Reflexiones ISSN: 1021-1209 reflexiones.fcs@ucr.ac.cr Universidad de Costa Rica Costa Rica Rodríguez Aguilar, Onésimo Gerardo Barras futbolísticas y simbología: el graffiti en la Ultra Morada Reflexiones, vol. 86, núm. 1, 2007, pp. 29-43 Universidad de Costa Rica San José, Costa Rica Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=72920534002 Cómo citar el artículo Número completo Sistema de Información Científica Más información del artículo Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Página de la revista en redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto Rev. Reflexiones 86-1: 29-43, ISSN: 1021-1209 / 2007 barras futboLísticas y siMboLogía: eL graffiti en La uLtra Morada footbaLL soccer’s foLLowers and siMboLogy: the graffitty in La uLtra Morada Onésimo Gerardo Rodríguez Aguilar* oneboticario@yahoo.com Fecha de recibido: 22 de mayo 2006 / Fecha de aceptación: 18 de octubre 2006 Resumen El presente artículo pretende acercar al lector a una de las dinámicas socio-culturales de las barras futbolísticas del contexto deportivo costarricense: el grafiteo. El graffiti para los colectivos juveniles adscritos al fenómeno fútbol comporta una serie de significados trascendentales para la construcción de la pertenencia como asociaciones juveniles. Más que la pinta de las paredes, el graffiti es considerado como un elemento importante en la expresión del mundo de las culturas juveniles; no solo las barras son deudoras de esta tradición grafitera, sino que muchos otros grupos incorporan a su bagaje cultural este tipo de expresión, por medio del cual tienen la posibilidad de ser divisados en el mapa social y, al mismo tiempo, de trascender. Palabras claves: graffiti, barras de fútbol, simbología, fútbol, Ultra Morada. Abstract The following article is looking forward to familiarized the reader with one of the social-cultural dynamic linked to football soccer’s followers in Costa Rica’s sports’ context: grasstty. Graffitty among juvenile groups is the medium which develops bondage with in the members of such groups. Graffitty is more than just thinking a wall; it is an important element that expresses the view of the world of these young cultural groups. However, we shall not forget that graffitty goes hand to hand with many others social groups; this behaviour makes them public and at same time perennial. key words: grasstty, football soccer’s followers, simbology, football soccer, Ultra Morada. introducción de fútbol, plaza, o en su defecto y al no existir suficientes condiciones materiales, potrero, pla- El fútbol, el deporte de masas más impor- zoleta o simplemente vía pública, guardándose tante en Costa Rica, ha sido tradicionalmente eso sí, las elementales condiciones normativas imaginado y operacionalizado dentro de los que rigen este deporte a escala mundial. Empero, límites arbitrarios de una grama (natural o sin- a pesar de la existencia de estos espacios alter- tética) a la cual se le denomina cancha, terreno nativos de objetivación del fenómeno deportivo, * Escuela de Antropología y Sociología, Universidad de Costa Rica. 30 Rev. Reflexiones 86-1: 29-43, ISSN: 1021-1209 / 2007 Onésimo Gerardo Rodríguez Aguilar el lugar de teatralización por excelencia ha sido, posibilidad de crear una especie de descentrali- desde su misma génesis, ese escenario verde lla- zación juvenil que facilitara el manejo del grupo mado estadio. Sin embargo, la inexorabilidad del –para más detalles véase Rodríguez, 2006–) dinamismo sociocultural posibilitó la emergencia como “Los de lejos” (Zona Norte), “Los canallas” de márgenes menos reducidos. Es decir, aquel (Palmares), “Los de Pérez” (Pérez Zeledón) y espectáculo deportivo centralizado suscitado en otras subagrupaciones más, ubicadas en sectores aquella gramilla y lugares homólogos amplió su alejados del casco central. rango de desenvolvimiento, su materialización: Meses después de la creación de la ultra la tribuna. morada, y por oposición a esta, se crea la doce, la En efecto, la llegada de las barras organi- barra rival y antagónica de La ultra y uno de los zadas provocó un giro en la manera de aprehen- Otros significativos de la barra saprissista, la cual sión de la escenificación futbolística (Rodríguez, procede del otro club futbolístico que, junto con 2006). La ceremonia eminentemente deportiva el Saprissa, posee una adscripción de aficionados observó la llegada de grupos juveniles que paula- nacionalizada: Liga Deportiva Alajuelense. tinamente se irían convirtiendo en un matiz com- La oposición identitaria entre ambas barras plementario de la atracción primaria o encuentro se ha visto objetivada en enfrentamientos de de fútbol. todo tipo. A lo largo de la historia se registran De esta manera, en abril de 1995 se crea La verdaderas agresiones entre barras organizadas Ultra Morada, un colectivo juvenil (Rodríguez, (Rodríguez, 2006) que han provocado incluso 2006) que nace con el objetivo de brindar apoyo la muerte de un joven en Alajuela a raíz de un al Deportivo Saprissa (Club futbolístico Nacional enfrentamiento entre la doce y la garra heredia- creado en 1935). na (barra organizada del Club Sport Herediano En su construcción histórica como asocia- ción juvenil, La ultra ha afrontado innumerables conformada por jóvenes provenientes fundamen- experiencias que han servido para consolidar a talmente de barrios heredianos; creada en las un grupo que en días de encuentros importantes, postrimerías del año 1995 e inicios de 1996. Es como los clásicos del fútbol nacional (los “clási- también un otro significativo para la ultra). cos” son juegos futbolísticos disputados entre el Esta condición beligerante y violenta entre Deportivo Saprissa y Liga Deportiva Alajuelense, barras ha llamado la atención de la prensa sen- los dos clubes de más arraigo popular en el con- sacionalista, la cual, por medio de una crítica texto nacional), puede reunir alrededor de 3000 simplista, irreflexiva, adultocéntrica y sesgada muchachos y muchachas en la gradería sur del (Rodríguez, 2006) se ha encargado de estig- estadio Ricardo Saprissa Aymá. Los trayectos matizar y satanizar a estos colectivos juveniles inhóspitos de la pertenencia han amalgamado utilizando una retórica que proyecta un discurso una masa heterogénea de jóvenes de las más dife- muy recurrente en los medios de comunicación rentes posiciones económicas y barriales. Así, la masiva: el pánico moral o sensibilización moral ultra morada está conformada por personas que que crea una opinión pública específica. proceden desde los barrios del sur de la capital La prensa entonces le ha dado relevancia hasta de los barrios de alcurnia del mapa josefino social a estos colectivos juveniles, los cuales han como Rohrmoser y Escazú. Pero la composición desplegado y desarrollado toda una simbología humana de La ultra no se agota en un perfil que trasciende, como ya dije, el escenario futbo- urbano. lístico. Los signos de la identificación grupal se El espacio rural costarricense tiene su extienden por cada rincón del territorio nacional, representación en peñas (las peñas son subagru- donde se observa una lógica territorializada, por paciones desprendidas de la dirigencia central ejemplo, en el uso del graffiti. de la ultra morada, cuyo objetivo es, en primera En efecto, el graffiti, más que una forma instancia, organizativo). Es decir, la dificultad de de expresión, comporta para estas barras una manejar un cuerpo de jóvenes tan amplio abrió la forma de espacializar la pertenencia y un medio Barras futbolísticas y simbología: el graffiti en la Ultra... Rev. Reflexiones 86-1: 29-43, ISSN: 1021-1209 / 2007 31 de contraposición con el otro. Las marcas identi- el texto algunos testimonios de diferentes perso- tarias recrean y reproducen la filiación de grupo, nas barristas y no barristas que se expresan en y a la vez, son reflejo de una disputa territorial relación con el graffiti dejado en los diferentes en donde miembros de barras antagónicas se espacios físicos por los colectivos juveniles ads- disputan espacios que son aprehendidos a tra- critos al fenómeno del fútbol. vés de estas marcas juveniles. De esta manera, Es importante acotar que el presente artí- miembros de la ultra van a transgredir el espacio culo se desprende de un proyecto investigativo señalado (grafiteado) por miembros de la doce, más extenso efectuado bajo la modalidad de tesis. sobreponiendo una marca ultra por encima de la El mismo fue realizado para optar por el grado de marca dejada anteriormente y, claro está, también Magíster Scientiae en Antropología, título ofreci- viceversa. do por el Sistema de Estudios de Posgrado de la El presente artículo se acerca precisamen- Universidad de Costa Rica. Esta investigación, te a la comprensión de esa dinámica grafitera, de corte antropológico-urbano, se desarrolló del bastante instaurada, por cierto, en las vivencias año 2003 al 2006. Sus resultados finales fueron cotidianas de estas agrupaciones; a la manera presentados en la defensa pública de la inves- de aprehensión de los signos y la propuesta tigación durante el mes de abril del 2006 en la comunicativa que se vierte a partir de estos. El Universidad de Costa Rica. objetivo es visualizar ese mundo juvenil que condensa una práctica socialmente rechazada por un imaginario “formal” que deviene en mirada inquisidora y censurante. En síntesis, la intención La manifestación juvenil: el espejo del presente artículo es acercarse al conocimiento contemporáneo de una actividad, identitaria al fin, desarrollada por las barras futbolísticas del contexto nacional: Es preciso ofrecer un panorama conceptual el grafiteo. del tratamiento de lo juvenil y como es visto “lo joven” en el marco de la sociedad contemporánea. La presente discusión sobre el fenómeno que nos aspectos metodológicos atiende no posee una característica culminativa. El autor es consciente que dicha construcción de Para la aprehensión de la información refe- la categoría juvenil, como el todo social, posee rida en este artículo se implementó un trabajo de una intrínseca característica dinámica y por ende campo de corte etnográfico, durante el cual, se cambiante en el tiempo y espacio; simplemente, tuvo la posibilidad de acceder a ese mundo impo- se ofrecen unos cuantos párrafos que van a servir sible juvenil; imposible, porque es negado y cen- al lector de ubicación y contextualización de un surado por la ortodoxa y moralista sensibilidad fenómeno reproducido, precisamente, por jóve- social (adulta), que ve en el graffiti una especie nes, como lo es el grafiteo. de transgresión estética. Este trabajo etnográfico La condición juvenil posee características consistió en la convivencia extensa y extendida intrínsecas de transitoriedad, es decir, los jóvenes con la ultra morada (un periodo de tres años), dejan de ser jóvenes y pasan a ser adultos, una en sus distintos espacios de desenvolvimiento biologización de la vida, pero a su vez son reem- cotidiano, especialmente, los escenarios de colec- plazados por nuevas generaciones que continúan tivización hedónica, los teatros lúdicos de expre- con el proceso de reproducción de los colectivos siones extáticas: los estadios y sus alrededores; (en este caso, agrupaciones como las barras fut- además de las travesías geográficas en las cuales bolísticas). se dejaban impresas las “marcas” o graffitis. Sin embargo, sería simplista definir a las De esta forma, se fotografiaron signos identidades juveniles a partir de esta caracterís- juveniles en diferentes zonas del país para ejem- tica transitoria o efímera, pues las identidades plificar ilustrativamente dicha dinámica cultural. sociales no son monocausales; por el contrario Aunado a este registro fotográfico, aparecerán en están compleja y multidimencionalmente arti- 32 Rev. Reflexiones 86-1: 29-43, ISSN: 1021-1209 / 2007 Onésimo Gerardo Rodríguez Aguilar culadas con un conjunto de elementos sociales, Los jóvenes en estos espacios de identificación económicos y políticos (Reguillo, 2000). pueden disfrutar del respaldo y el arraigo a algo que los hace ser, que los motiva y mueve a seguir “Los jóvenes, en tanto sujetos empíricos, no constituyen integrando dichos colectivos juveniles con la un sujeto monopasional, que pueda ser “etiquetable” sim- promesa de un futuro compartido (Rodríguez, plistamente como un todo homogéneo; estamos ante una heterogeneidad de actores –que se constituyen en el curso de 2006). su propia acción-, y prácticas que se agrupan y se desagrupan en microdisidencias comunitarias en las que caben distintas “(…) no existe una única juventud: en la ciudad moderna (y formas de respuesta y actitudes frente al poder” (Reguillo, otros espacios sociales) las juventudes son múltiples, varian- 2000: 59). do en relación a características de clase, el lugar donde viven y la generación a la que pertenecen y, además, la diversidad, En este sentido existe una gama variada el pluralismo y el estallido cultural de los últimos años se manifiestan privilegiadamente entre los jóvenes que ofrecen de asociaciones juveniles a manera de grupos de un panorama sumamente variado y móvil que abarca sus identificación alternativa inscritas a movimientos comportamientos, referencias identitarias, lenguajes y for- musicales, político-sociales, étnicos y deportivos mas de sociabilidad” (Margulis y Urresti, 1998: 3). entre otros. Sin embargo, el factor fundamental en la conformación-consolidación de estas agru- Los y las jóvenes ofrecen un panorama paciones es, precisamente, la música. La música sumamente versátil que no se limita a una simple comporta un elemento de unificación-cohesión categorización de la condición juvenil. El espejo que los jóvenes aprehenden e incorporan como ante el cual se miran las muchachas y los mucha- parte fundamental de su identificación, tal es el chos remite a una variedad inconmensurable de caso de los Punks, los grupos de Heavy Metal y contenidos, prácticas y vicisitudes cotidianas Reggae, solo para mencionar algunos. que trasciende al mero concepto, lo rebasa. La Los jóvenes se han autodotado de formas condición juvenil es ilimitada y no se construye organizativas que actúan hacia el exterior –en sus bajo moldes tradicionalistas; no se le puede ver relaciones con los otros- como formas de protec- desde un radicalismo adulto; no se le puede ver ción y seguridad ante un orden que los excluye: desde “arriba”. La juventud se ofrece como un periodo “La escuela se erige en fiscal, juez y jurado, pero difícilmente de irracionalidad, de carencia de compromiso se asume como parte de la problemática de las culturas juveni- y de inestabilidad emocional, social, moral y les y mucho menos como propiciadora de esa problemática por su incapacidad de entender que el ecosistema bidimensional económica. Lo juvenil es visto como esporádico que descansaba centralmente en la alianza familia-escuela ha y preponderantemente consumista y despreocu- sido agotado, y que entre una y otra institución hay un conjun- pado. Sin embargo, “desde esta perspectiva, solo to complejo de dispositivos mediadores, entre ellos los medios podrían ser jóvenes los pertenecientes a sectores de comunicación, que posibilitan al joven el acceso simultáneo sociales relativamente acomodados” (Margulis y a distintos mundos posibles” (Reguillo, 2000: 62). Urresti, 1998: 6). Los otros, los que no tienen un Los jóvenes, desde mi perspectiva, son poder adquisitivo como el descrito, carecerían de excluidos de un orden moderno cargado de esta identificación-condición juvenil. adultocentrismo; me refiero a las principales instituciones adultas como la religión, la escuela “Los jóvenes resultan impensables en su identidad social, y reducidos a mera transición entre los dos grupos de edad cuya e inclusive la nación, solo para nombrar algunas. existencia es reconocida socialmente, es decir los niños y los Por lo tanto, los y las jóvenes se dotan de formas adultos” (Martín-Barbero, 1998: 22). organizativas alternas que les permite responder a ese orden excluyente; un ejemplo claro lo con- Lo juvenil es visto, desde la sociedad forma la ultra morada. moderna, como metáfora del exceso en donde Este sentido de pertenencia, adscripción y abundan los vicios y los conflictos de personali- seguridad colectiva está presente en agrupaciones dad, lo exacerbado y lo amoral. El mundo juvenil como la ultra morada y otras barras nacionales. imposible es abstraído retiradamente desde una Barras futbolísticas y simbología: el graffiti en la Ultra... Rev. Reflexiones 86-1: 29-43, ISSN: 1021-1209 / 2007 33 ortodoxia moralista que confina a la juventud los gestos (en un protoestado de comunicación) a una condición infrahumana o de no-persona, se transformen en símbolos mediante la susti- sin hacer planteamientos serios alrededor de las tución de significados que solo valen para cada transformaciones que constantemente se obje- uno de los individuos, por significados que sean tivan en muchachos y muchachas de cualquier idénticos para cada uno de los participantes. clase o estratificación social. Desde el gobierno Segundo, que se transforme el comportamiento no existen programas para la atención de esta de los participantes de modo que la relación cau- parte de la población costarricense; existen, eso sal estímulo-reacción-estímulo (adaptativa) sea sí, programas para las personas adultas y la niñez, reemplazada por la relación interpersonal entre pero los jóvenes, al parecer, para el Estado, no hablante y destinatario: el uno se relaciona con el existen en ese mapa social. otro y el otro con el uno con intención comunica- De esta manera, el mundo adulto posible tiva (Habermas, 1988:18-19). se preocupa más por las infracciones al orden Esto es, que los gestos singulares se colec- provocadas por la “experiencia” juvenil o ese tivicen, es decir, que los gestos entendidos por mundo imposible; en otras palabras, lo joven es uno sean comprensibles para otro y viceversa y pensado desde un marco al que le preocupa más que, por supuesto, haya intención comunicativa la inseguridad que suscita que las reales vicisitu- entre los participantes, es decir, que quieran inte- des o transiciones en las que se ven inmersas las ractuar comunicativamente. culturas juveniles (Martín- Barbero, 1998: 24). A este proceso de comprensión de los Un ejemplo notorio de esa preocupación social significados Habermas lo llama “internalización” se materializa en el graffiti, el cual es calificado (introyección para Freud), precisamente, “la adop- como una dinámica infrahumana llevada a cabo ción de la actitud del otro” (Habermas, 1988: 19). por detractores de la justicia y de las buenas nor- El modelo de la internalización quiere decir que mas y costumbres, es decir, la antítesis del “deber “(…) el sujeto se reconoce en algo externo al tras- ser” de nuestra sociedad. ladar a su interior y apropiarse de aquello que se le enfrenta como objeto” (Habermas, 1988: 19). En este sentido, los y las barristas se apro- símbolos: ¿cómo entender el proceso pian de todo un bagaje simbólico (signos, frases, comunicativo juvenil? ademanes y otros) y lo reconocen como propio, entendiéndolo y utilizándolo según los cánones En esta dinámica de simbolización (grafi- establecidos. Los barristas se reconocen en esos teo) dentro de los colectivos juveniles adscritos al símbolos, los comprenden y los funcionalizan, ya fútbol, median un conjunto de signos que repro- sea como receptores o emisores y viceversa bajo ducen el sentido de pertenencia a la barra. Con un significado determinado, prefijado convencio- estas significaciones, en los colectivos se instaura nalmente. una forma alternativa de comunicación, cuyo objetivo es dotar de identidad a la agrupación. A “Después que el primer organismo ha aprendido a interpre- la vez, este conjunto de símbolos tiene el poder tar los propios gestos de forma igual a como lo hace el otro organismo, no puede evitar producir el gesto con la expecta- de advertir la presencia de una condición única tiva de que tenga para el segundo organismo un significado e irrepetible: la del ser barrista (llámense “doce”, determinado” (Habermas, 1988: 24). “garrero (a) o “ultra”). Jürgen Habermas (1988) retoma a G. H. Ante esta situación ya la acción causal de Mead para crear una teoría de la comunicación estímulo-reacción-estímulo no toma una inten- directamente referida a esa dinámica simbólica. ción meramente adaptativa, sino una intención A una de las fases, relacionada con el proceso interpretativa o comunicativa, es decir, de inte- comunicativo mencionado, le da el nombre de racción entre los sujetos. “interacción mediada por símbolos”. Para que De este modo se forman convenciones este proceso comunicativo se efectúe se deben semánticas y símbolos utilizables con significa- cumplir varios pasos. Primero, es necesario que do idéntico. Las convenciones semánticas son el 34 Rev. Reflexiones 86-1: 29-43, ISSN: 1021-1209 / 2007 Onésimo Gerardo Rodríguez Aguilar establecimiento de reglas de uso de los símbolos las zonas, a nivel nacional, que se encuentran con entre los organismos. alguna seña o graffiti de las barras del contexto local. Muros grandes y notorios, las paredes de “Para que un sujeto pueda seguir una regla, lo que quiere casas y comercios vistosos, entre otros, son los decir: para que un sujeto pueda seguir la misma regla, ésta sitios en donde los muchachos y muchachas ha de regir intersubjetivamente a lo menos para dos sujetos” (Habermas, 1988: 31). de las barras futbolísticas prefieren dejar sus señales, reconocidas por la formas esotéricas de Para que haya convención semántica es las palabras y por la firma o rasgo central que necesario que los organismos involucrados en el hace alusión, fundamentalmente, a alguno de los proceso comunicativo (tanto los receptores como colectivos juveniles. los emisores) entiendan de la misma manera un determinado símbolo por medio de una regla. Entonces, para que un símbolo adquiera identidad de significado los organismos deben seguir reglas dictadas convencionalmente, es decir, que sean entendidas igualmente por los miembros, ya sea entre barras, es decir, al interior, o bien, hacia el exterior, con barras antagónicas o rivales. En síntesis, en la interacción mediada sim- bólicamente, el empleo de símbolos viene fijado por convenciones semánticas; las emisiones sim- bólicas son reconocidas y entendidas como tales Foto 1. Graffiti en Cartago. La foto muestra unas U con formas esotéricas, así como otras letras del alfabeto confor- por todos los miembros implicados en el proceso mando el logo de la ultra (UM) y un sobrenombre: “MAYA”, comunicativo. debajo de éste una G, una A y dos R. Fuente: Rodríguez, Esta sería la base en la comunicación sim- 2006. bólica que se establecería en las barras, dentro de ella y en su relación con los otros. Los signos, Además de la intención constante de dejar dentro y fuera de ella se llenan de contenido la marca alusiva a la agrupación de la cual se es colectivo una vez que cada organismo o individuo seguidor, en el caso del anterior graffiti a la ultra participante aprehende su significado prefijado morada (foto 1), estas pintadas funcionan como convencionalmente. un espacio emancipación de lo individual. “Así en las firmas estamos ante un yo-individual como sujeto Luchas por la territorialización: los usos de la enunciación que se define por un nombre propio en rela- ción a un colectivo presencial que hace las veces de cómplice de la simbología barrista y testigo, y a un colectivo ausente que opera como fuente de identificación” (Reguillo, 1998: 72). El graffiti, como forma de expresión y rasgo estético distintivo, permite la completa En la foto 1 se muestran diferentes logos identificación con el grupo o con el club. El alusivos a la ultra morada en una pared de una graffiti comporta una serie de significados que casa en la ciudad de Cartago, específicamente en van más allá de aquella visión adultocéntrica y Oreamuno, pero además de la identificación gru- moderna que lo ve como una transgresión esté- pal, a la par de los signos de la ultra se encuentra tica, legal e inclusive moral. En él se inscriben el sobrenombre o apodo de la persona que llevó a una serie de dinámicas colectivas que tienen la cabo el acto del grafiteo. Es una especie de nar- intención de dar presencia y notoriedad al grupo cisismo que tiene la intención de dar a conocer del cual se es seguidor (foto 1). De esta manera, al grupo la identidad del individuo que llevó a el espacio urbano es el lugar preferido para la cabo el acto de transgresión; y, al mismo tiempo, dinámica del “grafiteo”; sin embargo, muchas son dejar el sobrenombre con los signos esotéricos Barras futbolísticas y simbología: el graffiti en la Ultra... Rev. Reflexiones 86 (1-2): 29-43, ISSN: 1021-1209 / 2007 35 característicos de las barras, imposibilita al vulgo de pintadas, el agotamiento de sentido de la insti- (no barristas) una eventual identificación del tucionalidad adultocéntrica irreflexiva. Es impor- transgresor. De esta forma, el graffiti posee una tante recordar que el graffiti es señal de transgre- doble funcionalidad: por un lado tiene un sentido sión estética y legal para la sociedad moderna, anónimo al no poder ser entendido por personas lo que crea, entonces, una brecha comunicativa ajenas a la ultra (no internalización de significa- (no existe convención semántica) entre lo que dos), y por otro lado tiene un sentido apoteósico- significa el graffiti para estos colectivos y lo que personal pues, dentro del grupo, la identidad de la significa el mismo graffiti para esta sociedad. persona, quien recurre a este tipo de señalización espacial, es reconocida. Foto 3. Graffiti en la ciudad de Heredia, en los alrededores del parque del Carmen. Fuente: Rodríguez, 2006. Foto 2. Graffiti en San Pedro de Montes de Oca en los alre- dedores de la UCR. No son sólo graffitis pertenecientes a las barras. En la parte superior derecha con letras esotéricas En la foto 3 se muestra un graffiti ubicado dice “queso” y “la mosa” y hacia la derecha arriba dice UM. en el centro de la ciudad de Heredia. De él se Fuente: Rodríguez, 2006. pueden entresacar varios elementos sugerentes. Primero, la evolución estética de la pintada. El Es imposible reconocer los tiempos de signo mostrado en la imagen es una U corres- imposición de una marca, es decir, cual graffiti se pondiente al club de fútbol Universidad de Chile, realizó primero que otro, sin embargo, la marca empleada por los y las ultras para hacer mención precedente es utilizada para imponer un nuevo de su barra, en este caso la ultra morada (la sentido al graffiti. Por ejemplo, en la foto 2 se influencia de barras foráneas, fundamentalmente envía un mensaje desconcertante, inclusive des- argentinas y chilenas, es notoria. Muchos de los esperanzador a un mundo excluyente: “El mundo elementos característicos de esta forma de ser, no es lo que pensamos”, suponiendo que esta fue como cánticos, ofensas y la misma técnica gra- la marca primigenia, seguidamente tendríamos, a fitera se toma, por difusión, de las barras del sur los lados, arriba y abajo de la sentencia anterior, del continente). Este signo, podemos decir, es una dos marcas con la caracterización ultra. La pro- forma ortodoxa dentro de la agrupación, utilizada testa y la contraposición con un mundo exclusivo en los primeros años de gestación del colectivo se aprecian también en el graffiti, un mundo que juvenil; en la actualidad esta U cuadrada, tomada quizá se torna intransigente en el entendimiento por difusión del club chileno, ya no se utiliza, de la forma de expresión juvenil, en la forma de como lo hemos visto en las fotos anteriores (fotos aprehensión del espacio y de las dinámicas de 1 y 2). Segundo, la tacha superpuesta que se colectivos juveniles que expresan, con este tipo observa en la U cuadrada, así como el 0 a la par 36 Rev. Reflexiones 86-1: 29-43, ISSN: 1021-1209 / 2007 Onésimo Gerardo Rodríguez Aguilar del 1, son presumiblemente pintadas en forma papel del otro, con lo que se aprecia una disputa posterior por miembros de la garra herediana. simbólica en los distintos espacios urbanos e En su forma inicial, el graffiti se leía así: U#1, es inclusive rurales. decir, ultra morada número uno, como señal de El alfabeto barrista es estéticamente dife- supremacía; y en su forma actual el graffiti se lee rente al alfabeto formal. Las líneas pronunciadas así, U [con la tacha] # 10. Este cero bien pudo ser y redondeadas dando la impresión de amplitud cualquier otro dígito, lo que importaba era dejar parece ser una de sus características. Los már- constancia de la inverosimilitud del postulado genes puntiagudos de sus trazos establecen una inicial (es decir, la negación de que la ultra sea ruptura significativa con la forma ordinaria de la número 1). De esta manera, se da una pugna escritura. Existe entonces, una intención profesa barrial por la territorialización, por demostrar, de alejamiento de lineamientos formales. En con símbolos, cual barra es dominante en los las figuras 1 y 2 se muestran dos tipos diferen- territorios y cual está subordinada. tes de alfabeto barrista (específicamente de la ultra morada) comparados con sus homólogos formales. Según conversaciones informales con miembros de la ultra, la técnica de grafiteo varía de persona a persona y de peña a peña, estable- ciéndose una apropiación particular de los signos ultras designada por la propia subjetividad. En estos casos se muestran dos alfabetos distintos; en la figura 1 un alfabeto realizado por un ex – integrante de la ultra y, en el caso de la figu- ra 2, las letras del alfabeto corresponden a los caracteres trazados por un actual integrante de la agrupación que lleva aproximadamente 3 años Foto 4. Graffiti en la ciudad de San José, en las cercanías de en ella. la Estación al Pacífico. Aparece un 12 (Doce) tachado, un UM tachado y otros sobrenombres que no pueden ser desco- dificados con claridad. Fuente: Rodríguez, 2006. En la foto 4, se divisa un signo de la doce (12) tachado en los alrededores de la Maternidad Carit en San José. Estos espacios del sur de la capital son considerados, según la versión de oficiales de la Unidad de Intervención Policial y miembros de la doce y la ultra obtenidas de manera informal, como “zonas ultra”, es decir, lugares donde el número de seguidores de La Ultra es mayor que el de cualquier otra barra del país. Entonces, el número 12 observable en esa pared puede ser leído como una transgresión de un espacio Ultra, y la tacha, como una pugna o rivalidad grafitera. Estas tachas superpuestas (foto 4) refor- mulan el decir del otro y plasman una disputa Fig. 1. Alfabeto realizado por un ex-integrante de la ultra identitaria por vía de la negación (Gándara y el 19 de febrero del 2006, el cual tiene aproximadamente 4 Codeseira, 2000). La intención es subordinar el años fuera de la agrupación. Fuente: Rodríguez, 2006. Barras futbolísticas y simbología: el graffiti en la Ultra... Rev. Reflexiones 86-1: 29-43, ISSN: 1021-1209 / 2007 37 abandonado de La Cruz, Guanacaste, se puede apreciar el mismo proceso y además, el sentido clandestino que embarga a la dinámica grafite- ra. Este lugar en donde aparecen estos graffitis es una especie de casa abandonada, donde los jóvenes llegan a realizar sus pintadas, lejos del escarnio público que se muestra intolerable hacia esta forma de expresión. Fig. 2. Alfabeto realizado por un integrante de La ultra el 26 de febrero del 2006, el cual tiene aproximadamente 3 años en la agrupación. Fuente: Rodríguez, 2006. Estas dos figuras (1 y 2) son muestra, ade- más de la aprehensión singular de la simbología, Foto 5. Graffitis en La Cruz, Guanacaste. Una U tacha- del dinamismo de los colectivos juveniles. Los da y un 12. Fuente: Rodríguez, 2006. signos en el primer caso son significativamente diferentes a los del segundo caso; entre ambos Las inscripciones de las barras (y en este personajes existe una brecha pequeña en el tiem- po de abandono e ingreso a la agrupación. Es caso, de la ultra) poseen dimensiones intere- importante destacar que estas son apenas dos santes. La filiación y la carga sentimental hacia formas del alfabeto ultra; si existiera la posibili- el equipo y la barra son elementos constantes dad de entablar conversación con otros grafiteros en esta forma de materialización de la lealtad. que aportaran su manera particular de escribir el La pertenencia hacia la barra pasa por un pro- alfabeto, encontraríamos, sin duda, más diferen- ceso de autoexclusión, por ejemplo, en la frase cias internas en cuanto a la apropiación simbólica “Un romance incomprendido” (foto 6) achacable, de los signos. claro está, a la sociedad adulta. Los alcances de La intención del graffiti es, aparte de esa pasión son inconmensurables, sentenciado la marcar el territorio, reproducir la rivalidad entre experimentación de un sentimiento perenne “un una y otra barra. El hecho de pintar una pared en amor sin fin” que trasciende la aceptación trágica un territorio u ltra por parte de seguidores de La de la vida: la muerte. Doce o viceversa, se convierte en un tipo de obje- La sociedad adulta, entonces, se encarga tivación escrita de la incitación constante entre de excluir a los y las jóvenes integrantes de estos las agrupaciones de jóvenes adscritas al fútbol. colectivos juveniles de las instituciones formales En la foto 5 queda constancia de esta dinámica. de identificación; sin embargo, se da también el La intención es mostrarle a la otra barra la exis- proceso inverso: la autoexclusión. No solo en la tencia de la propia, así como un tipo de irrespeto frase “un romance incomprendido” (foto 8) sino mediante la confrontación simbólica grafitera. también en la técnica esotérica del grafiteo que En este caso del graffiti, fotografiado en un lugar imposibilita la aprehensión del mensaje por parte 38 Rev. Reflexiones 86-1: 29-43, ISSN: 1021-1209 / 2007 Onésimo Gerardo Rodríguez Aguilar de individuos no pertenecientes a la agrupación Además de ese sentido de rivalidad vita- (no convención semántica, la cual sí se establece licia observable principalmente en el proceso de entre miembros de las barras, al conocer estos territorialización, en el graffiti se da la posibilidad la simbología grupal). La idea es excluir a esa de verificar ese código de lealtad que se expresa sociedad exclusivista e irreflexiva por medio de hacia la barra y la institución morada, (foto 7). códigos estéticos incomprensibles para personas Este graffiti fue fotografiado en Monteverde, no barristas; al final es una dinámica de autoex- Puntarenas, a aproximadamente unos 1800-2000 clusión-negación del mundo excluyente y exclu- metros de altura sobre el nivel del mar. El esce- sión de ese mundo excluyente a la vez. nario de fondo son unas cúspides asombrosas. El desafío de llegar más allá, la búsqueda metafórica de la victoria, lleva al graffiti futbolero hasta los sitios más recónditos y a veces menos accesibles (Gándara y Codeseira, 2000), con esto se intenta darle un sentido de supremacía y de primacía al graffiti, intentando dotar a la agrupación de pre- ponderancia y prestigio. Foto 6. Camiseta Ultra con una inscripción al dorso: “Un Foto 8. Graffiti en Santo Domingo de Heredia, expresa romance incomprendido, una enfermedad incurable, un amor formas alternativas de inscribir el logo original de la Ultra sin fin”. Fuente: Rodríguez, 2006. (UM). Fuente: Rodríguez, 2006. Foto 9. Graffiti en las afueras de la Atlas, a la izquierda y debajo de la placa dice CRUZADOS, arriba una U de la ultra. Este graffiti, presumiblemente, fue pintado por integrantes Foto 7. Graffiti en Monteverde, Puntarenas. Fuente: de la peña “los Cruzados”, jóvenes de la ultra, residentes en Rodríguez, 2006. Heredia y Alajuela. Fuente: Rodríguez, 2006. Barras futbolísticas y simbología: el graffiti en la Ultra... Rev. Reflexiones 86-1: 29-43, ISSN: 1021-1209 / 2007 39 El cambio de patrones estilísticos en el Son muy recurrentes, también, los signos graffiti es muy recurrente. En las fotos 8 y 9 se de contraposición, que a su vez, privilegian imá- puede observar cómo la forma de la inscripción genes que son deudoras de una tradición rebelde. UM evoluciona constantemente, lo cual le da un sentido de dinamismo a la simbología Ultra. Foto 10 Graffiti en los antiguos baños del cuarto piso de la Facultad de Ciencias Sociales de la UCR. El Graffiti más sobresaliente en la parte superior derecha dice ULTRAS. Al Foto 12. Manta de la peña de “Los de siempre” en el estadio centro de la foto y menos divisible, a la par de una U (Ultra), Rafael “Fello” Meza. Fuente: Rodríguez, 2006. dice: no existís. Fuente: Rodríguez, 2006. La imagen del desaparecido socialista El proceso de negación del Otro está com- Ernesto “el Ché” Guevara, sobresale como metá-fora de la rebeldía barrista (foto 12), una insignia pletamente instaurado en las relaciones sociales de contraposición hacia un mundo que torna de estos colectivos juveniles; además de esto, la imposible la cotidianidad juvenil. Esta imagen estética grafitera advierte el mismo proceso, por del “Che” es utilizada y explotada visualmente, ejemplo, en la frase “No existís”, observable en la dando constancia del férreo distanciamiento en foto 10 extraída de los antiguos baños del cuarto relación con la sociedad formal, por parte de los piso de la Facultad de Ciencias Sociales de la integrantes de las barras suramericanas, especí- UCR. Esta pared, además de ese proceso de nega- ficamente, las argentinas. La utilización de esta ción, advierte una verdadera pugna por el espacio metáfora visual ha servido para suscitar enfrenta- (foto 11), que se materializa en la usurpación del mientos entre ese sujeto rebelde-imposible juvenil sentido original del graffiti. (barras) y el sujeto posible adulto: “Después, hay cosas que nos ha hecho Saprissa que nos han perjudicado y a la vez beneficiado, porque son broncas contra nosotros y nosotros se las ganamos a Saprissa y… pero… obviamente el sentimiento de nosotros es con Saprissa. Tanto fue así que “Migue”, el de “Los de Siempre”, sacó una manta con el “Ché” Guevara y en el Saprissa se la hicieron quitada, no podía ponerla, entonces, él puso un recurso de amparo a la Sala Constitucional, esa vara no sé…, y entonces lo ganó, entonces saprissa le tenía que echar harina por esa vara, pero obviamente no le cobró porque nada que ver” (Entrevista con “Martín” integrante de “Los de Abajo” de La Ultra Morada). Foto 11. Graffiti en Santo Domingo de Heredia. Se divisan graffitis de la garra, de la ultra y de la doce. Fuente: El hecho de que el Deportivo Saprissa se Rodríguez, 2006. muestre intolerante ante esta imagen del “Ché”, 40 Rev. Reflexiones 86-1: 29-43, ISSN: 1021-1209 / 2007 Onésimo Gerardo Rodríguez Aguilar es significativo. Acordémonos que vivimos en faceta de joven rebelde que caracterizó y carac- un país donde el comunismo y estas imágenes teriza a “Diego” ha trascendido. La barra brava de rebeldía fueron satanizadas, precisamente, del Club Atlético Boca Junior (Argentina), equipo en pasajes anteriores de nuestra historia políti- donde militó el jugador antes de pasar a Europa, ca nacional; específicamente, con la imposición toma su imagen como uno de los signos más del sistema liberalista de producción durante la representativos de la agrupación, incluso, cuando segunda mitad del siglo XX, y además, con el Maradona está en su palco en el estadio Alberto J. nacimiento de una discursiva nacionalista a manos Armando (La mítica Bombonera), los integrantes de intelectuales de élite formados en una tradición de la doce (Barra brava de Boca Junior) expresan liberal europea. Entonces, el discurso comunista su cariño hacia “el Genio” de diversas maneras, no tuvo el mismo éxito que sí logró en otros países por ejemplo, con cánticos compuestos para el hoy del área, por ejemplo Nicaragua, y más bien fue retirado jugador. Siendo la doce inspiración para deslegitimado como sistema político. muchas barras de América y el mundo, se toma En una conversación informal con Luís mucho del bagaje simbólico de esta barra, se con- Roberto Rodríguez, integrante de la comisión textualiza y se utiliza en los escenarios locales saprissista que asiste a programas radiales, en uno en distintas partes del planeta. El mismo Diego de los bares heredianos, este me decía que él abo- Maradona posee dos tatuajes en cada hombro, rrecía esas imágenes del “Ché” en la gradería sur uno con la imagen del “Ché” y otro con la imagen del Estadio Ricardo Saprissa Aymá; simplemente, de Fidel Castro, los cuales evidencian una contra- para él era incompresible que esa figura estuviera posición con el sistema capitalista. en un estadio del fútbol nacional. De esta manera, la ultra morada toma Se da entonces una falta de comunicación estas imágenes y las reutiliza como símbolos de entre, por un lado, la dirigencia saprissista o la una postura rebelde y de crítica social hacia un adultez y la ultra o la juventud, en el sentido de mundo excluyente. Estas imágenes detractoras la incompatibilidad generacional del simbolismo de la sociedad irreflexiva poseen un contenido de la imagen del “Ché” Guevara. Es evidente trascendental en las agrupaciones de jóvenes que para uno y otro grupo el significado no es adscritas al fútbol (no solo la ultra utiliza estas imágenes, la garra y la doce liguista también lo el mismo, por eso se dan ese tipo de conflictos hacen) y esto se percibe en la cantidad de oca- simbólicos. siones en que es posible ubicar esas imágenes En relación con la imagen de Diego durante un encuentro futbolístico en camisetas, Armando Maradona (foto 12). Este mítico juga- mantas e impresiones en los cuerpos de los jóve- dor argentino, considerado por muchos entendi- nes (tatuajes). dos en el tema como el mejor jugador de todos los tiempos del fútbol mundial, comparable solo con “Pelé”, representa una imagen de contraposición, lo mismo que el “Ché”. Maradona, cuya trayec- toria futbolística-deportiva en América y Europa fue exitosa, no corrió la misma suerte en el plano personal, debido a acusaciones por uso de cocaína y otras sustancias ilícitas, lo cual lo separaron en varios momentos de su carrera profesional del deporte. Sin embargo, y a pesar de la imagen negativa que muchos ven en él, principalmente algunos medios de comunicación internacional, el “Pibe”, “el Fenómeno” o “el Genio”, como es conocido en su país natal y en otras partes del Foto 13. Camiseta de un joven integrante de la ultra morada. orbe, continúa siendo el jugador histórico por Su manga lleva el mensaje “Sin Patria y sin ley”. Fuente: excelencia de la República de Argentina. Esta Rodríguez, 2006. Barras futbolísticas y simbología: el graffiti en la Ultra... Rev. Reflexiones 86-1: 29-43, ISSN: 1021-1209 / 2007 41 La foto 13 evidencia un sentido anárquico pero sí he visto otras casas que están rayadas y no sé… de en la filiación de estas agrupaciones, pero además repente qué piensa la gente, los que viven en esa casa, que revela esa constante contraposición a la norma les estén rayando la casa cada vez que la pintan, o sea, debe oficial y la característica inherentemente agresiva ser fastidioso, debe, de ser tedioso, saber que usted la pintó y que a la semana siguiente, ya dice “Los del Sur” o “Los de de estas barras del fútbol nacional. El antagonis- Pavas”, o sea, debe ser un fastidio, sin embargo, para ellos mo convertido en resistencia, refleja, si se quiere, como grupo creo que es una de las formas de expresión, así la antítesis al modelo social establecido. “Sin como los pipis del movimiento electrónico musical van y patria y sin ley” es una frase que desconoce los se maquillan la cara o hacen ciertas cosas, como forma de lineamientos sociales y legales en los que se ve identificarse ellos en grupo, diay, así son los de La Ultra o cualquier otra barra, o sea, es una forma de expresarse entre inserta la ciudadanía, más aún, es una negación ellos, aunque no me guste y tal vez a la gente no le guste y la directa a la nación costarricense que se torna gente no lo ve como arte, igual no lo veo como arte la verdad, implacable en la comprensión de este tipo de pero si como una forma de expresión” (Entrevista con “Tito”, colectivos: aficionado “corriente” del Saprissa de 22 años de edad). “(…) yo que he tenido la oportunidad de estar en diferentes Esta faceta estética de las barras es repro- localidades, yo me doy cuenta que en palcos, hay gente con bada por un sector mayoritario de la sociedad manifestaciones propias de un pachuco, y usted los ve encor- batados, yo he estado en platea e igual, en las graderías de que ve en el graffiti una transgresión hacia los sombra igual, ¿por qué?, porque todo eso se va haciendo más moldes estéticos establecidos; es precisamente grande, la violencia que ellos [La Ultra] generan (…) ellos en ese punto donde a mi parecer surge una bre- tienen que darse cuenta de que, o cambian positivamente y cha comunicacional marcada por el rango etario aceptan las reglas de juego que la administración, incluso disímil entre generaciones; por un lado, cierta negocie con ellos, porque hay que negociar, eso es un pro- ceso de negociación, en el sentido de cómo decía don Oscar parte de la adultez y por el otro, la juventud. Arias Sánchez: “Aquí no es de vencer, es de convencer”, El graffiti comporta, para cierta mirada adulta, cuando él manejó su proyecto de “Paz para mi tierra, paz e inclusive juvenil (por ejemplo el comentario para Centroamérica”, él lo logró, y fue a raíz de una base muy de “Tito” un joven de 22 años), una dinámica clara: ir convenciendo a las gentes; a estos muchachos hay que ir convenciéndolos, ahora si hay alguno que no quiera oscura y subterránea que desmejora la estética cambiar, entonces fuera, solito se estará echando” (Entrevista infraestructural de la sociedad. En este sentido, con Luís Roberto Rodríguez, ex – secretario de Relaciones el graffiti, más que un simple rayado de paredes Públicas del Deportivo Saprissa). o estructuras es, como dice “Tito”, una forma de expresión. Una forma de comunicación, que Las palabras y comentarios contrapuestos tiene la intención de la búsqueda de notoriedad a las acciones del colectivo juvenil no se agotan por parte de ciertas fracciones de la sociedad, en el testimonio de este personaje ligado a la ins- en este caso juveniles, que han ido quedando, titución saprissista. Otros aficionados censuran paulatinamente, y por un proceso inexorable- ciertas dinámicas de las barras, por ejemplo, el mente excluyente, al margen de las disposiciones grafiteo, del cual hemos venido hablando: y consideraciones societales. En este punto, la “Eso sí no me gusta a mí. Fuera del estadio rayar las pare- transgresión estética es uno de los únicos canales des… nunca he estado de acuerdo yo, ver una pared y rayar- que estos jóvenes tienen para interpelar a una la… yo digo no, no, no, es que no, todavía en el estadio dice sociedad en extremo exclusivista y para, en últi- uno, pues está con el calor del estadio y de todo, pero ya coger ma instancia, manifestarse en ella. casas y hacer de todo eso ahí si nunca he estado de acuerdo, no me gusta… Hay gente que tiene su casa bonita y de todo No es intención del autor dar la apariencia y ver que se la afean y todo, dice uno, ¿Cuánto le habrá cos- de una generalización adultocéntrica de la socie- tado la pintada? para volverla a hacer, eso si no me gusta la dad, es decir, no toda adultez es adultocéntrica y verdad” (Entrevista con don “Pedro”, aficionado “corriente” no toda juventud se escapa de profesar esa mirada del Saprissa de 59 años de edad). adulta perniciosa, ejemplo de esto es el testimo- nio de “Tito”, un joven de 22 años con una postu- “Bueno, lo de los graffitis me parece que es una de las formas de expresión de ellos, no lo comparto, la verdad no me gusta ra adultocéntrica. ver las paredes pintadas así… o sea, por la forma de mi casa, Sin embargo, al parecer, la sociedad no donde vivo, ellos no pueden entrar y meterse y rayar paredes, crea, ni está capacitada para crear los mecanismos 42 Rev. Reflexiones 86 (1-2): 29-43, ISSN: 1021-1209 / 2007 Onésimo Gerardo Rodríguez Aguilar necesarios para poder aprehender ciertas dinámi- inexistente, se le da al joven (entiéndase juventud) cas juveniles que son explicadas reiteradamente la calificación de no-persona, una condición que desde un marco monocausal. Es decir, en el caso no se ajusta al perfil ciudadano de un ser con del graffiti, este rebasa la línea de pensamiento caracteres cívicos apropiados. Es decir, la socie- simplista que lo relaciona únicamente a un vanda- dad censura y deslegitima ese mundo imposible, lismo perjudicial para la sociedad, que desmejora sin preocuparse por la construcción, por un lado, su imagen y su fachada infraestructural. de espacios para la expresión juvenil y mucho La expresión se torna en una necesidad menos, por otro, espacios para pensar lo juvenil. para los colectivos juveniles. Al no existir espa- De esta manera, los jóvenes de las barras cios para manifestarse y sobresalir del imperante futbolísticas que expresan estéticamente su filia- formalismo institucional, se toman, generan y ción cultural, además de la crítica mediática reproducen canales alternativos de expresión, de exacerbada e irreflexiva, recibirán el peor de los identificación, de filiación y de pertenencia. castigos que una sociedad pudiera otorgar: la dis- criminación vía intolerancia y exclusión. Existe sin duda una brecha comunicativa algunas consideraciones finales en la aprehensión del graffiti. Por un lado, lo que la postura formal y adulta entiende de ese graffiti, El graffiti, como manifestación estéti- y por otro, lo que los colectivos juveniles quieren ca juvenil, manifiesta, más que una propuesta expresar en este. Las barras expresan con estas estilística determinada, una forma de expresión pintadas grafiteras la inconformidad con ese sis- social materializada en los espacios “prohibidos” tema dominante que se torna opresor, por eso la del escenario urbano y rural. búsqueda constante del espacio de transgresión; En estos resquicios de la exaltación indivi- pero además de ese elemento contracultural, dual y colectiva, donde el joven tiene la capacidad el graffiti conlleva la necesaria intención de la de dibujar su mundo y representar un narcisismo búsqueda del otro para construir la propia identi- subjetivado con la perenne propuesta colectiviza- dad. Las paredes sirven, además de la exaltación da, es decir, la referencia al grupo, acontece una individual y grupal y la contraposición social, batalla desproporcionada entre el mundo posible para enfrentarse simbólicamente con el otro, una formal y el mundo imposible juvenil. especie de incitación constante, y para demarcar La sociedad ve en el graffiti, y en muchas territorios con la intensión de que el signo indique de las dinámicas juveniles, una transgresión a los la presencia-dominación de determinado lugar patrones socialmente establecidos. En el caso de por parte de una barra específica. las manchas grafiteras, estas son percibidas como Las señales en los confines de la histo- una especie de invasión a la propiedad privada ria legal de la sociedad recrean la adhesión, la que arremete en contra de ciertos códigos estéti- adscripción, el amor, la filiación, y en fin, la cos legitimados históricamente por la sociedad y pertenencia al colectivo. Es aquí donde la “moda” que son vistos como normas de la escenificación escapa despavorida hacia un plano secundario, urbana y rural. Además de esta condición esté- lo efímero se agota y se da la resurrección de lo tica, el graffiti transgrede los valores morales y esencial, del sentimiento, del ser. políticos de una sociedad con un infundido dis- Estas expresiones juveniles demuestran a curso ortodoxo-conservador que ve en la acción su vez el dinamismo inherente en el comporta- juvenil una muestra inefable del rumbo equivoca- miento y construcción de las identidades, pero por do y delictivo de las culturas juveniles. encima de esto, expresan también la desesperan- La sociedad, más que preocuparse por zada voz del mundo imposible juvenil. Más que estas transformaciones de la vida cotidiana de señales en los intersticios infinitos de la legalidad las culturas juveniles, se ha alarmado por la inse- moralista, son voces que anuncian una debacle, guridad que de estas devienen. A partir de una la decadencia del mundo posible, la crónica de moralidad estancada en los albores de un alma una muerte anunciada, la muerte de aquel sistema Barras futbolísticas y simbología: el graffiti en la Ultra... Rev. Reflexiones 86-1: 29-43, ISSN: 1021-1209 / 2007 43 dominante que sigue reproduciendo su carácter Reguillo, R. 2000. Emergencia de culturas juve- opresor y que ya no es capaz de representar en niles. Estrategias del desencanto. Editorial su molde dogmático a una sociedad multiétnica, Norma. Bogotá 161 p. pluricultural y por ende, diversa. Rodríguez, O. 2006. Entre cánticos y graderías: La construcción de un colectivo juvenil bibliografía consultada del ámbito futbolístico en Costa Rica. El caso de La Ultra Morada. Tesis de Gándara, L y S. Codeseira, 2000. Graffiti, Fútbol Maestría. Universidad de Costa Rica, San e identidad. Revista Digital, Buenos Aires. José. 353 p. Año 5, Nº 22. Búsqueda, 15 de abril del 2005. 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