Publicación semestral. ISSN 2215-4906 Volumen 78 - Número 2 Enero - Junio 2019 Imágenes retrovirales de la lírica y la plástica boricuas del VIH y sida Retroviral Images of the Puerto Rican Lyric and Plastic Arts of HIV and AIDS Daniel Torres-Rodríguez Esta obra está bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin Obra Derivada Artículos Imágenes retrovirales de la lírica y la plástica boricuas del VIH y sida1 Retroviral Images of the Puerto Rican Lyric of HIV and AIDS Daniel Torres-Rodríguez2 Ohio University Ohio, Estados Unidos Recibido: 6 de febrero del 2018 Aprobado: 21 de mayo del 2018 Resumen Un análisis de las imágenes retrovirales en la lírica y un cuadro y una fotografía puertorrique- ños. Este artículo argumenta cómo la literatura y el arte sirven como armas de combate contra una sociedad que ha querido acallar el impacto de la pandemia del VIH/sida. Palabras clave: poesía; pintura; VIH/sida; imágenes visuales Abstract An analysis of retroviral images in Puerto Rican lyric, photography and painting. This article argues how literature and visual arts serve as weapons against a society that has tried to silence the impact of the HIV and AIDS pandemic. Keywords: Poetry, Painting, HIV, AIDS, Visual Images 1 Agradezco al escritor y editor Max Chárriez por la invitación a participar en el Congreso de Lite- ratura Queer 2017 (CLiQ 2017) celebrado en junio en la histórica sede del Teatro Coribantes, en San Juan, Puerto Rico donde me dio la oportunidad de ser parte de esta conversación que nun- ca termina sobre el lugar del VIH/sida en la literatura y el arte boricuas, y donde lo queer fue un espacio vivo. Para mí, como escritor y crítico literario, fue un honor haber participado ya en dos ediciones de este congreso (2016 y 2017). Una versión preliminar de este trabajo se leyó allí como Conferencia Magistral y presenté dos ediciones aniversario de mis libros: Cabronerías:Historias de tres cuerpos (1995, 2016) y Conversaciones con Aurelia (2007, 2017). También presenté este trabajo en REPAVIH, (Red de Personas Afectadas por el VIH), en Mérida, Yucatán, México el 20 de julio de 2017. Utilizo “boricua” en el título para darle inmediatez al gentilicio que nos define como puertorriqueños porque se refiere a Borikén o Borinquen, el nombre taíno de la isla. 2 Catedrático de Español y Estudios Latinoamericanos en Ohio University. Ph.D. Colonial & Contem- porary Spanish-American Poetry, Literary Theory por la University of Cincinnati. Correo electrónico: torres@ohio.edu . Revista de las artes, 2019, Vol. 78, Núm. 2 (enero-junio), pp. 107-124 108 Daniel Torres Artículos Introducción Estas reflexiones buscan establecer un diálogo sobre lo que he dado en llamar “imágenes retrovirales” de la lírica y el arte puertorriqueños. Me refiero con esto a un discur- so poético y una plástica donde tanto el hablante lírico (la voz poética o el emisor de ese discurso) como el pintor y fotógrafo reflexionan sobre el impacto de la pandemia del VIH/sida en su propio cuerpo y otros cuerpos, al ser portadores del retrovirus de la inmunodeficiencia humana que es aquel cuyo genoma está constituido por un ARN (ácido ribonucleico), y que por un proceso de transcripción inversa origina un ADN (ácido desoxirribonucleico) nuevo y lo incorpora a la célula huésped tal como lo hacen la leucemia, el sarcoma de Kaposi o este, que origina el sida. Este desorden en las células del cuerpo ocurre en el alma y las palabras del poeta y el artista y hace que sus poemas, cuadros y fotografías sean retrovirales porque son la expresión en letra, piel e imagen gráfica de todos los sentimientos que convoca la presencia del virus de inmunodeficiencia humana en su discurso desde la infección del cuer- po hasta su arte. Es una articulación de la carne en el verbo, y viceversa, a tono con los estudios subalternos, los cuales exploran obras que hablen de lo que el canon tradicional de la literatura y el arte no han abordado hasta ahora. Como pedía Gregory Woods en su libro Articulate Flesh: Male Homoeroticism and Modern Poetry (1987): Eros pitches his house in the human body. It is here that all declarations of love, poetic or otherwise, have their origin; and it is hither that, even after the dizziest flights of spirituality, they must return. The verbal flourish of erotic candour –the song or sonnet, graffito or billet doux– is an echo of the body’s sign, an articulation of the flesh [Eros hace su casa en el cuer- po humano. Es aquí donde todas las declaraciones de amor, poético o de otra naturaleza, tienen su origen; y es en este lugar donde, hasta sus vuelos más delirantes de espiritualidad, deben volver. El verbo florido del candor erótico –la canción o el soneto, el graffiti o las cartas de amor– es un eco de los signos del cuerpo, una articulación de la carne] (Woods, p. 10). Y Robert C. Young define lo postcolonial y lo subalterno de la siguiente manera: Postcolonialism stands for the right to basic amenities –security, sanitation, health care, food and education- for all peoples of the earth, young, adult, and aged; women and men. It champions the cause not only of industrial workers but also those underclasses, those groups marginalized according to gender or ethnicity, that have not hitherto been considered to qualify for radical class politics. While encouraging personal authenticity of sincerity and altruism, it questions attempts to return to national or cultural “authenticity”, which it regards as largely constructed for dubious political purposes. It considers the most productive forms of thought those that interact freely across disciplines and cultures in constructive dialogues that undo the hierarchies of power [El postcolonialismo apoya el derecho a los servicios bási- cos -seguridad, sanidad, seguro médico, alimento y educación- para todas las personas de la tierra, jóvenes, adultos o ancianos; hombres y mujeres. Es campeón de la causa no sólo de los trabajadores industriales sino también de las clases bajas, esos grupos marginados por . Revista de las artes, 2019, Vol. 78, Núm. 2 (enero-junio), pp. 107-124 109 Imágenes retrovirales de la lírica y la plástica boricuas del VIH/sida Artículos su género o etnicidad que hasta ahora no han sido considerados cualificados para una polí- tica de clase radical. Mientras anima la autenticidad personal de la sinceridad y el altruismo, cuestiona los intentos por volver a una ‘autenticidad’ nacional o cultural, la cual se contem- pla como ampliamente construida para propósitos políticos dudosos. Se considera la más productiva forma de pensamiento que interacciona libremente a través de disciplinas y cultu- ras en diálogos constructivos que deshacen las jerarquías de poder] (Young, pp.113-114). En este trabajo espero dilucidar cómo la poesía y el arte plástico en Puerto Rico cuestionan la “autenticidad” cultural y deshacen esas jerarquías del poder lidiando con la pandemia del VIH/sida desde las imágenes retrovirales del cuerpo que se expresan en los poemas por analizar de Víctor Fragoso, Alfredo Villanueva Collado, Manuel Ramos Otero, Moisés Agosto Rosario, David Caleb Acevedo Eïrïc Rïchter Durändal StormCrow3, Ángel Lozada, el cuadro “Hasta que el virus nos separe” y la fotografía “Ausencias” de Néstor Millán. Se analizan los poemas de los autores cada uno, y en conjunto, y se relacionan, a modo de conclusión, con el cuadro y la fotografía, como imágenes retrovirales, para corro- borar la articulación de la carne en el verbo y en la imagen plástica. Análisis de las imágenes retrovirales en la lírica puertorriqueña Las imágenes retrovirales se hacen eco del reclamo de Paco Vidarte (2007) en su Ética marica. Si algo así como una Ética LGBTQ es pensable y deseable, ha de partir del hecho de que la lucha contra la homofobia no puede darse aisladamente haciendo abstracción del resto de injusticias sociales y de discriminaciones, sino que la lucha contra la homofobia sólo es posible y realmente eficaz dentro de una constelación de luchas conjuntas solida- rias en contra de cualquier forma de opresión, marginación, persecución y discriminación (Vidarte, p. 169). Por su parte, el poeta Alfredo Villanueva Collado nos dice: “el sida ha permeado mi vida, quizás por eso he durado tanto. A este poema de Pato salvaje (1991) nadie le ha hecho caso, pero es exactamente la decisión que tomé cuando el diagnóstico de Víctor Fragoso (y de otros cuantos)” (A. Villanueva Collado, comunicación personal, 5 de mayo de 2017). He aquí el poema al que se refiere, “DIJO EL AMOR”: 3 El tacahado del primer nombre es la manera como este autor se ha autonombrado: David Caleb Acevedo Eïrïc Rïchter Durändal StormCrow. . Revista de las artes, 2019, Vol. 78, Núm. 2 (enero-junio), pp. 107-124 110 Daniel Torres Artículos Dijo el amor: Dijo el amor: ven a tocarme. aproxima tu boca. Me llamo la muerte. Mis aperturas La de todos. fluyen con tu nombre. La de cualquiera. Agarrado a mi hombro No puedes por entre el populacho escapar la llamada. pasarás Vas a quererme hacia el jardín de piedra. más que a la puta vida. Vas a gozarme Ven a gozarla más que a la puta vida. desde mi osamenta. Y si te desgarras Ven. ¿qué importa? Ven (Villanueva Collado, p. 30). Este texto retroviral de Villanueva Collado sirve para iniciar este análisis. Antes de citar los versos, me referí a un correo electrónico que me envió Alfredo cuando le consulté para este trabajo, en el cual reitera la emoción particular que la condición de ser seroposi- tivo ha transferido a las letras de sus palabras. En el poema, no es el sexo ni el intercambio de fluidos sino el AMOR, así con mayúscula, el que le toca e invita, por medio del cual el hablante le da la bienvenida a la infección por VIH en su ser y está dispuesto al reto que lo lleva hasta enfrentarse con el sida y la posibilidad de la muerte. Se trata de Eros/Tánatos (Amor/Muerte) como paradigmas para el estudio del poema retroviral. No debemos olvidar que Villanueva Collado fue vecino en Nueva York de Víctor Frago- so, uno de los primeros poetas boricuas en ser portador del VIH y sida en su cuerpo, y en sus letras. Cuando muere, me comentan las poetas Vanessa Droz y Lilliana Ramos Collado, amigas personales de Fragoso, “no sabíamos que había muerto de sida” (V. Droz y L. Ramos Collado, comunicación personal, 7 de mayo de 2017). Se intuye de sus trabajos sobre este tema, en Fragoso4, que hay una “metáfora silenciosa” que prefigura lo que sería la epidemia 4 También, Daniel Torres (2005) ha escrito en su libro Verbo y carne en tres poetas de la lírica . Revista de las artes, 2019, Vol. 78, Núm. 2 (enero-junio), pp. 107-124 111 Imágenes retrovirales de la lírica y la plástica boricuas del VIH/sida Artículos y luego la pandemia (Torres, 2005, p. 65). Lilliana Ramos Collado (2014) en su reseña de la Poesía reunida de Fragoso ha equiparado su trabajo con “una orgía de ángeles” (citando un verso de El reino de la espiga, 1974): “desde la ‘carne del poeta’ hacia la ‘carne del mundo’ se mueve esta poesía que, precisamente por su amor a las islas, se ha empeñado —en su ‘orgía de ángeles’— a disolverlas, a abolirlas” (Ramos Collado, 2014, párr. 8). La isla se erige como alegoría y límite del sujeto poético y “símbolo primordial” de la poesía de Fragoso en Ser islas/Being Islands (1976) (Ramos Collado, 2014, párr. 6). Rubén Ríos Ávila (2014) en “El ser isla de Víctor Fragoso” declara que hay un imperativo en sus dos libros que se expresa en la siguiente máxima: “el deseo descoloniza” (Ríos Ávila, 2014, párr. 4). Esto mismo comenta Lissette Rolón Collazo (2015) en su Borrador de auto-ayuda queer y otros ensayos raritos: “es importante educar para la libertad y erradicar toda forma de colonialidad que aqueje nuestras prácticas ciudadanas” (Rolón Collazo, p. 75). Como dijo Paco Vidarte en la cita con que se abre este análisis y Rolón Collazo corrobora, la lucha contra la homofobia solo puede ser posible como parte de una constelación de luchas conjuntas y, en el caso puertorriqueño, el problema de ser todavía colonia de Estados Unidos en pleno siglo XXI. Y en autores como Manuel Ramos Otero, Alfredo Villanueva Collado y Víctor Fragoso, el deseo descoloniza porque atenta contra las jerarquías del poder establecido. Estos sujetos diaspóricos boricuas en el sexilio5 de Nueva York (Alfredo, Víctor y Manuel) son tres de las primeras voces descolonizadas junto con el escritor norteamericano Paul Monette en su memoria Borrowed Time: An AIDS Memoir (1988) [Tiempo prestado: Una memoria del sida] y Becoming a Man: Half a Life Story (1992) [Haciéndose hombre: La mitad de una vida] que hablan sobre el impacto, en la comunidad LGBTQ de la década de 1980, del llamado cáncer gay. En la serie televisiva de la cadena ABC, When We Rise [Cuando nos levantamos], se documenta parte de este período tanto en Nueva York como en San Fran- cisco. En San Juan de Puerto Rico y en “Niuyol” se ha cifrado a través de la poesía boricua. Poemarios pioneros como Poemas de lógica inmune (1991) de Moisés Agosto Rosario y Joey Pons son de las primeras expresiones que se dan en nuestro medio para tratar de explicar la hecatombe de la tragedia a través de la literatura. homoerótica en Hispanoamérica sobre Ramos Otero, en El libro de la muerte (1985) primero y, luego, en Invitación al polvo (1991) que abordaremos más adelante. 5 “Sexilio” es un término que ha sido acuñado por varios críticos puertorriqueños, como Frances Ne- grón, Lawrence LaFountaine-Stokes y Alberto Sandoval Sánchez, entre otros para referirse preci- samente a este fenómeno. Se trata de aquellos y aquellas que han emigrado de sus países porque su identidad sexual era un conflicto para su medio, en este caso isleño. Como ha dicho LaFountai- ne-Stokes: “históricamente la emigración ha desempeñado un papel importante como opción de libertad y sobrevivencia… desplazamiento al que se ha denominado de ‘sexilio’” (p. 143). . Revista de las artes, 2019, Vol. 78, Núm. 2 (enero-junio), pp. 107-124 112 Daniel Torres Artículos Es doloroso escribir y reflexionar sobre estos poemas, pero es necesario no olvidar a aquellos que se fueron, que murieron en nuestros brazos y estar al lado de quienes toda- vía lidian con los avatares de la infección del VIH en su sangre, pese a que hoy se puede considerar como una infección más, hasta ser indetectable en la sangre, con un buen trata- miento por medio de inhibidores de proteasa y de transcriptasa inversa. Sin embargo, hay un velo de olvido en las nuevas generaciones que no quieren abordar el sexo seguro con la glorificación a ultranza, en pornhub.com o gaytube.com y otros lugares de la red, donde el bareback sex, o el sexo sin condón, es la orden del día. Las aplicaciones, las redes sociales y los espacios cibernéticos donde se trasiega amor y sexo también deberían ser espacios de prevención para que se practique sexo seguro y responsable. Como dijo Joey Pons en uno de los paneles de CLiQ 2017, que las aplicaciones como Grindr sirvan también para un diálogo sobre las “sexualidades periféricas”, como las llamó Foucault en la Historia de la sexualidad y se hable de una práctica sexual sana y responsable, más allá de moralidades judeocristianas anquilosadas. He aquí otro lamento en el poema de Villanueva Collado, “DIJO EL AMOR”: “Vale tu espalda/cuando te dirijas/a la casa pequeña./Impacientado por los que sufren/o están por sufrir”. Es la tumba o la urna de las cenizas, la idea de la muerte en el poema como una sentencia que desarrolla una “RABIA”, así con mayúsculas, por los tiempos que corren, en el poema del mismo nombre de su serie inédita “Trompadas trumpianas”: Retornar a la primera persona del que luchamos por salir, para luego es tan difícil. Llevo siglos rendirnos al limo, siempre hambriento. aprendiendo a distanciarme del ego que destruye a tantos mediocres. Esta certeza es también una espera. Crea remolinos de sabores turbios, Cómo expresar esta tremenda rabia, mordiscos de sonidos desabridos; por mí, los que amo, los que odio, escalofríos de avalanchas, mareas. atrapados en este tremedal de brea Otro paraíso convertido en infierno. Ese “tremedal de brea” donde la voz se siente atrapada, que genera “esta tremenda rabia” hace eco en este poema retroviral que se resuelve en un “paraíso convertido en infier- no” que lo lleva a la muerte. Este es el tono visceral que ha desarrollado Villanueva Collado en sus versos más recientes distribuidos por correo electrónico ante la imposibilidad de publicar sus últimas creaciones. . Revista de las artes, 2019, Vol. 78, Núm. 2 (enero-junio), pp. 107-124 113 Imágenes retrovirales de la lírica y la plástica boricuas del VIH/sida Artículos Recordemos que la ecuación VIH/sida y muerte ha variado ante los avances de la ciencia. En las universidades de Pittsburgh y Tempe, en Filadelfia, “un grupo de científicos ha logrado eliminar la infección de VIH en ratones de laboratorio ‘humanizados’” (Pratta, 2017, párr. 1). Quién sabe si la cura está más cerca de lo que pensamos. Alberto Sandoval Sánchez (1993) en su poemario Nueva York Tras Bastidores/New York Backstage (1993), hacía una advertencia al respecto: “me niego a escribir otra representación… de una perso- na con SIDA en un cuarto de hospital. Tenemos que abandonar esto, necesitamos nuevos espacios. No llamo a esto negación. Es solo que odio el teatro realista” (p. 1). Sigue siendo un espectro monstruoso como parte de esa “metáfora contagiosa” o la “horrible ternura” de la que habló Manuel Ramos Otero (1991) en Invitación al polvo: ¿Qué les hizo pensar (según la solipsista Susan Sontag) que si a la Dama de las Camelias, diosa de Hollywood y del romanticismo la consumió la flor de la tuberculosis, a mí, fantasmal morador del Siglo Veinte, jodido juey del Trópico de Cáncer, me tocará la tumba del tumor de moda? (Ramos Otero, p. 50). La condición de VIH/sida, como la infección, se apodera de un cuerpo, por medio de enfermedades oportunistas y al ser esta una infección tipo síndrome, es decir, un conjunto de enfermedades que actúan juntas debido a la disminución de células cd4 y cd8, llamadas células auxiliares ocasionadas por el virus de inmunodeficiencia humana, es esa “metáfora contagiosa” de la que habla Manuel en su poema atacando a una de las primeras teóricas, Susan Sontag, quien habló del sida como una metáfora. El poeta corrige a la teórica y equi- para ese “tumor de moda” a un recurso artístico posmoderno, como lo fue la tuberculosis en la historia literaria del movimiento del Romanticismo, con La dama de las camelias de Alejan- dro Dumas, hijo, en su versión cinematográfica (Camille) con la diva Greta Garbo y el galán Robert Taylor, dirigida por George Cukor y estrenada en 1937. Ramos Otero (1971) siempre hace referencia en su literatura a otras manifestaciones culturales como la arquitectura de Nechodoma en San Juan, en El libro de la muerte, y al cine en su famoso cuento “Hollywood memorabilia” de Concierto de metal para un recuerdo y otras orgías de soledad (1971). “Las epidemias nos poblaron de amor/nos infectaron de sorpresas/con imágenes de muertes invisibles. / El amor se pobló de epidemias. / Infecciones recorrieron mi casa” (Agos- to Rosario, p. 75) dice Moisés Agosto Rosario (2010) en el poema retroviral “1/23/96” de Inmunología poética (2010), a tono con lo que nos corroboran hasta ahora Alfredo Villanueva . Revista de las artes, 2019, Vol. 78, Núm. 2 (enero-junio), pp. 107-124 114 Daniel Torres Artículos Collado, Víctor Fragoso, y Manuel Ramos Otero. Para Agosto Rosario el “Deterioro o desalojo de la piel/costumbre por tres horas a la dicha/o interpretación del hombre que se enferma” (Agosto Rosario, p. 60) en el poema “1/5/95” en la sección “Polaroids {1991-1996}” docu- menta por medio de imágenes instantáneas, y a la manera de un diario poético con fechas precisas, el progreso de la infección en su cuerpo, y reflexiona sobre el veneno que fueron al principio muchos de los medicamentos que se prescribieron para detener el desorden celular que provoca el VIH en el cuerpo: “AZT Antídoto Zeleste del Tirano…/ ddC droga ante la dicha del Carajo…/3TC tres territorios carcomidos” (Agosto Rosario, p. 60). Pero el hablante lírico se levanta y acepta el reto que hace Villanueva Collado en “DIJO EL AMOR” y hacia el final del poemario declara: “Con el cuerpo y las memorias/una epidemia puede/construir un mundo” en el poema “2/21/96” (Agosto Rosario, p. 89). En medio de toda esa Inmunología poética (2010) se abre una puerta a la esperanza por medio del verbo “construir” que evoca el proce- so de “crear” otro mundo posible, en el que se pueda vivir y lidiar dignamente con la infección. Asimismo, en el poema anterior, “2/2/96”, ya había dicho: “La muerte se ha tornado redundante y polvorienta,/literaria para algunas cosas,/macabra para otras” (Agosto Rosario, p. 88) porque después que las víctimas de la pandemia se preparan para morir, renacen en la posibilidad de un tratamiento que les alargue la vida con los inhibidores de proteasa. Dicho de otro modo, hay que superarla, hay que ir más allá de esa “metáfora contagiosa” ramo- soteriana. Agosto Rosario declara directamente: “La epidemia nos pobló de querencias, de urgencias/nos llenó de palabras” (Agosto Rosario, p. 75) porque la poesía también salva. En su libro de cuentos Plagas del deseo (2012) explora muchas de estas palabras que menciona en los versos donde ha hecho de su literatura un espacio en el cual expresar su condición de seropositivo como una estética, una extensión deliciosa de su arte y su corporalidad. Ya Manuel Ramos Otero (1991) en el poema retroviral por excelencia, “Nobleza de sangre” de Invitación al polvo (1991), también nos hablaba irónicamente de ello como en una oración religiosa: Gracias, Señor, por habernos enviado el SIDA. Todos los tecatos y los maricones de Nueva York, San Francisco, Puerto Rico y Haití te estaremos eternamente agradecidos por tu aplomo de Emperador del Todo y de la Nada (y si me equivoco, de Católicos Apostólicos Romanos) (Ramos Otero, p. 62). Este texto, el más célebre de su autor, es tanto una acusación blasfema, como una declaración de guerra hacia Dios como único culpable. Aquí se nombra directamente el mal que se acallara en El libro de la muerte (1985), el primer poemario de Ramos Otero, donde la . Revista de las artes, 2019, Vol. 78, Núm. 2 (enero-junio), pp. 107-124 115 Imágenes retrovirales de la lírica y la plástica boricuas del VIH/sida Artículos palabra que conjura el silencio del amante muerto por complicaciones del VIH/sida es uno de los paradigmas. El emisor del discurso intenta aprehender, ocultar, aceptar, lidiar y hasta silen- ciar primero, para luego gritar, el dolor de la pérdida por medio de una ceremonia de recor- dación y un conjuro. Así se lee en la dedicatoria poética del libro: “a John Antes (1945-1982)/ ahora más que nunca/mi palabra conjura/tu silencio” (Ramos Otero, p. 4). En Invitación al polvo (1991), por el contrario, el hablante ha pasado políticamente por todo un proceso de toma de conciencia casi activista (algo que consumará más tarde Moisés Agosto Rosario tanto en Poemas de lógica inmune de 1991 con Joey Pons como en Inmu- nología poética de 2010). En “Nobleza de sangre”, poema que se publicó póstumamente en un suplemento cultural del periódico El Mundo en 1990, Ramos Otero asume su situación de seropositivo con valor y entereza. La gratitud amarga con la que se expresa, informa al ser supremo, a modo de queja, de los síntomas y las vicisitudes por las que pasa el paciente infectado por el VIH y afectado por el sida: Señor, me consta que muchos pacientes de SIDA que tiernamente creen que el hombre (y creo que también la mujer) fueron hechos a tu [imagen y semejanza, piensan que tú has pasado por toda esta caterva de enfermedades infecciosas que a los pacientes de SIDA nos aquejan (y mira que hemos sido pacientes): esos sudores o escalofríos nocturnos (como si para ti la noche existiera), ese cansancio eterno, Señor, que no me deja caminar (y mucho menos dejar de escribir mi poesía, esa marginación sin límites, ese asco al Kaposi Sarcoma y a la tuberculosis, a la flaquencia y a los hongos epidérmicos) (Ramos Otero, pp. 62-63). Nadie como Manuel Ramos Otero para describir con crudeza la serie de síntomas de la infección por VIH, ese calvario que enumera de afecciones y molestias que no le permiten escribir, pero del que escribe y describe con profusión de detalles. Es por esto que “Nobleza de sangre” se erige en esta muestra de imágenes retrovirales como un centro de gravedad y centro solar desde el cual, y hacia el cual, gravitan los otros poemas, porque Invitación al polvo sigue siendo una pieza esencial en la lírica boricua del VIH/sida. En la obra de David Caleb Acevedo Eïrïc Rïchter Durändal StormCrow, por otra parte, tenemos una celebración en medio del desastre y, contra viento y marea, una afirma- ción de vida sobre la muerte, por sobre todas las cosas, en el poema “Manietario (Manual de manos)” del poemario Pie forzado (2017), publicado en la Editorial Aguadulce dirigida . Revista de las artes, 2019, Vol. 78, Núm. 2 (enero-junio), pp. 107-124 116 Daniel Torres Artículos por Cindy Jiménez-Vera. Ya en Diario de una puta humilde (2012) y en Hustler Rave XXX: Poetry of the Eternal Survivor [Desvarío prostituto XXX: Poesía de la eterna supervivencia] (2013), Caleb Acevedo Durändal StormCrow hablaba de cómo se infectó con el VIH en ese período oscuro de su vida cuando tuvo que prostituirse para sobrevivir y seguir pagando sus estudios universitarios. Con la promesa del deleite erótico en medio de la catástrofe y ese acto de “florecer entre los cadáveres que nos han dejado” (Caleb Acevedo Durändal StormCrow, p. 37) en el poema “Manietario (Manual de manos)”, como recurso de película de ciencia ficción en la cual se renueva el planeta después de una destrucción posible, Caleb Acevedo Durändal StormCrow apuesta otra vez a la esperanza que vimos antes en Agosto Rosario y que se hace eco en las palabras de Sandoval Sánchez y, más adelante, en Ángel Lozada. Diferente al tono pesimista de Ramos Otero, quien sucumbe ante la enfermedad infecciosa en su cuerpo, a estos poetas les toca vivir en tiempos de resistencia a manos de la ciencia que ha podido extender sus vidas, por medio de un tratamiento de medicamentos antiretrovi- rales, porque ellos han vencido la barrera del tiempo desde la poesía y han podido vivir y sobrevivir con la presencia del retrovirus en su organismo. La palabra ha sido la extensión de esa resistencia poética: “porque ahora somos tú, yo, tus parientes de cama, los míos,/ nuestro hermoso virus, tus medicamentos, los míos…/Esta noche se puebla nuestro labe- rinto de sábanas, el piso de la cocina,/en donde me abro para recibir la unción/de tu tercera mano” (Caleb Acevedo Durändal StormCrow, pp. 37-38). El verso “Tengo VIH” es tanto una afirmación como una aceptación, además de un “pie forzado” para que el lector complete cortazarianamente y participe reescribiendo o elaborando el poema a la manera del salto de la Rayuela. De hecho, en algunos textos hay espacios en blanco para que quien lea rees- criba y complete los versos. El carácter ceremonial que habíamos comentado en la lírica de Ramos Otero se repite en “Manietario (Manual de manos)” porque la voz levanta la mano en acto de unción sobre la cara del amado y anuncia que esta noche habrá “manos/ dedos/huellas de uñas/que surca- rán el sida de nuestras heridas” (Caleb Acevedo Durändal StormCrow, p. 37). Y el reclamo y la polémica que son parte de la poética de este autor denuncian que el virus “no debería tener voz”, no debería existir más allá de esos “manuales de modales para hablar del sida” (Caleb Acevedo Durändal StormCrow, p. 38). Otra vez la palabra “unción” en un acto ceremonial, con una “tercera mano”, el acto de la penetración, el hecho de abrirse. Hay una conciencia de su condición de seropositivo sin que ello impida seguir disfrutando del sexo y del amor como una consigna, por encima de la moral y las buenas costumbres al nombrarlo y “ponerlo en palabras” (Caleb Acevedo Durändal StormCrow, p. 38). . Revista de las artes, 2019, Vol. 78, Núm. 2 (enero-junio), pp. 107-124 117 Imágenes retrovirales de la lírica y la plástica boricuas del VIH/sida Artículos Cierro estas reflexiones con un narrador que también es poeta, Ángel Lozada, autor de dos novelas inolvidables, La patografía (1998) y No quiero quedarme sola y vacía (2006, 2017) en edición restaurada. En El libro de la letra A (2013), Lozada escribe poemas en prosa donde da testimonio de su condición de VIH en un poemario místico que reflexiona sobre las deidades africanas renacidas en nuestro Caribe con las prácticas religiosas de la santería. Usando la metáfora del ángel, como su mismo nombre indica, hace un recorrido por los avatares del paciente de VIH/sida, así como Ramos Otero en su momento o como también lo hizo David Caleb Acevedo Eïrïc Rïchter Durändal StormCrow en una crónica reciente sobre los “Aeropuertos tropicales”, sobre su viaje a La Habana, en la que habla de lo difícil que se le hace encontrar dónde ir al baño dignamente. Lozada, por su parte, se queja del poco acceso a un tratamiento justo en Puerto Rico en el Centro Latinoamericano de Enfermedades de Transmisión Sexual (CLETS) del Centro Médico de Río Piedras en la novela No quiero quedarme sola y vacía: CLETS: Pero si eres puertorriqueño te espera algo más espeluznante que la muerte: la Loca sabe que lo peor que te puede pasar no es la vejez ni la lipodistrofia ni el SIDA ni la indigencia. Hay algo más siniestro que te tiene preparado la Patria: que tengas que morir lentamente siendo atendido en el Centro Médico de Río Piedras… Es el principio de la profundidad del infierno en todas sus fases (Lozada, p. 108). Y en otro pasaje recontextualiza esta imagen del enfermo de VIH/sida en la cama de un hospital, en el momento que ve un amanecer en Manhattan en el poemario El libro de la letra A: En los brazos de la muerte y desde las nubes vi la salida del sol. Nada más nece- sité para seguir estar-siendo. Ella no era terrible, al contrario. La acompañaban las flores. Era más radiante que la Luna y que cualquiera de las estrellas. Fue la contemplación de su amanecer una mañana, la que me obligó a vola-quedarme. Jamás la había visto. Había esta- do-sido-encerrado-enterrado en aquellos apartamentos sucios, donde los esclavos mori- bundos del Siglo XXI duermen (Lozada, p. 26). Más adelante, el emisor del discurso declara que hay una presencia, la del Ángel Bethesda que lo ayuda a levantarse para vivir: “Vi sus alas formadas de pastillas, sus manos y sus dedos-jeringas, y ambos nos quitamos las máscaras y me invitó a incor- porarme a este multi-universo de palabras” (Lozada, p. 26). Mucho antes, al inicio de estos pasajes, la voz advertía: “No te pierdas en el Parque de las Atriplas, allá donde se siembran las Semillas Truvádicas. No te enredes dentro de esa espesa selva ambienzóni- ca sin salida ni árboles” (Lozada, p. 36). En otras palabras, no te detengas en los límites del tratamiento con Truvada, para bloquear el retrovirus, y el Ambien, para poder dormir. Son las letras que empiezan con esa A de su nombre, Ángel, las que salvan. Es también “Con la A. Alfa y Aleph… Ángel y astro. Lucero de las letras del mundo” (Lozada, p. 22). Porque los ángeles son el sida, Bethesda, el crystal meth y la diosa Oyá, orisha de los . Revista de las artes, 2019, Vol. 78, Núm. 2 (enero-junio), pp. 107-124 118 Daniel Torres Artículos vientos, los relámpagos, las tormentas, la muerte y la resurrección. Lozada se une a la caravana de voces de la esperanza que llevan estandarte en la poesía retroviral boricua de Moisés Agosto Rosario y David Caleb Acevedo Eïrïc Rïchter Durändal StormCrow, como sobrevivientes del VIH/sida, en un lenguaje esotérico y épico que vuelve sobre el mito de la resurrección o reencarnación, pero no cristiana sino yoruba, y, a través de la palabra poética, encuentra su particular redención. Las imágenes retrovirales que se prefiguran e insinúan en los versos de Víctor Fragoso como “visionario, profeta, mártir” como lo llamó Rubén Ríos Ávila (“El único modo que tengo de ser héroe/es siendo inevitable/despojado desnudo serlo todo/destructivo presente/ser todo lo que soy a toda hora”), ya se asoman en la poesía de Alfredo Villa- nueva Collado (“DIJO EL AMOR” y “RABIA”), en Manuel Ramos Otero (“Metáfora conta- giosa” y “Nobleza de sangre”), en Moisés Agosto Rosario (“Polaroids {1991-1996}”), en David Caleb Acevedo Eïrïc Rïchter Durändal StormCrow (“Manietario (Manual de manos)”) y en Ángel Lozada (El libro de la letra A y No quiero quedarme sola y vacía). Todos estos poetas escriben en varios estadios de aceptación y recepción, y a través de ceremonias que nos sirven para extender un mapa posible de lecturas de este corpus preliminar: Poesía reunida de Fragoso, Pato salvaje y “Trumpadas trumpianas” de Villanueva Collado, El libro de la muerte e Invitación al polvo de Ramos Otero, Inmunología poética de Agosto Rosario, Pie forzado de Caleb Acevedo Durändal StormCrow y El libro de la letra A y No quiero quedarme sola y vacía de Lozada. Estos libros contienen una serie de imágenes retrovirales que conforman una lírica boricua del VIH/sida, que como hemos visto en este análisis, se extienden del cuerpo a la palabra para articular la carne en el verbo, y vice- versa, que como parte de los estudios subalternos que citamos de R.J.C. Young, Paco Vidarte y Lissette Rolón-Collazo hacen un llamado certero a la esperanza cuestionando las jerarquías del poder que les reprimen. A modo de conclusión: las imágenes retrovirales de la poesía a la pintura y la fotografía Las imágenes retrovirales cifradas en la poesía, y analizadas hasta aquí, encuentran un eco en artes visuales como la plástica, específicamente en un cuadro del pintor puertorrique- ño Néstor Millán, que fue exhibido en el Museo de Arte de Puerto Rico, en San Juan, en junio de 2017. La adquisición de esta obra de arte por parte del museo es un vivo testimonio de cómo el espacio de la literatura sobre el VIH/sida ha tenido un impacto directo en otras mani- festaciones artísticas de la isla. El lenguaje poético de Fragoso, Villanueva Collado, Ramos Otero, Agosto Rosario, Caleb Acevedo Durändal StormCrow y Lozada comparte el tenor de las escenas que se ven en las obras de arte que vamos a analizar a continuación porque los . Revista de las artes, 2019, Vol. 78, Núm. 2 (enero-junio), pp. 107-124 119 Imágenes retrovirales de la lírica y la plástica boricuas del VIH/sida Artículos versos cobran vida en las líneas del cuadro y completan las imágenes retrovirales que tanto la literatura como las artes plásticas convocan. El mensaje que estas imágenes comunican viaja de la poesía a la pintura y la fotografía hasta complementarse y completarse. El título del cuadro, “Hasta que el virus nos separe”, parafrasea la melodramática frase, “hasta que la muerte nos separe”, que nos llega desde la ceremonia de bodas judeo- cristiana. Se sustituye “virus” por “amor” en dos imágenes donde dos hombres se acurrucan en la cama en un momento de intimidad. En el primer recuadro, uno de los hombres mira al espectador mientras el otro duerme, y en el segundo recuadro el que antes miraba ahora duerme, y el que estaba dormido ahora mira hacia el vacío. Ambos comparten con los espectadores la imagen retroviral que hemos corroborado en los poemas analizados en este trabajo, el de la aceptación de su condición de VIH y sida porque el “virus” al que se refiere el título del cuadro es el Virus de Inmunodeficiencia Humana. Imagen 1. Hasta que el virus nos separe Fuente: Museo de Arte de Puerto Rico (2013). Néstor Millán es un pintor de San Germán, Puerto Rico que nació en 1960, profesor de la Universidad de Puerto Rico desde finales de la década de 1980, fotógrafo y creador de medios mixtos plásticos, quien: . Revista de las artes, 2019, Vol. 78, Núm. 2 (enero-junio), pp. 107-124 120 Daniel Torres Artículos Ha dicho recientemente que la pintura es el eje principal de su obra, por lo que el grabado y la fotografía se han convertido en componentes de refuerzo, al igual que los obje- tos encontrados que ha ido incorporando gradualmente a su propuesta plástica. Estos últi- mos a veces dan paso al concepto pictórico, o al menos lo complementan. Ha trabajado el desnudo masculino y los temas de los sueños y la memoria. Sus planteamientos temáticos intentan liberar la figura humana del peso de la historia y resaltar lo cotidiano, llevándolo al ámbito del arte (Museo de Arte de Puerto Rico, 2013, párr. 1). “Hasta que el virus nos separe” es una obra de arte en la que se combinan fotogra- fía y pintura en una secuencia narrativa de dos recuadros, como en un cómic. La historia que nos cuenta es la de la preocupación por la infección del VIH/sida que los poemas comentados han abordado, desde el silencio de Ramos Otero al principio, en El libro de la muerte, hasta Invitación al polvo. Millán, por su parte, usa un blanco y negro con un juego de grises, sin color alguno, para hacer énfasis en la situación de los protagonistas, la preocupación por ese virus y la espera hasta que los separe con la muerte. De ahí la ausencia de color alguno. Es un grado cero de la imagen retroviral al desnudo, como sucede en los poemas analizados, donde las voces reflexionan en off. Uno de los sujetos pintados aparece con su camiseta subida hasta mostrar un pezón sobre el que se posa la mano del otro. En paralelo con la poesía erótica de Caleb Acevedo Durändal StormCrow que se abordó más arriba, Millán sugiere esa cercanía de dos hombres quienes, pese a ese virus que los separará hasta la muerte, disfrutan de la ternura de sus cuerpos en medio de la preocupación solitaria de cada uno por separado cuando el otro duerme. No es una imagen gráfica ni pornoerótica, sino una de la cotidianidad de la pareja, en medio de una siesta, o de su descanso nocturno, donde alternan el insomnio y el sueño con la preocupación por el VIH/sida. Pero esa preocupación aparece como una elipsis, no necesariamente se comparte sino en el silencio que convoca cada imagen por separado, que al mirarlas en una secuencia vemos que cada uno de los personajes representados está pensando lo mismo que el otro, pero faltaría una tercera secuencia de comunicación y diálogo para esta narrativa donde aparezcan hablando sobre eso que no se dice en voz alta, que se comparte en silencio de una y otra parte, por separado, pese a estar ambos compartiendo una misma cama hasta que el virus los separe. Esto me recuerda una fotografía en blanco y negro también de Néstor Millán, en la colección del Museo de Arte de Puerto Rico, titulada “Ausencias”, que nos puede servir para ampliar el corpus del artista en este análisis de las imágenes retrovirales. En esta aparece una sola figura al desnudo y de espaldas, no solo por la ausencia o falta de ropa que cubra su cuerpo, sino también porque las paredes de la pieza en la que se encuentra tienen colga- dos marcos de cuadros o fotografías que están vacíos mostrando solamente la pared. El cuerpo está recostado y contorsionado cerca de una ventana hacia la izquierda, como único . Revista de las artes, 2019, Vol. 78, Núm. 2 (enero-junio), pp. 107-124 121 Imágenes retrovirales de la lírica y la plástica boricuas del VIH/sida Artículos punto de fuga y de apoyo físico por donde Imagen 2. Ausencias entra la luz a la pieza. La androginia de ese cuerpo casi adolescente que muestra solo su espalda y su trasero desnudos, con pelo largo hasta los hombros, pero con formas masculinas es una imagen de absoluta sole- dad. Detrás tiene una mesa o escritorio vacío como otra ausencia o carencia de todas las que representa esta fotografía. Por el color y la tonalidad recuerda la misma textura de la historia que nos narra el cuadro titulado “Hasta que el virus nos separe”, que aquí nos ocupa, así como la inmediatez de una historia que no se descifra del todo dejando Fuente: Museo de Arte de Puerto Rico (2013). la puerta siempre abierta a varias interpre- taciones. Este pintor y fotógrafo utiliza esta manera elíptica de decirnos que sus sujetos carecen de todo. Están en un momento límite y nosotros los espectadores de estas imágenes visuales compartimos la desolación de los personajes en medio de su tragedia. Néstor Millán nos cuenta la historia de “hasta que el virus no separe” in medias res o a mitad de camino entre el momento de infección, como hace Ramos Otero en “Nobleza de sangre”, y el momento de la posible muerte en medio de la preocupación que supone la supuesta sentencia de muerte que significó al principio el diagnóstico de VIH, como se vio en el caso de la poesía de Villanueva Collado, Agosto Rosario y la novela de Lozada. Pero como se ha discutido a la saciedad en varios foros de VIH/sida, los tratamientos más recientes que mantienen el virus a raya, no necesariamente prepararon a los pacientes para seguir viviendo. En muchos casos se habla de haberse preparado para morir porque ser diagnosticado suponía el fin del camino. Tanto el cuadro y la fotografía de Millán, como los poemas de resistencia que elaboran estas imágenes retrovirales analizadas van por otro lado, buscan establecer un puente donde los hablantes líricos de la poesía y las imágenes visuales representadas en la fotografía y el cuadro puedan apostar por la esperanza, pero sin abandonar del todo la preocupación constante de sobrevivir con VIH/sida. La intención de Millán en su plástica es “liberar la figura humana del peso de la histo- ria y resaltar lo cotidiano”, como reza en los catálogos en línea del Museo de Arte de Puerto Rico, donde aparece expuesto el cuadro en cuestión, reforzando un lenguaje visual y cotidia- no en el arte para llevarlo a una esfera estética. Si lo contrastamos con las preocupaciones de los poetas analizados, en las imágenes plásticas de Millán encontramos concentradas . Revista de las artes, 2019, Vol. 78, Núm. 2 (enero-junio), pp. 107-124 122 Daniel Torres Artículos en una síntesis gráfica todas las ramificaciones que Fragoso, Villanueva Collado, Ramos Otero, Agosto Rosario, Caleb Acevedo Durändal StormCrow y Lozada exploran en su lírica: articular la carne en el verbo poético y en las imágenes retrovirales. En todos ellos el lengua- je coincide con la aparente sencillez de la imagen retroviral que convoca “hasta que el virus nos separe”: la voluntad de hablar claramente y aceptar la infección por VIH y la afección del sida sin tapujos de ninguna clase. Pintura, fotografía y poesía coinciden así en una intención estética y social de comunicar la necesidad de abordar de frente estas imágenes retrovira- les en la cultura puertorriqueña. Se trata de consolidar la confianza que hay que tener para seguir viviendo con la infección, sin que ello implique llevar el virus a cuestas y a solas, sino todo lo contrario. Pese a ese mismo virus, se puede apostar a una vida plena con un futuro cierto compartido porque los dos personajes del cuadro, como los hablantes líricos de los poemas, se tienen unos a otros “hasta que el virus los separe”. Referencias Agosto Rosario, M. (2010). Inmunología poética. San Juan: Editorial Tiempo Nuevo. Agosto Rosario, M. (2012). Plagas del deseo. San Juan: Terranova Editores. Agosto Rosario, M. y Pons, J. (1991). Poemas de lógica inmune. San Juan: Publivisiones Pons. Caleb Acevedo David Durändal StormCrow, E. R. (2017a). Pie forzado. San Juan: Ediciones Aguadulce. Caleb Acevedo David Durändal StormCrow, E. R. (2017b). “Aeropuertos tropicales” (cróni- ca). Latin American Literature Today. Recuperado de http://www.latinamericanliterature- today.org/es/2017/april/aeropuertos-tropicales-de-david-caleb-acevedo Caleb Acevedo David Durändal StormCrow, E. R. (2012). Diario de una puta humilde. San Juan: Erizo Editorial. Caleb Acevedo, D. y Vázquez, C. (2013). 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