Revista Humanidades, Vol. 2, pp. 1-13 / ISSN: 2215-3934 Universidad de Costa Rica, 2012 Recibido: 12-VI-2012 / Aceptado: 02-IX-2012 EL ARTE DE LA DEDUCCIÓN: LA HUELLA DE HOLMES EN EL ESPECTÁCULO MEDIÁTICO Sergio Beeche Antezana: Estudiante de Filología Clásica de la Universidad de Costa Rica (chobert23@gmail.com). Estefanía Calderón Sánchez: Estudiante de Filología Española de la Universidad de Costa Rica (tifa1220@gmail.com). Resumen El presente artículo tiene la intención de analizar las características, relaciones interpersonales y representaciones audiovisuales del famoso personaje literario Sherlock Holmes, creado por el escritor inglés Sir Arthur Conan Doyle. Tomando de base las obras clásicas para dar las comparaciones pertinentes con la más reciente adaptación de la televisión británica, observando que una perspectiva diferente puede aportar una gran innovación de ideas, personajes y escenarios. Palabras clave: Sherlock Holmes, Sir Arthur Conan Doyle, obras clásicas, adaptación, televisión. Abstract The present article has the intention to analyze the characteristics, relationships and audiovisual representations of famous literary character Sherlock Holmes, created by British writer Sir Arthur Conan Doyle. Taking the classic writings to make relevant comparisons with the most recent adaptation from British television, noting that a different perspective can give great innovation of ideas, characters and scenarios. Keywords: Sherlock Holmes, Sir Arthur Conan Doyle, classics, adaptation, television. INTRODUCCIÓN Algunos personajes de la historia son reconocidos por lo que han hecho y de otros simplemente se sabe de quién se trata. Sherlock Holmes es reconocido por su nombre y las acciones que se le atribuyen; su particular habilidad de encontrar detalles ridículos e 2 Sergio Beeche Antezana y Estefanía Calderón Sánchez insignificantes que ayudaban a dar con las respuestas a misterios de todas dimensiones, es bien conocida por todos los que han seguido sus hazañas. Curiosamente, la influencia que este detective ha tenido en diferentes aspectos de la cultura no ha desaparecido, pues los relatos alrededor de este personaje, que han sido apreciados a lo largo del tiempo por muchas generaciones, se han retomado considerablemente en los últimos años, recibiendo una aceptación general inmensa. LA NOVELA CRIMINAL Podemos afirmar que la novela criminal es una buena lectura “de escape”, pues quien la lee se ve atraído por la intriga y suspenso de la trama: el planteamiento de problemas, la resolución de misterios a través de pistas laberínticas en la sociedad y cultura cotidianas, propicia una identificación de parte del lector con los distintos personajes de cada relato. Román Gubern en su libro Máscaras de la ficción expresa que esta novela es “consumida por un vasto público, pues satisface generosamente la sed colectiva de misterio y de aventura en nuestra gris sociedad de la masificación y de la rutina” (2002: 206). Este género literario se suele comparar y confundir con la novela policíaca, sin embargo, como lo explica Demetrio Estébanez en su libro Diccionario de términos literarios, a pesar de que la novela criminal se basa en la misma estructura que la policíaca (crimen, investigación y persecución), se diferencia porque el interés se aboca antes que en la resolución, en “la configuración de un cuadro de conflictos humanos y sociales, además de un estudio de caracteres, a partir de un enfoque realista y sociopolítico” (1996: 760). La popularidad de este tipo de literatura se debe a una serie de escritores, que con las inspiraciones de la época donde se desarrollaron, fueron capaces de originar personajes que representaran perfectamente las bases de la novela criminal, cuya fama se ha mantenido hasta nuestros días. Uno de esos personajes tan emblemáticos es el detective privado Sherlock Holmes, creado por Sir Arthur Conan Doyle en 1887. Este escritor se sirvió de sus estudios de filosofía escolástica (donde aprendió lógica) y medicina, que le sirvieron de inspiración para la creación de su icónico personaje. También se inspiró en su profesor, el doctor Joseph Bell (Sebeok & Sebeok 1987: 46) y en el caballero Auguste Dupin, creación de Edgar Allan Poe (1841), al cual Conan Doyle hace mención en su novela Estudio en Escarlata, donde Watson le dice a Sherlock, sorprendido y admirando su “poder” de observación: “me recuerda usted al Dupin de Allan Poe. Nunca imaginé que tales individuos pudieran existir en realidad” (2005a: 24). Los estudios que Conan Doyle hizo en medicina fueron muy importantes en el proceso de creación del personaje, como lo afirma Rafael Moreno en su libro Sherlock Holmes y la Investigación Criminalista: “Está claro que de no haber sido médico, Conan Doyle difícilmente hubiese escrito sus narraciones detectivescas con un enfoque tan cercano a los métodos de la policía El arte de la deducción: La huella de Holmes en el espectáculo… 3 científica, dado que en ejercicio de su profesión, la diagnosis era todavía más importante que en la actualidad para el adecuado tratamiento de los enfermos […] para identificar los padecimientos” (2008: 9). Todas esas influencias con las que contó Conan Doyle están tras la variedad y calidad de las aventuras de Sherlock Holmes que hicieron que su fama se difundiera a través del mundo y por todos los medios (Gubern 2002: 230). El aspecto más característico y enigmático que Conan Doyle le dio a este protagonista fue su personalidad, cuyo análisis ha sido un tema que ha producido múltiples representaciones en películas y series televisivas. RAÍCES DEL DETECTIVE Los estudios sobre la personalidad y representación de Sherlock Holmes resaltan como principal característica de este personaje su inmensa inteligencia y gran habilidad de observar o intuir ciertos aspectos y detalles que no se encuentran a simple vista, pero que son trascendentales para resolver el crimen. El mismo Holmes comenta sobre este tema cuando le dice a Watson: “Sabe usted que he atesorado una cantidad respetable de datos fuera de lo común; este conocimiento facilita extraordinariamente mi tarea. […] La capacidad de observación constituye en mi caso una segunda naturaleza” (Conan Doyle 2005a: 23). Asimismo, en varios de los relatos, su protagonista explica cuán importante es este aspecto a la hora de resolver crímenes: “La primera cualidad que ha de poseer un investigador del crimen es la de poder ver a través de un disfraz” (Conan Doyle 2010: 208). La deducción es considerada como un aspecto tan impresionante y trascendente más allá de lo literario, que Thomas Sebeok y Jean Sebeok explican que: “El hombre científico se identifica, antes que con cualquier otro, con Sherlock Holmes, el primero que puso en práctica el método de la detección del crimen científico y el inventor de la celebrada «Ciencia de la deducción y el análisis»” (1987: 18-19). Además de su gran habilidad de deducción, Conan Doyle creó un personaje que contaba con grandes conocimientos en materia de ciencias, especialmente en anatomía y química, como lo menciona Stamford, joven que introduce a John Watson y a Sherlock Holmes (Conan Doyle 2005a: 8). Román Gubern menciona que la base de las investigaciones de Holmes es que “los objetos hablan para quien sabe leer adecuadamente sus características y accidentes” (2002: 223). Esta característica se evidencia en todos los relatos de Holmes al ser es interrogado sobre la forma en que resuelve los casos: “Ya le he explicado otras veces que en esta clase de casos lo extraordinario constituye antes que un estorbo, una fuente de indicios. La clave reside en razonar a la inversa, 4 Sergio Beeche Antezana y Estefanía Calderón Sánchez cosa, sea dicho de paso, tan útil como sencilla y poquísimo practicada” (Conan Doyle 2005b: 68). Todas estas capacidades ayudan a Holmes, quien, después de analizar cada una de las circunstancias y objetos que rodean una acción, construye teorías sobre lo sucedido, por lo cual es para él tan necesario conocer todo lo ocurrido: “es un error capital precipitarse a edificar teorías cuando no se hallan aun reunidos todos los indicios porque suele salir entonces el juicio desviado según los caprichos de la primera suposición” (Conan Doyle, 2005a: 30). Además de establecer teorías, Holmes hace conjeturas, opiniones sobre los casos que asume, pero la diferencia es que realiza conjeturas acertadas: “Sherlock Holmes tiene tanto éxito en sus descubrimientos no porque no haga nunca conjeturas, sino por lo bien que las hace” (Sebeok & Sebeok 1987: 31). Los conocimientos que se tienen acerca de la personalidad de Sherlock Holmes son más de los que se refieren a su físico. Conan Doyle no le dio tanta importancia a la apariencia de su protagonista –lo que facilitaría una identificación con el lector–, sino que se dedicó a caracterizar la personalidad e inteligencia del detective. Gubern explica que su imagen se debió, esencialmente, al ilustrador de los textos de Conan Doyle, Sydney Pager (2002: 220) quien lo figuró alto, huesudo y que le incluiría los dos elementos que se creen, hasta la actualidad, son propios de Sherlock Holmes: “el tocado con gorra de paño a cuadros con visera […] y una pipa de cerezo o de arcilla” (2002: 221). Las características de la personalidad e intelectualidad propias de este personaje son conocidas gracias al doctor John Watson, quien hace de sus experiencias vividas con Sherlock Holmes un relato inquietante, imaginativo, admirable y entretenido. Watson, quien narra casi todas las aventuras del detective, nos cuenta sus vivencias junto a Holmes desde una perspectiva bastante subjetiva y escribe todas las descripciones desde su punto de vista. Este personaje resulta tan relevante como el mismo Holmes, pues el doctor se convierte en el aliado del detective para resolver los casos; pero en sus narraciones, “Holmes admite que Watson oculta información a los lectores para producir efectos «falsamente deslumbrantes »” (Gubern 2002: 223). De Watson se sabe que es un veterano militar, el cual regresa a Londres después de sufrir serias heridas en batalla. Un viejo conocido le presenta a Sherlock Holmes, hombre un poco extraño que busca un compañero para compartir un apartamento en el 221B de Baker Street (Conan Doyle 2005a: 12-15). Poco a poco se va interesando más en el trabajo de Holmes, hasta que se convierten en una pareja paradigmática en la ficción. Conan Doyle moldea a su protagonista desde características que le transmiten cierta complejidad: Holmes es adicto a fumar de su pipa, es irritable y egocéntrico, lo que complementa su gran inteligencia y logra no convertirlo en un típico superhéroe. Incluso Gubern menciona que Arthur Conan Doyle “dotó a su héroe de dos «debilidades» El arte de la deducción: La huella de Holmes en el espectáculo… 5 emocionales, pues era melómano y violinista –y consumidor de cocaína inyectada–” (2002: 219). Además de esas particularidades, a lo largo de los relatos y novelas de este personaje, se refleja que el detective tiene poco o nada de conocimiento en ciertas áreas como literatura, filosofía, astronomía, entre otras. Su misma inteligencia es desarrollada bajo la altanería que hace que Watson, al apenas conocer a Holmes, manifieste: “No sé si será este tipo muy listo, pensé para mis adentros, pero no cabe la menor duda de que es un engreído” (Conan Doyle 2005a: 24). Su distanciamiento le lleva a no exteriorizar sus emociones, que, en cambio, canaliza a través de la práctica del violín. A pesar de que Doyle mata a su personaje en El problema Final, los ciudadanos protestaron por su muerte y exigieron al escritor más sobre las aventuras de “su” detective, por lo que en 1901 reaparece en la novela serializada El sabueso de los Baskervilles (The Hound of the Baskervilles). La sed del público por este personaje tan interesante no acabaría con los relatos de Arthur Conan Doyle. La cantidad de características exploradas en todas las obras de Doyle han dado paso a los trasvases en cine, teatro y televisión, con lo que la autoría de Doyle casi se ha perdido y Holmes ha adquirido la categoría de lo que Sánchez Noriega llama mito (2000: 51). En concreto, las historias giran en torno a las aventuras del detective o los aspectos que se reproducen a manera de intertexto. Carlos Díaz, en su artículo “Sherlock en el cine más allá de Conan Doyle”, analiza la fuerte influencia que este protagonista tiene sobre las producciones cinematográficas: “Sherlock Holmes es una de las figuras más representadas de la historia del cine, en feroz pugna con otras como Tarzán, Drácula, Napoleón o el mismísimo Jesucristo. La obra de Arthur Conan Doyle ha sido ingente inspiración para efectuar una gran cantidad de adaptaciones. Pero, además, los propios cineastas han recreado historias totalmente originales sobre el genio de Baker Street, o se han inspirado en la labor de otros escritores” (s.f.). Al contar con tantas representaciones sobre este personaje, nos adentraremos en la más reciente adaptación, que ha contado con gran aceptación, tanto del público como por la crítica: la serie de televisión Sherlock (2010), creada por Mark Gatiss y Steven Moffat; escritores que cuentan con una gran trayectoria en Inglaterra. RENOVACIÓN E INNOVACIÓN La serie de televisión Sherlock, es transmitida por primera vez en Julio del 2010; en esta, los creadores reinventan las historias de Conan Doyle y traspasan a los clásicos personajes a la época actual, brindando diferencias notables que resultan agradables para los espectadores, Juanma Ruiz expresa en su artículo La Lealtad del traidor que “Se trata, quizá, de la fórmula 6 Sergio Beeche Antezana y Estefanía Calderón Sánchez alquímica con que sus (re)creadores mezclan los referidos ingredientes: respeto al original, traición al mismo, una mirada al pasado y un decidido paso hacia el futuro” (Ruiz 2012: 74.) Como Ruiz apunta, las características originales se mantuvieron, es decir, los factores de personalidad, ya que, al ser personajes tan emblemáticos, sería un compromiso muy grande y arriesgado dar una nueva personalidad para tan querido y conocido personaje; resultaría muy difícil -pero no imposible- crear a alguien tan complejo y entretenido como Holmes. De las principales características que se mantiene es la forma en la que Sherlock Holmes analiza sus casos, pues cada vez que recibía una noticia acerca del caso: “[…] se dejaba caer en su sillón y juntaba las yemas de los dedos según era su hábito cada vez que adoptaba uno de sus estados de reflexión” (Conan Doyle 2003: 4). La serie se toma la libertad y afirma más “claramente” el aspecto de la sexualidad de nuestro personaje, pues en cierto momento, en un restaurante, Watson es tratado de la “cita romántica” de Sherlock, comentario que lo lleva a preguntar a su amigo un poco incómodo “¿Tú no tienes novia entonces?” a lo cual Holmes responde: “No es en realidad mi área” pero, él mismo afirma estar casado con su trabajo y el tema de relaciones no será de importancia para el Sherlock de esta época, dado que hace de la investigación concreta del misterio, el centro de su vida. Esto se puede considerar como un punto controversial ya que no ha sido abarcado por la mayoría de las adaptaciones que se han dado del personaje, tiene una base sólida pues en los relatos de Conan Doyle no se demuestra que el Sherlock Holmes clásico tuviera relación con alguna mujer, es más, el detective expresa en muchas ocasiones que él nunca ha amado; debido a estas declaraciones, se han dado teorías acerca de la homosexualidad de Sherlock Holmes (Gubern 2002: 222), explicación que ha tomado auge debido a la estrecha relación que el detective mantenía con Watson. Claramente profundizado en la serie. El primer episodio de la serie, titulado A Study in Pink (“Estudio en Rosa”), hace clara referencia a la primera novela de Holmes: Estudio en Escarlata publicada por primera vez en 1887. Al igual que en el libro, el episodio nos muestra el primer encuentro entre Holmes y su amigo Watson siguiendo los pasos muy similares a la novela con cambios mínimos adaptados a la época actual como el analizar el teléfono celular del doctor y extraer todo tipo de conclusiones relacionadas con su vida personal. De esta novela se mantienen los elementos más representativos y esenciales para resolver el crimen. Se conserva la inscripción que se encuentra al lado de la primera víctima, la palabra RACHE (Conan Doyle 2005a: 36) que significa venganza en alemán y es importante para dar con el asesino; además, se mantiene de cierta forma la profesión del criminal, pues en la novela el culpable resulta ser un cochero que sufre de un aneurisma (Conan Doyle 2003: 56) y en el primer episodio de la serie, el asesino resulta ser un taxista (que sería la comparación más cercana de un cochero en la actualidad) que sufre, de igual manera, del mismo mal; sin embargo, las razones por las que comete los asesinatos son El arte de la deducción: La huella de Holmes en el espectáculo… 7 diferentes, ya que en la novela es por venganza debido a un amor perdido y en la serie, es por sentirse dueño de la vida de otros. El episodio número dos de la serie, The Blind Banker (“El banquero ciego”) sigue manteniendo las características del detective; no obstante, resulta el episodio más alejado de las narraciones de Doyle, pues se desarrollan casos muy diferentes a los relatos ya que son cuestiones más de la época. Aquí veremos el primer encuentro entre Watson y Mary (personaje clásico con quien Watson se casa) y la relación que podría tener ella con Holmes, ya que los dos no parecen llevarse muy bien. El tercer episodio, The Great Game (“El Gran Juego”), se caracteriza por la aparición de Moriarty y el juego en el que introduce a Sherlock Holmes, sólo para probar la inteligencia del detective. Por tratarse de una serie de televisión, y que el estudio aprobó una segunda temporada, el episodio termina con el recurrente cliffhanger que caracteriza finales de temporada en toda serie de televisión (es decir, dejar la trama inconclusa y en suspenso), pues Moriaty está por asesinar a Holmes y Watson. Al inicio de la segunda temporada este hecho se suspende, pues eliminar a los dos personajes principales no era algo lógico para la continuidad de la serie. Siempre dentro de la actualización de la época, John Watson, quien en las novelas nos narra todas las aventuras y misterios a través de sus diarios, aquí se dedica a escribir un blog que relata sus aventuras por igual; pero esta vez, es leído por los demás personajes de la serie; ellos se burlan del “defecto de Sherlock” que Watson escribe: Holmes no sabe que la Tierra gira alrededor del sol; dato mencionado al inicio de la novela Estudio en escarlata: “El que un hombre civilizado desconociese en nuestro siglo XIX que la Tierra gira en torno al Sol, se me antojó un hecho tan extraordinario que apenas se podía darle crédito” (Conan Doyle 2005a: 16). La ya mencionada capacidad de deducción que posee Sherlock Holmes podría resultar difícil de incorporar en una época en que todo puede ser fácilmente descubierto por medio de la tecnología (huellas digitales, microscopios, internet), pero los escritores logran acoplar esta ventaja a la perfección dándole más profundidad al misterio en cuestión y así otorgarle a la resolución de los casos una nueva perspectiva en una época donde todo es más fácil de obtener en materia de datos e información. Es decir, se evidencia que Holmes es alguien que utiliza la tecnología de una manera tan beneficiosa para sus casos que le resulta totalmente indispensable: “Cuando este nuevo Sherlock televisivo utiliza compulsivamente el móvil para enviar SMS, no es sino el equivalente a lo que hacía el personaje al mandar constantes telegramas: emplear la tecnología al alcance de la mano para resolver sus casos.” (Ruiz 2012: 74) 8 Sergio Beeche Antezana y Estefanía Calderón Sánchez El seguimiento del relato original no significa que sea copiado paso a paso; hablamos de una obra completamente independiente, donde el ejemplo más claro es el cambio de época, complementado con una versión más joven de los mismos personajes, donde también es evidente el trato entre ellos: mientras que en todas las obras clásicas y adaptaciones, los dos amigos principales se refieren por sus apellidos, en esta versión el trato es más familiar y amistoso, pues utilizan sus nombres para referirse el uno al otro. Algo interesante de esta serie es la utilización del primer plano, particularmente de Holmes y Watson, una de las técnicas clásicas en televisión (Alemán, 2009: 1), para mostrar con más detalle los sentimientos de los personajes; además de estar editada espectacularmente, incorpora efectos especiales de manera inteligente; por ejemplo, cuando se utiliza el teléfono celular no se enfoca la cámara en el aparato sino que en un plano abierto se muestra, en el fondo, el texto que el personaje está leyendo o escribiendo en su celular, dejando de lado la usual técnica de enfocar un primer plano del aparato en cuestión. A esto le agregamos el detalle de la excelente calidad de actuación por parte de los dos actores principales Benedict Cumberbatch y Martin Freeman (Sherlock Holmes y John Watson, respectivamente) que encarnan a estos dos personajes clásicos con su toque original, sin perder las características tan emblemáticas que se les atribuyen. EL PRECIO DE LA FAMA La segunda temporada llega diecisiete meses más tarde y consta, al igual que la primera, de tres episodios de noventa minutos cada uno; esta vez los escritores muestran mayor evolución en parte de los personajes conservando las características clásicas observadas en la primera temporada; es decir, la dinámica entre los dos personajes es más fluida y amistosa. Uno de los aspectos que más prevalece a lo largo de la segunda temporada es la popularidad en la sociedad londinense que va adquiriendo el detective privado, gracias a la gran fama que posee el blog que Watson escribe en Internet, Ruiz lo recalca: “Cuando Watson usa un blog para relatar sus peripecias, no es distinto de lo que el buen doctor hacía al publicar sus crónicas en la prensa.” (2012: 74). A su vez se pone en evidencia la página web de Holmes, donde las personas empiezan a mandar diferentes casos, con el fin de que el detective les ayude a esclarecerlos. Todo esto le resulta a Holmes repulsivo, pues odia la atención de la prensa, con lo que, en el transcurso de la serie, y especialmente en esta segunda temporada, afloran el egocentrismo y mal carácter del detective, lo que provoca que los ciudadanos londinenses lo observen como un ser odioso e insoportable. Además, debido a la mayor libertad de nuestra época, la relación de Holmes y Watson es más comentada, pues la gente que los rodea encuentra extraño que dos hombres solteros vivan juntos. De nuevo, se replantea la complicada relación entre estos dos hombres, pues aunque Watson muestre atracción por diferentes jóvenes a lo largo de la serie no deja de preocuparse cualquier problema que tenga su amigo, él considera necesario cuidar su reputación y pone en evidencia la incomodidad que El arte de la deducción: La huella de Holmes en el espectáculo… 9 le provoca los comentarios de sus conocidos; opuesto a Holmes, quien ni siquiera parece darse cuenta de las indirectas que expresan de él y su amigo en varias de ocasiones. El primer episodio de la segunda temporada, A Scandal in Belgravia (“Un Escándalo en Belgravia”) se basa en el relato corto de Conan Doyle titulado Un Escándalo en Bohemia de 1891. En esta aventura, el detective privado de Baker Street conoce a una de sus rivales más notables, Irene Adler, a quien Holmes llama “La Mujer” (Conan Doyle, 2008: 29), sólo por ser la única persona que teme o respeta. Este personaje, en particular, es el que hace dudar un poco al espectador acerca de los sentimientos del detective, pues él se mostraba sin inclinaciones afectivas hacia quienes lo rodeaban; no obstante, la admiración y el interés que Holmes demuestra hacia Adler, hacen pensar al televidente y hasta su amigo Watson que Holmes podría amar a esa mujer. Al inicio del relato literario, Watson se refiere a este tema, pero aclara que, a pesar de tener sus sospechas, conoce tan bien a su amigo, que reconoce que para el detective: “Todas las emociones, y particularmente, las de amor, eran incompatibles con su mente fría, precisa, admirablemente equilibrada. Sherlock Holmes era, lo garantizo, la máquina de razonar y observar más perfecta que el mundo ha visto, pero, en el amor, se había colocado en una falsa posición. Nunca hablaba de las pasiones suaves sino con burla y desprecio” […] (Conan Doyle, 2008: 5). Siguiendo la línea de innovación y de actualización que esta serie aporta a los relatos de Conan Doyle, el recuerdo que Holmes guarda de Adler, después del desenlace de los hechos, es el teléfono móvil que le pertenecía: un objeto muy personal, análogo con la fotografía en el relato original (Conan Doyle 2008: 29). El siguiente episodio de esta temporada es una adaptación libre de otro de los relatos de Conan Doyle: El Sabueso de los Baskerville. Un aspecto interesante es que este episodio resalta los pensamientos que Holmes tiene acerca de su amigo Watson, pues se expresa de manera similar que en uno de los pasajes del relato de Conan Doyle, donde el detective le dice a su íntimo amigo: “Quizá no sea usted una antorcha encendida, pero sabe abrir el camino a la claridad. Hay personas que, sin ser ellas mismas geniales, poseen una extraordinaria fuerza para estimular el genio de los demás. He de reconocer, estimado compañero, que estoy en una gran deuda con usted” (2010: 13). Lo anterior evidencia la superioridad intelectual que Sherlock Holmes cree tener sobre los demás, pero también su aceptación de que Watson es de gran ayuda para resolver sus casos, ya que poco a poco el doctor va entendiendo cada vez más su método. Igualmente se rescata de la obra original la necesidad de soledad que requería Holmes para poder analizar 10 Sergio Beeche Antezana y Estefanía Calderón Sánchez con detenimiento todas las circunstancias que rodeaban un caso, lo que en la serie es llamado su palacio mental. Así lo manifiesta Watson: “Las horas de intensa de concentración mental en que sopesaba todas las particularidades de las pruebas, construía teorías alternativas, las sopesaba, y llegaba a una conclusión firme sobre los puntos que eran fundamentales y los que no lo eran tanto” (Conan Doyle, 2010: 44). Un punto importante de la serie, es que los escritores lograron resaltar que, al igual que en las obras literarias, los casos en los que se interesa el detective, no se limitan sólo a asesinatos o actos criminales, sino que las investigaciones son más amplias y abarcan diferentes tipos de complicaciones lo que le da dinamismo a cada relato individual, evitando repeticiones y resaltando diferentes aspectos en los que la gran habilidad de Holmes pueda apreciarse; un ejemplo claro es The Hounds of Baskerville, pues el episodio no sólo se refiere a la leyenda del sabueso, sino que los protagonistas investigan en una base científica-militar por qué un hombre ve a un sabueso gigante que mató a su padre. Este es un episodio más bien psicológico, que utiliza las imágenes como herramientas para crear sensaciones molestas en el espectador, principalmente en una escena donde el muchacho que ha pedido la ayuda de los investigadores se encuentra solo y una luz blanca muy fuerte se enciende de modo intermitente; los escritores de la serie agregan entonces imágenes al azar, que crean un efecto de alucinación. El último episodio, The Reichenbach Fall (La caída del Reichenbach), se encuentra inspirado en la novela El Problema Final (cuya primera publicación data de 1894) A diferencia del anterior, que fue más thriller psicológico, este resalta el lado humano de la historia en general pues como ya se mencionó, se da el enfrentamiento entre dos enemigos a muerte: Holmes y Moriarty, pero con la particularidad de que los creadores de la serie no pusieron a estos dos personajes en la orilla de una cascada –de escasa justificación en el entorno urbano–, sino en la azotea de un edificio. Resulta una escena de un rompecabezas psicológico pues luego de amenazar a Sherlock, Moriaty se dispara sólo para probar lo lejos que iría para hacerle daño pero no físicamente, el suicidio tiene el fin de que Holmes tenga la obligación de morir por salvar a los que lo rodean, los que al final del día resultan “sus seres queridos”, debido a que su enemigo ordenó que fueran asesinados si no saltaba. Este hecho va más allá del personaje clásico, el profundo lado humano surge, se evidencia que Holmes es mortal y que, por la influencia en su vida de Watson y la señora Hudson (mujer que les renta el apartamento), aprendió a amar a las personas que lo rodean. Sherlock se lanza desde lo alto del edificio luego de su enfrentamiento con Moriarty. Su amigo lo ve caer y luego llora su partida, en su tumba le pide que: “Por favor, sólo esta vez... No estés muerto”. Seguidamente, en la escena final del episodio, Holmes, con vida, observa a su amigo a la distancia que llora su muerte. Por tener confirmada una tercera temporada entra El arte de la deducción: La huella de Holmes en el espectáculo… 11 el ya mencionado cliffhanger como final de temporada, dejando sin aclarar el cómo logra sobrevivir a la caída. Entonces se ratifica su inmensa inteligencia y la cuidadosa planificación que tenía para cada movimiento que realizaba, es decir, logra engañar a todos –incluyendo a su amigo más cercano- para que no se presenten más problemas a costa suya. Se espera que la relevación se presente una vez estrenada la tercera temporada, la cual no tiene fecha de estreno definida. Holmes y Watson forman, en definitiva, una dupla paradigmática en la literatura, pues cada una presenta características que los convierten en creaciones memorables y únicas en la memoria de la población mundial; Watson, por un lado, representa al prototipo que la población actual concibe del hombre de finales de siglo XIX, pero a sus vez es un hombre bastante peculiar, pues se siente intrigado y se permite contagiar por las locuras de un detective poco convencional (inclusive para nuestro tiempo); Holmes, por otro lado, no deja de asombrarnos con su inteligencia, astucia y capacidad de observación, pero sin olvidar que sigue siendo humano. Hasta pueden ser comparados con otros personajes de la literatura mundial, como el caso de Don Quijote y Sancho Panza (Gubern, 2002: 220). BREVE CONCLUSIÓN La novela detectivesca fue y sigue siendo hoy una de las más leídas por ser inicialmente lectura “de escape”, que mantiene al lector en suspenso de principio a fin, y al involucrar personajes tan interesantes, le permite adentrarse en el mundo descrito en el relato. Asimismo, su influencia es patente en muchas de las producciones literarias y audiovisuales para el público masivo, que se remontan hasta finales del siglo XIX. La imagen mediáticamente consolidada de Sherlock Holmes es la del detective infalible por su lógica y sistematicidad al asumir la investigación y la resolución de crímenes, un arquetipo extremadamente versátil que se ha encarnado en diversos personajes de ficción, hasta llegar a ser reconocido por públicos de todas las edades. Esto conlleva la producción de toda clase de nuevas historias que involucran a Holmes en diversas expresiones dramáticas: literaria, cinematográfica y televisiva. Estos últimos dos medios aportan y consolidan, en el imaginario del espectador, las características emblemáticas del detective, pues explotan la posibilidad de visualizar mediante imágenes la narración de acontecimientos, imágenes que pueden llegar a ser –en relación con la subjetividad de cada espectador- incluso más complejas que la palabra misma. 12 Sergio Beeche Antezana y Estefanía Calderón Sánchez REFERENCIAS BIBLIOGRAFÍA Conan Doyle, Arthur. El Problema Final de Sherlock Holmes. Costa Rica: Grupo Nación S.A., 2003. Conan Doyle, Arthur. El Sabueso de los Baskerville. España: Plutón Ediciones, 2010. Conan Doyle, Arthur. Estudio en Escarlata (Parte Final). Costa Rica: Grupo Nación S.A., 2005b. Conan Doyle, Arthur. Estudio en Escarlata (Primer Parte). Costa Rica: Grupo Nación S.A., 2005a. Conan Doyle, Arthur. Las Aventuras de Sherlock Holmes. España Mestas Ediciones, 2008. Estébanez, Demetrio. Diccionario de términos literarios. España Alianza Diccionarios, 1996. Gubern, Román. 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El arte de la deducción: La huella de Holmes en el espectáculo… 13 VIDEOGRAFÍA Gatiss, Mark & Moffat, Steven (Creadores). Sherlock (Serie de Televisión). Reino Unido: Hartswood Films, color, 90 min., 2010:Hayne, Toby. The Reichenbach Fall (“La Caída del Reichenbach”). Reino Unido: Hartswood Films, color, 90 min., 2012. Episodio 3, II Temporada. Lyn, Euros. The Blind Banker (“El Banquero Ciego”). Reino Unido: Hartswood Films, color, 90 min., 2010. Episodio 2, I Temporada. McGuigan, Paul. The Hounds of Baskerville (“Los sabuesos de Villa Basker”). Reino Unido: Hartswood Films, color, 87 min., 2012. Episodio 2, II Temporada. McGuigan, Paul. The Great Game (“El Gran Juego”). Reino Unido: Hartswood Films, color, 90 min., 2010. Episodio 3, I Temporada. McGuigan, Paul. A Study in Pink (“Estudio en Rosa”). Reino Unido: Hartswood Films, color, 87 min., 2010. Episodio 1, I Temporada. McGuigan, Paul. A Scandal in Belgravia (“Un Escándalo en Belgravia”). Reino Unido: Hartswood Films, color, 90 min., 2012.Episodio 1, II Temporada. Todos los derechos reservados. Universidad de Costa Rica. Este artículo se encuentra licenciado con Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-Sin Obra Derivada 3.0 Costa Rica.