La cruz del cerro San Miguel en Alajuelita Imponente luce el Monumento de la Santa Cruz, ubicado en el Cerro de San Miguel. Este cerro cuenta con 2036 metros de altura y forma parte del distrito San Antonio del cantón de Alajuelita. Antiguamente este cerro era conocido como el Alto de la Caña. Según Monge (2009), este lugar fue visitado a inicio de la década de 1930 por el Pbro. Rosendo Valenciano Salas con un grupo de feligreses, y él fue quien propuso renombrar el lugar como “Monte de Cristo” y construir un monumento con una enorme cruz que fuera vista desde diferentes puntos de la capital. De día, la cruz de metal se destaca entre las azuladas y un tanto deforestadas montañas del sur de San José. Cuenta la historia que el cantón de Alajuelita estuvo ocupado en la época precolombina por indígenas del Reino Huetar de Occidente, y en los inicios de la conquista eran tierras de dominio del cacique Garabito. Los primeros pobladores llegaron a establecerse en los terrenos alajueliteños por el año 1650. Se dice que el nombre actual de este cantón ha evolucionado, ya que en los protocolos de San José de los años 1799 y 1800 el mismo se identifica con el nombre de “Lajuelita”. En 1804 se llamó “La Lajuelita”, y desde 1806 fue conocido como “Alajuelita”. Peregrinación al Monumento de La Cruz en el cerro San Miguel de Alajuelita. Foto publicada por la Arquidiócesis de San José, 2012. Sobre el origen del nombre, existen varias versiones populares. Una se refiere a que la palabra “Lajuela” deriva de la palabra “Laja”, ya que el río Alajuela nace en las laderas del Alto del Palo de la Campana, y largos sectores de su cauce tenían piedra laja. Otra versión indica que su nombre se debe a una forma diminutiva para referirse a la tierra donde se supone provenían la mayoría de sus pobladores en un principio, de “La Lajuela”, hoy conocido como Alajuela. La construcción de la primera ermita de adobes en Alajuelita inició en el año 1835, y se concluyó dos años después. En el año 1841 los vecinos elevaron una petición a las autoridades eclesiásticas para el nombramiento de un sacerdote, solicitud que fue concedida en 1845. La parroquia se erigió bajo la advocación del Santo Cristo de Esquipulas, siendo el primer cura párroco don José Antonio Morales. La edificación de la actual iglesia, Santuario del Santo Cristo de Esquipulas, se concluyó en 1906, siendo Obispo Monseñor Juan Gaspar Stork Werth. El 15 de enero de 1907 este templo fue declarado Santuario Nacional por el Papa Pío X. Para el año 1909, Alajuelita adquiere el título de villa. El monumento de la Cruz ubicado en el cerro San Miguel fue construido entre 1932 y 1934 en una propiedad donada por el Sr. Marcos Salazar Mora. La misma está elaborada con gruesos y pesados pilares de hierro, con los cuales se elaboró una cruz de 26 metros de altura y 11 metros de ancho. Su base es de concreto; mide 5,50 metros de lado y 3,50 metros de profundidad. El Monumento fue inaugurado el 8 de julio de 1934, día que significó una gran alegría para el pueblo de Alajuelita, principalmente para quienes participaron en la construcción de esta magna obra, quienes recibieron una condecoración en reconocimiento a su trabajo esforzado y comprometido. El costo estimado de la construcción fue de ₡32.000,00 sufragado con donaciones de los fieles, y la provisión del hierro por parte del gobierno siendo Presidente don Ricardo Jiménez Oreamuno. Dicho monumento fue construido para celebrar el año de Jubileo, decretado por la Iglesia Católica en ocasión de los 1900 años de la muerte de Jesucristo. El traslado de los enormes barrotes de hierro que pesaban más de siete quintales significó un enorme esfuerzo para quienes aceptaron el reto de participar en la construcción de la obra, dado lo empinado del lugar y la existencia de condiciones sumamente adversas en términos de acceso y facilidades. En la construcción participaron varones de Alajuelita, San Rafael de Desamparados y Escazú, quienes debieron dedicar muchas horas de trabajo y trasladar materiales y herramientas en sus espaldas, en cabalgatas o en carretas haladas por bueyes. Para esa misma época fueron construidos en otros puntos altos del Valle Central tres monumentos más, a saber: el Monumento a la Cruz en el Monte de la Cruz de San Rafael de Heredia, el Monumento ubicado en el cerro del Espíritu Santo en Naranjo, y un Monumento a Cristo Rey en Ochomogo, Cartago. Se menciona que al unir los puntos de los cuatro monumentos, se traza imaginariamente una cruz en el valle. El cerro de San Miguel se convirtió en un centro de peregrinación desde mediados de la década de 1930, una vez que se inauguró el monumento. La vista panorámica del Valle Central y la belleza natural del lugar hicieron que cada año cientos de caminantes se desplazaran hasta este místico y verde paisaje, caminando por un estrecho sendero durante más de hora y media. Era común que los domingos o días feriados, las personas acostumbraran trasladarse a pie o en cabalgata hasta este lugar, inclusive se quedaban pasando la noche para admirar el atardecer entre las montañas y compartían comidas durante el día. También se estableció la tradición de realizar una peregrinación durante la Semana Santa, generalmente el Sábado Santo, motivo por el cual cientos de romeros se dan cita en el parque de Alajuelita, desde donde salen con destino al Monumento de La Cruz. Para una mayor seguridad, generalmente, las caminatas se realizan durante el día y en grupo, y actualmente se gestiona el acompañamiento de la policía para contar con mayor protección. La soledad y la inseguridad ciudadana han provocado que dicho lugar ya no sea tan popular para los paseos familiares. Tampoco es atractivo para acampar, práctica que era muy común hace más de cinco décadas. En la década de 1980, el sacerdote Rosendo Revilla movilizó recursos con la finalidad de darle mantenimiento a la Cruz, incluyendo el proyecto de iluminación para que la misma destacara entre la oscuridad de las montañas. También se colocaron varias cruces de metal pequeñas en el trayecto que lleva hacia el monumento, para promover sitios de oración. La acción del tiempo y la falta de cuidado y mantenimiento han provocado que este monumento se deteriore de manera acelerada. En la actualidad, el herrumbre carcome los barrotes de hierro, hay falta de iluminación por vandalismo, y la vegetación poco a poco se apropia del espacio, razón por la cual grupos de activistas están interesados en unir esfuerzos para su restauración y mejoramiento de los senderos, principalmente la Asociación Cívica Alajueliteña. De esta forma, desde el 2010 se desarrollan diversas actividades culturales y deportivas pro rescate de la Cruz, entre ellas la tradicional Carrera. Como proyecto está el mejoramiento de las condiciones para que la cumbre del Cerro San Miguel sea un destino ecoturístico, dada su cercanía a la capital, la posibilidad de habilitar varios accesos desde diferentes puntos del Valle, y la belleza escénica. Cuenta una leyenda que los habitantes de Alajuelita, temerosos por los constantes retumbos del cerro y la amenaza del surgimiento de un volcán, decidieron instalar una cruz en la cumbre del mismo para recibir las bendiciones y orar al Altísimo para apaciguarlo. Otra historia popular es que el Cerro San Miguel, místico lugar de altura, es frecuentemente visitado por los extraterrestres. Alajuelita es un cantón pintoresco que no sólo se destaca por la presencia de este enorme monumento. Es sede del Santuario Nacional en honor al Santo Cristo de Esquipulas, razón por la cual en el mes de enero se celebran las fiestas patronales, con gran devoción y visita de fieles de distintas partes del país. La venta de chinchivi y chicha de maíz en el parque con motivo de las fiestas es una práctica tradicional en este cantón josefino. Fuentes: Aguilar N. (2011). La Cruz de Alajuelita agoniza lentamente. Periódico Al Día, 12 de junio del 2011. Loaiza V. (2013). En Alajuelita la fe escala montañas rumbo a la cruz . La Nación, 24 de marzo 2013. Monge V. (2009). Una cruz en el Cerro San Miguel. Periódico Alajuelita Hoy. Conmemoración del 100º aniversario Cantonato, junio 1909-2009. Municipalidad de Alajuelita. (2013). Sitio web http://www.alajuelita.go.cr. Picado K. (2000). Crucificada por el olvido. La Nación, Rev. Dominical. 16 de abril 2000. Edición: Patricia Sedó Masís, coordinadora proyecto TCU-486. Vicerrectoría de Acción Social, Sección de TCU. Actualización del documento: 27 de julio 2013. http://www.alajuelita.go.cr/