Introducción Nicole Kidman protagonizó en el 2001 un excelente film llamado “Los Otros” (“The Ot- hers”, originalmente en inglés) dirigido y escri- to por el joven director español Alejandro Ame- nabar. El thriller, a través de una secuencia Cuadernos de Antropología Nº14, 95-106, 2004 magistralmente hilvanada de acontecimientos aterradores, plantea la convivencia de una fa- milia acaudalada, en la cual Kidman, encarna el papel de Grace, una madre que convive con su hija e hijo. Los tres esperan en una pequeña isla española la llegada de su esposo y padre, que forma parte de las tropas que pelean en el “AHORA QUE SOMOS OTROS”: NOTAS EN TORNO A LA “OTREDAD OPTADA” Y AL ROCK JUVENIL COSTARRICENSE Mario Zúñiga Núñez1 Miedo a los otros, a costumbres distintas. Poder, necesitas de nombres, disfraces y reglas. Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio. Saltapa´trás. 1997 RESUMEN El presente artículo ahonda sobre la temática de la otredad a lo interno de la sociedad oc- cidental. Inicialmente explora, desde el punto de vista teórico, la visión que ostenta occiden- te como sociedad única y homogénea, así como las objeciones que diferentes grupos de “otros” (como los obreros, las mujeres o los jóvenes) han planteado a esta forma de ver la sociedad. Posteriormente, profundiza la otredad juvenil, que a través de las disidencias es- téticas formadas por las contra y subculturas juveniles, ha planteado visiones de la socie- dad que riñen con la perspectiva adulta y homogeneizada. Por último, hacemos especial én- fasis en las manifestaciones estéticas de estas agrupaciones, en las bandas que realizan música rock en Costa Rica. Palabras clave: otredad, sociedad occidental, juventud, contracultura, subcultura, rock. ABSTRACT This paper analyzes in depth the subject of the “otherness” in the heart of western society. Initially it explores, from a theoretical point of view, the vision that the occidental society is unique and homogeneous, as well as the objections by groups of “others” (e.g. working class, women, and youth) to this way of understanding society. Then, it explores juvenile otherness, through which the esthetic dissidences conformed by youth counter and sub culture has proposed ideas that are conflictive with the adult and homogeneous perspective. Lastly we give special emphasis on the esthetic manifestations of Costa Rican youth rock bands. Key words: Otherness, Western Society, youth, counter-culture, sub-culture and rock. 96 Cuadernos de Antropología frente de batalla durante la Primera Guerra Mundial. Con ellos conviven en la mansión dos mujeres y un hombre como servidumbre, y un cúmulo indeterminado de “fantasmas”, que se manifiestan en diversas escenas: dan portazos, tocan el piano, caminan en el segundo piso de la casa y sacuden los candelabros. En el desenlace, absolutamente inesperado, los dos hijos de Gra- ce, a través de una serie de comunicaciones con los “fantasmas”, hacen a su madre tomar cuen- ta de la cruda realidad: ella, años atrás, desespe- rada ante la ausencia de su marido, había asesi- nado a sus dos hijos asfixiándolos con sus propias manos, y posteriormente se había suici- dado con una escopeta. ¿Quiénes eran ellos entonces?, pero sobre todo ¿quiénes eran los “fantasmas”?. Los su- puestos fantasmas eran personas de carne y hueso que habitaban la casa donde se desarro- llaban los hechos; Grace y sus hijos (contra lo que se creyó en toda la película) eran los espíri- tus penitentes que rondaban el lugar. El sorpresivo argumento toca una de las fibras sensibles del pensamiento occidental: “nunca somos otros”, siempre creemos ser no- sotros. Vivimos en una sociedad que es única, no puede ser “otra”. Ser “otro” significa estar fuera, “desubicado”; “ir contra el progreso”; “re- tar a la razón”. El pánico en el rostro de Grace lo resume todo, está talvez ante el reto más grande de su vida: aceptar que ella es “otra”, es- tá “afuera”, “desubicada”. En una sociedad donde ser “lo otro” es es- tar afuera, lejos, hablar otro idioma, etc., asumir la otredad como una “opción de vida”, tiene múl- tiples implicaciones culturales que trataremos de examinar. Para ello, hemos revisado textos y producciones de distintos actores de la sociedad occidental, que en variados momentos históri- cos han optado por ser “otros”, es decir, por dife- renciarse de las tendencias generales en las for- mas de vida y criticar a la sociedad existente. Los primeros dos textos que mencionaremos son los que nacen de la crítica teórica del marxismo al sistema capitalista y la crítica feminista al siste- ma patriarcal; posteriormente, ahondamos en una crítica surgida de la experiencia de la juven- tud, que se concreta en las creaciones musicales de las sub y contra culturas juveniles. El artículo está dividido en tres partes: en la primera trataremos de explicar teóricamente el discurso de “unicidad” de la sociedad occiden- tal, la cual no acepta la existencia de “otros” mas que fuera de sus fronteras; como contraparte de esto señalaremos algunos tipos de otredad sur- gidos en el siglo XIX y a lo largo del siglo XX, deteniéndonos en tres discursos: el marxista, el feminista y el de las contra y sub culturas juve- niles. En un segundo momento, profundizare- mos la emergencia de diversas contra y subcul- turas juveniles, las cuales han optado por la otredad para plantear la existencia de sociedades múltiples. En un tercer apartado, tocaremos la problemática de las culturas juveniles que ha- cen rock en Costa Rica y sobre todo, centrare- mos la atención en las estrategias de estos suje- tos para construir otredad-diferencia en un contexto adverso. A lo largo del texto también haremos algunas alusiones a las implicaciones de esta dinámica histórica para la Antropología que, como Grace, creyó en sus inicios que la otredad siempre fue externa, nativa, extra terri- torial, extraña a ella. La misma Antropología que, ante la “otredad optada”, debe revisarse y descubrirse, volviendo con “otra” mirada al in- terior de la sociedad occidental. 1. Obreros, mujeres, jóvenes: la sociedad única y las opciones por “lo otro” La reconfiguración del proyecto de mo- dernidad occidental a principios del siglo XX fue minuciosamente observada por varios autores. Max Weber fue uno de ellos y definía a la socie- dad del siguiente modo: “Llamamos sociedad a una relación social cuando y en la medida en que la actitud en la acción social se inspira en la compensación de intereses por motivos racionales (de fines o de valores) o también en una unión de intereses con igual motivación. La sociedad, de un modo típico puede especialmente descansar (pero no únicamente) en el acuerdo o pacto racional, por declaración recíproca.” (Weber, 1999: 33). La sociedad para Weber es una relación so- cial en términos contractuales, donde predomina 97ZÚÑIGA: “Ahora que somos otros”... el uso de la racionalidad en la adquisición de los pactos de reciprocidad entre personas diferen- tes. Fuera de esta lógica, las relaciones interper- sonales, donde predominen los lazos afectivos inspirados en “sentimientos subjetivos” serán calificados de “comunidad”. Esta se diferencia de la sociedad en el tanto su filiación es espe- cialmente subjetiva (Weber, 1999: 33). La visión de Weber, es criticada por Quintero (1999: 48), el cual hace evidente un ti- po de sociedad moderna, donde predomina la visión de un solo “sistema”, que privilegia las interrelaciones por encima de las contradiccio- nes; el consenso frente a los antagonismos; el devenir de ideas y conocimientos, frente a la lu- cha de las clases, y agregaríamos, el acuerdo contractual racional frente a la intersubjetivi- dad. Esta suerte de ethos moderno, nos da una visión de esa sociedad imaginaria y concre- ta que rondaba los proyectos de principio de si- glo, de la cual extraemos dos ideas: a) El carácter exclusivo y excluyente de la sociedad, caracterizada por la racionali- dad en las relaciones interpersonales, los conflictos resueltos mediante el consen- so y la interrelación sobre la contradic- ción. Todo aquello, fuera de esta forma de relaciones sociales, será entendido co- mo “comunidad”, externa y extraña. b) La noción de progreso, en la cual este ti- po de “sociedad”, avanza inexorablemen- te “colonizando” a las comunidades que se interpongan en su camino. Al decir de Weber: “...el “progreso” hacia lo burocrá- tico, hacia el Estado que juzga y adminis- tra asimismo conforme a un derecho es- tatuido y reglamentos concebidos racionalmente, está en la conexión más íntima del desarrollo capitalista moder- no” (Weber, 1999: 1061). Estas premisas de organización fundaron una idea de sociedad capitalista moderna don- de, el “nosotros” (sociedad occidental, centro económico y político, sede del poder) coloniza- ba a los “otros”(comunidades nativas, ancladas en la lógica temporal de un pasado remoto, pe- riferias primitivas). Premisa que aún Weber cuestiona en su predicción crítica acerca de la formación de una “jaula de hierro”, que sería realización y a la vez condena de una humani- dad enteramente burocratizada. En ello se fundamenta buena parte del pensamiento antropológico de principios de si- glo y con este resabio cargamos aún hoy en algu- nas de nuestras discusiones. Es más, con esta premisa se rigen, aún en la actualidad, socieda- des como las latinoamericanas que tuvieron una incorporación tardía a la modernidad. La sociedad se perfila como un todo sis- témico donde “el otro” se encuentra afuera, y es cuestión de tiempo para que desaparezca me- diante la “colonización” moderna. La antropo- logía rescata esta raíz de pensamiento sobre to- do en los países de centro donde “...el aquí europeo, occidental adquiere todo un sentido con respecto al afuera lejano, antes “colonial”, hoy “subdesarrollado” (Augé, 1994: 17). En este tipo de sociedad donde la forma de pensar es solo una, la manifestación de las disi- dencias y más allá, de las diferencias, se torna en una “opción por la otredad”. Mediante ésta, el su- jeto debe tomar conciencia de sus diferencias pa- ra manifestarlas y plantear otro mundo posible, en una realidad hegemónica para el cual el úni- co mundo posible es el del poder. Así, los proyectos en contra de la moder- nidad liberal burguesa, trascienden el espectro de las disidencias para llegar al de las diferen- cias. Es decir, los “otros” que no calzan con el proyecto moderno, no sólo son sus disidentes políticos (comunistas, anarquistas, etc.), sino el cúmulo de agrupaciones sociales que posean una imagen diferente al “ideal de persona” que promueve la modernidad capitalista y que Sojo (2000) caracteriza como: ese hombre, adulto, blanco y adinerado de los países de centro. Encontramos disidentes y diferentes en ámbitos de la política, el arte y la sociedad: en el primero, las propuestas del marxismo y el anarquismo, ubicados en las ideas denomina- das de izquierda; en el arte, encontramos las vanguardias de primera y segunda mitad de siglo, movimientos como el surrealismo, el dadaismo y el cubismo, a principios de siglo, y 98 Cuadernos de Antropología en la segunda mitad las expresiones musicales del punk, el hardcore o el reggae roots (Jimé- nez: 1997). Por último, en el espectro social encontramos grupos organizados de feminis- tas, ecologistas y homosexuales. Estos reivindican y perfilan mundos disí- miles que el ethos de la modernidad se apresu- ra a sepultar en la tratativa racional. Desfiles de orgullo gay, músicos estridentes y detractores políticos; recuerdan a la sociedad que existen dentro de ella “otros”, no pertenecientes al or- den único, y sistémico. Para objetar en su favor, estos sujetos sociales deben tomar conciencia de su condición y reivindicar su voz y su mun- do diferenciando. Ilustraremos esta reflexión señalando tres2 identidades, correspondientes a cada uno de los grupos señalados anteriormente (políti- cos, artísticos y sociales). Reivindicamos las otredades políticas con un fragmento del texto clásico de Marx y Engels, “Manifiesto del Partido Comunis- ta”(1970: 42), en el cual los autores interpelan a un interlocutor burgués desde la lógica de un “otro” consciente de ser obrero y explotado: “Os horrorizáis de que queramos abolir la propiedad priva- da. Pero en vuestra sociedad actual la propiedad privada es- tá abolida para nueve décimas partes de sus miembros [...] Nos reprocháis, pues el querer abolir una forma de propie- dad que no puede existir sino a condición de que la inmen- sa mayoría de la sociedad sea privada de esa sociedad” [El subrayado es nuestro] ¿Quiénes “queremos”? o bien ¿a quiénes “nos reprochan”? Son las preguntas obligadas en este hilo argumentativo. La forma de interpelar a la burguesía que utiliza este texto esta construida desde un “nosotros” que se opone a un “otros”; sin embargo, esos dos grupos sociales existen en una misma sociedad. Estamos entonces ante una “otredad” por la cual optan los obreros para salir del engranaje y reclamar otra visión del mundo. El texto mismo es una iniciativa para despertar la conciencia obrera de mediados del siglo XIX, en el tanto se conviertan en “otros”, escapando así de una sociedad explotadora. El segundo ejemplo se refiere al caso de las reivindicaciones feministas. Simone de Beauvoir, una de las mas conocidas ideólogas del feminismo del siglo XX, explica en este tex- to cómo la mujer se construye socialmente; veamos: “No se nace mujer: llega una a serlo. Ningún destino bioló- gico, físico o económico define la figura que reviste en el se- no de la sociedad la hembra humana; la civilización en con- junto es quien elabora ese producto intermedio entre el macho y el castrado al que se califica como femenino. Solo la mediación de una ajeno puede construir a un individuo en otro.” (Beauvoir, citada por Monsivais, 1999: 167) [El su- brayado es nuestro] Sociedad y civilización, son palabras que aluden al todo orgánico, en el cual las mujeres son construidas socialmente. Para eliminar la subordinación, deben optar por una identidad social diferente, construir dentro de la sociedad una perspectiva que hable desde su otredad. Pa- ra ello deben constituirse en “otras”, diferentes al rol social que se les ha asignado, el cual (co- mo bien lo denuncia el texto) se desea entender como natural, único e inmutable. El tercer ejemplo lo trataremos en el res- to de este artículo y se refiere a las lógicas de or- ganización juvenil tanto subculturales como contraculturales3, que se dan cita en la mitad del siglo, para evidenciar la emergencia de un sujeto social, que marca una ruptura con la ló- gica de sociedad adulta y moderna. Como ejemplos de los inicios de esta ex- presión juvenil tenemos, por el lado de las sub- culturas, los pachucos (posteriormente cholos) en la frontera sur de Estados Unidos, los cuales se caracterizaban por reivindicar la mexicani- dad entre las clases populares de los migrantes mexicanos, mezclando elementos de vestido (sombrero de medio lado, pantalones bomba- chos) y musicales (swing y mambo) (Valenzue- la, 2002: 26 y ss). Por parte de las contracultu- ras tenemos, como ejemplo, a los beats o posterior a ellos los hippies; la primera, como generación literaria que utiliza el lenguaje vio- lento y la negación de los valores tradicionales, a través de las drogas o la exaltación de la sexua- lidad; la segunda fue una búsqueda de utopías anti autoritarias, en el marco de la sexualidad libre, el uso de drogas y la vida en “comunidad”, experimentación con la música y el arte en ge- neral4 (Chacón, 1989: 3). 99ZÚÑIGA: “Ahora que somos otros”... Pero ¿qué dio paso al nacimiento de las contra y subcultras juveniles?. A continua- ción intentamos una explicación de las razo- nes estructurales que han dado pie al proceso de “extrañamiento”, por medio del cual algunos grupos de jóvenes han optado en occidente por una otredad que plantea mundos distintos al hegemónico. 2. Pachucos, hippies y punks: la juventud como “otro” en la sociedad occidental La formación de subculturas y contracul- turas juveniles, obedece a un proceso complejo. Este da cuenta del agotamiento del modelo de organización social moderno occidental, el cual dependía del encause de todas las personas hacia un proyecto único de sociedad. A la juventud, se le asigna el papel de reproducir el sistema social, premisa que se concreta con éxito si las genera- ciones emergentes asumen irreflexivamente el proyecto de sociedad que las generaciones adul- tas practican. Cuando en los 40 y 50, las genera- ciones jóvenes comienzan a expresar su opción por la otredad, el sistema social en general se ve amenazado en su reproducción y además se ve asediado con imágenes de mundos diferentes que proponen las generaciones de ruptura. Tal vez por esta fuerte recurrencia a la otredad, para manifestar la ruptura con el siste- ma social, varios autores han coincidido en ex- plicar la juventud comparándola con grupos in- dígenas, y hacen la diferencia entre los primeros que se encuentran insertos en la mis- ma racionalidad occidental y los segundos que son grupos externos a ella. Desde las etnogra- fías clásicas, como Monod que realizó un traba- jo en Francia en 1968 (2002), hasta autores que abordan el tema en perspectivas contemporá- neas como Gallardo (1993), Feixa (1999) ó Mar- gulis y Urresti (1997), todos coinciden en califi- car estas expresiones juveniles de “nativos modernos”, por su inserción en occidente desde la otredad5. En este proceso, Feixa (1999:43) señala cinco factores estructurales que nos pueden ex- plicar por qué se gesta en estas generaciones, la excitativa de optar por la otredad en las culturas juveniles: en primer lugar, las condiciones que creó el Estado de Bienestar para que el segmento joven de la sociedad pudiera disfrutar de políti- cas públicas referentes a salud, educación, etc., lo cual alarga el proceso de pasaje de la “infan- cia” a la “adultez”. El segundo elemento, la cri- sis de autoridad patriarcal6 que se vio expresada en los movimientos antiautoritarios como los ya mencionados hippies o revueltas, como la tristemente célebre Plaza de las Tres Culturas en México. El tercer elemento es el mercado, dirigido exclusivamente a la adolescencia que se gesta por primera vez en esta época, el cual produce un distanciamiento simbólico de las generaciones adultas al tener “su propia ropa”, “su propia música”, etc7. El cuarto elemento se- ría, una amplia expansión de los mass media, los cuales han logrado establecer redes transna- cionales de relaciones, que se caracterizan por la apropiación de la tecnología de las generacio- nes jóvenes, lo cual proporciona un lenguaje común que los diferencia de las edades adultas. Por último, tenemos un proceso de erosión de la moral puritana y conservadora y un realce de la liberalización de la sociedad. A estos cinco elementos podemos agre- garles un sexto, que implica un cambio en la forma de hacer y escuchar música, operado en occidente en diferentes momentos. Esto se re- fiere al paso de la música predominantemente clásica, a un estilo de composición realizado se- gún Quintero (1999) desde los “márgenes de la modernidad”. El autor señala que es en los lími- tes de la sociedad occidental: “...donde han sur- gido tres tradiciones de expresión sonora [jazz, rock y latina](muy relacionadas entre sí) que han quebrado la hegemonía absoluta que la ex- traordinaria música de la modernidad “occiden- tal” parecía haber alcanzado hacia principios de siglo” (Quintero, 1999: 61) Este proceso desatado hace ya medio si- glo, ha desencadenado el desarrollo de distintos posicionamientos subculturales y contracultu- rales de la juventud dentro de la sociedad occi- dental. Optando por ser “otros”, las diferentes agrupaciones juveniles han logrado manifestar- se en distintos contextos, económicos, políti- cos, culturales y temporales, de la mano de un 100 Cuadernos de Antropología aparataje de medios de comunicación cada vez más eficientes a nivel mundial. Esto implica que Felix y Pablo, personajes de la etnografía de Feixa(1999), uno español y el otro mexicano, el primero con una juventud de primer mundo y el segundo sobreviviendo en los suburbios del Distrito Federal, relaten una historia con una marca generacional en común: la adscripción al movimiento punk. Este tipo de enfoque visibili- za cómo la difusión mundial y masiva de estos ritmos desarrolla un diálogo simbólico en las generaciones, las cuales se sienten interpeladas por los postulados de esta comunicación global. De esta forma han podido florecer mu- chas expresiones apegadas a diferentes otreda- des juveniles en la segunda mitad del siglo. Hip- pies, punks, skinheads, góticos, raggas, etc, como expresiones de máscaras de otredad, em- puñadas como objeción de conciencia que nie- ga la continuidad social y política de un sistema que no acepta, no sólo a los disidentes, sino también a los diferentes. No corresponde en es- te trabajo profundizar sobre cada una de estas expresiones sub y contra culturales. Nos limita- remos a decir que ellas, de acuerdo con su tiem- po y espacio, son tan variadas como grupos de jóvenes que las apliquen a sus realidades, es de- cir, son casi infinitas. Esta vastedad da cuenta también de gran cantidad de formas de pensar que recorren todo el espectro ideológico. Por ello, no podemos afirmar que todas las formas de sub y contra culturas juveniles sean belige- rantes en contra del orden social establecido; sin embargo, sí consideramos que todas estas formas de agregación subvierten el orden mo- derno al -plantear la juventud como un período separado- de la niñez y la adultez, el cual no contempla el tránsito pasivo de la una a la otra y la reproducción del sistema, sino la creación de otredades distintas a las de la norma. Algunos de los elementos estructurales que vieron nacer a las sub y contra culturas a mediados de siglo, como la crítica a la autori- dad patriarcal o la erosión de la moral purita- na, han perdido fuerza hacia el final del siglo; otros como la industria cultural, el quiebre con la música clásica, la expansión de los medios de comunicación; se conservan y profundizan. Por último, algunos han desaparecido del todo, como el Estado Benefactor keynesiano el cual ha sido sustituido en la actualidad por la desre- gulación de la economía, la baja de aranceles y el mercado especulativo, sobre todo en los paí- ses de la periferia. Esto no quiere decir que hayan dejado de aparecer sub y contra culturas alrededor del mundo; al contrario, su diversidad ha ido creciendo y se han extendido alrededor del planeta. Costa Rica no ha sido la excepción. Como veremos, en la práctica del rock en nuestro país subyacen muchas expresiones ju- veniles las cuales se expanden alrededor del mundo. A continuación, presentamos un con- junto de reflexiones acerca de cómo hemos podido visualizar el discurso de estas subcul- turas y contra culturas juveniles en Costa Ri- ca de acuerdo con el contacto que se ha podi- do establecer con estos grupos. 3. “Ahora que somos otros”: la opción por la otredad juvenil en Costa Rica Podría estar triste y sano talvez, pero hoy estaré enfermo y feliz. Evolución. Codeína. Mundo de fantasía. 2003. “Ahora que somos otros, recuerdo aque- llos años que ya nunca volverán”. Así evoca el grupo de punk costarricense Seka el inicio de sus conciertos en Turrialba, en una capilla de velación abandonada, donde acomodaban un par de micrófonos amarrados a unas sillas y unos pequeños amplificadores de los cuales sa- lía música estridente, dirigida a un público que nunca sobrepasó los ochenta espectadores. En el inicio del siglo XXI Seka se entien- de como un “otro”. Ellos, junto con diferentes grupos de rock costarricense, han logrado con- formar un movimiento de contra y sub culturas juveniles que ha ido creciendo (aún con un apo- yo mínimo de las compañías disqueras). En la actualidad el movimiento posee impacto en to- das las provincias del país y ostenta un signifi- cativo aumento en la cantidad de material pro- ducido a lo largo de los últimos años (Zúñiga, 2004: 68 y ss). 101ZÚÑIGA: “Ahora que somos otros”... De este amplísimo espectro musical he- mos seleccionado tres grupos (Seka, El Guato y Evolución), para indagar acerca de su metafóri- ca8, en la cual se ponen de manifiesto sus per- cepciones acerca de la sociedad y su “opción por la otredad”. El grupo turrialbeño Seka se inscri- be en el de la propuesta musical del punk9, tie- ne alrededor de diez años de estar tocando y ex- perimenta además con otros ritmos como ska o reggae. El Guato interpreta ska10, en la actuali- dad constituye uno de los grupos con más éxito comercial en la escena nacional, ensayan la te- mática urbana y popular. Evolución es un gru- po con una propuesta musical híbrida, el cual puede interpretar desde hard rock11 hasta tam- bito12. Tiene alrededor de siete años en la esce- na nacional combinando las temáticas existen- ciales con las canciones a amores perdidos. Examinaremos tres metáforas que cru- zan las temáticas de estas agrupaciones; co- menzaremos por dos referidas a la sociedad co- mo tal (“la sociedad es un río” y “la sociedad es un contenedor”) y cerramos con las que aluden a un “nosotros” que se ha diferenciado de esta sociedad (“somos extraños”). 3.1. La sociedad es un río Al realizar este trabajo entrevistamos a Esteban Rodríguez, vocalista de la agrupación Seka. Nuestro objetivo era indagar un poco más acerca de sus temáticas y la historia del grupo; lo curioso es que a veces uno encuentra las co- sas que quiere cuando apaga la grabadora. Ter- minamos la entrevista y fuimos por una cerve- za. Yo le comentaba que me parecía interesante escuchar en varios de los grupos una recurren- cia hacia las metáforas que señalan direcciones, “la sociedad va para allá, nosotros vamos por acá”. Él en ese momento me dijo algo así como “mae vea, lo que pasa es que la sociedad es co- mo un río, lleva una sola corriente que arras- tra a casi todo el mundo, uno lo que hace es luchar contra la corriente”. Es la metáfora que estaba buscando. Muchos de los temas señalan a la sociedad como un río, un caudal unidirec- cional que arrastra (con o sin consentimiento), todo lo que lleva dentro de sí, hacia un objetivo común. Ante este caudal, los rockeros se posicio- nan como luchadores en contra, como personas que señalan en otras direcciones diferentes a la oficial (volar, mirar atrás, escapar)13: “Miles de personas caminan hacia un mismo lugar no saben adonde pero ahí van. No cuidan su vida ni la de los demás. Ni menos cuidar el mundo que muerto está... Ellos siempre viendo para adelante nosotros con los ojos siempre vueltos para atrás.” (Intérprete: Seka. Canción: La procesión de los tontos. Dis- co: América Va!!!) “Vuela mi mente viva y no busco explicación siempre voy contra vía, porque así vivo mejor.” (Intérprete: Evolución. Canción: Mundo de fantasía Disco: Mundo de fantasía.) “...¿quién vendrá conmigo a escaparnos del destino de esta sociedad? ¡que nos para siempre! ¡pero para siempre!.” (Intérprete: Evolución. Canción : Fuera de control. Disco: Sentimiento Infinito) “Si sientes que quieres volar, pero hay algo que no te deja despegar Debe ser que estás pegado a una realidad o a esta mierda de sociedad.” (Intérprete: Seka. Canción: Felicidad. Disco: Cantar opinando) Seka y Evolución nos representan esta metáfora de la sociedad como río, que fluye en una sola dirección y que entorpece otras direccio- nes. Todas las metáforas indican dos tipos de di- rección: por un lado la de la sociedad, para Seka es una procesión irreflexiva de transeúntes indi- ferenciados, de la cual hay que diferenciarse para poder “volar” (trascender) de la realidad inmedia- ta hacia un tipo de conciencia. Para Evolución es también necesario escapar de una corriente la cual “nos para siempre”, una suerte de destino que tiene una ruta trazada, preestablecida para todos “nosotros”. En esta pieza se percibe que no sólo es necesario escapar momentáneamente si- no que es fundamental hacerlo “pero para siem- pre”. El río, se presenta como una corriente que arrastra a los seres que se encuentran dentro, que destina a cada uno de esos seres sin consul- tarles, de él se debe escapar para ser diferente, para poder “volar” hacia otras formas de vida. 102 Cuadernos de Antropología La segunda metáfora refiere a esta mis- ma sociedad pero esta vez como encierro, como contenedor de otredad y de diferencia. 3.2. La sociedad es un contenedor La sociedad como se representa en esta metáfora es un contenedor que constriñe la otredad y no la deja salir, allí la libertad queda subordinada de forma absoluta a la “norma”. Los contenedores se refieren a instituciones so- ciales (como la escuela o la policía); éstos se presentan como aparatos con dos característi- cas principales: por un lado la estandarización de los comportamientos y por otro la vigilancia y control de las actividades. Esta dinámica ter- mina generando un sentimiento de “encierro” simbólico a quienes no respetan la normativa: “Personas agredidas por las autoridades. Rodeado de barreras de desesperación. Pidiendo un segundo de maldita justicia. Y encontrando violencia como contestación.” (Intérprete: El Guato. Canción: Personas agredidas. Disco: Lamentico) “Yo no encuentro nada que cambiar vivimos en un país que es una jaula de metal... nos encierran en una jaula de metal y nunca nos enseñan a opinar.” (Intérprete: Seka. Canción: No vuelvo más Disco: Cantar Opinando) “En aquel lugar me trataron de convertir en un ser normal Salí con vida del congelador Donde fabrican cubitos de hielo. Cuadriculados a la perfección los que algún día quisieron ser libres.” (Intérprete: Evolución. Canción : Sistemas de moderniza- ción. Disco: Absorbiendo la magia) Podemos ver cómo el encierro incluye frustración, y a su vez la “normalización” de los diferentes. Se observa cómo un “empujón hacia el río”, hacia la corriente donde transita la so- ciedad pasivamente, es decir, un intento de apa- ciguar los ánimos de diferenciarse. Esta “nor- malización” se realiza por medios violentos o en un proceso lento pero efectivo (como el de la congelación). En general, el repudio a este en- cierro se manifiesta en los intentos de ruptura con la norma, en la inconformidad con la socie- dad única que se planea para estas personas. Los contenedores de otredad son diversos pero todos se refieren a “instituciones oficiales”: para El Guato la policía; para Seka el país mismo es una “ jaula de metal” y para Evolución el co- legio. Estos lugares inhiben la opinión y el di- sentimiento y encausan a todas las personas, in- diferenciándolas, hacia un mismo lugar simbólico. En este sentido, la metáfora de Evo- lución es rica al hacer alusión al contenedor (es- cuela-congelador) y al proceso paulatino de “congelación” donde, podríamos inferir, se “apa- cigua el fuego interno” de la creatividad y la li- bertad, para culminar en una sociedad hecha de cubitos estandarizados, idénticos y congelados. Por último, observaremos cómo operan simbólicamente las opciones por la otredad, en el proceso de extrañamiento de una sociedad que sólo propone un camino posible. Esto lo te- nemos en una metáfora que hemos llamado “somos extraños”. 3.3. Somos extraños Si la sociedad industrial capitalista mo- derna, es percibida por estos sujetos como un camino único de estandarización, la respuesta a ella se lleva a cabo por medio de la diferencia. Los sujetos deben hacerse “otros”, ajenos a los patrones de estandarización que perciben para expresar su disconformidad con la sociedad existente; estos extraños rompen las paredes del encierro, nadan en contra de la corriente, o de orilla a orilla en el río, reivindicando su diferen- cia, su ruptura con la norma. Son extraños con las instituciones que los vieron nacer y que pro- curaron “encausarlos” en la corriente del río. Entre estas metáforas podemos encontrar: “Mírese no me mire yo estoy muy bien y nada le pido Mas que deje de meterse con mi vida... Porque yo, yo drogadicto, yo mujeriego, yo soñador ¿Y a usted que le importa? Solo soy un hombre libre porque salí de esa prisión. Y usted aún está adentro.” (Intérprete: Evolución. Canción: Chismólogos. Disco: Mun- do de fantasía) 103ZÚÑIGA: “Ahora que somos otros”... “ Si quieres ser diferente a los demás tienes que pensar diferente a los demás. Ellos siempre viendo para adelante Nosotros con los ojos siempre vueltos para atrás” (Intérprete: Seka. Canción: La procesión de tontos. Disco. América Vá!!!) “Queridos padres míos hoy yo quiero arreglar, Mi forma de portarme, mi forma de actuar. Seré un chico bueno ustedes ya verán... Prometo no tomar (no!), prometo estudiar (no!)... Prometo no palmarla14 (no!), prometo ir a rezar(no!) Prometo escuchar música que sea tropical(no!).” (Intérprete: El Guato. Canción: Prometo. Disco: Lamentico.) Como vemos, los textos entablan diálo- gos con ciertas figuras que tienen obligación de estandarizar a los sujetos (los padres de El Gua- to o los “chismosos” de Evolución o los cami- nantes en la “Procesión de los Tontos” en el tex- to de Seka). Hacen remarcar una diferencia con la norma y una ruptura con las instituciones encargadas de “normalizarlos”. Ahora bien, los tres casos son distintos en cuanto al diálogo que se establece, por un lado Evolución busca seña- lar que el costo de haber salido del encierro de la sociedad estandarizada, la cual implica la es- tigmatización como “otro”, por ejemplo el ser tildado de “drogadicto, mujeriego y soñador”. De otra forma, Seka establece una comunica- ción más directa con el interlocutor; en este sentido aconseja al escucha que si va a optar por la otredad, debe preocuparse por romper con la sociedad absoluta e irreflexiva y explorar otros caminos diferentes al oficial. Por último, El Guato plantea un diálogo directo con una de las instituciones de estandarización, y con ironía describe un diálogo entre padre e hijo, el cual es afirmado y al mismo tiempo negado en el con- texto de la música (a cada afirmación se le dice no), con ello escapan de la estandarización y la normalización. Las tres metáforas hacen alusión a una estrategia de inserción en una modernidad oc- cidental que no acepta “otros”, en la cual “op- tar por la otredad” implica ser ajeno y extraño. Dan las pautas para construir un mapa mental completo acerca de los simbolismos que ayu- dan a estos jóvenes a saber insertarse como “extraños monstruosos” (Jiménez: 1996), en una sociedad donde la prioridad es un cause del río y no los diferentes caudales que nos llevan al mar. 4. Conclusiones Grace, el personaje principal de “Los Otros” se siente perpleja y desconsolada frente a la cámara, después de caer en cuenta de que, por primera vez en su vida, no es “una”, es “otra”. Refleja en sus ojos el reto de la sociedad occidental, porque en adelante tendrá que aprender a convivir con una existencia que la contiene a ella y a “otra” al mismo tiempo. Los grupos que por diferentes circuns- tancias han optado por la otredad en occidente, planteando disidencias desde la política, la esté- tica, o la sociedad, han conseguido demostrar a la sociedad occidental que “los otros”, no son solo los nativos extraños y lejanos, destinados a desaparecer ante el progreso occidental. Han demostrado que occidente no es un todo único, orgánico y consensual, sino que contiene a disi- dentes y diferentes de la modernidad burocráti- ca capitalista. El rock, como estrategia de los diferentes para optar por la otredad, se hace visible en Costa Rica para enfrentarse a la intolerancia de una sociedad, que impone la norma ante la di- ferencia, la repetición irreflexiva, ante la creati- vidad, y la lógica adulta ante la iniciativa de las personas jóvenes. La densidad conceptual y simbólica que subyace en las letras de estos grupos, revela las estrategias de los sujetos que “optan” por un camino que rompe el encierro y reta el cause del río, buscando otros ríos y desa- lambrando los cercados. La Antropología, como Grace, tiene el re- to de salir de su falsa dicotomía occidente-resto del mundo (sociedad-comunidad en términos weberianos), para descubrir los “otros” que ya- cen dentro de ella, los que rompen sus encie- rros para negar la coherencia y organicidad in- terna, los que disienten y difieren, en medio de la corriente del río que occidente ha construi- do para sí. Esos “otros sociales” como los lla- ma Augé (1994: 25), nos recuerdan que el mun- do no es uno, sino muchos, no es enteramente 104 Cuadernos de Antropología racional sino que está íntimamente ligado a lo subjetivo; y que enunciar esto en occidente es una prueba de valor que implica la “opción” por ser diferente, por ser “otro”. Notas 1. A continuación presentamos un conjunto de refle- xiones que surgieron como tesiario del Programa Centroamericano de Maestría en Ciencias Sociales de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Socia- les (FLACSO) mediante la discusión de mi tema de especialización: Constitución y cartografía de las contraculturas juveniles: el caso de la música po- pular juvenil costarricense. Agradezco al Programa Regional de Becas del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) por el financiamiento en la recolección de los datos, así como a Mauren Arias y Giancarlo Oconitrillo por su colaboración en el trabajo de campo. 2. No por más importantes ni influyentes, sino como una manera de ejemplificar las opciones por la otredad en los diferentes tiempos históricos. 3. La diferencia que utilizamos acá entre subcultura y contracultura obedece al criterio de Britto(1996: 17y ss) el cual plantea que, en la sociedad diferen- tes culturas poseen cuotas de poder diferenciadas. Los más poderosos establecen “lo hegemónico” en una tentativa de dominación, las diferentes subcul- turas a su alrededor quedan mas o menos margina- das respecto de las disposiciones de ellos. Cuando el proceso de marginación llega al límite y la creación de determinada cultura es definitivamente irrecon- ciliable con las disposiciones del poder, esta pasa a denominarse contracultura, de lo contrario se que- dará conviviendo con las disposiciones del poder como subcultura. 4. Es importante notar que el término “comunidad” acá está siendo utilizado en el sentido weberiano, sólo que a diferencia de Weber, para los hippies, ser “comunidad”, no es para nada peyorativo, antes bien la utopía hippie antepone la comunidad con su valoración de la subjetividad, al frío laberinto buro- crático de la sociedad racional. 5. En este enfoque se inscribe el ya popularizado tér- mino de “tribus urbanas”, el cual sintetiza en su tí- tulo este encuentro con la otredad interna de occi- dente. Sin embargo, pese a lo atractivo de su título, el desesperado intento por despolitizar a los actores juveniles naufraga ante la misma realidad que lo in- terpela. 6. Agregaríamos que este tipo de autoridad es propia del sistema moderno donde sobre la imagen del “patriarca”, descansa la reproducción de los valores de la sociedad moderna y la adecuada conducción de sus apoderados (la familia), “hacia la ruta del progreso”. 7. Al respecto se debe anotar que hasta la actualidad la industria cultural para personas jóvenes, se dife- rencia sensiblemente de otras instituciones socia- les que trabajan con juventud (escuela, ministerios, etc.); por tener una relación simbiótica con sus mercados en el sentido de saber capturar las pautas estéticas cambiantes del sujeto juvenil, al contrario del joven esencializado que imaginan los organis- mos gubernamentales (Reguillo, 2000: 61). 8. Hemos tomado como referente la metodología de análisis el trabajo sobre metáforas de Lakof y Johnson (1995), en el cual se contempla que las metáforas trascienden de la elaboración de figuras estéticas. Los autores consideran que estas ordenan y estructuran el mundo cultural de las personas que las enuncian y por tanto son parte fundamental para entender el universo simbólico en el que se inscribe un sujeto. 9. El punk es una variante del rock popularizada en los años 60 en Inglaterra por el grupo Sex Pistols. Caracterizados por sus transgresiones éticas (duras críticas a las instituciones como la iglesia o la fami- lia) y estéticas (el cabello peinado en mojak, panta- lones jeens arrollados y botas), esta contracultura juvenil plantea letras sencillas, que versan en con- tra del mundo capitalista y adulto. 10. Género musical nacido en las clases populares Ja- maiquinas a mediados de siglo, utilizado para rela- tar las vivencias cotidianas de sus intérpretes y las críticas al sistema social desde el rastafarianismo como ideología. En América Latina ha tenido una gran difusión a partir del éxito de los grupos como Fabulosos Cádillacs (Argentina) o Maldita Vecindad y los hijos del Quinto Patio (México). Se ha carac- terizado por mezclarse con ritmos “tropicales” lati- noamericanos (cumbia, son, mambo, etc.). 11. Variante del punk realizada en Estados Unidos, ca- racterizada por el aumento en la estridencia y velo- cidad de los sonidos, manteniendo el corte crítico y sencillo de las letras que se interpretan. 12. Ritmo nacido en Guanacaste e interpretado pri- mordialmente por músicos de esta región, una de sus exponentes más populares es Guadalupe Urbi- na. Basado en la guitarra acústica y el tambor. 13. En adelante expondremos diversos fragmentos de canciones, las partes que hemos considerado más 105ZÚÑIGA: “Ahora que somos otros”... relevantes a nivel metafórico las subrayamos para la mejor comprensión. 14. “Palmarla”: una palabra propia de la jerga juvenil que indica estar de fiesta (bebiendo, bailando, etc.) toda la noche, hasta la mañana siguiente. Bibliografía Auge Marc. (1994). Los “no lugares”. Espacios del anonimato. Editorial Gedisa. España. Britto García, Luis. (1996). El imperio contra- cultural. Del rock a la posmodernidad. Editorial Nueva Sociedad. Venezuela. Chacón, Laura. (1989). Ecos de utopía reflexio- nes en torno a la expresión de la juven- tud 60s- 80s. Ponencia presentada en el seminario: “Juventud en América Latina: Efectos políticos y sociales de la crisis”. Instituto de Investigaciones Sociales. Universidad de Costa Rica. Feixa, Carles. (1999). De jóvenes, bandas y tri- bus. Antropología de la juventud. Edito- rial Ariel. España. Gallardo, Helio. 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