IMPERIOS,AGENTESYREVOLUCIONES LALARGAGUERRAFRÍAENCOSTARICA (1928-1986) David Díaz Arias | Editor En sus capítulos, este libro muestra cómo la pequeña Costa Rica pudo transitar en el mundo de la larga Guerra Fría. Se trata de estudios realizados por un grupo de investigadores que han logrado profun- dizar en un periodo histórico complejo, a partir de un descentramiento del concepto de Guerra Fría y de su uso para entender la historia del país durante el siglo XX. De esa forma, este libro tiene la capacidad de ofre- cer una perspectiva amplia sobre el concepto que lo motivó, pero también de utilizar una escala local para avanzar en las problemáticas del estalinismo, el anticomunismo, las movilizaciones, la lucha por la apropiación de conceptos, la manipulación de los poderes globales para el beneficio propio, las acciones del comunismo en la clandestinidad, las culturas empresariales, las producciones literarias que sevieron influenciadas por la división global, y las luchas por la imagen internacional del país. La originalidad de estos trabajos da pruebas mani- fiestas de un cambio rotundo en la historiografía costarricense, que pone más acento en los periodos contemporáneos y en actores disímiles, así como en el uso de fuentes con nuevas perspectivas. IMPERIOS, AGENTES Y REVOLUCIONES LA LARGA GUERRA FRÍA EN COSTA RICA (1928-1986) David Díaz Arias | Editor Comité editorial: Dr. Kevin Coleman, University of Toronto Dr. David Díaz Arias, Universidad de Costa Rica Dr. Marc Edelman, City University of New York Dr. Michel Gobat, University of Pittsburgh Dra. Christine Hatzky, Leibniz Universität Hannover Dr. Jeffrey L. Gould, Indiana University Dr. Lowell Gudmunson, Mount Holyoke College Dra. Montserrat Llonch, Universidad Autónoma de Barcelona Dr. George Lomné, Université Paris-Est Marne-la-Vallée Dr. Héctor Pérez Brignoli, Universidad de Costa Rica Dr. Eduardo Rey Tristán, Universidad de Santiago de Compostela Dr. Ronny Viales Hurtado, Universidad de Costa Rica Dra. Heather Vrana, University of Florida Dr. Justin Wolfe, Tulane University Primera edición, 2022. Diseño, portada, diagramación y control de calidad: Adriana Araya Esquivel. Corrección de pruebas: El editor y los autores y las autoras. Imagen de la portada: El presidente de Estados Unidos Harry S. Truman (izquierda) y José Figueres Ferrer, presidente de Costa Rica (a la derecha). Fotografía perteneciente a la Truman Library. Fecha: 30 de octubre de 1959. © Centro de Investigaciones Históricas de América Central. © David Díaz Arias. Prohibida la reproducción total o parcial. Todos los derechos reservados. Hecho el depósito de ley. 320.5 IM34i Imperios, agentes y revoluciones: la larga guerra fría en Costa Rica (1928-1986). D. Díaz A., (ed.). Primera edición. - San José, Costa Rica. - Universidad de Costa Rica : CIHAC, 2022. Versión digital xxii, 334 p.; ilus.; 21,5 x 14 cm. ISBN 978-9930-9758-6-2 I. Guerra fría – Costa Rica. II. Política y gobierno – Costa Rica. III. Condiciones sociales – Costa Rica. IV. Partidos po- líticos – Costa Rica. V. Relaciones internacionales. 1. Díaz Arias, David G., editor. 2. Quirós Solís, Pablo. 3. Angulo Brenes, Sonia. 4. Cortés Sequeira, Sofía. 5. Conejo Barboza, Luis Antonio. 6. Chaves Zamora, Randall. 7. Fernández Morera, Esteban. 8- Mata Li, Mariela. 9. Barboza Hernández, Ana Lucía. Índice ix Índice Prólogo Una larga Guerra Fría .................................................. xix Capítulo 1: “Contrarrevolucionarios burgueses y saboteadores de la patria del socialismo”: la producción política del anti-Trotskismo en Costa Rica (1928-1940) Pablo Quirós Solís ........................................................ 1 Introducción ............................................................. 1 1. El Comintern estalinista contra la oposición en América Latina (1928-1938) .................................... 13 2. El caso costarricense: de simpatizantes trotskistas a estalinistas recalcitrantes (1931-1940) .................. 23 Conclusión ................................................................ 40 Capítulo 2 “Pan y Trabajo”: el movimiento de desocupados y el Partido Comunista de Costa Rica, 1929-1933 Sonia Angulo Brenes .................................................... 43 Introducción ............................................................. 43 1. Surgimiento del movimiento de los desocupados .... 46 2. Las estrategias de lucha de los desocupados y su relación con la UGT ............................................. 51 3. El surgimiento del PCCR y su influencia en el movimiento de desocupados .................................. 55 4. Las reacciones del gobierno .................................. 62 Conclusión ................................................................ 64 x David Díaz Arias Capítulo 3 La reorganización del Partido Vanguardia Popular y su paso a la clandestinidad 1948-1950 Sofía Cortés Sequeira .................................................... 67 Introducción ............................................................. 67 1. La derrota militar del PVP, 1947-1948 ................. 69 2. Clandestinidad y reorganización del PVP, 1948-1949 ................................................................ 81 3. La expectativa del retorno de Mora ....................... 100 Conclusión ................................................................ 109 Capítulo 4 La invención de la socialdemocracia costarricense y de su caudillo, 1948-1952 David Díaz Arias .......................................................... 113 Introducción ............................................................. 113 1. Los muchachos socialdemócratas y la invención de la “revolución” ..................................................... 115 2. La producción de la Constitución Política y los límites del poder “revolucionario” ............................ 129 3. El final de “la revolución” .................................... 141 4. Liberación Nacional y su caudillo ......................... 147 Conclusión ................................................................ 153 Capítulo 5 De la buena vecindad al círculo viviente: modelos de comunicación empresarial transnacional de la United Fruit Company en Centroamérica (1939-1962) Luis Antonio Conejo Barboza ........................................ 155 Introducción ............................................................. 155 1. La United Fruit Company en la historia estadounidense y centroamericana ........................... 156 2. Un modelo de comunicación para un nuevo contexto global, 1939-1945 ...................................... 160 Índice xi 3. El modelo asimétrico bidireccional responde al nacionalismo y el comunismo: 1945-1962 ................ 178 Conclusión ................................................................ 185 Capítulo 6 Intelectuales bajo asedio: la Guerra Fría cultural y la Fundación Ford en la Universidad de Costa Rica (1954-1975) Randall Chaves Zamora ............................................... 189 Introducción ............................................................. 189 1. La Guerra Fría cultural ......................................... 191 2. La Fundación Ford ............................................... 196 3. La Universidad de Costa Rica ............................... 202 4. Las Ciencias Sociales ........................................... 206 Conclusión ................................................................ 216 Capítulo 7 La apertura de la embajada soviética en Costa Rica y la reacción anticomunista, 1970-1972 Esteban Fernández Morera ........................................... 221 Introducción ............................................................. 221 1. Café, détente y secretismo ..................................... 222 2. “Costa Rica Primero”: El anticomunismo patriótico .... 230 3. “¡Dios! ¡Patria! ¡Pueblo!”: la religionización de la campaña antisoviética ........................................... 239 Conclusión ................................................................ 247 Capítulo 8 Fuego y hielo: representaciones de la Guerra Fría en la literatura costarricense Mariela Mata Li ........................................................... 249 Introducción ............................................................. 249 1. Literatura costarricense durante la Guerra Fría ...... 251 xii David Díaz Arias 2. Antecedentes: La caída del águila (1920) de Carlos Gagini ....................................................... 254 3. Generación del Repertorio Americano: El grano de oro y el peón (1933) de Carmen Lyra .................... 259 4. Generación de los 40 y realismo social: Juan Varela (1939) de Adolfo Herrera García.................... 262 5. Inicio de las novelas posnacionales: Los leños vivientes (1962) de Fabián Dobles ............................. 267 6. Tránsito hacia la nueva novela histórica: Cachaza (1977) de Virgilio Mora .............................. 273 7. La posmodernidad: Gulliver dormido (1985) de Samuel Rovinski .................................................. 279 Conclusión ................................................................ 284 Capítulo 9 Una batalla peligrosa: la imagen política de Costa Rica en el exterior durante la última etapa de la Guerra Fría, 1980-1986 Ana Lucía Barboza Hernández ...................................... 289 Introducción ............................................................. 289 1. La imagen de Costa Rica en el exterior ................. 290 2. Costa Rica, ¿una nación agresora? ....................... 297 3. La cruzada diplomática ......................................... 307 Conclusión ................................................................ 319 Epílogo El bien común .............................................................. 321 Acerca de las autoras y los autores .............................. 331 “Contrarrevolucionarios burgueses y saboteadores de la patria del socialismo”... 1 Capítulo 1: “Contrarrevolucionarios burgueses y saboteadores de la patria del socialismo”: la producción política del anti-Trotskismo en Costa Rica (1928-1940) Pablo Quirós Solís Introducción Luego de la primera huelga masiva de 1920 por las jornadas de ocho horas, las ideas sobre el comunismo en- contraron una tierra para crecer en Costa Rica, a pesar de tener una importante trayectoria de movimientos anar- quistas desde inicios del siglo XX; pero no fue sino hasta 1931 cuando se fundó el Partido Comunista de Costa Rica (PCCR). A nivel internacional, durante las décadas de 1920 y 1930, el movimiento comunista mundial tuvo considera- bles enfrentamientos y escisiones que generaron diferentes grupos de oposición, dentro y fuera de Rusia. Este capítulo se ocupa de comprender cómo este debate internacional llegó a Costa Rica, y analiza también cómo la oposición al estalinismo se manifestó por primera vez en América Latina. El primer apartado estudia este punto: ¿de qué manera las disputas entre el estalinismo y la oposición de izquierda tuvieron sus ecos en algunos países del conti- nente, y por qué se redujeron a su variante trotskista? El caso costarricense está en sintonía con los demás países del área: muchos jóvenes militantes no comprendían cabalmente de 2 Pablo Quirós Solís qué se trataban estos enfrentamientos. El segundo apartado se ocupa de responder esta pregunta: ¿cuál fue el proceso por medio del cual estos militantes comunistas, simpatizan- tes de Trotsky, se convirtieron en sus principales enemigos hacia finales de la década de 1930? La reconstrucción de estos procesos, de las disputas internacionales entre la oposición y el estalinismo, y luego de cómo estos enfrenta- mientos ocurrieron en un país como Costa Rica, se realiza a través de los archivos del Comintern, prensa partidaria (para el caso costarricense el diario Trabajo), y prensa na- cional. También, se utilizan memorias de exmilitantes del PCCR, que dan testimonio de estos cambios. La Revolución rusa (RR) fue considerada como el evento más importante del siglo XX por historiadores como Edward Carr1, ya que modificó la geopolítica mundial al plantear la necesidad de un cambio profundo en el sistema de produc- ción imperante: el capitalismo. El estallido de una revolución comunista en Rusia, un país considerado periférico y atra- sado, replanteó la interpretación ideada por Karl Marx de que esta debía suceder en un país industrializado. Desde el momento de su factibilidad material, la RR tuvo que depender de su expansión mundial, en especial en Europa Central. Su sobrevivencia se vinculó con el éxito de la re- volución mundial; el Comintern, fundado en 1919, tenía la misión de hacer posible esa meta. Desde sus primeros años, la revolución fue apoyada por grupos anarquistas, socia- listas y comunistas de todo el mundo, que promovieron la idea de los Consejos Obreros. En São Paulo, Brasil, luego de una huelga masiva en 1917, se formó la “Comuna de São Paulo”, mientras que, en Argentina, el periódico La Nación 1 Edward Hallett Carr, La revolucion rusa: de Lenin a Stalin, 1917-1929 (Madrid: Alianza Editorial, 1997), 11. “Contrarrevolucionarios burgueses y saboteadores de la patria del socialismo”... 3 de enero de 1919 anunció la detención de los cabecillas del llamado “soviet de la República Argentina”2. Algunos historiadores, como Sheila Fitzpatrick3 o Figes4, cuestionan el hecho mismo de que este poder haya sido ocupado realmente por los Consejos Obreros, poniendo en duda esto por el control que ejercía, según sus criterios, el Partido Bolchevique. Por otro lado, otros historiadores, como Pierre Broué5 o el mismo Carr6, pero también actores del proceso como Víctor Serge7 y León Trotsky8, así como grupos políticos de oposición que surgieron durante las décadas de 1920 y 1930, como la oposición trotskista o la izquierda comunista alemana, holandesa e italiana, vieron este proceso como una contrarrevolución: una degeneración paulatina de la Revolución Mundial que llegó a su total ne- gación en 1928, con el triunfo del “socialismo en un solo país”. Este proceso de transformación se realizó a través de una bolchevización en primera instancia del Soviet, y su posterior estalinización. Para los anarquistas que apoyaron la RR y para los grupos de oposición, hay un acontecimiento que marcó un parteaguas en el movimiento: la Rebelión de Kronstadt de 1921. El Ejército Rojo masacró a los sublevados que 2 Roberto Pittaluga, Soviets en Buenos Aires. La izquierda de la Argentina ante la revolución Rusa (Buenos Aires: Prometeo Libros, 2015), 30. 3 Sheila Fitzpatrick, La revolución rusa (Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 2005). 4 Orlando Figes, La revolución rusa (1891-1924). Tragedia de un pueblo (Barcelona: Edhasa, 2014). 5 Pierre Broué, Histoire de l’Internationale communiste. 1919-1943 (Paris: Fayard, 1997); Pierre Broué, Comunistas contra Stalin. Masacre de una generación (Málaga: Editorial Sepha, 2008). 6 Carr, La revolucion rusa: de Lenin a Stalin, 1917-1929. 7 Víctor Serge, From Lenin to Stalin (New York: Pathfinder Press, 1999); Víctor Serge, El destino de una revolución (Barcelona: Los Libros de la Frontera, 2010). 8 León Trotsky, La revolución traicionada. ¿Qué es y adónde va la URSS? (Madrid: Fundación Federico Engels, 2001). 4 Pablo Quirós Solís incluían un gran número de militantes anarquistas. Las cifras rondan las tres mil bajas entre los insurgentes, y diez mil bajas en el Ejército Rojo. Para los comunistas li- bertarios, como Víctor Serge, ese evento marcó un punto decisivo en el giro de la revolución porque, por primera vez, el Partido Bolchevique mintió sobre lo acontecido en ese lugar. El segundo hecho de importancia en esta dege- neración fue la muerte de Lenin, cuando en el seno del Partido Bolchevique se discutió su legado: por primera vez aparecieron los conceptos de “leninismo” y “trotskismo”. Este debate, que se desarrolló entre el otoño de 1924 hasta inicios de 19269, culminó con el triunfo del “socialismo en un solo país”, tesis defendida por Stalin, contra el argu- mento de la “Revolución Permanente” de Trotsky. Con el triunfo definitivo de Stalin en el Partido Bol- chevique en 1928 se inició un proceso de estalinización que afectó el Comintern. Ahora no se trataba del fomento de la RM, sino de la defensa de la URSS: “la patria del so- cialismo”. El imperialismo soviético apareció en la escena mundial sobre miles de muertos en el campo, cuando se impulsó la industrialización y colectivización forzosa con el primer plan quinquenal de 1929. El proceso de indus- trialización estatizó las fábricas y privilegió la producción hierro y acero10. Muchas de estas ideas de la colectiviza- ción e industrialización eran originarias de la Oposición de Izquierda que había luchado contra la Nueva Política Eco- nómica (NEP) algunos años antes, paradójicamente, luego de su total expulsión de Rusia, el Partido Bolchevique las adoptó y las ejecutó con especial violencia. 9 Giuliano Procacci, “I. La discusión sobre la Revolución Permanente”, en El gran debate (1924-1926). I. La revolución permanente, trad. Carlos Echagüe, vol. 1, 2 vols. (Madrid: Siglo XXI de España, 2015), 7–19. 10 María Dolores Béjar, Historia del siglo XX. Europa, América, Asia, África y Oceanía (Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 2011), 142. “Contrarrevolucionarios burgueses y saboteadores de la patria del socialismo”... 5 También 1929 fue el año que comenzaron las primeras purgas. En el campo se persiguió a los kulaks –antiguos campesinos ricos– y en las ciudades a los trabajadores espe- cializados acusándolos de burgueses y pequeño-burgueses saboteadores. Estos últimos fueron procesados en juicios públicos y fueron el principal antecedente a los juicios de Moscú de la década siguiente, ya que casi la totalidad de los acusados se confesaron culpables y dieron detalles de sus supuestas actividades clandestinas11. Este primer teatro fue reflejado en un documental, dirigido por el ucraniano Sergei Loznitsa, llamado The Trial12 que recuperó las imá- genes inéditas de archivo donde se evidencia la farsa de los procesos judiciales, cuando se les acusó de participar en un golpe de Estado, apoyado por el primer ministro francés Raymond Poincaré. De hecho, el mismo Trotsky, en 1930, no vio la dimensión de estos sucesos, ya que compartía la idea de la presencia de “saboteadores” en la Comisión de Planificación Estatal, como lo muestra un artículo de noviembre de 1930 sobre estos procesos13. El terror volvió a adquirir un nuevo impulso con la llegada de Adolf Hitler al poder en Alemania en enero de 1933 y a partir del asesinado de Sergey Kirov en diciembre de 1934. Según Stalin, este último acontecimiento era prueba irre- futable de la existencia de una conspiración interna contra el Estado Soviético14. Entre 1936 y 1938 se desarrollaron tres juicios mediáticos que llevaron a la muerte y al exilio 11 Fitzpatrick, La revolución rusa, 156. 12 Sergei Loznitsa, The Trial (ПРОЦЕСС) (Moscow, 1930) (Netherlands: Sergei Loznitsa / Atoms & Void, Maria Choustova / Atoms & Void, 2018), https:// vimeo.com/ondemand/thetrial/288085587. 13 León Trotsky, “¿Qué nos enseña el juicio a los saboteadores?”, CEIP León Trotsky, noviembre de 1930, https://ceip.org.ar/Que-nos-ensena-el-juicio- a-los-saboteadores. 14 Béjar, Historia del siglo XX. Europa, América, Asia, África y Oceanía, 143. 6 Pablo Quirós Solís de personajes como Zinóviev, Kámenev, Rádek o Bujarin, acusados de ser terroristas, trotskistas o agentes nazis. Se estima que en entre de 1937 y 1938 fueron fusiladas 681.692 personas por supuestos crímenes contra el Estado15. Ahora bien, ¿cuál fue la relación entre el triunfo de Stalin y el Comintern? Es imposible no desligar la política interna del Partido Bolchevique con la lucha contra “desviaciones de derecha e izquierda” y el nuevo giro ultraizquierdista del Comintern. En el llamado “Tercer Periodo” (1928-33) –cuando precisamente iniciaba la colectivización del campo y la industrialización, junto a las primeras purgas en Rusia– se adoptó la tesis de que inició una “crisis final del capitalis- mo”. Este nuevo giro también implicó una guerra contra la socialdemocracia apodada como la “socialfascista”16. En realidad, la degeneración del Comintern había em- pezado varios años antes, desde la llegada de las delega- ciones del Partido Comunista Obrero de Alemania (KAPD) al II Congreso en 1920. Lenin escribió un texto llamado “La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunis- mo”17, al cual respondió Gorter con uno titulado “Carta abierta al camarada Lenin”18. El centro de la polémica era que Lenin sostenía que el proletariado europeo tenía que desarrollar “su propia experiencia”, mientras que el KAPD y Gorter pensaban que esta “receta táctica” de permitir alianzas con la socialdemocracia y los sindicatos, así como la participación parlamentaria, era un claro giro 15 Orlando Figes, Los que susurran. La represión en la Rusia de Stalin. (Barcelona: Edhasa, 2009), 340. 16 Kevin McDermott y Jeremy Agnew, The Comintern: A History of International Communism from Lenin to Stalin (Basingstoke: Macmillan, 1996), 98–119. 17 Vladimir I. Lenin, La enfermedad infatil del “izquierdismo” en el comunismo (Madrid: Fundación Federico Engels, 1998). 18 Herman Gorter, “Carta abierta al camarada Lenin”, Marxists Internet Archive, 1920, https://www.marxists.org/espanol/gorter/1920/carta-abierta.htm. “Contrarrevolucionarios burgueses y saboteadores de la patria del socialismo”... 7 oportunista del Comintern. Para el KAPD, esto representaba concesiones en búsqueda de resultados inmediatos, con- trario a la postura que ellos tenían de que la alianza con la socialdemócracia, la que había votado los créditos de guerra para la carnicería mundial, era algo totalmente in- concebible, y representaba una traición. Por eso el “giro izquierdista” del Comintern en reali- dad no fue algo inesperado, de hecho, en 1933, cuando esta política dio como resultado un total fracaso con la llegada de Hitler al poder, la alianza con la socialdemocracia y las burguesías nacionales fueron vistas por este aparato estali- nista como “positivas”, inaugurando así el nuevo giro de los “Frentes Populares” contra el fascismo. No sería apropiado entender este proceso de estaliniza- ción como simples errores tácticos de los estalinistas. Los trotskistas analizaron este periodo bajo el argumento de la “burocratización”, pues aún consideraban al Estado sovié- tico como proletario. Por otro lado, la izquierda comunista holandesa, alemana e italiana analizan este periodo de la década de 1920, como un paulatino camino oportunista del Comintern hasta la total negación de sus objetivos iniciales: la Revolución Mundial. Desde el II Congreso, el Comintern había ido traicionando principios internacionalistas como el apoyo que dio al parlamentarismo y la liberación nacional; con la idea de la “autodeterminación de las naciones” que tanto combatió Rosa Luxemburgo a Lenin. Para los comu- nistas como Pannekoek, Luxemburgo y los espartaquistas, el parlamentarismo era un método caduco, la aparición de “los Soviets” –los Consejos Obreros– marcó un hito histó- rico para la organización del proletariado. Las alianzas con la socialdemocracia –que había participado en la Primera Guerra Mundial– era algo totalmente inaceptable. Para los comunistas y anarquistas internacionalistas, la traición al movimiento obrero de la socialdemocracia no tenía prece- dentes, habían cruzado ya a la acera de enfrente. 8 Pablo Quirós Solís Ya en la década de 1930, hay una clara separación entre el trotskismo y la izquierda comunista en torno al significado de la RR. El argumento de la “burocratización” de los trots- kistas se basaba en la idea de que la URSS se había conver- tido en un Estado obrero “degenerado” por la burocracia, por lo que, derrocándola, se recuperaría la revolución. Para la izquierda comunista, la degeneración del partido bol- chevique, que había absorbido a los Soviets, y que había perseguido a los opositores, era muestra del triunfo de una contrarrevolución sin precedentes. Se había convertido en un aparato policial que aniquilaba a sus detractores, y que rendía culto a las figuras importantes entre la jerarquía de poder, que nacionalizaba las industrias y que establecía una clara separación de clase con los trabajadores. La explota- ción que antes hacían las empresas privadas, ahora la rea- lizaban los monopolios estatales. Se había transformado en un capitalismo de estado, de la misma forma que los estados fascistas y nazis de la década de 1930. También Rusia se convirtió en un estado policial, como demostró el historiador Pierre Broué y como testimonia- ron algunos disidentes comunistas como Ante Ciliga19 o Víctor Serge20. El estalinismo creó lo que Broué llamó “la policía de los policías”: el servicio secreto, una extensión de la GPU que respondía directamente a Stalin21. Este aparato fue fundamental para tener un control sobre sus dirigentes, tanto a nivel nacional, como también en el ex- terior, a través del Departamento de Enlace Internacional (OMS por sus siglas en ruso), como probó el historiador N.E. Rosenfeldt. Según el militante indio, fundador del 19 Ante Ciliga, En el país de la mentira desconcertante. Diez años tras el telón de acero (¡Salud, proletarios!, 2018). 20 Víctor Serge, Memorias de un revolucionario, ed. Jean Rière, trad. Tomás Segovia (Madrid: Veintisiete Letras, 2011). 21 Broué, Histoire de l’Internationale communiste. 1919-1943, 603. “Contrarrevolucionarios burgueses y saboteadores de la patria del socialismo”... 9 Partido Comunista Mexicano, M.N. Roy, la OMS era aún más poderosa que el propio ejecutivo del Comintern22, lo que significa que, a partir de la década de 1930, había un total control sobre las actividades del Comintern por parte del poder estalinista, a través del servicio secreto. Esta red internacional de agentes secretos se extendió en práctica- mente todos los lugares donde el Comintern tenía influen- cia. En América Latina, se menciona a Fabio Grobart en Cuba, a Ricardo A. Martínez en Venezuela, a Farabundo Martí en El Salvador, a Tina Modotti en México, o el si- niestro Vittorio Vidali también en México23. Este último, implicado en la desaparición y asesinato de Andreu Nin del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) en España. La función de un agente es actuar a espaldas de los militantes y las organizaciones a las que pertenecen, enviar informes a sus jefes del servicio secreto, y acatar acciones al margen de lo visible. Es probable que muchos de estos agentes hayan pasado desapercibidos. Este apa- rato policial tenía cerca de cinco millones de prisioneros en 1935, un total de un millón de asesinados en toda la década, con una tasa de muerte que pasó de 20.000 por año en 1930, a 350.000 por año en 193724. Ante la contundente evidencia del terror estalinista, algunos trotskistas dejaron la tesis del “Estado obrero de- generado”. Los dos casos más emblemáticos fueron el de C.L.R. James –autor del famoso libro The Black Jacobins – que, junto a Raya Dunayevskaya rompieron con el trotskis- mo a finales de la década de 1940 a lo interno del Socialist Workers Party. Formaron la tendencia Johnson–Forest para defender la idea de Rusia es un capitalismo de estado, 22 Broué, Histoire de l’Internationale communiste ., 604. 23 Broué, Histoire de l’Internationale communiste., 617-618. 24 Neil Faulkner, A Radical History of the World (London: Pluto Press, 2018), 351. 10 Pablo Quirós Solís rompiendo con la visión del “estado obrero degenerado”. Publicaron sus convicciones en un libro llamado State Capitalism & World Revolution publicado en 1950. El se- gundo caso es el de la compañera de León Trotsky. En una carta de 1951, denunció a los trotskistas que seguían defen- diendo al supuesto estado obrero, afirmando que “cualquie- ra que defienda ese régimen de bárbara opresión abandona, independientemente de sus motivos, los principios del so- cialismo y del internacionalismo.”25 Para los comunistas que habían roto con el Comintern desde la década de 1920, y los grupos de la Izquierda Comunista que surgieron en los años posteriores, como la Fracción de Izquierda del Partido Comunista de Italia en la década de 1930, Rusia y el Comintern habían sido com- pletamente estalinizados desde 1927. Los cambios de orien- taciones en el Comintern, como la de los Frentes Populares (1934-1939) eran medidas que obedecían al interés de esta nueva casta de explotadores que se formaron con la aniquilación de la oposición. La nueva política de Frentes Populares contra el fascismo buscó alianzas con sectores de la burguesía y la pequeña burguesía junto a una defensa limitada de la democracia burguesa, para volver, de manera oportunista, a ganar terreno de influencia. El fascismo, y su contraparte, el antifascismo, permitió esta transición, y dio legitimidad a las acciones del Comintern. El interés del Comintern en América Latina surgió du- rante la consolidación del estalinismo a finales de la década de 1920, durante la tesis del Comintern de “estabiliza- ción del capitalismo” (1924-1928). Muchos historiadores llaman a este giro como el “descubrimiento de América”. 25 Natalia Sedova, “Carta de ruptura con la IV Internacional”, Marxists Internet Archive, 1951, https://www.marxists.org/espanol/sedova/1951/mayo09.htm. “Contrarrevolucionarios burgueses y saboteadores de la patria del socialismo”... 11 Caballero26 y Herman27 lo fechan entre 1927 y 1928, luego de una serie de conferencias en Moscú, mientras que Staklo28 señala que ya para 1925 existía un interés por esta región del mundo. Esto implicó el establecimiento de burós en América Latina que llevarían a cabo las tareas políticas que giraron en torno a la lucha antiimperialista: se pensaba que una forma de desestabilizar los centros ca- pitalistas era a través de la promoción del movimiento de liberación nacional en las colonias y semi-colonias, mien- tras que, en el tercer periodo, la respuesta sería erradicar toda influencia de la socialdemocracia. La lectura sobre la situación colonial que hizo el Comintern surgió de las viejas tesis de Lenin que defen- dían la existencia de países opresores imperialistas y países agredidos controlados por el capital. En 1924 se fundó la Liga Antiimperialista de las Américas (LADLA) que tuvo una importante influencia en Centroamérica, sobre todo en el movimiento de Sandino en Nicaragua junto al aprismo; sin embargo, se considera que su influencia mermó en la década de 193029. Otra institución creada por el Comintern para tener contacto con el movimiento sindical fue la Internacional Sindical Roja (ISR) (1921-1937), la cual tuvo influencia en Costa Rica, ya que la Unión General de 26 Manuel Caballero, Latin America and the Comintern. 1919-1943 (Cambridge: Cambridge University Press, 1986), 65–75. 27 Donald Louis Herman, “The Comintern and the development of communism in Mexico” (Doctor of Philosophy, Ann Arbor, University of Michigan, 1964), 154–72. 28 Vadim A. Staklo, “Harnessing Revolution: The Communist International in Central America, 1929-1935” (Doctor en Filosofía, Pittsburgh, University of Pittsburgh, 2001), 34. 29 David Mayer y Jean-Léon Muller, “À la fois influente et marginale: l’Internationale communiste et l’Amérique latine”, Monde(s) 10, núm. 2 (2016): 120–21, https://doi.org/10.3917/mond1.162.0109. 12 Pablo Quirós Solís Trabajadores (UGT) se adhirió a ella el 5 de agosto de 193030; esta organización surgió en el contexto de la profunda crisis económica que azotó al mundo, y a este país en par- ticular, según Samper, entre 1928 y 193231. La CGT llevó a cabo una lucha de “los sin trabajo” meses antes de la fundación del PCCR en junio de 1931. De hecho, esta or- ganización convocó a un mitin en noviembre de 1930, para celebrar el 13 aniversario de la RR32, lo que parece indicar que existía un ligamen con el Comintern a través de la ISR. Otro elemento no marginal que podría hablar de la presen- cia de agentes del Comintern en 1931 fue la expulsión de “dos extranjeros indeseables”,33 apresados y expulsados en el mismo mes que se fundó el PCCR. El Comintern estalinista ejerció influencia en los jó- venes partidos comunistas que aparecieron a finales de la década de 1920 y durante la de 1930. Sin embargo, sus orientaciones no siempre fueron acatadas al pie de la letra, ya que, ante el contexto nacional, sus ideas parecían no te- ner sentido. Dentro y fuera de los partidos comunistas, tam- bién aparecieron simpatizantes trotskistas que no entendían la campaña anti-trotskista impulsada por el Comintern. 30 Ana María Botey Sobrado y Rodolfo Cisneros Castro, “La fundación del Partido Comunista de Costa Rica. 1931.” (Tesis de Licenciatura en Historia, Ciudad Universitaria Rodrigo Facio, Universidad de Costa Rica, 1981), 188. 31 Mario Samper Kutschbach, “Evolución de la estructura socio-ocupacional costarricense: Labradores, ar tesanos y jornaleros 1864-1935” (Tesis de Licenciatura en Historia, Ciudad Universitaria Rodrigo Facio, Universidad de Costa Rica, 1979), 335. 32 Botey Sobrado y Cisneros Castro, “La fundación del Partido Comunista de Costa Rica. 1931.”, 188. 33 “LA PROPAGANDA COMUNISTA CONTINUA ACTUALMENTE”, Diario de Costa Rica, 02-06-1931, 2. “Contrarrevolucionarios burgueses y saboteadores de la patria del socialismo”... 13 1. El Comintern estalinista contra la oposición en América Latina (1928-1938) Con el triunfo definitivo de Stalin en el Partido Comunista de Rusia (PCR) y el control policial del Comintern por sus agentes, las tácticas que se derivaron del Tercer Periodo empiezan a tener eco en los partidos comunistas de América Latina. Antes de 1928, el Partido Comunista de México (PCM) tenía relaciones abiertas con organizaciones obreras no comunistas. Con el cambio de periodo se rompen por completo. Para esto, se crearon organismos controlados por los comunistas que buscaban destruir las organi- zaciones no comunistas para ser absorbidas por ellos. En enero de 1929 se fundó en México la Confederación Sindical Unitaria de México (CSUM), con el fin de destruir la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM) y la Confederación General del Trabajo. Esto es lo que el Comintern identificó como “Frentes Unidos desde abajo”34. Este mismo fenómeno apareció también tempranamente en el Partido Comunista de El Salvador (PCES), que buscó des- truir la Federación Regional de Trabajadores Salvadoreños (FRTS) en 1930, suscitando una división a lo interno de esta, y realizando toda una campaña de campo para poder tomar el poder en el VI Congreso35. Esta actitud hostil también se dirigió a organizaciones so- cialistas, comunistas y anarquistas que fueron críticas de la evolución de la Revolución Rusa durante la década de 1920. Estas minorías de izquierda aparecieron no solo Rusia, sino también en Europa y América. La más conocida, 34 Herman, “The Comintern and the development of communism in Mexico”, 173–74. 35 Pablo Andrés Quirós Solís, Antes y después del estalinismo en Costa Rica. Instituciones transnacionales antiimperialistas (1926-1934), Avances de Investigación (San José: Centro de Investigaciones Históricas de América Central, 2021), 10. 14 Pablo Quirós Solís que tuvo una notoria presencia durante la década de 1930, fue la llamada “Oposición de Izquierda” de Trotsky. Esta opo- sición se convierte, diez años después, en el trotskismo mo- derno. Aunque muchos han afirmado que el trotskismo surgió durante los debates del Partido Bolchevique sobre el leni- nismo entre 1924 y 1926, en los que participaron Trotsky, Bujarín, Zinóviev, Kamenev, Stalin, y otros como Bela Kun o Kuusinen, lo cierto es que lo que en esta época se llamó “trotskismo” era lo que Stalin, Zinóviev y otros constru- yeron: una serie de “errores” de Trotsky de la época de revolución, y una serie de achaques y polémicas de la mis- ma época, que, a criterio de sus críticos, derivaban en las concepciones de Trotsky. Ya desde 1925 Zinóviev, junto a otros, pedía la expulsión de Trotsky36. La condena contra el “trotskismo” terminó en ese mismo año sin la expulsión de Trotsky, pero sí con su aislamiento político hasta 1928. No toda la izquierda que reaccionó ante la degeneración de la revolución compartió la defensa de Trotsky y las pos- turas de la Oposición de Izquierda. Dentro de Rusia, había un gran número de comunistas de extrema izquierda, que no eran trotskistas, e inclusive, fueron críticos hasta del mismo Lenin antes de su muerte en 1924. El testimonio de Ante Ciliga es fundamental para comprender la complejidad de los opositores de izquierda en Rusia. El grupo de “centralismo democrático” compuesto por vie- jos bolcheviques, estaba en contra de lo que llamaron “cen- tralismo burocrático del Comité Central” de Lenin. No eran anti-leninistas, pero les parecía que el Comité Central había adquirido un poder excesivo; defendían las tesis expuestas en el texto de Lenin “El Estado y la Revolución”37. Otro sector 36 Guiliano Procacci, "I. La discusión sobre la Revolución Permanente", El gran debate (1924.1926). I. La revolución permanente, 99. 37 Ciliga, En el país de la mentira desconcertante. Diez años tras el telón de acero, 324–25. “Contrarrevolucionarios burgueses y saboteadores de la patria del socialismo”... 15 de oposición que se llamó “Oposición Obrera” surgió en 1920 y apareció cuando se defendió la tesis del partido único, a la que ese grupo se opuso. El ala izquierda de este se organizó en 1922 bajo el nombre de “Grupo Obrero”, liderado por el comunista Miasnikov. Esta facción también era de la “vieja guardia” de la revolución, y se opuso a la “dictadura del par- tido” y a la estatización de las fábricas, pues consideraban que eran los trabajadores los que tenían que organizar la pro- ducción y no los burócratas del partido. Es decir, se oponían al control del partido sobre los soviets; de hecho, propusieron que los obreros “deberían tener el derecho de retirar del po- der a cualquier partido, incluyendo al Partido Comunista, si estimaba que esta organización no defendía sus intereses”38. Miasnikov fue detenido y torturado en 1923; se pudo es- capar hacia Armenia en 1928, hasta llegar a Turquía. Gracias a una campaña de solidaridad de Karl Korsh y el grupo de “Comunistas Obreros” en Francia en 1929, formado por migrantes italianos de la fracción de izquierda del Partido Comunista de Italia (PCI), se logró que Miasnikov pudiera entrar en Francia39. También la vida de Víctor Serge fue sal- vada por enormes campañas internacionales, entre 1934 y 193540. El mismo Romain Rolland, que simpatizaba con el régimen estalinista, solicitó a Stalin la salida de Serge, la cual fue otorgada ante la presión internacional41. Las posiciones del “Grupo Obrero”, opuestas a Trotsky y al mismo Lenin, que tenían críticas sobre cómo el Partido Bolchevique había absorbido a los soviets y había reprimido a la clase obrera en Kronstadt e ilegalizado toda la oposi- ción, no eran muy distintas a la oposición fuera de Rusia. 38 Ciliga, En el país de la mentira desconcertante, 328-29. 39 Philippe Bourrinet, La Gauche Communiste d’Italie (Bruxelles: CCI, 1991), 53–55. 40 Serge, Memorias de un revolucionario, 384–85. 41 Serge, Memorias de un revolucionario, 386. 16 Pablo Quirós Solís Las ideas del “Grupo Obrero” concordaban en cinco puntos fundamentales con los “Comunistas Obreros” de Francia: (1) crítica a la participación electoral, la cual había sido superada por los consejos obreros de 1905 y 1917; (2) crí- tica a la defensa de los movimientos nacionales, retomando la crítica de Rosa Luxemburgo a Lenin sobre la cuestión nacional, ya que la burguesía “progresista” nacional era una creación artificial del imperialismo; (3) crítica al sin- dicalismo, primero por la imposibilidad de la constitución de organismos permanentes, pero, sobre todo, porque la for- ma de poder del proletariado eran los consejos obreros; (4) una visión en donde el partido comunista tenía una función educacional; es decir, su labor consistía en educar a la cla- se obrera, para que pudiera desarrollar su conciencia para la creación de consejos obreros, y, finalmente, (5) un primer balance de la Revolución Rusa: primero, que la revolución solo era factible en el plano internacional; segundo, la dictadura del proletariado era la dictadura de los consejos obreros, y no la del partido42. La izquierda comunista que surgió en la década de 1930 fuera de Rusia compartía en mayor o menor medida estos cinco puntos, mientras que la Oposición trotskista solamente se adhería al punto 5; pero tenían una no- ción distinta sobre la función del partido, pues para los trotskistas el problema de la “burocratrización” tenía sus raíces en una crisis histórica de “dirección”. Es decir, el problema no radicaba en la forma en cómo el partido bol- chevique absorbió el poder de los soviets, convirtiéndose en un capitalismo de Estado, sino, en que consistió en un problema de los dirigentes lo que llevó a la degeneración “burocrática”. Estas ideas, irreconocibles entre las distin- tas corrientes de oposición, fueron las bases del total fraca- so de que la “Oposición Internacional de Izquierda” (OII), 42 Bourrinet, La Gauche Communiste d’Italie, 55–60. “Contrarrevolucionarios burgueses y saboteadores de la patria del socialismo”... 17 creada 1930, fuera realmente una internacional de oposición. En realidad, era la unificación de la Oposición de Izquierda fuera de Rusia. De hecho, la fracción de izquierda del Partido Comunista de Italia, que surgió durante la déca- da de 1930, intentó debatir con la OII sobre la naturale- za del Estado Soviético; fue excluida de la Conferencia Internacional de 1930, según esta fracción, por una se- rie de “maniobras”43. Por tanto, la OII terminó siendo la oposición trotskista fuera de Rusia, a pesar de tener el calificativo de “internacional”. La mayoría de los historiadores trotskistas escon- den la realidad de la oposición comunista. Por ejemplo, Schelchkov llega a afirmar que “los movimientos comu- nistas de disidencia (...) coincidieron monolíticamente en la crítica de Trotsky a la burocratización”44, lo cual es totalmente falso. Lo que sí es cierto, es que la oposición trotskista fue la de mayor número y difusión en América Latina en la década de 1930. Muy pocos grupos de oposi- ción comunista no-trotskista, existieron en América Latina. Algunos anarquistas también fueron parte de esta oposi- ción, como se verá más adelante con el caso cubano. Ya desde muy temprano el Comintern empezó su campa- ña contra el trotskismo en América Latina, a través de sus organismos internacionales. En una carta del Secretariado Sudamericano del Comintern (SSAIC) de marzo de 1929 a Ricardo Martínez de la Torre, persona cercana a Mariátegui en Perú, miembro del Comité Central del Partido Socialistas del Perú, se informó sobre el proyecto de un libro, que reuniera “los documentos más importantes de refutación al trotskismo 43 “Vers L’internationale deux et trois quarts…?”, Bilan, noviembre de 1933, 8. 44 Andrey Schelchkov, “La agenda para América Latina del Secretariado Internacional de la Liga Comunista Internacionalista (trotskista)”, Políticas de la Memoria, “Trotskismos latinoamericanos”, núm. 21 (2021): 122, https:// doi.org/10.47195/21.716. 18 Pablo Quirós Solís y demostrando su esencia, menchevique que lo han llevado hoy, prácticamente, al campo de la contrarrevolución.”45 En la misma carta, se respaldaba un artículo de Martínez contra Trotsky publicado en Amauta: “Aspectos de la estabilización capitalista”, publicado en 1929, donde se denunciaba la supuesta campaña de la burguesía contra Stalin, que hacía de Trotsky “una víctima de la violencia personal de un tirano”46. Este proyecto de libro volvió a ser tema en un informe de Astrojildo Pereira Duarte da Silva, uno de los fundadores del Partido Comunista de Brasil, para el SSAIC. El reporte afirmaba que esta publicación tenía como fin “contraatacar la propaganda trotskista en América Latina (...) [y tenía que contener] los documentos más importantes contra los dere- chistas en el PC de los EEUU y en la IC”47. En el Caribe y Centroamérica no fue la excepción. Desde sus primeros años el Buró del Caribe, órgano del Comintern para América Central y el Caribe, inició también su campa- ña. En el segundo número del El Comunista de 1931, perió- dico del Buró, se habla de los trotskistas como apologistas del capitalismo “relegados al basurero de la historia”48. En una carta del Buró hacia los Comités Centrales de los PC del mismo año, hablan de los trotskistas como contrarrevolucio- narios de derecha, “renegados acerca de la imposibilidad de 45 “Carta del SSAIC a Martínez de la Torre”, Comintern: Correspondencia, 29 de marzo de 1929, p. 2. 46 Ricardo Martínez de la Torre, “Aspectos de la estabilización capitalista”, Amauta, febrero-marzo de 1929, 67. 47 Traducción propia. Astrojildo Pereira Duarte da Silva, “Informe de Américo Ledo sobre el Secretariado Sudamericano de la IC”, Comintern: Actas, Informes y Resoluciones, 20 de mayo de 1929, 4. 48 “El XI Pleno de la Internacional Comunista y los Partidos del Caribe”, El Comunista, Buró del Caribe: Circulares y Propaganda, junio de 1931, 1. “Contrarrevolucionarios burgueses y saboteadores de la patria del socialismo”... 19 construir el socialismo en la Unión Soviética”49. Este tipo de acusaciones contra los trotskistas fueron constantes. Solo seis meses después, en febrero de 1932, en un punto dedicado a la “popularización del segundo plan quin- quenal” y contra lo que llamaron “los falsificadores de la historia”, atacaron a Trotsky y lo tacharon de defender una “teoría burguesa” de la imposibilidad del socialismo en un solo país, y afirmaron que el trotskismo se había transfor- mado en “la vanguardia de la contrarrevolución burgue- sa”50. Esta idea volvió a aparecer en otra carta dirigida a los Partidos Comunistas, donde daban instrucciones sobre cómo participar en la celebración del Primero de Mayo51, y en una dedicada a la preparación para el 15º aniversario de la Revolución de Octubre52. También, en las actas del 27 de mayo de 1932, se acordó, en el tercer punto de agenda, promover “la exposición sistemática del rol contrarrevo- lucionario del trotskismo” –según afirman, especialmente en Colombia y México– a lo interno de los CC del Caribe, trasladando esta crítica a la prensa53. La actividad del Buró contra el trotskismo se detuvo por completo durante 1933 y se reactivó en 1934, año con mayor actividad. Los esfuerzos se concentraron en la fuerte 49 “Carta de directivas a los CC sobre el aniversario de la revolución de octubre”, Buró del Caribe: Circulares y Propaganda, 7 de septiembre de 1931, 1. 50 “Carta circular a los CC de los partidos del Caribe sobre la urgente necesidad de movilizar a las masas contra la guerra imperialista en China, por la defensa de la Unión Soviética y de la revolución China, sobre la popularización del segundo plan quinquenal y sobre la necesidad de luchar contra los falsificadores de la historia y del papel mundial del bolchevismo”, Buró del Caribe: Circulares y Propaganda, 12 de febrero de 1932, 6. 51 “Carta sobre el 1ero de Mayo”, Buró del Caribe: Circulares y Propaganda, 4 de marzo de 1932, 1. 52 “Las preparaciones para el 15 aniversario de la Revolución de Octubre”, Buró del Caribe: Circulares y Propaganda, 19 de julio de 1932, 1. 53 “Acta del Buró del Caribe”, Buró del Caribe: Actas e Informes, 27 de mayo de 1932, 1. 20 Pablo Quirós Solís actividad trotskista en México, Cuba y Puerto Rico, y, en menor medida, en Colombia y Panamá. El movimiento estudiantil y obrero cubano había despertado con fuerza durante el primero (1925-1929) y segundo periodo (1929-1933) de Gerardo Machado en el poder. En 1925 la clase obrera cubana organizó la Confederación Nacional Obrera de Cuba (CNOC), pri- mera de carácter nacional; mismo año que se fundó el Partido Comunista Cubano (PCC)54. Luego de la segunda reelección de Machado, en 1929, durante la depresión mundial, los enfrentamientos entre los trabajadores y la burguesía se intensificaron. En 1930, una huelga general de 200.000 trabajadores, organizada por la CNOC, para- lizó al país. El gobierno reprimió las protestas, y cerró las universidades. La huelga se “resolvió” con represión, de- tenciones, asesinatos y torturas55. Esto no impidió que la oposición a Machado creciera día a día. Según Pérez, en 1933 Cuba estaba al borde de la revolución. Esto obligó al imperialismo norteamericano a negociar una salida de Machado a través del embajador Welles en Cuba. En este contexto surgió el trotskismo, que tenía una importante presencia en algunos sindicatos asociados a la CNOC, de la misma forma que los comunistas del PCC. El Partido Bolchevique Leninista (PBL) y los trotskistas informa- ban al Secretariado Internacional (SI) de la Oposición Internacional de Izquierda (OII) y de las actividades trots- kistas en Cuba. En uno de sus informes, afirmaban que el trotskismo había entrado en crisis, y que su militancia había pasado de 600-700 a 400-450 personas56. Parte de 54 Louis A. Pérez, “Capítulo 7. Cuba, c. 1930-1959”, en Historia del Caribe, trad. Magdalena Chocano (Barcelona: Editorial Crítica, 2001), 138. 55 Pérez, “Capítulo 7. Cuba, c. 1930-1959”, 139-40. 56 Schelchkov, “La agenda para América Latina del Secretariado Internacional de la Liga Comunista Internacionalista (trotskista)”, 127. “Contrarrevolucionarios burgueses y saboteadores de la patria del socialismo”... 21 esta crisis respondía a que los estalinistas habían tomado control de la CNOC. Las orientaciones del SI en Cuba fueron ignoradas por el PBL que no veía sentido, ante la realidad de los acontecimientos, en la factibilidad de estas acciones57. Entre las recomendaciones estaban rea- lizar alianzas en un Frente Único con los estalinistas (?!), anarquistas y reformistas, crear juntas revolucionarias en los barrios, y practicar el entrismo en la CNOC para tomar la “dirección” de la Confederación. En una circular a los CC de los Partidos de Caribe de agosto de 1934, el Buró afirmaba que “Trotsky y sus adep- tos vomitan calumnias incesantemente contra la patria del socialismo” porque, en Cuba, los trotskistas defendían la idea de “la ‘teoría’ de la imposibilidad de una revolución en Cuba sin la prioridad de una revolución proletaria en Estados Unidos” y esto los “han puesto definitivamente del lado de la contra-revolución”58. También, orientaron al PCC con su trabajo contra los trotskistas y anarquistas en la CNOC, donde tenían que luchar por la unidad sindical, “a base de una implacable labor de desenmascaramiento de los dirigentes reformistas, trotskistas, tendencias en el seno de las organizaciones afiliadas a la CNOC”59. Según indicaba esta carta, los anarquistas y trotskistas dirigían algunas de esas organizaciones. A la luz de la comunicación entre el SI trotskista y el Buró del Caribe estalinista con los partidos en Cuba, ambos grupos hacían oídos sordos de las recomendaciones sobre las actividades a desarrollar durante 1934. Por un lado, 57 Schelchkov, “La agenda para América Latina del Secretariado Internacional de la Liga Comunista Internacionalista (trotskista)”, 127. 58 “A los CC de los Partidos del Caribe”, Buró del Caribe: Circulares y Propaganda, 3 de agosto de 1934, 4. 59 “Al BP del CC del PCC”, Buró del Caribe: Circulares y Propaganda, 23 de septiembre de 1934, 1. 22 Pablo Quirós Solís los trotskistas rechazaron la orientación de no tener alianzas con el gobierno de Gran San Martín60 que envió el SI, mientras que el PCC no estaba de acuerdo con algunas lí- neas que se mandaron; el Buró tampoco estaba conforme con la posición de algunos militantes sobre el anarquis- mo, y la posición que tomaron con los trotskistas cubanos. La carta decía que en el PCC “no aceptan nuestra crítica sobre la forma ligera con que se ataca a los Trotskistas en Bandera Roja” y tampoco, aceptan la participación con los trotskistas en el “Frente único por arriba con los trotskistas en Santa Clara”61. La política agresiva de los estalinistas contra la oposi- ción no tuvo los efectos esperados en los recién fundados Partidos Comunistas. En Colombia, el Buró afirmaba que no se podía tener “tolerancia a miembros del P. que manifies- tan tendencias trotskistas”62. Con respecto a Puerto Rico, el Secretariado para América del Centro y del Sur (Secysa) escribió al Buró que el Partido Comunista de ese país había sacado en La Gaceta Comunista “un artículo de Trotsky sin ningún comentario”63. En octubre, en una reunión del Buró, se dio la noticia de “la salida del grupo Vergne Ortiz que era secretario del Partido junto con un grupo de 11 individuos, [se] informa que la plataforma adoptada por el grupo Ortiz es esencialmente Trotskista [y que] el mismo Ortiz ha hecho una serie de declaraciones provocadoras en la prensa contra la IC y el P. de PR.”. La reunión indicaba que se debía “escribir un artículo sobre el trotskismo en PR y sobre 60 Schelchkov, “La agenda para América Latina del Secretariado Internacional de la Liga Comunista Internacionalista (trotskista)”, 127. 61 “Reunión del BC”, Buró del Caribe: Actas e Informes, 15 de noviembre de 1934, 1. 62 “Reunión del BC”, Buró del Caribe: Actas e Informes, 27 de marzo de 1934, p. 1. 63 “Al buró del Caribe”, Buró del Caribe: Correspondencia, 19 de abril de 1934, 1. “Contrarrevolucionarios burgueses y saboteadores de la patria del socialismo”... 23 el grupo de Ortiz para el ‘Luchador del Caribe’.”64 El secretario del PCPR resultó ser trotskista. En México también hubo reclamos. En una reunión del Buró donde se abordó un informe sobre el Congreso Nacional Contra la Guerra y el Fascismo, que se celebró en agosto de 1934, se criticó “la apreciación del BP de que fue justo admitir a los trotskistas (...) [y que tenían que discutir] este error desde el punto de vista de la posición contrarre- volucionaria de los trotskistas”; además se reclamó la “falta de una verdadera campaña ideológica del Partido contra estos elementos.”65 En noviembre del mismo año, se afir- maba que en México existía una “confusión sobre el papel de los Trotskistas que están por ‘el menor mal’ apoyando al gobierno bajo la consigna de que el PNR es democrático y progresivo en la cuestión de la ‘educación socialista’.”66 Sin embargo, para el caso mexicano, el PCM sí llevó a cabo una campaña contra el trotskismo en Machete, su órgano oficial. En un artículo con el nombre de “Guerra al trotskismo” de diciembre de 1933, los llamaban la “vanguardia de la contra-revolución burguesa” y que los consideraban como “enemigos de la clase obrera, del movimiento revoluciona- rio y particularmente del Partido Comunista.”67 2. El caso costarricense: de simpatizantes trots- kistas a estalinistas recalcitrantes (1931-1940) En Costa Rica tampoco hubo una campaña abierta contra Trotsky. De hecho, existía simpatía hacia él en el núcleo de 64 “Reunión del BC”, Buró del Caribe: Actas e Informes, 31 de octubre de 1934, 1.1 65 “Reunión del BC”, Buró del Caribe: Actas e Informes, 26 de septiembre de 1934, 1. 66 “Reunión del BC”, Buró del Caribe: Actas e Informes, 3 de noviembre de 1934, 1. 67 Citado en Alejandro Gómez, Rómulo Betancourt y el Partido Comunista de Costa Rica, (1931-1935) (San José, Costa Rica: Editorial Costa Rica, 1994), 149. 24 Pablo Quirós Solís los fundadores del PPCR. En el semanario La Revolución, editado por Manuel Mora Valverde y Ricardo Coto Conde, ambos miembros fundadores del PCCR, publicaron un artí- culo titulado “Hombres que interesan al pueblo: Trotsky”. En este texto, se hablaba del enfrentamiento entre Trotsky y Stalin, pero el argumento era que a “Trotsky no le dieron ningún puesto” luego de la muerte de Lenin en 1924, lo que generó el disgusto de Trotsky, hasta que fue expulsa- do del partido y desterrado. El texto terminaba afirmando que “Trotsky se ha conquistado merecidamente un puesto entre los grandes hombres de la Tierra, y a él le deben las ideas socialistas, uno de sus más vigorosos empujes.”68 Igualmente, Rómulo Betancourt, quien también formó par- te de los primeros miembros del PCCR, era simpatizante de Trotsky. Según el testimonio de Arnoldo Ferreto, cuando Rodolfo Guzmán viajó a la URSS en 1935, Betancourt envío una carta para ser leída en el VII Congreso del Comintern, donde hizo una denuncia de Stalin69. Ese mismo año fue cuando el PCCR se incorporó a la Internacional, por lo que es evidente que dicha carta no se leyó. El trotskismo de Betancourt, según Gómez, provenía de la Agrupación Revolucionaria de Izquierda (ARDI) de Venezuela70, de la que formó parte antes de llegar en exilio a Costa Rica. En una entrevista a Manuel Mora en febrero 1982, se confirmó esta aptitud crítica: “hubo un periodo en que algunos coincidíamos con algunas formas de la inconformidad que sus- tentaba el trotskismo. Por ejemplo, no entendíamos 68 “Hombres que interesan al pueblo: Trotsky”, La Revolución, 22 de marzo de 1930, 2. 69 Arnoldo Ferreto, Vida militante (San José: Editorial Presbere, 1984), 48–49. 70 Gómez, Rómulo Betancourt y el Partido Comunista de Costa Rica, (1931- 1935), 150. “Contrarrevolucionarios burgueses y saboteadores de la patria del socialismo”... 25 las purgas de Stalin. Pero Carmen Lyra, que era una mujer ya madura y que había participado en el Partido Comunista francés y otros que no nos dejábamos arrastrar sólo por el sentimiento, entendíamos una cosa: que no debía confundir a Stalin con la revolución rusa, con la Unión Soviética. Que nuestro deber, a pesar de todos los errores que pudieran cometer los gobernantes, era defender a la revolución rusa y a la Unión Soviética de los ataques del imperialismo. Que la Unión Soviética era el baluarte de la revolución, aunque cometiera errores”.71 En Trabajo, órgano del PCCR, no aparece ninguna re- ferencia negativa hacia Trotsky entre 1931 y 1935. Con la incorporación al Comintern en el VII Congreso de 1935, esta actitud cambió notablemente entre octubre de 1936 y 1938. El 31 de octubre de 1936 se publicó en Trabajo un texto titulado “las extremas no son judías”, en respuesta a un artículo publicado por Joaquín Vargas Coto, que decía que la mayoría de los dirigentes “extremistas” eran judíos, siguiendo el discurso fascista de la época. La repuesta del PCCR para desmentir esto fue la defensa de que ni Stalin, ni Lenin eran judíos, y que además “Stalin, georgiano, ex- pulsó de Rusia a Trotsky, judío.”72 Esta misma “defensa”, que básicamente era desmentir que los líderes estalinistas eran judíos, mientras que los opositores no, volvió a apa- recer en noviembre del mismo año. En un artículo titulado “Lenin no era judío” afirmaban que “Stalin tampoco es ju- dío: es típicamente georgiano. Y gran casualidad: Trotsky, judío, está expulsado de Rusia. Zinovieft y Kameneff, 71 Citado en Gómez, Rómulo Betancourt y el Partido Comunista de Costa Rica, (1931-1935), 151. 72 “Las extremas no son judias”, Trabajo, 31 de octubre de 1936, 1. 26 Pablo Quirós Solís judíos, acaban de ser fusilados.”73 Nuevamente, la defensa de los ataques se tornó antisemita. Ya en febrero de 1937, los ataques contra Trotsky y el trotskismo eran abiertos y directos. Se podría afirmar que, a partir de este año, el PCCR ya era realmente un partido estalinista, donde se hacía culto al supremo líder Stalin, y se reproducía una defensa de la URSS que combatía a la oposición, y propugnaba la defensa de la constitu- ción soviética de 1936 y la “patria” del socialismo. En la editorial de este mes, se respondió a las condenas de los Procesos de Moscú que aparecían en la prensa nacional. En la contestación se asoció el trotskismo al nazismo, y se decía que “el peligro que representa el movimiento trots- kista dentro de Rusia se hace más evidente si se toma en cuenta que sus actividades están relacionadas con la polí- tica y la policía de Hitler”; también hubo acusaciones de “terrorismo”, “además del sabotaje, [pues] los trotskistas rusos han desatado una ola de terrorismo de la cual fue víctima Kirov en el año 34 y de la que acaba de ser víc- tima Dimitri Madachini”74, etc. Todo parece indicar que este “giro” estalinista estuvo vinculado con la llegada de Rodolfo Guzmán de Rusia. En febrero de 1937 se publicó un artículo titulado “¿Qué es y qué ha sido la oposición Trotskista?”, escrito por Guzmán, donde se atacaba a los viejos bolcheviques procesados por Stalin, afirmando que ellos “nunca han sido los fieles amigos y sostenedores de las doctrinas de Lenin (...) que los sucesos actuales en la URSS no tienen como la causa la presencia de Stalin en la dirección del Gobierno Soviético, que la oposición 73 “Lenin no era judío”, Trabajo, 7 de noviembre de 1936, 1. 74 “Editorial: La alharaca de la prensa burguesa sobre las condenas de Moscú”, Trabajo, 6 de febrero de 1937, 1. “Contrarrevolucionarios burgueses y saboteadores de la patria del socialismo”... 27 trotskista, que hoy se endereza contra el estalinismo, se enderezó en otro tiempo contra el leninismo”75. Además de textos propios, como el de Guzmán, también se publicaron artículos de estalinistas de otros lares en de- fensa de la URSS y contra el trotskismo. En marzo de 1937, apareció un artículo titulado “Lo que vi en Moscú”, es- crito por Dudley Collard, miembro del Partido Comunista de Gran Bretaña, quien estuvo presente en los procesos de Moscú. Esta publicación tenía el objetivo de defender la validez de los Procesos de Moscú, que, a criterio de los estalinistas, se habían querido utilizar “como un apartado infame armado expresamente con el fin de desprestigiar a Trotsky”76. Luego, en agosto del mismo año, se publicó un artículo de Sam Darcy, del Partido Comunista de Estados Unidos, en tres entregas, titulado “¿Qué es lo que sucede en la URSS? Los crímenes del trotskismo confabulado con el fascismo puesto al desnudo”77. Según este documento, había evidencia “irrefutable” de que Trotsky estaba alia- do con Hitler en contra la URSS. En otro artículo sobre el fascismo se reforzó esta idea: “los fascistas fomentadores de la guerra se sirven de los traidores y, sobre todo, de los trotskistas para el trabajo subterráneo y de desorganización en las filas del movimiento obrero”78. Esta ofensiva contra la oposición continuó en 1938, en el marco de los procesos de Moscú. Ya para este año, los ar- tículos que circulaban a favor de los procesos eran escritos 75 “Qué es y que ha sido la oposición Trotskista”, Trabajo, 13 de febrero de 1937, 3. 76 Dudley Collard, “Lo que vi en Moscú”, Trabajo, 6 de marzo de 1937, 2. 77 Sam Darcy, “¿Qué es lo que sucede en la URSS? Los crímenes del trotskismo confabulado con el fascismo puesto al desnudo”, Trabajo, 28 de agosto de 1937, 3. 78 Jorge Dimitrov, “El fascismo es la guerra”, Trabajo, 15 de septiembre de 1937, 6. 28 Pablo Quirós Solís por militantes del PCCR, pues casi no hubo reproducciones de textos internacionales. El primero apareció en abril con el título “El castigo a los traidores en la Unión Soviética”, donde se defendía la masacre de los viejos bolcheviques, Zinoviev, Kamanev, Radek, Bujarin y Rykov. Los acusaban de conspiradores, y para ello utilizaban la analogía de la Revolución Francesa para justificar sus “irrefutables” acu- saciones: “¿y Dantón, a pesar de sus frases conservadas en bronce, no traicionó también la Revolución y celebró pactos secretos con los ingleses?”79 En este mismo mes apareció otro artículo llamado “El nuevo proceso de Moscú”, esta vez, con respecto al proceso “de los veintiún”, también co- nocido como “Proceso del Bloque Trotskista-Derechista”, que culminó con el fusilamiento de 19 de los 21 acusados, entre ellos Rykov y Bujarin. El artículo expuso la supuesta evidencia que ligaba a los imputados a una supuesta conspi- ración trotskista-nazi contra la URSS80. También los proce- sos oscuros de los estalinistas en España fueron defendidos por el PCCR, en un artículo contra el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), a quienes acusaron de: “contrarrevolucionarios y saboteadores de los intereses populares (léanse trotskistas). Ante el Tribunal solo han comparecido siete de los acu- sados. Los otros dos huyeron al campo fascista: Andrés Nin, quien sufría prisión preventiva en el Hospital de la cárcel de Alcalá de Henares, fue li- berado por cómplices, dirigiendo acto seguido sus pasos hacia la vanguardia facciosa”.81 79 “El castigo a los traidores en la Unión Soviética”, Trabajo, 2 de abril de 1938, 2. 80 “El nuevo proceso de Moscú”, Trabajo, 9 de abril de 1938, 2. 81 “La traición TROZKISTA y el pueblo español”, Trabajo, 22 de octubre de 1938, 3 y 6. “Contrarrevolucionarios burgueses y saboteadores de la patria del socialismo”... 29 Nuevamente, Guzmán, en noviembre de 1938, escribió un artículo con el que analizó “La evolución descendente del trotskismo”82. La escuela estalinista parece haber cala- do muy bien en este joven luego de su viaje de “estudios” en la URSS. El supuesto estudio de la evolución del trotskismo culminaba, nuevamente, con el argumento de que el trots- kismo había “dejado de ser un grupo político en la clase trabajadora para transformarse en una banda de espías, sa- boteadores y asesinos conectados con el fascismo”. La ofen- siva contra el trotskismo no era únicamente una cuestión de propaganda. También se dieron “lecciones de capacitación” para los militantes del partido para analizar “el trotskismo en el terreno internacional” y “la victoria contra el trotskis- mo es una victoria de la revolución.” En el llamado se in- dicaba que “todos los miembros de células deben asistir.”83 Es probable que estos “cursos de capacitación” hayan sido impartidos por Rodolfo Guzmán. Otra expresión de la consolidación del estalinismo en el PCCR fue la defensa en el terreno parlamentario de la “pa- tria socialista”. Durante noviembre de 1936 se discutió un proyecto de ley en la Asamblea Legislativa de Costa Rica, que buscaba impedir la circulación de literatura llamada “extremista” a través del Correo Nacional. Este proyecto fue enviado al congreso por el presidente León Cortés –electo en febrero de ese mismo año por una mayoría absoluta84– y fue defendido por los diputados Martín, Picado y Calderón 82 Rodolfo Guzmán, “La evolución descendente del Trotzkismo”, Trabajo, 5 de noviembre de 1938, 1. 83 “Lecciones de capacitación: Historia y Economía Política”, Trabajo, 5 de noviembre de 1938, 7 y 9. 84 “TRIUNFA EL LIC. CORTÉS. Gana Todas las Provincias, la Mayoría Absoluta Obtenida por su Partido Superó Todos los Cálculos REALIZADOS”, Diario de Costa Rica, 10 de febrero de1936, 4. 30 Pablo Quirós Solís Guardia y atacado por los diputados Ulate, Vargas Coto, Sotela, Montero, Villalobos, Orlich y Mora85. León Cortés era conocido por ser simpatizante del fas- cismo, y el envío de este proyecto tenía una clara intención de atacar al PCCR y a los intelectuales izquierdistas que hacían campañas abiertas contra el fascismo, en especial, contra aquellos que defendían la causa republicana en la Guerra Civil Española (1936-1939)86. Manuel Mora llegó al parlamento en 1936, al inicio del estallido de la guerra civil en España. En una entrevista realizada a Mora algunos días después de las elecciones donde resultó electo, manifestó que si ganaba Cortés “pen- saba hacer un esfuerzo y salir del país hacia México o al- gún otro lugar y estar ausente por algún tiempo”, haciendo alusión a un ambiente hostil hacia su partido; sin embargo, enfatizó que se iba a quedar en el país para seguir su “lucha como siempre, lleno de esperanza y entusiasmo”87. Otros hechos corroboran que el ambiente electoral de ese año fue convulso, como lo demuestran publicaciones sobre “bochinches” políticos88 y encarcelamientos,89 días después de los comicios. Las discusiones en torno al mencionado proyecto adquirieron dimensiones importantes, ya que la mayoría de sus intervenciones fueron publicadas tanto en 85 Manuel Mora Valverde, tres Discursos en Defensa de la Democracia del Diputado Manuel Mora Valverde (San José: Imprenta la Tribuna, 1937), 3. 86 Dennis Arias Mora, Utopías de quietud. Cuestión autoritaria y violencia, entre las sombras del nazismo y del dilema antifacista (Costa Rica, 1933-1943) (San José: Editorial EUNED, 2011), 72. 87 “Entrevista con el Dip. MANUEL MORA VALVERDE”, La Prensa Libre, 10 de febrero de 1936, 11. 88 “ENCARCELADOS LOS AUTORES DE UN BOCHINCHE POLÍTICO”, La Prensa Libre, 10 de febrero de 1936, 7. 89 “El Señor Presidente Ordenó la Libertad de Comunistas Detenidos en la Capital”, Diario de Costa Rica, 11 de febrero de 1936, 58. “Contrarrevolucionarios burgueses y saboteadores de la patria del socialismo”... 31 la prensa nacional (Diario de Costa Rica) y la prensa del PCCR; el debate adquirió un evidente tinte ideológico. En el editorial del Diario de Costa Rica del 1 de di- ciembre de 1936 se indicó que el país nunca había teni- do un debate de “esas proporciones” y se justificaba su extensión por el hecho de que no se discuten otros pro- yectos “que requieran una atención rápida”, pero, sobre todo, porque era un tema que estaba sobre la mesa en mu- chos países de América ante “los sangrientos sucesos de España, que han dado ocasión al choque violento de las tendencias ideológicas extremas”90. El mismo mes que inició el debate, el gobierno de Largo Caballero en España se trasladó a Valencia ante el inminente ataque del ejército sublevado, iniciando lo que se conoce como “la batalla de Madrid”. En la prensa de noviembre y diciembre de 1936 abundan las notas perio- dísticas sobre este evento, que se planteaba como tela de fondo de la discusión parlamentaria en torno a la ley de censura de lo que se consideraba como prensa “extremis- ta”. Un elemento central de este debate –como se verá más adelante– giró en torno a los posicionamientos con respecto a lo que sucedía en España; esto los llevó a tomar posición sobre el factor “fascismo” y “comunismo” en el conflicto español. Mucho de lo que se abordó ahí tenía como fondo estos posicionamientos dicotómicos; algunos veían estos dos polos como posiciones ambas extremas, abogando por un punto medio; tal era el caso del diputado Ulate, para quien tanto el polo “fascista” como el “comu- nista” eran formas políticas “extremistas”91. 90 “Editorial-Extensión de un debate”, Diario de Costa Rica, 01 de diciembre de 1936, 4. 91 “Si dejamos entrar la literatura fascista y no la comunista, estaremos haciendo fascismo pero no democracia; y si la concesión fuese para la literatura comunista, el mal sería de la misma naturaleza. Aquí tengo los 32 Pablo Quirós Solís Los diputados oficialistas Martín y Picado, ambos miem- bros del Partido Republicano Nacional, fueron los encarga- dos de defender la ley, que llevó al poder a León Cortés en 1936. Este partido sería el que, años después, establecería una alianza con el PCCR (llamado en ese entonces como Partido Vanguardia Popular) junto a la Iglesia católica, para impulsar las reformas sociales de la década de 1940. El de- sarrollo de esta alianza entre el socialcristianismo, el PCCR y la iglesia ha sido estudiado por David Díaz Arias,92 quien da razón de todo el proceso de la alianza, y los posteriores acontecimientos que llevarían a la guerra civil de 1948. En 1936 una alianza era imposible, sobre todo con la posición abiertamente pro-franquismo del diputado Teodoro Picado Michalski, quien sería electo presidente en 1944 a través de esta coalición con los comunistas. Sobre su simpa- tía con Franco, Picado indicó: “Yo no puedo negar la simpatía y la admiración que sentí por ese valeroso soldado, pero si en Costa Rica se lanzara la candidatura del general Franco a la presidencia de la república frente a la de un hombre civil, mi voto no sería para el gene- ral Franco (…) ante la anarquía y el desorden de discursos de Benito Mussolini. Todos son encendidas diatribas contra la democracia, desde aquel de su periodo inicial de gobierno en que dijo que había que pasar sobre el cadáver putrefacto de la libertad, hasta aquellos otros en que dijo que por cada demócrata que se extinga se da un paso hacia la gloria de la nación. (...) Lo mismo les digo a los comunistas. Ellos, en la bandera de combate ‘Proletarios del mundo, uníos’, con lo cual significan la exclusión de las otras clases sociales; ellos que con la socialización han destruido el estímulo en el hombre, ellos que como los fascistas, son anti- individualistas, no tiene derecho a hablar en nombre de la democracia que es en esencia individualismo y libertad. ” Otilio Ulate Blanco, “Discurso del diputado Ulate contra LA LEY VIOLADORA de la libertad de pensamiento en Costa Rica”, Trabajo, 28 de noviembre de 1936, 3 y 7. 92 David Díaz Arias, Crisis social y memorias en lucha: guerra civil en Costa Rica, 1940-1948 (San José: Editorial UCR, 2015). “Contrarrevolucionarios burgueses y saboteadores de la patria del socialismo”... 33 las muchedumbres enloquecidas e intoxicadas yo prefiero el régimen que representa el orden y la fuer- za, porque soy de los que creen, como decía Carlyle refiriéndose a la revolución francesa que más vale una bayoneta organizada que una guillotina suelta”.93 A diferencia de Picado, Martín no mencionó en su discurso un apoyo abierto a Franco, aunque sí indicó que el Estado debía utilizar la ley para garantizar su existen- cia. El temor de los oficialistas era que los comunistas destruyeran el Estado: el cambio de los frentes únicos contra el fascismo, orientado por el Comintern, no fue comprendido por los diputados burgueses que habían visto la intransigencia del PCCR de los años anteriores, bajo la tesis del Tercer Periodo. Según Martín, la restricción de la propaganda se justifi- caba, ya que el Estado “tiene ante todo el deber de afirmar su propia existencia y está obligado a cumplir ese deber por encima de todas las teorías, de todas las leyes, de todas las constituciones escritas”94: el Estado tiene que garantizar su existencia antes de ejercer la ley. Según él, no existía distinción entre el comunismo marxista, el bolchevismo, el sindicalismo revolucionario o el anarco-sindicalismo, en el sentido en que todas esas tendencias tenían un mismo “método de acción”95. Martín asoció el concepto comunis- mo al de bolchevismo, mientras que Picado usó el concepto 93 Teodoro Picado Michalski, “¿Cómo Va a Ser Natural Que el Estado Consienta Que al Favor de su Torpe o Ciega Benevolencia se Engorde la Serpiente Que Ha de Inocularle Su Destructor Veneno?”, Diario de Costa Rica, 02-de diciembre de 1936, 5. 94 Ernesto Martín Carranza, “El Comunismo Bolchevique es un Partido de Violencia y Exterminio, Cuya Actividad Primordial se Encamina a Destruir el Estado Democrático por el Hierro y Por el Fuego”, Diario de Costa Rica, 01 de diciembre de 1936, 7. 95 Martín Carranza, “El Comunismo Bolchevique es un Partido de Violencia”. 34 Pablo Quirós Solís genérico de comunismo. ¿Qué entendía el primero por bolchevismo? Para él, el bolchevismo surgió en el congreso socialdemócrata de 1903, donde se impusieron los men- cheviques que sí “reconocían el derecho a la discusión y no admitían los procedimientos ilegales sino excepcionalmen- te”, mientras que los bolcheviques “preconizaban, dentro de una disciplina de acero, una acción revolucionaria im- placable y sin pararse en ningún escrúpulo.” Seguido a esta explicación, citó a Lenin96 y al Comintern97 para enfatizar el carácter sanguinario y violento de la toma del poder. Por eso, catalogó a ese partido como “un partido de violencia y exterminio”, cuya misión era “destruir el Estado democrá- tico por el hierro y por el fuego.” Por otro lado, Picado afirmaba el mismo principio que fundamentaba la censura: no se podía permitir la circula- ción de literatura que “tiene por principal objeto destruir el Estado”98. Para argumentar este principio, realizó un resu- men de lo que consideraba como el pensamiento comunista, enfatizando el carácter antagónico de la lucha de clases, donde el Estado, para los comunistas, representaba esta contradicción. Según su lectura, “es un instrumento de las depredaciones y abusos de la clase capitalista y todos sus 96 “Utilizaré todos los medios de que disponga para poner al proletariado en el Poder, aunque tenga que pasar sobre una montaña de cadáveres y un océano de sangre.” Martín Carranza, “El Comunismo Bolchevique es un Partido de Violencia”. 97 “Los comunistas juzgan indigno disimular sus opiniones y sus proyectos. Proclamar abiertamente que sus propósitos no puede ser realizados sino por el derrocamiento violento de todo el orden social tradicional. ¡Qué las dirigentes tiemblen ante la eventualidad de una revolución comunista! Los proletarios no pueden perder en ella sino sus cadenas. Y es un mundo el que obtendrían como ganancia.” Martín Carranza, “El Comunismo Bolchevique es un Partido de Violencia”. 98 Teodoro Picado Michalski, “¿Cómo Va a Ser Natural Que el Estado Consienta Que al Favor de su Torpe o Ciega Benevolencia se Engorde la Serpiente Que Ha de Inocularle Su Destructor Veneno?”, Diario de Costa Rica, 02 de diciembre de 1936, 5. “Contrarrevolucionarios burgueses y saboteadores de la patria del socialismo”... 35 recursos y organismos están a su servicio, llámese policía o ejército, tribunal o escuelas”, por lo que los comunistas tenían como fin la destrucción del Estado. Luego afirmaba que “el verdadero comunista no entra jamás en transac- ciones con la burguesía, el verdadero comunista debe exa- cerbar la lucha de clases y no atenuarla o amortiguarla. El verdadero comunista [ilegible] que a la clase explotadora hay que aniquilarla, exterminarla”99 Por eso, a su criterio, los comunistas no creían en la de- mocracia burguesa; para fundamentar este principio citaba a Lenin quien consideraba que la democracia “es solo para la clase poseedora” y por eso la propaganda buscaba des- truir al Estado, para “expropiar a los expropiadores, para impedir que los poderosos sigan luchando con la plusva- lía”,100 por el hecho que ellos detuvieran al poder político con el que se garantizaban la explotación; Martín hizo tam- bién una referencia vaga a la plusvalía cuando indicó que “los bienes de tu patrón están amasados con lo que a cada instante substrae del producto de tu trabajo”101. Como se ve, tanto Martín como Picado dominaban al- gunos principios fundamentales del análisis marxista de la sociedad capitalista, la división en dos clases funda- mentales, la existencia de la plusvalía como la explicación materialista de la explotación humana y el carácter del es- tado. Por otro lado, Picado comparaba el estado soviético con el estado romano de César,102 para luego afirmar que 99 Picado Michalski, “¿Cómo Va a Ser Natural Que el Estado Consienta”. 100 Picado Michalski, “¿Cómo Va a Ser Natural Que el Estado Consienta”. 101 Ernesto Martín Carranza, “El Comunismo Bolchevique es un Partido de Violencia y Exterminio, Cuya Actividad Primordial se Encamina a Destruir el Estado Democrático por el Hierro y Por el Fuego”, Diario de Costa Rica, 01de diciembre de 1936, 7. 102 “(…) el estado soviético sigue siendo tan absorbente de la personalidad humana como lo fueran en la antigüedad los estados cesáreos.” Otilio Ulate Blanco, “Discurso del diputado Ulate contra LA LEY VIOLADORA 36 Pablo Quirós Solís “el cristianismo no puede aceptar el principio de un estado que se funde en la dictadura y en la opresión de una clase social sobre las otras”103, mientras que Ulate sostenía que la URSS era un “partido internacional que aspira a la dictadura del proletariado; y desde que son devotos de la dictadura no tiene contactos de la democra- cia”. Esas manifestaciones ocurrieron en el contexto de la promulgación de la constitución soviética, noticia que apareció publicada en la prensa104 el 6 de diciembre de 1936, donde se indicaba que “se garantizan las libertades civiles de pensamiento, prensa, y reunión en una forma irrestricta y se elimina la dictadura actual para substituir- la por un gobierno representativo de todas las clases que actuará en dos cámaras”. Mora hizo eco de aquella declaración al replicar a sus contrapartes e indicar: “(...) nosotros no hablamos de la dictadura del pro- letariado para los países avanzados en su evolución económica, como de una institución definitiva, sino como una institución transitoria. Prueba de ello es que hace pocos meses –y el señor Ulate debe saberlo–, la Unión Soviética adoptó una nueva Constitución ampliamente democrática: en ella se le reconoce a todos los ciudadanos las más amplias libertades y se establece el sistema parlamenta- rio bicamaral. Eso lo que quiere decir es que en la Unión Soviética ya está consolidado el régimen socialista y que por consiguiente la dictadura es innecesaria. Pero yo pregunto: ¿fue necesaria esa de la libertad de pensamiento en Costa Rica”, Trabajo, 28 de noviembre de 1936, 3 y 6. 103 Ulate Blanco, “Discurso del diputado Ulate”. 104 “Hoy será proclamada la República Democrática de la Unión Soviética”, Diario de Costa Rica, 06 de diciembre de 1936, 1. “Contrarrevolucionarios burgueses y saboteadores de la patria del socialismo”... 37 dictadura? Sí lo fue. La Revolución Rusa fue tan sangrienta como todas las revoluciones”.105 La constitución “del socialismo victorioso” se publicó el 5 de diciembre de 1936, un mes antes del inicio de los pro- cesos de Moscú. Los diputados costarricenses no ocultaron el asunto de la persecución contra Trotsky. Picado incluso de- fendió la historia innegable del revolucionario, diciendo que: “(...) Mora se habría dejado oír con todo el vigor de su sinceridad contra los oscuros polizontes que hicieron preso al organizador genial de los 16 ejércitos rojos vencedores de la contrarrevolu- ción, al más dialéctico de los tiempos modernos, según confesión de un escritor burgués, el famoso orador de las jornadas de octubre; no se habría quedado silencioso el señor Mora entre esos agen- tes del poder público que hacían preso al líder de la revolución para desterrarlo a cuatro mil kilóme- tros de Moscú en la inhóspita Alma Ata, donde el caudillo tiene que permanecer escarnecido e in- famado, sin que se le permita siquiera regresar a ver a su hija moribunda, para ser arrojado después, como una piltrafa, fuera de las fronteras de la repú- blica soviética, para que buscara de país en país un asilo, que en todas partes se le negaba”.106 La respuesta de Mora ante los cuestionamientos sobre Trotsky fue la siguiente: “no voy a entrar en considera- ciones sobre el rompimiento de Trotsky y Stalin porque lo 105 Mora Valverde, tres Discursos en Defensa de la Democracia del Diputado Manuel Mora Valverde, 9. 106 Teodoro Picado Michalski, “¿Cómo Va a Ser Natural Que el Estado Consienta Que al Favor de su Torpe o Ciega Benevolencia se Engorde la Serpiente Que Ha de Inocularle Su Destructor Veneno?”, Diario de Costa Rica, 02 de diciembre de 1936, p. 8. 38 Pablo Quirós Solís considero inoportuno en este momento para el debate y para mi partido”. Luego, volvió a comparar estos proce- sos de persecución con el caso Danton en la Revolución Francesa al afirmar que los individuos son “meros acci- dentes en la vida de los pueblos”107 En medio de estas acusaciones apareció el artículo antes mencionado de Guzmán contra el trotskismo108. Días después del asesinato de Trotsky en México en 1940, se afirmaba que esta muerte fue fraguada por “el im- perialismo mundial con el objeto de producir confusión en el movimiento obrero” y se sostenía que el revolucionario “se había convertido ya en uno de los instrumentos más úti- les a los intereses de los enemigos de la clase obrera mun- dial y de la causa del socialismo”,109 negando cualquiera relación del Partido Comunista Mexicano con el asesinato. También en los discursos de Mora se ponía en evidencia la defensa de las orientaciones del Comintern estalinista y la defensa de los Frentes Populares contra el fascismo (dónde la oposición era asociada al fascismo). Lo que pretendían los Frentes Populares era una alianza con sectores de la burguesía y la pequeña-burguesía contra el fascismo, alian- za que implicaba una defensa moderada de la democracia burguesa. Mora lo señaló así: “(...) yo como representante del Partido Comunista, os tiendo la mano en esta tarde y os declaro: que si estáis animados de buena voluntad y buena fe, que, si estáis dispuestos a respetar la democracia y hacerle justicia al pueblo, nosotros no tendremos 107 Mora Valverde, Tres Discursos en Defensa de la Democracia del Diputado Manuel Mora Valverde, 41–42. 108 Rodolfo Guzmán, “¿Qué es y que ha sido la oposición Trotskista?”, Trabajo, 13 de febrero de 1937, 3. 109 “EL ASESINATO de LEON TROTZKI”, Trabajo, 24 de agosto de 1940, 1. “Contrarrevolucionarios burgueses y saboteadores de la patria del socialismo”... 39 inconveniente en colaborar con vosotros, prescin- diendo de sectarismos doctrinarios y de intransi- gencias políticas. Formemos un frente de lucha por la democracia y por el bienestar popular. (...) Luchemos por la patria. ¿Lo queréis? Pero luche- mos de verdad. Hagamos también un frente único en ese sentido. Pero luchemos por la patria, libe- rando a Costa Rica de las cadenas del imperialismo y de las cadenas de la miseria”.110 A pesar de que el discurso de Mora indicaba que “los comunistas costarricenses, somos costarricenses, que actuamos conforme a nuestra realidad, y que no estamos recibiendo ni recibiremos órdenes de agentes extraños al país”,111 lo que evidencia la prensa del PCCR, y las inter- venciones en defensa de la URSS es que esto no era así. La lógica de la defensa de la “patria socialista” era que la URSS pudo llegar a la “verdadera democracia” gracias a medidas económicas introducidas por Stalin con el primer plan quinquenal. A pesar de que en su programa mínimo se establecía como primer punto “todo el poder político para la clase trabajadora. Creación de consejos obreros y cam- pesinos”112, y de que aún para enero de 1933 no se creía en la vía parlamentaria ni en la democracia burguesa;113 110 Mora Valverde, Tres Discursos en Defensa de la Democracia del Diputado Manuel Mora Valverde, 55–57. 111 Mora Valverde, Tres Discursos en Defensa, 11. 112 Botey Sobrado y Cisneros Castro, “La fundación del Partido Comunista de Costa Rica. 1931”, 193. 113 “Nuestro Partido –lo hemos repetido mil veces e insistiremos siempre en ello– no es una organización electoral. No perseguimos como finalidad la de colocar en cargos parlamentarios, remunerados o no, a algunas docenas de compañeros. No creemos, ni por un momento, que dentro del marco pacífico u legal de la democracia burguesa vamos a obtener satisfacción para las reivindicaciones del proletariado”, “Editorial–Los comunistas en la Municipalidad”, Trabajo, 7 de enero de 1933, 1. 40 Pablo Quirós Solís tres años después, estas posiciones eran calificadas por Mora como sectarias e intransigentes,114 haciendo creer que hubo una “salida” a este sectarismo cuando la evidencia indica que lo que pasó fue un proceso de estalinización que alcanzó su cumbre estos mismos años. Este giro estalinista causó especial asombro al diputado Picado que en tono irónico dijo al Congreso: “vienen revolucionarios feroces que al cabo de algunos años se transforman en pacíficos ciuda- danos, amantes de la paz y de la tranquilidad. Se han traído picantísimos chiles de México y a la tercera o cuarta generación se han transformado en chiles dulces”.115 A pesar de esta afirmación, el PCCR terminará hacien- do una alianza con la burguesía costarricense, que fue más “progresista” que el mismo Partido Comunista al impulsar las reformas sociales desde arriba, tomando por sorpresa a los estalinistas que se unieron, sin reparo, a ellos, cuando en estos tiempos eran los más finos críticos, como muestra la posición de Picado, que será presidente en la coalición con los comunistas y el Partido Republicano. Conclusión La consolidación del estalinismo en Rusia a finales de la década de 1920 tuvo el efecto colateral de asegurar una oposición, dentro y fuera de Rusia, que había reaccionado 114 Mora Valverde, Tres Discursos en Defensa de la Democracia del Diputado Manuel Mora Valverde, 55. 115 Teodoro Picado Michalski, “¿Cómo Va a Ser Natural Que el Estado Consienta Que al Favor de su Torpe o Ciega Benevolencia se Engorde la Serpiente Que Ha de Inocularle Su Destructor Veneno?”, Diario de Costa Rica, 02 de diciembre de 1936, 8. “Contrarrevolucionarios burgueses y saboteadores de la patria del socialismo”... 41 en distintos momentos a su degeneración; por ejemplo, el “Grupo Obrero” liderado por Miasnikov, que se opuso a la NEP y que enfrentó a Partido Bolchevique en el asunto Kronstadt de 1921. Fuera de Rusia, también la oposición se mantuvo intransigente ante las desviaciones oportunistas del Comintern, como lo demuestra la temprana salida del KAPD de la Internacional. Por otro lado, Trotsky, aún dentro del Partido Bolchevique, se mantuvo crítico a lo interno del partido y sostuvo, de manera constante, una crítica a la de- fensa del “socialismo en un solo país”, defendida por Stalin. Aún en el exilio, defendió a la URSS como un Estado Obrero Degenerado, ante la mirada de asombro de la mayoría de los grupos de la izquierda comunista que se habían distanciado de la contrarrevolución estalinista desde hacía años. Los ecos de esta rica crítica al estalinismo no fueron tan evidentes en América Latina. La izquierda comunista que surgió del “Grupo Obrero” y que luego se desarrolló en la década de 1930 como la Fracción de Izquierda del Partido Comunista de Italia, fue prácticamente desconocida. La confusión con respecto al “nuevo” enemigo Trotsky fue mal recibida por los Partidos Comunistas a principios de la dé- cada. En México, aparecieron trotskistas a lo interno del PCCM, mientras que en el PCCR sus miembros fundadores eran simpatizantes de Trotsky. Sin embargo, esta dificultad inicial fue resuelta en el transcurso de los años; ya para 1937, el PCCR había adop- tado una posición estalinista. Lo mismo ocurrió en México y con otros partidos comunistas de América Latina. El trots- kismo, finalmente, fue derrotado por los estalinistas que lograron imponer su hegemonía en las distintas organizacio- nes obreras donde tuvieron influencia en el continente. Esto no impidió que las ideas críticas a la degeneración estali- nista se mantuvieran vivas a través de pequeñas minorías intelectuales y militantes. Acerca de las autoras y los autores 331 Acerca de las autoras y los autores Sonia Angulo Brenes, Doctora en Historia con una trayec- toria de investigación en temas como la protesta social, las huelgas bananeras, la organización laboral, la situación de la clase trabajadora y la memoria histórica. Profesora asociada de la Universidad de Costa Rica desde hace más de doce años e investigadora del Centro de Investigaciones Históricas de América Central (CIHAC), integrante de la Red Trans- caribe: Red de Estudios Transareales y Transculturales de Centroamérica y el Caribe e investigadora del programa ConnecCaribbean – Connected Worlds: the Caribbean, Origin of Modern World. Sus publicaciones más recientes son: “La Sociedad de Artesanos y la instrucción obrera en Costa Rica a finales del siglo XIX” en el 2022 y “La formación humana y la universidad pública: algunas contradicciones” en el 2020. Ana Lucía Barboza Hernández es Bachiller en Historia por la Universidad de Costa Rica y egresada de la Maestría Académica en Historia de la misma institución. Randall Chaves Zamora tiene una Maestría en Historia y es estudiante doctoral de la Universidad de Costa Rica. Es profesor de la Escuela de Historia e investigador del Centro de Investigaciones Históricas de América Central (CIHAC) de la misma Universidad. Ha publicado estudios sobre la memoria, el movimiento estudiantil y la juventud de la se- gunda mitad del siglo XX costarricense. Actualmente in- vestiga temáticas relacionadas con la Guerra Fría cultural, la historia intelectual y el financiamiento de las Ciencias Sociales en Costa Rica durante las décadas de 1950 y 1970. 332 David Díaz Arias Su libro, Rebeldía en la memoria: el movimiento estudiantil contra ALCOA (Costa Rica: 1968-1970) fue publicado por la Editorial de la Universidad Estatal a Distancia en el año 2021. Luis Conejo Barboza es Máster en Historia por la Uni- versidad de Costa Rica y estudiante del doctorado en histo- ria por la misma Universidad. Es docente en la Escuela de Estudios Generales y en la sección de Historia y Geografía en la Sede de Occidente. Ha participado en proyectos de investigación en el CIHAC y en el CIDICER. Ha publicado artículos de historia ambiental, empresarial y regional. Sofía Cortés Sequeira es Máster en Historia por la Univer- sidad de Costa Rica. Es docente en la Sede del Atlántico de la Universidad de Costa Rica e investigadora en el Centro de Investigaciones Históricas de América Central y en el Instituto de Investigaciones Sociales. Cursa el Doctorado en Historia del Programa de Posgrado en Historia de la Universidad de Costa Rica. Investiga temáticas de historia socio-política relacionadas con las dinámicas nacionales y regionales de la Guerra Fría en Centroamérica y Costa Rica, acciones colectivas y movimien- tos sociales. Entre sus últimas publicaciones: ¿Comunismo a la tica o comunismo soviético? La división del Partido Vanguardia Popular en Costa Rica (1983-1984) (San José: Centro de Inves- tigaciones Históricas de América Central, 2020). “Aventureros pequeño-burgueses” y “la vieja generación revolucionaria”: el FSLN y el PVP (1966-1970)”. Diálogos Revista Electrónica de Historia 22. No. 1 (2021), 114-133. “Protestas en torno al género en Costa Rica (2008-2020)”. Anuario de Estudios Centroame- ricanos 48 (2022) DOI 10.15517/AECA.V48i0.50748 David Díaz Arias es Ph.D. en Historia por Indiana Univer- sity Bloomington (Estados Unidos). Es profesor catedrático y director del Centro de Investigaciones Históricas de América Central de la Universidad de Costa Rica. Ha ganado el Pre- mio Nacional Luis Ferrero a la Investigación Cultural (2015) Acerca de las autoras y los autores 333 concedido por el Ministerio de Cultura de Costa Rica y el Premio Cleto González Víquez conferido por la Academia de Geografía e Historia de Costa Rica. Ha publicado decenas de trabajos sobre historia política, historia de la memoria, ritos y rituales estatales, naciones y nacionalismos, guerra civil, ins- tituciones, caudillos, procesos de paz, construcción del Esta- do y otra diversidad de temas en la historia de Centroamérica en general y Costa Rica en particular. Sus últimos libros son: La independencia de Costa Rica. Historia, debate y conme- moración, 1821-2021 (San José, Editorial de la Universidad Estatal a Distancia, 2021) y Chicago Boys del Trópico: histo- ria del neoliberalismo en Costa Rica (1965-2000) (San José, Costa Rica, Editorial de la Universidad de Costa Rica, 2021). Esteban Fernández Morera. Bachiller en Filosofía por la Universidad de Costa Rica y M.Sc. en Historia por la mis- ma institución. Ha investigado sobre la censura cinema- tográfica costarricense, la reacción conservadora contra la modernidad cultural y la Guerra Fría Cultural. Es autor de “Imaginando amigos y enemigos: La Guerra Fría Cultural en Costa Rica, 1953-1973” (Tesis de Maestría Académica en Historia, Universidad de Costa Rica, 2002), y del artícu- lo “Purificando el cine en Costa Rica, 1936-1937: cruzada global, censura moral y movilización católica”. Cuadernos Inter.c.a.mbio sobre Centro América y el Caribe. San José, 17:1 (enero-junio, 2020). Mariela Mata Li es máster en Literatura Latinoamericana, licenciada en Derecho con énfasis en derechos humanos y filóloga española de la Universidad de Costa Rica. Actual- mente es investigadora del Centro de Investigaciones Histó- ricas de América Central de la Universidad de Costa Rica. Sus investigaciones se han centrado en el análisis de textos desde la literatura comparada, la historia global y los estu- dios de género y masculinidades. Ha impartido cursos en el 334 David Díaz Arias Posgrado en Literatura de la UCR y el Instituto Tecnológico de Costa Rica. Para la Maestría en Literatura Latinoameri- cana, su investigación se denominó: La deconstrucción de la masculinidad hegemónica en ambientes represivos: “La ciu- dad y los perros” de Mario Vargas Llosa y “El beso de la mujer araña” de Manuel Puig. Pablo Andrés Quirós Solís es M. Sc. por el Instituto Tecnológico de Costa Rica, donde desarrolló una investi- gación sobre sistemas multi-agentes para la detección de especímenes biológicos utilizando técnicas de inteligencia artificial. También estudió las carreras de Historia y Filoso- fía en la Universidad de Costa Rica (UCR), donde actual- mente funge como investigador en Historia en el Centro de Investigaciones Históricas de América Central (CIHAC). Como informático ha desarrollado trabajos para el Instituto de Investigaciones Sociales (IIS), y el programa CALAS de la misma universidad, donde ha contribuido con el desa- rrollo de Bases de Datos para la Investigación en Ciencias Sociales. También desarrolla una tesis doctoral en el Posgra- do Centroamericano de Historia de la UCR sobre el impacto de la Revolución Rusa en Centroamérica. Se especializa en temas sobre el movimiento obrero. Sus últimas publicacio- nes son: Antes y después del estalinismo en Costa Rica. Insti- tuciones transnacionales antiimperialistas (1926-1934) (San José: Centro de Investigaciones Históricas de América Cen- tral, 2021) y “El «problema indígena» en Severo Martínez Peláez y Mario Payeras”, Intersedes XXII, núm. 46 (18 de noviembre de 2021).