercicio de gobernar. Del ca- bildo borbónico al ayuntamiento liberal. El Salvador colonial, 1750-1821 (Castelló de la Plana: Universitat Jaume I, 2013) y, con Jordana Dym como coordinadores, Centroamérica durante las revoluciones atlánticas. El vocabulario político, 1750-1850 (San Salvador: IEESFORD, 2014). Carlos Daniel Izquierdo Vázquez carlosiv4@hotmail.com / carlos.izquierdovazquez@ucr.ac.cr Magister Scientiae en Historia por la Universidad de Costa Rica. Profesor de la Escuela de Historia, Universidad de Costa Rica. Especialista en Historia Social y de las grassroots economies. Autor de la reseña: “Ronny J. Viales y Andrea M. Montero, La construcción sociohistórica de la calidad del café y del banano de Costa Rica. Un análisis comparado 1890-1950” (Book Review). Antonio Jara Vargas anto.jara@gmail.com Magister Scientiae en Historia por la Universidad de Costa Rica. Profesor de la Escuela de Estudios Generales y de la Escuela de Historia de la Universidad de Costa Rica. Ha investigado sobre Historia Económica, Social y Cultural de Costa Rica. Entre sus últimas publicaciones está: “Finanzas públicas y crecimiento del Estado: un siglo de ingresos y gastos estatales en Cos- ta Rica, 1870-1980,” en Historia Económica de Costa Rica en el siglo XX. Crecimiento y Políticas Económicas, Coords. Jorge León y otros (San José: EUCR, 2014), 393-437. Jorge Juárez Ávila javila62@gmail.com Licenciado en Historia por la Universidad de La Habana, Cuba. Egresado del Posgrado en Historia de la Universidad de Costa Rica. Director del Instituto de Estudios Históricos, Antro- pológicos y Arqueológicos y profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias y Humanidades, Universidad de El Salvador. Sus áreas de investigación son: Historia de población de El Salvador y Memoria e Historia de la Guerra Civil Salvadoreña. Es coordina- dor del libro: Historia y debates sobre la guerra civil salvadoreña y sus secuelas (San Salvador: Unidad de Investigaciones sobre la Guerra Civil Salvadoreña del Instituto de Estudios Históri- cos, Antropológicos y Arqueológicos. Universidad de El Salvador / Fundación Friedrich Ebert, San Salvador, 2014). AcercA de los Autores 631 Carlos León Ureña carlosleonu@gmail.com Magister Artis en Administración Pública, Instituto Universitario Ortega y Gasset, Madrid, España. Director de Oficinas Regionales, Defensoría de los Habitantes de Costa Rica. Espe- cialista en Política Social, Políticas Públicas. Egresado del Doctorado en Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad de Costa Rica. Su último libro es: C. León y M. Esquivel, Participa- ción Ciudadana en el Sistema de Administración de Justicia (San José: Programa Plurianual de Derechos Humanos y Democracia en Centroamérica (Comisión Europea-Universidad de Costa Rica), 2007). Ana Paulina Malavassi Aguilar paulina.malavassi@gmail.com Doctora en Historia por la Universidad de Costa Rica. Especialista en Historia Social de la Salud Pública y de la Medicina. Entre sus libros publicados está: Entre la marginalidad social y los orígenes de la salud pública: leprosos, curanderos y facultativos en el Valle Central de Costa Rica. 1784-1845 (San José: Editorial Universidad de Costa Rica, 2003). Claudia Mandel Katz claudiamandelkatz@gmail.com Doctora en Estudios de la Sociedad y la Cultura por la Universidad de Costa Rica. Can- didata al Doctorado Centroamericano de Historia, Universidad de Costa Rica. Docente en la Escuela de Filosofía, coordinadora del TCU: “Arte y Mujeres en la Sociedad Patriarcal”, Uni- versidad de Costa Rica. Sus áreas de investigación son: artes visuales, feminismo, género. Su última publicación, en proceso, es: Estéticas del borde (San José: Editorial Universidad de Costa Rica, en prensa). Juan José Marín Hernández (†) (20 de junio de 1968 - 28 de octubre de 2015) Doctor en Historia por la Universidad Autónoma de Barcelona. Profesor Catedrático de la Escuela de Historia y del Posgrado Centroamericano en Historia. Investigador del Centro de Investigaciones Históricas de América Central (CIHAC), Universidad de Costa Rica. Fue director del Posgrado Centroamericano en Historia y del Centro de Investigaciones Históricas de América Central de la Universidad de Costa Rica. Fue fundador y director de la Revista Diá- logos, de la Escuela de Historia de la Universidad de Costa Rica. Especialista en Historia Social, Historia de la marginalidad, Historia Cultural e Historia del control social. Fue galardonado con el Premio Nacional de Historia Aquileo J. Echeverría (2007). Entre sus múltiples publicacio- nes, destaca un libro que ya es un clásico de la historiografía costarricense: Prostitución, Honor y Cambio Cultural en la Provincia de San José de Costa Rica: 1860-1949 (San José: EUCR, 2007). Historia de las desigualdades sociales en américa central. una visión...632 Florence Mérienne florence.merienne@yahoo.fr Máster en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Toulouse-Le-Mirail, Francia. Profesora de Historia en la Escuela de Estudios Generales, Universidad de Costa Rica. Investiga las relaciones de género en el mercado laboral. Su última publicación es: “Acceso desigual de los hombres y de las mujeres a las disciplinas científicas - La influencia del discurso naturalista del siglo XVIII sobre las prácticas directivas educativas actuales,” Revista Gestión de la Educación (UCR) 5, no. 1 (enero-junio 2015): 123-142. Francisco Robles Rivera francisco.robles@fu-berlin.de Máster en Estudios Latinoamericanos con énfasis en Cultura y Desarrollo por la Universi- dad Nacional de Costa Rica. Candidato a doctor en Ciencias Políticas, Freie Universität, Berlín. Profesor e investigador de la Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva y del Institu- to de Investigaciones de la Universidad de Costa Rica. Entre sus últimas publicaciones se en- cuentra: “Transformaciones y concentración en los Grupos de Poder Económico en Costa Rica (1980-2012),” Revista Mexicana de Sociología, no. 1, (enero-marzo 2014): 37-58. Carmen Salguero Rodas salguerorodas@gmail.com Cursó la Maestría en Dirección y Gestión Pública Local en la Universidad de Carlos III de Madrid. Actualmente, cursa el Doctorado en Gobierno y Políticas Públicas, Universidad de Costa Rica, y es becaria del programa Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD). Sus áreas de investigación son: desarrollo local, gestión pública municipal, fortalecimiento de la sociedad civil y procesos sociopolítico a nivel nacional y, especialmente, en territorios indígenas de Guatemala. Adriana Sánchez Lovell adrilovell@gmail.com Magister Scientiae en Historia por la Universidad de Costa Rica. Profesora de la Escuela de Psicología y de la Escuela de Historia, Universidad de Costa Rica. Investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales, Universidad de Costa Rica. Especialista en Historia del trabajo, con- flictos sociales y control social. Entre sus últimas publicaciones se encuentra: “Supervivencia en las calles desde las márgenes. Un debate respecto a las diferencias posibles y reconocibles en contextos difusos e indiferenciados,” en Hegemonía cultural y políticas de la diferencia, Coords. Alejandro Grimson y Karina Bidaseca (Ciudad Autónoma de Buenos Aires: CLACSO, 2013), 101-118. AcercA de los Autores 633 Rosa Torras Conangla mima638@gmail.com Doctora en Estudios Mesoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México. Investigadora del Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad Nacio- nal Autónoma de México (CEPHCIS-UNAM). Especialista en Historia Social, con especial énfasis en la problemática agraria del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. Su último ar- tículo publicado es: “Los refugiados mayas yucatecos en la colonización de El Petén: vicisitudes de una frontera,” Boletín Americanista, año LXIV.2, no. 69 (Barcelona, 2014): 15-32, editado por la Universitat de Barcelona. Hugo Vargas González hugomauricio.vargas@ucr.ac.cr Doctor en Historia por la Universidad de Toulouse, Francia. Profesor de la Escuela de His- toria, Universidad de Costa Rica. Especialista en Historia Política. Su último artículo publica- do es: “La formación del Estado en Nicaragua: entre el sufragio y la violencia (1821-1854),” en Independencias, estados y políticas en la Centroamérica del siglo XlX. Las huellas históricas del bicentenario, Eds. David Díaz Arias y Ronny Viales Hurtado (San José: CIHAC, Escuela de Historia, Universidad de Costa Rica, 2012), 153-195. Ronny J. Viales Hurtado rvialesh@gmail.com Doctor en Historia por la Universidad Autónoma de Barcelona. Profesor Catedrático de la Escuela de Historia y del Posgrado Centroamericano en Historia. Investigador del Centro de Investigaciones Históricas de América Central (CIHAC), Universidad de Costa Rica. Fue galardonado con el Premio al Investigador de la Universidad de Costa Rica, Área de Ciencias Sociales (2012). Especialista en Historia Económica, Social y Ambiental. Entre sus últimas pu- blicaciones se encuentra: Ronny Viales y Andrea Montero, “La construcción de la calidad del café y del banano en Costa Rica. Una perspectiva histórica (1890-1950),” Historia Agraria, no. 66 (agosto 2015): 147-176. Lissy Marcela Villalobos Cubero lissvillacuber@gmail.com M.Sc. en Historia por la Universidad de Costa Rica. Profesora de la Sede de Occidente, Universidad de Costa Rica, e Investigadora del Centro de Investigaciones Históricas de Amé- rica Central (CIHAC), Universidad de Costa Rica. Especialista en Historia Social y en Historia de la Sociabilidad Rural. Entre sus últimas publicaciones se encuentra: “Turismo como agente re-estructurador de la sociabilidad rural: una propuesta de estudio desde la historia,” Diálogos, volumen especial en homenaje a Bernard Vincent (octubre de 2012): 101-117. Historia de las desigualdades sociales en américa central. una visión...634 Heather Vrana vranah1@southernct.edu Ph.D. en Historia por la Universidad de Indiana-Bloomington. Assistant Professor de Historia en Southern Connecticut State University. Entre sus últimas publicaciones se encuen- tran: Do Not Mess with Us!: Guatemalan Students and the State, 1944-1996 (University of California Press, en prensa) y Beyond 1968: Key Texts from Central America Student Move- ments (Edinburgh University Press, en prensa).