Revista Estudios, (34), 2017. ISSN 1659-3316 Dossier: jóvenes de Costa Rica 1 ¿Por qué hablar de la adolescencia? Etty Helen Kaufmann Kappari Universidad de Costa Rica ettykauf@gmail.com Silvia Romero Vargas Universidad de Costa Rica silviaromerovargas@gmail.com Recibido: 22 de febrero de 2017 Aceptado: 29 de mayo de 2017 Resumen Este artículo se basa en una investigación que se realizó en el Instituto de Investigación en Educación de la Universidad de Costa Rica (INIE). En ella nos interesaba conocer cómo la participación en redes virtuales, grupos y actividades deportivas, religiosas, sociales o comunales estructuradas regulares, influyen en la elaboración de los trabajos psicológicos propios de la adolescencia planteados por Ricardo Rodulfo (1992). Para ello, se consultó a 779 adolescentes a través de un instrumento de oraciones incompletas sobre aspectos de sus vidas: ¿cómo construyen de manera activa su forma de estar en el mundo? ¿qué piensan de este momento de sus vidas? ¿cuáles son sus intereses? ¿cómo se sienten en las relaciones que establecen? ¿qué actividades prefieren? Asimismo, se realizaron nueve grupos focales en los que se profundizaron temáticas señaladas en el instrumento. Uno de los hallazgos más importantes representó el llamado de las personas adolescentes a tener relaciones más fluidas y menos conflictivas con las personas adultas que les acompañan en la vida: sus familias y el personal docente. Remarcan la necesidad de apoyo y comprensión de las personas adultas desde el diálogo, la pregunta y no el castigo y la represión de sus ideas. Palabras clave: Adolescencia; relaciones interpersonales; familia; colegio; discurso social Why talk about adolescence? La Revista Estudios es editada por la Universidad de Costa Rica y se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Costa Rica. Para más información envíe un mensaje a revistaestudios.eeg@ucr.ac.cr. Revista Estudios, (34), 2017. ISSN 1659-3316 Abstract 2 This article is based on research that was conducted at the Institute for Research in Education at the University of Costa Rica. It aims to explore how the constant participation in virtual networks, groups and sports, religious, social or community activities influence the development of the psychological works of adolescence, concept proposed by Ricardo Rodulfo (1992). An instrument of incomplete sentences was passed on 779 adolescents, consulting different aspects of their lives: How do they construct their being in the world? What do they think of this moment of their lives? What are their interests? How do they feel in the relationships they establish? What activities do they prefer? In addition, 9 focus groups were conducted, to explore certain themes identified in the instrument. One of the most important findings of the study is the demand for a more fluid and less conflictual relationships with the adults: their families and education staff. The adolescents emphasize the need for support and understanding from these adults, through dialogue and not through punishment and repression of their ideas. Keywords: Adolescence; relationships; family; school; Social discourse Introducción “Los adultos lo que hacen es ponerse a regañarlo a uno, lo que ocupa uno es un consejo y que lo apoyen y lo que hacen es regañarlo. Si el problema es con el novio, lo que dicen es que no le conviene, que lo deje. No apoyan y los profes mucho menos.” (Grupo focal con estudiantes de 17 años). Desde los nuevos discursos sociales, la adolescencia reacciona, propone y dispone de los espacios y del devenir actual. ¿Qué le piden a la sociedad? ¿Cómo quieren relacionarse? ¿Qué hacen para autorizarse a sí mismos, refundarse, reposicionarse con respecto a la propuesta familiar? Si bien no podemos responder a todas estas preguntas, sí podemos aportar algunos hallazgos en este sentido. La adolescencia ha sido ampliamente teorizada por una infinidad de autores y autoras a partir del siglo XX. Sin embargo, todo lo que se haya dicho de esta, no puede permanecer estático, pues no responde a un saber fijo y debe ser revisado constantemente. El papel de la adolescencia –desde que se la nombra por primera La Revista Estudios es editada por la Universidad de Costa Rica y se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Costa Rica. Para más información envíe un mensaje a revistaestudios.eeg@ucr.ac.cr. Revista Estudios, (34), 2017. ISSN 1659-3316 vez, hace tres siglos- (Krauskopf, 2013) siempre ha estado circunscrito a la ética y 3 la política de un momento histórico particular. Hoy los cambios vertiginosos, las propuestas capitalistas, la veloz generación de tecnología, fundan nuevas formas de relaciones en las que están incluidas las personas adolescentes. Desde esta óptica, hemos querido conocer la palabra adolescente, la construcción de sus maneras de ser y estar en lo social que parten del modelo familiar y que intentan trascenderlo. Desde esta investigación, de tipo exploratoria y cualitativa, se tomaron tres instituciones educativas que nos permitieran trabajar con toda la población adolescente. Se pasó el cuestionario de oraciones incompletas en un colegio rural público, uno urbano público y uno urbano privado. Se contactaron varios centros educativos y estos fueron los que aceptaron darnos el espacio. La información que surge de esta investigación es mucho más amplia que lo que se presenta en este artículo. Sin embargo, adelantamos que, si bien hay algunas diferencias entre estudiantes del área urbana y del área rural, así como entre estudiantes de los colegios públicos y el privado, en las categorías de análisis que presentamos en este escrito, la distancia entre unos y otros no se percibieron como importantes. No se puede realizar una caracterización que enmarque “tipos” de adolescentes. Nos interesó más bien entrar a comprender los discursos en torno a las relaciones que entablan. Por eso, no se realizaron separaciones o distinciones, sino que se buscaron coincidencias. El pasaje a la autonomía, considerando la construcción del lazo social hacia el “afuera” del hogar, las amistades, las actividades extracurriculares, el noviazgo, central en nuestros análisis, se produce en todos los grupos con los que se trabajó, indistintamente de dónde estaba ubicado el centro educativo. Daremos cuenta de lo que proponen para pasar de una dependencia parental a un intercambio en el ámbito social más amplio: cómo se comunican, qué lazos son significativos para ellas y ellos y cómo construyen sus vivencias actuales. Desde la infancia, se empieza a construir el “adentro” y el “afuera”. Se empiezan a discriminar los escenarios de seguridad/inseguridad dentro del hogar y fuera de este. La Revista Estudios es editada por la Universidad de Costa Rica y se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Costa Rica. Para más información envíe un mensaje a revistaestudios.eeg@ucr.ac.cr. Revista Estudios, (34), 2017. ISSN 1659-3316 Se produce una metamorfosis en la significación de lo familiar que permite la 4 entrada a lo extra-familiar. En la adolescencia, esta apertura puede ser más radical. La pregunta por el viaje a “un afuera cultural” en la adolescencia nos ha interesado porque pensamos que es importante que las personas adultas que se relacionan o trabajan con estas poblaciones, tengan insumos de primera mano para poder concretar un trabajo más fecundo y menos conflictivo. Por ello, nos moveremos en el espectro social de las adolescencias: familia y colegio (autoridad y juego), amistad, noviazgo (sexualidad). La familia sí importa La primera gran sorpresa con la que nos encontramos en la investigación realizada es la concepción bastante generalizada del estudiantado al proponer a las figuras familiares, sobre todo a la madre y al padre, en un lugar de gran importancia. Lejos de expresar que la relación con la madre y el padre está llena de fricciones (Aberastury y Knobel, 1992), que es difícil o retadora, mencionan que el apoyo de la familia es central. Hay un deseo expreso por tener una presencia familiar que acompañe. Esto no quiere decir que las vivencias cotidianas están exentas de conflictos o roces. Sin embargo, pesa más la necesidad de una presencia firme y estable de estas figuras de las cuales requieren seguridad para afianzar la construcción de autonomía y de libertad. ¿Por qué decimos esto? Se insta al estudiantado a completar la frase “Mi mamá...”, sólo 6% de las personas consultadas indicó aspectos negativos de esta. Las demás proponen a su madre, como una persona especial, que les apoya, que les quiere, a la cual admiran. Algunas de las respuestas más repetidas fueron: “Es mi modelo a seguir.”
 “Me cuida.”
 “Me ayuda en todo lo que necesito.” “Es la mejor.”
 “Es todo en mi vida.” “Me escucha.”
“ Me quiere.”
 “Es la mayor bendición de mi vida”. La Revista Estudios es editada por la Universidad de Costa Rica y se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Costa Rica. Para más información envíe un mensaje a revistaestudios.eeg@ucr.ac.cr. Revista Estudios, (34), 2017. ISSN 1659-3316 5 Al igual que la valoración positiva hacia la madre, los comentarios hacia el padre también se presentan favorables. En la pregunta que se refiere justamente a la figura del padre, la gran mayoría de las respuestas también son positivas. Solo 6% de las personas encuestadas opinaron de manera negativa. Como se puede ver en algunas de ellas, el padre es visto como una figura de identificación, de seguridad y de confianza. Algunas de las frases propuestas por las personas adolescentes: “Es uno de mis ídolos.”
 “Es un luchador y una inspiración para mí.” “Es el hombre más valiente.”
 “Es una persona digna de admirar.”
 “Es mi mayor ejemplo.”
 “Es la persona que me ha sacado adelante, me apoya.”
 “Es mi pilar, es cariñoso, es trabajador”. Esto da cuenta de que las figuras familiares son tremendamente importantes para las personas adolescentes. Lo reiteran en los grupos focales donde comentan que les hace falta pasar más tiempo de recreación y disfrute con sus familias. Es decir, proponen que el tiempo no se debe circunscribir solo a lo cotidiano sino también a espacios para divertirse y compartir con las personas adultas cercanas. Pasar tiempo de diversión y esparcimiento, jugar con sus figuras adultas significativas, insiste de manera transversal como una vía para estar con el otro familiar y luego probar en el afuera, con sus pares. Ir y regresar, ese movimiento que les ayuda a corroborar la experiencia con una base de seguridad. Permanecer en un devenir con condiciones para revisitar los lugares y las relaciones con la seguridad del hogar clara. Insisten en “poder volver a casa” y sentir el apoyo que les de fuerza ante el peso de su salida a lo social. Si bien mencionan que salen con emoción al “afuera”: se desplazan de manera independiente, hacen planes con sus pares, estudian sin el apoyo de la familia, deciden qué ropa ponerse, cómo peinarse: sus cuerpos se convierten en laboratorios de independencia. Esta “salida” no es solo diversión o reto. Implica sentimientos contradictorios: temor, sorpresa ante lo desconocido, pero también emoción de probar la responsabilidad de asumir las consecuencias La Revista Estudios es editada por la Universidad de Costa Rica y se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Costa Rica. Para más información envíe un mensaje a revistaestudios.eeg@ucr.ac.cr. Revista Estudios, (34), 2017. ISSN 1659-3316 de lo que se decide. En ese movimiento se gestan nuevos referentes para la 6 construcción de un lugar distinto (Grosser, 2003, 3). Y se pide a las familias y al personal docente un acompañamiento que permita su devenir. Volar al afuera con el apoyo de la familia permite la construcción de autonomía y de responsabilidad. Sin embargo, las familias no siempre comprenden su lugar de apoyo y acompañamiento. Tampoco las instituciones educativas. La ausencia de escucha a las personas adolescentes produce un cortocircuito que muchas veces termina en conflictos, tanto dentro de la familia como en el colegio o con sus círculos sociales. El espacio para que la persona adolescente se diga y hable de lo que se pasa se reduce a espacios con sus amistades. Sin embargo, las instituciones sociales, familia y escuela, les cierran la posibilidad de construirse en conjunto y se les exige sin explicaciones. En este sentido, es fundamental pensar una salida para dar entrada a la voz de las adolescencias. Autoridad y extranjería “A veces sentimos que el mundo se nos viene abajo porque creemos que nadie nos entiende” (Grupo focal con estudiantes de 13-14 años) Proponemos que, en esta nueva dimensión relacional, la familia y la institución educativa deben moverse de lugar. Deben hacer un esfuerzo por comprender los tiempos y los procesos de las adolescencias. Dar lugar a las vivencias adolescentes. Esto implica seguir ahí, poniendo la mirada, la escucha, abriendo espacio para la pregunta y no para la reacción impulsiva, ni para la punición o la represión. El problema se presenta cuando las familias y el personal docente interpretan esta nueva forma de estar en el mundo de la adolescencia como una transgresión a su autoridad. Esto se da porque parten de una definición de autoridad comprendida como sinónimo de poder. Ese es el error, pues si bien la autoridad tiene dos La Revista Estudios es editada por la Universidad de Costa Rica y se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Costa Rica. Para más información envíe un mensaje a revistaestudios.eeg@ucr.ac.cr. Revista Estudios, (34), 2017. ISSN 1659-3316 significaciones opuestas, se tiende a usar más la que denota imposición de 7 obediencia y no la que construye o posibilita (Corominas, 1973, 73). La autoridad está mal comprendida por muchas personas adultas, familias y personal de centros educativos, instituciones de salud, por nombrar algunas. La autoridad puede llegar a ser lo que viabiliza. No lo contrario. Sin embargo, las reacciones feroces que relatan de las personas adultas en respuesta a las formas nuevas de estar en el mundo de las personas adolescentes, nos hacen pensar en que hay una incomprensión sobre este momento de vida. Lo que rige es la arbitrariedad en las relaciones con adolescentes, es decir, que se decide por ellos y para ellos sin diálogo. Cuando se ve que las formas de trabajar con esta población no tienen buenos resultados, las personas adultas se afianzan más a sus ideas, en vez de entablar diálogos. En este sentido, lo que se robustece es un punto de vista que insiste en el cierre a la pregunta, en la imposición de obediencia y se culpa a la persona adolescente por su “falta de compromiso”, por su “falta de madurez” o “por sus resultados.” La autoridad comprendida desde su faz positiva, tiene excelentes efectos en la inclusión social. Dar hospitalidad a las preguntas, como plantea Derridá (2006), hospitalidad al otro, a su palabra, es una autoridad que produce lazo social. Este filósofo argelino-francés plantea el término hospitalidad desde la condición del extranjero, quien aporta sus tradiciones y costumbres, un idioma distinto. ¿Por qué desde el extranjero? Pensar en la adolescencia como extranjería nos ayuda a comprender que hay un esfuerzo por parecerse a las demás personas sin dejar de ser quien se es. Es un tiempo de extranjería de la propia existencia, como lo plantea Lebrun (2003). En un mismo país, pero fuera de lugar, aprendiendo lo nuevo, teniendo que adaptarse y encima, sin poder halar o comunicarse en un mismo idioma. ¿Qué proponen las personas adolescentes consultadas? Permitir la entrada a su palabra, que les den espacios para preguntar, cuestionar, dialogar. En este sentido, Jacques Derridá propone la siguiente reflexión: La Revista Estudios es editada por la Universidad de Costa Rica y se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Costa Rica. Para más información envíe un mensaje a revistaestudios.eeg@ucr.ac.cr. Revista Estudios, (34), 2017. ISSN 1659-3316 “La pregunta es, en cierta manera, parricida. La pregunta puede, o no, ser 8 acogida, hospedada. Podemos dar, o no, nuestra hospitalidad a la pregunta. Pero, ¿qué sentido tiene preguntar, cuestionar, cuando el destinatario de la pregunta no se dispone a aceptarla?, ¿Cuándo el dueño de casa, el que hace la ley, el padre, no admite ser interrogado? Y, de igual modo, ¿qué sentido tiene ser objeto de pregunta cuando el que interroga no se presta a su vez a ser interrogado, a firmar con su nombre la pregunta que plantea y a exponerse así al riesgo de responder con su propia identidad, responsablemente, por la osadía del cuestionamiento? ¿O cuando no hay lugar para una respuesta que, por no convenida, es a su vez pregunta? Hay entonces cierta legítima exigencia de paridad en la hospitalidad ofrecida a la pregunta. El anfitrión se hace vulnerable cuando aloja la pregunta (Derridá, 2006, 8). Permitir la pregunta del otro adolescente en la familia o, en el colegio, puede sentirse como una forma de amenaza a esa autoridad definida como obediencia absoluta. De alguna manera lo es ya que hace un llamado a la lógica, al análisis y no la simple repetición de lo mismo. No permitir que se plantee la pregunta, tiene efectos de ruptura del tejido social pues es proponer que la palabra de unos tiene mayor valor que la de otros. Es dar a entender que solo a través de la obediencia silente es que podrán acceder a un lugar en la sociedad. Negar la entrada a las preguntas de la adolescencia es clausurar el lazo social y con este acto, invalidar sus derechos. Cuando la adolescencia intenta posicionar sus preguntas, sus retos o marca las inconsistencias de la familia o de la sociedad, es para comprender y acceder a la revisión de su historia en el mundo, revisitar su filiación social. Y, por qué no, a proponer cambios -algo en lo que la adolescencia es experta-. Es decir, a aportar como sujetos responsables. Cortar la pregunta les genera más preguntas y dudas sobre su lugar en la familia, sobre la familia misma, sus secretos y sus falsedades. No saber, le produce un lugar inestable. El cierre a su palabra hace que los imaginarios se disparen y que el terreno en el que se relacionen se convierta en un posible campo de batalla. La La Revista Estudios es editada por la Universidad de Costa Rica y se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Costa Rica. Para más información envíe un mensaje a revistaestudios.eeg@ucr.ac.cr. Revista Estudios, (34), 2017. ISSN 1659-3316 familia es el primer lugar desde el que se puede abrir un espacio para reflexionar 9 sobre sus incógnitas. El colegio también. No desde el puro conocimiento, sino a través de la entrada al saber. ¿Por qué se debe abrir ese espacio de escucha? Porque la filiación, es decir, su lugar simbólico en el mundo está siendo revisitado con una capacidad intelectual más compleja que en la infancia y con un bagaje simbólico enriquecido. Saber es la vía para la construcción. Por eso, es un contrasentido cuando la institucionalidad les cierra las oportunidades de indagar por sí mismos ese conocimiento. La sociedad, a través de sus instituciones –familia y colegio-, da un mensaje ambiguo: por un lado, les exige hacerse adultos, por otro, no abre los espacios para simbolizar este devenir. Más bien los clausura. El juego es ejemplo vivo de esto, según nos indican las personas adolescentes encuestadas. Adiós al juego “Cuando era niña era muy feliz y no me preocupaban los problemas que existían a mi alrededor.” Adolescente de 13 años “Cuando era niño era muy inocente y todo lo preguntaba” Adolescente de 15 años “Cuando era niña tenía muchas ilusiones” Adolescente de 15 años “Cuando era niño era más fácil ser yo mismo” Adolescente de 16 años Primer tiempo hacia el afuera: Cuando era niña... Cuando era niño... ¿Añoranza de lo perdido o confrontación con lo nuevo? Probablemente ambas. El recuerdo de la infancia que expresan las personas adolescentes encuestadas, denota una diferencia con el momento que están viviendo en el presente. De pronto, se dan cuenta que la historia puede ser contada. Hay un antes y un después mucho más marcado que en la infancia. Sobre todo, porque muda la forma en que se relacionan con las demás personas. La Revista Estudios es editada por la Universidad de Costa Rica y se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Costa Rica. Para más información envíe un mensaje a revistaestudios.eeg@ucr.ac.cr. Revista Estudios, (34), 2017. ISSN 1659-3316 La sociedad les manda el mensaje que “la niñez se debe dejar atrás” y con ella, 10 una de sus prácticas más importantes: el juego. La pérdida de algo que era atesorado y que no se tiene más: el juego deja de estar en el centro como la forma privilegiada de relacionarse con sus pares y con las personas adultas. Hay una añoranza en este sentido, según lo expresan en el cuestionario de oraciones incompletas. La forma en que construyen las frases sobre su niñez, denota algo perdido o que realizan con menor frecuencia, hablan en pretérito imperfecto. Jugaba fútbol, era muy traviesa, jugaba mucho con mis amigos, me divertía mucho jugando al aire libre, tenía ilusiones, tenía más paz, tiempo y tranquilidad, siempre jugaba con mis primos en la casa de abuelo, iba al parque todos los días, amaba caminar con mi mama y mis hermanos por la tarde. Cuando entran a primaria, el juego declina. “¿Es obligatorio ir a la escuela? Es aburrido. ¿Me puedo devolver a preparatoria?” Pregunta un niño después de su primer día de escuela. El juego es la vía regia para el ingreso de la niñez al mundo simbólico. En el juego conocen las reglas, se relacionan con otros, aprenden a perder para seguir intentando. Sienten el reto de un objetivo, construyen estrategias, hacen trabajo en equipo. Por supuesto que ríen, pelean, aprenden a resolver las diferencias para poder seguir jugando. Pero las familias, la escuela y la secundaria excluyen el juego. Eso es lo que nos dicen las personas adolescentes cuando lo que añoran de su pasado reciente es el juego como parte de sus vidas, como fuente de aprendizaje y de relación. Ricardo Rodulfo es radical en esto y nos indica que “jugar es lo único serio que hay” (1992, 135). Con esto quiere decir que, en el juego, el sujeto tiene un espacio para inventar-se frente a un otro, crear los significantes que lo representan, moverse, volver a los lugares de antaño de otras maneras. Se posicionan frente a su pasado y lo resignifican. Ponen a prueba su filiación. En esos movimientos, agujerean a sus figuras primordiales, prueban que la verdad absoluta no existe, identifican las mentiras o las inconsistencias y las señalan, es decir, practican el devenir de la vida, con alegría, risa y compañía. Pero en esta sociedad de consumo feroz, quedan con pocos espacios para recrear “el afuera”, La Revista Estudios es editada por la Universidad de Costa Rica y se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Costa Rica. Para más información envíe un mensaje a revistaestudios.eeg@ucr.ac.cr. Revista Estudios, (34), 2017. ISSN 1659-3316 lo extra-familiar, sobre todo porque el juego ha dejado de ser parte de la 11 institucionalidad. Se les pide que actúen como “adultos”, que “ya no son niños o niñas”, como si la niñez tuviera que ser abolida. Uno de los peores “insultos” que les dicen es: “no seas niño”. Los lugares de lo lúdico en la niñez y mucho más en la adolescencia, están circunscritos a espacios y tiempos específicos de la institucionalidad educativa que cada vez son más reducidos. Y ahora, ¿dónde juegan? ¿Cuándo juegan a hacerse personas autónomas? Si no hay espacios para estar, jugar, crear, comprender con los otros adultos. La sociedad va escindiendo espacios y personas, va sacando fuera la risa y los momentos para compartir. Ya no juegan con sus familiares. En el colegio tampoco se juega. ¿Qué pasa con las personas adultas? ¿Creen que jugar con sus hijos o estudiantes es perder la autoridad? Sin embargo, los resultados insuficientes en la educación no abren la pregunta acerca de la pérdida de autoridad. Probablemente porque responsabilizan al estudiantado y a las familias. Tal vez habría que escuchar con más atención la riqueza que proponen las y los adolescentes. Esto no sucede. Hay una exclusión de la palabra adolecente. ¿Qué debe hacer la adolescencia? Un asunto de relaciones “Adolescencia es, pues, en este sentido, el nombre de este movimiento en que la cultura se hace re-flexiva.” Mariano Fernández Lo que nos dicen las personas adolescentes a partir de este estudio es que hay una ceguera y una sordera de las personas adultas ante sus propuestas, ante su voz, ante su energía. La tendencia es a negar primero y castigar después. En algunas familias castigan con gritos, con castigos, en algunos casos con golpes, pero sobre todo con el cierre a sus preguntas y cuestionamientos: no les escuchan y no les acompañan. La pregunta ya no es, cómo ven las personas adultas a la adolescencia. La cuestión es más bien ¿qué dicen las personas adolescentes de La Revista Estudios es editada por la Universidad de Costa Rica y se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Costa Rica. Para más información envíe un mensaje a revistaestudios.eeg@ucr.ac.cr. Revista Estudios, (34), 2017. ISSN 1659-3316 cómo son vistas por las personas adultas? Y qué proyecta esto de lo que somos 12 como sociedad. ¿Esto habla de lo inequitativos que somos? Como vemos, la adolescencia entonces no sería un problema de pasaje (inherente a todos los momentos de la vida de las personas), sino un problema de relaciones. En la niñez, la sociedad plantea la imposibilidad de esta población a la toma de decisiones. Por ello, la relación que se entabla entre niños, niñas y personas adultas es jerárquica: unos deciden sobre otros. En la adolescencia, esa posición “pasiva” acorta distancia. Se trata de un replanteamiento en las relaciones entre adolescentes y adultos desde una estructura (Tubert, 1998). Lauru (2005), sostiene la idea de una estructura y agrega la propuesta de que la adolescencia es una apertura (Lauru, 2005). Se cierra una dimensión relacional y se abre otra, un mundo en el que se posicionan con mayor responsabilidad y esto transforma las relaciones. Lo que nos dicen las personas consultadas es que quieren jugar un papel central en la construcción conjunta de la sociedad, no un lugar marginal. Sobre todo, porque hay una tendencia a ver a las personas adolescentes como seres que deben adaptarse a la propuesta adulto-céntrica “¡porque sí!” y no se les consulta bajo el pretexto de que están en formación. ¿Cuál es la posibilidad? Entrada a la palabra adolescente Les preguntamos, ¿qué es la adolescencia? A pesar de describir una sensación de nostalgia, sus propias consideraciones sobre la adolescencia, no son negativas. Al contrario, la gran mayoría de las personas adolescentes encuestadas ven este momento de vida como retador e interesante: “no es tan duro, aunque a veces sintamos que el mundo se nos viene abajo porque creemos que nadie nos entiende”, dice un estudiante de décimo. Lo interesante de las respuestas recae en que se posicionan en una perspectiva desde la cual pueden dar cuenta de su pasado y viven un presente que debe ser reconstruido desde sus puntos de vista. La Revista Estudios es editada por la Universidad de Costa Rica y se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Costa Rica. Para más información envíe un mensaje a revistaestudios.eeg@ucr.ac.cr. Revista Estudios, (34), 2017. ISSN 1659-3316 ¿Cómo definen la adolescencia ellas y ellos mismos? 13 “Es demasiado tuanis y ojalá siempre fuera adolescente”. Estudiante de 14 años “Es aprender de los errores para en un futuro mejorar” Estudiante de 16 años. “Es una etapa diferente la cual se cambian las emociones y sentimientos de las personas.” Estudiante de 15 años “Es complicado porque intentas descubrir quién eres y quién quieres ser”. Estudiante de 15 años “La adolescencia es aprender sobre las cosas malas y buenas que aparecen en nuestras vidas”, define una estudiante de noveno. Esas cosas “buenas y malas” que quieren aprender, en realidad son –en parte- la puesta a prueba de lo aprendido en casa y en la escuela. Es decir, contar con las herramientas subjetivas y sociales que les permitan relacionarse con otros. El adentro se prueba en el afuera con los pares y con otros adultos. En esas relaciones que hemos llamado extra-familiares (de acuerdo a la conceptualización de Rodulfo, 2013) se renuevan las formas, los vínculos y se aprenden nuevas formas de estar en el mundo. “Es la mejor etapa porque se crean las amistades que van a hacer para toda la vida, hay fiestas, hay más libertad. Luego hay más responsabilidades, de juéguesela ustedes solos”. También dicen que la adolescencia es un momento agradable, ya que sienten que tienen espacio para la expresión con sus pares. Asimismo, afirman que hay un cambio en cómo son percibidos ante los ojos de los adultos. Por un lado, las familias cambian y les dan más libertades: eligen su vestimenta, salen solos, eligen su música y sus amistades: “Socialmente es mejor, se conoce gente. Un poco más de libertad”. Por otro lado, señalan que, si bien es “una de las mejores etapas, es muy cansado y no nos entienden, es una etapa difícil, confusa, pero también es linda, se disfruta.” En la amistad, en el noviazgo y en la sexualidad, el ser adolescente vivencia experiencias que tienen otros sentidos a lo que se tenían durante la La Revista Estudios es editada por la Universidad de Costa Rica y se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Costa Rica. Para más información envíe un mensaje a revistaestudios.eeg@ucr.ac.cr. Revista Estudios, (34), 2017. ISSN 1659-3316 infancia. Se alejan de las personas adultas y se acercan a sus pares. 14 Ya no son los vínculos de amistad de la niñez, marcados por las elecciones parentales, ya no es el noviazgo de la escuela, de mandarse mensajes con los amigos o darse la mano en el recreo. La dimensión libidinal lo atraviesa todo y las personas adolescentes se ponen en juego como seres sexuados. Se ponen en juego a partir de cómo se relacionan en el afuera. La amistad “Somos muy unidos y mejor dicho son mis hermanos.” Estudiante de 12 años. “Son como mi familia.” Estudiante de 15 años. Las amistades en la adolescencia son necesarias para sostenerse en la confrontación con el “afuera” y en la construcción de la subjetividad en donde ya no es la mirada de la familia la que dicta los ideales, sino que éstos se ponen en juego en el lazo con los pares. Las amistades son tan importantes que pueden brindar un lugar de sostén, de amarre en medio de los cambios y ante las inconsistencias heredadas de la familia. En la frase, “Mis amigos y yo...”, las respuestas apuntan, casi en su totalidad, a la buena relación existente con las amistades, donde hay unidad, cariño y comunicación. Asimismo, a la importancia que le dan al grupo y la unión, no solo para construir en conjunto sino como apoyo para retar y oponerse al status quo. El estudiantado coincide que lo mejor de los amigos es el apoyo, el compartir, la diversión y la compañía. En la frase, “Lo mejor de las amistades...” encontramos respuestas que nuevamente confirman la importancia del apoyo, la escucha y la compañía de las amistades. Compartimos algunas de las mencionadas: Lo mejor de los amigos... “Es que lo escuchan cuando está triste y que comparten nuestra locura.” “Es que siempre están ahí cuando los necesito.” La Revista Estudios es editada por la Universidad de Costa Rica y se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Costa Rica. Para más información envíe un mensaje a revistaestudios.eeg@ucr.ac.cr. Revista Estudios, (34), 2017. ISSN 1659-3316 “Son los momentos felices que pasamos y que se vuelven recuerdos inolvidables.” 15 “Siempre están ahí en las buenas y en las malas.” “Es que son confidentes y nos apoyan en los momentos más duros de nuestras vidas.” “Es tener alguien que siempre lo apoye a uno.” “Es su respeto hacia mí.”
 “Es que disfrutamos mucho juntos.” La amistad no es simplemente un término de alguien que acompaña. La filosofía se ha encargado de pensarla y analizarla. Giorgio Agamben propone que la amistad es una relación que es imposible de ser definida porque se produce en el acto de estar y ser con el otro. El filósofo italiano nos propone que, La amistad es, en efecto, una comunidad y, así como es con respecto a sí mismo, así también para el amigo: y como, con respecto a sí mismo, la sensación de existir es deseable, así también será para el amigo. [...] Pero esto significa que la amistad tiene un rango ontológico y, al mismo tiempo, político. La sensación del ser está, de hecho, siempre re-partida y compartida y la amistad nombra este compartir. (Agamben, 2005). Lo que hay de común es la convivencia, insiste Agamben. Soportar la existencia y lo que de ella es difícil pero también reunir lo que de feliz se propone en la vida. Las personas adolescentes reconocen las fortalezas de la convivencia. La mención de “ser felices con...”, “apoyarse en...”, “pasarla bien con las amistades...” da cuenta que en la adolescencia no todo es angustia y sufrimiento: hay mucho disfrute. Bajo el nombre “adolescentes” se arma una estructura de convivencia que contiene, da fuerza y posibilita la re-significación de las vivencias primordiales a la luz de lo actual. Como si en grupo, pudieran construir lo que se les deniega en el colegio y en la casa: ser sujetos que se responsabilizan de las decisiones que toman, es decir, de su forma de estar en el mundo. No sirve de nada hacer desaparecer o reprimir las formas de ser y estar de las personas adolescentes. Lo que es necesario es prestar atención a su producción, dialogar, dar espacio para la palabra y desde ahí permitir que se construya un lazo La Revista Estudios es editada por la Universidad de Costa Rica y se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Costa Rica. Para más información envíe un mensaje a revistaestudios.eeg@ucr.ac.cr. Revista Estudios, (34), 2017. ISSN 1659-3316 social, un discurso que les dé lugar y les responsabilice. 16 El Noviazgo Es en la separación inminente de las figuras primordiales que el adolescente deberá buscar qué hacer frente la nueva propuesta social, revisitar el “afuera.” Una primera salida –durante la infancia- implicó dejar una relación dual con la figura de crianza para pasar a una terceridad que le diera acceso a la cultura. Ahora, cada vez que quieren acceder a algo, no tienen que esperar a los otros, ni quieren imposiciones, sino buscar por ellas y ellos mismos, como apuesta personal. Esto puede ser interpretado por las personas adultas como un reto a la autoridad. Sin embargo, no lo es. Más bien se confronta una exterioridad distinta, más amplia, aunque no es excluyente de las figuras adultas. En el centro de esta entrada a otra dimensión social está el amor. Ahí se confrontan, en soledad, a esos retos del lazo social. Es decir, se les impone una realidad irrefutable, están solos ante el otro, con sus faltas y sin contención. ¡Qué valientes! Por el amor, a causa del amor, a través del amor aceptan el hecho de que no son seres perfectos ni completos. Aguantan sus equivocaciones, las caídas, el desconocimiento de muchas cosas sin la mirada y la presencia permanente de las personas adultas quienes ya no estarán para evitar las caídas, pero que sí deberán estar para ayudarles a levantase. Este trabajo esforzado que realizan las personas adolescentes se caracteriza por la búsqueda permanente del lazo con los demás, apoyo que les permitirá comprender su ser en falta y buscar cuáles son sus posibilidades. Una vía regia, como nos lo han mostrado, es la entrada al amor, la exogamia. Los sentimientos, la compañía y el apoyo son las palabras más mencionadas cuando les consultamos sobre qué es lo bueno de tener pareja. La Revista Estudios es editada por la Universidad de Costa Rica y se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Costa Rica. Para más información envíe un mensaje a revistaestudios.eeg@ucr.ac.cr. Revista Estudios, (34), 2017. ISSN 1659-3316 La sexualidad 17 “Un tema que se debe conversar”, nos dicen. “Pero si es con los papás uno queda expuesta a que los papás digan, ah, ok, mi hija está haciendo estas cosas, entonces diay, le voy a restringir algunas cosas.” “Uno le cuenta algo a la mamá y se pone a decir cosas toda ridícula, entonces es mejor quedarse callado.” “En el cole lo hablan, pero sigue siendo como un tabú, siempre es como con rodeos, lo hacen por obligación. No explican bien las cosas por compromiso. No hay interés real en explicar la sexualidad. Hace falta porque hay muchos embarazos. Lo dan una semana de clases, o 6 lecciones de ciencias”. Aunado a lo anterior, señalan que era mejor evitar ese tema en la casa porque solía terminar en discusión. “Dicen ‘me decepcionó’.” Uno no les cuenta porque después se ponen a hablar y cuando les cuentan ponen a hablar más. Quieren que uno tenga confianza, pero...” Nuevamente el cierre de las preguntas y del diálogo se hace evidente. Notamos claramente una demanda de parte del estudiantado para abordar el tema de la sexualidad desde otro lugar, un lugar de escucha y diálogo. ¿Hay alguna relación entre el cierre al diálogo y la situación de embarazo adolescente? No podemos responder afirmativamente, pero sí proponemos que los actos adolescentes hablan por sí mismos y las personas que tienen a su cargo la educación no ven: en Costa Rica, uno de cada trece nacimientos, se dieron en adolescentes menores de dieciocho años (UNFPA, 2016). La ausencia de comunicación fluida entre las personas adolescentes y las familias o el personal docente, no solo ocurre con los temas de la sexualidad. El malestar tiene que ver con la incomprensión por parte de las personas adultas sobre el momento de vida. Esto se nota en las respuestas del estudiantado quienes dicen que la adolescencia es difícil porque cuesta comunicarse con las personas adultas a pesar de que lo dicen con palabras y a través de actos que les dañan y a la sociedad toda: “Es una etapa en la vida que a veces es dura, es la etapa donde uno ocupa más apoyo emocional”. La Revista Estudios es editada por la Universidad de Costa Rica y se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Costa Rica. Para más información envíe un mensaje a revistaestudios.eeg@ucr.ac.cr. Revista Estudios, (34), 2017. ISSN 1659-3316 Cierre 18 “Es una vara loca, uno es muy grande para ciertas cosas y muy joven para otras.” Vivir la adolescencia no es sin consecuencias. No se trata de un momento por el que se transcurre y se pasa de manera pasiva. Las personas adolescentes están llamadas a realizar un trabajo, una elaboración subjetiva para incluirse en el discurso social. Es decir, se les llama a hacer un esfuerzo difícil y, muchas veces doloroso, para lograr pertenencia, autonomía y responsabilidad, entre otras. Implica un trabajo fuerte y sostenido, con muchos retos, días buenos y malos, tristes y felices, oscilaciones de la vida misma. En este esfuerzo adolescente, la intención de moverse y construir, que fue nombrado por Ricardo Rodulfo (1998) como “trabajos psicológicos de la adolescencia”, no se logra dejándoles en soledad y exigiéndoles obediencia irrestricta al mismo tiempo. Los argumentos para incluir su palabra pueden basarse en los resultados de la educación. Desde hace décadas algunos resultados no son los esperados. Por ejemplo, los índices de reprobación en sétimo tienen una tasa de 24,3% y en octavo de 22,1% (Quinto Estado de la Educación, 2015). Es decir, casi una cuarta parte de la población estudiantil de secundaria debe repetir materias. Por otro lado, si bien la exclusión educativa en el tercer ciclo y en la educación diversificada tradicional pasó de 10,2% a 8,7% entre 2010 y 2014 (Quinto Estado de la Educación, 2015), los números siguen siendo elevados. De igual manera, los eventos de violencia. Estado de la Educación propone cifras alarmantes, 388 estudiantes de cada 1000 han sido víctimas de algún evento de violencia en el último año y 92 de cada 1000 han sido víctimas de violencia al menos una vez por semana (Cuarto Estado de la Educación, 2013). Proponemos que parte de la ausencia de éxito, a partir de nuestros planteamientos, se centra en las relaciones entre las personas adolescentes, la familia y el personal docente, donde el decir adolescente está acallado. Es imprescindible la inclusión de la palabra adolescente, desde el lazo social comprendido como un discurso que incluye y no que excluye. Nos interesa cuestionar las ideas cerradas y negativas que se mantienen de las personas adolescentes. Aquellas que proponen que deben “adaptarse” a las exigencias de La Revista Estudios es editada por la Universidad de Costa Rica y se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Costa Rica. Para más información envíe un mensaje a revistaestudios.eeg@ucr.ac.cr. Revista Estudios, (34), 2017. ISSN 1659-3316 la sociedad “en automático”. Más bien proponemos más reflexión en cómo 19 producir encuentros en el vínculo entre adolescentes y familias, así como entre estudiantes y docentes. ¿Por qué seguir hablando de las adolescencias? Para abrir la hospitalidad a la pregunta, tal vez las relaciones entre instituciones y chicos y chicas produzca otra propuesta de intercambio social. Referencias Bibliográficas Aberastury, A y Knobel, M. (1992). Adolescencia normal. México: Paidós. Corominas, J. (1972). Breve diccionario etimológico de la lengua castellana. Madrid: Editorial Gredos. CONARE. (2013). Cuarto Estado de la Educación. 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