Universidad de Costa Rica - Sede de Occidente Revista Pensamiento Actual - Vol. 15 - No. 24, 2015 ISSN impreso: 1409-0112 / ISSN electrónico: 2215-3586 105Filosofía, Artes y Letras105 - 116 La representación del espacio en las novelas Insensatez y El material humano The representation of space in the novels: Insensatez and Material Humano Rónald Rivera Riveraa Recibido: 22-02-2015 / Aprobado: 16-06-2015 Resumen Este trabajo se propone analizar una propuesta estética de la nueva novela centroamericana a partir de la categoría del espacio. Se expone cómo la experiencia del espacio físico extraliterario repercute en la percepción que los centroamericanos tienen de su entorno, de sus relaciones de poder y de las fronteras culturales en estas sociedades. Se muestra que en estos textos la interacción del sujeto centroamericano con su entorno se representa como caótica y violenta lo cual provoca un quebrantamiento en el los espacios cognitivo, social y literario. La experiencia cognitiva del espacio se representa en el texto literario como una propuesta estética que se basa en la fragmentación psíquica, cultural y textual. Para probar esto, se analiza la articulación de tres categorías básicas en las novelas estudiadas: el espacio físico, el espacio mental y el espacio textual. Palabras clave: espacio literario; experiencia cognitiva del espacio; fragmentación cultural; memoria; relaciones de poder. Abstract This paper aims at analyzing an aesthetic proposal of the New Central American novel from the category of space. It describes how the experience of extra-literary physical space affects the perception that Central Americans have of their environment, their power relations and cultural boundaries in these societies. It is shown that Central American subject interaction with its environment in these texts is depicted as chaotic and violent causing a breach in the cognitive, social and literary space. The cognitive experience of space is represented in the literary text as an aesthetic proposal that is based on the psychological, cultural and textual fragmentation. To prove this, the articulation of physical space, mental space and textual space in Insensatez and Material Humano is analyzed. Keywords: Literary space; cognitive experience of space; cultural fragmentation; memory; power relations. I. Introducción En este artículo se expone, por medio del análisis de dos novelas centroamericanas, Insensatez (2004) de Horacio Castellanos Moya y El material humano (2009) de Rodrigo Rey Rosa, como la categoría del espacio1 juega un papel determinante en la representación literaria que dos (1) En este estudio se comprende la categoría de espacio en tres ámbitos: el espacio físico extratextual representado en la ficción literaria, el espacio mental (experiencia psíquica de la percepción del espacio exterior) y el espacio textual, es decir, la configuración del texto mismo como un lugar de conflicto. autores centroamericanos efectúan de las relaciones sociales en el Istmo y de la percepción que ellos tienen acerca de su entorno. En un intento por establecer una estética que dé cuenta de las nuevas relaciones que se producen en las sociedades del área en el contexto de posguerra, la novela centroamericana ha encontrado en la semantización de ciertos espacios icónicos una forma de simbolizar estas nuevas relaciones sociales. Se analizará la articulación que se establece entre el espacio físico, el espacio textual y el espacio (a) Magister en Educación, estudiante de la Maestría en Literatura Latinoamericana de la Universidad de Costa Rica. Profesor e investigador en la Sede de Occidente, Universidad de Costa Rica, Departamento de Filosofía, Artes y Letras. Correo electrónico: ronaldrr@hotmail.com Revista Pensamiento Actual - Vol. 15 - No. 24, 2015 - Universidad de Costa Rica - Sede de Occidente.106 mental en las dos novelas mencionadas con el propósito de comprobar cómo la representación y semantización de ciertos espacios afecta la percepción que los sujetos culturales tienen de su entorno. La novela de Castellanos Moya, Insensatez, se publicó en 2004 por la editorial Tusquets. El material humano de Rodrigo Rey Rosa se publica 5 años después, en 2009, por la Editorial Anagrama. Ambas novelas presentan la particularidad de reconstruir en sus ficciones las secuelas del genocidio padecido por las poblaciones indígenas en un país de Centroamérica. Para repasar los detalles de este genocidio ambos autores narradores deben concentrarse, recluirse, todos los días en un espacio (la sede del Arzobispado en Insensatez y El Archivo en El material humano) que en sí mismo es una condensación de los hechos sociales del país en su historia reciente. En este lugar los narradores emprenden la lectura de uno o varios textos que -al igual que el espacio físico- concentran en ellos la memoria y el dolor relacionado con la desaparición violenta de seres queridos. El recuento de estas historias, por medio de los textos a los que se enfrentan, produce en el autor lector y narrador un quebrantamiento de su estabilidad mental, lo que se representa a su vez en la fragmentación del espacio textual de las novelas estudiadas. Así, las ficciones que entregan ambos textos literarios muestran en su configuración el vínculo tan estrecho que existe entre el espacio físico, el espacio textual y el espacio mental, y el papel que estas categorías juegan en la construcción de un imaginario social. Seguidamente se presentan los referentes teóricos relacionados con la categoría de espacio en la literatura, posteriormente se exponen las perspectivas más recientes alrededor de esta categoría de análisis y finalmente se analiza cómo este acercamiento teórico ayuda a comprender la propuesta estética de la nueva literatura centroamericana a través de la fijación de una memoria dolorosa relacionada con ciertos espacios. II. Referentes teóricos sobre la categoría de espacio En 1978 el crítico polaco Janusz Slawinski mencionaba que “se puede prever fundamentadamente que la problemática del espacio literario ocupará en un futuro no lejano un lugar tan privilegiado en los marcos de la poética como los que ocuparon —todavía hace poco tiempo— la problemática del narrador y la situación narrativa, la problemática del tiempo, la problemática de la morfología de la fábula, o — últimamente— la problemática del diálogo y la dialogicidad.” (Slawinski. 1989: 265) En efecto, hoy se puede afirmar que el espacio es una categoría de análisis relevante para los estudios culturales en general2 y para los literarios en particular. A pesar de que tradicionalmente la categoría del espacio había sido replegada a un segundo plano en los estudios literarios, basta echar una mirada a la notable producción que hay sobre este tema para constatar que lo que Slawinski anticipaba en 1978 tiene actualmente plena vigencia3. Un breve recorrido por estos estudios muestra no solo los variados enfoques que es posible encontrar en su ámbito, sino también los distintos niveles en que se puede penetrar cuando se analiza esta categoría, lo cual señala que este es un marco de investigación que se encuentra aún por desarrollar. En un afán por sistematizar brevemente este campo de estudios, se pueden mencionar algunos trabajos fundamentales en este ámbito que pueden (2) Especialmente en lo que se refiere al espacio urbano y el espacio público. Véase por ejemplo el texto La globalización imaginada (1999) de Néstor García Canclini en el que se dedica al menos un capítulo al análisis del espacio, aunque en realidad en toda la obra está presente dicha categoría pues está de por sí inserta en el concepto de globalización. (3) Dicho auge no se refiere únicamente a los estudios literarios sino también a disciplinas como la Filosofía, la Antropología y la Psicología, incluso ciencias que tradicionalmente lo han estudiado -como la Geografía- hoy observan la relación del ser humano con su entorno desde una nueva perspectiva. Filosofía, Artes y Letras 107 servir como referentes teóricos para quien se acerca al texto literario, a partir de la categoría del espacio. El primero de ellos es el del mismo Slawinski quien sugiere, como paso inicial para abordar un estudio de este tipo, distinguir las perspectivas que entran en juego cuando se examina este tema. Una forma posible es entrar a su análisis desde una perspectiva puramente formal-estilística en la que el investigador se atenga a los aspectos de la morfología del texto literario. Además de esto, propone emprender su estudio a partir de las descripciones del espacio en el texto literario o simplemente a partir de las metáforas espaciales presentes en él, es decir, lo que en el presente artículo se estudia como el espacio físico. Asimismo -señala Slawinski- se pueden observar los patrones culturales de la experiencia del espacio y el papel que estos juegan como modeladores del mundo representado en el texto literario, que tendría que ver con lo que en este artículo se entiende como espacio psíquico. Finalmente, otra perspectiva es la que se acerca al estudio del texto literario considerado en sí mismo como un espacio en cuanto a su disposición interior4, que en este artículo se entiende como espacio textual. De este trabajo se pueden deslindar ya al menos tres vertientes que puede tomar el análisis de esta categoría en el texto literario, y que constituyen la propuesta de este artículo: el espacio físico, el espacio psíquico y el espacio textual. 2.1 El espacio psíquico En La memoria colectiva (Ed. 2004) de Maurice Halbwachs, especialmente en su capítulo dedicado al estudio de la memoria colectiva y el espacio se señala que “el equilibrio mental resulta en buena medida, sobre todo, de que los objetos con los que estamos en contacto día a día no (4) Este acercamiento se diferencia del formal-estilìstico en que el texto se constituye aquí como un espacio friccional en el que los conflictos psíquicos, de percepción de la realidad o de la interacción con ella van a tener una contraparte en la organización discursiva de la novela. cambien o cambien poco, y ofrezcan una imagen de permanencia y estabilidad.” (p. 131) Según afirma este autor, las imágenes del mundo exterior a las que el ser humano está habituado son inseparables de su ser psíquico, por lo tanto, la relación con el mundo exterior tienen que ver con la imagen que la persona se forma de sí misma, esta imagen penetra en su conciencia y le da estabilidad. En su texto Espacio literario y fronteras de la identidad (2005), Fernando Aínsa afirma que las relaciones con el espacio son totalmente subjetivas, por lo tanto, todos los juicios que se realizan sobre él son finalmente juicios de valor; así pues, cualquier representación que se elabora del espacio habla de la forma como es experimentado, pensado y vivido por los sujetos que lo habitan. Desde esta perspectiva, una descripción literaria no es solamente el espacio físico representado con palabras, sino también una experiencia psíquica individual y colectiva de la forma como se percibe un lugar. Lo que se designa como metáfora espacial permite entender la forma como los sujetos viven y se relacionan con el espacio físico. El hombre y el lugar en que vive se construyen mutuamente y, por lo tanto, las nociones de sitio, espacio, paisaje, horizonte o las representaciones territoriales (nación, religión, comarca, sitio, barrio, plaza, calle o esquina) aunque cuantitativas y racionalizadas a primera vista, reflejan siempre un juicio de valor. (Aínsa, 2005:107) La vivencia individual del espacio exterior es lo que se representa por medio de ciertas metáforas en el texto literario; no obstante, antes de plasmarse en él, dicha vivencia ha formado parte de un espacio íntimo, mental, espacio vivido. Este espacio íntimo experimental incluye no solo el espacio mental, sino también la intimidad del cuerpo ya que estas experiencias dejan su huella él, y así este se constituye finalmente en una metáfora de la relación del individuo con el espacio exterior.5 (5) Para probar esto bastaría pensar en la forma como ciertos grupos estigmatizan su cuerpo como metáfora de su relación con el entorno y su entendimiento de él. Revista Pensamiento Actual - Vol. 15 - No. 24, 2015 - Universidad de Costa Rica - Sede de Occidente.108 Sobre cómo estas experiencias del espacio se constituyen en metáforas de la interacción del individuo con su ambiente cotidiano, Lakoff y Johnson realizan una amplia explicación en su texto Metáforas de la vida cotidiana (2005). Para estos autores las metáforas que se utilizan para referirse al lugar en que se desarrolla la vida cotidiana ocupan un lugar primordial en la comprensión de la realidad. Nuestros conceptos estructuran lo que percibimos, cómo nos movemos en el mundo, la manera en que nos relacionamos con otras personas. Así que nuestro sistema conceptual desempeña un papel central en la definición de nuestras realidades cotidianas. Si estamos en lo cierto al sugerir que nuestro sistema conceptual es en gran medida metafórico, la manera en que pensamos, lo que experimentamos y lo que hacemos cada día también es en gran medida cosa de metáforas. (p. 39) Lakoff y Johnson señalan que aunque la metáfora es para la mayoría de las personas un asunto de creación poética, lo cierto es que ella impregna la vida cotidiana, el pensamiento y la forma como los individuos actúan en la sociedad. Es de especial importancia para este estudio el concepto de metáfora orientacional pues este concepto se relaciona directamente con la orientación espacial cuyo fundamento es la experiencia física y cultural del individuo. En otras palabras, para estos autores no es posible entender la creación de metáforas sino es a partir de su fundamento en la experiencia que los sujetos tienen de su entorno. 2.2 El espacio físico La interacción del ser humano con el espacio es particularmente importante en la definición de comportamientos y formas de entender el mundo y relacionarse con él (Aínsa, 2005), por esto Halbwachs sostiene que toda memoria de un pueblo debe relacionarse necesariamente con un marco espacial. Esto significa que en la tradición de un pueblo existen lugares icónicos que funcionan como una representación de su memoria colectiva, lo cual tiene su concreción en el orgullo que experimentan ciertas ciudades por la grandeza de sus edificaciones. La representación literaria en la novela centroamericana de ciertos espacios no muestra un orgullo relacionado con estos espacios, según lo plantea Halbwachs, sino que en ellos se concentra una memoria de dolor y violencia. Esta experiencia íntima del espacio no se restringe al lugar como tal sino también al recorrido que se hace en ese espacio, a “la dinámica del viaje”. Los desplazamientos son una forma de comprensión, son “movimientos de entendimiento”, los procesos de pensamiento y de aprehensión de la realidad están ligados al movimiento. El texto Literatura en movimiento (2008) del romanista Ottmar Ette propone un acercamiento al texto literario a partir del estudio de cuatro lugares paradigmáticos: la salida o despedida, el punto culminante, la llegada y el regreso. Se destaca de su estudio la idea de que los movimientos que se dan en el texto literario –entre estos cuatro puntos- son en realidad movimientos hermenéuticos, es decir, movimientos de comprensión del espacio y del otro. Es de especial interés en este estudio de Ette el nexo que establece entre el recorrido por ciertos espacios paradigmáticos y la repercusión que este desplazamiento tiene en el plano psíquico. Para Ette los movimientos en el plano físico tienen una función hermenéutica en tanto posibilitan la comprensión del otro y de sí mismo. Esto se evidencia en las dos novelas en estudio en este artículo ya que tanto en Insensatez como en El material humano ambos personajes deben desplazarse –dentro y fuera del país- para comprender la realidad que tratan de aprehender a partir de los textos que leen en la ficción literaria. Todo proceso de comprensión del otro implica la superación de una frontera espacial y cultural. Así pues, puede pensarse el relato como análisis de realidades culturales diferentes, Filosofía, Artes y Letras 109 al mismo tiempo que muestran las formas de percepción de la alteridad cultural por parte de una sociedad determinada. La fascinación del relato de viajes -esta es mi tesis- descansa de manera fundamental en los movimientos de entendimiento omnipresentes en la literatura de viajes, concebidos como movimientos del comprender en el espacio, que concretiza espacialmente la dinámica entre el saber y el actuar humanos, entre lo no sabido y lo pre- sabido, entre los lugares del leer, del escribir, de lo relatado, o, para decirlo de manera más plástica: transferida a un modelo espacial dinámico fácilmente comprensible para el lector. (Ette. 2008: 26) El desplazamiento implica por sí mismo un proceso de conocimiento del otro en referencia a lo ya conocido que es mi propio espacio, mi propia cultura. Según señala Ette, la lectura es precisamente uno de los factores que permite ese desplazamiento mental al otro espacio, tal como ocurre en las dos novelas que se estudian en este artículo. Si bien los cuatro lugares paradigmáticos que propone Ette no se pueden aplicar tal cual a las novelas en estudio debido a la propuesta estética que ellas implican, sí es posible rescatar la idea de que todo desplazamiento en el espacio fìsico implica en su recorrido un intento de comprensión del otro cultural. 2.3 El espacio textual En el libro El espacio literario6, de 1986, Elisabeth Bronfen7 destaca tres planos en su estudio: el de la descripción literaria de espacios físicos (6) El título original es Der Literarische Raum. Eine Untersuchung am Beispiel von Dorothy M. Richardsons Romanzyklus Pilgrimage (7) En el artículo, aún sin publicar, de Werner Mackenbach que lleva como título “El espacio urbano y el espacio literario en tres novelas centroamericanas” se explican con detenimiento las propuestas teóricas de este trabajo y el de Ottmar Ette. que se refieren al espacio real extraliterario, el del uso de metáforas espaciales y de la semantización espacial de conceptos abstractos y por último el espacio textual, es decir, cómo el texto mismo se convierte en espacio, para esto se vale del concepto de “espacio vacío” de Wolfgang Iser, en el que el espacio textual se convierte en un espacio dinámico y generativo. Este trabajo no se enmarca dentro los estudios de la literatura latinoamericana sino en el ámbito de la literatura inglesa, pero interesa para el presente artículo su aportación en cuanto a la categoría de espacio textual, en él Bronfen resalta la relación lector-texto como una relación que permite llenar los espacios vacíos que hay en el entramado textual por medio de la aportación de sentido que efectúa el lector. En cuanto al espacio textual, Ette también aporta el concepto de espacio friccional. Para Ette la capacidad friccional del relato de viajes descansa en su ubicación a medio camino entre el texto de ficción y el de no ficción (o dicción, como lo llama Genette). En el relato de viajes –según Ette- no está clara su cualidad de documento como forma de conocimiento empírico ni tampoco su carácter de texto ficcional, esto dependerá de la lectura que haga el lector para quien el relato de viajes pueda servir como documento de información verídica o simplemente como texto de ficción e imaginación. Para el caso de los textos que son objeto de estudio en este artículo, sin duda existe una referencialidad presente en ambas novelas8, pero al mismo tiempo es sabido que se está ante una construcción que no se puede tomar como verídica en el sentido convencional de esta palabra. Finalmente, habrá que determinar si la fragmentación mental de los personajes de estos textos tiene una correlación en el lenguaje utilizado en las novelas, es decir, si esta percepción caótica de su entorno tiene un correlato en la estructuración (8) Sobre el carácter friccional de esta novelas, véase el artículo de Julian Drews “La inseguridad en el Archivo: Insensatez de Horacio Castellanos y El material Humano de Rodrigo Rey Rosa”. Istmo. 2011, No. 22 Revista Pensamiento Actual - Vol. 15 - No. 24, 2015 - Universidad de Costa Rica - Sede de Occidente.110 del texto, en su morfología, su sintaxis y en otros planos de la lengua. III. La representación del espacio en las novelas La lectura de la producción literaria reciente en Centroamérica a partir de la noción del espacio permite observar cómo la experiencia colectiva del entorno citadino centroamericano se traslada al espacio mental de los personajes como metáfora de su relación con la realidad, y cómo dicha experiencia cognitiva se representa en la ficción literaria y convierte al texto en un espacio conflictivo. A continuación se estudian dos novelas que sirven como ejemplo de producción novelística centroamericana reciente y de la manera como esta literatura percibe la relación de los centroamericanos con su entorno, en especial con la ciudad, la cual se constituye como un espacio amenazante. La novela Insensatez trata sobre un escritor que es invitado por su amigo para que revise un informe en el cual se detallan los pormenores de la matanza de indígenas por parte del ejército y las atrocidades que esto implicó en cuanto a la violencia. El texto contiene mil cien cuartillas de testimonios de indígenas y conforme el protagonista avanza en su lectura cae presa de la paranoia por la violencia del relato y el peligro que implica su lectura y corrección. El miedo que siente lo lleva finalmente a abandonar este espacio opresor al que ha llegado y huye a Europa, pero a pesar de haber abandonado el espacio físico, la paranoia y el miedo continúan en su mente. En Europa recibe un mensaje de su amigo Toto en el que le cuenta que el informe se ha publicado y que el obispo que dirigía el proyecto había sido asesinado. En El material humano, Rey Rosa propone un texto en el que el protagonista aprovecha el descubrimiento de miles de fichas policiales para urgar entre ellas en búsqueda de información referente a artistas procesados durante la dictadura militar. El texto se presenta como una especie de diario o cuaderno de apuntes que el protagonista escribe mientras visita El archivo9. Esta búsqueda de información incomoda a algunas instancias del gobierno, lo cual el protagonista interpreta como un peligro para su propia seguridad y la de sus familiares. En esta novela se hace un repaso de las relaciones familiares y su vínculo con la represión militar de la historia reciente de su país. 3.1 Representación del espacio físico Halbwach afirma que no hay memoria colectiva que no se desarrolle dentro de un marco espacial. El espacio físico representado en la novela de Rodrigo Rey Rosa El material Humano (2009), es decir, lo que se conoce como El Archivo10, funciona efectivamente como una representación de la memoria colectiva, pero no esa memoria colectiva de la identidad que se lleva con orgullo, sino que es el marco espacial que funciona como una condensación del dolor y el horror; El Archivo es una imagen que concentra en ella la experiencia de miles de guatemaltecos. El narrador se refiere a dicha condensación de experiencias alrededor de El Archivo como “un microcaos”, lo nombra de esta manera porque él representa el macrocaos que en la ficción de la novela es la situación del país entero. Rey Rosa (2009) lo describe de la siguiente manera. Por mi parte, más allá de la información que esperaba obtener en ese laberinto de millones de legajos policiacos acumulados durante más de un siglo y conservados por azar, después de aquella visita inicial las circunstancias y el ambiente del Archivo de La Isla habían comenzado a parecerme novelescos, y acaso (9) Se refiere al Archivo Histórico de la Policía Nacional de Guatemala. En el 2005, tras un incendio en un depósito de explosivos de la policía, los bomberos descubren una serie de documentos de la policía secreta de Guatemala sobre desapariciones forzadas, torturas y reclusiones ilegales. (10) El documental de Uli Stelzner La isla (2009) recrea de manera visual lo que significa este lugar en términos de una memoria de la violencia y la desaparición. Filosofía, Artes y Letras 111 aun novelables. Una especie de microcaos cuya relación podría servir de coda para la singular danza macabra de nuestro último siglo. (Rey Rosa. 2009:14) La cita anterior representa cómo se percibe el entorno y el país en general a partir un espacio representativo. Esto recuerda las afirmaciones de Halbwachs en las cuales asegura que nuestra casa, nuestros muebles y la forma cómo están distribuidos recuerdan a la familia y a los amigos que se suelen ver en ese entorno. Sin embargo, este espacio familiar y social que pareciera muy agradable cuando se imagina de esa manera, no podría ser pensado de la misma forma según la ficción literaria de estas novelas, ya que en ellas no es en la casa donde está el recuerdo de la familia sino que esa memoria ha de buscarse en ese otro espacio que es El Archivo, lo cual provoca que la construcción alrededor de ese lugar tenga una connotación particularmente dolorosa y perturbadora. El Archivo es el espacio de la memoria, pero es al mismo tiempo el lugar de la tortura, de la pérdida violenta. En la novela, este lugar es la representación literaria de un espacio que se percibe como amenazante. En general la ciudad centroamericana es vista en estas novelas como un lugar de pérdida.11 Una cita de la novela de Castellanos Moya (2004) muestra el efecto que El Archivo como espacio amenazante produce en el personaje de este texto. […] me preguntó como al vuelo si yo sabía lo que era El Archivo, una pregunta hecha con el candor de quien se refiere a una biblioteca infantil o a la gaveta donde los niños guardan (11) La novela Soñar la ciudad (2001) del panameño Ramón Fonseca Mora sería otro ejemplo de la forma en que la ciudad se constituye en representación de la pérdida de un ser querido, así como del recorrido que realizan los personajes por ese espacio amenazante que es la ciudad de Panamá a modo de viaje hermenéutico alrededor de la constitución cultural del otro. los rompecabezas, una pregunta que solo pudo causarme el mayor estupor, al grado que tardé varios segundos en reaccionar, lelo como estaba yo ante la imprudencia de mi interlocutor, que no se hablaba de El Archivo en un lugar público, menos en restaurante ubicado apenas a dos calles del palacio presidencial, en cuyos aposentos tenía precisamente su sede El Archivo[…] (Castellanos. 2004:87) La percepción que el narrador-autor tiene de El Archivo se extiende al resto de la ciudad de Guatemala por medio del recorrido que el narrador hace por restaurantes, bares, cafés, lo cual indica cómo se imagina esa relación del ser humano con su entorno y cómo ese espacio vivido se percibe amenazante y peligroso. Estos desplazamientos por la ciudad tienen que ver con la relación que Otmar Ette establece en su texto Literatura en movimiento entre el recorrido por ciertos espacios paradigmáticos y la repercusión que este desplazamiento tiene en el plano psíquico. Ette se refiere específicamente a que los movimientos del protagonista son hermenéuticos en tanto le permiten conocer otra realidad. Sin embargo, hay un aspecto más que considerar en estas dos novelas, aparte de lo que señala este estudioso; lo cual tiene que ver con que en las novelas analizadas, además de comprender otra realidad, hay una repercusión más en el plano psíquico y esta es la fragmentación del equilibrio mental del personaje ya que la realidad que trata de aprehender con sus desplazamientos es una realidad insoportable. En El material humano los movimientos de vaivén12 entre la casa del protagonista y El Archivo se ven complementados por la visita a otros espacios como bibliotecas, oficinas, el Caribe y Europa; precisamente lo que caracteriza este tipo de movimiento de vaivén, más que el viaje en sí (12) Ette establece cinco movimientos hermenéuticos posibles: el circular, el lineal, el vaivén, la estrella y el salto. Revista Pensamiento Actual - Vol. 15 - No. 24, 2015 - Universidad de Costa Rica - Sede de Occidente.112 mismo, es la oscilación entre dos o más puntos, si bien estos movimientos le permiten al narrador reflexionar acerca de lo europeo y lo indígena, hay una consecuencia ulterior; en sus desplazamientos por la ciudad no solo comprende al otro cultural sino que el contacto con el poder militar le provoca un temor constante que llega a desembocar en paranoia, es decir, lo que Ette entiende como aprehensión de la realidad tiene en estas novelas una consecuencia psíquica mayor: el desequilibrio mental. Lunes. Llamada silenciosa ayer por la noche, a eso de las dos. Pía estaba conmigo, lo que me inquieta aún más. Martes. Por la tarde fui a Novex, la ferretería, en busca de una cuerda de nylon y arneses para facilitar una posible huida (con Pía) por una ventana del apartamento. Al final la idea me pareció ridícula y en lugar de eso compré cables y terminales para grabar conversaciones telefónicas. (Rey Rosa. 2009: 163) Esa misma sensación se traslada al texto como espacio. Las lecturas de los documentos se perciben como un riesgo personal, pues en la ficción literaria de ambas novelas sus protagonistas revisan o editan los documentos referidos a la matanza de indígenas. El texto -más propiamente su lectura- se experimenta como peligroso; urgar en la memoria produce terror. La experiencia del espacio físico y del espacio textual es la misma: miedo y angustia. 3.2 El espacio mental Para probar hasta qué punto el equilibrio mental depende en gran medida de que los objetos materiales con los que se está en contacto diariamente brinden una sensación de estabilidad y orden, Halbwachs menciona que las imágenes habituales de nuestro mundo exterior son inseparables de nuestro yo. Lo anterior se refiere a la estrecha relación que existe entre el equilibrio mental de un sujeto y la forma cómo este experimenta su entorno. Si el exterior es vivido como un caos, desorden, el espacio mental a su vez se vivirá como incoherente y fragmentado. La primera frase con la que empieza el texto de Horacio Castellanos es la siguiente: “Yo no estoy completo de la mente”. Así como se señaló que en la novela de Rey Rosa el espacio físico de El Archivo concentraba la experiencia dolorosa de miles de sujetos entorno a ese lugar, igualmente esa frase “yo no estoy completo de la mente” condensa la situación mental de muchos guatemaltecos y del narrador mismo debido a la lectura del informe sobre la matanza sistemática de indígenas. […] un testimonio que comenzaba precisamente con la frase Yo no estoy completo de la mente que tanto me había conmocionado, porque resumía de la manera más compacta el estado mental en que se encontraban las decenas de miles de personas que habían padecido experiencias semejantes a la relatada por el indígena cachiquel y también resumía el estado mental de los miles de soldados y paramilitares que habían destazado con el mayor placer a sus mal llamados compatriotas[…] antes de llegar a la conclusión de que era la totalidad de los habitantes de ese país la que no estaba completa de la mente, lo cual me condujo a una conclusión aún peor, más perturbadora, y es que solo alguien fuera de sus cabales podía estar dispuesto a trasladarse a un país ajeno cuya población estaba incompleta de la mente[…] (Castellanos. 2004:14) La frase que está al inicio de la novela instaura al lector desde el principio en el espacio mental: lo que se lee es en realidad el fluir del pensamiento del Filosofía, Artes y Letras 113 narrador, pero -como se observa- este es un espacio mental perturbado, las reflexiones representan el quebrantamiento del aparato psíquico, al igual que en la novela de Rey Rosa, debido a la lectura de los documentos. Dentro de la clasificación de las metáforas que realizan Lakoff y Johnson, la mente representa aquí el tipo de metáfora que ellos denominan ontológica la cual se construyen a partir de las experiencias de los individuos con los objetos físicos, en especial sus propios cuerpos. La mente, en particular, corresponde a la metáfora del recipiente o contenedor. Según señalan estos autores: Somos seres físicos, limitados y separados del resto del mundo por la superficie de nuestra piel, y experimentamos el resto del mundo como algo fuera de nosotros. Cada uno de nosotros es un recipiente con una superficie limitada y una orientación dentro-fuera. (p.67) La mente (pensada como metáfora de recipiente) se constituye en contenedor y los pensamientos en el contenido. La novela condensa la experiencia mental de muchos, una experiencia igualmente enloquecedora y novelable que trata de ser registrada por medio de la escritura de un informe totalmente objetivo y limpio, de ahí resulta el conflicto psíquico del narrador, quien debe corregir, pero termina copiando en su libreta las frases que le parecen más poéticas. Si se afirma con Halbwachs que esa relación con el espacio físico es la que constituye gran parte de nuestro yo, en la novela Insensatez (2004) esa sensación amenazante y fragmentada del espacio físico termina partiendo la unidad psíquica del personaje. […] yo apenas percibía en el salón iluminado, pues mi atención estaba fija en mi rostro, que se reflejaba en el espejo, con la concentración puesta en cada uno de mis rasgos, en mi expresión, que de pronto se me hizo ajena, como si el que estaba ahí no hubiera sido yo, como si ese rostro por un instante hubiera sido de otro, de un desconocido, y no mi rostro de todos los días, un instante en que fui irreconocible y que me causó el peor de los pánicos, al grado de que temí un ataque de locura en medio de esos desconocidos en una ciudad desconocida. (Castellanos. 2004:147) Así pues, la vivencia de un espacio físico que se experimenta como amenazante, sofocante y violento es representada en un aparato psíquico fragmentado, desquiciado a raíz de una relación caótica con su entorno. Como señala Aínsa, una descripción literaria implica no solamente el espacio físico, sino también la forma individual y colectiva como se percibe un lugar. En estas novelas los individuos viven y experimentan el espacio como amenazante. Para celebrar mi primer día de trabajo como Dios manda, cité a mi compadre Toto en El portalito, la cantina más legendaria de la ciudad […] en el momento en que tomábamos los tarros y los alzábamos en un brindis que mi compadre Toto aprovechó para hacer gala de su peculiar sentido del humor: “por que salgas vivo de esa mierda”, dijo con solemnidad el chistosito, una broma que en el acto despertó mis sospechas hacia los tipos de las mesas vecinas, a sabiendas de que en esa cantina encerrada y sórdida pululaba canalla de diversa calaña, incluidos informantes y torturadores del mal llamado Estado Mayor Presidencial, torturadores que por lo general bebían a solas, casi sin levantar la vista de la mesa, con los ojos inyectados en sangre y la mueca siniestra, a quienes uno podía olfatear por el halo denso y macabro que los rodeaba.” (Castellanos Moya. 2004: 23) La descripción de una cantina muestra como el personaje experimenta psíquicamente el ambiente de un lugar que es para relajarse, pero que en la Revista Pensamiento Actual - Vol. 15 - No. 24, 2015 - Universidad de Costa Rica - Sede de Occidente.114 mente del narrador se presenta como un espacio de amenaza y peligro. La metáfora espacial habla de la forma como los sujetos viven e interactúan con el espacio físico. 3.3 El espacio textual En ambas novelas se crea la ficción de que los dos narradores (narrador autor)13 mientras leen las fichas policiales y el informe, van tomando nota de lo que encuentran, y así en la novela de Castellanos Moya el lector encuentra las frases que el narrador considera más poéticas del informe que corrige. A su vez, en la novela de Rey Rosa -que se supone es un diario- se leen las anotaciones que él lleva en su libreta y en sus cuadernos de apuntes acerca de sus hallazgos alrededor de las fichas policiales. En estas novelas el espacio textual se convierte en un lugar fraccionado, ya que el texto presenta una serie de anotaciones y observaciones que en apariencia no guardan entre ellas ninguna secuencia textual lógica. Esta especie de fragmentación textual se representa desde el nivel de la frase, pues su sintaxis pone en evidencia también el quebrantamiento mental14, así pues la lectura del texto resulta desconcertante no solo por su contenido sino también por la organización textual en todos los planos, que van desde la sintaxis quebrantada de una frase hasta la disposición total de la novela a modo de episodios fragmentados; en el caso de El material Humano, apuntes y listas que se contraponen unas con otras y que en muchas ocasiones causan la incoherencia discursiva con que terminan los diálogos y monólogos del personaje de la novela Insensatez, cuando este entra en pánico. La disposición espacial del texto en El material humano recuerda la forma desordenada (13) Los narradores de ambas novelas se identifican con la figura del autor pues son narradores innominados que relatan en primera persona y cuya narración hace referencia a eventos conocidos de la biografía de los autores. (14) A esta característica del texto de Castellanos Moya ya se ha referido Nathalie Besse en su estudio Violencia y escritura en Insensatez de Horacio Castellanos Moya. Espéculo. 2009. No. 41 en que se encuentra la información sobre las fichas policiales en El Archivo, cualquier intento de dar un orden coherente al espacio textual se asemeja al intento de ordenar la información del espacio físico, la lectura del texto confronta al lector con el reto de buscar orden y coherencia donde abunda el caos. No hay posibilidad de establecer un orden porque no hay acceso a la información, ya sea porque está perdida o porque es secreta. La lectura del informe y la lectura de las fichas policiales se experimentan como un peligro constante para ambos lectores-escritores. Es a través de la lectura de estos documentos que ambos narradores son capaces de comprender o de intentar entender la alteridad cultural indígena. Como señala Ette: la lectura es un viaje de compresión a la realidad del otro sujeto cultural. La sensación permanente de estar amenazados debido a la lectura causa finalmente un desequilibrio mental en ambos narradores tanto por la violencia implícita en el ambiente de El Archivo como por las narraciones que encuentran en el informe y en las fichas. En cuanto a su carácter friccional, el texto posee una referencialidad que permite al lector fijar coordenadas espaciotemporales, tanto en el plano de la memoria de un país como en el ámbito personal íntimo (familiar). Asimismo, en la estructuración de la novela Rey Rosa impone la lectura de una lista de fichas que el lector incorpora en su lectura como documentos reales que sin embargo están insertados en un texto de ficción, al igual que ocurre con los fragmentos de los testimonios indígenas que el lector puede leer en Insensatez. Por su estructuración como textos literarios que hacen referencia a hechos reales y que pueden ser leídos a medio camino entre ambas formas –ficción y dicción- se establecen como textos híbridos, como espacios de la memoria que no son testimonio sino novela. Probablemente a este aspecto se refiere la advertencia que aparece antes de la Introducción en la novela de Rey Rosa y que dice así: “Aunque no lo parezca, aunque no quiera parecerlo, esta es una obra de ficción”. Filosofía, Artes y Letras 115 Sin embargo, como ya se mencionó, los textos poseen una serie de recursos que desbordan referencialidad y realismo, por ejemplo están narrados en primera persona y esto ayuda a crear esa friccionalidad de estas novelas pues por medio de lo que Ette llama el desdoblamiento de la instancia del yo narrador (yo autor –instancia extratextual- y yo narrador -instancia intratextual-) se crea el efecto de autenticación. Para poder completar los vacíos que hay en el texto tal como lo propone Bronfen, el lector debe intuir las sugerencias del yo narrador: por ejemplo el tema de la violencia y su relación histórica con lo español presente en la ironía de que sea un español (Joseba) quien tiene a cargo la elaboración del informe sobre la matanza indígena, su continuidad en la opresión del ejército y el desmembramiento social que implicó la desaparición violenta de familiares y amigos, y que se resume en la frase que aparece en al final de Insensatez: “¡Todos sabemos quiénes son los asesinos!” La novela de Rey Rosa es aún más explícita en la propuesta de interrogantes al lector, en otras palabras deja más espacios vacíos y en ese sentido el texto es más generador y dinámico. ¿Qué debe intuir el lector a partir de la lectura de las fichas policiales que aparecen en la segunda libreta, la de pasta negra?, ¿A qué se refiere la cita de Borges sobre el destino, la distracción y el azar en ese capítulo?, ¿Qué sugiere el último párrafo de este capítulo “Pero la serie muestra la índole arbitraria y muchas veces perversa de nuestro típico y original sistema de justicia, que sentó las bases para la violencia generalizada que se desencadenó en el país en los años ochenta y cuyas secuelas vivimos todavía”? (p. 36) La introducción, las libretas, los cuadernos de apuntes, las citas textuales tomadas de las conversaciones entre Bioy y Borges, fichas policiales, hojas adjuntas a las libretas al final de los capítulos, notas al pie de página, hablan al lector sobre las múltiples formas en que se intenta aprehender e interpretar el caos de información, los fragmentos a los que hay acceso, y que se articulan en la novela también de modo fragmentario, dejan al lector la responsabilidad de atar cabos, de buscar sus propias interpretaciones a las ideas sugeridas en los espacio vacíos que quedan entre los apuntes en libretas y cuadernos. Conclusión Finalmente en la propuesta estética que presentan ambas novelas, el espacio físico se configura en la ficción literaria como una condensación de la experiencia mental e íntima de dos escritores centroamericanos acerca de su entorno, las relaciones sociales que en él se instauran y la imposibilidad de establecer una convivencia verdaderamente equilibrada en las relaciones de poder y de respeto hacia la cultura del otro. Esto se genera a partir de la violencia implícita y explícita en dicha relación y por la fragmentación social que esto ha significado. Estas novelas recrean la percepción del espacio físico como un espacio amenazante y peligroso. Esto es representado en el texto con personajes que padecen un quebrantamiento psíquico como resultado de su interacción con el espacio exterior vivido como caótico y violento, representado en la ficción literaria a partir del desmembramiento corporal. La representación de ciertos espacios físicos que han sido especialmente semantizados debido a la memoria que se construye históricamente alrededor de ellos, afecta la percepción que los sujetos culturales tienen de su entorno e influye en la experiencia que tienen del espacio citadino centroamericano. El texto mismo de la novela está dispuesto de manera que representa en su constitución en todos los planos (sintáctico, semántico y estético) la incoherencia experimentada por los sujetos culturales en la sociedad extraliteraria. Así, el espacio físico, el espacio mental y el espacio textual se complementan en la creación de una propuesta narrativa que trata de representar un mundo fragmentado en todos sus ámbitos por la violencia y la insensatez generalizadas. Revista Pensamiento Actual - Vol. 15 - No. 24, 2015 - Universidad de Costa Rica - Sede de Occidente.116 Referentes bibliográficos Aínsa, F. (2005). Espacio literario y fronteras de la identidad. 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