' " '. '_ r r3rratos que salustio nos presenta en ii r ' --." -r:ris-0 un lugar destacado el que nos ofre- " : ::pírulo XXV DE CONIURATIONE - , l, l-: por el encanto particular de Sempro- .i - -:_ ra.-e del contraste de características: 'r . - .:l'gencia, cultura, lujuria, criminalidad, , ' - \ través de las tintas claro-oscuras del ' . ::: latino emerge un típico cuadro de ".*:.i iemenina que nos hace recordar a - - ::3s de la alta sociedad, cuyos rasgos vi- . : : e sía inmortal de Catulo : naturalmeñte , - i :: inmediato en Clodia. : - j,¿::pronia no resalta solamente labelleza; " -:.:¿ en el caso de Clodia, sino también el , - :: una instruición superior. El medallón ,i. .:- - :s de tal manera representativo, que Bo- . : :-::do habla de esta dama en su obra De ,-.- ,";:ribus, no da su nombre. Entre loshisto- I - ': r : rsteriores a Salustio, Apiano se refiere a r -'l--1-:. -,: :s:a mujer y de su participación en la con- '- . :. :e Catilina solamente Salustio nos dejó re- .. ' : - !. Cicerón, que se complace también en '' -¡ :r'ocaciones, sp refiere a los acontecimien- , - : s cuales se presume haya participado pero -::.:iona su nombre en las Cat. III, 6, 14. De - .::riadores posteriores, tanto Apiano como - li-in nos han llegado con lagunas, cabal- ",: -. : ir la página en la cual, probablemente ha- , * , i podido tener noticia de ella;mientras Flo- , - l. 1) nos rinde detalles muy minuciosos.! .:¡rno a la figura de Sempronía surgieron -' - ..-:i hipótesis. Ante todo no queda claro el mo- ::r e1 cual Salustio haya introducido su retra- ::.:almente en aquel punto de su historia;en :- -:: lugar es importante definir a qué familia :,: -.:r.i.'íá la noble dama. ?,:specto al primer punto se ha buscado de : . -::¡ esta intercalación con motivos de orden : ' jrrl. Schwartz, por ejemplo,piensa que Salus- - = querido adrede castigar en Sempronia la ma- *:' tei cesaricida Décimo Bruto Albino. Otros, a Filo. y LingúÍ. 4(1): 13-1 6,1978 Francisco Vindas Ch. su vez, han pensado en motivos de índole artística; otros, como Bolaffi, (l) piensan que Salustio obe- dece a un fin político, con la intención de castigar la clase aristocrática. Estos motivos genéricos, sin embargo no aparecen del todo convincentes, no obstante ser perfectamente verosímiles. Se ha pen- sado, con todo, que esta noble dama ha desem- peñado un papel de notable importancia en la con-juración, de tal magnitud que Salustio la destacó de todas las otrps damas de las cuales élmismoha- bla, sin nombrarlas, en el capítulo XXIV. Sería también de este modo gsclarecido el porqué de la inserción de la semblatza en este punto, es decir, al inicio del segundo momento de la conjuración. Trataré de demostrar que esta misteriosa figu- ra de mujer es algo más que una simple compara- ción, insertada por motivos no políticos,tomando el punto de partida del segundo, valga decir de al- gunas conjeturas que Ciaceri propone sobre la fa- milia a la cual Sempronia perteneció. (2) Ciaceri aceptaba, en un primer paso, además de la hipótesis de Schwartz, quien demostró que Semproflia fue la madre de Décimo Bruto Albino, el cesaricida, aquellaotra de Münzer, para quien la acusa que Salustio le enrostra de haber participado en la conjuración, hallaría razón en el pertenecer ella a la familia de los Gracos, aún más, en ser hija de Cayo Graco, tribuno del año 123-122. En este punto Ciaceri advierte la incoherencia de Salustio en castigar a -ta mujer que pertenecía no a las fami lias oligárquicas y silanas de Roma, sino al de los Gracos, y probablemente ésta era hija del Cayo Graco, que con sobrada razón,fue considerado co- mo creador, fundador del partido democrático y precursor de César, de quien el mismo historiador no por algo es ferviente admirador. Este pensa- miento expresado, con un tanto de reserva, en el estudio sobre Cicerón,llegaa ser después principal argumento contrario a la.hipótesis de Münzer en el antes mencionado estudio sobre Sempronia: pare- ce inconcebible, en realidad, que Salustio pensase en fustigar, llenando de oprobio, el nombre de la SEMPRONIA EN LA CONJURACION DE CATILINA l4 FILOLOGIA Y LINGUISTICA hija de aquél que Salustio no diversamente de Cé- sar, debía considerar como el precursor del partido democrático. Ciaceri debe por esto encontrar entre todas las Sempronias de esa época, una con la cual poderla identifica¡ y, no hallándola, buscarse otra, quien pudiese satisfacer las exigencias históricas, si no faltase los elementos de prueba de la existencia de tal personaje; y a esto llega Ciaceri llevado de algunas consideraciones, no todas de acuerdo con la realidad y sobre todo del creer que si se hubiese tratado de una hija del famoso tribuno, no habría permanecido callado, el gran orador, de dar un gol- pe al partido contrario, ya fuera cuando hablaba de la conjuración, o bien en otros momentos de su vida. Ahora bien, Cicerón tuvo muchísimás ocasio- nes de criticar a los Gracos a través de sus cuatro Catilinarias, pero jamás empleó frases que pudieran ser tomadas por verdaderos y auténticos ataques contra su recuerdo o contra sus familias. "7¡. Gracchum, medio criter lab efactantem statum reipu- blicae" (Cat. I,3); "interfectus est propter quasdam seditionum suspiciones C. Gracchus, clarissimo pa- tre, avo, maioribus" (I,4); "summi et clarissimi vi- ril . . .Gracchorum" (1,29); "Ti.Gracchus,quod agrarios concitare conatus est" (fY,4). Cicerón, en tiempo de su consulado, más que odiar a los Gracos demostraba hacia ellos por lo menos una cierta estimación; tal vez porque en aquel momento especial, a propósito de las leyes agrarias, tenía todo el interés de poner en buen lu- gar a los Gracos, ya que bien sabía que impidiendo la aprobación de la rogatio Servilia, combatía a fa- vor de las tesis tanto de Pompeyo como del sena- do, en nombre de las ideas de los Gracos, en contra de las astutas y engañosas propuestas del partido de César y Graco. Y como confirmación de lo di- cho anteriormente, basta recordar el año 60, cuan- do la rogatio. Serviliu se cambió enlex lulia,pro- puesta por el mismo César. Por lo tanto aparece manifiesta disidencia entre las ideas de los Gracos y que Salustio había tomado como suyas al ingre- sar eo el partido de César. Faltando, pues, este argumento contrario a la tesis de Münzer, se desbarata todo lo propuesto por Ciaceri; Sempronia aparece así como la hija de Cayo Graco, madre de Décimo Bruto Albino., cónsul en el 77 , segin las hipétesis de Schwafz y de Münzer. Pero las r¿vones adoptadas por Ciaceri para demostrar la útil validez de los argumentos son por otra parte muy poco fundados en cuanto que, si estos parentescos pueden llegar a crear una atmósfera de simpatía o de antipatía y hasta echar luz sobre muchas relaciones políticas en confron- tación con Sempronia, no bastan para ayudar la bien determinada postura de nuestras fuentes his- tóricas; y por lo tanto será talvez necesario, bus- car, como ya antes se ha hecho alusión, otra posi- ble y diversa interpretación por medio de las noti cias de que podemos echar mano. De la narración de Salustio sabemos que la conjuración de Catilina tuvo dos momentos: el pri- mero que podría definirse el más estrechamente oligárquico, en el cual los conjurados eran de pre- ferencia senadores y caballeros, refiérome a los conjurados de las calendas de junio (Cat. XVII); e1 otro, en vez, más demagógico, en el cual, para am- pliar la conjuración, Catilina no desdeñó admitir, como secuaces de sus proyectos, hombres de cual- quier condición social y también algunas mujeres, con tal de lograr cualquier benefecio; y; son éstos los conjurados de agosto (Cat. XXN). Vemos, así, qué diversos son los integrantes de la conjuración; observamos que en el primer grupo Curio se hace delator por medio de Fulvia (Cat. XX[f ; ylana- rración que nos hace Salustio es bien verosímil. Aparecido el espionaje casualmente, al propagarse la noticia en el ambiente aristocrático, ésta llega hasta oídos de Cicerón, quien antes víctimas de la envidia senatorial, llega a ser ídolo y protector de 1os más convencidos conservadores. Confirmación del espionaje reaTizado por Fulvia está el testimo- nio de todos los historiados, empezando por Sa- lustio. Cicerón se da por enterado del asunto cuan- do se realiza la visita de dos caballeros enviados por Catilina para terminar con el Arpinata (Cat. I, 9-10). Plutarco nombra expresamente a Fulvia, basándose, pues, además de Cicerón en otras fuen- tes (Cic. 16, l). Apiano se basa en Salustio, Floro en Livio y ambos nos dan el nombre y la acción reahzada por Fulvia. También entre los conjurados de agosto hubo deldtores y como prueba de esto, basta mencionar la manera como Cicerón llegó a penetrar en 1o más íntimo del asunto de los alóbro- ges, en el cual tuvieron parte sobresaliente Umbre- no y la matrona Sempronia, ambos conjurados del grupo de agosto; y después la frase, que llegó a ser común en la Catiünaria pára indicar y enmascarar al mismo tiempo el espionaje: "ut comperi" (Cat. I, 10,27). Salustio nos proporciona mayores detalles respecto al asunto de los alóbroges (Cat. XL). Si se compara su narración con la de Cicerón parece que este último hablara con cierta reticen- cia, descuidando ciertos detalles que para nosotros adquieren suma importancia paru determinar el VINDAS: Conjuración de Catilina l5 comportamiento de algunos personajes. Salustio más claramente pone en relación a los alóbroges con los conjurados y nombra tanto a Umbreno co- mo a Sempronia; sin embargo es prudente revisar 1a narración de Salustio con aquella que nos brinda Plutarco. Esta fuente es sin duda una de las más informadas sobre el período de la conjuración: Plutarco, en efecto, conoció un sin número de tex- tos, entre los cuales los importantísimos comenta- rios de Tulio Tirón y llegó hasta a determinar el número de los embajadores alóbroges, cosa que ni Salustio ni Cicerón llegan a decirnos. Plutarco nos habla, a propósito del asunto de los Alóbroges, acerca de un espionaje interno. uQuiénes serán los conjurados que se han prestado a este doble juego? Nosotros sabemos que Cice- rón, por una comprensible reserva, no menciona ja- rnás sus propios espías, ni durante la conjuración ni tampoco después. Por 1o tanto, al confrontar el relato de Salustio con la III Catilinaria de Cicerón, podemos nosotros pensar, como posibles espías aquellas personas que Salustio menciona y Cicerón omite. Por esto, prescindiendo de los conjurados de junio, las únicas personas de las cuales se puede dudar son: Sempronia, Tito Volturcio y Quinto Fabio Sanga. De los tres, es menos probable éste iltimo, puesto que la información de Salustio rXLI, 1), repetida a su vez por Apiano, no testimo- ria participación alguna de Quinto Fabio Sanga en la conjuración; aún más, casiciertamente ésta no :s una hipótesis de Salustio, pero sí de la fuente salustiana, la cual dio esta versión al aconteci- niento. Los embajadores alóbroges se dirigen a su oatrón, quien por su parte refiere la cosa a la auto- ridad consular, es decir a Cicerón. Pero esta versión clicial atestigua cierto desarrollo, que sibien suce- lió, fue el último en cuanto a orden de tiempo; y iue posterior de otra información, la de cierto con- iu¡ado, como sabemos por testimonio de Plutarco. -{hora, entre 1os nombres que nos ha legado Sa- lustio, sólo nos quedan los siguientes: Quinto .{nnio Quilón, Publio Furio, Umbreno, Tito Vol- :urcio y Sempronia. Los tres primeros evidente-. :nente no tuvieron ninguna relación con el cónsul; le hecho fueron fustigados por éste (Cat. III, 14 y Cat. L, 4). De los otros dos, Volturcio sin duda a ¡avor del cónsul, pero no es ciertamente e1 espía buscado por nosotros e indicado por Plutarco. Vol- turcio es personaje de segunda línea y también porque se había enrolado en las filas de los conju- rados recientemente; sus tareas son limitadas. Se le encarga de acompañar los embajadores y de llevar ¡artas a Catilina. Cuando fue arrestado en el puen- te Milvio, sólo actúa por salvar el pellejo, con ven- taja paru el cónsul. No nos queda más que Sem- pronia. Además, que se trate de una espía mujer, puede baruntarse por un detalle del mismo texto de Plutarco ya citado (Cic. 18,4). Cicerón ni la nombra ni nos dice dónde acon- teció la cita entre los conjurados y los embajadores alóbroges: este detalle de pie para corroborar 1a sospecha de que Sempronia sea la espía que, como de costumbre, Cicerón salva. Además de que se tra- ta de una espía, se puede también deducir de una ctítica interna al texto de Salustio. Ante todo la posición simétrica en el desarrollo lógico de la con- juración en las frases análogas: Sed in ea coniura- tione... (XXIII, l), comienza el capítulo sobre Fulvia y Curión; Sed ín iis erat... (XXV, 1) así empieza el capítulo sobre Sempronia. Luego, que el valor del sed pefirrafiezca inalterado no obstante el abuso del cual suele hacer Salustio, podemos probarlo del hecho de que, no existiendo un con- cepto contrario en el período precedente, sino queriendo indicar una participación, emplea sola- mente: in iis erat, como por ejemplo en el caso de Fulvio (XXXX,5). Además, el hecho de haber Sempronia con frecuencia, traicionado antes de ese momento la palabra dada, no encontraría, como por 1o demás todo el retrato, una explicación sufi- ciente en sus precedentes desdichas financieras y tampoco en la breve frase: domus neque aliena propter Semproniam (XL, 5), si no se admitiese un hecho de aquella, de tal magnitud que pudiera su- perar los procedentes por maldad o al menos por no ser inferior a aquellos. Solamente así el retrato de Sempronia tiene razón de ser; y el odio de Sa- lustio por esta persona se llega a entender clara- mente. La sospecha que se cierne sobre esta persona, aumentada por la sombra protectora de Cicerón, provoca en Salustio una reacción, no obstante no serle posible una acusación abierta y no solamente el odio y la denigración sistemática del patriciado femenino, como la gran mayoría ha querido ver, concurre en esta figura, sino también la ira del par- tidario de César, que ve traicionada, por obra de una matrona, juguete en las manos de Cicerón, la obra hábil y escondidamente conducida, con la más refinada diplomacia, por la doble y concorde labor de César y Craso. Si realmeñte, como parece, así se comportó Sempronia en 1a conjuración, se puede ver cuán falso sea el juicio, por muchos repetido, de que el retrato de Semproniaseasimétrico del de Catilina. i I t6 FILOLOGIA Y LINGUISTICA Mejor se podría econtrar un cotejo fuera de la Catilinaria, en el retrato de Sila (ug.XC), donde la similitud de las frases podría, en cierto sentido, aludir a la de los caracteres. Para concluir, Sempronia .permanece como de más interesantes personajes del retablo de la Conjuración de Catilina y su hechizo se acre- cienta por el misterio que su no infundada sos- pecha de espionaje arroja sobre su personalidad y sobre su conducta. (2)G) Bolaffi, Salustio e la sua fortuna nei secoli, Roma 1949, p. 133. NOTAS BIBLIOGRAFIA Ciaceri, l-a dama Sempronia nella conguira de Ca- tilina, in Atti della R. Accad, Napoli, 1930, p. 219 DELACROIX, Paul -Catilina, Salustio, Cayo Crispo. pa- rís, Libraire Hachette, 1969. DIAZ Y DIAZ, Manuel -Conjuración de Catilina. Mad¡id, Credos s.f. LA PE NNA, Antonio - Selustio e la rivoluzione romana. Milano, Feltrinelli, 1966 MILLARES CARLO, Agustín -Conjuración de Catilina. México, Universidad Autónoma, 1944. STORONI MAZZOLANI, Liüa -l-tCongiura di Catilina. Milano, Biblioteca Universale Rizzoli, l9'l 6. ENCICLOPEDIA Italiana -l 966. L