HOMBRES DE MAIZ, TRASCENDENTALIZACION DE LA EXISTENCIA Lic. Virginia Sandoval de Fonseca Hombres de maíz, una de las más polémi- cas novelas de Miguel Angel Asturias, enfrenta dos concepciones del mundo: la visión sagrada de los mayas y la secularizada de los maiceros. De allí surge el conflicto que responde al cho- que de dos formas de cultura. Religión, mitos y costumbres de los indios van tomando cuerpo a 10largo de la obra ante el asedio a que los some- te el blanco. Del hecho particular -la lucha de los hombres de Gaspar llom contra los maiceros y la montada- la novela asciende a niveles me- tafísicos cuando la sustancia del relato se con- vierte en la mostración de la esencia del hombre y de la raza. Así, la defensa de la cultura preco- lombina y la denuncia contra el militarismo, preocupación inmediata de la novela, tendrán su asidero en los valores trascendentales que se entretejen con la historia. El capítulo XVIII es el que mejor revela esa aludida trascendentalización. Consta de una sola secuencia: el viaje al mundo subterráneo realizado por Nicho Aquino convertido en su nahual, el coyote, con el pro- pósito de averiguar el paradero de su mujer; pe- ro allí recibe, además, una serie de revelaciones sobre creencias y valores de su raza. A esta altura de la novela sabemos cuánto le ha afectado al señor Nicho Aquino la desapa- rición de su esposa, 10 cual puede expresarse como sigue: Xa=*O En otras palabras, Isaura Terrón (X) ha producido una modificación en la vida de Nicho Aquino (a), 10 cual ímplfca ( =*) un efecto (O). Este será la busca de la mujer, a modo de un proceso de reparación del daño sufrido por la desintegración del hogar. Xb =*Y-eX La fórmula anterior sintetiza lo que suce- derá en esta secuencia: la mujer de Nicho Aquí- no (X) ha ocasionado un daño (b), -aunque más tarde se sabe que involuntariamente- 10 cual implica (=*) que Nicho Aquino (Y) bus- que una reparación (e), la busca de su mujer (X), pero como no la halla, por eso aparece con signo negativo. Se trata, pues, de un frustrado proceso de reparación. Puede advertirse ahora con facilidad qué parecida es esta estructura a la de las partes que anteceden al capítulo que comentamos. Los maiceros alteran el sistema de vida de los indios de Gaspar llom, por 10 cual el cacique se ve precisado a castigar o reparar: Xb =*YcX. La fórmula equivale a que los maiceros (X) dañan (b) a los indios, 10 cual implica (=*) que Gas- par 110m(Y) castigue (e) a los maiceros (X). Como más tarde la montada interviene al servicio de los intereses de los maiceros y pere- cen los indios' que peleaban con Gaspar 110m mientras éste es envenenado, los brujos de las luciérnagas lanzan su maldición, que se cumple en todos sus extremos, contra todos los que tuvieron que ver con la muerte del cacique: Wb =*Z cW Es decir, la montada y sus cómpli- ces (W) dañan (b) a Gaspar y a sus hombres, 10 cual implica (=*), que los brujos de las luciér- nagas (Z) castiguen (e) a los de la montada y sus cómplices (W). En efecto, 10 fundamental de la historia en los primeros cuatro libros de Hombres de maíz es el cumplimiento de la maldición de los brujos. Volviendo al capítulo XVIII, con Nicho Aquino se promueve el paso de un estado de ignorancia -no sabía qué había pasado con su mujer- estado A, a uno de conocimiento, esta- do no A: de ignorancia a no ignorancia. Este 3 último estado se ampliará con la información de los misterios de su raza. Resumiendo, se advierte que el capítulo en estudio está constituido por una secuencia que entraña un proceso de reparación que, aun- que de la intención pasa al acto, no puede ce- rrar totalmente su ciclo por una circunstancia fatal: la chagüita ha muerto. Así, mientras en los primeros cuatro libros los procesos de repa- ración tienen éxito, el caso de Nicho Aquino resulta frustrado. En cuanto a las articulaciones del relato, van desde el derrumbarse de Nicho Aquino al pasar por la Cumbre de María Tecún hasta la salida de la cueva. Sin embargo hay una causa eficiente que precede todos los hechos e infor- maciones: la transformación del correo en su nahual, porque sólo ese estado le permitirá vivir las experiencias del viaje. He aquí los elementos de la historia: -Derrumbamiento de Nicho Aquino des-. de la Cumbre María Tecún. =Transformacíón en su nahual, el coyote. -Detención a la entrada de la cueva. -Pintura de tatuajes en cara, manos y pies. -Avance hasta la Casa Pintada. -Encuentro con el Venado de las Sie- te-Rozas. =Quema de la correspondencia. -Revelación de los brujos de las luciérna- gas sobre 16 sucedido a la mujer de Nicho Aquí- no. -Presencia de las tres pruebas a que se someten los iniciados junto con la revelación de la antropogenia maya. -Reiteración de la historia de Gaspar llom, la montada, los Machojón, Godoy y los brujos de las luciérnagas. -Indagación de Nicho Aquino sobre la piedra de María Tecún. -Salida del mundo subterráneo. Como en otras partes de la novela, el dis- curso tiene gran intensidad. Esto es explicable, porque contiene los informantes y los indicios que dan sentido al todo en cuanto mundo mági- co, que es lo que el narrador quiere presentar. ¡Qué bien cae aquí la afirmación de Jorge Luis Borges, según la cual, con lo fantástico también se hace metafísica! Espacio y tiempo son los elementos dis- cursivos más importantes de este capítulo. Hay un espacio superficial y otro profun- do. Aquél, aludido como "camino real", como el recorrido desde la aldea de las Tres Cruces hasta la Cumbre de María Tecún. Tal espacio se halla unido a lo contingente. Alguna vez el se- ñor Nicho experimenta elimpulso de volver a- fuera, para que la correspondencia llegue a su 4 destino; pero no pasa del intento. Poco a poco, el espacio superficial se va desintegrando. A la entrada de la cueva, Correo Coyote reacciona con casi olvido del exterior. En realidad, esta disolución comienza desde que el narrador dice: "Pero él no anduvo más que algunos pasos, porque luego se derrumbaron con el viejo de las manos negras, hasta la entra- da de la cueva. ¡Cómo que no anduvo! Mucho y por todas partes. Sentóse en un peñón color de fuego. El fuego helado de la tierra. Sentóse a ver qué hacía. El camino real. Lo recordaba co- mo una dicha y la vaga memoria de haberlo recorrido ya, hasta la cumbre de María Tecún". El espacio profundo, el del subterráneo, es mágico. Recuerda, por varios detalles, el mundo de Xibalbá del Popol Vuh: a) por ser subterráneo, b) por hablar de fuego frío, e) pOI ser la mansión de los muertos. Prueba de este último aspecto se da cuando el cuervo "color de lluvia vieja voló hasta picarle el hombro, (a Ni- cho) se sorprendió de encontrarlo vivo". Ade- más allí encontró el correo a Gaspar llom, iluso tre desaparecido, y al Curandero Venado. En este espacio profundo se evidencia có- mo los mayas no le temían a la muerte. Nicho Aquino encuentra tan hermosa la Casa Pintada, que justifica que su mujer lo haya abandonado para morar en ese sitio; y piensa que todos los habitantes de San Miguel de Acatán podrían ve- nirse a vivir a ese lugar, que se sabe, es la man- sión de los muertos. Vale la pena recordar que el nombre de Xibalbá se atribuía también a una categoría de iniciados en los misterios antiguos. Nicho Aquí- no tiene esa condición, al ser elegido para reci- bir las revelaciones de su raza. . Por último, Xibalbá se aplicaba a los mo- radores entre Pañenque y Yucatán, los cuales acostumbraban tatuarse. El Correo Coyote, por orden de su primer guía, el de las manos tizna- das -indicio por el cual se sabe que pertenece a la congregación de los brujos de las luciérna- gas- se pintó ojos, en cara, manos y pies, tras le cual echó a andar hacia adentro. Este nivel profundo será el marco propi- cio para la versión esotérica de los misterios ma- yenses. Por algo Nicho Aquino y Curandero- Ve- nado se hallan en "tierras de sabiduría y maizal, bajo las tumbas de los señores de Chamá". Tierra de sabiduría implicará el conoci- miento de la doctrina; el maizal, territorio sa- grado; los Chamás son los brujos, de otro mo- do, sabios, médicos, sacerdotes. Tierra de sutile- za tal, que llega a distinguir el espíritu K'Inam (lo ígneo) del alma o Pixán (la forma). Cuando el Correo ve pasar las barcas con hombres y frutos piensa en las sustancias ígneas, o lo que es l~~smo, en la esencia de las cosas. Los espacios superficial y profundo, tienen sus correlatos temporales. El tiempo concreto, objetivo, mensurable, ordinario, apenas está li- geramente implícito cuando el personaje re- cuerda el viaje de la aldea Tres Cruces a la Cum- bre de María Tecún; apenas insinuado, porque precisa más la destemporalización que se inicia .frente a la cueva. Así como el Correo-Coyote casi no recuerda el "camino real", el narrador añade: "Sombras de cerros picudos regadas en láminas de arena midieron, persiguiéndose, co- mo agujas gigantescas de relojes de sol, el tiem- po que para el señor Nicho ya no ha de contar más". El entrará en el reino de lo atemporal, tiempo-eternidad que fija los mitos para siem- pre. En el nivel de las acciones los principales actantes son: Nicho Aquino, el hombre de las manos negras con cara de gusano de geranio y el Curandero- Venado de las Siete-Rozas. Las otras menciones de personajes apare- cen en las retrovisiones de los relatos que los brujos de las luciérnagas o el Curandero hacen al Correo; son recreaciones de hechos pasados con carácter de revelaciones o información, se- gún el caso. En consecuencia, los contactos entre Ni- cho Aquino, los brujos y el Curandero se mue- ven en un plano mágico de valor trascendente. Allí están insertos el mito del nahual, el mito de la tecuna, la historia de Gaspar 110mcon la mal- dición de los brujos de las luciérnagas y sus re- sultados, la antropogenia . mayense y la sacrali- zación del maíz. El mito del nahual funcionalmente echa a andar las acciones, porque sólo quienes tienen ojos de animal de monte pueden ver en las tinie- blas, como Correo-Coyote y Curandero-Vena- do. Más adelante se verá que este rasgar la oscu- ridad, alcanza hasta comprender el pasado del pueblo y los misterios de sus creencias que tam- bién permanecen en la sombra para los no ini- ciados. Del nahualismo aparecen aquí, con todo su vigor, la conversión de Nicho Aquino en co- yote y la presencia de Curandero-Venado; y más atenuadamente, la participación del brujo de las luciérnagas, cara de gusano de geranio. Los brujos colocaron unto de luciérnagas en los ojos del Correo y del Curandero para que vieran el secreto, cómo ellos y sus antepasados fueron siempre acompañados por las sombras de sus animales protectores; para que descu brie- ran el Yo-animal-protector; la coexistencia de animal y persona que hace de lo instintivo la esencia radical del hombre. " ... luz que por humana permite ver el .nahual separado de la persona' tal como es, y al mismo tiempo y imagen en la for- ma primigenia que se oculta en ella y que de ella salta al cuerpo de un animal, sin dejar de ser persona ... " En lo mismo se está pensando cuando se llama muñeco a lo superficial humano, mientras se considera lo instintivamente animal como lo verdadero y profundo. ¿No es acaso una alusión al yo profundo del psicoanálisis? Se construye así una ontología en térmi- nos nahualísticos que encuentra la esencia del hombre en lo más puro animal. Esta clarividencia interior -propia sólo de seres iniciados- permitirá al Curandero y al Co- rreo presenciar las ceremonias que revelan los misterios del mundo maya. El mito del nahual se asocia con los demás aspectos mágicos, entre ellos, el de la tecuna. Este, relacionado con la situación de Nicho Aquino, acusa que ha trans- currido mucho tiempo entre el abandono que sufrió Goyo Yic y el que ahora padece el Co- rreo, porque ya se ha constituido el mito de la tecuna. El señor Nicho lo examina desde la ver- tiente particular -mejor singular- si así puede decirse: "la tecuna huye pero deja metida la espina"; por eso "la ausencia no es olvido". Es ansiedad, desesperación, tal lo que siente el se- ñor Aquino. Luego pasa a la vertiente general -mejor plural- y enumera los matices de halago sensual que produce el contacto con las tecunas, por lo cual son inolvidables. Acorde con la concepción maya, en que hombre y naturaleza son lo mismo, Nicho com- para la acción y placeres emanados de las tecu- nas con manifestaciones animales y vegetales. De este modo, el telurismo no es sólo una for- ma literaria, sino más bien una manera de ser y de concebir el mundo. En tomo al mito de la tecuna, Correo Co- yote pregunta por el destino de su mujer prime- ro, y quién es María Tecún después. En cuanto a la Chagüita se congregan los brujos de las luciérnagas y refieren el triste suce- so de la mujer, caída en un pozo profundo cuando iba en busca de agua. Este desenlace lleva al Correo a reflexionar sobre lo fugaz y huidizo de diversas posesiones del hombre, de suerte que hasta la carne perecedera que se des- prende del hueso, es tecuna. He allí una varian- te del mito. Sobre la identidad de María Tecún, Cu- randero- Venado será quien la revela a Nicho Aquino, pero en el capítulo siguiente. El Curandero- Venado muestra a Gaspar 110m entre los inmortales. El relato que aquél hace a Correo-Coyote de la historia de Gaspar, 5 la intervención de Chalo Gcdoy, la maldición de los brujos y el cumplimiento de ésta, adquie- re una nueva perspectiva dentro de este tiem- po-eternidad. En los cuatro libros primeros tie- ne carácter contingente; pero ahora se ha con- vertido en acerbo cultural. Juntamente con esta nueva dimensión de los hechos se hace manifies- ta la sacralización del maíz. Todo lo proclama así; hasta el alimento es a base de este grano. La antropogenia aparece con motivo de las tres pruebas y ritos que deben experimentar quienes entran en el subterráneo. Este pasaje se inspira en el Popol Vuh, cuyos dioses, Tepeu, Gucumatz y Hurakán, se empeñan en crear un ser, el hombre, para que los recuerde y los ala- be. Cada una de las pruebas coincide con los intentos divinos de formar ese hombre: hombre de barro, hombre de palo y, por fin, hombre de maíz. Además, los días que dura cada una de las pruebas coresponden a numerales sagrados: 9, 4, 4. El primero corresponde al número de los infiernos entre los mayas; cuatro, base de la pi- rámide, su templo, recuerda a Hunab Ku, el dios irrepresentable, el que no se puede abarcar conceptualmente, y del cual dimanan el movi- miento y la medida, visibles por acción de otras divinidades. Por cierto que para llegar a este punto de las revelaciones, Nicho Aquino ha tenido que permitir que el Curandero Venado quemara los sacos de la correspondencia. Como si el iniciado -en una especie de purgatio a la manera místi- ca- tuviera que desprenderse de preocupacio- nes materiales, del mismo modo que se habían borrado ya, tiempo y espacio superficiales. En un mundo cuya cultura es de base religiosa, lo utilitario no tiene cabida. Y todo lo que va en los sacos es de ese jaez: "cenizas de ruindad", porque se trata de intereses particulares, como los. maiceros que pensaban sólo en el lucro. Las cenizas a que queda reducida la corresponden- cia, las arrojan a los cuatro.nudos del.cielo.cabe decir, a los cuatro puntos cardinales. Los mayas creían que el mundo era sostenido en sus esqui- nas por cuatro dioses, uno para cada una de ellas, mientras el resto de la tierra descansaba sobre un lagarto. Esta secuencia tiene un narrador básico que se expresa en tercera persona. Interviene la mayor parte del tiempo. Bien podría calificárse- le de versátil, por la facilidad de trasladarse a diferentes niveles de conciencia. Oscila entre los extremos de objetividad y subjetividad. Si se desglosan sus intervenciones, se le encontrará objetivo especialmente cuando asume ei discur- so al describir espacios, tiempos y personas. Con el punto de vista de Nicho Aquino, auscul- ta la subjetividad de éste cuando razona sobre las tecunas en una especie de monólogo interior 6 i. indirecto e intermitente, pues alternan los esta- dos de conciencia' del personaje con las descrip- ciones que hace el narrador. Otro tanto ocurre cuando se expresa la admiración del Correo an- te la Casa Pintada. En general, en el capítulo predomina la visión desde fuera, que es la de Nicho Aquino, en tanto que desea saber la cau- sa de la desaparición de su mujer. Cuando por boca del narrador los brujos revelan el final de la vida de la chagüita, se trata de visión por detrás; ellos lo saben todo. Igual sucede cuando son revelados los misterios ma- yas. Por el contrario, cuando el Curandero Ve- nado toma la palabra para contar la historia de Gaspar 110m, aquél actúa como testigo presen- cíal de los hechos, por medio de una visión con. Pero todos estos puntos de vista -luego de dinamizar la función del narrador- se subsu- men en uno solo, como si hubiera una especie de contemplador colectivo encargado de reco- ger la tradición cultural maya para preservarla del olvido. Está de más insistir en que el capítulo XVIII es uno de los más importantes de la nove- la, no sólo porque aclara el resto de su conteni- do, sino porque aquí culmina la línea ascensio- nal que muestra el alma de la raza. Virginia de Fonseca NOTA: Todas las citas corresponden a: MIGUEL AN- GEL ASTURIAS. Hombres de maíz. Madrid, A- lianza Editorial, 1972. (.) María Tecún como ·María la Lluvia recoge en este. nombre a todas las mujeres que han dejado a sus maridos: la Piojosa Grande, María Tecún e Isaura Terrón. Hay que recordar también que en el pan- teón maya los dioses del cielo eran masculinos y femeninos los de la tierra. María la Lluvia, dios de la Tierra, al representar el agua, aseguraba la fertili- dad de los campos; pero la tierra es también la ma- dre -la fertilidad humana- la protectora, y el agua es el elemento del cual surgen tanto el hombre co- mo la naturaleza. El Popol Vuh describe antes de la creación del mundo: "No había nada que estuviera en pie; sólo el agua en reposo, el mar apacible, solo y tranquilo, No había nada dotado de existencia"