IMPERIOS,AGENTESYREVOLUCIONES LALARGAGUERRAFRÍAENCOSTARICA (1928-1986) David Díaz Arias | Editor En sus capítulos, este libro muestra cómo la pequeña Costa Rica pudo transitar en el mundo de la larga Guerra Fría. Se trata de estudios realizados por un grupo de investigadores que han logrado profun- dizar en un periodo histórico complejo, a partir de un descentramiento del concepto de Guerra Fría y de su uso para entender la historia del país durante el siglo XX. De esa forma, este libro tiene la capacidad de ofre- cer una perspectiva amplia sobre el concepto que lo motivó, pero también de utilizar una escala local para avanzar en las problemáticas del estalinismo, el anticomunismo, las movilizaciones, la lucha por la apropiación de conceptos, la manipulación de los poderes globales para el beneficio propio, las acciones del comunismo en la clandestinidad, las culturas empresariales, las producciones literarias que sevieron influenciadas por la división global, y las luchas por la imagen internacional del país. La originalidad de estos trabajos da pruebas mani- fiestas de un cambio rotundo en la historiografía costarricense, que pone más acento en los periodos contemporáneos y en actores disímiles, así como en el uso de fuentes con nuevas perspectivas. IMPERIOS, AGENTES Y REVOLUCIONES LA LARGA GUERRA FRÍA EN COSTA RICA (1928-1986) David Díaz Arias | Editor Comité editorial: Dr. Kevin Coleman, University of Toronto Dr. David Díaz Arias, Universidad de Costa Rica Dr. Marc Edelman, City University of New York Dr. Michel Gobat, University of Pittsburgh Dra. Christine Hatzky, Leibniz Universität Hannover Dr. Jeffrey L. Gould, Indiana University Dr. Lowell Gudmunson, Mount Holyoke College Dra. Montserrat Llonch, Universidad Autónoma de Barcelona Dr. George Lomné, Université Paris-Est Marne-la-Vallée Dr. Héctor Pérez Brignoli, Universidad de Costa Rica Dr. Eduardo Rey Tristán, Universidad de Santiago de Compostela Dr. Ronny Viales Hurtado, Universidad de Costa Rica Dra. Heather Vrana, University of Florida Dr. Justin Wolfe, Tulane University Primera edición, 2022. Diseño, portada, diagramación y control de calidad: Adriana Araya Esquivel. Corrección de pruebas: El editor y los autores y las autoras. Imagen de la portada: El presidente de Estados Unidos Harry S. Truman (izquierda) y José Figueres Ferrer, presidente de Costa Rica (a la derecha). Fotografía perteneciente a la Truman Library. Fecha: 30 de octubre de 1959. © Centro de Investigaciones Históricas de América Central. © David Díaz Arias. Prohibida la reproducción total o parcial. Todos los derechos reservados. Hecho el depósito de ley. 320.5 IM34i Imperios, agentes y revoluciones: la larga guerra fría en Costa Rica (1928-1986). D. Díaz A., (ed.). Primera edición. - San José, Costa Rica. - Universidad de Costa Rica : CIHAC, 2022. Versión digital xxii, 334 p.; ilus.; 21,5 x 14 cm. ISBN 978-9930-9758-6-2 I. Guerra fría – Costa Rica. II. Política y gobierno – Costa Rica. III. Condiciones sociales – Costa Rica. IV. Partidos po- líticos – Costa Rica. V. Relaciones internacionales. 1. Díaz Arias, David G., editor. 2. Quirós Solís, Pablo. 3. Angulo Brenes, Sonia. 4. Cortés Sequeira, Sofía. 5. Conejo Barboza, Luis Antonio. 6. Chaves Zamora, Randall. 7. Fernández Morera, Esteban. 8- Mata Li, Mariela. 9. Barboza Hernández, Ana Lucía. Índice ix Índice Prólogo Una larga Guerra Fría .................................................. xix Capítulo 1: “Contrarrevolucionarios burgueses y saboteadores de la patria del socialismo”: la producción política del anti-Trotskismo en Costa Rica (1928-1940) Pablo Quirós Solís ........................................................ 1 Introducción ............................................................. 1 1. El Comintern estalinista contra la oposición en América Latina (1928-1938) .................................... 13 2. El caso costarricense: de simpatizantes trotskistas a estalinistas recalcitrantes (1931-1940) .................. 23 Conclusión ................................................................ 40 Capítulo 2 “Pan y Trabajo”: el movimiento de desocupados y el Partido Comunista de Costa Rica, 1929-1933 Sonia Angulo Brenes .................................................... 43 Introducción ............................................................. 43 1. Surgimiento del movimiento de los desocupados .... 46 2. Las estrategias de lucha de los desocupados y su relación con la UGT ............................................. 51 3. El surgimiento del PCCR y su influencia en el movimiento de desocupados .................................. 55 4. Las reacciones del gobierno .................................. 62 Conclusión ................................................................ 64 x David Díaz Arias Capítulo 3 La reorganización del Partido Vanguardia Popular y su paso a la clandestinidad 1948-1950 Sofía Cortés Sequeira .................................................... 67 Introducción ............................................................. 67 1. La derrota militar del PVP, 1947-1948 ................. 69 2. Clandestinidad y reorganización del PVP, 1948-1949 ................................................................ 81 3. La expectativa del retorno de Mora ....................... 100 Conclusión ................................................................ 109 Capítulo 4 La invención de la socialdemocracia costarricense y de su caudillo, 1948-1952 David Díaz Arias .......................................................... 113 Introducción ............................................................. 113 1. Los muchachos socialdemócratas y la invención de la “revolución” ..................................................... 115 2. La producción de la Constitución Política y los límites del poder “revolucionario” ............................ 129 3. El final de “la revolución” .................................... 141 4. Liberación Nacional y su caudillo ......................... 147 Conclusión ................................................................ 153 Capítulo 5 De la buena vecindad al círculo viviente: modelos de comunicación empresarial transnacional de la United Fruit Company en Centroamérica (1939-1962) Luis Antonio Conejo Barboza ........................................ 155 Introducción ............................................................. 155 1. La United Fruit Company en la historia estadounidense y centroamericana ........................... 156 2. Un modelo de comunicación para un nuevo contexto global, 1939-1945 ...................................... 160 Índice xi 3. El modelo asimétrico bidireccional responde al nacionalismo y el comunismo: 1945-1962 ................ 178 Conclusión ................................................................ 185 Capítulo 6 Intelectuales bajo asedio: la Guerra Fría cultural y la Fundación Ford en la Universidad de Costa Rica (1954-1975) Randall Chaves Zamora ............................................... 189 Introducción ............................................................. 189 1. La Guerra Fría cultural ......................................... 191 2. La Fundación Ford ............................................... 196 3. La Universidad de Costa Rica ............................... 202 4. Las Ciencias Sociales ........................................... 206 Conclusión ................................................................ 216 Capítulo 7 La apertura de la embajada soviética en Costa Rica y la reacción anticomunista, 1970-1972 Esteban Fernández Morera ........................................... 221 Introducción ............................................................. 221 1. Café, détente y secretismo ..................................... 222 2. “Costa Rica Primero”: El anticomunismo patriótico .... 230 3. “¡Dios! ¡Patria! ¡Pueblo!”: la religionización de la campaña antisoviética ........................................... 239 Conclusión ................................................................ 247 Capítulo 8 Fuego y hielo: representaciones de la Guerra Fría en la literatura costarricense Mariela Mata Li ........................................................... 249 Introducción ............................................................. 249 1. Literatura costarricense durante la Guerra Fría ...... 251 xii David Díaz Arias 2. Antecedentes: La caída del águila (1920) de Carlos Gagini ....................................................... 254 3. Generación del Repertorio Americano: El grano de oro y el peón (1933) de Carmen Lyra .................... 259 4. Generación de los 40 y realismo social: Juan Varela (1939) de Adolfo Herrera García.................... 262 5. Inicio de las novelas posnacionales: Los leños vivientes (1962) de Fabián Dobles ............................. 267 6. Tránsito hacia la nueva novela histórica: Cachaza (1977) de Virgilio Mora .............................. 273 7. La posmodernidad: Gulliver dormido (1985) de Samuel Rovinski .................................................. 279 Conclusión ................................................................ 284 Capítulo 9 Una batalla peligrosa: la imagen política de Costa Rica en el exterior durante la última etapa de la Guerra Fría, 1980-1986 Ana Lucía Barboza Hernández ...................................... 289 Introducción ............................................................. 289 1. La imagen de Costa Rica en el exterior ................. 290 2. Costa Rica, ¿una nación agresora? ....................... 297 3. La cruzada diplomática ......................................... 307 Conclusión ................................................................ 319 Epílogo El bien común .............................................................. 321 Acerca de las autoras y los autores .............................. 331 Fuego y hielo: representaciones de la Guerra Fría en la literatura... 249 Capítulo 8 Fuego y hielo: representaciones de la Guerra Fría en la literatura costarricense Mariela Mata Li Some say the world will end in fire, Some say in ice. From what I’ve tasted of desire I hold with those who favor fire. But if it had to perish twice, I think I know enough of hate To say that for destruction ice Is also great And would suffice -Robert Frost (1874-1963) Introducción La Guerra Fría, como tradicionalmente se ha concebido, fue un periodo de tensión geopolítica, cuyos estudios acadé- micos al respecto se centran en el conflicto ideológico que combinó tácticas políticas, económicas y psicológicas de parte de los Estados Unidos y la Unión Soviética, cuyo obje- tivo era extender la influencia de estas potencias hacia otros territorios. Además, su denominación como “fría” respon- de a la falta de enfrentamientos armados entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. Sin embargo, siguiendo la 250 Mariela Mata Li propuesta de Hammond,1 “Guerra Fría” es un término erróneo para designar un conflicto que, en realidad, se ca- racterizó por las múltiples agresiones armadas que surgie- ron alrededor del mundo, ya que, en el imaginario, se limita el análisis a la experiencia de los países de la Organización del Tratato del Atlántico Norte (OTAN), donde efectivamen- te el conflicto militar no ocurrió. Hammond señala que, en países de América, Asia y África, la violencia se vivió de manera muy cercana durante este periodo. En estas regiones, la Guerra Fría incluyó gue- rras civiles, golpes de Estado e insurrecciones, por lo que está lejos de ser clasificada como fría. Por ejemplo, Painter señala que, solo en el llamado “tercer mundo”, las víctimas mortales de la Guerra Fría ascendieron a veinte millones.2 Por su parte, los estudios literarios se convierten en un aliado fundamental para la historiografía, pues la li- teratura, aunque también establece una relación con la realidad como lo hace la historia, ofrece un “campo de representaciones liberadas de la necesidad de ser verda- deras”, que complementa lo que, de otra forma, sería un análisis centrado solo en los hechos históricos. De acuerdo con Mansilla, el texto literario se constituye entonces en un “laboratorio del lenguaje” donde “se ensaya una cierta manera de ordenar y registrar las cosas del mundo”,3 pues lo importante es generar efectos identificatorios o de extra- ñamiento hacia la realidad representada. De esta forma, el presente capítulo pretende ser un aporte a los nuevos estudios sobre la Guerra Fría, que, abandonando 1 Andrew Hammond, Cold War Literature: Writing the Global Conflict (United Kingdom: Routledge, 2006). 2 David Painter, The Cold War : An International History (United Kingdom: Routledge, 1999). 3 Mansilla, Sergio, “Literatura e identidad cultural”, Estudios Filológicos 41, (2006), 131-143. Fuego y hielo: representaciones de la Guerra Fría en la literatura... 251 los enfoques tradicionales, examinan el impacto de este conflicto a través de actores que anteriormente han sido marginados como lo es la región centroamericana y, en es- pecial, Costa Rica. Asimismo, otro aspecto novedoso de esta investigación es que analiza la historia a partir de la literatura nacional producida durante este periodo, ya que, mediante la combinación de los aportes de la historia y de los estudios literarios, resulta posible una comprensión mucho más integral de las representaciones que hubo sobre el ca- pitalismo y el socialismo. Por ello, la literatura se establece como un medio que no solo captura los hechos históricos pro- piamente, sino también la manera en que estos fueron vivi- dos y percibidos, incluyendo las expresiones de la violencia, la represión, la libertad, la resistencia y la paranoia. 1. Literatura costarricense durante la Guerra Fría Los textos estudiados a continuación fueron seleccio- nados por ser representativos de la literatura costarricense producida durante la Guerra Fría. No obstante, según se verá a continuación, este capítulo parte del análisis de obras que anunciaban el imperialismo estadounidense en Costa Rica como un intento por visualizar en esa literatura una puerta de entrada al difícil concepto de “larga Guerra Fría”. Específicamente, se delimitaron las siguientes seis grandes tendencias literarias: en primer lugar, se encuentran los antecedentes compuestos por las narraciones enmarcadas dentro del realismo costumbrista, movimiento que fue pro- movido por los escritores de las élites liberales, entre ellos, Carlos Gagini y sus obras: El árbol enfermo y La caída del águila. Desde ese entonces, estos hombres se mostraban preocupados por el intervencionismo de los Estados Unidos en el país y apelaban a la recuperación de la soberanía y el “verdadero” ser costarricense. De seguida, la Generación 252 Mariela Mata Li del Repertorio Americano, presente durante las décadas de 1920 y 1930, estuvo marcada por la pugna entre dos movi- mientos literarios: el modernismo, que proponía la irrupción de una literatura radicalmente distinta a la que se venía produciendo en Costa Rica, y el realismo de corte costum- brista, consolidado como el único movimiento con un desa- rrollo consistente desde antes de finales del siglo XIX. Sin embargo, dicho conflicto terminó por resolverse en la pre- valencia del realismo costumbrista, que vendría a plasmar lo que Álvaro Quesada Soto denominó “el tema de las re- laciones entre el espacio rural y el espacio urbano”, donde estos se manifiestan como “campos de fuerzas sociales que se oponen y entrelazan en compleja urdimbre”.4La tercera tendencia se manifestó en las décadas de 1940 y 1950 con el inicio “oficial” de la Guerra Fría, cuando los escritores de la Generación del 40 continuaron con el enfoque realista de la generación predecesora y sus variantes (realismo agrario y realismo naturalista). Este grupo de escritores se dedicó a emplear la literatura como un mecanismo de denuncia de las injusticias sociales, de manera que sus posturas políticas, predominantemente de corte comunista-marxista, quedaron evidenciadas en obras como Juan Varela de Adolfo Herrera García, que es analizada en este capítulo. En cuarto lugar, la literatura nacional de la década de 1960 —el momento de mayor tensión durante la Guerra Fría— siguió con el trabajo de denuncia hecho por sus predecesores de la Generación del 40, aunque hubo un én- fasis en “las nuevas transformaciones en la vida urbana y el campo que nacían con el nuevo proyecto modernizador” y “la reflexión sobre el desarrollo histórico del país”5 des- de 1948. Prueba de esta evolución en el tratamiento de los 4 Álvaro Quesada Soto, Breve historia de la literatura costarricense (San José: Editorial Costa Rica. Edición Kindle, 2013), 9. 5 Quesada Soto, Breve historia de la literatura costarricense, 71. Fuego y hielo: representaciones de la Guerra Fría en la literatura... 253 temas sociales está en la obra de Fabián Dobles Rodríguez, cuya narrativa de realismo agrario, que relataba el despojo de la tierra y la explotación de los campesinos a manos de los latifundistas, según sucede en El sitio de las abras, pasó a tener un enfoque mucho más político y revisionista de la historia oficial en Los leños vivientes. El núcleo familiar, como un paradigma para reflejar los problemas del país, fue desplazado por una narración enmarcada abiertamente en los acontecimientos previos, durante y posteriores a la Guerra Civil de 1948, en donde los actores, las fechas y los crímenes cometidos son nombrados con claridad. A partir de la década de 1970, la literatura costarri- cense —al igual que la del resto de la región centroame- ricana— comenzó un tránsito de las narrativas realistas y enfocadas en las luchas sociales hacia un enfoque más intimista y subjetivo. En las llamadas novelas posnacio- nales, las preocupaciones emanadas del entorno permane- cieron, pero ahora se analizaba cómo estas impactaban la experiencia individual. Sin embargo, paralelamente a estas producciones, surgió otra clase de literatura posnacional que, a pesar de retomar el tema histórico, lo hizo desde una perspectiva revisionista. Una novela que presenta rasgos de ambas corrientes es Cachaza de Virgilio Mora, pues el relato de un paciente del Hospital Chapuí permite no solo conocerlo como sujeto, sino también abordar las consecuencias negativas que tuvo la Guerra Civil de 1948 en la sociedad costarricense, las cuales han tratado de ser invisibilizadas por la historia oficial. Por último, durante la etapa final de la Guerra Fría a finales de la década de 1980, las transformaciones radica- les en la organización mundial, el auge de la globalización y la crisis financiera latinoamericana hicieron latente el surgimiento de una nueva manera de asumir la realidad: la posmodernidad, entendida como una idea, una experiencia 254 Mariela Mata Li cultural y una condición social6 que implica la ruptura con la razón, los grandes relatos y las verdades absolutas. En la literatura costarricense, la posmodernidad influyó en la tónica dominante de las producciones, dándoles una “vi- sión crítica —que en ocasiones asume un humor corrosivo y una deconstrucción satírica o paródica de los discursos oficiales— y el desencanto”.7 Esto es precisamente lo que sucede en la obra Gulliver dormido de Samuel Rovisnki, en donde se critica la corrupción de diversos grupos políticos que, con tal de ganar adeptos, son capaces de achacarle una posición política a un gigante silencioso. 2. Antecedentes: La caída del águila (1920) de Carlos Gagini De acuerdo con Quesada, los escritores costarricen- ses de las primeras décadas del siglo XX, pertenecientes a la élite liberal, se caracterizaron porque su periodo de for- mación estuvo marcado por cambios radicales como las dos guerras mundiales y la crisis de 1929. En Costa Rica, el modelo liberal, presente desde mediados del siglo XIX, comenzó a debilitarse, mientras que a su vez comenzaba un “proceso de “absorción” cultural, económica y política de Costa Rica por parte de los Estados Unidos”.8 Ante este escenario, la producción de dichos autores se distinguió por incluir un discurso antimperialista, así como “un dejo de nostalgia por la “moralidad”, el “orden y concierto”, asociados al respeto de las “costumbres” tradicionales”.9 Un ejemplo de esta temática antimperialista se encuentra en la obra de Carlos Gagini, específicamente, La caída 6 David Lyon, Postmodernidad (Madrid: Alianza Editorial, 2009), 21. 7 Quesada Soto, Breve historia de la literatura costarricense, 89. 8 Quesada Soto, Breve historia de la literatura costarricense, 17. 9 Quesada Soto, Breve historia de la literatura costarricense, 46. Fuego y hielo: representaciones de la Guerra Fría en la literatura... 255 del águila (1920), una de las primeras novelas de ciencia ficción costarricense,10 que narra un futuro cercano en el cual Centroamérica fue anexada a los Estados Unidos.A di- ferencia de otra de las obras antimperialistas de Gagini, El árbol enfermo (1918), donde se relata la caída en desgracia de la familia Montalvo, La caída del águila, quizás por ser un relato de ciencia-ficción, resulta mucho más optimis- ta acerca del futuro costarricense y del resto de la región centroamericana. Mientras que en la primera novela los es- tadounidenses salen victoriosos, pues Mr. Ward logra man- char el honor de Margarita e instalar su fábrica en territorio nacional, La caída del águila se caracteriza porque “las dicotomías se invierten radicalmente: el costarricense no sólo destruye el imperio, sino que reconquista a Fanny Adams, la chica estadounidense”.11En un inicio, La caída del águila retrata la anexión a los Estados Unidos como una forma de traer el progreso y la modernización a los países centroamericanos. Así es como se describe que los habi- tantes de esta región fueron asimilando paulatinamente la cultura de estadounidense, desde los nombres de las ciuda- des traducidos al inglés (Puntarenas pasó a ser Sandpoint) hasta el abandono de la religión católica por la protestante. Esta transformación, basada en la vieja dicotomía civiliza- ción-barbarie de Sarmiento, se evidencia desde el inicio de la trama con la descripción de Puntarenas: “El Estero dragado recibía centenares de barcos mercantes que atracaban directamente a un ma- lecón de mampostería de más de un kilómetro de 10 Verónica Ríos, “Releyendo La caída del águila de Carlos Gagini: la mediación científica y la nostalgia de una novela antiimperialista de ciencia-ficción”, Istmo. Revista virtual de estudios literarios y culturales centroamericanos 23, (2011). http://istmo.denison.edu/n23/articulos/02_rios_veronica_form.pdf 11 Ríos, “Releyendo La caída del águila de Carlos Gagini”, 5. 256 Mariela Mata Li longitud; tranvías eléctricos recorrían las aveni- das principales; la cañería y el alumbrado eran inmejorables; la boca de la Barranca, antiguo foco de fiebres, se había transformado en elegan- te balneario provisto de todas las comodidades de los más celebrados del viejo continente; en suma, la población miserable de antaño, to- cada por la varita de oro del yanqui, era ya uno de los mejores y más higiénicos puer- tos del mundo”.12 De esta forma, la novela menciona la analogía de que así como “la voluntad humana se adueña de los más rebeldes elementos”13 y consigue dominar a la naturaleza, Estados Unidos también lograría civilizar a los pueblos centroa- mericanos, considerados como parte de una raza inferior y plagada de vicios, la cual necesitaba de su guía para poder prosperar. Dicha analogía sobre la influencia estadouni- dense tiene sus orígenes en la doctrina Monroe de 1823, que se resume en la frase “América para los americanos”. Según Quirós, la doctrina Monroe consistió en una política expansionista que le permitió a esta nación alcanzar las dimensiones geográficas que tiene actualmente, ya que justificaba la intervención “sin tapujos, según sus intere- ses, en el resto del continente y erradicar los de cualquiera otra potencia del Viejo Mundo”.14 La trama progresivamente muestra que esta visión idea- lizada de Centroamérica no era del todo verdadera, sino que se trataba del despojo de las libertades de los pueblos centroamericanos; despojo que además de responder a la 12 Carlos Gagini, La caída del águila (San José: Imprenta y librería Trejos Hermanos, 1921), 9-10. La negrita es de la autora. 13 Gagini, La caída del águila, 4. 14 Sergio Quirós, “Carlos Gagini y su ideología antiimperialista en La caída del águila”, Filología y Lingüística XIIl, no. 2 (1987): 57. Fuego y hielo: representaciones de la Guerra Fría en la literatura... 257 mencionada doctrina Monroe, luego incluyó a la doctrina Wilson del “mundo entero para los Yanquis”.15 Según el relato, al igual que le había sucedido a Alemania y Japón cuando, después de la Primera Guerra Mundial, los Estados Unidos les habían bloqueado el comercio porque represen- taban una amenaza (“como los alemanes en su territorio, estábamos sentenciados a muerte por el delito de perjudicar con nuestra competencia a las fábricas norteamericanas”),16 ahora los estadounidenses continuaban con sus objetivos imperialistas apropiándose de Centroamérica. Así es como se revela el verdadero motivo para la ane- xión de Centroamérica a los Estados Unidos: ante el ries- go de que una nación europea hiciera un canal similar al de Panamá en Nicaragua, el presidente Wilson tuvo la idea de unir a las cinco naciones centroamericanas bajo el mandato estadounidense para mantener su control sobre la región. Dicha unión se había realizado sin consultar el voto de los respectivos pueblos que, por el contrario, intentaron rechazar la invasión. Las preocupaciones expresadas en la novela por la intromisión de los Estados Unidos en la región se explican no solo por el hecho de que, efectivamente, du- rante el Gobierno de Theodore Roosevelt (1901-1909), el Tratado Hay-Bunau Varilla (1903) le concedió a este país “los derechos a perpetuidad”17 del Canal de Panamá, sino porque la idea de un canal similar en Nicaragua —mostrada como un aspecto distópico en la novela— fue en realidad discutida en el Congreso estadounidense, pero desechada por cuestiones de seguridad. La caída del águila retoma el tema del ataque a la soberanía cuando se menciona que los estadounidenses 15 Gagini, La caída del águila, 52. 16 Gagini, La caída del águila, 52. 17 Palacios, “Centenario del Canal de Panamá”, 91. 258 Mariela Mata Li borraron la identidad histórica nacional costarricense al derribar los monumentos de la Campaña Nacional de 1856. Además, en su lugar, se levantaron dos estatuas: una para el filibustero William Walker y otra para el expresi- dente Wilson, encargado de preparar la ocupación militar a Centroamérica. Dado que la memoria colectiva es uno de los elementos que constituyen la identidad nacional, los esfuerzos hechos por el Gobierno de Estados Unidos para eliminar estos monumentos y remplazarlos por unos nue- vos son parte de su estrategia imperialista y de homogeni- zación, pues, según Le Goff, el “apoderarse de la memoria y del olvido es una de las máximas preocupaciones de las clases, de los grupos, de los individuos que han dominado y dominan las sociedades históricas”.18 Respecto a la construcción de Roberto Mora, el prota- gonista de la novela, Coto-Rivel19 recalca que esta sigue una visión idealizada donde los héroes de la trama son miembros de la élite nacional, es decir, se trata de oligarcas criollos, descritos como blancos, rubios y de ojos azules. Mora, descendiente directo de Juan Rafael Mora Porras, es llamado en múltiples ocasiones: “el rubio costarricense”, mientras que los representantes de El Salvador y Honduras también forman parte de la élite de sus respectivos países. Por ello, la caracterización física es central para “la vali- dez de la palabra de los personajes y la justificación de la posición que estos pueden tomar en la defensa de la re- gión centroamericana”.20 Este personaje se convierte en el héroe rubio y viril, quien no solo logra vengarse contra el 18 Jacques Le Goff, El orden de la memoria: el tiempo como imaginario (Barcelona: Paidós Básica, 1977), 134. 19 Sergio Coto-Rivel, “Centroamérica, una utopía de Carlos Gagini contra el Imperio”, Dossier Thématique Amérique Centrale Géographies Imaginées de l’Isthme 20, (2020). https://doi.org/10.4000/amerika.11512 20 Coto-Rivel, “Centroamérica, una utopía de Carlos Gagini”. Fuego y hielo: representaciones de la Guerra Fría en la literatura... 259 desprecio por la raza latina —considerada como inferior por los sajones— y detener la invasión estadounidense, sino que también obtiene la victoria en el plano sentimen- tal, pues Fanny, después haberlo despreciado por sus orí- genes, finalmente, se queda con él. Dado lo anterior, Ríos21 menciona que La caída del águila forma parte de un grupo de textos de inicios del siglo XX en donde se percibe la melancolía de la élite liberal por su pérdida de la supremacía cultural. Ante un momento de crisis después de la Primera Guerra Mundial, la novela de Gagini muestra una “nostalgia reconstructi- va” por la Costa Rica de antaño, la cual cuenta con dos caras: en primer lugar, el anhelo o el “algia” de las élites nacionales por recuperar el mando político y alcanzar el desarrollo científico y, en segundo, el “nostos” o la imposi- bilidad del retorno al pasado. 3. Generación del Repertorio Americano: El grano de oro y el peón (1933) de Carmen Lyra Apartándose de la producción predominantemente costumbrista de las élites liberales para pasar a una de contenido realista, al igual que la de sus compañeros de generación, la obra de María Isabel Carvajal Quesada, mejor conocida como Carmen Lyra, continúa con la denun- cia del imperialismo, pero además aborda las luchas socia- les y la condición de la mujer bajo el capitalismo. Dentro de sus escritos, Lyra publicó el artículo “Sin título” (1927) en Repertorio Americano: una protesta hacia lo que ella califi- ca como “la intervención descarada de los ‘yanquis’ en los países latinoamericanos”, la cual se ve empeorada por los intelectuales de la región, quienes se contentan con 21 Ríos, “Releyendo La caída del águila de Carlos Gagini”, 3. 260 Mariela Mata Li asumir una postura pasiva y “solamente escriben artículos y frases efectistas, pero que no se atreven a actuar”.22 Lyra publicó otros textos de denuncia como el cuento “¿Qué habrá sido de ella? (Ramona, la mujer de la brasa)” (1922), el conjunto de relatos Bananos y hombres (1931) y el ensayo El grano de oro y el peón (1932). Este último es relevante porque se centra en un juego de preguntas y respuestas que apela directamente al lector, cuyo pro- pósito es “desmitificar el proceso de producción de café en Costa Rica”.23 Ella explica las “mañas” que emplean los cafetaleros para obtener enormes ganancias a costa del esfuerzo de los trabajadores. Ducca afirma que el planteamiento de Lyra se basa en desmentir las grandes ideas que existen en el imaginario nacional. Entre ellas, las dos más desarrolladas son: “la honradez de los cafetaleros y su esfuerzo ‘individual’” y el que “cualquier peón puede llegar a ser cafetalero por su propio esfuerzo”.24 Respecto a la primera, Lyra enfatiza en el papel indispensable de los trabajadores en la pro- ducción de café, pero como, a la hora de la venta, el que percibe las ganancias es el dueño del beneficio, quien se apropia del trabajo ajeno, mientras que los peones reciben un salario miserable: “Ya ve Ud., la producción del café es la obra de muchos individuos, pero a la hora de la venta in- terviene nada más el dueño del beneficio como si todo el trabajo hubiera sido hecho solo por él. Es decir, a las manos de una sola persona va a parar el 22 Ruth Cubillo, “Los ensayos políticos de Carmen Lyra en Repertorio Americano”, Repertorio Americano. Segunda nueva época 21, (2011): 186. 23 Isabel Ducca, “Carmen Lyra y el imaginario oficial”, Repertorio Americano. Segunda nueva época 21, (2011): 30. 24 Ducca, “Carmen Lyra y el imaginario oficial”, 30. Fuego y hielo: representaciones de la Guerra Fría en la literatura... 261 valor del trabajo de muchos; dicha persona entrega a cada uno de los que le han ayudado una miseria, y se deja la mejor parte”.25 Sobre la segunda idea de que cualquier peón puede convertirse en cafetalero por su propio esfuerzo, Lyra hace referencia a la historia de un peón que efectivamente llegó a ser un cafetalero de gran fortuna, pero desmiente que lo haya logrado gracias a su honradez y trabajo duro. Por el contra- rio, este hombre se había aliado con su patrón para engañar a los recolectores de café y pagarles menos; luego, después de que consiguió comprar una finquita gracias a la fianza que le había dado dicho patrón (“que lo quería como podía querer al perro que le ahuyentaba de noche a los ladrones que trata- ban de meterse en sus dominios”26), se apropió de otra finca cuando le prestó dinero con altos intereses a un dueño de cafetal. El mal pago que le daba a sus propios trabajadores y los incumplimientos de sus deudores fueron los motivos por los cuales este peón llegó a alcanzar la riqueza, no la supuesta libertad que brinda el sistema capitalista. Lyra concluye este ensayo afirmando que, mientras los cafetaleros se unen cada vez que sienten sus intereses ame- nazados, los peones se mantienen separados y asumen que la riqueza de los patronos es dada por su virtud, en lugar del producto de la explotación de los trabajadores. Por ello, la autora finaliza su ensayo incitando a los trabajadores del campo a unirse al Partido Comunista de Costa Rica (PCCR): “Los otros Partidos políticos se afanan solamente cuando va a elegirse un nuevo gobierno, y el fin 25 Carmen Lyra, “El grano de oro y el peón”, en Antología del pensamiento crítico costarricense contemporáneo, eds. David Díaz Arias y Montserrat Sagot (Buenos Aires: Clacso, 2019), 127-140. 26 Carmen Lyra, “El grano de oro y el peón”, 128. 262 Mariela Mata Li de los que se empeñan en tales campañas, es el de prenderse, como un ternero de la ubre de la vaca, de los dineros que le entran a la nación. Pero el Partido Comunista no ha dejado de trabajar desde que se fundó, porque su objeto no es el de quitar un gobierno para poner otro igual, sino el de echar abajo el régimen capitalista. Trabajador del campo: afíliese al Partido Comunista, una sus fuerzas a las de los peones y obreros que ya militan en él para esta lucha contra la desocupación y el hambre”.27 Por escritos como este, Molina menciona que, en 1944, la Embajada estadounidense en Costa Rica le envió a Edgar Hoover, director del FBI, un documento con las biografías de los líderes comunistas más influyentes del país, incluyendo a Lyra. En dicho documento se establece que ella es “in- cuestionablemente una de las más inteligentes e influyentes líderes”28 del PCCR. De acuerdo con Cubillo, la importan- cia de esta reseña es que se destaca “la “peligrosidad” que Carmen Lyra, en tanto que otra (mujer, maestra y comunista) representaba para los gobiernos estadounidenses”.29 4. Generación de los 40 y realismo social: Juan Varela (1939) de Adolfo Herrera García De acuerdo con Rojas y Ovares, la Generación de los 40 estuvo conformada por un grupo de intelectuales que “desarrollaron una constante actividad político-educativa en favor de los sectores populares y expresaron un fuerte 27 Carmen Lyra, “El grano de oro y el peón”, 139. 28 Iván Molina, “Un pasado comunista por recuperar”, en Ensayos Políticos: Carmen Lyra y Carlos Luis Fallas (San José: Editorial de la Universidad de Costa Rica, 1999), 9. 29 Ruth Cubillo, “Los ensayos políticos de Carmen Lyra en Repertorio Americano”, 187. Fuego y hielo: representaciones de la Guerra Fría en la literatura... 263 sentimiento antimperialista”.30 Esta generación mantuvo el enfoque realista en su producción literaria, pero ahora influenciado por las luchas sociales que se venían ges- tando, tanto a nivel nacional como internacional, desde inicios del siglo XX. La Costa Rica liberal, una vez cons- truida sobre el principio de que “una economía capitalista basada en la explotación agrícola traería el progreso y la civilización”,31 empieza a sumirse en la incertidumbre con el desplome de la bolsa en Nueva York en 1929 y la posterior depresión, así como el surgimiento de las dicta- duras centroamericanas.32 Durante dicha crisis, la Generación de 40 empieza su producción de literatura perteneciente a la corriente del realismo social, cuyo texto inaugural es Juan Varela del periodista y militante comunista Adolfo Herrera García. De acuerdo con González,33 esta novela comienza un proceso desmitificador de la identidad nacional del costarricense, en donde se cuestiona la imagen idílica del campesino que había prevalecido en la producción literaria. Yolanda Oreamuno Unger, comentando el texto, menciona que “el concho ha dejado de ser una comedia que se representa en las escuelas, para convertirse bruscamente en una enojosa y triste realidad”.34 30 Margarita Rojas y Flora Ovares, 100 años de literatura costarricense (San José: Editorial Costa Rica), 186. 31 Iván Molina y Steven Palmer, Historia de Costa Rica (San José: Editorial de la Universidad de Costa Rica, 1997). 32 Iván Molina, “Catolicismo y comunismo en Costa Rica”, Desacatos, no. 22 (2005): 157-172. 33 Irene González, “Juan Varela, de Adolfo Herrera García: Un Alegato a favor del homo oeconomicus”, Filología y Lingüística 36, no. 1 (2010): 105-118. 34 Yolanda Oreamuno, “Vida y milagros de Juan Varela”, Repertorio americano 372, (1939): 2, http://www.scriptorium.una.ac.cr/index.php/obras?downloa d=95:vidaymilagrodejuanvarela-oreamuno&start=20. 264 Mariela Mata Li A partir de su dedicatoria al hijo de Juan Varela y Ana Madrigal, la novela establece un pacto de lectura “con el fin de ser significada desde un punto de vista testimonial e histórico”.35 Otra forma de darle veracidad a la narración son las constantes referencias al final del texto y en las notas del autor al pie de página,36 pues esto permite que Juan Varela sea leída como un reportaje periodístico o un testimonio, que tiene el objetivo de denunciar los abusos que el aparato jurídico comete hacia los campesinos. El tono realista-naturalista de Juan Varela también sirve para acentuar su mensaje, el cual, según Cubillo, consiste en hacer denuncia del “sistema social vigente en la época, el ordenamiento jurídico costarricense, que pro- piciaba la exclusión social del campesino y su empobreci- miento, en lugar de brindarle los recursos necesarios para su autosostenimiento”.37 La crítica al ordenamiento jurídi- co es latente desde el inicio de la narración, en donde se inserta como mecanismo de verosimilitud el edicto para la adjudicación del lote baldío, el cual pasa eventualmente a manos de Juan y su esposa Ana para ser trabajado, pero cuya pérdida en favor del banco se convierte en el inicio de la tragedia familiar: “Juan Varela Conejo, mayor, soltero, jornalero, vecino de Santa Bárbara de Heredia, denuncia un lote de terreno baldío, constante de veinte hectá- reas, situado en las bajuras de la Barranca, distrito segundo del cantón segundo de la provincia de 35 Mijail Mondol, “La palabra militante en la generación del cuarenta y cincuenta: Hacia una po/ética de la escritura literaria”, Revista Espiga XI, no. 24 (2012): 31. 36 Quesada, Breve historia de la literatura costarricense, 59. 37 Ruth Cubillo, “Representaciones de la pobreza y la desigualdad social en la narrativa costarricense de la Generación del 40”, Memorias: Revista Digital de Arqueología e Historia desde el Caribe, (2016): 14. Fuego y hielo: representaciones de la Guerra Fría en la literatura... 265 Alajuela, lindante: al norte, terrenos baldíos; al sur, finca de Ángel Quirós; al este, terrenos baldíos; y al oeste, tierras de la sucesión de Santa Ana Barboza. Con treinta días de término cito a los que tengan derechos que alegar a este denuncio que los hagan valer ante esta autoridad. Juzgado Primero de lo Contencioso Administrativo”.38 Así es como la novela gira en torno a la figura de un campesino, Juan Varela, quien, junto con su esposa Ana, se dedica a cultivar un parcela que con el tiempo se vuelve próspera. Sin embargo, este escenario venturoso no sigue así por mucho tiempo: pronto, la familia se ve envuelta en problemas económicos debido a los bajos precios que pa- gan los intermediarios por sus productos. Eventualmente, Juan pierde su parcela por haberla hipotecado al banco y se convierte en peón de una finca con un salario miserable. Su situación desesperada lo conduce a instalar un alambique para ganar más dinero, pero la policía se entera y lo persi- gue. Durante su huida, él mata a dos de los policías y, des- pués de entregarse a las autoridades, es condenado por su crimen, cuya pena deberá cumplir en la isla San Lucas. La novela concluye con Juan encarcelado; sus hijos, muertos; y su esposa viviendo con otro hombre. González plantea cómo la percepción del ordenamiento jurídico cambia radicalmente a medida que avanza la narra- ción. En un principio, la ley es concebida como “el instru- mento ideal para la consecución de un bienestar económico y social”,39 ya que, al ser un hombre de pueblo, la única forma en que Juan puede convertirse en propietario es re- clamando un lote baldío, según lo permitía la legislación 38 Adolfo Herrera, Juan Varela (San José: Editorial de Costa Rica, 1979), 15. 39 González, “Juan Varela, de Adolfo Herrera García”, 111. 266 Mariela Mata Li costarricense en la Ley General de Terrenos Baldíos de 1939.40 Sin embargo, la misma ley que le permitió prosperar a él y su familia, después demuestra no contemplar al ser huma- no como tal, sino que solo “lo considera en cuanto un suje- to-productor”.41 Prueba de este cambio de percepción sobre el sistema jurídico es que en el texto no se menciona ningu- na legislación que proteja a los pequeños productores de las prácticas abusivas de los intermediarios, las cuales terminan por obligar a Juan a hipotecar su tierra y luego perderla por no poder pagar los créditos. Posteriormente, cuando Juan es apresado por la insta- lación del alambique y el asesinato de los dos policías, su juicio es una muestra más de un ordenamiento jurídico que funciona bajo parámetros de legalidad, más no de justicia. Desde el mismo lenguaje técnico (lo condenan a un “pre- sidio indeterminado”) de la sentencia, difícil de descifrar para una persona con baja escolaridad, hasta la ambigüedad y la desproporcionalidad de la pena; todos estos elementos confluyen en la degradación de este personaje, algo muy lejano a la supuesta “rehabilitación” del condenado como uno de los fines de la pena.42 Dado lo anterior, Juan Varela es una novela que, aunque no se refiere de forma explícita a la visión de un mundo dividido entre capitalistas y comu- nistas, hace una fuerte denuncia del sistema capitalista y como este abusa de los más vulnerables dentro del ciclo de producción: los agricultores. 40 Sistema Costarricense de Información Jurídica, Ley General de Terrenos Baldíos, http:// www.pgrweb.go.cr/scij/Busqueda/Normativa/Normas/nrm_texto_completo. aspx?param1=NRTC&nValor1=1&nValor2=633&nValor3=680&strTipM=TC6 41 González, “Juan Varela, de Adolfo Herrera García”, 113. 42 Sala Constitucional, Resolución Nº 10543 – 2001, https://nexuspj.poder- judicial.go.cr/document/sen-1-0007-244079 Fuego y hielo: representaciones de la Guerra Fría en la literatura... 267 5. Inicio de las novelas posnacionales: Los leños vivientes (1962) de Fabián Dobles La década de 1970 estuvo marcada por el intervencio- nismo que el Gobierno de Estados Unidos estaba emplean- do en toda América Latina. El líder comunista Manuel Mora Valverde denunció las tácticas empleadas para lograr este fin, específicamente, las del Pentágono, “que pretende orientar a la América Latina por los rumbos de la extrema derecha y ojalá del militarismo”, y las del Departamento de Estado con “métodos menos brutales que han venido a cristalizar en la Alianza para el Progreso”.43 Él afirmaba que ambas tenían el propósito de dominar a los países débiles y, por lo tanto, eran tácticas del mismo imperialismo. En el marco de la polarización de la Guerra Fría y la re- presión de las fuerzas subversivas, Los leños vivientes (1962) de Fabián Dobles es una novela de denuncia abiertamente enmarcada en la Guerra Civil de 1948, que se divide en tres periodos: los antecedentes del conflicto, la guerra en sí misma y las consecuencias inmediatas de la victoria de José Figueres Ferrer. A partir de las historias compartidas por un grupo de presos políticos, Los leños vivientes relata lo sucedido en la Guerra Civil mediante un discurso mar- xista, el cual sirve para marcar “una radicalización distin- guible en oposición al gobierno costarricense”.44 A su vez, cada uno de estos presos representa un sector oprimido por el poder: Pedro Canalías, un refugiado de la Guerra Civil española; Ustos Robinson, un trabajador negro de la 43 Manuel Mora Valverde, Discursos, 1934-1979. Manuel Mora Valverde (San José: Imprenta Nacional, 2013), 448. 44 Brian Vadakin, “Comentario social en dos novelas de Fabián Dobles” (Thesis Presented in Partial Fulfillment of the Requirements for Graduation from the Honors Tutorial College with the degree of Bachelor of Arts in Spanish, Ohio University, 2015), 82, https://etd.ohiolink.edu/apexprod/rws_etd/ send_file/send?accession=ouhonors1440539827&disposition=attachment. 268 Mariela Mata Li compañía bananera; y un joven escritor marxista descrito simplemente como “el de las manos delgadas”. Sobre el contexto de la novela, el final de la Guerra Civil, Molina menciona que la Junta Fundadora de la Segunda República, durante su gobierno de dieciocho meses, “tole- ró la violencia contra los perdedores”.45 Dicha violencia se tradujo en agresiones, encarcelamientos y hasta asesinatos, todo esto justificado por la “peligrosa” afiliación política de estas personas, cuya sola existencia representaba una ame- naza contra el nuevo orden que se buscaba implantar. En Los leños vivientes, las discusiones que transcurren entre los presos políticos demuestran el clima de paranoia y persecu- ción de la posguerra: “-Pero a usted, don Pedro, ¿de qué lo acusaban? Se carcajeaba con estruendo el español: -¡Repara en qué pregunta me haces, Ustos, repáralo! Nos acusaban, a ti y a mí, a todos nosotros, no de actos concretos, ¡coño! Tú te has creído que eso te sucedió por el Robinson de los actos, si los hubo, pero te equivocas de fijo. Te aconteció por tu color: el de dentro y el de afuera. De otra guisa no te hubieran confundido. Fundamentalmente te cobraban los sesos”.46 En el ámbito normativo, la instauración de la historia oficial de los vencedores de la guerra comenzó con la elec- ción de la Asamblea Constituyente para la elaboración de la 45 Iván Molina, “La violencia política contra los comunistas tras la guerra civil en Costa Rica (1948-1949)”, Cuadernos Inter.c.a.mbio sobre Centroamérica y el Caribe 15, no. 1 (2018): 135, https://www.scielo.sa.cr/pdf/cicc/v15n1/1659- 4940-cicc-15-01-133.pdf 46 Fabián Dobles, Los leños vivientes (San José: Editorial de la Universidad Nacional, 1996), 15. Fuego y hielo: representaciones de la Guerra Fría en la literatura... 269 Constitución Política de 1949, vigente en la actualidad. El cambio más radical de esta Constitución se encontraba en el artículo 98, pues declaraba ilegales los partidos políticos que amenazaran la democracia. Si bien no se menciona- ba expresamente la palabra “comunismo”, la prohibición de los partidos que tuvieran “programas ideológicos” con vínculos internacionales, los cuales tendieran a “destruir los fundamentos de la organización democrática”,47 era una clara alusión a los grupos opositores que los gobiernos entre 1940 y 1948 denominaron como “caldero-comunistas”. Antes de la Constitución, la Junta Fundadora de la Segunda República promulgó una serie de decretos que impusieron medidas sancionadoras en contra de los parti- cipantes de la oposición. Por ejemplo, el Decreto No. 7 del 11 de mayo de 1948 menciona la remoción de funciona- rios y empleados públicos, ya fuera por su “reconocida in- competencia o su participación directa” en el régimen de Calderón y Picado, sin que por ello el Estado incurriera en “responsabilidad por las prestaciones legales de pre-aviso de despido y auxilio de cesantía”.48 Por su parte, el Decreto No. 16 del 19 de mayo de 1948 hace de nuevo referencia a los funcionarios y los empleados de los Gobiernos de Calderón y Picado, así como a los de- más individuos relacionados con el “caldero-comunismo”, para señalar los supuestos delitos que cometieron a otros ciudadanos, ya fuera por su afiliación política o su falta de colaboración con el régimen. A partir de una explicación sobre la importancia de reparar los daños ocasionados du- rante los Gobiernos anteriores, en este decreto se justifica 47 Sistema Costarricense de Información Jurídica, “Ley General de Terrenos Baldíos”, http://www.pgrweb.go.cr/scij/Busqueda/Normativa/Normas/nrm_texto_completo. aspx?param1=NRTC&nValor1=1&nValor2=633&nValor3=680&strTipM=TC 48 Héctor Beeche, dir, Colección de leyes, decretos, acuerdos y resoluciones (San José: Imprenta Nacional, 1948), 150-151. 270 Mariela Mata Li la instauración del Tribunal de Sanciones Inmediatas, cuyos procesos adoptaron una forma sumaria y contra sus resolu- ciones no había recurso alguno. De acuerdo con el Decreto No. 16, este tribunal era el encargado de conocer “en última instancia de toda clase de hechos delictuosos cometidos por los funcionarios y em- pleados de las administraciones Calderón Guardia-Picado Michalsky y por los llamados ‘caldero-comunistas’, en daño de las personas o a sus bienes”.49 En Los leños vivientes se mencionan estos tribunales, cuyas penas —comparadas con las dadas a los presos políticos— son descritas como de mayor severidad: “— (…) Y sin embargo, lo nuestro no es nada si pensamos en los acusados ante su tribunal de la inquisición. Ayer vi pasar esposado a aquel zapa- terito. Quique Rojas. Lo acusan de asalto a una pulpería. —¡Qué asalto ni que plátano curraré! En guerra hay que alimentar a los hombres bajo mando. Pero le meterán sus años de presidio. Ovejas y bobalico- nes dirán que está muy bien. Como perdió y es un simple hombrecillo del pueblo. —Bueno; estamos en la época de la represión. Ellos, que tienen a su haber no pocas bestialida- des, la llaman justicia. Contundente es la garra del intervencionismo imperialista”.50 La anterior conversación entre el hombre de las manos delgadas y Pedro Canalías sirve para poner en evidencia a estos tribunales implantados por la Junta Fundadora, cuya comparación con un “tribunal de la inquisición” se debe a 49 Beeche, Colección de leyes, decretos, acuerdos y resoluciones, 181. 50 Dobles, Los leños vivientes, 17-18. Fuego y hielo: representaciones de la Guerra Fría en la literatura... 271 la falta de garantías procesales mínimas para los imputados. Un ejemplo del funcionamiento arbitrario de estos tribuna- les es el caso del escritor Carlos Luis Fallas Sibaja, quien, después de haber sido jefe militar para defender los logros proletarios, fue condenado a cuatro años de cárcel en 1948 por “el robo de unas gallinas en Tres Ríos”.51 A pesar de que se explicó la creación del Tribunal de Sanciones Inmediatas, a similitud del Tribunal de Nuremberg, alegando que los hechos y las circunstancias a juzgar no po- dían “adaptarse a los tribunales represivos comunes”,52 su instauración no era justificable, según lo analiza Quirós,53 pues se trataba de instancias con orígenes, jurisdicciones y ámbitos de competencia radicalmente distintos. Por un lado, el Tribunal de Nuremberg, un tribunal militar inter- nacional, fue fundado en 1945, mediante un acuerdo entre Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, Estados Unidos de América, Francia y la Unión Soviética, “con la finalidad de juzgar a los principales criminales del Eje eu- ropeo cuyos crímenes no tuvieran una localización geo- gráfica determinada”;54 esto a diferencia del Tribunal de Sanciones Inmediatas, el cual sancionaba delitos produci- dos exclusivamente dentro del territorio nacional a raíz de la Guerra Civil de 1948. Por el otro, Quirós menciona que ambos entes también se distinguen por la clase de delitos que abordaban. El Tribunal de Nuremberg juzgó a los imputados por crímenes contra la paz, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, 51 Dirección de Cultura, “Carlos Luis Fallas Sibaja”, https://www.dircultura. go.cr/premios-nacionales/cultura/1965/carlos-luis-fallas-sibaja 52 Beeche, Colección de leyes, decretos, acuerdos y resoluciones, 180. 53 Claudia Quirós, Los tribunales de probidad y de sanciones inmediatas (San Jose: Editorial Costa Rica, 1989). 54 Naciones Unidas, Examen histórico de la evolución en materia de agresión, 16, https://www.corteidh.or.cr/tablas/r29046.pdf 272 Mariela Mata Li mientras que el Tribunal de Sanciones Inmediatas canalizaba “las demandas de la vindicta pública, y las de ciudadanos afectados por los delitos que cometieron algunos funciona- rios y ‘caldero-comunistas’”, contra la propiedad privada y la sociedad”,55 es decir, delitos que “jamás se podrán comparar con los hechos delictuosos ventilados durante el Proceso de Nuremberg”.56 Este Decreto No. 16 insinuaba que los hechos come- tidos por las fuerzas opositoras podían llegar a tener la misma gravedad que los crímenes de lesa humanidad y, por lo tanto, se les otorgó a estos tribunales una discre- cionalidad que resultaba abusiva para los derechos de los imputados. El discurso oficialista, que promovía la idea de que un Tribunal de Sanciones Inmediatas era para los caldero-comunistas lo que el Tribunal de Nuremberg fue para los partidarios del régimen nacionalsocialista o el Tercer Reich, consistía en otra forma de vilificar aún más a los vencidos de la guerra. Por último, Los leños vivientes concluye de una manera si- milar a como inicia: con los presos políticos reunidos, lo cual le da cierta cualidad cíclica, es más, el nombre del primer, el tercer y el último capítulo se repite: “Los Higuerones”, mientras que los otros dos capítulos, “Las mañanas” y “Las noches”, también remiten al transcurso y el inicio de un nuevo día. Sin embargo, a pesar de las tragedias relatadas y la captura a mano de los vencedores, la novela muestra optimismo sobre el futuro, pues, aunque herido, el grupo se percata de que uno de los hombres que admiraban y de quien habían hablado, Tista Valerio, un intelectual marxista que asumían muerto durante la guerra civil, estaba vivo y ahora se incorporaba al grupo como otro preso político más. 55 Quirós, Los tribunales de probidad y de sanciones inmediatas, iii. 56 Quirós, Los tribunales de probidad y de sanciones inmediatas, 40. Fuego y hielo: representaciones de la Guerra Fría en la literatura... 273 6. Tránsito hacia la nueva novela histórica: Cachaza (1977) de Virgilio Mora Durante la década de 1970, la literatura centroamericana comenzó a alejarse del realismo y las narrativas de corte nacionalista para adoptar un enfoque más intimista y sub- jetivo. Perkowska cita el trabajo de críticos como Arias, Cortez, Leyva y Mackenbach, quienes describen que tanto la literatura de corte fundacional como la comprometida con las luchas sociales, características de inicios y me- diados del siglo XX, fueron remplazadas por las novelas posnacionales, es decir, nuevas manifestaciones literarias que exploraban “espacios desligados de los grandes pro- yectos nacionales: la subjetividad (pasión/desilusión), lo intrascendente, el erotismo, la violencia cotidiana -en una palabra, la experiencia individual-”.57 Sin embargo, paralelamente a estas obras más persona- les, Perkowska indica que surgió otra corriente de novelas posnacionales en las que perdura la preocupación por los relatos nacionales, pero “bajo un signo subversivo de una práctica escritural desmitificadora que pone al descubierto que la nación y el nacionalismo son actos imaginarios y ar- tefactos ideológico-culturales”. Por ello, esta autora alude a que el prefijo “pos” no tiene un significado cronológico, sino que se refiere a un “más allá crítico de relectura y revisión”,58 es decir, interpela a “un sujeto nuevamente capacitado para entender el presente por medio de una relectura radical del pasado”.59 57 Magdalena Perkowska, “Dos escritoras centroamericanas ante la historia: las novelas posnacionales de Tatiana Lobo y Gloria Guardia”, Revista Canadiense de Estudios Hispánicos 33, no. 3 (2009): 581. 58 Perkowska, “Dos escritoras centroamericanas ante la historia”, 582. 59 Mary Louise Pratt, “La política de la perversión: poetisa inubicable devora a su maestro. No se sabe si se trata de aprendizaje o de venganza”, en Ficciones y silencios fundacionales. Literaturas y culturas poscoloniales en 274 Mariela Mata Li Un caso particular dentro de esta corriente posnacional es Cachaza de Virgilio Mora Rodríguez, pues, si bien la obra cumple con el criterio de estar enmarcada en la ex- periencia individual y desarrollada a partir del fluir de la consciencia —rasgos propios del primer tipo de novela pos- nacional previamente citado—, también posee el carácter revisionista histórico del segundo tipo. En Cachaza, la revi- sión de la historia oficial es lograda mediante el recuerdo de infancia de Cachaza, cuya repetición no solo se encarga de amalgamar la trama, sino que exhibe las verdaderas con- secuencias de la Guerra civil de 1948. Ademas de ser una fuerte denuncia al poder psiquiátrico y la manera en que la locura es empleada como una etique- ta para expulsar y objetivar a los sujetos socialmente inde- seados, Alexánder Sánchez60 describe Cachaza como una novela “incómoda” por su tratamiento de la historia oficial, pues se asocia el inicio de la tragedia en la vida de Cachaza con el desenlace de la Guerra del 48, lo que rompe con el discurso de legitimación del movimiento revolucionario, el cual fue promovido por los vencedores de este conflicto. Antes de terminar como pordiosero en el Mercado Cen- tral de San José, reo en la Penitenciaría y, finalmente, paciente en el Chapuí, Cachaza recuerda que de niño vi- vía en un rancho en Los Prados con sus padres, personas humildes sin ninguna afiliación política, y que su padre había empapelado los huecos del rancho con “‘vivas’ del señor Presidente” para evitar que él se enfermara. No obstante, los partidarios del ejército ganador asumieron el uso de estos papeles como una traición a la patria, por lo América Latina (siglo XIX), ed. F. Schmidt-Welle (Madrid: Iberoamericana Editorial Vervuert S.L., 2003), 27. 60 Alexander Sánchez, “Cachaza va a la guerra: la locura y la guerra civil de 1948”, en Complejidad polifónica y dialogismo: la narrativa de Virgilio Mora, ed. Jorge Chen (Costa Rica: Editorial Interartes, 2011), 18-34. Fuego y hielo: representaciones de la Guerra Fría en la literatura... 275 que procedieron a ejecutar al padre, a quien acusaron de “comunista”, y abusar sexualmente de la madre, mientras que el niño no tuvo más remedio que huir de su hogar. “Sólo recuerdo nuestro rancho allá en las afueras de Los Prados, a mi papá con una pala y un pico abriendo un hueco enorme bajo la lluvia, mamá gritaba y rezaba, eso fue al terminar la revolución, unos hombres del ejército vencedor, cuatro o seis, no estoy seguro, llegaron al rancho que papá tenía empapelado con ‘vivas’ del señor Presidente, no era papá un hombre de política, con costos sabía leer, los ‘vivas’ los usaba para tapar los huecos del rancho que de tanta fotografía, hasta se empezó a ver mejor, hasta parecía un juguete, una casita de mentiras, los hombres casi nos botan la puerta, a empujones sacaron a papá, acusándolo de comu- nista, llamándolo, pendejo, maricón, un traidor”.61 Los “‘vivas’ del señor Presidente” hacen alusión a la pro- paganda electoral de Rafael Ángel Calderón Guardia, quien fue presidente al haber ganado las elecciones de 1940 con el Partido Republicano Nacional y se postuló nuevamente en 1948. La manera en que se describe la figura de Calderón Guardia se relaciona con el discurso anticomunista y legiti- mador de la guerra por parte de los vencedores, el cual se basó en el argumento de que, dada la “impureza” con la que se efectuaron las elecciones de 1948, la Guerra Civil era un conflicto “inevitable en virtud de las acciones ilegítimas, violatorias del ordenamiento jurídico, por parte del gobier- no de Teodoro Picado, el Partido Republicano liderado por Ráfael Ángel Calderón Guardia y sus aliados comunistas”.62 61 Virgilio Mora, Cachaza (San José: Editorial UNED. Edición electrónica. 2016), 55. 62 Sánchez, “Cachaza va a la guerra”, 26. 276 Mariela Mata Li Ante la polarización de las fuerzas políticas, esta retórica, aunada al aparente fraude cometido en las elecciones de 1948 contra el candidato opositor Otilio Ulate Blanco, sirvió para descartar cualquier tipo de negociación y motivar al Movimiento de Liberación Nacional, encabezado por José Figueres Ferrer, a levantar “la bandera de la pureza del sufragio”,63 lo que dio inicio a la Guerra civil de 1948. De acuerdo con Barrientos,64 terminada la guerra, los discursos de Figueres durante la toma de poder continuaron mani- festando un fuerte anticomunismo, en donde esta corriente política era vista como una amenaza que se aprovechaba de quienes mostraban descontento frente a la crisis económica: “La República de nuestros padres representaba un adelanto sobre las estructuras más típicamente feu- dales de otros países. Su pensamiento económico, dentro de los resabios del pasado, podría decirse que era el liberalismo manchesteriano. Estímulo al ins- tinto de lucro individual, que es el equivalente del instinto del individuo en la selva, y abandono de la economía a las fuerzas naturales, como se abandonan las corrientes de los ríos mientras no hay ingeniería, son las características del sistema liberal. Cuando intervienen en algo los sentimientos humanitarios, el sistema toma cierto aspecto patriarcal. En ese es- tado de cosas, el comunismo hace fácil presa de los menesterosos, de los descontentos, de los intelectuales, y constituye un excelente aliado para los políticos oportunistas.”65 63 Sánchez, “Cachaza va a la guerra”, 27. 64 Jorge Barrientos, “Políticas y discursos anti comunistas en la Costa Rica de la posguerra, 1948- 1949”, Revista Estudios 35, (2017), https://revistas.ucr. ac.cr/index.php/estudios/article/view/31594/31209 65 José Figueres Ferrer, Mensaje a la Asamblea Nacional Constituyente. Artículo 8, Acta 2 del 13 de enero de 1949 (Actas de la Asamblea Nacional Constituyente de 1949 - Costa Rica. Versión Digital Revisada por el Fuego y hielo: representaciones de la Guerra Fría en la literatura... 277 A partir de estas citas, Barrientos menciona que el nuevo Gobierno estuvo marcado por un panorama complejo de “violencia y rivalidad política”, una tendencia represiva que se mantuvo incluso durante la década de 1950. Dicho autor afirma que los vencedores, con tal de implantar un nuevo orden, aplicaron políticas fuertes de represión me- diante el argumento de que “el comunismo al ser anti- cristiano y anti democrático, y por ello antagónico con las tradiciones y costumbres del pueblo costarricense, debía ser combativo y eliminado de esta nación”.66 Por ello, al igual que se retrata en Los leños vivientes de Fabián Dobles, el final de la Guerra del 48 no implicó un retorno a la normalidad, según se quiso hacer creer, sino que, con base en una lógica que despojaba a los vencidos de sus derechos fundamentales, la venganza fue instaurada como una “práctica de depuración política y de represión indiscriminada”.67 Esta forma de violencia afectó tanto a militantes calderonistas y comunistas como a personas sin ninguna afiliación política, como la familia de Cachaza, quienes fueron arrestados, torturados y ase- sinados de manera arbitraria por la simple sospecha de cometer traición a la patria: “¿Cómo se te ocurre empapelar la casa con la foto del hijueputa que vendió el país?, ¿yo?, sí, tú, muerto de hambre, que te burlas con tu casa de la tragedia de la nación, yo no sé de qué hablan, no los entiendo, ustedes están cometiendo un error, muchacho, me ordenaron alcánzale una pala y un Dr. Rodolfo Saborío Valverde, 2005), https://www.rodolfosaborio.com/ actas/anc49.htm La negrita es de la autora. 66 Barrientos, “Políticas y discursos anti comunistas en la Costa Rica de la posguerra”, 5. 67 Sánchez, “Cachaza va a la guerra”, 26. 278 Mariela Mata Li pico a tu viejo, y yo sin saber cómo ni por qué, le llevé los instrumentos a papá que me besó y me abrazó muy duro, como nunca lo había hecho, al tiempo que lloraba, cómo se me va a olvidar”.68 De esta forma, Cachaza es una novela innovadora en el sentido histórico, ya que, mediante el episodio de la muerte del padre mencionado constantemente durante el relato, se desecha “la imagen triunfalista y autocomplaciente que sa- cralizó la guerra civil como evento histórico y que minimizó su impacto negativo”.69 Cachaza y su familia representan a las víctimas del discurso anticalderonista y anticomunista que manejaban los vencedores de la guerra civil, el cual luego fue legitimado por el Estado. A diferencia del discurso de los vencedores promovido durante la posguerra, donde el conflicto bélico fue retratado como un evento trágico, aunque necesario para modernizar el país y superar la corrupción; la novela de Mora cuenta con un tratamiento de la historia que se asemeja al de otras obras posteriores de la década de 1970 como Los vencidos (1972) de Gerardo César Hurtado, El Eco de los Pasos de Julieta Pinto (1979) y Final de Calle (1979) de Quince Duncan. Todas estas producciones asumen una posición crítica que, en contraste con el tono triunfal de la historia oficial, demuestra “un sinsabor de los autores frente a la Guerra Civil y sus triunfadores”.70 68 Mora, Cachaza, 55. 69 Sánchez, “Cachaza va a la guerra”, 26. 70 David Díaz-Arias, “Literatura y guerra en Costa Rica, siglo XIX-XXI”, Semanario Universidad, (2021), https://semanariouniversidad.com/suplementos/loslibros/ literatura-y-guerra-en-costa-rica-siglo-xix-xxi/ Fuego y hielo: representaciones de la Guerra Fría en la literatura... 279 7. La posmodernidad: Gulliver dormido (1985) de Samuel Rovinski El final de la Guerra Fría implicó transformaciones radicales en la configuración mundial, pues no solo se dio el resurgimiento del capitalismo liberal de mercado, sino también el auge de la globalización, entendida como el proceso que iba a diluir las fronteras nacionales y unificar “a un mundo organizado por el poder del capital trasna- cional como único mercado global”.71 Dentro del contexto costarricense, los conflictos bélicos en Centroamérica, la crisis económica de inicios de la década de 1980 y la mira- da revisionista del pasado hicieron que muchos escritores nacionales expresaran su preocupación sobre temas como el intervencionismo estadounidense en América Latina (en especial durante la Administración de Ronald Reagan), la soberanía nacional y la libertad de expresión. A partir de los mencionados factores sociales, econó- micos y culturales, aparece el discurso posmoderno, que plantea el “cuestionamiento general de las doctrinas here- dadas”72 del modernismo, especialmente la que señalaba a la razón como el medio para alcanzar el progreso, pues se convirtió en “una narrativa entre otras en la historia; una gran narrativa, sin duda, pero una de tantas”.73 De esta forma, Jean François Lyotard74 afirma que la posmo- dernidad trajo consigo la libertad del individuo por medio de la fragmentación, ya que se abandonan los grands récits 71 Quesada, Breve historia de la literatura costarricense, 83. 72 David Lyon, Postmodernidad (Madrid: Alianza Editorial, 2009), 24. 73 Adolfo Vásquez, “La posmodernidad. Nuevo régimen de verdad, violencia metafísica y el fin de los metarrelatos”, Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas 29, no. 1 (2011): 4, https://revistas.ucm.es/index.php/ NOMA/article/download/NOMA1111140285A/25665 74 Jean François Lyotard, La condición postmoderna (Madrid: Catedra, 1987). 280 Mariela Mata Li (las grandes narraciones) y regresan las petites histoires (las pequeñas historias). Dentro de la literatura costarricense, aunque el dra- maturgo Samuel Rovinski es parte de este grupo de escri- tores cuya formación coincide con los inicios de la Junta Fundadora de la Segunda República, una de sus últimas obras de teatro, Gulliver dormido (1985), muestra rasgos propios de los textos posmodernos de finales del siglo XX como la fragmentación y la crítica hacia las versiones ofi- ciales de la historia. Otro aspecto presente es la intertex- tualidad, la cual se establece con Los Viajes de Gulliver (1726) de Jonathan Swift, una novela que parodia los re- latos de viajeros, en donde se narra la historia de Lemuel Gulliver, un cirujano convertido en capitán que vive una serie de aventuras en sus viajes. De acuerdo con Rodríguez,75 mediante los encuentros de Gulliver con diferentes clases de personas y creaturas, la novela de Swift lleva a cabo una serie de observacio- nes sobre las formas de gobierno y el comportamiento de los individuos. Con respecto a la parodia realizada por Rovinski, el episodio de Gulliver con los liliputienses es particularmente relevante, ya que la lucha entre los habi- tantes de Liliput y los de Blefusco, en la cual Gulliver, por su estatura, es tomado como arma de guerra en contra de los rivales, resulta una crítica de Swift hacia los conflictos político-religiosos de su época;76 este es un tema que se retoma en Gulliver dormido. Por su parte, la obra de Rovinski mantiene la reflexión sobre la naturaleza humana y las maneras de gobernar, pero se aparta de los elementos fantásticos para enfocarse 75 Francisco Rodríguez, “Utopía y melancolía en las islas de Gulliver”, Asociación Castellano Manchega De Sociología, (2015): 11-33, https://dialnet.unirioja.es/ descarga/articulo/6105362.pdf. 76 Adrian Beard, The Language of Politics (United Kingdom: Routledge, 2000), 9. Fuego y hielo: representaciones de la Guerra Fría en la literatura... 281 en el contexto sociopolítico costarricense de finales de la decada de 1980, donde las tensiones anticomunistas eran más que latentes. A diferencia de la novela de Swift, el Gulliver de Rovinski no hace viajes exóticos ni muestra su percepción sobre sus vivencias, ni siquiera puede ha- blar, solo se exhibe como un gigante dormido y paralizado, cuya presencia es explicada por el Ministro de Seguridad como una táctica empleada por los extremistas para vio- lentar el orden social: “M. de Seguridad: —(olfateando) ¡Ah, Tuto, yo me las huelo fácilmente! ¡Esos carajos son los únicos que pueden traer estas cosas exóticas que van en contra de las tradiciones!”77 A pesar de no hablar durante toda la obra, paradójica- mente, Gulliver tiene la función de estimular la palabra de los demás personajes. Según Vallejos, la presencia de este gigante sirve para producir “un despertar en la conciencia del espectador a través de la influencia que produce en los otros por su sola presencia disruptiva”.78 De esta forma, al igual que el de Swift con los liliputienses, el Gulliver de Rovinski se convierte en mercancía para los políticos costa- rricenses, quienes desean conseguir su apoyo para —según ellos— proteger la democracia costarricense de los extre- mistas de izquierda y derecha: “Presidente: -¡Costarricenses!: ha llegado el mo- mento que todos ustedes esperaban y que yo, como su más humilde servidor, me enorgullezco de 77 Samuel Rovinski, Gulliver dormido (San José: Editorial Cosmos, 1985), 21. 78 Mayela Vallejos, “Gulliver dormido: Un espacio para la reflexión y la crítica”, Káñina, Rev. Artes y Letras XXXVIII, no.1 (2014): 165, https://revistas.ucr. ac.cr/index.php/kanina/article/download/13185/12454 282 Mariela Mata Li mostrárselos en toda su grandeza… Cuando en el resto de Centroamérica, los extremistas de izquier- da y de derecha se enfrascan en la lucha fraticida, en nuestra querida Patria, que flota como un re- manso de paz en medio de la vorágine guerrera, hemos recibido con el beneplácito el inestimable apoyo de una nueva fuerza: ¡la fuerza de este gigan- te! Los enemigos de la Patria y los pusilánimes ha- brán querido ver en esta fuerza una amenaza para el equilibrio democrático de nuestra Nación”.79 Tanto el Gulliver de Swift como el de Rovinski fueron es- critos durante épocas políticamente convulsas. Por un lado, el primero hace referencia al contexto político inglés poste- rior a la Revolución Gloriosa, específicamente a las guerras entre Inglaterra y Francia —representadas por las naciones enemigas de Lilliput y Blefuscu— y las conspiraciones en la corte de Liliput entre quienes llevan tacones altos y taco- nes bajos, que se asemejan a los conflictos entre los whigs y los tories dentro del parlamento del Reino Unido. Por el otro lado, Gulliver dormido expone el contexto de tensión propio de finales de la Guerra Fría, así como la violencia que imperó en Centroamérica durante la década de 1980, producto del intervencionismo de Estados Unidos. La obra ilustra la manera en que Costa Rica pretendía apartarse de la narrativa bélica de los otros países y mostrarse como la excepción pacífica de la región. Sin embargo, el país no era inmune a las tensiones internacionales y estas amenazas al orden gubernamental impregnan el texto: “M. de Seguridad: (…) Ningún otro gobierno ha te- nido tan mala pata como el nuestro… Primero, los altos precios del petróleo; después, los sandinistas y 79 Rovinski, Gulliver dormido, 27. Fuego y hielo: representaciones de la Guerra Fría en la literatura... 283 los bajos precios del café; ahora, los salvadoreños y los periodistas jodiendo con sus denuncias… Si subimos los impuestos, ustedes los empresarios se quejan; y si no los subimos, entonces se quejan los sindicatos; y si lo subimos y no los subimos, el Fondo Monetario Internacional nos niega los em- préstitos; y si le cargamos la mano al banano, la Standard amenaza con irse y todo el mundo habla de golpe de estado…”80 A partir de la figura de este Gulliver dormido, la obra critica la manipulación pública del Gobierno y los demás grupos políticos —entre ellos, los comunistas—, pues to- dos ellos afirmaban tener el apoyo del gigante cuando este ni siquiera había hablado. De esta forma, se demuestra cómo cada sector político era capaz de “crear todo un cir- co alrededor y mentir frescamente”81 con tal mantener su ventaja ante los demás. Otra forma de denuncia presente en la obra es el hecho de que los personajes no cuentan con un nombre propio, sino que son clasificados según profesión u oficio (Empresario, Sacerdote o Ministro) o su posición ideológica (Comunista o Extremista). La conformación de los personajes demuestra que lo importante es el rol que desempeñan dentro de la sociedad, no sus características subjetivas. Lo anterior es una muestra de lo que Lorenzo denomina la “reformulación maniquea” de la Guerra Fría, donde en Occidente había una batalla ante una fuerza contraria en la que “no podía hacerse concesión alguna al enemigo comunista”.82 80 Rovinski, Gulliver dormido, 23. 81 Vallejos, “Gulliver dormido: Un espacio para la reflexión y la crítica”, 165. 82 José Antonio Lorenzo, “La Guerra Fría vista desde el siglo XXI. Novedades interpretativas”, Pasado y Memoria. Revista de Historia Contemporánea 19, (2019): 227. 284 Mariela Mata Li Conclusión A partir del análisis anterior se abordó la Guerra Fría, un tópico que, si bien ha sido trabajado de manera extensa mediante la visión oficial de las potencias involucradas, cuenta con grandes lagunas desde la visión de muchas re- giones en donde las agresiones armadas dejaron inconta- bles víctimas. Esta descentralización de los estudios de la Guerra Fría incluye las producciones que, desde la región latinoamericana, pretenden abordar la historia de una ma- nera mucho más inclusiva que la planteada por la historia oficial. Aunque Costa Rica no contó con los mismos nive- les de violencia presentes en otros países centroamerica- nos, sí experimentó la represión y el maniqueísmo a tal punto que el combate al comunismo fue uno de los dis- cursos que empleó la oficialidad para justificar la Guerra Civil de 1948 y las medidas posteriores para sancionar a los “caldero-comunistas”, como fueron denominadas las fuerzas oficialistas de aquel momento. Una de las formas en que la historia costarricense puede ser examinada es a través de la literatura, pues la combina- ción de la historiografía y los estudios literarios permite una comprensión mucho más integral tanto de los hechos histó- ricos como de la manera en que estos fueron percibidos y asimilados por la población. De esta forma, el presente texto se dedicó a analizar producciones nacionales que, ya sea de manera explícita o implícita, abordan las repercusiones de la Guerra Fría a nivel nacional y las representaciones que hubo sobre el capitalismo y el socialismo. Como antecedentes de la Guerra Fría, en Costa Rica, el final de la Primera Guerra Mundial, la consolidación de Estados Unidos como una nueva potencia y la crisis del Estado liberal provocaron el surgimiento de una literatura marcadamente antiimperialista. Asimismo, los textos de este periodo estuvieron teñidos por la nostalgia de las élites Fuego y hielo: representaciones de la Guerra Fría en la literatura... 285 por volver a los valores tradicionales costarricenses, que se consideraban amenazados por las influencias extranjeras. En La caída del Águila, desde la ciencia ficción, Carlos Gagini propone, mediante la figura de Roberto Mora, que una nueva generación de las élites liberales logrará salvar a Costa Rica de la invasión estadounidense. Seguidamente, la Generación del Repertorio Americano se aparta de la producción costumbrista y de añoranza del pasado para pasar a una de corte realista. La obra de Carmen Lyra ejemplifica esta corriente mediante textos como El grano de oro y el peón, un ensayo que se encar- ga de explicar a los agricultores y los peones las mane- ras en que los grandes cafetaleros se aprovechan de sus esfuerzos. Lyra termina su exposición incentivando a que los trabajadores se involucren en la política por medio del PCCR, pues, para ella, un cambio de gobierno no es su- ficiente cuando la raíz de todo el problema se encuentra en el sistema capitalista. Cabe recalcar que la posición política de esta escritora, así como sucedió con otros inte- lectuales de la época, hicieron que el Gobierno de Estados Unidos la viera como una amenaza para sus intereses por estar afiliada al comunismo. Durante la Generación del 40, la creciente participación de grupos como el proletariado, las mujeres y los campesi- nos implicó que continuara la literatura realista enfocada en las luchas sociales, la cual incluyó variantes como el realis- mo social y agrario. Precisamente, Juan Varela de Adolfo Herrera es la novela que inaugura esta generación de es- critores que mezclaban su labor literaria con su militancia política. Así es como permanece el tópico antiimperialista en las producciones, pero ahora no solo se abordaba la do- minación de Estados Unidos en la región centroamericana, sino también otras clases de explotación como la experi- mentada por parte de los campesinos, quienes, ante las 286 Mariela Mata Li prácticas abusivas de los intermediarios, se veían cada vez más empobrecidos por la falta de protección del Gobierno. El panorama literario costarricense tuvo un cambio radical a finales de la década de 1970 e inicios de la de 1980, pues, según mencionan autores como Grinberg y Mackenbach,83 la literatura de corte fundacional y la com- prometida con las luchas sociales —característica de ini- cios y mediados del siglo XX— fueron remplazadas por la denominada novela posnacional. Esta vertiente se divide a su vez en dos tipos: las narraciones de corte intimista, más interesadas en la experiencia individual que en profun- dizar en temas sociales, y las que, si bien abarcan temas históricos, lo hacen desde otra perspectiva, en donde se realiza una revisión de la historia oficial. Una novela que es representativa porque mezcla ambos tipos es Cachaza de Virgilio Mora, pues la subjetividad está intercalada con la desmitificación del discurso oficial de la Guerra Civil de 1948. A partir de la familia de Cachaza, Mora eviden- cia cómo, en el contexto de la Guerra Fría, la etiqueta de “comunista” sirvió para justificar la venganza y las agre- siones en contra de quienes no adoptaran (o aparentaran no hacerlo) el discurso oficial. En la década de 1980, y con la última etapa de la Guerra Fría, surgen las inquietudes sobre la soberanía Costa Rica y su rol en medio de una Centroamérica plagada por los conflictos bélicos y la intervención de los Estados Unidos. Gulliver dormido de Samuel Rovinski es una pieza teatral que aborda directamente la crisis que el país estaba atra- vesando. La obra está centrada alrededor de un Gulliver, el cual es descrito como un gigante inerte, un agente externo, 83 Valeria Grinberg y Werner Mackenbach, “La (re)escritura de la historia en la narrativa centroamericana”, en Literatura y compromiso político. Prácticas político-culturales y estéticas de la revolución. Hacia una Historia de las Literaturas Centroamericanas, eds. Héctor Leyva, Werner Mackenbach y Claudia Ferman (Guatemala: F&G Editores, 2018), 341-379. Fuego y hielo: representaciones de la Guerra Fría en la literatura... 287 cuya sola presencia se encarga de desencadenar los discursos de todos los actores de la sociedad (empresarios, presiden- te, ministro, sacerdote, policías, comunistas y extremistas) que buscan obtener ventaja ante los demás. Al igual que los demás textos analizados en este ca- pítulo, Gulliver dormido demuestra que, a pesar de que pretendió mantener una posición neutral y separarse de las crisis de otros países, Costa Rica no pudo aislarse de las tensiones internacionales que afectaron su territorio duran- te la Guerra Fría. Acerca de las autoras y los autores 331 Acerca de las autoras y los autores Sonia Angulo Brenes, Doctora en Historia con una trayec- toria de investigación en temas como la protesta social, las huelgas bananeras, la organización laboral, la situación de la clase trabajadora y la memoria histórica. Profesora asociada de la Universidad de Costa Rica desde hace más de doce años e investigadora del Centro de Investigaciones Históricas de América Central (CIHAC), integrante de la Red Trans- caribe: Red de Estudios Transareales y Transculturales de Centroamérica y el Caribe e investigadora del programa ConnecCaribbean – Connected Worlds: the Caribbean, Origin of Modern World. Sus publicaciones más recientes son: “La Sociedad de Artesanos y la instrucción obrera en Costa Rica a finales del siglo XIX” en el 2022 y “La formación humana y la universidad pública: algunas contradicciones” en el 2020. Ana Lucía Barboza Hernández es Bachiller en Historia por la Universidad de Costa Rica y egresada de la Maestría Académica en Historia de la misma institución. Randall Chaves Zamora tiene una Maestría en Historia y es estudiante doctoral de la Universidad de Costa Rica. Es profesor de la Escuela de Historia e investigador del Centro de Investigaciones Históricas de América Central (CIHAC) de la misma Universidad. Ha publicado estudios sobre la memoria, el movimiento estudiantil y la juventud de la se- gunda mitad del siglo XX costarricense. Actualmente in- vestiga temáticas relacionadas con la Guerra Fría cultural, la historia intelectual y el financiamiento de las Ciencias Sociales en Costa Rica durante las décadas de 1950 y 1970. 332 David Díaz Arias Su libro, Rebeldía en la memoria: el movimiento estudiantil contra ALCOA (Costa Rica: 1968-1970) fue publicado por la Editorial de la Universidad Estatal a Distancia en el año 2021. Luis Conejo Barboza es Máster en Historia por la Uni- versidad de Costa Rica y estudiante del doctorado en histo- ria por la misma Universidad. Es docente en la Escuela de Estudios Generales y en la sección de Historia y Geografía en la Sede de Occidente. Ha participado en proyectos de investigación en el CIHAC y en el CIDICER. Ha publicado artículos de historia ambiental, empresarial y regional. Sofía Cortés Sequeira es Máster en Historia por la Univer- sidad de Costa Rica. Es docente en la Sede del Atlántico de la Universidad de Costa Rica e investigadora en el Centro de Investigaciones Históricas de América Central y en el Instituto de Investigaciones Sociales. Cursa el Doctorado en Historia del Programa de Posgrado en Historia de la Universidad de Costa Rica. Investiga temáticas de historia socio-política relacionadas con las dinámicas nacionales y regionales de la Guerra Fría en Centroamérica y Costa Rica, acciones colectivas y movimien- tos sociales. Entre sus últimas publicaciones: ¿Comunismo a la tica o comunismo soviético? La división del Partido Vanguardia Popular en Costa Rica (1983-1984) (San José: Centro de Inves- tigaciones Históricas de América Central, 2020). “Aventureros pequeño-burgueses” y “la vieja generación revolucionaria”: el FSLN y el PVP (1966-1970)”. Diálogos Revista Electrónica de Historia 22. No. 1 (2021), 114-133. “Protestas en torno al género en Costa Rica (2008-2020)”. Anuario de Estudios Centroame- ricanos 48 (2022) DOI 10.15517/AECA.V48i0.50748 David Díaz Arias es Ph.D. en Historia por Indiana Univer- sity Bloomington (Estados Unidos). Es profesor catedrático y director del Centro de Investigaciones Históricas de América Central de la Universidad de Costa Rica. Ha ganado el Pre- mio Nacional Luis Ferrero a la Investigación Cultural (2015) Acerca de las autoras y los autores 333 concedido por el Ministerio de Cultura de Costa Rica y el Premio Cleto González Víquez conferido por la Academia de Geografía e Historia de Costa Rica. Ha publicado decenas de trabajos sobre historia política, historia de la memoria, ritos y rituales estatales, naciones y nacionalismos, guerra civil, ins- tituciones, caudillos, procesos de paz, construcción del Esta- do y otra diversidad de temas en la historia de Centroamérica en general y Costa Rica en particular. Sus últimos libros son: La independencia de Costa Rica. Historia, debate y conme- moración, 1821-2021 (San José, Editorial de la Universidad Estatal a Distancia, 2021) y Chicago Boys del Trópico: histo- ria del neoliberalismo en Costa Rica (1965-2000) (San José, Costa Rica, Editorial de la Universidad de Costa Rica, 2021). Esteban Fernández Morera. Bachiller en Filosofía por la Universidad de Costa Rica y M.Sc. en Historia por la mis- ma institución. Ha investigado sobre la censura cinema- tográfica costarricense, la reacción conservadora contra la modernidad cultural y la Guerra Fría Cultural. Es autor de “Imaginando amigos y enemigos: La Guerra Fría Cultural en Costa Rica, 1953-1973” (Tesis de Maestría Académica en Historia, Universidad de Costa Rica, 2002), y del artícu- lo “Purificando el cine en Costa Rica, 1936-1937: cruzada global, censura moral y movilización católica”. Cuadernos Inter.c.a.mbio sobre Centro América y el Caribe. San José, 17:1 (enero-junio, 2020). Mariela Mata Li es máster en Literatura Latinoamericana, licenciada en Derecho con énfasis en derechos humanos y filóloga española de la Universidad de Costa Rica. Actual- mente es investigadora del Centro de Investigaciones Histó- ricas de América Central de la Universidad de Costa Rica. Sus investigaciones se han centrado en el análisis de textos desde la literatura comparada, la historia global y los estu- dios de género y masculinidades. Ha impartido cursos en el 334 David Díaz Arias Posgrado en Literatura de la UCR y el Instituto Tecnológico de Costa Rica. Para la Maestría en Literatura Latinoameri- cana, su investigación se denominó: La deconstrucción de la masculinidad hegemónica en ambientes represivos: “La ciu- dad y los perros” de Mario Vargas Llosa y “El beso de la mujer araña” de Manuel Puig. Pablo Andrés Quirós Solís es M. Sc. por el Instituto Tecnológico de Costa Rica, donde desarrolló una investi- gación sobre sistemas multi-agentes para la detección de especímenes biológicos utilizando técnicas de inteligencia artificial. También estudió las carreras de Historia y Filoso- fía en la Universidad de Costa Rica (UCR), donde actual- mente funge como investigador en Historia en el Centro de Investigaciones Históricas de América Central (CIHAC). Como informático ha desarrollado trabajos para el Instituto de Investigaciones Sociales (IIS), y el programa CALAS de la misma universidad, donde ha contribuido con el desa- rrollo de Bases de Datos para la Investigación en Ciencias Sociales. También desarrolla una tesis doctoral en el Posgra- do Centroamericano de Historia de la UCR sobre el impacto de la Revolución Rusa en Centroamérica. Se especializa en temas sobre el movimiento obrero. Sus últimas publicacio- nes son: Antes y después del estalinismo en Costa Rica. Insti- tuciones transnacionales antiimperialistas (1926-1934) (San José: Centro de Investigaciones Históricas de América Cen- tral, 2021) y “El «problema indígena» en Severo Martínez Peláez y Mario Payeras”, Intersedes XXII, núm. 46 (18 de noviembre de 2021).