Filo. y Lingüí.7(ly2):3-12,1981. PERSPECTIVAS NARRATIVAS Y DISPOSICION TEMPORAL EN "EL HOMBRE" DE JUAN RULFO O. Introducción "El hombre" es uno de los dieciséis relatos que integran el volumen El llano en llamas del mexicano Juan Rulfo (1). En este cuento, como en todo el libro, se ponen de manifiesto tres de las preocupaciones fundamentales de Rulfo: en el plano de la historia, y enmarcados en el contexto rural mexicano, los motivos de la angustia y de la venganza ante una ofensa; en el plano del relato, la perspectiva desde la cual se ven los acontecimientos narrados y la disposición temporal de los mismos con respecto a esa perspectiva. En el presente ensayo se hace un análisis de la perspectiva narrativa y de la disposición tempo- ral, teniendo como punto de partida los motivos literarios citados, especialmente el de la venganza, que es el motivo estructurante de "El hombre". Este cuento ofrece varios puntos de vista dispuestos mediante un intercambio de planos temporales (el ahora y el ayer) en los que se van dibujando los sucesos conformantes de la historia. l. La configuración del mundo narrado "El hombre" está compuesto por una histo- ria que tiene dos partes. La primera relata, mediante el intercambio de planos temporales y la superposición de pers- pectivas narrativas, dos asesinatos y dos venganzas, organizados en una interminable y angustiosa cadena de culpabilidades y persecusiones: José Alcancía asesina a la familia Urquidi para vengar el asesinato de su hermano, cometido tiempo atrás por Urquidi: " ...El vino por mí. No los buscaba a ustedes, simplemente era yo el fínal del viaje, la cara que él soñaba ver (*) Profesora de la Cátedra de Castellano en el Centro Universitario de Occidente. Maria Elia Rodriguez H. * muerta, restregada contra el lodo, pa- teada y pisoteada hasta la desfigura- ción. Igual que lo que yo hice con su hermano; pero lo hice cara a cara, José Alcancía, frente a él y frente a ti y tú nomás llorabas y temblabas de mie- do ..." (p. 154-155). Urquidi, ausente del hogar en el momento del crimen, persigue y mata a José Alcancía, para vengar, a su vez, la muerte de su familia: " ...Te esperé un mes, despierto de día y de noche, sabiendo que llegarías a rastras, escondido como una mala víbora. Y llegaste tarde. Y yo también llegué tarde: Llegué detrás de ti. Me entretuvo el entierro del recién nacido. Ahora entiendo. Ahora entiendo por qué se me marchitaron las flores en la mano" (p.155). " ...Te esperaré aquí. Aprovecharé el tiempo para medir la puntería, para saber dónde te voy a colocar la bala. Tengo paciencia y tú no la tienes, así que esa es mi ventaja" (p.155). Esta primera parte de la historia se enlaza con la segunda, precisamente por el episodio del asesinato de José Alcancía. En esta segunda parte, un borreguero, incul- pado de encubrir a José Alcancía, se defiende de los cargos y con su información 'Se completa el cuadro de la diégesis, con sus asesinatos y vengan- zas: " ...De modo que ora que vengo a decirle lo que sé, yo salgo encubridor? Pos ora sí. ¿Y dice usted que me va a meter a la cárcel por esconder a ese individuo? Ni que yo fuera el que 4 FILOLOGIA y LINGUISTICA mató a la familia esa. Yo sólo vengo a decirle que allí en un charco del río está un difunto. Y usted me alega que desde cuándo y cómo es y de qué modo es ese difunto. Y ora que yo se lo digo, salgo encubridor. Pos ora sí" (p.l59). Desde el punto de vista tipográfico el cuento tiene una separación espacial (véase p.156 de la edición citada), que marca el inicio de esta segunda parte. Rulfo, además del recurso de presentar la fábula dividida en dos partes, que parecieran -a veces- dos historias, se vale de la multiplicidad narrativa, pues organiza su relato mediante cuatro diferentes voces con distinto grado de participa- ción y conocimiento de los macabro s sucesos: Un narrador omnisciente, externo a los hechos pero próximo a los mismos (2). Tres perso- najes narradores: Un narrador-perseguidor (Urquidi) Un narrador asesino (Alcancía) Un narrador-encubridor (El borreguero) El cuadro número uno esquematiza el relato total, destacando las dos partes de la fábula y los hablante s que intervienen en ambas. CUADRO No. 1 HABLANTES DEL RELATO Relato del narrador omnisciente Relato del narrador-asesino (ALCANCIA) Relato del narrador-encubridor (borreguero) Segunda parte de la historia Relato del narrador-perseguidor (URQUIDI) Primer parte de la historia Relato total 2. Las voces narrativas 2.1. El narrador omnisciente En la primera parte hay un narrador omnis- ciente, en tercera persona y situado fuera de la historia, que transita libremente entre lo visible y lo invisible, entre lo externo y la interioridad de los seres qi,e configuran la fábula: "Los pies del hombre se hundieron en la arena, dejando una huella sin forma como si fuera la pezuña de algún animal. Treparon sobre las piedras, engarruñándose al sentir la inclinación de la subida, luego caminaron hacia arriba, buscando el horizonte" (p.151). "Oía su voz, su propia voz, saliendo despacio de su boca. La sentía sonar como una cosa falsa y sin sentido" (p.154). Sin embargo, su omnisciencia es una omnis- ciencia "neutra" (3), que reduce al mínimo la intervención del narrador, y que trata de conseguir un "tono" narrativo mediante la oración breve y el recurso de la sucesión fotográfica: "Comenzó a perder el ánimo cuando las horas se alargaron y detrás de un horizonte estaba otro y el cerro por donde subía no terminaba. Sacó el machete y cortó las ramas duras como raíces y tronchó la yerba desde la raíz. Mascó un gargajo mugroso y lo arrojó a la tierra con coraje. Se chupó los dientes y volvió a escupir. El cielo estaba tranquilo allá arriba, quieto, trasluciendo sus nubes entre la silueta de los palos guajes, sin hojas. No era tiempo de hojas. Era ese tiempo seco y roñoso de espinas y de espigas secas y silvestres. Golpeaba con ansia sobre los matojos con el machete: "se amellará RODRIGUEZ: Perspectivas narrativas ... con este trabajito, más te vale dejar en paz las cosas" (152). Asimismo el narrador omnisciente matiza su perspectiva con el recurso del estilo indirecto libre, que neutraliza su participación y crea la ambigüe- dad de ceder, en apariencia, la voz al narrador-ase- sino, José Alcancía: "Se persignó hasta tres veces. "Díscúl- peme", les dijo. Y comenzó su tarea. Cuando llegó al tercero, le salían cho- rretes de lágrimas. O tal vez era sudor. Cuesta trabajo matar. El cuero es correoso. Se defiende aunque se haga.a la resignación. Y el machete estaba mellado" (p.l53). Este narrador, cuya función básica es contar, también ordena los hechos narrados por los dos personajes principales, que, mediante un recurso preferido por Rulfo, (el soliloquio), se constituyen en narradores parciales. 2.2. Los personajes narradores de la prime- ra parte. De acuerdo a su papel, los hemos denomina- do narrador-perseguidor (a Urquidi) y narrador- asesino (a José Alcancía). Tanto José Alcancía como Urquidi tienen un conocimiento equisciente de los hechos (4). Asimismo los dos se constituyen en recursos fundamentales, no sólo de la historia sino también, y especialmente, de la exploración ofrecida en el relato. 2.2.1. El narrador-perseguidor. Es un personaje que participa de los hechos narrativos y cuyo móvil principal es la venganza ante la ofensa del crimen de su familia. Este personaje -Urquidi- narra desde la pers- pectiva de su pensamiento, y su relato constituye un soliloquio, introducido siempre por la voz del hablante básico onmisciente. En el aspecto formal, distinguimos sus palabras pues están dadas median- te el uso de comillas: "Hijo- dijo el que estaba esperando- no tiene caso que te diga que el que te mató está muerto desde ahora" (p.156). 5 "Se sentó en la arena de la playa -eso dijo el que lo perseguía- Se sentó aquí y no se movió por un largo rato" (p.l53). A causa de esta introducción de los pensa- mientos de Urquidi por el narrador omnisciente, se crea otra ambigüedad en las voces del relato, pues pareciera, a veces, que Urquidi es una prolongación o un matiz del hablante omnisciente. Sin embargo, su fuerza expresiva, el enfer- mizo recuento que hace de todos los detalles de la matanza y su reiterada y angustiosa persecusión, lo individualizan como uno de los dos personajes que suplantan al narrador omnisciente y le arrebatan el hilo narrativo: "El que lo perseguía dijo: "Hizo un buen trabajo. Ni siquiera los despertó. Debió llegar a eso de la una, cuando el sueño es más pesado; cuando comien- zan los sueños ..." (p.152). En su voz y en su tono se concentran, precisos y claros, los motivos de la venganza y de la angustia, por el hecho de haber llegado tarde al escenario múltiple del crimen: "Terminaré de subir por donde subió, después bajaré por donde bajó, ras- treándolo hasta cansarlo. Y donde yo me detenga allí estará. Se arrodillará y me pedirá perdón. Y yo le dejaré ir un balazo en la nuca ... Eso sucederá cuan- do yo te encuentre" (p.152). A pesar de que su relato constituye un soliloquio sin interlocutor, claramente está pre- sente el destinatario de sus pensamientos, quien es a su vez, móvil y meta de su actuar: José Alcancía, al que reiteradamente se dirige: "Tengo mi corazón que resbala y da vueltas en su propia sangre, y el tuyo está desbaratado, revenido y lleno de pudrición. Esa es también mi ventaja" (p.155). 2.2.2. El narrador-asesino. Es José Alcancía, el vengador de su hermano y asesino de la familia Urquidi. Su relato nos es dado en una especie de monólogo. en primera 6 FILO LOGIA y LINGUISTICA persona, en letra bastardilla y entre comillas; pero en el cual aparece, algunas veces, igual que en el caso del narrador perseguidor, la voz del narrador omnisciente, introduciendo los pensamientos del asesino: "No debí matar los a todos -dijo el hombre- Al menos no a todos". Eso fue lo que dijo (p.152). Por esta intromisión constante del hablante básico omnisciente, pareciera, a veces, que Alcan- cía es una prolongación suya, igual que Urquidi. El narrador-personaje Alcancía es quien da nombre al cuento: es el hombre perseguido y vengador, que monologa en su huida y deja entrever el rencor de su acción y un débil remordimiento: "No debí matarlos a todos -iba pen- sando el hombre- No valía la pena echarme ese tercio tan pesado en mi espalda ... " (p.155). 2.3. El narrador de la segunda parte: un borreguero. Es el testigo de los acontecimientos relacio- nados con la huida de José Alcancía y su desenla- ce. Lo hemos denominado narrador encubridor o inculpado pues su relato es la defensa que hace, ante un ficticio juez, que lo acusa de encubrir o ejecutar el crimen de Alcancía. Este personaje, que es un borreguero, parti- cipa de los acontecimientos finales puesto que conoció al hombre-asesino, le dio de comer y 10 encontró muerto luego en el río. Al contar los hechos a quien lo juzga como encubridor, se conforma la segunda parte de la historia -el juicio- narrada por el personaje inculpado del segundo asesinato (el tercero, si tomamos como primero el asesinato del hermano de Alcancía, ocurrido un mes antes de los hechos narrados). "De modo que ora que vengo a decirle lo que sé, yo salgo encubridor? Pos ora sí. Y usted dice que me va a meter a la cárcel por esconder a ese indivi- duo? Ni que yo fuera el que mató a la familia esa. Yo sólo vengo a decirle que allí en el charco del río está un difunto. Y usted me alega que desde cuándo y cómo y de qué modo es ese difunto. Y ora que se lo digo, salgo encubridor. Pos ora se' (p.159). La información del borreguero con respecto a los hechos es limitada (5). Sólo conoce una parte, mínima, de la historia; básicamente las referencias que le da el juez de los sucesos ocurridos antes de su intrusión a la fábula: "Dice usted que mató a toditita la familia de los Urquidi? De haberlo sabido lo atajo a puros leñazos" (p.158). 3. El asesinato de los Urquidi y la posición desde la que es narrado. Tomando en cuenta el asesinato de los Urquidi como suceso principal, y los indicios que se dan al principio de la narración, cuando el asesino va a matar al jefe de esa familia, se presenta en este cuento una situación interesante, pues cada uno de los narradores participa de una doble posición: contemporáneo a unos hechos y poste- rior, respecto a otros. Así pues, en varios casos el narrador se sitúa contemporáneamente al asesinato (narrador omnis- ciente y narrador asesino). En otros, sin embargo, la contemporaneidad no es con relación al crimen ese, sino a la persecusión (narrador perseguidor) o al interrogatorio (narrador inculpado), que son hechos posteriores al asesinato. Trataremos de explicar estas consideraciones y daremos ejemplos del texto: Serían contemporáneos al asesinato el narra- dor omnisciente, a pesar del uso del pretérito verbal, porque sigue al asesino de cerca hasta que comete la fechoría: "Llegó al final. Sólo el puro cielo, cenizo, medio quemado por la nubla- zón de la noche ... Miró la casa enfrente de él, de la que salía el último humo del rescoldo... Entonces empujó la puerta sólo cerrada a la noche... Se persignó hasta tres veces ... y comenzó su tarea ..." (p.152-153). Hay una contemporaneidad "sicológica" en la participación de este narrador y su visión de los hechos a la cual contribuye la ambigüedad que crea en el relato el uso del estilo indirecto libre: RODRIGUEZ: Perspectivas narrativas ... "cuando llegó al tercero, le salían chorretes de lágrimas. O tal vez era sudor. Cuesta trabajo matar. El cuero es correoso. Se defiende aunque se haga a la resignación. Y el machete estaba mellado" (p.l53). El narrador asesino, asimismo, es contempo- . ráneo al asesinato puesto que va pensando en lo que va a hacer: "voy a lo que voy" (p.151) "Se amellará (el machete) con este trabajito, más te vale dejar en paz las cosas" (p.152). El narrador-omnisciente, sin embargo, se sitúa posteriormente al asesinato y desde allí sigue paso a paso al narrador-asesino que huye. Esta posición del hablante básico omnisciente es enton- ces contemporánea, no ya al asesinato, sino a la huida, que el asesino realiza bajando hacia el río, para, supuestamente, irse por él. En forma reiterativa, inexorable, la presencia de la voz omnisciente, acompaña paso a paso, como una sombra, al asesino que huye: "Bajó hacia él otro lado, resbalándose por el zacatal. Soltó el machete que llevaba todavía apretado en la mano cuando el frío le entumeció las manos. Lo dejó allí..." (p.152-153). "El hombre vio que el río se encajona- ba entre altas paredes y se detuvo ... El hombre recorrió un largo tramo río arriba. En la cabeza le rebotaban bur- bujas de sangre" (p.156). El narrador omnisciente, además, acompaña al narrador-perseguidor en su búsqueda del culpa- ble. A pesar de que se sitúa posteriormente al asesinato, mantiene la posición de contempora- neidad respecto a la persecusión que lleva a cabo Urquidi. La presencia del hablante -"demiurgo" en esta búsqueda se reduce a las palabras con que introduce el monólogo del perseguidor: "Se sentó en la arena de la playa" - eso dijo el que 10perseguía ..." (p.153). 7 "El que lo perseguía dijo: "Hizo un buen trabajo. Ni siquiera los desper- tó ... " (p.l52). "Pies planos.-dijo el que lo perseguía- y un dedo de menos ..." (p. 151) "Estás atrapado -dijo el que iba detrás de él y que ahora estaba sentado a la orilla del río ..." (p. 155) Al igual que el narrador-omnisciente, el narrador asesino se sitúa también en una posterio- ridad próxima al crimen, al huir de la casa de los Urquidi, una vez consumado el hecho: "No debí haberme salido de la vere- da ... Por allá ya hubiera llegado ..." (p. 153-154). Sin embargo, mantiene la contemporaneidad sicológica porque, con una angustiante y reiterada culpabilidad, va pensando en lo que ya hizo y huyendo a la vez: " ...No debí matarlos a todos; me hubiera conformado con el que tenía que matar; pero estaba oscuro y los bultos eran iguales ... Después de todo, así de a muchos les costará menos el entierro" (p.l54). "Caminaré más abajo. Aquí el río se hace un enredijo y puede devolverme a donde no quiero regresar" (p.154). ..."La cosa es encontrar el paso para irme de aquí antes que me agarre la noche ... " (p.155). Están situadas posteriormente al asesinato también el narrador-perseguidor y el narrador inculpado. El narrador-perseguidor llegó tarde, cuando el hecho se ha consumado: ..."Y yo también llegué tarde. Llegué detrás de ti. Me entretuvo el entierro del recién nacido ..." (p.155). Sin embargo, con respecto a la persecusión es contemporáneo porque va pensando en que el asesino va a caer pronto en sus manos: 8 FILOLOGIA y LINGUISTICA "Estás atrapado -dijo el que iba detrás de él y que ahora estaba sentado a la orilla del río- Te has metido en un atolladero. Primero haciendo tu fecho- ría y ahora yendo hacia los cajones, hacia tu propio cajón. No tiene caso que te siga hasta allá. Tendrás que regresar en cuanto te veas encañonado. Te esperaré aquí. Aprovecharé el tiem- po para medir la puntería, para saber dónde te vaya colocar la bala. Tengo paciencia y tú no la tienes, así que esa es mi ventaja" (p.155). El narrador-inculpado es también posterior al crimen, pues conoce el asesino cuando éste huye del lugar. Eso lo cuenta, sin embargo, unos días después: "Lo vi desde que se zambulló en el río. Apechugó el cuerpo y luego se dejó ir corriente abajo, sin manotear, como si caminara pisando en el fon- do ..."(p.156). "La cosa es que no todo quedó allí. Lo vi venir de nueva cuenta al día siguien- te. Pero yo todavía no sabía nada. [De haberlo sabido! (p.157). ... "De saber lo que había hecho lo hubiera apachurrado a pedradas y ni siquiera me entraría remordimiento" (p.157). Pero este cuarto narrador, el borreguero, está a la vez situado contemporáneamente al interroga- torio del que está siendo objeto, y en el cual se entera de la matanza realizada por el hombre que conoció días antes en el río, a quien dio de comer y encontró muerto luego: "Eso que me cuenta de todas las muertes que debía y que acababa de efectuar, nome lo perdono ..." (p. 157). "Dice usted que mató a toditita la familia de los Urquidi? De haberlo sabido lo atajo a. puros leñazos" (p.158). "De modo que ora que vengo a decirle lo que sé, yo salgo encubridor? Pos ora sí. Y dice usted que me va a meter a la cárcel por esconder a ese indivi- duo? Ni que yo fuera el que mató a la familia esa. Yo sólo vengo a decirle que allí en un charco del río está un. difunto. Y usted me alega que desde cuándo y cómo es y de qué modo es ese difunto. Y ora que yo se lo digo, salgo encubridor. Pos ora sí" (p.159). El Cuadro No. 2 trata de sintetizar las reflexio- nes hechas en tomo a la posición de los narradores. 4. La disposición temporal de los hechos narra- dos. El acontecimiento principal de la narración -el asesinato de los Urquidi- ocurre en la no- che-madrugada de un día domingo. Hay una referencia a la tarde anterior y a un "mes antes. Además el desenlace ocurre unos días después. Consecuentemente el tiempo de la historia puede ser calculado en un mes y seis días más o menos. Todos estos datos se deducen de lo narrado por los diferentes hablantes antes y después del suceso. 4.1. Antes del asesinato . El narrador omnisciente describe la noche de los hechos: "Llegó al final. Sólo el puro cielo, cenizo, medio quemado por la nubla- zón de la noche. La tierra se había caído para el otro lado. Miró la casa enfrente de él, de la que salía el último humo del rescoldo ... Entonces empujó la puerta sólo cerrada a la noche" (p.l52). 4.2. Después del asesinato. El narrador-perseguidor recuerda el día en que Alcancía mató a su familia: "Se sentó aquí y no se movió por un largo rato. Esperó a que despejaran las nubes. Pero el sol no salió ese día ni al siguiente. Me acuerdo. Contemporáneo al asesinato \ Suceso principal: Asesinato de la familia Urquidi. Posterior al asesinato ~ CUADRO No.2 POSICION DE LOS HABLANTES CON RESPECTO AL ASESINATO Posición de los Narrador omnisciente Narrador asesino: Narrador Perseguí- Narrador Inculpado: hablante s José Alcancía dor: Urquidi Borreguero Instantes previos Sigue al asesino Va a matar a Urquidí No está presente No está presente antes del crimen y va pensando en eso. pues anda enterrando a un hijo recié~ nacido. Momento en que Sigue al asesino Mata a toda la farní- No está presente No está presente ocurre hasta que comete lia y describe sus la fechoría sensaciones. Ignora que no mató a Urqui- di. Uegó cuando el Conoce al asesino asesinato ya había cuando huye del pasado lugar del crimen Lo encuentra muerto días después Huida Sigue al asesino Va huyendo de la casa Comienza a seguir el Ve al hornbre-asesíno que huye de los Urquidi y peno rastro del asesino cerca del río sin sando en lo que hizo. saber que huye Persecusión Sigue al perseguido Trata de salir del Sigue al asesino No participa en la que va tras el asesino cañón del río sin para vengar a su persecusión, ni ve saber que es perse- familia muerta al perseguidor, pero guido. sí al perseguido. Interrogatorio No está presente Ha sido muerto por No está presente Se le acusa de encu- Urquidi porque ya cobró su bridor o posible venganza homicida. Cuenta entonces lo que sabe al Juez. 10 FILO LOGIA y LINGUISTICA Fue el domingo aquel en que se me murió el recién nacido ... se me murió el recién nacido y fuimos a enterrar- 10... " (p.152). "Debió llegar a eso de la una, cuando el sueño es más pesado; cuando co- mienzan los sueños" (p.l52). El narrador-omnísciente, con esa ornniscien- cia "neutra" que le hemos señalado, se refiere así a la noche fatídica del crimen: "Y después sintió que el gorgoreo aquel era igual al ronquido de la gente dormida; por eso se puso tan en calma cuando salió a la noche de afuera, al frío de aquella noche nublada ..." (p.156). "La madrugada estaba gris, llena de aire frío. Bajó hasta el otro lado resbalándose por el zacatal. Soltó el machete que llevaba todavía apretado en la mano cerrada, cuando el frío le entumeció las manos" (p.152-l53). El narrador-perseguidor, cuando espera en el recodo al asesino para ajusticiado le dice: "Mañana estarás muerto, o tal vez pasado mañana o dentro de ocho días. No importa el tiempo. Tengo pacien- cia" (p.155). Recuerda también los hechos de un tiempo atrás, cuando él mató al hermano de Alcancía y esperó un mes la venganza de éste: "Desde entonces supe quién eras y cómo vendrías a buscarme. Te esperé un mes, despierto de día, y de noche, sabiendo que llegarías a rastras, escon- dido como una mala víbora" (p.155). El borreguero o narrador inculpado, al con- tar los hechos se refiere a algunos días, transcurri- dos, 10 sabemos por otras voces, después del asesinato: "Lo vi desde que se zambulló al río ... Lo vi venir de nueva cuenta al día siguiente" (p.l56-l57) "Todavía ayer se comió un pedazo de animal que se había muerto del relám- pago" (p.l58). En el cuadro No.3 se hace un esquema del tiempo que comprende la historia. 5. Conclusión. Con base en el análisis realizado podemos destacar, a modo de conclusiones, los siguientes aspectos: 1. Desde el punto de vista semántica los moti- vos de la angustia del hombre contemporá- neo y su deseo de venganza ante una ofensa, inscriben este relato dentro de la cuentística vanguardista latinoamericana. Además, el motivo de la venganza ante una ofensa se inscribe, en el plano del relato, como la reiteración temática que, mediante la variedad de perspectivas narrativas, da unidad al cuento. 2. La perspectiva narrativa permite que el relato aparezca rodeado de una ambigüedad y una irrealidad propias de la tónica rulfea- nao Los diferrentes narradores se mezclan y superponen; ofrecen una visión de los sucesos en la cual el lector no logra dilucidar claramente cuando el relato está contado desde adentro de los personajes narradores y cuándo desde afuera de ellos. A esto contribuyen algunos recursos coad- yuvantes, como son el soliloquio, el uso del estilo indirecto libre, la omniscencia "neutra" y algunos recursos tipográficos como las comillas, los espa- cios y el uso de diferentes modelos de letra. La disposición temporal de los hechos narra- dos y el doble juego entre el ahora y el ayer, el presente y el pasado, también contribuyen a crear ese clima de irrealidad y ambigüedad citado como característico de la narrativa de Juan Rulfo. Finalmente el estudio de las perspectivas narrativas que ofrece "El hombre" permiten afir- mar que: 'el narrador, sea cual fuere su estruc- tura, es el paso previo indispensable, su CUADRO No.3 ESQUEMA DEL TIEMPO DE LA HISTORIA UN MES ANTES SABADO DOMINGO LUNES MARTES MIERCOLES JUEVES MADRUGADA - TARDE Te esperé Tarde ante- (p.l52) Llegó al 1.0 vio 1.0 vio de Ayer se comió Ahora se (p. 155) rior al ase- río otra nuevo el un pedazo ha muerto sinato (p.l55) vez el borreguero de animal y lo informa borre- y hablaron muerto el borreguero guero (p.l58) (p.l58) (p.l59) (p.157) pasan las Tenía dos chachala- días de no cas (p.l53) , comer (p.l58) 1MES ANTES lo. día 20. día 30. día 40. día 50. día 60. día ______________________________________ UNMESySEISDIAS _ •.....•..... 12 FILO LOGIA y LINGUISTICA presencia es lo que hace que la reali- dad, en cuanto a síntesis y objetivos, experiencias materiales, pase a ser una irrealidad existente, actuante, en el mundo de las cosas reales, para que llegue a ser, en suma, literatura" (6). NOTAS BffiUOGRAFICAS (1) El libro fue publicado en 1953. No incluía "El día del derrumbe" y "La herencia de Matilde Arcán- gel". A partir de 1970 fue corregido y aumentado con los dos relatos anteriores. Se le elímt-» en cambio "Paso del norte". Para nuestro trabajo utilizamos la 20. edición, realizada en 1977 por la Editorial Planeta de Bar-elena, en las páginas 151-159. As., pues, todas las citas corresponderán a esta edición, por lo que se indicará entre paréntesis sólo la página citada. (2) Véase al respecto: Cedomil Goic, Historia de la novela hispanoamericana. Valparaíso, Editorial U- niversitaria, 1972 y María Elia Rodríguez y Car- men Valverde "El narrador de El Otoño del Patriarca: un narrador sin precedentes" En: Dos ensayos en torno a la representación literaria del dictador latinoamericano. Centro Universitario de Occidente. Serie Naturaleza y Sociedad, 1980. (3) llse A. Luraschi. "Narradores en la obra de Juan Rulfo: estudio de sus funciones y efectos". En Cuadernos Hispanoamericanos. No.308, 1976. (4) Véase: Oscar Tacca. Las voces de la novela. 20. ed. Madrid, Gredos, 1978. p.72. (5) Op. cit. p.86. (6) Noé Jitrik. Procedimiento y mensaje en la novela. Argentina. Universidad Nacional de Córdoba, 1962. p.11-12. BIBLIOGRAFIA Gennette, Gerard. Figures III. París, Editions du Seuil, 1972. Goic, Cedomil. Historia de la novela hispanoameri- cana. Valparaíso. Editorial Universitaria, 1972. Jitrik, Noé. Procedimiento y mensaje en la novela. Argentina. Universidad Nacional de Córdo- ba, 1962. Luraschi, Ilse Adriana. "Narradores en la obra de Juan Rulfo: estudio de sus funciones y efectos". En: Cuadernos Hispanoamerica- nos No.308, 1976. Margery Peña, Enrique "Alcances en torno a la problemática del narrador". En: Revista de Filologia y Linguistica: U.C.R. Vol 1, No. 1, San José, Mayo 1975. Pouillón G. y Gullón A. Teoria de la novela. Madrid, Taurus, 1974. Rodríguez H. Ma.Elia y Valverde A. Carmen. "El narrador de El otoño del Patriarca: un narrador sin precedentes. En: Dos ensayos en torno a la representación literaria del dictador latinoamericano. Centro Universi- tario de Occidente. Serie Naturaleza y Sociedad, 1980. Rulfo, Juan. "El hombre". En: Pedro Páramo y El llano en llamas. 20. ed. Barcelona, Planeta, 1977. Tacca, Oscar. Las voces de la novela. 20. ed. Madrid, Gredos, 1978. Todorov, Tzvetan. Literatura y significación. Bar- celona, Planeta, 1967. "Las categorías del relato literario" En: Análisis estructural del relato. 30. ed. Bue- nos Aires, Ed. Tiempo Contemporáneo, 1974.