Introducción al estudio del Medio Oriente Islámico: trayectoria histórica, continuidad y cambio Universidad de Costa Rica Escuela de Estudios Generales Sección de Historia de la Cultura Consejo Editorial de Cuadernos de Historia de la Cultura M.Sc. David Díaz Arias Dra. Carmen Fallas Santana M.Sc. Luis Enrique Gamboa Umaña Dr. Roberto Marín Guzmán Universidad de Costa Rica Escuela de Estudios Generales Sección de Historia de la Cultura Introducción al estudio del Medio Oriente Islámico: trayectoria histórica, continuidad y cambio Roberto Marín Guzmán Serie Cuadernos de Historia de la Cultura 1 2015 956 M337i Marín Guzmán, Roberto. Introducción al estudio del Medio Oriente Islámico: trayectoria histórica, continuidad y cambio / Roberto Marín Guzmán. – 1. ed., 8.a reimpr. – [San José], C. R. : Edit. UCR, 2015. 92 p. – (Cuadernos de historia de la cultura ; 1) A la cabeza de la port.: Universidad de Costa Rica. Escuela de Estudios Generales. Sección de Historia de la Cultura. ISBN 978-9977-67-751-4 1. CIVILIZACIÓN ISLÁMICA. 2. PAÍSES ÁRA- BES – HISTORIA. 3. PAÍSES ÁRABES – ENSAYOS, CONFERENCIAS, ETC. 4. MAHOMETANOS. 5. FA MILIA. 6. CULTURA. I. Título. II. Se rie. CIP/2803 CC/SIBDI.UCR Edición aprobada por la Comisión Editorial de la Universidad de Costa Rica Primera edición: 2003 Octava reimpresión: 2015 La EUCR es miembro del Sistema de Editoriales Universitarias de Centroamérica (SEDUCA), perteneciente al Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA). Diseño de portada: Elisa Giacomin V. © Editorial Universidad de Costa Rica, Ciudad Universitaria Rodrigo Facio, Costa Rica Apto. 11501-2060 • Tel: 2511-5310 • Fax: 2511-5257 • administración.siedin@ucr.ac.cr • www.editorial.ucr.ac.cr Prohibida la reproducción total o parcial. Todos los derechos reservados. Hecho el depósito de ley. Impreso bajo demanda en la Sección de Impresión del SIEDIN. Fecha de aparición, abril 2015. Universidad de Costa Rica. Ciudad Universitaria Rodrigo Facio Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DEL MEDIO ORIENTE ISLÁMICO: TRAYECTORIA HISTÓRICA, CONTINUIDAD Y CAMBIO . . . . . . . . I. Trayectoria histórica, dicotomías y continuidad y cambio en el Medio Oriente Islámico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . II. La familia en el Islam: Institución social entre la tradición y el cambio . . . . . . . . . . . . . . . . 1. El matrimonio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2. Los hijos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3. El divorcio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4. La herencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5. La muerte y los funerales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6. Cambios en la legislación de la familia en el Medio Oriente islámico del siglo XX . . . . . . . . . . . . . . . . III. Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Notas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Acerca del autor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ÍNDICE 9 13 17 49 50 59 62 65 66 69 72 74 93 PRESENTACIÓN El 24 de abril del 2002, -día en el cual se conmemora una fe- cha gloriosa en la historia de la Universidad de Costa Rica- la Sección de Historia de la Cultura, acordó elaborar una serie edi- torial en coordinación con la Dirección Editorial y Divulgación de la Investigación (DIEDIN). Dicha serie recibió el nombre de Cuadernos de Historia de la Cultura y se concibió como un proyecto que se nutriría con el aporte de las investigaciones rea- lizadas por los profesores de la Sección de Historia de la Cultura para fortalecer el quehacer docente. La primera edición de esta serie consta de seis textos que refie- ren a temáticas básicas del programa de Historia de la Cultura: na- cionalismo, islamismo, tratados de libre comercio, migraciones for- zosas de africanos, política latinoamericana. Todos los temas son acompañados de una amplia bibliografía que puede conducir a los estudiantes y profesores a profundizar en los aspectos tratados. La Sección de Historia de la Cultura de la Escuela de Estu- dios Generales propone -siguiendo a Arnold Toynbee- que “nuestro principal objetivo debe ser conocernos mejor, y éste es el primer paso para ganar la confianza y el afecto de los unos para con los otros. Por otra parte, no podemos pretender cono- cer a un ser humano sólo por lo que vemos de él en un momen- to determinado; lo importante es saber cómo ha llegado a ser lo que es. Y lo que sucede con los individuos, ocurre también con las naciones, civilizaciones y religiones, y para compren- derlas en su más íntimo significado, debemos compenetrarnos de su pasado histórico al igual que de su presente.” Este afán de conocernos y de conocer a los otros, a los que consideramos diferentes, alimenta los escritos de esta serie. Por ello, se invita a los lectores a un encuentro (o reencuentro) con los otros y con ello se busca hacer realidad un ideal humanístico: adquirir una visión universal que supere los aislacionismos aldeanos. Uno de los principales objetivos de la historia es el cuestiona- miento de los mitos. Por ello, se busca reconstruir el pasado, so- bre todo aquel que interroga y que sacude prejuicios. Se busca que las experiencias del pasado, como insiste Witold Kula, ad- viertan “lo que no hay que hacer y no lo que debe hacerse. Casi siempre permiten prever las dificultades, en lugar de ofrecer los medios preventivos. ¿Esto es poco? siempre es mejor que nada. Y sin la historia, la sociedad humana nada sabría de sí misma.” Entonces, pasado y presente se acercan y reducen las distancias entre los seres humanos y entre las regiones geográficas. ¿Puede decirse que se está lejos de África, del Medio Oriente o del Leja- no Oriente? Podría ser. Pero también está al lado, y, en muchas ocasiones en la misma sangre; en el inobjetable mestizaje genéti- co según los recientes estudios de historiadores, antropólogos y biólogos. Finalmente, un agradecimiento a los otros integrantes del Consejo Editorial de la serie: Dra. Carmen María Fallas Santana, Dr. Roberto Marín Guzmán y M. Sc. David Díaz Arias. La tarea de lectura y crítica de documentos fue ardua y se procuró que las críticas sirviesen para mejorar los textos. Además, se quiere ex- presar un agradecimiento a la Dra. Annie Hayling Fonseca, Direc- tora de la Escuela de Estudios Generales por su apoyo al proyec- to. Del mismo modo, se reconoce la contribución de todos los per- soneros del DIEDIN por su profesionalismo y compromiso en la tarea de iniciar este proyecto. No se puede dejar de reconocer el entusiasmo de los profesores de la Sección de Historia de Cultu- ra quienes asumieron el reto de sistematizar sus investigaciones y someterlas al proceso de aprobación del Consejo Editorial. Los seis números que se entregan a la comunidad universi- taria y los futuros números que se agregarán constituyen una Serie Cuadernos de Historia de la Cultura10 contribución al proyecto humanístico asumido por la Universi- dad de Costa Rica y cuyo inicio se encarga a la Escuela de Es- tudios Generales. Máster Luis Enrique Gamboa Umaña Coordinador de la Comisión Editorial y de la Sección de Historia de la Cultura (2001-2002) Ciudad Universitaria Rodrigo Facio, 11 de diciembre del 2002 Presentación 11 INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DEL MEDIO ORIENTE ISLÁMICO: TRAYECTORIA HISTÓRICA, CONTINUIDAD Y CAMBIO Roberto Marín Guzmán Los hechos de que somos testigos cotidianos bastarían para confirmar nuestras observaciones, el pasado y el futuro se parecen como dos gotas de agua. Ibn Khaldun, Al-Muqaddima El Medio Oriente es el nombre de una importante zona geo- gráfica que abarca básicamente Asia Occidental y partes del Nor- te de Africa. El nombre de Medio Oriente es la traducción caste- llana de Middle East, término que acuñaron los británicos en los siglos de colonialismo y expansión económica sobre Asia Occi- dental y el Norte de Africa. El término Medio Oriente es proble- mático ya que no tiene fronteras bien definidas. Con frecuencia se refiere solamente a las zonas árabes del Asia Occidental e incor- pora Egipto y Sudán. En otras oportunidades, dentro de esa vaga connotación se incluyen también las áreas no árabes como Tur- quía e Irán. Para complicar aún más el asunto, para algunos colo- nialistas británicos el Medio Oriente también abarcaba Afghanis- tán y Pakistán. A esta región se le llamó también el Cercano Oriente o el Pró- ximo Oriente, pues era la zona más cercana a Europa en dirección al oriente. Aunque todavía se emplean estos otros términos, no hay duda de que el más difundido es el del Medio Oriente. El tér- mino Medio Oriente también se utilizó en una época para referir- se a la India y a las regiones de Asia Central, lo que dificulta aún Serie Cuadernos de Historia de la Cultura14 Mapa No. 1 Antigua Arabia. Pueblos, lugares y rutas Introducción al estudio del Medio Oriente Islámico… 15 más esta descripción, ya que la India y esas áreas de Asia Central quedarían en el medio entre el Cercano Oriente, empleado enton- ces para Asia Occidental, y el Lejano Oriente, para referirse a las regiones más al este de Europa, como China, Japón, etc. Como se puede observar, la connotación es problemática, pues no tiene fronteras claramente delimitadas, ni se refiere a cul- turas particulares, ni a pueblos concretos. El uso de ese término para una zona geográfica obedece entonces al colonialismo britá- nico y a los intereses ingleses en Asia y Africa. En este ensayo se Mapa No. 2 Poblaciones y tribus en Arabia en tiempos de Mahoma Serie Cuadernos de Historia de la Cultura16 utiliza para referirnos a Asia Occidental, hasta Irán por el este. También abarca Egipto y el Sudán. Es oportuno recordar que por extensión cultural y religiosa el Norte de Africa es como la pro- longación de la cultura árabe y la expansión islámica del Medio Oriente. Así, en este trabajo Medio Oriente abarca los países ára- bes de Asia Occidental, además de Turquía e Irán y del Norte de Africa a Egipto, y como ya se dijo, también a Sudán, territorio que por muchos años fue el Condominio Anglo Egipcio del Sudán y que Egipto con tanto ahínco, pero sin éxito, reclamó por déca- das. En los estudios medievales de esta zona geográfica se inclu- ye la historia de la España Musulmana, dado que hasta allá llega- ron los ejércitos musulmanes durante la expansión islámica y se difundió y consolidó por ocho siglos la cultura del Islam. Por es- ta razón, para algunas explicaciones medievales del Medio Orien- te Islámico se han escogido también ejemplos de la España Mu- sulmana, con el propósito de lograr un panorama más completo y una visión de conjunto. Durante la Edad Media el Islam logró una unidad cultural para el Medio Oriente, el Norte de Africa y la Pe- nínsula Ibérica; es decir, tanto para las áreas orientales, como pa- ra las zonas mediterráneas. El término Medio Oriente, aunque colonial, es el más difun- dido que se emplea para referirse a esta vasta región de grandes contrastes y de enorme diversidad étnica, religiosa y de profundas dicotomías. El propósito de este ensayo es analizar esas grandes dicotomías, como por ejemplo las divisiones de las confederacio- nes tribales, las divisiones sociales, la relación nomadismo versus sedentarismo, la dicotomía ciudad-campo, el secularismo y el islamismo en la historia contemporánea, la dicotomía arabismo versus aislacionismo en el siglo XX, modernismo/modernidad versus tradición y la relación continuidad y cambio en estas socie- dades, entre tantas otras disyuntivas que se estudiarán a lo largo de este ensayo. En la segunda parte de este trabajo se analizará la familia en el Islam y su evolución en la sociedad musulmana, co- mo un ejemplo de una importante institución social que ha en- frentado y sigue enfrentando el gran embate de la dicotomía con- tinuidad y cambio. Introducción al estudio del Medio Oriente Islámico… I. TRAYECTORIA HISTÓRICA, DICOTOMÍAS Y CONTINUIDAD Y CAMBIO EN EL MEDIO ORIENTE ISLÁMICO Es oportuno señalar que los estudios de la historia son cada vez más especializados. El historiador con frecuencia debe dedi- carse a un período concreto de la historia, o bien a una área deter- minada. Por ello los enfoques regionales han cobrado una enorme importancia. Para los estudios de Asia Occidental, la labor de los orientalistas del siglo XIX y de la primera parte del siglo XX fue extraordinaria, en especial por sus análisis, labor de estudio, in- vestigaciones y ediciones de las obras medievales de historia, de filosofía, de leyes, de geografía, de literatura, de religión, etc. de los árabes y los persas. Bástenos mencionar algunos ejemplos al respecto: M.J. de Goeje editó un gran número de obras históricas y geográficas árabes, como por ejemplo, el Futuh al-Buldan de Abu al-Hasan Ahmad Ibn Yahya al-Baladhuri, y también, junto a otros grandes arabistas, la obra cumbre de Muhammad Ibn Jarir al-Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk. Reinhart Dozy, el insig- ne arabista holandés del siglo XIX editó las obras de Abu al-’Ab- bas Ahmad b. Muhammad al-Maqqari, Kitab Nafh al-Tib y de Abu al-’Abbas Ibn ‘Idhari al-Marrakushi su Al-Bayan al-Mughrib fi Akhbar al-Andalus wa al-Maghrib. Dozy fue quizá el arabista que más manuscritos árabes estu- dió en el siglo XIX. Su saber fue enciclopédico y su vasta preparación en el conocimiento de la lengua árabe le permitió in- clusive elaborar un suplemento a los diccionarios árabes, con to- das las palabras que descubrió en las fuentes medievales.1 Su obra cumbre, no obstante, fue Histoire des musulmanes d’Espagne jus- qu’à a la conquête de l’Andalousie par les Almoravides (711- 1110),2 la primera obra seria, académica, sobre la historia de la España Musulmana. Una de las más impactantes anécdotas de su vida es que sabía varios idiomas europeos como el holandés, su lengua materna, el inglés, el alemán, el francés -idioma en el que escribió sus obras- además del latín y el griego. Ya se mencionó su conocimiento del árabe. Como era profesor de Historia 17 Serie Cuadernos de Historia de la Cultura Medieval, también aprendió tres lenguas escandinavas para poder leer los documentos medievales en sus idiomas originales. Debido a que la región del Medio Oriente cuenta con numero- sos grupos étnicos, pueblos, culturas e idiomas, el investigador tie- ne que especializarse aún más, y debe decidir si se dedica al árabe y los estudios árabes, o al turco, al hebreo, o al persa. Algunos in- vestigadores, en especial en el siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX, conocían varias lenguas de la región del Medio Oriente, como árabe y persa, por ejemplo. Entre ellos podemos mencionar el caso de Reynold Nicholson, la autoridad mundial en los estudios del sufismo, el misticismo islámico, para lo cual el ára- be y el persa son fundamentales. Hoy día lo más común es que el investigador haga uso de solo una de las lenguas del Medio Orien- te aunque, obviamente, hay innumerables excepciones. El Medio Oriente es una región de grandes contrastes. Hay zonas fértiles sobre todo en las costas y a lo largo de los ríos, co- mo los cauces del Nilo, del río Jordán, o de los ríos Tigris y Eu- frates, y por otra parte, hay enormes regiones de extrema aridez como los desiertos de Siria y de Arabia. En este último hay asi- mismo zonas tan áridas, de temperaturas tan elevadas y de vien- tos tan intensos que inclusive los beduinos las evitan, como por ejemplo el Rub´ al-Khali. El Medio Oriente ha sido a lo largo de la historia una área geográfica importante, ubicada entre tres continentes, Asia, Afri- ca y Europa. Ha sido también una región de gran relevancia por el comercio y por el surgimiento de distintos y poderosos reinos e imperios. También ha sido siempre importante desde el punto de vista estratégico y como zona de paso de distintos pueblos. En el siglo XIX la construcción del Canal de Suez, la obra cumbre de ingeniería del siglo, refleja esa importancia estratégica y econó- mica de la región. Más recientemente el Medio Oriente cobró ex- traordinaria relevancia por su ubicación estratégica en un mundo bipolar después de la Segunda Guerra Mundial, así como también debido a la existencia de grandes yacimientos de petróleo. El Me- dio Oriente contiene, junto con el Norte de Africa, las más gran- des reservas mundiales de petróleo.3 Esto le ha dado una especial 18 Introducción al estudio del Medio Oriente Islámico… relevancia a esta zona y ha despertado la codicia de las potencias, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, cuando toda la economía del mundo quedó condicionada al petróleo. No hay duda de que el Medio Oriente también ha cobrado enorme relevancia por ser la región donde surgieron las tres gran- des religiones monoteístas de la tierra: Judaísmo, Cristianismo e Islam. La teoría de Julius Wellhausen, de que los pueblos del de- sierto tienden a ser monoteístas, parece muy convincente. Well- hausen señala que dado que los pueblos del desierto deben trasla- darse constantemente de un sitio a otro en busca de agua y ali- mentos, a lo que deben agregarse los pastos para sus rebaños, so- lo pueden transportar sus ídolos más poderosos. Posteriormente tienden a tener un ídolo más importante y que está por encima de los demás, al que siempre transportan y llevan en sus correrías. Ese dios más importante con el tiempo llega a anular a los demás y se convierte en uno solo. Con el correr de los años ese uno se convierte en único y finalmente no necesitan representarlo ni transportarlo, pues es invisible. Para el estudio del Medio Oriente es oportuno recordar la existencia de una gran cantidad de dicotomías que han estado pre- sentes y que siguen vigentes, y no solo lo referente a la unidad y la diversidad, o a la continuidad y cambio, como se irá explican- do a lo largo de este ensayo. En primer lugar hay que considerar que tradicionalmente se han agrupado en dos las macro etnias que poblaron el Medio Oriente: 1) la macro etnia de los semitas con todas sus micro etnias, como los árabes, los hebreos, los arameos y tantas otras entre las que destacan los cananeos, los asirios, los babilonios, los acadios, los fenicios, que ya han desaparecido o que han quedado incorporadas dentro de las otras divisiones de los semitas y 2) la macro etnia de los indoeuropeos, con sus múltiples divisiones en diversos grupos como los persas, los medas, los kurdos, los elamitas, entre otros. La presencia de otros grupos no indoeuropeos ni de origen semita, como los tur- cos, por ejemplo, los tártaros, o los mongoles, es posterior y obedece a los grandes movimientos de poblaciones que caracte- rizaron a la Edad Media. 19 Serie Cuadernos de Historia de la Cultura20 No debemos olvidar que por razones económicas, por el con- trol del agua y los otros recursos, o por el dominio de las rutas co- merciales, los distintos pueblos chocaron y las guerras se volvie- ron crónicas desde la Antigüedad, cuando se peleaba por el con- trol de unos cuantos kilómetros cuadrados de tierras de regadío, y por el dominio de las rutas comerciales. También se dieron incon- tables enfrentamientos entre los reinos semitas y los de origen in- doeuropeo, quizá no porque tuvieran consciencia de sus diferen- cias étnicas, sino tal vez por las mismas razones económicas ya Mapa No. 3 Conquista del Creciente Fértil y tierras adyacentes (656) Introducción al estudio del Medio Oriente Islámico… 21 señaladas. Al respecto se pueden mencionar las disputas entre po- bladores semitas e indoeuropeos, como en la expansión del impe- rio persa con Ciro el grande en el siglo VI a.C.4 En la conforma- ción de los grandes imperios con frecuencia se esclavizó a los enemigos, como lo hicieron los asirios y los babilonios. A los he- breos, por ejemplo, se les esclavizó en Egipto y en Babilonia. Ci- ro el Grande liberó a los hebreos del cautiverio de Babilonia y les permitió su regreso a Palestina. Es oportuno recordar que con frecuencia los enfrentamientos se daban entre poblaciones sedentarias y poblaciones nómadas. Esta dicotomía, que en realidad refleja dos formas distintas de ver la vida, de entender el mundo, de adaptarse al medio y de lograr un dominio sobre la naturaleza, fue también otra constante en la historia del Medio Oriente. Por esos enfrentamientos se generaron profundos odios y enemistades que a veces rayaban en racismo. Al respecto se pueden mencionar los constantes y prolongados enfrentamientos de los persas sedentarios de las regiones orienta- les del actual Irán, el Khurasan y el Asia Central, contra los tur- cos nómadas que atacaban y saqueaban las villas persas. Estos en- frentamientos entre dos formas de vida distintas, la sedentaria y la nómada, provocaron las profundas diferencias que separaron a los persas y a los turcos en la Antigüedad, cuyas repercusiones se muestran en el poema épico persa del Shahname y que, guardan- do las diferencias, se vivieron en los siglos XVI al XVIII y conti- núan hasta la fecha. Otra profunda dicotomía la podemos observar en la división en dos grandes confederaciones de tribus árabes: los Mudar (del Norte) y los Qahtan (del Sur).5 Cada confederación de tribus es- taba conformada por muchas tribus menores, que a su vez se di- vidían en clanes y familias. No solo la ubicación geográfica mar- có esas rivalidades y odios, sino también sus diferentes visiones del mundo -su cosmovisión- y su distinta forma de producción. Los del Norte (Mudar) eran principalmente nómadas, mientras que los del Sur (Qahtan) eran básicamente sedentarios y habían fundado importantes y prósperos reinos en la Antigüedad, como el de Saba, o el de Ma’rib con su famosa represa. Serie Cuadernos de Historia de la Cultura22 Las profundas enemistades entre las dos confederaciones tri- bales árabes provocaron que cada confederación de tribus odiara a sus enemigos, se jactara de sus antepasados y de todos los éxi- tos logrados y al mismo tiempo discriminara y considerara como inferiores a sus rivales. A pesar de la conversión al Islam de todas estas tribus árabes, sus rivalidades no desaparecieron. A las regio- nes adonde se trasladaron las distintas tribus árabes ya islamiza- das, sus odios y disputas siguieron existiendo. Las tribus guarda- ron en su memoria colectiva no solo lo positivo, sino también los odios hacia sus enemigos, así como las causas que provocaron esos odios, como por ejemplo la derrota en una batalla, o los ata- ques y muertes que una tribu enemiga hubiera perpetrado. Estos acontecimientos los conservaban para siempre y estaban dispues- tos a vengarlos en la ocasión propicia. El surgimiento del Islam en el siglo VII de nuestra era marcó uno de los más importantes acontecimientos históricos del Medio Oriente, ya que esta religión cobró dimensiones universales. El Islam es una religión monoteísta y considerada continuación y culminación de las religiones reveladas anteriormente. Muham- mad (Mahoma), el predicador de esta fe y fundador del primer Es- tado árabe, es en el Islam el último de los profetas, el Sello de los Profetas (Khatam al-Nabiyyin), como lo llama el Corán. La reli- gión que predicó cobró desde el principio dimensiones universa- les, pues su mensaje, considerado como la revelación directa, pa- labra por palabra, de Allah a Muhammad por medio del Arcángel Gabriel (Jibril en árabe), se dirigía a todas las sociedades de la tie- rra y era la revelación final y definitiva. El Islam se expandió rápidamente y logró fundar en el proce- so llamado del Intishar al-Islam (la expansión islámica), un vas- to Imperio que se extendió desde las fronteras del Imperio chino en Asia Central, hasta la Península Ibérica, abarcando a su vez la mayor parte de la región que hoy llamamos Medio Oriente. Del Medio Oriente debemos exceptuar la Península de Anatolia, la ac- tual Turquía, que no obstante los intentos musulmanes por con- quistar esa zona, en especial la ciudad de Constantinopla, perma- neció en manos del Imperio Bizantino hasta el siglo XI. En el 717 Introducción al estudio del Medio Oriente Islámico… 23 los musulmanes iniciaron un sitio sobre Constantinopla que el Emperador León III, Isaurio, obligó a los musulmanes a abando- nar en el 718. Hubo muchos otros intentos fallidos de los musul- manes, como los de Maslama Ibn ´Abd al-Malik, por conquistar Constantinopla.6 Fue a partir del siglo XI que las incursiones de pueblos turcos, ya convertidos al Islam y por tanto llamados tur- comanos, lograron conquistar poco a poco tierras del Imperio Bi- zantino en la Península de Anatolia. Finalmente los otomanos, el último gran imperio musulmán, pero de origen turco, conquistó la totalidad de la Península de Anatolia. Constantinopla, la capital del Imperio Bizantino, finalmente cayó en manos turcas en 1453.7 El Imperio Islámico marcó uno de los puntos culminantes de la Edad Media en diversas artes, arquitectura, literatura, filosofía, ciencias (astronomía, matemáticas, medicina, botánica, etc.) y en técnicas de irrigación y agricultura. No todo fue novedoso, pues en realidad los musulmanes dieron origen principalmente a un imperio de confluencia de culturas, de unión de estilos, de sínte- sis de la Antigüedad con la Edad Media. Sin embargo, y no obs- tante lo anterior, sus aportes, en alguna medida también origina- les, les permitieron desarrollar uno de los más extraordinarios Im- perios que ha conocido la humanidad. En el Dar al-Islam (la Ca- sa del Islam, el Imperio Islámico) la gente, tanto los grupos diri- gentes como la gente común, vivía mejor, se alimentaba mejor, podía tener mayor acceso a la atención médica, que en muchas otras regiones del mundo, quizá con muy pocas excepciones, co- mo en la ciudad de Constantinopla. Las ciudades islámicas no tuvieron la perfección del diseño de las urbes romanas de la Antigüedad. Sin embargo, las ciudades musulmanas medievales, en comparación con sus contemporá- neas europeas, eran más limpias, con mayor desarrollo de las ar- tes, las artesanías y los sistemas de drenaje, por no mencionar los baños públicos, las madrasas (las universidades medievales del Islam), las bibliotecas, los palacios y el lujo en que las clases di- rigentes y los adinerados podían vivir. Todo lo anterior sorprendía a los viajeros europeos que las visitaban en la Edad Media, como quedó impactado el sacerdote Juan de Gorze que, representando Serie Cuadernos de Historia de la Cultura24 Mapa No. 4 El Imperio de los Califas hacia 750 Introducción al estudio del Medio Oriente Islámico… 25 Mapa No. 5 Territorios musulmanes en tiempos del califa Harun al-Rashid (786-809) Serie Cuadernos de Historia de la Cultura26 al Emperador Otón I del Imperio Germánico, visitó Córdoba en el siglo X, durante el califato de ‘Abd al-Rahman III (912-961) de al-Andalus.8 La grandeza del Islam no significó que la sociedad y la cultu- ra en general permanecieran inmutables. Los cambios, pero al mismo tiempo también la continuidad, fueron fundamentales pa- ra un mayor progreso de la sociedad y la cultura islámicas duran- te la Edad Media. Surgieron asimismo las divisiones religiosas en sectas y se consolidaron diversas escuelas teológicas. Entre las sectas podemos mencionar la Shi’a y la de los Kharijitas. Entre las diversas escuelas teológicas están la Murji’a, de los primeros tiempos del Islam y las posteriores de la Qadariyya (la escuela del Libre Albedrío), la Jabariyya (la escuela de la Predestinación) y la Mu’tazila, la escuela libre pensadora, de la unidad (tawhid), la que se opuso al tashbih, el concepto de los atributos antropomór- ficos de Allah. La Mu´tazila también difundió el concepto de que el Corán había sido creado por Dios y que por lo tanto no era co- eterno ni co-existente con Allah. Todas estas divisiones y discu- siones teológicas contribuyeron a una mayor grandeza del Islam. La Mu´tazila asimismo introdujo las categorías filosóficas griegas de discusión y pensamiento, que permitieron un mayor avance en los métodos racionales de análisis.9 En el Islam medieval se desarrollaron muchas otras sectas y escuelas teológicas que contribuyeron también a esa grandeza, a la diversidad de pensamiento y al uso de distintas categorías y ex- plicaciones. Entre ellas se puede mencionar la Karramiyya, la que siguiendo a Abu ´Abd Allah Muhammad Ibn Karram (siglo IX), opinaba que los atributos antropomórficos de Allah debían tomar- se literalmente tal como aparecen en el Corán.10 Esto significaba entonces que había que aceptar textualmente que Dios tiene ma- nos con las que puede asir, ojos con los que ve y oídos con los que oye todo, así como un trono en el que está sentado. Los seguido- res de la Karramiyya inclusive llegaron al extremo de señalar que sabían exactamente en qué lugar del universo se encontraba el Creador sentado en Su trono. A pesar de la existencia de tantas discusiones teológicas, finalmente se impuso la teología de Abu Introducción al estudio del Medio Oriente Islámico… 27 al-Hasan ´Ali Ibn Isma´il al-Ash’ari (m. 935) como la interpreta- ción ortodoxa. Al-Ash’ari había sido miembro de la escuela libre pensadora de la Mu’tazila, la que por un tiempo había llegado a ser la doctrina oficial del Islam en la época del califa al-Ma’mun (813-833) hasta que el califa al-Mutawakkil (847-861) finalmen- te la prohibió en el 848. Al-Ash´ari tuvo una profunda influencia y logró establecer la teología ortodoxa islámica.11 Simultánea- mente a estos acontecimientos también se consolidó la prosa ára- be por la extraordinaria labor del original escritor Abu ´Uthman ´Amr Ibn Bahr al-Jahiz (m. 868), autor de más de doscientas obras. De sus libros solamente treinta han llegado hasta nosotros de forma completa. De otras cincuenta obras se han conservado únicamente algunos fragmentos.12 Dentro de los planteamientos del Islam de lograr una unidad de la ley se desarrolló la Shari’a , la doctrina de la ley revelada. Es importante aclarar que en el Islam la ley es revelada; es decir, que está contenida en el Corán. Esto significa también que Allah reveló la ley y que ésta no debe ser creada por el hombre. De ma- nera que lo que contiene el Libro Sagrado en materia penal, civil, social, etc. debe el creyente seguirlo textualmente y no contrave- nirlo, pues si tal hiciere, el qadi (juez) del Islam tiene entonces en sus manos la aplicación de los castigos. Así se logra una unidad de la comunidad, de la misma forma que los cincos pilares (sha- hada -profesión de fe-, salat –oración-, sawm –ayuno-, zakat –pa- go de una limosna obligatoria- y hajj –peregrinación a la Meca-) de la religión establecen una unidad. El Corán establece también los castigos para los asesinos, los apóstatas, los traidores y los enemigos del Islam. Para todos ellos se prescribe la pena capital, igual que para el adúltero o la adúlte- ra. El Qur’an asimismo contiene lo referente a lo civil, como el matrimonio, el divorcio, la herencia, al lado de los principios que debe seguir el creyente para su relación con Dios, con la sociedad y consigo mismo. También explica lo que tiene que ver con la economía y ordena la distribución equitativa de la riqueza, dar a los pobres, ayudar a los necesitados, a los huérfanos, a las viudas (por ejemplo XCIII, 9-10; XCII, 5-11; CIV, 1-3). El Qur´an Serie Cuadernos de Historia de la Cultura28 contiene asimismo los principios reguladores de la política, la le- gitimidad y la soberanía. Esta última según el Islam reside en Allah, quien la delega en la umma (comunidad) y ésta a su vez en los gobernantes que elige siguiendo el principio básico de la shu- ra (consulta). Por esta razón el Corán es la primera y principal fuente de la Shari’a. Sin embargo, es oportuno indicar que el Corán no tiene la so- lución para todos los casos, porque se reveló en un tiempo relati- vamente corto (del 610 al 632) y para una sociedad muy pequeña y sencilla, donde todavía no se experimentaban los disfrutes y éxitos de la civilización. Estos últimos llegarían posteriormente con la expansión del Imperio. Conforme el Islam se extendió y conquistó vastas regiones de Asia Occidental y el Norte de Afri- ca, esta religión se enfrentó a nuevas situaciones que la ley tuvo entonces que regular de acuerdo con lo prescrito en el Libro Sa- grado. Ello significó que era entonces necesario acudir a otras fuentes para la ley, complementarias a la revelación, pues el Qu- r´an no tenía la solución para todos esos casos. La Sunna, la tra- dición del Profeta, la que contiene los dichos y hechos de Maho- ma, pasó entonces a formar parte de la Shari’a. La Sunna consti- tuyó entonces la segunda fuente para la ley. Con el propósito de tener más claro algunos ejemplos de los dichos y hechos de Mahoma, y sus alcances en la sociedad mu- sulmana, se pueden mencionar los siguientes: el Profeta dijo: al- khatam li’l-nisa’ (las joyas son para las mujeres), con lo que se re- gulaba que los hombres no deberían usar joyas. También: al-ha- rir li’l-nisa’ (la seda es para las mujeres), establecía la disposición de que las ropas de seda fueran exclusivamente para las mujeres. Sobre estos dos dichos de Muhammad volveremos más adelante. También el Profeta manifestó: “No prosperará una nación que ponga a una mujer al frente de sus asuntos.” Este hadith excluía a las mujeres de la política. También: “La mejor de las mujeres es la que sabe coser.” Este hadith proponía una actividad propia pa- ra la mujer y que, como se dio después en la historia del Islam, al- gunas viudas pudieron proveer los alimentos y todo lo necesario para la manutención de sus hijos, al vender las prendas de vestir Introducción al estudio del Medio Oriente Islámico… 29 que ellas mismas fabricaban. Al respecto se puede mencionar el caso de la madre de al-Mansur (Almanzor), el famoso líder mili- tar de la familia ‘Amiri de al-Andalus en las últimas décadas del siglo X. Su madre pudo mantenerlo a él gracias a que cosía y ven- día algunas prendas de vestir. Esto refleja también que en caso de necesidad algunas mujeres disponían de un oficio. Otro hadith del Profeta dice: “Jumi´a al-sharru kulluhu fi baytin wa ughliqa ´alayhi, fa-kana muftahuhu al-sukru” [Se reu- nió todo el mal en una casa y se cerró a cal y canto, pero el alco- hol fue la llave], con lo cual se complementaba y se vedaba tam- bién en la tradición del Profeta la prohibición coránica al consu- mo de alcohol.13 Muhammad también un día recibió a un hombre que le dijo que no reconocía al hijo que su esposa acababa de dar a luz, pues era negro. El Profeta le informó que las diferencias fí- sicas no eran razón para no reconocer al hijo, dado que el hijo si- gue la cama. En este caso concreto su padre debía de reconocerlo. Con estos argumentos Mahoma lograba entonces mantener unida a esa familia, pues de otra forma lo único que hubiera procedido hubiera sido acusar a la esposa de adulterio, con lo cual se hubie- ra desintegrado el matrimonio. Sin embargo, es oportuno recordar que para la acusación de adulterio se requieren cuatro testigos. Como se puede observar, este último hecho de Mahoma tuvo un gran impacto en la sociedad musulmana, ya que logró mantener unida a la familia en cuestión y estableció el principio básico, que entró a la legislación familiar musulmana, de que el hijo sigue la cama. Con todo lo anterior más bien se daba fuerza a la comuni- dad musulmana y se lograban superar esas dificultades. Todos es- tos y muchos otros dichos (ahadith) y hechos (sirat) de Mahoma forman parte de la tradición (Sunna) y constituyen la segunda fuente para la ley en el Islam. La tercera fuente para la ley es el ijma´ (consenso). Cuando existe un problema, o una disputa, cuya solución no está clara- mente ni en el Corán ni en la Sunna, entonces los musulmanes acuden al ijma’ (consenso), lo cual quiere decir que la comunidad en forma unánime decide cómo resolver el caso legal que se le presentó. Aquí se logra obviar todo cuestionamiento de la Serie Cuadernos de Historia de la Cultura30 legalidad de este principio, pues el consenso es muy difícil de ob- tener y también se sigue el hadith del Profeta que reza así: “mi co- munidad no puede estar unánimemente en el error.”14 Esto se ha interpretado que no importa lo que pase o se decida en la comu- nidad, siempre habrá alguien que tiene la verdad. Si se da el con- senso es porque no hay error, siguiendo el dicho referido del Pro- feta, pues si lo hubiera, no se obtendría entonces el ijma´. Debido a que el consenso es muy difícil de lograr, los líderes decidieron abrir en forma metafórica las puertas del Ijtihad (el uso de la razón en la ley islámica). A raíz de ello se establecieron las cuatro escuelas ortodoxas de la ley: la Malikita, la Shafi’ita, la Hanafita y la Hanbalita. De la misma forma en que se abrieron las puertas del Ijtihad, igualmente se cerraron tan pronto como se establecieron esas cuatro escuelas. Hubo muchas otras, pero no lograron abrirse paso ni consolidarse como una de las madhahib (escuelas ortodoxas de la ley).15 Todo musulmán sunnita pertenece a alguna de esas cuatro interpretaciones ortodoxas de la ley, pero se puede cambiar libremente y pasar de una a otra. Usualmente la persona acude a la corte, o juez de la escuela de la ley que más le convenga, según la circunstancia y lo que desea se resuelva a su favor. Otra gran dicotomía que ha caracterizado al Medio Oriente desde el surgimiento del Islam a nuestros días, es la existencia de dos grandes grupos, o sectas, los sunnitas y los shi’itas. Los sun- nitas son la mayoría de los musulmanes en todo el mundo, apro- ximadamente constituyen el 85%. El restante 15% lo forman los shi’itas. Es oportuno aclarar que en algunos países actuales, como en Irán, la abrumadora mayoría de la población es shi’ita, o en Iraq, donde el 66% de la población es asimismo shi’ita. En la religión islámica también aparecen muchas dicotomías como algunas de las ya señaladas, pero también divisiones en pa- res, o presencias duales, no necesariamente contradictorias, sino complementarias. Por ejemplo Allah es al mismo tiempo Dios de misericordia y bondad (al-Rahman, al-Rahim), pero también es un Dios severo, un Juez (al-Jabbar, al-Fattah), al-Qabid, (Desfavore- cedor) al-´Adl (Juez, Justo), al-Khafid (Degradante), al-Mumit Introducción al estudio del Medio Oriente Islámico… 31 (aniquilador) al-Muntaqim (vengador) que castigará a quien no siga Sus mandatos, una manifestación de dos elementos diferen- tes en el Dios único. También la religión islámica tiene la dicoto- mía de la trascendencia frente a la inmanencia de Allah. La tras- cendencia significa que entre Dios y el hombre existe una gran distancia, dado que Allah es todo perfección y es el Creador, mientras el hombre es imperfección y la criatura creada por Dios. El hombre debe estar sometido a Allah. La inmanencia manifies- ta lo contrario, que entre Dios y el hombre hay una gran cercanía, que Allah está muy próximo al hombre, de acuerdo con el pasaje coránico que dice: “Hemos creado al hombre y sabemos lo que su alma le susurra porque estamos más cerca de él que su arteria yu- gular.” (L, 16). Al nacer cada persona tiene dos ángeles. El de la derecha re- gistrará a lo largo de la vida todas sus obras buenas y el de la iz- quierda contabilizará todo lo malo. Todo esto es con el propósito de que en el Juicio Final se pondrán las obras buenas y las malas en una balanza y hacia donde ésta se incline, así será la suerte del alma, o se salva o se condena. Esta forma metafórica del uso de la balanza manifiesta la absoluta justicia de Allah. En la teología musulmana existe la creencia en que todo ser recibirá dos juicios. Uno al morir que se llevará a cabo en su propia sepultura (qabr). Dependiendo de su comportamiento en este mundo, así será su tumba: si fue justo ésta se convertirá como en un paraíso; pero si fue injusto su tumba se transformará en una mazmorra pestilente y la tierra ejercerá una gran fuerza sobre el alma para presionarla y que sienta asfixia. El otro juicio es el Juicio Final, el Yawm al- Din, como refiere el Corán. Todo se conocerá de todos y Allah juzgará y enviará a las almas al Paraíso o al Infierno. La Sunna del Profeta también tiene una manifestación dual, pues dos elementos la conforman, los dichos (ahadith) y los he- chos (sirat) de Muhammad. Otra relación dual se manifiesta tam- bién en las fuentes escritas de la Shari´a: el Qur´an y la Sunna. Ya se mencionó la división del Islam en dos grandes grupos, los sunnitas y los shi´itas, pero también se dio en la historia del Islam otro elemento de división dual, cuando al interpretar pasajes del Serie Cuadernos de Historia de la Cultura32 Qur´an en las discusiones teológicas entre el Libre Albedrío y la Predestinación, surgieron dos escuelas teológicas que tuvieron comprensiones antagónicas sobre estos asuntos y alcanzaron una gran importancia en el desarrollo del Islam: la Qadariyya (del Li- bre Albedrío) y la Jabariyya (de la Predestinación). Finalmente podemos observar el concepto de Jihad dentro de tantos elemen- tos duales de la religión islámica. La Jihad tiene dos niveles: 1- El mayor es la lucha contra las fuerzas negativas, contra el demo- nio, para no caer en las dos grandes inclinaciones del hombre al mal: istakbara (orgullo, autosuficiencia) e istaghana (egoísmo). Por el orgullo el hombre se atrevió a desafiar a Dios y por eso ca- yó. Por el egoísmo se da una injusta distribución de la riqueza y existen los pobres, los mendigos, los desheredados (muhrimin). El Islam clama entonces por una distribución equitativa de la ri- queza, por la justicia social (al-´adala al-ijtima´ia). El nivel ma- yor es la lucha del hombre contra el demonio que está dentro de cada ser humano y que lo desvía del camino verdadero. 2- El ni- vel menor: es la lucha del musulmán contra los enemigos del Is- lam o contra quienes ataquen a los musulmanes. Estos dos nive- les de la Jihad muestran la militancia del Islam en lo espiritual y en lo práctico. En el estudio de la comunidad musulmana medieval, surge otra gran dicotomía: la división de la sociedad en dos grupos (podrían considerarse clases sociales, por falta de un mejor término): al- khassa (élite) y al-´amma (pueblo común). Las fuentes árabes me- dievales nos explican que la sociedad estaba dividida en esos dos grupos y dan a entender que todo el que no formara parte de la khassa caía automáticamente en el grupo de la ´amma. Sin embar- go, a pesar de lo que indican las fuentes árabes, es posible imaginar que en las diversas latitudes del Imperio Islámico existió entre la élite y el pueblo común un grupo intermedio, una especie de clase media, que así se le puede llamar a falta de un mejor término.16 En esa “clase media” se ubicarían los pequeños productores, los artesanos y algunos comerciantes ricos, así como todos aque- llos que hubieran logrado acumular alguna riqueza, conocimiento, ciencia o experiencia jurídica y religiosa, pero que por distintas Introducción al estudio del Medio Oriente Islámico… 33 razones no lograban abrirse paso dentro de la escala social y arri- bar a la élite. Valga recordar que la khassa siempre fue en el Is- lam medieval un grupo abierto, al que podían entrar muchos otros. Esto es prueba de que para muchos fue posible la movili- dad social. Por ejemplo se podía ascender de estatus por la rique- za, por los contactos y conexiones que lograra tener la persona, por la educación, por el matrimonio, o por la habilidad en algún arte, en la ciencia o en la milicia. Al respecto se pueden mencio- nar incontables casos de hombres que en diversas latitudes del Imperio y en distintos siglos, pudieron ascender desde los estra- tos más pobres hasta alcanzar las más altas esferas y formar par- te de la khassa (éltite). Por ejemplo recordemos el caso del gober- nador de Iraq (que abarcaba también la administración de Irán y el Khurasán) al-Hajjaj Ibn Yusuf al-Thaqafi en el siglo VIII en la época de los Omeyas, que a pesar de su humilde y pobre origen, logró ascender en la escala social y formar parte de la élite como gobernador de Iraq.17 También en la época Omeya y contemporá- neo de al-Hajjaj, está el caso del poeta de la corte del califa ´Abd al-Malik, Jarir Ibn ´Atiya (m. 728/729), quien por su habilidad pa- ra la poesía pudo escalar hasta las más altas esferas de la sociedad de su tiempo. Su hija, cuyo nombre no se preservó, al formar par- te de la khassa también escribió alguna poesía y ganó cierta fama de poetisa, a pesar de su escasa obra, tal como refiere Abu al-Fajr Muhammad Ibn Ishaq al-Warraq Ibn Abi al-Ya´qub al-Nadim en su Kitab al-Fihrist.18 El caso de al-Mansur (Almanzor de las crónicas medievales) en la España Musulmana en el siglo X es uno de los más claros y re- levantes. Al-Mansur era un árabe de pobre origen -ya mencionamos el caso de su madre y los medios de que se valió para la manuten- ción de sus hijos tras quedar viuda- pero con astucia, conexiones, decisión y tras mostrar sus grandes habilidades, se abrió camino hasta llegar a formar parte de la khassa. Almanzor fue en la histo- ria de al-Andalus el más brillante estratega. Ganó todas las batallas contra los cristianos (más de cincuenta aceifas) y por ello las cró- nicas cristianas le dieron el mote de “el castigo de Dios”. Otro ejemplo es el del músico de origen persa, Abu al-Hasan ´Ali Ibn Serie Cuadernos de Historia de la Cultura34 Nafi’ Ziryab, que a pesar de su condición de mawla (cliente) del califa ‘Abbásida al-Mahdi (775-785), se trasladó a la España Mu- sulmana y fue el músico de la corte del amir ‘Abd al-Rahman II (822-852) en el siglo IX, donde subió vertiginosamente en la es- cala social. Sus servicios de músico que entretenía a la corte eran altamente apreciados y por ello recibía grandes regalías, como un salario de 200 monedas de oro al mes, cuatro gratificaciones al año y mil monedas de oro en cada festividad musulmana. Además las autoridades le otorgaban constantemente cebada y trigo. Asi- mismo disfrutaba del usufructo de varias casas valoradas en 40.000 monedas de oro.19 Con esta riqueza e influencias logró ubicarse en la khassa al lado del emir ´Abd al-Rahman II, a quien el historiador Muhammad Ibn Harith al-Khushani en su Kitab al- Qudat bi-Qurtuba, inclusive describe suministrándole consejo al emir sobre la persona a la que debía nombrar como qadi (juez) de Córdoba.20 Otro caso también en la España Musulmana fue el de Ibn ‘Ammar, que por su enorme facilidad para la poesía pudo as- cender y alcanzar las más altas esferas de la sociedad en la Sevi- lla del siglo XI, en la época de los Muluk al-Tawa´if (los Reinos de Ta´ifas). Fue poeta en la corte del rey al-Mu´tamid de Sevilla y también ocupó posiciones administrativas importantes que le hicieron ganar fama, contactos y riquezas. Las intrigas de palacio y quizá muchas otras razones no del todo claras, provocaron su trágica caída, que inclusive terminó con su vida. 21 No porque una persona lograba ocupar una importante posi- ción administrativa automáticamente se enriquecía o ascendía hasta las más altas esferas. Con frecuencia algunos ‘ulama’, no obstante lo prestigioso de su estatus y lo importante de su saber en la sociedad, no se enriquecieron, ni llegaron a formar parte de la khassa. Algunos, a pesar de que desempeñaron la prestigiosa posición de qadi al-Islam, por distintos motivos permanecieron pobres. Por ejemplo los casos de Yahya Ibn Ma´amar al-Ilhani y al-Aswar Ibn ´Uqba al-Nasri, que según al-Khushani, permane- cieron pobres, no obstante haber ocupado esta posición.22 Esta dicotomía de al-khassa y al-’amma fue característica del Islam medieval y aparece claramente desarrollada en las fuentes Introducción al estudio del Medio Oriente Islámico… 35 árabes. De hecho se puede analizar como una división equivalen- te a grupos o clases sociales, por emplear un concepto moderno. El término de clases sociales puede resultar anacrónico referido al Islam medieval, aunque explica muy bien la noción. El Corán, por otra parte, apunta una división de la sociedad no en esos dos gru- pos sino en otros dos (de nuevo las agrupaciones duales): pueblos y tribus, además de manifestar la separación por sexo. El pasaje del Qur´an dice: “¡Oh Humanidad! Nosotros os hemos creado macho y hembra y os nombramos para que formárais pueblos (shu´ub) y tribus (qaba´il) para que os conozcáis los unos a los otros.” El historiador magrebino del siglo XIV, ´Abd al-Rahman Ibn Khaldun (1332-1406) no solo habló de estos conceptos de grupos o clases sociales, sino también de la ‘asabiyya, uno de los más im- portantes elementos de la sociedad árabe y musulmana para lo- grar la unidad y solidaridad tribal. Por otra parte, el historiador egipcio Abu al-´Abbas Ahmad b. ´Ali al-Maqrizi (siglo XIV), contrario a lo anterior, explica las divisiones de la sociedad en di- ferentes estratos. Al-Maqrizi argumentó que la totalidad de la na- ción árabe se podía dividir en seis estratos sociales (tabaqat): pueblos (shu´ub), tribus (qaba´il), parientes -o gran tribu- (´ama´ir), clanes (butun), linajes (afkhadh), y grupos familiares (fasa´il).23 El Imperio Islámico abarcó a un gran número de grupos étni- cos, entre los que se pueden mencionar los bereberes, visigodos, hispanorromanos, griegos, armenios, persas, turcos, afghanos, kirguises, etc., lo que muestra la diversidad de tribus, grupos, tra- diciones, lenguas y culturas dentro del Dar al-Islam (el Imperio Islámico). Sin embargo, las autoridades buscaron en la religión y en la cultura islámica las bases de la unidad, y enfatizaron en lo autóctono frente a lo ajeno al Islam. Los rápidos procesos de con- versión de las poblaciones conquistadas, o que quedaron dentro del Dar al-Islam frente al Dar al-Harb (Casa de la Guerra, lo que está fuera del Islam, el enemigo) contribuyeron notablemente a lograr esa unidad. A pesar de la existencia de movimientos de oposición y la resistencia de algunos líderes por aceptar nuevas Serie Cuadernos de Historia de la Cultura36 conversiones masivas, como se puede mencionar el incidente de al-Hajjaj Ibn Yusuf al-Thaqafi en Iraq en el año 700, la acelerada asimilación de los nuevos conversos también contribuyó a la uni- dad y a robustecer la sociedad dentro del Dar al-Islam. La época de esplendor del Islam abarca los períodos Rashi- dun, Omeya y los primeros siglos de la dinastía ‘Abbásida. La in- vasión mongólica, con la consecuente captura de Bagdad en 1258, marcó el fin de la dinastía ‘Abbásida y el inicio de la deca- dencia del Imperio Islámico. Después de la invasión de los mon- goles el Islam nunca más recuperó su grandeza. En los siglos pos- teriores y tras el fin del dominio mongólico, el Islam quedó en po- der de los turcos otomanos. Estos formaron un pequeño reino que a partir del año 1300 se convirtió en un imperio, alcanzando su máxima extensión en los siglos XVI y XVII. El Imperio Otoma- no abarcó enormes extensiones en Europa: Ucrania, partes de Hungría, Bulgaria, los Balcanes, muchas de las islas del Mediterráneo. Inclusive en dos distintas oportunidades los ejérci- tos otomanos llegaron a las puertas de Viena, en 1529 y en 1683, pero en ambas ocasiones los europeos los detuvieron. El Imperio Otomano asimismo conquistó la mayor parte de Asia Occidental, con la clara excepción de Irán, que a su vez formó el Imperio Sa- faví. El Imperio Otomano conquistó Egipto, la mayor parte del Norte de Africa y eventualmente llegó al Sudán. El Imperio Safa- ví, por otra parte, estableció el Islam Shi’ita como la religión ofi- cial en Irán. Para lograr su legitimidad, la dinastía Safaví conce- dió grandes privilegios a los líderes religiosos. Como respuesta, los gobernantes obtuvieron la legitimidad y el apoyo popular. Los ‘ulama’ convencieron a los iraníes de que la dinastía en el poder era la legítima y verdadera y que cualquier rebelión contra la Ca- sa Reinante estaba prohibida, pues relacionaban a sus líderes con el concepto de representante del imam oculto y la doctrina shi´ita persa del marja´ i-taqlid (fuente de inspiración).24 A diferencia de los safavíes, los otomanos preservaron las tra- diciones sunnitas y muchas formas políticas, económicas, legales y religiosas del Islam medieval. Sin embargo, para responder a los nuevos tiempos y a los retos propios de los turcos otomanos, Introducción al estudio del Medio Oriente Islámico… 37 también desarrollaron sus propias instituciones administrativas, culturales, sociales, económicas y políticas. Así por ejemplo, die- ron paso a la institución del timar para la administración de las provincias europeas del Imperio y del iltizam, “finca de impues- tos”, para la administración de las provincias árabes. El emanet fue la institución más cercana a los conceptos modernos de la ad- ministración, en donde un funcionario recibía un salario por el de- sempeño de un puesto administrativo. Parte del emanet fueron por ejemplo la policía urbana y los recaudadores de impuestos de aduana.25 Aunque los otomanos conservaron muchas formas de tenen- cia de la tierra, los impuestos y los contratos de aparcería de la época clásica islámica, asimismo desarrollaron sus propias insti- tuciones y mecanismos para el uso de la tierra y para imponerle tributos a las tierras, así como a la industria y a las otras diversas actividades económicas. Con el Imperio Otomano es factible observar la continuidad y el cambio en el Medio Oriente, por to- do lo antes señalado, por la larga duración de este Imperio y por el arribo de las influencias europeas en los niveles político, eco- nómico y cultural. El siglo XIX, por ejemplo, marcó el inicio de la modernización del Medio Oriente y de la llegada de las ideas y prácticas europeas. Simultáneamente se experimentaron en esta área los procesos de integración al mercado mundial. Todo esto trajo como resultado grandes transformaciones. Sin embargo, se preservaron muchas de las tradiciones culturales, legales y reli- giosas, pero se inició una nueva dicotomía: modernización versus tradición, que posteriormente en el siglo XX se transformó en modernismo/modernidad versus tradición. Es oportuno indicar que dentro de las múltiples influencias europeas que se abrieron paso en el siglo XIX destacaron los con- ceptos de secularismo, patria, enseñanza laica, capitalismo, nacio- nalismo. El desarrollo del capitalismo se puede observar con fuer- za a raíz de las reformas del Tanzimat del Imperio Otomano en el siglo XIX. La difusión del capitalismo originó nuevos conceptos de la propiedad de la tierra, la posibilidad de la privatización de la propiedad, un nuevo uso y explotación de los recursos, así Serie Cuadernos de Historia de la Cultura38 Mapa No. 6 El Medio Oriente: aspectos políticos y económicos como la legalidad de la acumulación de riquezas, dentro de los planes de inserción al mercado mundial. También contribuyeron a la difusión del capitalismo en el Medio Oriente algunas de las minorías religiosas, en especial los cristianos en Siria y el Líba- no.26 En Egipto, por ejemplo, el desarrollo del capitalismo se pue- de observar con facilidad en los procesos de integración al mer- cado mundial, la privatización de las tierras, los repartos de Introducción al estudio del Medio Oriente Islámico… 39 propiedades entre los allegados a las autoridades de la dinastía fundada por Muhammad ‘Ali a principios del siglo XIX, y la pro- ducción y exportación del algodón, cultivo con el cual Egipto se insertó a la economía mundial como monocultivador. Otro impor- tante asunto en la difusión del capitalismo en Egipto se dio tam- bién en los planes de Muhammad ‘Ali de asentar a los beduinos, a los que otorgó propiedades para cultivo con esa finalidad.27 Sin em- bargo, el propósito de asentarlos no era solo saber cuántos eran y donde residían, sino también poder cobrarles impuestos. La recau- dación de tributos era sin duda una actividad prioritaria para el Es- tado central egipcio, entonces en franco proceso de modernización. El siglo XX ha marcado los más profundos cambios, pero se ha dado también el deseo de muchos por preservar las tradiciones. Es entonces cuando se manifiesta con fuerza la gran dicotomía del presente: modernismo/modernidad versus tradición, ya aludi- da en líneas anteriores. Los cambios se han debido tanto a los pla- nes imperialistas de imposiciones económicas, políticas y cultu- rales como al nacionalismo y a los grandes acontecimientos inter- nacionales más recientes. Entre estos últimos se pueden mencio- nar la Guerra Fría y la globalización. Sin duda muchos de los que intentan preservar las tradiciones culturales del Islam y de las po- blaciones del Medio Oriente, deben enfrentarse a la globalización y a la transnacionalización de las culturas. Para otros la alternati- va está en el fundamentalismo islámico, en el movimiento que pregona volver sobre los fundamentos de la religión, rescatar y defender lo propio, rechazar el secularismo y todo lo que proven- ga de afuera como bid´a (innovación) y quedarse con lo autócto- no y con la unidad frente a la diversidad. Lo anterior nos dirige hacia otra de las grandes dicotomías del siglo XX: el enfrentamiento entre el secularismo y el islamismo. El secularismo ha sido uno de los movimientos más importantes del Medio Oriente. Significa una alternativa distinta a las tradicio- nes religiosas y constituye una respuesta a los retos de la moder- nidad. Rechaza también las tradiciones islámicas. Un claro ejem- plo de ello es el caso de Mustafa Kemal Atatürk en Turquía, que modernizó y secularizó la Turquía islámica, abolió el califato y Serie Cuadernos de Historia de la Cultura40 prohibió muchas prácticas apegadas a la tradición, como el uso del fez, por ejemplo. Sus planes de modernización también signi- ficaron occidentalización, dado que, por ejemplo, cambió la escri- tura del turco del alfabeto árabe a las letras latinas, dejó de lado la Shari´a (la ley islámica revelada) e incorporó de Europa el có- digo civil suizo, el código penal italiano y el código de comercio alemán, que lógicamente respondían a otras realidades. La aplica- ción de estos códigos ha provocado profundos cambios en la Tur- quía moderna, secular y occidentalizada. Estos códigos rechazan muchas de las tradiciones, como por ejemplo la poligamia, que primero se prohibió y finalmente quedó abolida en Turquía, pues el código civil suizo no acepta la poligamia. El castigo al ladrón ya no se sigue según la tradición de la ley islámica que consiste en cortarle la mano, sino que se encarcela al ladrón, da- do que el código penal italiano no contiene ningún tipo de mu- tilación. Como los ejemplos anteriores, hay muchos otros igual- mente relevantes.28 El islamismo da paso a una interpretación diferente, pues se apega a las tradiciones; es lo que se ha llamado la alternativa re- ligiosa. El secularismo quiere liberarse de la religión y de los fun- damentalistas. Los fundamentalistas, por otra parte, consideran al secularismo un movimiento que ha fracasado y que no ha podido responder a los grandes retos de la sociedad moderna. Aseguran que por lo tanto deben reemplazarse los gobiernos seculares por los religiosos. Algunos fundamentalistas extremistas (los islamiy- yun) plantean medios violentos para lograr sus fines en diferentes países musulmanes. Otra gran dicotomía del siglo XX es la de la relación ciudad- campo que sigue teniendo una gran importancia, aunque su origen es mucho anterior al siglo XX. Durante toda la Edad Media se vi- vió en la sociedad musulmana la dicotomía ciudad-campo, pues cada una representaba un modo de vida y una forma económica diferente. La ciudad alberga a los líderes, administradores, artesa- nos, comerciantes, pensadores, intelectuales, mientras el campo tiene a los fellahin (campesinos) que producen los alimentos de los que las urbes dependen. La relación es sin duda de una enorme Introducción al estudio del Medio Oriente Islámico… 41 interdependencia. La ciudad necesita los productos de los fellahin y éstos de los instrumentos, artesanías y todo lo que se fabrica en la ciudad. La ciudad ejerció siempre la hegemonía sobre la socie- dad rural y con frecuencia los citadinos despreciaban y discrimi- naban a los fellahin. Ibn Khaldun en su Al-Muqaddima señala que la ciudad es el punto culminante de la evolución de la sociedad, después del cual no hay progreso y sobrevendrá la decadencia. Así escribió al respecto, para referirse al proceso urbano árabe y musulmán desde el inicio del Islam: “El fundar ciudades y construir casas de habitación es uno de los impulsos que se recibe en la vida sedentaria, estado al que uno se deja llevar por el amor al bienestar y el reposo.”29 Luego considera que la ciudad es el punto culminante del bie- nestar y el progreso y presagia, por lo tanto, su decadencia: “...pues la razón y la historia nos enseñan que...las fuerzas y el desarrollo del hombre alcanzan su máximo límite, que la naturaleza suspende enton- ces su acción durante algún tiempo, y que luego comienza la decadencia. Igualmente sucede a la civilización urbana: ella es el término más allá del cual ya no hay progreso. Un pueblo que se halla en la abundancia se entre- ga naturalmente a todos los usos de la vida urbana y prontamente se con- forma a ellos.” 30 Ibn Khaldun agrega que la maldad, la improvidad y la depra- vación se incrementan en la ciudad, a consecuencia de la ociosi- dad y la propensión a los placeres y los lujos, a lo que viene la de- candencia total. Así escribió: “...la civilización es la vida urbana y el lujo, que luego significa el último término del progreso de la sociedad, y que, a partir de ahí, la nación empie- za a retroceder, a corromperse y a caer en la decrepitud, tal como acontece a la vida natural de los animales.”31 También Ibn Khaldun da consejos sobre las condiciones que deben buscarse para la fundación de las ciudades. En primer lu- gar sostiene que es necesario escoger un sitio apropiado y seguro contra los ataques de los enemigos y que su ubicación facilite también el acceso a los objetos y comodidades que la población Serie Cuadernos de Historia de la Cultura42 requiere. En segundo lugar señala que una ciudad debe alzarse en lugares en donde el aire sea puro, lo que redunda en beneficio de la población que no estará entonces propensa a las enfermedades. Deberá ubicarse en la ribera de un río o en las cercanías de pozos o manantiales puros y abundantes. Asimismo, el asentamiento ur- bano deberá estar rodeado de terrenos fértiles para la agricultura y de zonas de excelente pasturaje para el ganado.32 Algunos de es- tos consejos de Ibn Khaldun son de sentido común, como los que explica el historiador Muhammad Ibn Jarir al-Tabari (siglos IX- X) para la fundación de Baghdad en la época ´Abbásida. El cali- fa Ja´far al-Mansur decidió construir Baghdad, la nueva capital del Dar al-Islam, sobre la base de una pequeña villa a orillas del Tigris. Tabari reporta que el califa Ja´far al-Mansur enfatizaba en la importancia de la ubicación estratégica para la defensa, para los ejércitos, y para proveerse de productos por los ríos Tigris y Eu- frates, además de la existencia de toda una red de canales.33 La se- mejanza con los consejos que siglos después proporcionó Ibn Khaldun es evidente. Esa relación de superioridad de la ciudad sobre el campo, que no es exclusiva del Medio Oriente, es en esta región donde se ha acentuado. Sin embargo, en Siria, a raíz del golpe de Estado de Ha- fiz al-Asad (1970-71) y las políticas del Ba´th, se ha robustecido la dicotomía ciudad-campo. Las políticas del Ba´th han favorecido al campo sobre la ciudad. Los ba´thistas han fundado fábricas en las zonas rurales y han contratado mano de obra del campo, en detri- mento de posibles asalariados de la ciudad. El Ba´th ha difundido sus reformas en las zonas rurales y ha ganado gran apoyo popular entre los campesinos. Sin embargo, todo esto ha provocado la reac- ción de los grupos urbanos no favorecidos por esas políticas, los que quieren recuperar su perdida hegemonía.34 Las clases urbanas (mercaderes, artesanos, industriales, líderes religiosos, juristas, pro- fesionales, etc.) se unieron a los movimientos de oposición al Ba´th, en especial a la lucha dirigida por los fundamentalistas mu- sulmanes de los al-Ikhwan al-Muslimun [los Hermanos Musulma- nes] contra ese partido político y sus reformas, lo cual vincula a los grupos urbanos con el fundamentalismo. El fundamentalismo Introducción al estudio del Medio Oriente Islámico… 43 islámico es a su vez un movimiento urbano contra la superioridad del campo sobre la ciudad, y contra el predominio de los ´alawi- tas,35 minoría religiosa en Siria, sobre el resto de la población sunnita.36 Arabismo vs. Aislacionismo. Esta dicotomía propia del siglo XX y en especial para el Líbano significa, por un lado, mantener- se aislado de las glorias y fracasos del Mundo Arabe, y por otro, ser partícipe de esos éxitos o fracasos. En el caso del Líbano han sido principalmente los maronitas, cristianos católicos de rito oriental, los que promueven el aislacionismo. Los maronitas mi- ran hacia Europa y desean vincularse más con Occidente, al mis- mo tiempo que pretenden mantenerse aislados del Mundo Arabe. Los musulmanes, sunnitas o shi’itas, por otra parte, más bien pre- gonan el principio del arabismo. Esto quiere decir, relacionarse directamente en intercambios económicos, políticos, científicos, técnicos, culturales, etc. con el resto de los países árabes.37 El Nacionalismo es una de las principales doctrinas políticas, de tinte secular, que hizo su aparición en el Medio Oriente en el siglo XIX y desde entonces ha marcado profundos cambios en la zona. También este movimiento ha estado involucrado en los in- tentos por preservar las tradiciones, por la continuidad de la cul- tura propia.38 Un influyente nacionalista árabe, ´Abd al-Rahman al-Bazzaz, intenta conciliar el nacionalismo árabe con el Islam; es decir, una aspiración secular por la patria, la nación y los recursos propios, con la religión, que contiene y preserva los valores cul- turales autóctonos.39 Las luchas nacionalistas de los primeros tiempos tuvieron como aspiración suprema lograr la liberación de las tierras árabes del dominio otomano y finalmente la creación de una gran patria árabe. Relacionado con la política local, otra de las grandes dicoto- mías que han caracterizado la sociedad y la política del Medio Oriente, es el enfrentamiento entre republicanismo y monarquis- mo. En forma general a las dinastías se las asocia con los sistemas retrógrados y pro-Occidentales, mientras el republicanismo se identifica principalmente con los movimientos de avanzada, con los progresistas. Como ejemplos se pueden mencionar los casos del Serie Cuadernos de Historia de la Cultura44 Yemen40 y sobre todo el de Egipto con la Revolución Egipcia de 1952 dirigida por Muhammad Najib y Jamal ´Abd al-Nasser, que pusieron fin a la monarquía dirigida por el rey Faruq, a la que se consideraba retrógrada y pro-Occidental.41 El golpe de Estado de Karim al-Qassem en Iraq en 1958 también marcó el fin de la mo- narquía Hashimita y el inicio del sistema republicano en este país. La monarquía iraquí y el gobierno de Nuri Sa´id son un claro ejem- plo de un régimen pro-Occidental en el Medio Oriente. Más recien- temente se dio el caso de la fundación de la República Islámica de Irán (11 de febrero de 1979) por el Ayatullah Ruhullah Khumay- ni, tras derrocar al Shah Muhammad Reza Pahlavi, líder de una monarquía considerada retrógrada y pro-Occidental.42 También el Medio Oriente se ha caracterizado durante el si- glo XX por ser una zona convulsionada en donde las guerras, los golpes de Estado y los conflictos han formado parte del queha- cer cotidiano. Guerra versus paz se podría analizar como otra gran dicotomía de la vida diaria. De entre los numerosos enfren- tamientos no hay duda de que uno de los más importantes es el conflicto árabe-israelí, que tiene también connotaciones mun- diales, dado que Israel ocupa desde 1967 las tierras palestinas de Cisjordania y Gaza y reprime violentamente a los palestinos. Is- rael priva a los palestinos de las libertades básicas y los ultraja desde todo punto de vista. También viola constantemente sus derechos, los arresta y los tortura en las cárceles, les controla y limita el uso del agua, la agricultura, la industria, y todas sus ac- tividades diarias. A muchos los asesina y a otros los expulsa de Palestina. Los que permanecen en Cisjordania y Gaza bajo la ocupación militar israelí son también refugiados en su propia tierra. Israel explota a los palestinos y les cobra impuestos exce- sivos, los discrimina, les provoca incontables vejámenes y los mantiene en la miseria total. La reacción palestina ante esa ocu- pación militar israelí ha sido asimismo violenta, y recientemen- te con atentados suicidas de los grupos fundamentalistas del Ha- mas y del Jihad Islámico.43 Otros conflictos son por ejemplo la guerra civil en el Líbano, un cruento enfrentamiento interno que duró de 1975 a 1990. Este Introducción al estudio del Medio Oriente Islámico… 45 Mapa No. 7 Israel y los Territorios Ocupados Serie Cuadernos de Historia de la Cultura46 Mapa No. 8 Asentamientos judíos en Cisjordania, 1982 Introducción al estudio del Medio Oriente Islámico… 47 conflicto doméstico muy rápidamente cobró dimensiones interna- cionales debido a la participación de Siria, de Israel, de los pales- tinos y también por el papel de apoyo a ciertos grupos que lleva- ron a cabo las potencias mundiales, tanto los Estados Unidos co- mo la Unión Soviética.44 Como se puede notar, esta guerra inter- na en un pequeño país del Medio Oriente (Líbano tiene solo 10.500 Km2), se internacionalizó y alcanzó también enormes re- percusiones a nivel mundial. Esto se manifiesta, por ejemplo, en la emigración de cerca de 990.000 libaneses, más o menos el 40% de los habitantes del país, que salieron hacia distintas partes de la tierra en búsqueda de mejores condiciones de vida y huir de los horrores de una guerra.45 Otro gran conflicto que también tuvo hondas repercusiones a nivel regional y mundial fue el enfrentamiento entre Iraq e Irán de 1980 a 1988, que cobró más de un millón de víctimas entre muer- tos y heridos. Esta guerra tuvo como pretexto motivos limítrofes entre las dos naciones, pero en realidad era la lucha de Saddam Husayn contra el Ayatullah Ruhullah Khumayni de Irán.46 Este último en su condición de líder religioso del fundamentalismo is- lámico shi’ita de Irán predicaba la expansión de su revolución ha- cia los otros Estados musulmanes del área, en especial hacia Iraq, donde el 66% de la población profesa el Islam shi’ita y por tanto sigue al mismo líder espiritual. Saddam Husayn deseaba detener la amenaza de una posible expansión de la revolución fundamen- talista de Irán sobre su territorio y por ello decidió atacar a Irán. Dado que Irán en la época estaba en plena oposición y en lucha abierta contra Occidente, en especial contra los Estados Unidos, a quien el Ayatullah Khumayni llamaba el “Gran Satán”, Estados Unidos entonces apoyó a Iraq y armó, junto con otros países del Occidente, a Saddam Husayn en su lucha contra Irán. En 1991 estalló la Guerra del Golfo, la que tuvo asimismo grandes repercusiones a nivel mundial a raíz de la invasión iraquí a Kuwait. “La Madre de todas las Batallas”, como la llamó Sad- dam Husayn, se convirtó en la madre de todos los desaciertos, da- do que una coalición de veintiocho naciones, dirigidas por Esta- dos Unidos, atacó a Iraq para liberar a Kuwait. Serie Cuadernos de Historia de la Cultura48 Mapa No. 9 La Franja de Gaza y Campamentos de Refugiados Introducción al estudio del Medio Oriente Islámico… 49 En el año 2001 otra vez la guerra se hace presente en el Me- dio Oriente. Una vez más aparece la dicotomía guerra versus paz. A raíz de los atentados terroristas sobre las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono en Washington, Estados Unidos y sus aliados, en especial Gran Bretaña, llevaron a cabo un ataque ma- sivo contra los Talibán de Afghanistán, contra Osama Bin Laden y contra el grupo al-Qa’ida, a quienes se acusó de los atentados.47 Otra vez el ruido de las armas resonó en el Medio Oriente. Y una vez más es factible observar que el Medio Oriente comenzaba el siglo XXI de la misma forma en que había empezado y terminado el siglo XX: con Occidente tratando de imponerse y con los ára- bes y los musulmanes luchando por preservar su cultura y tradi- ciones, contra las imposiciones extranjeras, y hoy día hay que agregar también, contra la globalización. Con el propósito de estudiar con claridad los procesos de la di- cotomía continuidad y cambio en el Medio Oriente, se analizará a continuación la evolución de la familia en el Islam, una de las ins- tituciones sociales más importantes, que servirá como ejemplo, y cuyas transformaciones a lo largo de los siglos son sintomáticas de esa gran disyuntiva en la sociedad islámica del Medio Oriente. II. LA FAMILIA EN EL ISLAM: INSTITUCIÓN SOCIAL ENTRE LA TRADICIÓN Y EL CAMBIO El estudio de la familia en el Islam, como en cualquier otra religión, es difícil y ha sido un gran reto para los investigadores desde tiempo atrás. Al analizar los orígenes y el desarrollo de la familia en el Islam, encontramos varios principios básicos que son comunes a diferentes tiempos históricos y que aparecen en los numerosos grupos étnicos y en las diferentes regiones que com- prende el Islam. Este conjunto general de reglas, que se aplican básicamente a todas las sociedades musulmanas, emanan del Qu- r’an y de la tradición de la Sunna (el hadith y los hechos –sirat- de Muhammad)48. Por otro lado, aparte de los valores básicos y Serie Cuadernos de Historia de la Cultura50 generales, un estudio detenido de la familia en el Islam muestra que se trata de una institución social dinámica, sancionada por la religión. Sin embargo, no es monolítica y por ello cambió con el tiempo, así como de región a región, en un proceso de adaptación a nuevos retos y a las nuevas épocas. La complejidad de su estu- dio aumenta debido a las diferentes interpretaciones de determi- nados asuntos que tienen que ver con la familia según las distin- tas sectas, las escuelas de la ley y los teólogos. En esta sección se toman en cuenta estas dificultades y se intenta describir los prin- cipios generales de la familia en el Islam y su evolución en la sociedad musulmana, como un ejemplo de una de las más impor- tantes instituciones en la historia del Islam. Es importante tener presente que semejante estudio no se puede realizar en términos abstractos, sino que debe verse en estrecha relación con la socie- dad, la economía, la política y la religión. Todo esto tiene un im- pacto directo en la familia. A medida que se desarrolla la socie- dad, también evoluciona la doctrina de la familia, que debe adap- tarse a los nuevos retos de la sociedad en las distintas épocas. En esta parte se explicarán también en detalle los valores de la fami- lia y la evolución de esta institución desde los primeros tiempos del Islam hasta el siglo XX, enfocándose especialmente en el Medio Oriente y en la región de extensión cultural del Medio Oriente: África del Norte y al-Andalus. Todo esto con el fin de establecer una clara noción de la familia en el Islam, sus ideales y realidades. Estos valores de la familia -entendidos también como comporta- miento social- abarcan: 1- el matrimonio; 2- los hijos; 3- el divor- cio; 4- la herencia; 5- la muerte y los funerales. 6- cambios en la le- gislación de la familia en el Medio Oriente islámico del siglo XX . 1. El matrimonio El término islámico para la familia es `a’ila. En tiempos más recientes se emplea también la palabra árabe usra que ha adquiri- do popularidad. En el Islam, la familia resulta de un contrato ma- trimonial. El significado de `a’ila como familia es de origen preislámico.49 El Islam no cambió o añadió mucho a la familia Introducción al estudio del Medio Oriente Islámico… 51 patriarcal en la que vivían los árabes en el tiempo de la Jahiliyya. Entre los árabes, la sociedad estaba dominada por los hombres, quienes se habían convertido también en el centro de la familia. Esto era común en las ciudades y entre los habitantes sedentarios del medio rural en la Arabia preislámica. Sin embargo, en las fuentes hay indicios de que los beduinos de la Antigüedad tenían un sistema de familia matriarcal. Por varias razones, que no están claras en las fuentes, el sistema patriarcal fue reemplazando las relaciones matriarcales y terminó imponiéndose. Cuando el Pro- feta Muhammad predicó el Islam en la Meca y después en Medina, en el Hijaz, el centro del territorio árabe, su mensaje po- nía énfasis en la familia patriarcal. A pesar de que el Qur’an (su- ra VI, 137, 141, 152; sura XVII, 33; sura LXXXI, 8) le prohibía a los árabes que enterraran al nacer a las hijas no deseadas, esto no se tradujo en un fortalecimiento del sistema matriarcal. Los hombres fueron desde entonces el centro de la familia, a pesar de las opiniones de algunos investigadores que sostienen que en los tiempos del Profeta Muhammad hubo varios ejemplos de organi- zación matriarcal entre los beduinos. Estos ejemplos del sistema matriarcal en Arabia tenían orígenes preislámicos. La idea de que la esposa no estaba totalmente sometida al marido al comienzo de la prédica de Muhammad, sigue siendo cuestionable50. Antes del contrato matrimonial, el hombre le prometía a su futura esposa una dote (mahr) (Qur’an, IV, 3), una suma consi- derable de dinero, propiedades u otros bienes, según la riqueza de la persona.51 La dote era un regalo especial para la esposa, quien siempre la conservaba para sí. En general, consistía en una promesa de que el hombre pagaría cierta cantidad a su es- posa en los próximos años. El mahr debía otorgarse completo a la esposa en caso de divorcio. Si el marido moría, la viuda lo tomaba de las propiedades o bienes que éste hubiera dejado. Rara vez el mahr se pagaba por completo en el momento del matrimonio. El Qur’an establecía que sólo si la esposa renun- ciaba voluntariamente a parte de la dote, el esposo tendría de- recho a ella. El hombre no podía quitarle jamás la dote a su es- posa (Qur’an, sura IV, 3).52 Serie Cuadernos de Historia de la Cultura52 Según la costumbre, la familia de la mujer podía establecer montos mínimos para la dote, mediante el wali (tutor), antes de dar a la mujer en matrimonio al hombre que la hubiera pedido (khitba) para casarse. La dote solicitada significaba una gran pre- sión para el lado masculino, en su intento por cumplir con la can- tidad pedida. Era frecuente que el hombre no pudiera juntar la do- te esperada y que, por lo tanto, no lograra casarse con la mujer que había pedido. Hay que recordar que en el Islam medieval, y en las sociedades musulmanas premodernas, no había cortejo. Los matrimonios se arreglaban entre las familias, sin que los no- vios siquiera se vieran o conocieran. El consentimiento de la novia no era necesario, aunque a este respecto hay algunas dife- rencias de una escuela de la ley a otra en el Islam sunnita53.Una forma de mejorar el estatus social de las familias pobres era me- diante el matrimonio con alguien de nivel social superior. Para un hombre de origen humilde resultaba muy difícil cumplir con el monto de la dote que pedía la familia de la mujer, y esto con fre- cuencia se veía como un medio para evitar el matrimonio por de- bajo de la clase social de la mujer. El movimiento social ascen- dente mediante el matrimonio era común en el Dar al-Islam, y lo usual era que las mujeres se casaran con alguien más rico, más in- fluyente, con mejor educación, abolengo superior y con más con- tactos sociales, en lugar de que sucediera al revés. A menudo una mujer de origen humilde se casaba con algún soberano, como Umm Quraysh, hermana de Najda, el comandante de los ejércitos reales, quien se casó con el califa `Abd al-Rahmam III en al-An- dalus, como explica ´Ali Ibn Ahmad Ibn Sa´id Ibn Hazm (m.1064) en su Naqt al-`Arus.54 Una vez aceptada la dote, ambas familias se ponían de acuerdo sobre el contrato de matrimonio, junto con el wali (tutor de la mu- jer, por lo general su padre o el familiar varón más cercano y siem- pre mayor que ella) y el novio. Enseguida el contrato se sellaba en presencia de dos testigos (`udul), y las ceremonias del matrimonio daban comienzo. La fecha del matrimonio se programaba normal- mente según el horóscopo, para lo cual eran necesarios los servicios de los astrólogos. En la Edad Media, las festividades duraban una Introducción al estudio del Medio Oriente Islámico… 53 semana entera en la mayor parte de las regiones del Dar al-Islam. La mujer se preparaba para la ceremonia y vestida con sus mejores galas, la conducían de la casa de sus padres a la del esposo, donde la presentaban a los invitados. Alexander Russell, un médico inglés que vivía en Alepo, describió con las siguientes palabras las cele- braciones matrimoniales del Medio Oriente premoderno: “No hay ninguna otra ocasión en la que los pueblos del Oriente desplieguen espíritu tan festivo y un gasto tan pródigo, como en el matrimonio de sus hijos, en especial el del primogénito.”55 El papel del hombre en la familia es de una enorme importan- cia. Él es quien tiene a su cargo el sostenimiento de su esposa e hijos. El Qur’an (sura IV, 38) establecía que el hombre era supe- rior a la mujer y que ésta debía estar subordinada a su esposo. Es- te principio lo siguieron los soberanos de la comunidad musulma- na desde el nacimiento del Islam, entre los que destaca como ejemplo `Ali Ibn Abi Talib, primo y yerno del Profeta Muham- mad.56 Si un hombre no puede proporcionar el sostenimiento ade- cuado a su familia, su esposa puede exigir la disolución del ma- trimonio. El esposo también es responsable de la protección de su esposa y de sus hijos en caso de guerras, ataques o cualquier otro peligro. En tiempos modernos, debido a las premuras económi- cas, entre los pobres de El Cairo, por ejemplo, un esposo podría gritarle a su esposa y afirmar que a lo único que ella tiene dere- cho y lo único que puede exigir es su comida (o sea, sustento bá- sico). También puede añadir que él es libre, tal y como se expre- sa en el dialecto coloquial egipcio: “Ana hurr, liki takli bass”.57Tal como sucede actualmente también puede haber sido común en el pasado, ya que la mujer estaba sometida a la autori- dad irrestricta del marido. En tiempos más recientes, el hombre proclama su superioridad, sus privilegios y su libertad total, e in- cluso el derecho de maltratar a su esposa, como lo revela un tra- bajo de campo realizado en El Cairo.58 La esposa, por su parte, era responsable del quehacer domés- tico y del cuidado de los hijos. Dar el pecho a los niños, por ejem- plo, según el Qur’an (sura XXXI, 13), debía realizarse hasta que éstos alcanzaran los dos años de edad.59 Otras actividades de la Serie Cuadernos de Historia de la Cultura54 mujer eran coser y tejer. Desde los primeros tiempos de la histo- ria del Islam, las mujeres tenían que acatar su posición subordina- da respecto de sus maridos y obedecerlos siempre. El mismo Pro- feta Muhammad recibió una revelación que ordenaba que sus es- posas mantuvieran la voz baja en su presencia y que sirvieran a su esposo y no le hablaran antes de que éste les dirigiera la palabra. Este es un revelador pasaje del Qur’an, que sentó las bases de las costumbres sociales y la clara posición de las mujeres y los hom- bres en la familia. Según la tradición, las mujeres siempre tenían que usar el velo frente a cualquier hombre extraño, otro ejemplo de subordinación. Sin embargo, el uso del velo data de los tiempos de la Jahiliyya, y posteriormente lo adoptó el Islam. El Qur’an estableció el uso del velo y el aislamiento de las mujeres en la sura XXXIII, 53-59. No obstante esto, el desarrollo subsecuente y la institucionaliza- ción de esta práctica se debió más a las elaboraciones de los juris- tas que a los preceptos del Qur’an. En diferentes regiones y épo- cas el uso del velo no se observó escrupulosamente. Tal parece haber sido el caso de muchas mujeres en al-Andalus, durante la Edad Media, que con frecuencia aparecían sin el velo ante hom- bres extraños.60 En la familia, como en la sociedad, había una clara separación de los sexos, sus actividades y ocupaciones. Como los hombres y las mujeres no son iguales, el Islam no ve a los sexos compitiendo sino complementándose mutuamente, como reza el dicho popular: “Li-anna al-iltidhadha bihinna akthara, wa al-istinassu bihinna atammu” (una mujer es el complemento del hombre y, al revés, un hombre lo es de la mujer).61 Según la tradición musulmana, hay una bipolaridad en el mundo que se refleja en la estricta separación de los sexos: son dos esferas al mismo tiempo separadas y comple- mentarias, lo masculino y lo femenino. La nikah (boda) le da la uni- dad a la separación prevaleciente, lo que crea entonces armonía. El matrimonio en el Islam es tan importante que el Islam llega al ex- tremo de condenar el celibato porque éste impide el logro de la ar- monía. También se prohíbe cualquier otra actividad sexual que no conduzca a la realización de la armonía universal. La nikah, por lo Introducción al estudio del Medio Oriente Islámico… 55 tanto, se presentó como la institución mediante la cual el individuo se integraba a la sociedad y la sociedad al individuo. La separación de los sexos también está representada en innu- merables restricciones para los hombres o las mujeres en la vida cotidiana.62 Por ejemplo, algunos colores eran apropiados para hombres y otros para mujeres. El uso de alhajas era un privilegio exclusivo de las mujeres, como lo era vestirse de seda. Estas re- glas están contenidas en el hadith, como se explicó más arriba.63 Ciertas ocupaciones eran exclusivas de los hombres y otras de las mujeres. No era socialmente aceptable que un hombre hiciera el trabajo de la mujer ni viceversa. Esta división del trabajo según el sexo aparece en incontables ejemplos en la ley, las crónicas y la literatura. Por ejemplo, el fa- moso escritor del siglo IX, Abu `Uthman `Amr Ibn Bahr al-Jahiz, en su Kitab al-Bukhala’, cuenta la historia de una mujer que reci- bió de regalo un animal muerto listo para ser preparado y aprove- chado por completo.64 La mujer señala que sabe el uso que se le da a cada parte del animal: la carne, la piel, los huesos, etcétera, pero deplora el hecho de no poder realizar ese trabajo, porque es mujer y no sabe cómo hacerlo. Ella perdió a su marido y a sus hi- jos. Se lamenta de que si no obtiene la ayuda de un hombre, la carne se echará a perder y todo el animal se desperdiciará.65 Estas divisiones de las ocupaciones por sexo dieron como re- sultado que los hombres pasaran la mayor parte del tiempo en compañía de otros hombres desempeñando sus labores religiosas, políticas, administrativas, de negocios, ya que compartían los mismos intereses y actividades. Las mujeres pasaban la mayor parte de su tiempo con otras mujeres, inclusive después del matri- monio. Hasta en su tiempo libre, los hombres convivían con otros hombres y las mujeres con otras mujeres.66 En las sociedades mu- sulmanas, rurales o urbanas, la mayoría de los hombres trabajaba fuera de la casa. Desempeñaban las más diversas ocupaciones co- mo gobernantes, líderes religiosos, eruditos, maestros, soldados, mercaderes, artesanos, comerciantes con tiendas en las ciudades o campesinos, a lo largo y ancho del Dar al-Islam (Imperio Musul- mán). Los pasatiempos de los hombres variaban según su nivel Serie Cuadernos de Historia de la Cultura56 económico y su riqueza.67 Para los ricos lo común eran las carre- ras de caballos, los banquetes, las fiestas, escuchar a cantantes, a poetas y ver a las bailarinas. Para los pobres, en cambio, los pa- satiempos más comunes eran visitar a los amigos, contar cuentos, escuchar a los músicos, etcétera. En épocas más recientes, en Egipto (y esto puede hacerse extensivo a otros lugares del mundo árabe) los hombres musulmanes van a los cafés, donde pasan lar- gas horas platicando con sus amigos y fumando en narguile.68 Las mujeres, por su parte, tenían pasatiempos más limitados, pues permanecían encerradas en la casa casi todo el tiempo. Se podían reunir con otras amigas, platicar, comer, reír y hasta chismear, tal como se presenta a menudo en la literatura. Estas ac- tividades variaban según la posición social de las mujeres. Las que estaban casadas con hombres influyentes, ricos o en puestos dirigentes, disfrutaban de algunas otras diversiones, o bien, de otras actividades, entre ellas, si la mujer estaba casada con un so- berano, la de una lucha constante por hacer que su hijo fuera el heredero al trono, convirtiéndose así en umm walad. Un pasa- tiempo común para las mujeres era ir a los baños (hammam) con otras amigas, en los días en que estaban reservados para las mu- jeres, pues los demás días se reservaban para los hombres.69 Esto confirma una vez más la estricta separación de los sexos. En los baños las mujeres podían socializar por largo rato. En repetidas ocasiones los ‘ulama’, en diferentes partes del Dar al-Islam, se quejaban de que las mujeres pasaban demasiado tiempo en los ba- ños. Con frecuencia las mujeres podían ir a los cementerios para llevar flores a las tumbas de familiares o amigos muertos.70 Éste era otro pasatiempo común, y a veces las visitas a los cementerios terminaban en días de campo. Algunos tratados medievales prohi- bían la difundida costumbre, por ejemplo en la España musulma- na, de que los hombres fueran a los cementerios a beber, ya que podían ver ahí a las mujeres con la cara descubierta.71 Obviamen- te, todas estas actividades quedaban más o menos restringidas por limitaciones económicas y por otros factores. Es de imaginar que también se producían muchas transgresiones y, como se señala para la España musulmana, algunas mujeres con frecuencia se Introducción al estudio del Medio Oriente Islámico… 57 enfrascaban en el chismorreo, las risotadas y el excesivo consu- mo de vino, a la orilla de los ríos72. Según el Islam, y probablemente como una forma de evitar el adulterio y garantizar la seguridad y la protección de las mujeres, al hombre se le permite tener hasta cuatro esposas al mismo tiem- po. El mismo Profeta Muhammad practicó la poligamia. Sin em- bargo, mientras vivió Khadija, su primera mujer, Muhammad tu- vo sólo una esposa. Tras su muerte, tuvo más de una a la vez du- rante el resto de su vida.73 Si un hombre se casaba con más de una mujer, tenía la obligación de mantenerlas y tratarlas a todas exac- tamente de la misma manera. Como puede suponerse, sólo los adinerados podían tener más de una esposa. La mayoría de la gen- te, en particular los pobres, practicaba la monogamia por motivos básicamente económicos. La legislación establecía restricciones acerca de las mujeres con las que un hombre se podía casar. Co- mo lo estableció el Qur’an (sura IV, 27), estaba prohibido (tah- rim) que un hombre se casara con su madre, sus hermanas, tías, hijas, las hijas de sus hermanos y las de sus hermanas.74 Algunas otras prohibiciones también fueron interpretadas por los juristas (‘ulama’) a través de los siglos. El Qur’an permite el matrimonio de los musulmanes con Ahl al-Kitab, o sea la Gente del Libro, ju- díos y cristianos, quienes también tenían una religión revelada.75 Posteriormente, los zoroastrianos también pasaron a formar parte del Ahl al-Kitab. La legislación permitía que un musulmán se casa- ra con una mujer cristiana, judía o zoroastriana, pero una musulma- na tenía restricciones que le impedían el matrimonio con un hom- bre que no practicara su misma religión.76 Hay una razón funda- mental para esta costumbre: los hijos deben seguir la religión del padre.77 Si una musulmana se casaba con un no musulmán estaría engendrando hijos no musulmanes. La ley islámica declaraba nulos esos matrimonios y si había hijos los consideraba ilegítimos. El ma- trimonio temporal también se acostumbraba en el Islam (mut`a).78 Al parecer, fue interpretado a partir del Qur’an mismo, de la sura IV, 28, y significaba que un hombre y una mujer podían acordar vi- vir juntos en forma temporal durante un periodo de tiempo fijo.79 Esto era común en el caso de hombres que pasaban largas Serie Cuadernos de Historia de la Cultura58 temporadas fuera de casa, dedicados a las actividades mercantiles o a las campañas militares. De acuerdo con ciertas tradiciones, el Profeta mismo le permitió a algunos de sus seguidores que prac- ticaran el matrimonio temporal mientras estaban de campaña. Po- co después, el califa ‘Umar (634-644) prohibió la mut’a, lo que de- rivó en su completa abolición en el Islam sunnita. No obstante, se practica hasta nuestros días entre los musulmanes shi’itas. Ésta es otra importante diferencia entre las sectas respecto de la familia, las instituciones relacionadas con ella y la sociedad en el Islam. Estrechamente unido al matrimonio están las prácticas sexua- les, el embarazo resultante y el nacimiento de los hijos. En la mayor parte de las regiones islámicas, durante la Edad Media y aún en la actualidad, los nacimientos eran numerosos, en particu- lar entre la clase acomodada, y últimamente también entre los po- bres. Hoy día en El Cairo, por ejemplo, a pesar de las restriccio- nes económicas, la mayoría de los hombres quiere tener muchos hijos. Para muchos de ellos, esto es una forma de demostrar su vi- rilidad.80 En el pasado existieron muchos métodos anticoncepti- vos que usó la gente común, y que las fuentes señalaban como re- servados para las parejas casadas. El propósito era controlar el nú- mero de hijos, pues cualquier nacimiento nuevo añadía una carga al presupuesto familiar.81 Muchas de estas prácticas las aceptaron los `ulama’ como métodos válidos, con excepción del famoso ju- rista y escritor Ibn Hazm de Córdoba, durante la Edad Media. Sin embargo, con el correr del tiempo estas prácticas ya no se consi- deran apropiadas y desde hace mucho los líderes religiosos las re- chazaron completamente.82 En el Islam, el acto sexual (nikah) sólo era válido entre el es- poso y la esposa, por lo tanto la palabra nikah pasó a significar matrimonio, y aparece en el Qur’an como contrato matrimonial.83 Cualquier otra forma de práctica sexual se consideraba ilegal, y en muchos casos originaba severos castigos. A los fornicadores se les castigaba con cien latigazos, para lo que se seguía lo estable- cido en el Qur’an (sura XXIV, 1-4). Para un hombre o una mujer casados, el sexo extramarital se castigaba con la muerte. El adul- terio aparece como una falta capital tanto en el Qur’an, sura IV, Introducción al estudio del Medio Oriente Islámico… 59 18-9, como en el hadith.84 El Qur’an contiene las reglas acerca de cómo castigar el adulterio, que surgieron tras el famoso incidente de los rumores acerca de la infidelidad de `A’isha, que era la es- posa favorita del Profeta. Muhammad recibió entonces una reve- lación acerca de la inocencia de su esposa y de que cualquier acu- sación de adulterio requería ser corroborada por cuatro testigos (Qur’an, sura XXIV, 3-4).85 El Qur’an añadía incluso que cual- quier acusador que no pudiera presentar los cuatro testigos (inter- pretados en la jurisprudencia como los que realmente habían sor- prendido a la pareja en el acto), sería severamente castigado. Según el Qur’an (sura XXIV, 4) el castigo consistía en ochenta azotes. A pesar de las numerosas prohibiciones del sexo extramarital, se producían muchos casos de estos encuentros sexuales, tal co- mo lo contiene la literatura. Por supuesto que hay que ser escép- ticos dadas las frecuentes exageraciones en las obras literarias. Los libros eróticos se volvieron muy populares en el Dar al-Is- lam.86 Los tratados legales, los libros y los escritos médicos con- tienen incontables ejemplos de encuentros sexuales fuera del tála- mo entre un hombre y una mujer, entre dos hombres o entre un hombre y un animal, así como muchas otras formas, entre las que se puede mencionar la necrofilia. La homosexualidad (liwat), por ejemplo, se condena en el Qur’an (sura XI, 84), y por ello se cas- tigaba severamente porque se consideraba antinatural. Es oportu- no recordar las descripciones que se hallan en la literatura, por ejemplo en Tawq al-Hamama de Ibn Hazm, de algunos de los cas- tigos que el califa Abu Bakr al-Siddiq ordenó contra los homose- xuales. Malik Ibn Anas, fundador de la escuela legal Malikita del Islam, también ordenó castigos semejantes. Asimismo, hay nume- rosos ejemplos en los tratados legales.87 2. Los hijos Según el Qur’an (XVII, 44) los hijos eran el adorno de este mundo. En el Islam medieval, las familias acomodadas tenían muchos hijos, mientras que las familias pobres se veían obligadas a practicar mecanismos para el control de la natalidad. En Serie Cuadernos de Historia de la Cultura60 promedio, las familias de la España musulmana, por ejemplo, te- nían cuando mucho seis miembros, lo que era probablemente si- milar en otras áreas del Dar al-Islam.88 En el Islam existe una legislación complicada para determi- nar si el niño nacido en un hogar es legítimo o no. Las diferentes escuelas legales tenían diversas interpretaciones según el momen- to en que el niño nacía luego de la unión de los esposos. El prin- cipio general es que “el niño sigue a la cama”. Esto fue comple- mentado por el hadith que dice: “nada obtiene el adúltero”, lo que condujo a la gente a interpretar que el niño pertenece al marido de la madre al momento del nacimiento, aunque él no sea el padre.89 Las cuatro escuelas sunnitas y las diferentes sectas también pro- porcionaron explicaciones contradictorias y maneras diferentes de abordar el asunto de la legitimidad. En general en el Islam es suficiente que el hombre reconozca haber cohabitado con su es- posa o con su esclava, para reclamar la legitimidad del niño. En el caso de la madre, se requiere de su testimonio y del de la par- tera, o de cualquier otra mujer musulmana respetable que haya presenciado el nacimiento.90 Como los niños son considerados valiosísimos, en el Islam no era común que los padres los repu- diaran. Sin embargo, según la legislación musulmana, un hombre puede negar la paternidad de una criatura nacida de su esposa, pe- ro debe hacerlo inmediatamente después del nacimiento del niño y tras esto presentar una acusación de adulterio contra su esposa. Ningún hombre puede rechazar un niño basándose sólo en que és- te no se le parece, como se explicó más arriba. En esto la legisla- ción musulmana sigue claramente el hadith.91 Según la legisla- ción, en todas las escuelas de la ley (madhahib), si un hombre re- chaza a su hijo en el momento del nacimiento, éste seguirá sola- mente el linaje o ascendencia de su madre, no el linaje del que era el esposo de su madre en el momento de su nacimiento. Si los padres vivían juntos, no había problema en cuanto a la manutención de los hijos. Los problemas empezaban cuando los padres se divorciaban. Como se ha señalado, según el Qur’an, el periodo de lactancia del infante debería ser de dos años. Para al- gunos juristas del Islam, la mujer divorciada tenía esa obligación Introducción al estudio del Medio Oriente Islámico… 61 con su hijo. Según otros `ulama’, no existía obligación alguna pues la mujer ya estaba divorciada. Sin embargo, aseguraban que la madre debía recibir un pago por sus servicio