UNIVERSIDAD DE COSTA RICA UNIVERSIDAD DE KANSAS FUNDACION DE MUSEOS DEL BANCO CENTRAL El sitio Nuevo Corinto (L-72-NC): una aldea cacical Silvia Salgado González John W. Hoopes Mónica Aguilar Bonilla Patricia Fernández Esquivel Febrero del 2013 Tabla de contenidos Contenido Pág. Introducción 1 Antecedentes de la investigación 1 • Doris Stone, Nuevo Corinto y la Línea Vieja 1 • La caracterización de Nuevo Corinto por Mónica Aguilar y Jeffrey Peytrequín 8 • Contribuciones de la Arqueología de Suerre, nuevas aproximaciones a Nuevo Corinto 8 • El conocimiento de los habitantes de la región 15 El proyecto Nuevo Corinto: una aldea cacical 17 Trabajos en las temporadas 2010 y 2011 17 • Aspectos generales del sitio 18 • Las transformaciones de la ocupación 19 • Fase La Montaña (1500 a.n.e.-300 a.n.e) 23 • Fase El Bosque (300 a.n.e.-300 n.e.) 23 • Fase La Selva (300-700/800 n.e.) 33 • Fase La Unión (700-1100d.C.) 44 • Fase La Cabaña (1100/1200-1550 d.C.) 75 Interpretación del proceso de cambio en Nuevo Corinto y su relación con otros del Caribe Central 77  El modelo de cambio social de Michael J. Snarskis 77 Consideración de los resultados de Nuevo Corinto y otros proyectos recientes 79 Anexos 85 Anexo 1: Aspectos geológicos del sitio 85  Análisis morfo-sedimentario reciente 86  Contexto Geológico 90 Anexo 2: Descripción de las unidades de excavación 97  Trinchera 1 (2-1-1). 98  Trinchera 2 (2-1-2). 100  Trinchera 3 (2-1-3). 101  Trinchera 5 (2-1-5). 101  Trinchera 6 (2-1-6) 106  2.1.6 W-4 110  2.1.6 W-8 111  2.1.6 W-10 112  2.1.6 W-13 113  Interpretación 114  Trinchera 10 (2-1-10) 115  Trinchera 14 (2-1-14) 117  Trinchera 17 (2-1-17) 120  Trinchera 16 (2-1-16) 129  Trinchera 18 (2-1-18) 130  Trinchera 19 (2-1-19) 132  Trinchera 20 (2-1-20) 133  Trinchera 21(2-1-21) 139  Trinchera 22 (2-1-22) 142 Anexo 3: Cerámica 145  Porcentaje del material cerámico excavado por cada trinchera y cala. 146  Trinchera 2-1-1 147  Trinchera 2-1-2 150  Trinchera 2-1-3 152  Trinchera 2-1-5 153  Trinchera 2-1-6 154  Trinchera 2-1-6 Ext. W4 156  Trinchera 2-1-6 Ext. W8 156  Trinchera 2-1-6 Ext.W9 157  Trinchera 2-1-6 Ext.W10 157  Trinchera 2-1-6 Ext.W13 158  Trinchera 2-1-7 159  Trinchera 2-1-8 161  Trinchera 2-1-9 163  Trinchera 2-1-9 Ext. 1 165  Trinchera 2-1-9 Ext.2 166  Trinchera 2-1-9 Ext.3 167  Trinchera 2-1-10 168  Trinchera 2-1-11 170  Trinchera 2-1-13 172  Trinchera 2-1-14 173  Trinchera 2-1-15 173  Trinchera 2-1-18 174  Trinchera 2-1-19 175  Trinchera 2-1-20 177  Trinchera 2-1-21 178  Trinchera 2-1-22 179  Cala 2-2-1 180  Cala 2-2-2 180  Cala 2-2-3 181  Cala 2-2-4 182  Cala 2-2-5 183  Cala 2-2-6 184  Cala 2-2-7 185  Cala 2-2-8 187  Pozos de Plaza 4 189  Pozos de Plaza 3 190  Pozos de alrededor de trinchera 15 192  Temporalidad tipológica 194  Trinchera 2-1-1 194  Trinchera 2-1-2 194  Trinchera 2-1-5 194  Trinchera 2-1-6 194  Trinchera 2-1-7 195  Trinchera 2-1-8 195  Trinchera 2-1-9 195  Trinchera 2-1-10 195  Trinchera 2-1-11 195  Trinchera 2-1-20 195  Trinchera 2-1-21 196  Trinchera 2-1-22 196  Cala 2-2-7 196  Cala 2-2-8 196  Temporalidad modal 197  Trinchera 2-1-1 197  Trinchera 2-1-2 197  Trinchera 2-1-5 197  Trinchera 2-1-6 197  Trinchera 2-1-7 197  Trinchera 2-1-8 197  Trinchera 2-1-9 198  Trinchera 2-1-10 198  Trinchera 2-1-11 198  Trinchera 2-1-20 198  Trinchera 2-1-21 198  Trinchera 2-1-22 198  Cala 2-2-7 199  Cala 2-2-8 199  Vajilla por niveles de la unidad 2-1-1 199  Vajilla por niveles de la unidad 2-1-2 200  Vajilla por niveles de la unidad 2-1-5 200  Vajilla por niveles de la unidad 2-1-6 200  Vajilla por niveles de la unidad 2-1-7 201  Vajilla por niveles de la unidad 2-1-8 201  Vajilla por niveles de la unidad 2-1-9 202  Vajilla por niveles de la unidad 2-1-10 202  Vajilla por niveles de la unidad 2-1-11 203  Vajilla por niveles de la unidad 2-1-20 203  Vajilla por niveles de la unidad 2-1-21 204  Vajilla por niveles de la unidad 2-1-22 204  Vajilla por niveles de la unidad 2-2-7 205  Vajilla por niveles de la unidad 2-2-8 206 Anexo 4: Drenaje del agua en el sitio Nuevo Corinto 207 Anexo 5: Comentario e informe preliminar del material lítico 210  Las variables de densidad y temporalidad 211  El trabajo en lítica dentro del contexto general 212  Discusión final y conclusiones 218 Anexo 6: Visibilidad y control en el asentamiento Nuevo Corinto (L-72-NC) 255 Bibliografía 260 Lista de cuadros Cuadro 1. Secuencias cronológicas. 22 Cuadro 2. Fecha por AMS de la fase El Bosque. 28 Cuadro 3. Fecha por AMS de la fase La Selva. 41 Cuadro 4. Fechas por AMS asociadas a La Unión. 50 Cuadro A1. 1. Detalle del análisis petrográfico de la cerámica encontrada en el Sitio arqueológico Nuevo Corinto 89 Cuadro A2.1. Dimensiones y profundidades de la trinchera 5 104 Cuadro A1.2 Principales características de los pozos elaborados. 91 Cuadro A1.3: Pozos de agua ubicados dentro de la hoja topográfica Guápiles. 95 Cuadro A2.1. Dimensiones y profundidades de la trinchera 5 Cuadro A5.1. Distribución de material lítico según unidad y nivel 222 Lista de figuras Figura Pág. Fig. 1. Ubicación de fincas La Unión Norte y la Unión Sur. 2 Fig. 2. Mapa con la ubicación de Nuevo Corinto y otros sitios mencionados en el texto, situados en la Línea Vieja y en el Valle Central. 3 Fig. 3. Artefactos publicados por Doris Stone (1958). 4 Fig. 4. Estatuas provenientes de Nuevo Corinto 6 Fig. 5. Croquis del sitio Nuevo Corinto. 9 Fig. 6. Mapa de límites y de distribución de densidades 11 Fig. 7. Mapa con distribución de componentes. 11 Fig. 8. Mapa topográfico con mapa de GPS sobrepuesto. 12 Fig. 9. Mapa planimétrico del sitio Nuevo Corinto con los rasgos arquitectónicos identificados. 14 Fig. 10. Tumba huaqueada en la parte superior del montículo 6 (derecha), con detalle de la proforma de estatua (izquierda). 15 Fig. 11. Figura 11. Mapa topográfico del sitio. 20 Fig. 12. Límites actuales del sitio Nuevo Corinto. 21 Fig. 13. Distribución de cerámica La Montaña. 24 Fig. 14. Fragmentos asociadas a la Fase La Montaña. 25 Fig. 15. Distribución de cerámica El Bosque 26 Fig.16. Rasgos de El Bosque en sector NE. 27 Fig.17. Limpieza de sectores del camino A saliendo de la Plaza 1 hacia el NE. 29 Fig. 18. Rasgo X 29 Fig.19. Tumba saqueada de El Bosque ubicada en el SO del sitio. 30 Fig. 20. Fragmentos de escudillas de Bosque Rojo Agamuzado y ollas Bosque Rojo. 31 Fig. 21. Decoraciones de Bosque Rojo Agamuzado. 32 Fig. 22. Fragmentos con pintura morada sobre anaranjado El Bosque. 32 Fig.23. Fragmentos de Molino Acanalado y Bosque Anaranjado-Morado. 33 Fig. 24. Distribución de cerámica La Selva, el círculo rojo señala la probable área de un cementerio. 35 Fig.25. Cala 7 con el fondo representando el último nivel excavado 12 (110-120), un nivel estéril en la capa arenosa amarilla que se encuentra aparentemente en todo el sitio, o en gran parte de él. 36 Fig.26. Olla del grupo La Selva Arenoso del nivel 5 de la cala 7. 37 Fig. 27. Escudilla de borde inverso de La Selva con modos similar a R 9 y D 45 (Snarkis, 1978) del nivel 5 de la cala 7. 37 Fig. 28. Escudilla de borde inverso en nivel 4 de la cala 7, modo R 29 y Grupo Selva Anaranjado Morado (Snarskis, 1978). 38 Fig. 29. Dibujo de planta y perfil de la excavación de la cala 8 en montículo 5, con indicación de los estratos fechado por AMS. 39 Fig. 30. Hueco de huaquero anegado con agua en la parte superior montículo 5 40 Fig. 31. Paredes de tumba situadas entre las dos líneas de datación en la unidad 2- 40 2-8, al fondo se observa la capa rocosa del lecho trenzado. Fig. 32. Parte superior de cala 8, donde se observa una de las capas de arena puestas para facilitar drenaje y evitar erosión. Las piedras fueron sacadas de una tumba huaqueada en la base del montículo. 41 Fig. 33. Cerámica común de La Selva en Nuevo Corinto. 43 Fig. 34. Distribución de componente La Unión y La Cabaña. 46 Fig.35. Localización de varias de las unidades de excavación discutidas, en dirección de las agujas del reloj desde la parte superior izquierda: trincheras 11. 48 Fig. 36. Localización de varias de las unidades de excavación discutidas, en dirección de las agujas del reloj desde la parte superior izquierda: trinchera 18. 49 Fig. 37. Excavación del pozo 47 en la plaza 3. 51 Fig. 38. Perfil y planta de la trinchera 8. 52 Fig. 39. Olla recuperada en la primera concentración cerámica del enterramiento de la trinchera 8. 53 Fig.40. Perfil de la trinchera 8. 54 Fig. 41. Ejemplares de cerámica importada de Gran Nicoya. Variedades tempranas del Mora Policromo. 56 Fig. 42. Bordes de ollas presentes en la segunda concentración cerámica del enterramiento de la trinchera 8. 57 Fig. 43. Fragmentos cerámicos policromos hallados en la segunda concentración cerámica del enterramiento de la trinchera 8. 58 Fig. 44. Fragmentos cerámicos correspondientes al nivel 4(40-50 cm b.s) de la trinchera 11. 59 Fig.45. Fragmentos cerámicos correspondientes a diversos niveles de la trinchera 11. 60 Fig.46. Perfil de la trinchera 5 (2-1-5). Se aprecia la línea de cantos rodados previa al muro del montículo 7. 62 Fig. 47. Ubicación de trinchera 7 en el montículo 6. Perfil de trinchera con descripción de estratos. 64 Fig. 48. Perfil de la trinchera 7 y materiales cerámicos asociados a escudilla complejo madera. 65 Fig. 49. Registro estratigráfico en trinchera 7 por Guaria Cárdenes. 67 Fig. 50. Fragmentos con decoraciones en el nivel 3 de la trinchera 12. 68 Fig. 51. Fragmentos decorados del nivel 5 de la trinchera 12. 69 Fig. 52. Perfil de trinchera 18 en la salida de la Plaza 1, se observa el drenaje detectado por geofísica en el 2007. 71 Fig. 53. Perfil idealizado del encierro, la figura humana situada sobre el drenaje. 73 Fig. 54. Tipos con decoración pintada de la Fase La Cabaña. 76 Fig. 55. Diferentes decoraciones plásticas asociadas a la fase La Cabaña. 76 Fig. 56. Levantamiento topográfico y planimétrico superpuesto del sitio El Abuelo. (Mapa Planimétrico Base de Datos de Proyecto Caminos y sitios monumentales: Conocimiento ambiental y de alta ingeniería en las sociedades precolombinas del territorio de Costa Rica, y mapa topográfico. 81 Fig. A1.1. Reconstrucción morfo-sedimentaria de la zona del Sitio arqueológico Corinto. 86 Fig. A1.2. Columnas estratigráficas realizadas en las calas del sitio Nuevo Corinto. 87 Fig. A1.3. Descripción de las trincheras llevadas a cabo en 2011. 88 Fig. A1.4. Pozos de sondeo realizados en Lote 4. 91 Fig. A1. 5. Contexto geológico regional. 92 Fig. A1. 6. Perfil de correlación de los pozos de sondeo realizados. 94 Fig. A1.7 Perfil geológico basado en pozos de SENARA. 96 Fig. A2.1. Figura A2.1. Perfil O trinchera 1. 98 Fig. A2.2. Agrupamiento de cerámica y lítica en trinchera 1. 99 Fig. A2.3. a. Fragmento de colgante zoomorfo, b. colgante zoomorfo, c. fragmento de rueca. 100 Fig. A2.4. Perfil O trinchera 3 101 Fig. A2.5. Dibujo de planta de trinchera 3. 102 Fig. A2.6. Emplazamiento de la unidad 5. 103 Fig. A2.7. Emplazamiento del cuadrante C. 103 Fig. A2.8. Perfil E de la trinchera 5. 104 Fig. A2.9. Decoraciones registradas en la unidad 2-1-5. 105 Fig. A2.10. Encierro 1 después de limpieza del rasgo. La sedimentación sólo dejó visibles las partes altas de los muros 106 Fig. A2.11. Topografía de Encierro 1 con emplazamiento de trinchera 6. 107 Fig. A2.12. Emplazamiento de trinchera 6 en temporada del 2010. 108 Fig.A2.13. Detalles de trinchera 6 en temporada del 2010. 109 Fig.A2.14. Foto de la excavación de los cuadrantes W4 a W13, mostrando la distribución del empedrado y el drenaje. 110 Fig.A2.15. Unidad W-4 al final del nivel 2, a una profundidad de 20 cm de la superficie, donde se ven los cantos rodados que forman parte del empedrado interno. 111 Fig.A2.16. Emplazamiento de rocas que define el basamento en la unidad W-8. 112 Fig.A2.17. Base del drenaje en W10. 113 Fig.A2.18. Empedrado de Plaza 2 en trinchera 10. 115 Fig.A2.19. Perfil de muro de Plaza 2 limítrofe con el extremo NE de la trinchera. 116 Fig.A2.20. Perfil de muro de Plaza 2 limítrofe con el extremo NE de la trinchera. 116 Fig.A2.21. Colocación y limpieza de trinchera 14. 117 Fig.A2.22. Desnivel en superficie en trinchera 14. 118 Fig.A2.23. Cantos rodados como se observaron a final del nivel 2. 118 Fig.A2.24. Izquierda, perfil pared N; derecha, estratos identificados en la trinchera 119 Fig.A2.25. Estratos definidos en trinchera 14. 119 Fig.A2.26. Esquema de la distribución de los materiales encontrados a profundidad en la trinchera 17. 121 Fig.A2.27. Dibujo de planta de trinchera 17. 122 Fig.A2.28. Fragmentos cerámicos recuperados en el nivel 1 (32-24 cm 123 Fig.A2.29. Fragmentos de soporte recuperados en el nivel 1 (32-42 cm). 124 Fig.A2.30. Fragmentos cerámicos recuperados en el nivel 1 (32-42 cm). 125 Fig.A2.31. Fragmentos cerámicos recuperados en el nivel 2 (42-52 cm). 126 Fig.A2.32. Fragmentos cerámicos recuperados en el nivel 2 (42-52 cm). 127 Fig.A2.33. Fragmentos cerámicos recuperados en el nivel 4 (62-72 cm). 128 Fig.A2.34. Mapeo de la estructura presente en la trinchera T16 129 Fig.A2.35. Vista de la trinchera 18 131 Fig.A2.36. Dibujo de planta que delimita muros, drenaje y piedras desplazadas de los muros y depositadas en el drenaje 131 Fig. A2.37. Trinchera 19. Muros de montículo 6 y de plaza 2 (izquierda), y posible gradiente conformada por cantos a 2 m de profundidad (derecha). 132 Fig. A2.38. Vista limpieza rasgo M12, donde se notan las rocas volcánicas como parte de la estructura, así como las hileras de cantos rodado. 134 Fig. A2.39. Material cultural quebrado sobre pared NO. 135 Fig. A2.40. Piedras entre cantos a modo de argamasa. 135 Fig. A2.41. Nivel 2 donde se aprecian los muros de las estructuras. 136 Fig. A2.42. Nivel 3, empedrado unidades internas. 137 Fig. A2.43. Nivel 4 de la trinchera 20, división de los muros de los rasgos y el empedrado del camino A. 138 Fig. A2.44. Pendiente de jade en pozo 252 que llevó a la colocación de trinchera. 140 Fig. A2.45. Operación 21 y alineamiento de cantos de color verdoso. 141 Fig. A2.46. Dibujo de planta de la trinchera 21. 142 Fig. A2.47. Lente cerámico aparecido en el pozo y de la operación 22 a 60 cm de profundidad. 143 Fig.A4.1. Patrón de drenaje sobre el sitio arqueológico Nuevo Corinto. 209 Fig.A5.1. Ejemplos de los artefactos expeditivos o de uso inmediato. Muestra lítica Sitio Arqueológico Nuevo Corinto. 214 Fig.A5.2. Ejemplo de reutilización de los metates de molienda en la construcción arquitectónica, dentro de muro S de Encierro 1 215 Fig.A5.3. Ejemplos de las puntas de lanza con punzón mencionadas por Stone (1958) en la muestra arqueológica del sitio Nuevo Corinto. 216 Fig.A5.4. Variabilidad del conjunto de metates asociados a diferentes usos. 217 Fig.A5.5. Muestra de esculturas saqueadas en el sitio Nuevo Corinto. A y C esculturas sin terminar y B escultura acabada. 218 Fig.A5.6. trinchera 9 y ejemplares de los artefactos excavados. 221 Fig. A6.1. Visibilidad a partir de la calzada al sitio arqueológico Nuevo Corinto. 258 Fig.A6.2. Visibilidad de 3 Puntos fuera de la calzada de entrada al sitio Nuevo Corinto 259 Reconocimientos Edición: Silvia Salgado González Silvia Sanabria Hernández Digitalización de mapas y dibujos: Marcos Arce Cerdas Sergio García Piedra Roger Mesén Delgado Fundación Museos del Banco Central PLOTEC Toma y edición de fotografías finales de artefactos: Manuel Chacón Sergio García Lorelai Platz Silvia Sanabria Roberto Villalobos. AGRADECIMIENTOS Los autores de este informe manifiestan su profundo agradecimiento a todas aquellas personas e instituciones que de una u otra forma han colaborado a su desarrollo. Primero que todo queremos resaltar la disposición de la familia Rojas Alvarado, quienes abrieron la posibilidad de realizar el proyecto y han apoyado los trabajos de investigación que se vienen realizando desde el 2007, sin su apoyo y ayuda el proyecto no sería posible. A los estudiantes del curso AT-1118 de la Universidad de Costa Rica, quienes no sólo aprovecharon la oportunidad de aprender bajo la guía, en primera instancia de la profesora MSc. Mónica Aguilar y de forma complementaria de otros investigadores del proyecto, sino que hicieron su mejor esfuerzo para que su práctica fuera productiva en la generación de conocimiento que buscaba el proyecto. Durante los meses de enero a febrero del 2010 se realizó la primera temporada de campo y la primera práctica de campo, en la que participaron los y las estudiantes Manuel Castillo, Fernando Camacho, Sofía Freer, Susan Monge, Julieth Ortega, Viviana Ortiz, Jorge Ramírez, y Silvia Sanabria. También los estudiantes de posgrado de la Universidad de Kansas Adam Benfer y Anne Egitto. En la segunda temporada, en enero y febrero del 2011, en la práctica de campo participaron los estudiantes Benjamín Acevedo, Luis Carlos Angulo, Luis Arce, Oscar Calderón, Javier Fallas, Carlos Mejía, Andrea Morales, María Pía Muñóz, Daniela Quesada, Stephanie Rojas, Flavia Sánchez, Susana Segura y Rosa Villalobos. En esa temporada de febrero también participaron como voluntarios los estudiantes de la Universidad de Costa Rica Manuel Castillo, Silvia Sanabria, Jorge Ramírez y Viviana Ortíz, los dos primeros en calidad de tesiarios, así como los futuros estudiantes de la Maestría en Antropología de la Universidad de Costa Rica, William Moreno, Douglas García, Mario Solano y Lorelai Platz. Tanto la Licda. Natalia Villalobos, el Lic. Bohian Pérez y el MSc. Jeffrey Peytrequín, participaron en diferentes momentos apoyando las labores de campo. En todas las temporadas de campo los asistentes del proyecto fueron Marco Arce y Sergio García, en el laboratorio ellos dos además de Silvia Sanabria, Douglas García y William Moreno. Las labores de topografía estuvieron a cargo de los estudiantes de topografía Vanessa Guzmán en el 2010 y en el 2011 hasta el presente por Daniel Rojas. Queremos agradecer al topógrafo Christian Sánchez quien generó el primer mapa del sitio en el 2009, y haciéndolo de forma voluntaria y desprendida. A Elí Solórzano y Kendra Gamboa de Plotec, esta última también estudiante de la Maestría en Antropología, por su generoso aporte de tiempo y recursos personales para generar las versiones finales de varios mapas de este proyecto, y su disposición de apoyarnos siempre en cualquier forma que han podido. Las fotografías finales de artefactos fueron tomadas, en su mayoría, por Manuel Chacón y Roberto Villalobos como una generosa contribución. Al Ing. Jesús Castro, gerente de la planta de Holcin en Nuevo Corinto por su apoyo para conseguir los materiales requeridos para el relleno apropiado de la cala 8, y facilitar un back hoe para realizar las trincheras para el análisis de la estratigrafía y la sedimentodología del sitio. Igualmente a Fabián Henríquez Vargas encargado de producción de Holcin, quien apoyó las gestiones realizadas. Especial agradecimiento a la Universidad de Kansas, la Universidad de Costa Rica y la Fundación CRUSA, que a través de los concursos para becas de fondos semilla otorgaron el apoyo financiero en el 2008 y en el 2010 a propuestas presentadas por John W. Hoopes y Silvia Salgado, en colaboración con Mario Arias en el primer caso, y con Steven Bozarth, Guaria Cárdenes, Mónica Aguilar y Patricia Aguilar en el segundo. Asimismo, una beca de la American Philosophical Association fue otorgada a John W. Hoopes para apoyar el desarrollo del proyecto. Otros fondos provinieron del proyecto 094 de la Vicerrectoría de Docencia, los que permitieron realizar las prácticas de campo. Un agradecimiento muy especial para Magdalena León, una colega que tuvo una gran disposición para compartir su conocimiento sobre los complejos cerámicos del Caribe y del Valle Central, quien junto con los investigadores del proyecto discutió el contenido de materiales cerámicos de unidades importantes para entender la estratigrafía del centro nucleado. Su aporte fue invaluable para nosotros y lo reconocemos en toda su extensión. Al mismo tiempo esperamos que su amplio conocimiento sobre la producción cerámica en estas subregiones de la Región Central, sea publicado en un futuro cercano. Reconocimientos para el Dr. Rolando Quesada, de gratísima memoria, Director de la Escuela de Antropología al iniciar este proyecto, y a la Dra. Laura Cervantes, actual Directora. Tanto la Licda. Pilar Herrero quien era la Directora de los Museos del Banco Central, como a la Licda. Virginia Vargas quien la sucedió, han brindado su entusiasmo y ayuda en todo momento. A la Dra. Eugenia Ibarra, por su interés y el apoyo, así como por las saboreadas galletas que junto con café compartió con nosotros en el campo. Finalmente, Silvia Salgado quiere hacer un especial reconocimiento al apoyo que hasta la finalización de este reporte otorgaron Sergio García y Silvia Sanabria, quienes mostraron su espíritu solidario y una atención a todos los detalles necesarios, y su interés permanente en los resultados de la investigación y alimentándolos. Este ha sido, sin duda, un aporte invaluable. A todos nuestros trabajadores de campo, por su trabajo, su interés y su amistad. Esperamos que César algún día finalmente nos visite en el Laboratorio de Campo, que Chiqui se cuide de las avispas y que Luis encuentre la terciopelo real. A don Leo muchísimas gracias por su ayuda, por compartir sus conocimientos y por aceptar de buena manera que le “invadiéramos” su espacio. 1 INTRODUCCIÓN Antecedentes de la investigación El proyecto Nuevo Corinto (L-72-NC): una aldea cacical, es producto de un esfuerzo interinstitucional en el cual han participado Silvia Salgado González, Mónica Aguilar y Guaria Cárdenes de la Universidad de Costa Rica, John W. Hoopes de la Universidad de Kansas y Patricia Fernández de la Fundación de Museos del Banco Central y de la Universidad de Costa Rica, con el aval y apoyo de la familia Rojas Alvarado, propietaria del terreno donde este se encuentra. El objetivo principal del proyecto era reconstruir los procesos de transformación biocultural que ocurrieron entre el 1550 a.n.e y el 1550 n.e., con el fin de entender cuándo y cómo surgieron las diferencias sociales y políticas institucionalizadas manifiestas en las sociedades cacicales. Hasta recientemente, era un sitio poco estudiado, por lo que con se buscó expandir los resultados de los trabajos realizados por diversos investigadores durante los último años, los cuales discutimos a continuación. Doris Stone, Nuevo Corinto y la Línea Vieja La primera referencia al sitio en la literatura arqueológica, aparece en la publicación Introduction to the Archaeology of Costa Rica de Doris Stone (1958), donde lo menciona repetidamente como Nuevo Corinto (Stone, 1958, p.17), situándolo en lo que ella define como la subárea de la Línea Vieja de la región cultural que comprendía tanto la Vertiente Atlántica como las tierras altas del Valle Central. A su vez, resalta algunas de las particularidades del asentamiento y de su entorno inmediato que define como la Unión Norte (Fig. 1), que cubría el territorio de Nuevo Corinto y de los sitios aledaños ahora conocidos como Las Flores y La Manuda (Fig. 2) y la Unión Sur, que se extendía sobre el lado sur de la Línea Vieja y consecuentemente de la actual carretera a Limón (Fig. 1) 1 . Entre las particularidades del asentamiento señala la producción de metates con diseños esculpidos pintados en blanco (Fig. 3 a y b), la abundancia de lo que ella denominó cabezas de lanza con punzón 2 (Fig. 3 c), el enterramiento de los cadáveres con la cabeza alineada en dirección S contrario a la posición hacia el O común en otros sitios arqueológicos. Además indica que en Nuevo Corinto y en los asentamientos de Las Mercedes, Williamsburg y La Unión, se encontraban las mayores cantidades de artefactos de jadeita y los de mejor calidad artística, a lo que agrega Guácimo en una edición revisada ocho años después (Stone, 1966), 1 En la figura 22 en Aguilar (2010, p. 108) también se incluye el sector sur de la finca de la familia Rojas Alvarado como parte de La Unión Norte. 2 Stone se refiere a estas con el término “monolithic lance heads with single…pronged” (Stone, 1958, p.17). 2 refiriéndose posiblemente a los hallazgos del sitio El Tres reportado Stone y Balser (1965, p. 317). El sitio de La Unión Sur, resaltaba asimismo por el fino pulido de Figura. 1. Ubicación de fincas La Unión Norte y la Unión Sur. Redibujado por Sergio García del mapa “Compañía Bananera de Costa Rica, Limón División, (1941)”. Archivos del DPPC Museo Nacional. Se adiciona la ubicación de Nuevo Corinto para mostrar que se encuentra dentro de la Unión Norte. Nuevo Corinto 3 Figura. 2. Mapa con la ubicación de Nuevo Corinto y otros sitios mencionados en el texto, situados en la Línea Vieja y en el Valle Central. 4 a b c d e Figura. 3. a y b Metates grabados y con pintura blanca, c. punta de lanza con punzón, d. colgante de jade, e. vasija de Papagayo Policromo con incisiones bajo el engobe blanco. Las figuras fueron reproducidas de Stone (1958, respectivamente Fig. No. 23a, Fig. No. 2e, Fig. No. 7 a, Fig. No. 8 j, Plate I. b). 5 los artefactos de jade, la expresión peculiar del Dios-Hacha con una nariz cuadrangular y un tocado (Fig. 3 d), así como la técnica de perforar el agujero del pendiente desde un solo lado, contrario a la común técnica de hacerlo desde ambos extremos. En los dos sitios antes mencionados reporta el hallazgo de artefactos grabados de lazulita (Stone, 1958, p. 18). Otras particularidades de Nuevo Corinto refieren a la existencia de expresiones singulares en algunos elementos de las vajillas cerámicas locales e importadas, como los sellos cilíndricos y planos que se encuentran también en la Unión Sur y ocasionalmente en Las Mercedes, asimismo vasijas de lo que ahora llamamos el tipo Papagayo Policromo con incisiones cubiertas con pintura blanca (Fig. 3 e), y cerámica Plomiza producidas en el Soconusco Oriental (Neff y Bishop, 1988). A pesar de señalar estas particularidades, como ya se mencionó, Stone se refiere a la Línea Vieja como una unidad cultural, guiada por una visión clásica de historia cultural. Ella la delimita desde el Río Pacuare al SE hasta el Río San Juan al N, las llanuras de Guatuso y el piedemonte de los volcanes Turrialba, Irazú y Poás al O. Sus expresiones materiales relevantes las define por los sitios con arquitectura monumental de montículos, encierros y calzadas elevadas las que interconectan las diversas estructuras arquitectónicas dentro de los asentamientos, pero también se extendían hasta los ríos inmediatos en los cuales descienden por escalinatas. Este tipo de arquitectura la explica por las características geográficas y climáticas de la zona, debido a que la abundante lluvia y los ríos, requirió la protección de los sitios de las inundaciones. La autora planteó que las calzadas o caminos empedrados formaban un amplio sistema vial que comunicaba los principales asentamientos de la Línea Vieja y estos con sitios de las tierras altas y, que incluso, se unían con un camino inter-ístmico usado por mercaderes aztecas (Stone 1958, p. 16). Ahora sabemos que este sistema no fue construido (Salgado y Vázquez, 2005, Vázquez 2006), pero sí uno de senderos que conectaban sitios del Atlántico con asentamientos principales del Valle Central (p.ej. Ibarra Rojas, 1990, Cavallini Morales, 2011). Otro aspecto común en la Línea Vieja era el emplazamiento de cementerios segregados, situados a los lados y a una distancia de 50 o 60 m de las áreas nucleadas de los centros arquitectónicos. Otra manifestación cultural fue la estatuaria, la cual aunque similar a la de sectores del Valle Central, tuvo un importante desarrollo, particularmente en la forma de figuras humanas esculpidas en piedra, con representaciones masculinas donde predominan individuos portando cabezas trofeo y hachas de guerra (Fig. 4a), y en ocasiones otros elementos, mientras que las representaciones femeninas comúnmente sostienen en cada mano un pecho (Fig. 4b). Las estatuas zoomorfas, en cambio, son raras y ocurren con representaciones de mono, pero también de jaguar (Stone 1977, p.6). Otros aspectos de la escultórica son las máscaras en piedra que identifica como particulares de esta región cultural, así como la 6 producción abundante de metates con o sin reborde, y “altares” o metates circulares esculpidos. Posteriormente Stone (1977, p. 6) se refiere a la existencia de escuelas de arte, una de ellas emanando de la Línea Vieja, argumentando la similitud en concepto y en la técnica de la estatuaria y, señalando que, aunque hay una marcada estandarización y realismo en las representaciones, en ocasiones estas parecen retratos. También resalta la producción y consumo en la Línea Vieja de artefactos de jadeita, nefrita, jades, serpentinas y agate, y considera que exceptuando el área a b Figura. 4.a. Representación masculina portando cabeza trofeo y hacha de guerra. 4. b. Representación de figura humana con la parte superior concordante con la descripción de Doris Stone para las estatuas femeninas, pero en su conjunto es una representación intersexual. Ambas piezas son de la colección de Nuevo Corinto del Museo Nacional de Costa Rica (Fotos de Mónica Aguilar). 7 maya es en Línea Vieja donde se han encontrado los ejemplos mejores elaborados de jadeita con representaciones esculpidas. Las mismas incluyen figuras humanas y zoomorfas, entre ellas aves, reptiles y peces, y largas cuentas tubulares de jade que rara vez se encuentran en otras zonas. La presencia de jade importado tanto en forma de materia prima como en artefactos acabados, las piezas de oro provenientes de Panamá y otros territorios de pueblos chibchas de Colombia, sumado al hallazgo fortuito de otros objetos provenientes de regiones como las Antillas, Ecuador, Perú y Bolivia, la hacen valorar a esta zona del Atlántico como un lugar significativo de intercambio (Stone, 1958, p. 16). Es interesante que Stone no menciona a Nuevo Corinto veinticinco años después cuando publica Pre-Columbian Man in Costa Rica (Stone, 1977), pero sí los sitios de La Unión Norte (Costa Rica Farm) y La Unión Sur. Sin embargo, detalla una descripción de la arquitectura del sitio La Unión Norte (Stone, 1977, p. 192), que hace pensar que puede referirse a Nuevo Corinto. Ella menciona que este tiene dos montículos en un encierro ovalado, el cual tiene muros de 1.5 m de altura y entradas al SE y al N, uno de estos montículos situado al O del encierro medía 1.8 m de altura y tenía en su base una piedra de moler estilo “chacmool”, mientras que el segundo montículo se situaba al NE y medía 2.1 m de altura. Bajo el encierro se observó una capa de ceniza que reposaba sobre una capa estéril de grava, lo cual se ha reportado recientemente en Las Mercedes (Vázquez., Rosenswig., Latimer., Alarcon y Sohet., 2010) en Guayabo de Turrialba (Alarcón, 2012), y ahora en Nuevo Corinto. Líneas de carbón y ceniza en la base de los montículos y otras estructuras en el sitio Nuevo Corinto, se interpretan hipotéticamente como una técnica constructiva que creaba una interface para ayudar a impermeabilizar la base de la estructura (Kendra Gamboa, comunicación personal, 20103). Las diversas estructuras de La Unión se conectaban mediante calzadas a tres grupos de montículos, uno de estos grupos formado por dos montículos y los otros dos grupos con tres montículos, con un total de 11 estructuras y las calzadas. Sólo dos sitios dentro del territorio enmarcado por La Unión Norte presentan características similares, el primero es el sitio Las Flores un sitio de menor tamaño y con menos estructuras, y el otro Nuevo Corinto. La descripción tampoco calza ajustadamente con lo que conocemos de este último, pero pareciera la asociación más lógica tomando en cuenta que Nuevo Corinto, como ya señalamos, se encontraba dentro de la Unión Norte y por escala se ajusta más a la descripción de Stone. Sin embargo, no hay constancia que ella 3 Según Kendra Gamboa nos explicó, esta técnica es usada aún hoy días por los campesinos antes de construir estructuras residenciales u de otro tipo para evitar el ascenso del agua por capilaridad. 8 visitara el sitio, como sí el sitio Las Flores (don Fernando Delgado, comunicación personal, 2012)4 La caracterización de Nuevo Corinto por Mónica Aguilar y Jeffrey Peytrequín En el año 2001 la familia Rojas Alvarado contactó al profesor Sergio Chaves de la Universidad de Costa Rica, con la propuesta de desarrollar un proyecto cooperativo para el estudio y para la elaboración de un plan de gestión, que permitiera a futuro la visitación turística. Varios profesores y estudiantes tuvieron reuniones con la familia y elaboraron propuestas para la creación de un museo de sitio (p. ej. Aguilar, Peytrequín, y Rodríguez, 2002), así como para el desarrollo de una investigación del asentamiento mediante una tesis de Licenciatura de Antropología con énfasis en Arqueología (Aguilar y Peytrequín, 2002). Como parte de este esfuerzo, en el mes de agosto del año 2001 Mónica Aguilar y Jeffrey Peytrequín (2003), visitaron el sitio y establecieron su ubicación geográfica con coordenadas Lambert 548 550 Longitud O y 244 000 Latitud N. Asimismo, elaboran un croquis (Fig. 5) y reportaron “…un total de 13 estructuras arquitectónicas circundadas por plazas, así como diversos cementerios” (Aguilar y Peytrequín, 2003, p. 4), en un área estimada de 15 ha, aunque consideran probable que otras se encuentren sobre un área de plantación de banano, que actualmente se ha convertido a pastizales para la cría de ganado de engorde. Hacen notar que existía una escalinata que conducía al Río Corinto, situada donde hoy está un generador eléctrico con capacidad de 25 KW. Valoraron que además del huaquerismo, las labores agrícolas y, recientemente industriales, han impactado de forma negativa la conservación del sitio y reconocen los esfuerzos de la familia Rojas Alvarado para protegerlo. Aguilar y Peytrequín (2003) consideraron que Nuevo Corinto tenía una conformación arquitectónica similar a la de otros sitios de la Línea Vieja como Williamsburg (Fig. 2), Las Mercedes (Fig. 2), Anita Grande (Fig. 2) y Cubujuquí (Fig. 2), entre otros. Plantean que posiblemente la última fase de ocupación del sitio fue La Cabaña, a la que asocian fechas de 800 a 1550 d.C y, que se trataba de un sitio cacical unido a otros asentamientos de este tipo mediante redes de intercambio. 4 En conversación sostenida con Silvia Salgado González en diciembre del 2012, don Fernando Delgado cuyo padre fue propietario de la finca donde se encuentra el centro arquitectónico nucleado del sitio, manifestó que no recordaba que Doris Z. Stone visitara Nuevo Corinto, pero sí la finca donde se encuentra el sitio Las Flores. Es posible la visita se realizara en la década de los 1950, pues don Fernando llegó a la zona como un niño de seis años a finales de los 1930 y recuerda ser un adolescente o un adulto joven cuando la visita ocurrió. 9 Contribuciones de la Arqueología de Suerre, nuevas aproximaciones a Nuevo Corinto Durante las labores de capo del proyecto “Caminos y sitios monumentales: conocimiento ambiental y de alta ingeniería en las sociedades precolombinas del territorio de Costa Rica” (Salgado, Vázquez, y Arce, 2003), en el 2004 y con la cooperación de Mónica Aguilar y Jeffrey Peytrequín, Silvia Salgado visitó el sitio con la intención de obtener un permiso para mapearlo. Figura. 5. Croquis del sitio Nuevo Corinto, reproducido con autorización del documento de Aguilar y Peytrequín (2003, Fig. 2, p. 5). Desafortunadamente dicho proyecto estaba en su fase final de campo y los fondos restantes no permitieron realizar esa tarea. Pero se entablaron conversaciones con la familia Rojas Alvarado, lo que condujo a un renovado interés en la cooperación con la Universidad de Costa Rica, manifestándolo a 10 través de una carta dirigida al entonces Director de la Escuela de Antropología y Sociología, MSc. Sergio Reuben. En el 2007 se iniciaron las labores de investigación, mediante un proyecto planteado por John W. Hoopes y Silvia Salgado González, en colaboración con el geólogo de la Universidad de Costa Rica Mario Arias, con el objetivo de brindar nuevos elementos para la interpretación del surgimiento y la consolidación de asentamientos cacicales con arquitectura monumental, y la concepción arquitectónica y simbólica de su diseño y de su desarrollo (Hoopes, Salgado, Arias, Maloof y Aguilar, 2009). George Maloof participó como asistente y colaborador, mientras que Mónica Aguilar se integró como colaboradora. Por medio de reconocimiento y prospección intencional se estableció una primera estimación de los límites (Fig. 6), de los componentes cerámicos y su distribución (Fig. 7), así como las densidades de distribución de materiales (Fig. 6). Se utilizaron técnicas geofísicas de prospección usando un equipo ABEM SAS 1000 Terrameter para la prospección de resistividad eléctrica, y el magnetómetro Geometrics G-586 para las prospecciones de la magnetometría de protones, estableciéndose la efectividad de la resistividad eléctrica para ubicar rasgos enterrados como calzadas, otros posibles rasgos arquitectónicos y un drenaje, este último saliendo de la que se denominada Plaza 1 en el levantamiento topográfico (Fig. 8), dándonos la primera idea de la existencia de un sistema de drenajes. El levantamiento inicial sugirió la existencia de cuatro plazas, 16 montículos y dos caminos de acceso al sitio, uno comprobado que sale de la plaza 1 y desemboca en el Río Corinto, y el otro sólo parcialmente comprobado que sale del centro arquitectónico pasando por la entonces denominada plaza cuatro y extendiéndose en dirección SE. La interpretación del sitio, en ese momento, estableció que la ocupación se extendió sobre 200 ha, aunque estos límites eran relativamente arbitrarios, pues correspondían con aquellos de la finca de la familia Rojas Alvarado, y porque al lado sur de la carretera a Limón, sobre el derecho de vía, se observaron dispersiones de materiales El Bosque. Se documentó que la ocupación inició en La Montaña con un territorio poblado por unidades domésticas autónomas dispersas y con baja densidad de población, la cual se incrementó en El Bosque probablemente por cambios en la estructura productiva, como lo sugirió Michael J. Snarskis (1978) y lo corroboran los estudios de Sally Horn con el análisis de perfiles de polen de lagunas de la Estación Experimental La Selva (Horn, 2006). Durante La Selva se gestó un proceso de nucleación y a finales de la misma o a inicios de La Cabaña se dio el surgimiento del centro arquitectónico tardío que alcanzaba una extensión de alrededor de 10 hectáreas en su núcleo. 11 Figura. 6. Mapa de límites y de distribución de densidades, tomado de Salgado et al. 2009. Figura. 7. Mapa con distribución de componentes tomado de Salgado et al. 2009. 12 Figura. 8. Mapa topográfico con mapa de GPS sobrepuesto tomado de adjunto de Salgado et al. 2009. Se adiciona lo que se consideró los caminos de ingreso y el posible drenaje. En el centro arquitectónico se encontraron zonas huaqueadas (Fig.9), indicando la existencia de cementerios a ambos lados del eje arquitectónico, al N y S de este, pero también se observó las huellas del huaqueo de tumbas, al menos en el M-01 y en el M-02. Se notó que el diseño del sitio se orientaba 39˚ sobre un eje lineal de calzadas de 2.25 km, con la mayor concentración de rasgos arquitectónicos visibles extendidos sobre 600 m (Fig. 9). Las dimensiones de montículos y plazas variaron, los primeros con diámetros entre los 26 y 36 m, y con alturas entre los 1.5 y 2.5 m, mientras que las plazas también variaron en sus dimensiones y en su forma (Figs. 8 y 9). Aunque no se hicieron excavaciones para diferenciar las Camino C BA Camino A Drenaje Curvas cada 20 m Escala 1:500 13 etapas de construcción del sitio, pero se planteó, por observación de los materiales en superficie, que no todos los rasgos se construyeron al mismo tiempo. Por lo tanto, se estableció la necesidad de futuras excavaciones que aclararan los cambios en el diseño arquitectónico, así como la función de algunos rasgos, partiendo de la hipótesis que la mayoría de los montículos fungieron como bases de residencias, pero que las estructuras denominadas plazas, que tradicionalmente se veían como lugares públicos, podrían tener usos diferentes debido a su forma y tamaño, incluyendo la de estanque indicada por informantes locales al narrar como la plaza 1 se inundaba con las lluvias. En todo caso, de la existencia de sistemas hídricos manifiestos tanto en la detección de un drenaje saliendo de dicha plaza, las calzadas y rasgos elevados, y el emplazamiento del centro arquitectónico en una zona de suampo, sugería que el tema del manejo del agua fue un aspecto importante, física y simbólicamente. En términos del diseño del sitio como parte del paisaje, se analizó que no está alineado con ningún punto saliente del territorio, como son los volcanes que se observan en los días despejados, por lo que se consideró que otros factores determinaron su alineamiento y ubicación. La razón quizás sea su posición estratégica para el control de vías fluviales que conducen al San Juan y a través de él al mar Caribe, así como vías terrestres hacia el Valle Central, especulando que al menos habrían dos, una subiendo por el cañón del Sucio hasta el Volcán Irazú y al sector oriental del valle, la segunda subiendo por el Chirripó y su tributario el Río Patria hacia el Bajo de la Hondura y por allí al Valle Central. Asimismo se planteó que el Camino A de Nuevo Corinto (Figs. 8 y 9) pareciera conducir hacia el NE al sitio Las Flores, mientras que otra calzada conduce desde este último hasta La Manuda, lo que quizás indica que estos sitios conformaron una unidad de control territorial. Finalmente, don Rubén Rojas nos permitió conocer la existencia de un cementerio de La Selva en el sector SO en la última línea del riel del antiguo bananal. Las fosas se encuentran a más de un metro de profundidad, por lo que se esperaría una buena conservación. También se notó la producción de estatuaria, en una tumba huaqueada sobre el montículo 6 donde se encontraba una proforma de estatua (Fig. 10) en un contexto posterior al 800 a.n.e. Los resultados del proyecto no permitieron evaluar todas las particularidades señaladas por Stone (1958, 1966, 1977) a la zona de La Unión Norte y La Unión Sur, pero sí su importancia como asiento de un cacicazgo. De lo planteado por Aguilar y Peytrequín (2003), se constató y amplió el conocimiento de su complejidad arquitectónica relaciona con otros sitios con características similares, pero se consideró que en el Caribe Central se comparaba más bien con los asentamientos de Anita Grande y Las Mercedes debido a la escala 14 Figura. 9. Mapa planimétrico del sitio Nuevo Corinto con los rasgos arquitectónicos identificados, reproducido de Salgado et al. 2009. 15 Figura. 10. Tumba huaqueada en la parte superior del montículo 6 (derecha), con detalle de la proforma de estatua (izquierda). arquitectónica. Aunque se avanzó en la detección nuevos rasgos como los caminos y la denominada plaza 4, en la zona del bananal no se pudo hacer una buena caracterización, a pesar de que se concordaba con dichos investigadores que había una alta probabilidad de que el centro nucleado pudiera extenderse en esa zona. El proyecto concluyó que una continuación de largo plazo de la investigación era necesaria, debido a la extensión y complejidad temporal y espacial del asentamiento. Era claro que para abordar los diversos aspectos bioculturales se haría necesario desarrollar un abordaje interdisciplinario. El conocimiento de los habitantes de la región Es bien conocida la historia de saqueo de bienes arqueológicos en la Línea Vieja, la cual recientemente ha sido discutida en detalle por Mónica Aguilar (2010), en un análisis general del saqueo, comercio y coleccionismo de los bienes arqueológicos en Costa Rica. Aguilar ofrece, a través de una entrevista realizada al huaquero referido como E. Ch., la información que él le ofreció de su conocimiento del sitio Nuevo Corinto y otros cercanos (Aguilar, 2010, p. 104-107). En particular, para Nuevo Corinto menciona que hay áreas dentro de la zona del antiguo bananal, donde se encuentran cementerios no huaqueados, así como era 16 más común encontrar rasgos funerarios y ofrendas en los alrededores de los montículos que dentro de ellos, que muchas de las ofrendas eran de oro, así como cerámica de lo que ellos denominan “Chorotega” y “Huetar”, metates y estatuaria. Asimismo que hay tumbas de cajón, construidas con lajas, mientras otras con piedras de coyolillo como tapa. De estas últimas relata que en el bananal se encuentra un cementerio con esas características, además que los cementerios de jade se encuentran a una mayor profundidad de los que contienen artefactos de oro. Muchos de los huaqueros que participaron en el saqueo de sitios en la Línea Vieja son personas de edad avanzada o han muerto ya. Sin embargo, el conocimiento que este tipo de personas adquirieron durante su práctica es relevante para los arqueólogos y personas interesadas en la historia antigua de la región, así como es parte relevante de la historia reciente de la misma y sus prácticas socioculturales. Desafortunadamente, muchos de estos huaqueros muestran renuencia a hablar abiertamente sobre sus experiencias, pero esperamos poder recobrar más de este conocimiento en un futuro, a través de gente que ha presenciado o participado directamente en excavaciones no científicas en Nuevo Corinto y sus alrededores. 17 EL PROYECTO NUEVO CORINTO: UNA ALDEA CACICAL Sobre la base del conocimiento generado anteriormente, se planteó una nueva etapa de investigaciones, la cual permitiera lograr una línea de base más sólida para la exploración del proceso de cambio social que ocurrió al menos durante 3000 años y, que condujo a la constitución de sociedades con diferencias sociales y política institucionalizadas. Para ello se plantearon una serie de objetivos específicos, que incluyeron determinar la continuidad y densidad de los restos de ocupación y su cronología, prospectar áreas con limitada visibilidad de superficie para ubicar rasgos arquitectónicos monumentales y completar la información sobre el diseño arquitectónico y su complejidad, determinar actividades domésticas y públicas por cada fase, identificar la presencia de artefactos de producción local especializada para ver cambios en la estructura socioeconómica, registrar los artefactos foráneos para medir la intensidad de las relaciones macroregionales y sus cambios, analizar composicionalmente los materiales líticos y cerámicos para establecer posibles áreas de materia prima, caracterizar la geomorfología y establecer como esto afectó el desarrollo del asentamiento. Trabajos en las temporadas 2010 y 2011 Se realizaron las temporadas de campo en los meses de enero y febrero del 2010 y 2011, así como en abril del 2010, mientras que las labores de laboratorio se realizaron de forma casi ininterrumpida desde enero del 2010 hasta enero del 2012. Como resultado de ello, se hicieron recolecciones de superficie en 163 puntos, se excavaron 22 trincheras, 3 calas y 172 pozos de cateo. Además se reconocieron diversas partes del sitio, aumentando la caracterización espacial y temporal de sus diversos componentes. Asimismo, se amplió la cobertura del mapa topográfico, aunque faltan aún sectores importantes localizados fuera del centro arquitectónico principal formado por montículos, plazas, drenajes, calzadas y un encierro y un basamento (Fig.11). Asimismo, se hicieron tres trincheras (Fig. 11) con apoyo de back hoe en áreas donde la densidad de restos indicaba una menor probabilidad de encontrar rasgos, con la finalidad de determinar aspectos relevantes de la geomorfología, en particular, la línea de base de estratos que permitirían establecer una estratificación sobre la cual se asentó la ocupación humana y elementos relacionados con eventos de sedimentación. 18 Aspectos generales del sitio Como lo señala Guaria Cárdenes (Anexo 1), el asentamiento está en una planicie con un sistema fluvial tipo trenzado, cerca del punto de transición hacia la zona montañosa de la Cordillera Volcánica Central (Fig. 3). Las condiciones geomorfológicas determinan una zona sedimentariamente muy activa en términos recientes, situación que puede proyectarse a la época precolombina. Ello presentó retos importantes para sus habitantes, pues mientras este ambiente ofrecía fácil acceso a la materia prima para manufacturar diversos artefactos, incluyendo los líticos y los cerámicos, y una vía de transporte fluvial conducente al río San Juan y al mar Caribe, por otro lado los exponía a inundaciones y otros eventos relacionados. Como discutiremos en el curso de este reporte, algunos de estos procesos pueden asociarse, hipotéticamente, a la recomposición espacial y al surgimiento de diversos elementos arquitectónicos. Los estratos de suelos del pasado y del presente, reposan sobre lo que en algún momento fue el lecho del sistema trenzado, que se ha observado a una profundidad no mayor de 1.5 m de la superficie actual, y está caracterizado por grandes bloques de piedras rodadas. El mismo se notó por primera vez en la trinchera 5 (Fig. 11 y Anexo 2) y posteriormente en las trincheras realizadas para exploración sedimentológica (Anexo 1).Este es el producto de un abanico aluvial sobre el que está asentado toda la Línea Vieja y que se inicia en las proximidades de Nuevo Corinto, por la zona de Guácimo-Siquirres tiene una profundidad de hasta 40 m hasta asentarse sobre un basamento geológico de lavas, de acuerdo con los reportes de los perfiles de pozos en reportes del SENARA (Acevedo, Anexo 1). Aunque no podemos generalizarlo para todo el sitio, pozos excavados para documentar los estratos de suelo en el sector E del asentamiento, definieron 3 unidades de materiales (Acevedo, Anexo 1), la más superficial es una capa de arcilla, la cual a su vez está compuesta por dos diferentes capas de suelo: el nivel superiores el suelo orgánico o suelo actual y bajo este hay una capa de arcilla de color café. Por debajo, se observan unas gravas de coloración amarillenta producto de eventos aluviales, que se consideran una capa estéril, aunque en el pozo excavado al final de la trinchera 7 (Fig.11), se recuperó un tiesto monocromo a una profundidad de 1.80 cm bajo la superficie (Anexo 2). En algunos casos entre las gravas y el aluvión, se observó un horizonte de oxidación, de coloración rojiza donde no hay trazas arqueológicas. En los suelos con evidencia de ocupación no se ha encontrado ninguna traza de actividad humana atribuible a los periodos Arcaico o Paleoindio, así que esta posibilidad es descartada por el momento, pero será necesario fechar los suelos directamente para entender mejor los rangos temporales en que se formaron. 19 Los límites del sitio fueron redefinidos, y se excluyó la sección del extremo NE, situada cerca de la unión de los ríos Chirripó y Corinto (Fig. 12), pues se notó que estos eran terrenos muy arenosos y prácticamente sin restos arqueológicos. El área estimada del sitio, en la propiedad de la Familia Rojas Alvarado, se calcula ahora en aproximadamente 180 ha en lugar de las 200 ha definidas en el proyecto Contribuciones a la Arqueología de Suerre. El mapa topográfico generado en este proyecto, modificó algunos elementos identificados anteriormente (Figs. 8 y 9). En primer lugar se definió un basamento en el área del antiguo bananal, adyacente al área nucleada (Fig.11), así como un rasgo de piedra rectangular que apenas se asoma en la superficie, situado en el extremo norte del mapa, denominado por ahora como Rasgo X, cuya función es desconocida pues sólo se realizó la observación en superficie. Al O del rasgo se identificó una calzada angosta (Fig. 11), cuya extensión no se ha definido. El rasgo antes conocido como Plaza 4 (P-4), ahora lo denominamos Encierro 1, pues sus características arquitectónicas y funcionales se asocian más bien con un espacio techado, destinado probablemente a un área de trabajo, debido a los materiales recuperados. Finalmente, los montículos M2, M4, M8, M14 y M16 quedan pendientes de constatación y una mejor definición topográfica, pues las labores en ese campo no avanzaron en esa dirección, sino en ampliar la cobertura y en la mejor definición de los muros de las plazas P-2 y P-3. Las transformaciones de la ocupación Después de los resultados de este proyecto interpretamos que probablemente la secuencia de ocupación se dio de forma continua a partir de La Montaña hasta algún momento de la Fase La Cabaña. Los rangos de las fases definidas para la subregión Caribe o Atlántica, han sido modificadas a través del tiempo, en la medida que nuevos contextos y fechamientos lo indican. Sin embargo, en general, las series de fechas son aún limitadas, y es desigual el entendimiento de los procesos que se dieron en diferentes fases y zonas de la subregión. Las series de fechas más extensas, al menos en sitios, las han creado recientemente los proyectos en Las Mercedes (Vázquez y Chapdelaine, 2005, Vázquez et al. 2010), Guayabo (Alarcón, 2012), en ambos casos fechas que se asocian a La Cabaña, fundamentalmente, así como las fechas presentadas en este informe para Nuevo Corinto, que cubren todas las fases, exceptuando La Montaña. Nuevas series de fechas están siendo desarrolladas en los proyectos arqueológicos del ICE en esta subregión. Sin embargo, coincidimos con la reciente valoración de Myrna Rojas (2012), que no solo la escasez de fechas radiométricas y problemas de contexto son un problema para la definición de los rangos de la secuencia, sino también 20 21 que la definición de las fases sigue siendo muy general. Es necesario puntualizar temporalmente los procesos de cambio sociocultural que ocurrieron en zonas específicas e inclusive detectar, si los hubiese, rangos temporales menores en los que ocurren procesos particulares en lugares específicos. Por ello, nos atrevemos en este reporte a plantear una secuencia que aunque se basa parcialmente en las construídas anteriormente, crea una fase que consideramos específica de la zona donde se encuentra Nuevo Corinto (Cuadro 1). En un futuro nuestra intención es seguir enfatizando lo particular, aún cuando reconozcamos procesos enlazados en la subregión. Entendemos a la vez, que esta es una propuesta que deberá ser reforzada o modificada, con los resultados de futuras investigaciones en el sitio y su entorno inmediato. Figura 12. Límites actuales del sitio Nuevo Corinto (Dibujado por Sergio García) 22 Cuadro 1. SECUENCIAS CRONOLÓGICAS Quilter y Hoopes (2003) Snarskis (1976,1978) Snarskis (1981) Vázquez (2001) Año Gran Nicoya Pacif.Central Valle Central Vertiente Atlántica Vertiente Atlántica Valle de Turrialba Nuevo Corinto Año 1600 1600 1550 1550 1500 Ometepe P. Tardío La Cabaña La Cabaña 1500 1450 Cartago La Cabaña La Cabaña B 1450 1400 1400 1350 1350 1300 Sapoá 1300 1200 1200 1100 La Cabaña A 1100 1000 La Unión 1000 900 Curridabat La Selva P. Transicional La Selva B La Selva 900 800 800 700 Bagaces 700 600 La Selva A La Selva 600 500 500 400 El Bosque P. Temprano El Bosque B 400 300 Pavas 300 200 Tempisqu e El Bosque A El Bosque El Bosque 200 100d..C. 100d. C 0 0 100a.C. 100a.C. 200 La Montaña La Montaña B 200 300 Barba 300 400 La Montaña La Montaña 400 500 500 600 Orosi La Montaña A 600 700 700 800 800 900 900 1000 1000 1100 1100 1200 1200 1300 1300 1400 1400 1500 1500 23 Fase La Montaña (1500 a.n.e.-300 a.n.e) Como se ha indicado, de esta fase no tenemos fechas y usamos el rango establecido en el proyecto Angostura (Vázquez, 2001), por lo que debe de entenderse que no hay certeza dentro de este rango cuando inició la ocupación. Sin embargo, sí se corroboró con las unidades de recolección y excavación que en esta se da la ocupación inicial, con trazas de la misma a lo largo del sitio (Fig. 13, Anexo 3). Aunque los restos de actividades son limitados, concluimos que el asentamiento fue disperso y con prácticas que requerían cierta mobilidad territorial. No se localizó ningún contexto La Montaña y su cerámica aparece redepositada en contextos posteriores, incluyendo aquellos de El Bosque, lo que muestra una ocupación continua de estos espacios que destruyó parcial o totalmente los efímeros contextos de la primera. A pesar de ello, es probable encontrar contextos en el sector SO y NE del asentamiento, donde hasta ahora se concentra la mayor evidencia, y donde no se han realizado pozos de cateo de forma intensiva. La estratigrafía registrada en estos sectores sugiere posibilidad de depósitos culturales bajo la superficie hasta un metro o más de profundidad. Los artefactos cerámicos en lo fundamental son tecomates o escudillas con bordes inversos, con decoración predominantemente zonada con pintura marrón e incisiones gruesas, pero también con estampado de concha, muescas y punzonados (Fig. 14). Aunque la muestra es pequeña, no más de 25 fragmentos (Anexo 2), si nos atenemos a la diferenciación establecida por Snarskis (1978, 1982) entre los complejos La Montaña y Chaparrón, es llamativo que la mayor parte de los bordes sean escudillas de borde inverso o tecomates, pero solo tenemos un ejemplar de budar del modo R1 atribuído a la Montaña por Snarskis (1978). Esperamos que futuras investigaciones en el sitio recuperen una muestra adecuada en contexto, para poder caracterizar apropiadamente las caracteriísticas del complejo o complejos de lo que ahora denominamos La Montaña. Fase El Bosque (300 a.n.e.-300 n.e.) Tanto la dispersión como la densidad de materiales aumenta notablemente (Fig 15), siendo la más continua y,por lo tanto, la espacialmente mas extensa de las fases, pues materiales de esta se encuentran tanto en la superficie ampliamente pero también en la mayoría de los pozos y unidades de excavación (Anexo 3). De ello derivamos no solo un aumento importante de la población, sino de una intensificación de la sedentarización. Se ubicaron varios contextos de índole doméstico, público y ritual (Fig. 16), Incluyendo al menos una estructura residencial y un cementerio segregado en el sector SE (Fig. 15), así como los primeros trabajos públicos arquitectónicos. Un contexto doméstico se ubicó a unos 55 cm de profundidad en el pozo de pala 208, y se distinguió por una superficie compactada, por lo que se situó la trinchera 15 de 1 x 2 m (Fig. 11 y Fig. 16), que se expandió hasta una cuadrícula Ben Resaltado 24 Figura 13. Distribución de cerámica La Montaña 25 Figura. 14. Fragmentos asociadas a la Fase La Montaña, a.La Montaña Rojo Fugitivo sobre Crema escudila con modo R 12, b. La Montaña Rojo Fugitivo sobre Cremacon modos modosR10 y D13,c y d. La Montaña Flotado Modo R 12, e.La Montaña Rojo Fugitivo Modo R 10, f. Modos R 9 y D6, forma de tecomate, g.Modos R 9 y D16, forma de tecomate , h. Atlántico Negro Relleno con Rojo, i.,modoD16 , j. fragmento de escudilla con modo de decoración D 22.Todos los modos y tipos definidos por Snarskis (1978). de 2 x 2 m (Anexo 2). El piso está caracterizado por un apisonado de arena de color marrón situado entre los 55-65 cm de profundidad (Fig. 16), con restos de cerámica, lítica, restos macrobotánicos, así como carbón sobre el piso y el interior de algunos fragmentos cerámicos. La abundancia de tiestos con carbón y hollín, así como el tamaño de las ollas y otras vasijas, refuerzan la interpretación que este es un espacio doméstico donde se procesaron y probablemente se consumieron alimentos. Una fecha por AMS con un rango CAL 250 a 400 (Cuadro 2) se obtuvo con una muestra asociada a este piso, y a cerámica de los grupos Ben Resaltado 26 Tumba saqueada Fig. 15. Distribución de cerámica El Bosque, la flecha roja indica la ubicación de la tumba saqueada dentro del cementerio segregado Figura. 15. Distribución de cerámica El Bosque, la flecha roja indica la ubicación de la tumba saqueada dentro del cementerio segregado 27 Calzada Figura 16. Rasgos de El Bosque en sector NE 28 Cuadro 2. FECHA POR AMS DE LA FASE EL BOSQUE Códigode laboratorio Material Fecha C-14 (a.p) 2 sigma CAL Contexto Beta-33413 Carbón obtenido de un solo fragmento 1710+30 250-400 d.C. Piso de ocupación con cerámica de la fase El Bosque En las fechas reportadas como C 14 (a.p.) el “presente” corresponden al año 1950 d.C.. Por convención internacional el estándar moderno de referencia fue 95% del contenido de C14 en el Ácido Oxálico de la Oficina Nacional de Estándares de los Estados Unidos de América mediante un cálculo usando la vida media de Libby C14 (5568 años). La desviación estándar corresponde al 68% de probabilidad y el rango 2 sigma al 95% de probabilidad. Calibración fundamentada en la base de datos INTCAL 09 (Heton et al. 2009, Stuiver et al.1993). Bosque Rojo sobre Agamuzado, Bosque Rojo, Bosque Morado y del tipo Molino Acanalado. Un aspecto importante de la estratigrafía en esta zona, como se registró en la trinchera 15 y en los pozos de cateo de los alrededores, es que los primeros 40 o 50 cm bajo la superficie son de suelo café oscuro con escaso material cultural (Fig. 16 y Anexo 2), producto de eventos de inundación que cubrieron la superficie de ocupación. Ello pareciera haber generado dos respuestas, por un lado el aparente desplazamiento hacia el SO, es decir, hacia la zona donde se encuentra la arquitectura nucleada y, por otro lado, la construcción de un camino de ingreso desde el río Corinto hasta el centro nucleado (Figs. 8, 9, 16). Por lo tanto, en esta fase se construyeron obras públicas que continuaron siendo parte del diseño arquitectónico hasta la ocupación más tardía, mediante su integración a estructuras como los montículos 12 y 13 (Fig. 17) ocupados aparentemente en las fases La Unión y La Cabaña (Arce, en Anexo 2). La asociación del camino con la fase El Bosque se determinó mediante un corte transversal del mismo realizado con la trinchera 14 (Fig. 11, Anexo 2), donde los materiales encontrados fueron casi exclusivamente de esta fase (Anexo 3).El camino, que al menos a la altura de la trinchera 14 no estaba empedrado, se construyó socavando la superficie correspondiente al suelo formado por el aluvión observado en la trinchera 14, que prácticamente corresponde a la superficie actual en el sector SE del asentamiento. Es posible que este “camino” también sirviera como drenaje, como lo sugiere en análisis hidrológico mediante uso de SIG (Mesén, Anexo 4). Otros elementos arquitectónicos de esta fase, aún no caracterizados claramente, son el denominado Rasgo X y la calzada situada al E del mismo (Figs. 11 y 18). El rasgo X es una estructura rectangular de piedra (Fig. 18), con una apertura en el lado O, mientras que en el lado E se conecta con una calzada angosta, de menos de 2 m de ancho. Las recolecciones de superficie en este sector muestran cerámica El Bosque. Finalmente, en el pozo 247 se develó una tumba (Fig.19), la cual era parte de un cementerio saqueado. Los fragmentos cerámicos y líticos recuperados eran de la Fase El Bosque, entre ellos fragmentos de Molino Acanalado, así como un Ben Resaltado 29 Figura 17. Limpieza de sectores del camino A saliendo de la Plaza 1 hacia el NE Figura 18. Rasgo X (Foto tomada por Mónica Aguilar). fragmento de un metate de panel colgante y una pata de metate. La tumba estaba demarcada por cantos rodados (Fig. 19), pero no sabemos si se trataba de un cementerio con tumbas de corredor o individuales, como tampoco su extensión y su grado de destrucción o integridad, pues la excavación no se extendió más. Un aspecto que debe de mencionarse es que en el sector donde se encuentra este cementerio, los reconocimientos y las excavaciones indican que solo hay Montículo 10 Montículo 13 Montículo 12 30 materiales El Bosque y que la población del sitio se nucleó, como lo discutiremos adelante, en las fases posteriores. Puede también ser que hubo una acción consciente de respetar un lugar sagrado no construyendo sobre este. Figura 19. Tumba saqueada de El Bosque ubicada en el SO del sitio (Fotografía de Sergio García). La cerámica de la fase tiene todos los grupos caracterizados por Snarskis (1978, 1982) como Bosque Rojo Agamuzado (Figs. 20 y 21), Bosque Rojo (Fig. 20), El Bosque Anaranjado Morado (Figs. 20-21) y una variedad de vasijas que cubren la gama de todas las actividades de almacenaje y procesamiento de alimentos, así como de índole probablemente ritual. Algo que llama la atención es la alta frecuencia de vasijas con superficies cubiertas en color naranja (Figs. 22)9, lo cuales reminiscente de los acabados de superficie de la Fase Pavas, coetánea con El Bosque. También la abundante presencia de Molino Acanalado, el cual de acuerdo a Magdalena León (comunicación personal, 2012) fue producido localmente pero también importado del Valle Central (Fig. 23). Es probable que la interacción con las tierras altas fuera intensa, como lo sugieren la cerámica y la 9 La cerámica del sitio durante esta fase amerita un análisis más detallado para determinar las características particulares de la misma, así como la existencia de tipos y modos locales. 31 existencia de un camino que conecta la zona de Nuevo Corinto, con el sitio El Cardal (Fig. 2) situado en el Volcán Irazú, y más allá hacia el Valle Central (Cavallini, 2011, Cavallini y Mesén 2012). En ese camino se observó en varios puntos materiales de la Fase Pavas (Carolina Cavallini, comunicación personal 2012). Figura 20. Fragmentos de escudillas de Bosque Rojo Agamuzado y ollas Bosque Rojo. a y b. Escudilla grande con modo R32, c y d. Ollas Bosque Rojo. Todos los modos y tipos definidos por Snarskis (1978). 32 Figura 21. Decoraciones de Bosque Rojo Agamuzado. a-c, Modo D23, d y e, Modo D 18, f. reborde en escudilla. Todos los modos y tipos o grupo definidos por Snarskis (1978). Figura 22. Fragmentos con pintura morada sobre anaranjado El Bosque. a. modo D. 27, b y c. modo D 25; d, f, i, modo D 28, h. modo D. 45, e. y g. decoraciones con pintura morada y naranja no determinadas. Todos los modos definidos por Snarskis (1978). 33 Figura 23. Fragmentos de Molino Acanalado y Bosque Anaranjado-Morado. a. Cuerpo de Molino Acanalado probablemente de manufactura local, b-d. Fragmentos de Molino Acanalado probablemente importado, e-h. El Bosque Anaranjado-Morado con modo D 31, yD 25 en f y g. Modos y tipo o grupo definidos por Snarskis (1978). Los materiales líticos asociados a esta fase, provienen casi exclusivamente de la excavación de la trinchera 15, y serán estudiados como parte del trabajo de tesis de Maestría Académica del estudiante Douglas García (2012), por lo que serán reportados e interpretados en la misma. Fase La Selva (300-700/800 n.e.) Esta fase es, después de El Bosque, la segunda con la mayor extensión y continuidad de restos culturales, notándose ahora el abandono de la parte E del asentamiento (Fig. 24). La ocupación se extiende desde el límite SO hasta los alrededores de la zona del rasgo X y la calzada asociada, mostrando una continuidad del uso de estos dos rasgos desde El Bosque. Como discutiremos, hay clara evidencia de ocupación La Selva en el centro nucleado, antecediendo el proceso de delimitación espacial de la aldea tardía. Se notó la existencia de espacios domésticos y rituales, y aunque ninguno de ellos se excavó en extensión, su localización abre posibilidades de su futura investigación, sabiendo que hay una amplia área en el antiguo bananal donde muy probablemente hay más espacios de esta naturaleza, y de otras. Como se reportó en los antecedentes de este proyecto, en el extremo SO del asentamiento se encuentra un cementerio de la fase que fue usado desde finales de El Bosque, Ben Resaltado 34 aparentemente (Fig. 24), y cuya delimitación requiere futuros trabajos. Sin embargo se conoce que ceramios, junto con artefactos de jade, metates y otros artefactos líticos fueron parte de las ofrendas, lo que se descubrió accidentalmente por quienes construyeron los drenajes del bananal. La cala 7 se excavó al NO de la plaza 1 (Fig. 11), entre los pozos 72 y 85 pues en ellos se recuperó cerámica con buena preservación, incluyendo fragmentos de Papagayo Policromo, así como cuerpos no decorados con restos de carbón en las paredes, por lo que se buscó aclarar si esta zona era de carácter doméstico o funerario. Se excavaron 12 niveles de 10 cm, siendo el primero de ellos escaso en materiales culturales, además, los primeros seis niveles (0-60 cm b.s.) tenían un suelo café oscuro arenoso y arcilloso, correspondiente a las dos primeras capas de la estratigrafía discutidas, en pero a partir del nivel 7 el suelo se tornó más arenoso y de color amarillo y la cantidad de materiales cerámicos disminuye significativamente. Cerca del 67% de los materiales analizados, excluyendo los cuerpos no decorados, son de modos diagnósticos de La Selva (44 %) o de El Bosque/La Selva (22 %) (Anexo 3), mientras que la mayoría de los tipos o grupos identificados son típicos de esta fase como La Selva Arenoso, Anita Púrpura, La Selva Arenoso y Zoila Rojo (Snarskis, 1978, Gutiérrez y Sánchez 2007), con presencia minoritaria de algunos materiales más tempranos y más tardíos (Anexo 3). Aunque se registraron cantos a los 50 cm b.s. en la pared O (Fig. 25) y en la esquina NE en el nivel 11 de 100-110 cm b.s. (Fig. 25), estos no pudieron caracterizarse como parte de un rasgo. Queda para futuras excavaciones determinar la asociación de los mismos. Se observaron alteraciones en la zona donde se situó la cala, que posiblemente son viejas evidencias de huaqueo, pero no se notó en la cala misma ninguna perturbación. El análisis de los restos cerámicos permitió caracterizar formas de ollas de varios tamaños (p.ej. Fig. 26), escudillas (p.ej. Figs. 27 y 28) y platos con formas similares a los comales, lo que junto con la mencionada presencia de carbón adherido a las paredes de las vasijas, indican una zona de procesamiento y consumo de alimentos de carácter probablemente doméstica. Asimismo, se recuperaron lascas trabajadas, residuos y un artefacto no identificado (Anexo 5). Una segunda excavación develó un probable rasgo de esta fase en los niveles inferiores de la cala 8, situada en el montículo 5 (Figs. 11 y 29). Esta cala tuvo dimensiones de 1.5 x 1.5, y 3 m de profundidad y se situó aprovechando un hueco de 4 m de ancho por 5 m de largo en la parte superior del montículo (Fig. 30), el cual aparentemente fue causado por el huaquerismo. El objetivo de esta unidad fue documentar la estratigrafía del montículo, al menos parcialmente, pero también ayudar a su conservación rellenando el hueco de Ben Resaltado Ben Resaltado 35 Figura 24. Distribución de cerámica La Selva, el círculo rojo señala la probable área de un cementerio. 36 Figura 25. Cala 7 con el fondo representando el último nivel excavado 12 (110-120), un nivel estéril en la capa arenosa amarilla que se encuentra aparentemente en todo el sitio, o en gran parte de él. huaquero que se venía expandiendo, así como el abierto por nuestra excavación, creando estratos sucesivos de arena y piedra (Fig. 32), y evitar la erosión del montículo, siguiendo la recomendación que hiciera el arquitecto y conservador Enrique Garnier en una visita realizada en la temporada de campo del 2011. Se limpió el relleno del hueco que tuvo aproximadamente 1.1 m de profundidad, por lo que se inició la excavación en niveles de 10 cm a partir de los 1.1. Se excavaron 14 niveles de 10 cm, de los cuales los últimos cuatro presentaron materiales fundamentalmente La Selva (Anexo 3). A una profundidad de aproximadamente PARED N 37 Figura 26. Olla del grupo La Selva Arenoso del nivel 5 de la cala 7. Figura 27. Escudilla de borde inverso de La Selva con modos similar a R 9 y D 45 (Snarkis, 1978) del nivel 5 de la cala 7. 3m bajo el nivel 14, se encontró el estrato de cantos rodados que aparentemente representa el lecho del sistema trenzado (Figs. 29 y 31), que ya fue mencionado en la sección de las características generales del sitio y su geomorfología. En la figura 29 se ilustra la línea de carbón de la que se extrajo una muestra fechada por AMS (Beta-333412), con una rango calibrado con 2 sigma, y con dos 38 Figura 28. Escudilla de borde inverso en nivel 4 de la cala 7, modo R 29 y Grupo Selva Anaranjado Morado (Snarskis, 1978) Intersecciones: CAL 660-730 d.C. y CAL 740-770 d.C. (Cuadro 3). Esta línea marca el evento de preparación de la construcción del montículo 5. Bajo ella se encuentran los niveles 10 a 14, que en lo fundamental tienen materiales de La Selva Arenoso, Anita Púrpura, La Selva Anaranjado Morado, así como abundancia de los modos D 40 y D 45, exclusivos de La Selva, y D23 y D28 que se encuentran tanto en El Bosque como en La Selva. Hay también un par de ejemplares de Mercedes Línea Blanca, posiblemente producto de filtración. Este estrato, que precede la construcción del montículo, muestra la presencia de actividad probablemente doméstica en el centro nucleado, debido a que entre la cerámica se encuentran ollas con diámetros mayores a los 20 cm y escudillas, así como lascas trabajadas, residuos, un raspador, un núcleo y un artefacto no identificado. La fecha AMS antes mencionada apoya fijar el rango final de la fase en 700 d.C., lo cual será aclarado en más detalle en la discusión del rango temporal de la Fase La Unión. Hay que recordar que Snarskis dividió su Periodo Transicional (Cuadro 1) en dos complejos, La Selva al que le otorgó fechas iniciales de 200 o 300 d.C., traslapándose con El Bosque, y terminando hacia el 900 d.C.; el otro complejo definido por él en el Periodo Transicional (500- 1000 d.C.) fue Madera, que pensaba podía iniciar en el 600 o 700 d.C. y se extendía hasta 1200 d.C. Es importante mencionar que no se encontraron cerámicas de Guanacaste asociados a los contextos La Selva en Nuevo Corinto, y que en contextos posteriores si aparecen ejemplares de la variedad Culebra de Papagayo y expresiones tempranas de Mora Policromo como las variedades Guapote y Mono, 39 Figura 29. Dibujo de planta y perfil de la excavación de la cala 8 en montículo 5, con indicación de los estratos fechados por AMS. 40 Figura 30. Hueco de huaquero anegado con agua en la parte superior montículo 5. Figura 31. Paredes de tumba situadas entre las dos líneas de datación en la unidad 2-2- 8, al fondo se observa la capa rocosa del lecho trenzado. Pared oeste 41 Figura 32. Parte superior de cala 8, donde se observa una de las capas de arena puestas para facilitar drenaje y evitar erosión. Las piedras fueron sacadas de una tumba huaqueada en la base del montículo (Foto tomada por Marco Arce). Cuadro 3. FECHA POR AMS DE LA FASE LA SELVA Códigode laboratorio Material Fecha C-14 (a.p) 2 sigma CAL Contexto Beta-333412 Carbón obtenido de un solo fragmento. 1310+30 660-730 d.C. 740-770 d.C. Capa de ceniza y carbón por debajo del montículo 5. En las fechas reportadas como C 14 (a.p.) el “presente” corresponden al año 1950 d.C.. Por convención internacional el estándar moderno de referencia fue 95% del contenido de C14 en el Ácido Oxálico de la Oficina Nacional de Estándares de los Estados Unidos de América mediante un cálculo usando la vida media de Libby C14 (5568 años). La desviación estándar corresponde al 68% de probabilidad y el rango 2 sigma al 95% de probabilidad. Calibración fundamentada en la base de datos INTCAL 09 (Heton et al. 2009, Stuiver et al.1993) . que pueden ser fechadas a partir del 800 d.C., además de otros tipos y variedades más tardías, por lo que una fecha de 700/800 d.C. para la parte final de la fase parece prudente. Aunque no es común encontrar cerámica de Guanacaste en el lapso de la fase La Selva, Snarskis (1978) menciona que el hallazgo en el sitio La Zoila (C-5-ZT) de varios fragmentos de los tipos Carrillo y Galo Policromo provenientes de Guanacaste en el lapso 500-800 d.C., le ayudó a fijar las fechas superiores del complejo La Selva. Varios años después Snarskis (1986), en la discusión sostenida con Hurtado de Mendoza y Arias (1986) sobre la coetaniedad o secuencialidad de El 42 Bosque y La Selva, insiste en plantear un inicio de La Selva alrededor del 200-300 d.C., con su terminación entre el 700 al 800 d.C,, manifestando que es un planteamiento diferente al que él hizo en su tesis doctoral, pues elimina el complejo Madera y amplia el rango del complejo La Cabaña. Pensando en la discusión arriba mencionada, pareciera que en Nuevo Corinto podemos sustentar la posición de Snarskis, pues si efectivamente el complejo cerámico de La Selva (Figs. 26-28, 33) muestra claras continuidades con El Bosque en elementos decorativos y formales, estratigráficamente puede diferenciarse también rasgos de El Bosque como el ya discutido en la trinchera 15, y el camino o drenaje excavado mediante la trinchera 16, con los espacios de carácter doméstico discutidos en el caso de las calas 7 y 8. Para finalizar, hay que resaltar que la cerámica de la fase es abundante y se encuentra casi en todas las trincheras y calas excavadas en el centro nucleado, lo que junto con el uso del Rasgo X, sugiere que el proceso de nucleación de la aldea se intensificó en La Selva. 43 Figura 33. Cerámica común de La Selva en Nuevo Corinto, a. Selva Café, b. Roxana Pulido Morado y Anaranjado, c-i. Selva Arenoso, j-k. Anita Púrpura (Snarskis (1978). 44 Fase La Unión (700-1100 d.C.) Consideraciones generales En varios sectores del centro arquitectónico nucleado, en unidades estratigráficas bien definidas como tumbas y rasgos arquitectónicos, se determinó una clara asociación de estas con cerámica que, en lo fundamental, tiene los elementos grupales o tipológicos del Complejo Madera definido por Snarskis (1978, p. 214-220). Este autor menciona que si bien La Selva y Madera están ligados por algunos modos significativos, ambos complejos son muy diferentes en su apariencia (1978, p. 191), y especula que pueden representar variaciones espaciales y culturales significativas. Debido a que este complejo estuvo pobremente representado en sus sitios (Snarskis 1978: 220), -concretamente en los niveles superiores de la cala 7-5 en Severo Ledezma (L-7-SL), en rasgos funerarios del sitio La Isabel (C-4-IT) y probablemente en un rasgo en el sitio La Zoila (C-5-ZT)-, Snarskis sostiene que sus apreciaciones sobre el mismo deberán evaluarse en el futuro. Característicos del complejo son la asociación del tipo Tuis Negativo y el grupo Mercedes Línea Blanca, los que vinculan el período transicional con el tardío en la Vertiente Caribe (Snarskis, 1983, p.214), así como el tipo Mila Rojo Anaranjado Esgrafiado, un tipo que se piensa ligado a la zona de Turrialba. El Tayutic Inciso es característico de finales del período V (1000-1550 d.C), pero como el autor mismo lo señala, dentro de este grupo él incluye los tipos Chitaría y Jicotea Inciso, que Aguilar consideró anteriores al 800 d.C. (Aguilar, 1972, pp. 42, 45). Snarskis sitúa dichos tipos en el grupo Selva Café, y considera que los mismos debían ser documentados estratigráficamente en otros sitios de la Vertiente Caribe (Snarskis, 1978, p. 266). Posteriormente, deja de utilizar el complejo, así como los periodos iniciales planteados en su tesis doctoral, como lo explicita claramente en 1986 (Snarskis, 1986, p. 311), en sus comentarios de respuesta a Hurtado de Mendoza y Arias (1986). No sobra decir que él ya había realizado estas modificaciones en secuencias publicadas anteriormente (Cuadro 1). Magdalena León (comunicación personal, 2011), sostiene que él venía trabajando en una reformulación del Complejo Madera en los años anteriores a su muerte, asumimos que impulsado, en parte, por la propuesta no publicada hasta ahora, de una Fase Heredia en la secuencia del Valle Central, que ha sido planteado por investigadores como Magdalena León, Wilson Valerio, entre otros11. Recientemente, Vázquez y Chapdelaine (2005) indicaron la necesidad de definir una fase intermedia entre La Selva y La Cabaña, en sus investigaciones en Las Mercedes, pero esta propuesta no se la han concretado. Ellos apuntan que la 11 En el V Congreso de Antropología Costarricense, celebrado en diciembre del 2005, se organizó un simposio con esta temática, pero ni los planteamientos de los participantes, ni la discusión generada ha sido publicada. 45 ausencia de tumbas de cajón, rasgo que consideran diagnóstico del denominado Periodo VI (1000-1550 d.C.), junto con la asociación cerámica y cronológica de la denominada tumba 1, apuntan a esa fase no definida aún, que se relaciona con otro contextos del Valle Central (Vázquez y Chapdelaine, 2005, p. 66). La asociación en esta tumba incluye cerámica fragmentaria de los tipos Mercedes Línea Blanca y un sartén de Cabaña Fina, además de ofrendas de escudillas de del tipo Altiplano Policromo, Chircot Policromo, Cabaña Modelado y Cabaña Fino (Vázquez y Chapdelaine, 2005, p. 66). De una de las paredes de esta última ofrenda se obtuvo una muestra de carbón, que se dató entre 1000-1170 d.C. con calibración de 2 sigma (Vázquez y Chapdelaine, 2005, p. 90). En Nuevo Corinto, Marcos Arce y Sergio García realizaron su tesis de Licenciatura sobre los procesos de trabajo en el Mercedes Línea Blanca (2013), notando que la presencia de ceramios del tipo era significativamente más alta que la reportada en ningún otro del Caribe Central, lo que junto a aspectos composicionales los llevó a plantear la localía de la producción. Asimismo, revisiones y discusiones de algunos aspectos de la cerámica del sitio con la generosa participación de Magdalena León en los primeros meses del 2012, nos llevó a realizar que la presencia del Complejo Madera era más significativa de lo valorado hasta ese momento, particularmente en el centro arquitectónico nucleado. Estos aspectos llevaron a una revisión detallada de elementos estratigráficos asociados a cerámica del complejo mencionado, algunos de estos fechados mediante AMS. Tomando en cuenta los resultados, se propone en este reporte la Fase La Unión, que lógicamente no representa sólo el surgimiento de un cambio en el complejo cerámico, sino también un cambio en las prácticas sociales y culturales. Es durante ésta que se da un proceso de reestructuración del asentamiento y el surgimiento de una aldea nucleada, con los elementos arquitectónicos que aún hoy día son visibles (Fig. 34). Esto lo asociamos con la consolidación de lo en la arqueología costarricense comúnmente se denomina una sociedad cacical. Nuestra propuesta busca enfatizar el proceso particular ocurrido en Nuevo Corinto y su entorno inmediato, que comprende, hipotéticamente, los territorios de lo que fueron las fincas bananeras de La Unión Norte y La Unión Sur, basándonos para esta delimitación territorial en primer lugar en lo planteado por Doris Stone (1958, 1966), y en segundo lugar en los resultados del proyecto Contribuciones a la Arqueología de Suerre, donde como discutimos antes, se planteó que los sitios Las Flores, La Manuda y Nuevo Corinto conformaron una unidad político- administrativa que controlaba el paso de bienes y personas por los ríos Corinto, Chirripó y Costa Rica, tanto en su tránsito de y hasta la costa del mar Caribe como 46 Figura 34. Distribución de componente La Unión y La Cabaña. 47 hacia y desde el Valle Central (p.ej. Hoopes, Salgado, Arias, Maloof y Aguilar 2009; Salgado, Hoopes, Maloof y Aguilar en prensa). Adam Benfer (2012, p, 80) recientemente ha planteado la hipotética existencia de un Distrito Arqueológico La Unión, que sitúa geográficamente en los terrenos aluviales extendidos entre las faldas de la Cordillera Central y el Río Toro Amarillo, y las llanuras de Santa Clara, extensión localizada en la porción SO de hoja cartográfica Guápiles (3445 IV) del Instituto Geográfico de Costa Rica, y que comprende el cantón de Pococí y el distrito de Guápiles. En todos los casos, son planteamientos hipotéticos que habrá que probar. Por lo tanto, la nuestra no pretende ser una propuesta que se generalice para la secuencia de la Vertiente Atlántica Central, o como actualmente se denominada más comúnmente, la región Caribe Central. Las ideas planteadas están abiertas a falseamiento o confirmación en futuras investigaciones, nuestras o de otros colegas. Asimismo, debemos resaltar que en Nuevo Corinto el complejo relacionado con Madera, tiene otros ceramios para los cuales no se han definidos categorías modales o tipológicas, por lo que en este reporte no detallamos todos los aspectos del complejo local, sino sobre todo los resaltados por Snarskis, quedando como una tarea pendiente su caracterización completa. Mientras tanto, el conjunto de la cerámica de la fase propuesta seguirá siendo denominado Complejo Madera. Por otra parte, debemos señalar que los materiales cerámicos que no han sido previamente caracterizados y que se adscriben al periodo cronológico del Complejo Madera, son, cuantitativa y cualitativamente significados en Nuevo Corinto, contrario a lo anotado por Snarskis en los sitios estudiados por él. Evidencia estratigráfica, cerámica y cronológica de sustento de la fase Las unidades de excavación y recolección aquí discutidas, permiten establecer la predominancia de este complejo en el sitio, así como la asociación de algunas de ellas con fechamientos absolutos, para plantear el rango cronológico de la fase entre el 700 al 1100-1200 d.C., casi coincidente con el rango planteado por Snarskis de 600/700 d.C. al 1100 d,C. (Snarskis, 1978, pp.191, 240). Las unidades de excavación consideradas incluyen las trincheras 5 en el montículo 7 (Figs. 11 y 35), la trinchera 7 en el montículo 6 (Figs. 11 y 35), la trinchera 8 en la plaza 3 (Figs. 11 y 35), y la cala 8 en el montículo 5 (Figs. 11 y 29), todas con fechamientos por AMS (Cuadro 4). Además otras, como las trincheras 6 en el encierro 1 (Figura 11, Anexo 2), 11 (Figs. 11 y 35), 12 (Figs. 11 y 36), 18 y la cala 5 (Figs. 11 y 36), también ofrecen soporte estratigráfico y artefactual para mostrar el sustento del planteamiento sobre la Fase La Unión, además de puntos de recolección en rasgos como el basamento 1 y el montículo 1. 48 Figura. 35. Localización de varias de las unidades de excavación discutidas, en dirección de las agujas del reloj desde la parte superior en la izquierda: trincheras11. 49 Figura 36. Localización de varias de las unidades de excavación discutidas, en dirección de las agujas del reloj desde la parte superior en la izquierda: trincheras18. 50 Cuadro 4. Fechas por AMS asociadas a La Unión Código de laboratorio Material Fecha C-14 (a.p) 2 sigma CAL Contexto BETA-322675 Carbón de un sólo fragmento 1250±30 680- 830 d.C. 840-870 d.C. Asociado a tapa de tumbaTrinchera 8, Plaza 3 BETA- 301717 Carbón de un solo fragmento 970±30 1100 – 1120 d.C. Bajo línea de cantos rodados Cala5, Montículo7 BETA- 301716 Carbón de un solo fragmento 870±30 1160 – 1210 d.C. Línea de carbón bajo muro Trinchera 7 BETA-333411 Carbón de un solo fragmento 1310+30 980-1030 d.C. Línea de carbón sobre tumba Montículo 5 En las fechas reportadas como C 14 (a.p.) el “presente” corresponden al año 1950 d.C.. Por convención internacional el estándar moderno de referencia fue 95% del contenido de C14 en el Ácido Oxálico de la Oficina Nacional de Estándares de los Estados Unidos de América mediante un cálculo usando la vida media de Libby C14 (5568 años). La desviación estándar corresponde al 68% de probabilidad y el rango 2 sigma al 95% de probabilidad. Calibración fundamentada en la base de datos INTCAL 09 (Heton et al. 2009, Stuiver etal.1993) Rasgos funerarios Trinchera 8 La trinchera 8 (2-1-8) se localiza en la denominada plaza 3 hacia el sector NO de la misma (Figs. 11 y 35). Esta excavación realizada durante la temporada del 2010 por Patricia Fernández, tuvo como origen el pozo de cateo 47 (1-2-47, [Fig. 37]) donde el tamaño y la cantidad de los fragmentos cerámicos a partir del segundo nivel, condujo a ampliar la excavación a un cuadro de 1 x 1 m (Fig. 38). Al finalizarse el segundo nivel, se amplió a una trinchera de 1 x 2 m (Fig. 38), considerando la alta densidad de material cerámico y la presencia de una línea de piedras que podía indicar un enterramiento. Esta nueva extensión se denominó como trinchera 8 (2-1-8), y fue trabajada en niveles de 20 cm. En la superficie se descubrió un borde de cantos rodados de mediano tamaño, con un promedio de 20 cm de largo. Debajo de ellos, y hasta los primeros 20 cm, se halló una cantidad importante de material cerámico (1.122 fragmentos), hacia el sector E se notó claramente que la mayor parte de los ceramios estaban colocados boca abajo, dentro de una matriz de color café oscuro. Entre los 20 y 25 cm se detectó una capa de piedras pequeñas tipo “coyolillo” y en las paredes norte y sur piedras de mediano tamaño entre 20 y 30 cm de largo. Debajo de esta capa de piedras, entre los 25 y 40 cm correspondientes al segundo nivel, se encontró otra cantidad importante de material cerámico (1.198 fragmentos). Entre 51 Figura 37. Excavación del pozo 47 en la plaza 3. En el nivel 2 (20-40 cm b.s.) se aprecia las piedras superficiales así como fragmentos cerámicos de gran tamaño. (Fotografía: tomada por Patricia Fernández). los 35 y 80 cm la coloración de la tierra cambió a un suelo de color café claro. Debajo de esta última concentración de cerámica, al inicio del tercer nivel a los 40 cm, se identificaron varias manchas de color negro sobre el estrato de suelo de color café claro (Fig. 38) y, dentro de ellas, varias concentraciones de carbón, de las cuales se tomó una muestra que fue sometida a fechamiento por AMS, con resultados de dos intersecciones con calibración de 2 sigma BETA-322675, con dos intersecciones de 680-830 d.C. y 840-870 d.C. (Cuadro 4). Se excavó un cuarto nivel entre los 60 y 80 cm y no se encontró material cultural, pero a los 80 cm se halló una concentración de piedras cuyos tamaños variaban entre 10 y 45 cm de largo, las cuales no formaban una superficie de continua (Fig. 38). Este fue el último nivel excavado. Se considera que esta trinchera corresponde a un enterramiento debido a la cantidad de fragmentos cerámicos (2.320 fragmentos) y por la manera en que están distribuidos los materiales culturales. El cuerpo pudo haber estado colocado entre los 40 y 80 cm, es decir en el cuarto nivel el que no tenía material cultural, lo que sugiere que las ofrendas fueron depositadas sobre el cuerpo, pues se hallan en toda la zona de excavación. No hay certeza si la superficie de cantos a los 80 cm corresponde al piso del enterramiento, a pesar de la continuidad del estrato de color café claro desde los 35 cm bajo superficie, aunque es muy probable que así sea. 52 Figura 38. Perfil y planta de la trinchera 8. Se aprecia el borde de cantos rodados a los 40 cm b.s. en las paredes norte, sur y oeste así como las manchas de carbón. A los 80 cm b.s. la superficie de cantos. 53 La primera concentración cerámica (Fig. 40) en este rasgo se caracteriza por la presencia de tipos como el Tayutic Inciso (28 fragmentos), Mercedes Línea Blanca (7 fragmentos) y una cerámica caracterizada por poseer un engobe blanco y una pasta gruesa a la que no se la ha identificado tipológicamente (25 fragmentos). También hay ceramios correspondientes a los tipos Tuis Fino Modelado, San Isidro, Pavones Ordinario y Cartago Línea Roja representados cada uno de ellos por un fragmento cerámico (Anexo 3). El modo decorativo predominante es el DX5 (11 fragmentos) asociado a fragmentos del tipo Tayutic Inciso con preponderancia del borde R44 (14 bordes), seguidos de los bordes R42 (5 bordes) y R43 (2 bordes), característicos de escudillas que presentan soportes trípodes huecos como el S34 (3 soportes). También hay una cantidad importante de escudillas asociadas al borde R29 (13 bordes), para un total de 41 fragmentos asociados a escudillas cuyos diámetros varían entre los 6 y 52 cm con predominio de los tamaños superiores a los 20 cm. Otra categoría importante de objetos en esta primera concentración cerámica son las ollas de borde R28 (11 fragmentos) en diámetros que varían entre los 10 y 14 cm, siendo una de ellas del tipo Mercedes Línea Blanca. Las ollas del tipo borde R30 (7 fragmentos) presentan tamaños entre los 14 y 34 cm, siendo este último tamaño la de mayor presencia. Finalmente las ollas tipo borde R52 (5 fragmentos) son la que presentan el mayor tamaño entre los 40 y 44 cm de diámetro, para un total de 34 fragmentos asociados con ollas (Fig. 39). Figura. 39. Olla recuperada en la primera concentración cerámica del enterramiento de la trinchera 8. Tipo cerámico sin definir caracterizado por un engobe color naranja rojizo con superficie pulida. 54 Figura 40. Perfil de la trinchera 8. En la primera concentración cerámica (0-20 cm b.s). a. Mercedes Línea Blanca, b. Tayutic Inciso variedad clara, c. olla con engobe naranja. En la segunda concentración cerámica (35-40 cm b.s), d. San Isidro, e. Tayutic variedad oscura, f. escudilla Selva Café. 55 También hay sartenes (R50), platos (R13), y tecomates (R12). Las ollas, escudillas, platos y tecomates se asocian con actividades relacionadas con la preparación de alimentos y su consumo. De acuerdo con Snarskis los sartenes o “frying-pan censer” pudieron usarse para la quema de incienso (Snarskis, 1981, p. 69) y en este primer nivel del enterramiento se documentaron cinco fragmentos de este tipo de objetos. Además, en esta concentración se hallaron 8 fragmentos de ceramios procedente de la Gran Nicoya, de los tipos Mora Policromo, Mora variedad Mora (Fig. 41 k-m), Birmania Policromo (Fig. 41j), Altiplano Policromo, Papagayo y Vallejo Policromo (Anexo 3). Los tres primeros tipos fueron manufacturados en el sector sur, mientras que Papagayo y Vallejo Policromo en el sector norte de la Gran Nicoya (Lange F.W., Bishop, R. y Lange, P, 1990). Una serie de 14 fechas de C-14 provenientes de contextos estratificados del sitio San Isabel (N-RI-44), en Rivas, Nicaragua, da un rango temporal de 890 a 1280 d,C., con calibración 2- sigma, para estratos y contextos que incluyeron todas las variedades de tipos como P