Revista Estudiantil de filosofía, 2025 ISSN: 2215-4493 La relación de Goethe y Spinoza II parte Hans Naether Trad. Arturo Rojas Alvarado Rev. estudiantil de Filosofía Tolle Lege, N. 2, 55-64, Enero-Junio 2025 Revista Estudiantil de filosofía, 2025 ISSN: 2215-4493 La relación de Goethe y Spinoza II parte The Relation of Goethe and Spinoza Part II Hans Naether Trad. Arturo Rojas Alvarado HANS NAETHER, Maestría en Artes, State University of Iowa, 1918. Se continúa con la traducción y restauración del capítulo sexto de la tesis por el grado de Maestría en Artes de la State University of Iowa, presentado en 1918, titulado The pantheism of Goethe in its relation to that of Spinoza, pp. 37-48. SOBRE LA INMORTALIDAD En otro capítulo hemos considerado la doctrina de Spinoza sobre la inmortalidad, unas cuantas palabras bastarán para rememorar sus ideas sobre este tema y nos permitirán responder la pregunta sobre lo que Goethe compartía con estas. Las palabras finales de la Ethica nos dicen que el alma del sabio apenas puede ser perturbada, pues, al poseer, por una especie de necesidad eterna, la consciencia de sí mismo, de Dios y de todas las cosas, él nunca cesa de ser y posee, para siempre, verdadera paz del alma. Spinoza, además, cree que las almas oscurecidas deben perecer, mientras que las almas filosóficas están por encima de la muerte: “En tanto tornamos más pura y razonable nuestra alma, más incrementamos nuestro derecho a la inmortalidad y nos preparamos para un destino más feliz” (Saisset, p. 142). La razón pues, mediante la cual vemos todas las cosas sub specie eternitatis, es inmortal. De esta forma Spinoza sostiene la doctrina de la felicidad eterna para las almas filosóficas al decir que “sentimos […] que somos eternos”1. Esta frase, de acuerdo con Saisset, puede significar “que el alma humana es solo una forma transitoria de un principio eterno, y que sentimos nuestra existencia sucesiva fluir como una rápida ola entre los cambios del océano de la vida universal”. La doctrina de la inmortalidad en Spinoza está lejos de ser clara en cuanto a su uso de la palabra “eterno”, pues esta no es entendida como aplicable al orden del tiempo. Por su parte, Goethe piensa al ser humano en términos concretos y su posición sobre la inmortalidad es clara. En sus conversaciones con Eckermann (4 de febrero de 1829) Goethe dice: 1E5p23s (nota del traductor [en adelante N.T.]). Recepción: 6 de diciembre de 2024 Aceptado: 15 de diciembre de 2024 Rev. estudiantil de Filosofía Tolle Lege, N. 2, 55-64, Julio-Diciembre 2024 ISSN: 2215-4493 This work is licensed under Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International 55 56 Rev. estudiantil de Filosofía Tolle Lege, N. 2, 55-64, Enero-Junio 2025 HANS NAETHER Es preciso que el hombre crea en la inmortalidad. Tiene derecho a ello, lo reclama su naturaleza, y es lítico que se apoye en promesas religiosas. Pero si el filósofo pretende sacar la prueba de la inmortalidad del alma de una leyenda, estará empleando un argumento muy débil y no valdrá gran cosa. Para mí, la convicción de que tenemos una vida eterna surge del concepto de actividad, pues si no ceso de obrar hasta el final de mis días, la naturaleza estará obligada asignarme otra forma de existencia cuando la actual haya dejado de mantener a mi espíritu. En forma poética el mismo pensamiento está expresado en la siguiente cita de la primera parte de Fausto: Aus dieser Erde quillen meine Freuden, Und diese Sonne scheinet meinen Leiden; Kann ich mich erst von ihnen scheiden, Dann mag, was will und kann, geschehn. Davon will ich nichts weiter hören, Ob man auch künftig haßt und liebt, Und ob es auch in jenen Sphären Ein Oben oder Unten gibt.2 Estas palabras expresan el goce ilimitado de la vida en este mundo, pero también apuntan que Goethe cree alegremente que su actividad vital continuará indefinidamente. Un esfuerzo incesante, un avance incesante, es la inmortalidad para Goethe. Esta filosofía del esfuerzo contrasta sin duda con las ideas de Spinoza, aunque también podemos detectar un vestigio de su pensamiento en estas palabras de Goethe. Porque ¿no expresan acaso la acquiescentia animi del filósofo? ¿No respiran una humilde sumisión a la voluntad de Dios? Spinoza impregnó a Goethe con el conocimiento de las eternas leyes divinas del mundo. Debemos depender enteramente de Dios, pues este determina todo. Este pensamiento de inmortalidad es hermosamente expresado en la Zahme Xenien, 8, 1824: «Du hast Unsterblichkeit im Sinn; Kannst du uns deine Gründe nennen?» Gar wohl! Der Hauptgrund liegt darin, Daß wir sie nicht entbehren können.3 2“De esta tierra manan mis alegrías, y ese sol alumbra mis pesares; cuando pueda separarme de ambos que ocurra entonces lo que quiera y pueda. De ese tema no quiero saber nada, no me importa si después también se odia y ama, si también en aquellas esferas hay un abajo y un arriba.” (Fausto, vv. 1663-70) 3“«¿Crees en la inmortalidad? ¿Y puedes dar argumentos?» 57 Rev. estudiantil de Filosofía Tolle Lege, N. 2, 55-64, Enero-Junio 2025 LA RELACIÓN DE GOETHE Y SPINOZA (II PARTE) El pensamiento de la inmortalidad no puede ser abandonado, no podemos renunciar a este, pues es demasiado preciado. Aunque Goethe enseñó la lección de la abnegación, no debemos creer que esto lo consideraba un fin en sí mismo, sino más bien un medio para la liberación del espíritu, para hacerlo capaz de actuar bien. Buscaba un refugio de descanso para su alma apasionada, sin embargo, toda su vida, incluso la muerte, significaba para él una actividad sin cesar. Lo oímos exclamar: Ach, ich bin des Treibens müde! Was soll all der Schmerz, die Lust? Süßer Friede, Komm, ach komm in meine Brust!4 Pero toda su vida parece un desastre, no por las circunstancias adversas, sino por su propia moral. Este conflicto interno, aparentemente, lo llevó al lamento: “Zwei Seelen wohnen, ach! in meiner Brust” (“Dos almas, ¡ay! habitan mi pecho”). Este pensamiento, esta incerteza, este aparente desaire, es muy significativo en Goethe. Algunas veces el poeta es absorbido en la eternidad, algunas veces le teme. Así dice “La eternidad podría ser muy angosta para mí”5: Ein Sadduzäer will ich bleiben! – Das könnte mich zur Verzweiflung treiben, Wenn von dem Volk, das hier mich bedrängt, Auch würde die Ewigkeit eingeengt; Das wäre doch nur der alte Platsch, Droben gäb’s nur verklärten Klatsch.6 La concepción de la inmortalidad en Goethe está cercanamente relacionada con su teoría evolutiva. Como todo en el reino natural, la inmortalidad es progreso, movimiento, actividad continua del espíritu. El poeta dirige nuestra atención a esta vida en lugar de la eternidad, pues la eternidad no significa un cielo en el sentido bíblico. Su “más allá” significa más allá de la tumba, pero aún dentro de nuestro mundo. La eternidad para él es una lucha continua. El más ¡De hecho!, lo que más debe ser destacado Es esto: que no podemos dispensar de ello”. 4Naether no brinda traducción de este poema. Adjunto la versión de Cansinos (Goethe, 1991, 821): “[¡]Ya estoy cansado de todo, De penas y alegrías! ¡Oh dulce paz, ven a mí, Y en mi pecho te reclinas!” (N.T.) 5Remarcado por Pfleiderer. 6“¡Saduceo quiero seguir siendo! Aunque signifique desesperación y dolor Si los filisteos que aquí me oprimen Pudieran poseerme por la eternidad. Sería el mismo viejo embrollo: Allá arriba habría solo disparates celestiales” (Trad. del inglés [N.T.]). 58 Rev. estudiantil de Filosofía Tolle Lege, N. 2, 55-64, Enero-Junio 2025 HANS NAETHER grande tesoro que podemos legar a nuestros semejantes, un tesoro inmortal, es nuestras almas, vidas e ideales. Que nuestros tesoros, así definidos, no pueden marchitarse, es transmitido en el siguiente pasaje de Fausto: Ja! diesem Sinne bin ich ganz ergeben, Das ist der Weisheit letzter Schluß: Nur der verdient sich Freiheit wie das Leben, Der täglich sie erobern muß. [...] Zum Augenblicke dürft’ ich sagen: Verweile doch, du bist so schön! Es kann die Spur von meinen Erdetagen Nicht in Aeonen untergehn.7 Las últimas dos líneas expresan con gran belleza la totalidad del pensamiento de Goethe. No hay desgaste ni decadencia de los poderes superiores del alma. “La naturaleza no desperdicia su capital en ninguna circunstancia”8. En pocas palabras, la inmortalidad es actividad. Se dice que hacia 1784 Goethe renunció para siempre a la teología y la metafísica. Creía que dos principios fundamentales, la creencia en Dios y la inmortalidad, serían suficientes para satisfacer el corazón. De la Ethica de Spinoza extrajo dos principios de vida dorados. La filosofía de Spinoza empleaba el desinterés y la resignación. La resignación, Entsagung, con respecto a la felicidad en la vida, resulta de la necesaria inmutabilidad del curso del mundo. Goethe enfatiza esta verdad de la siguiente manera: “Tanto nuestra vida física como social, así como nuestras costumbres, hábitos, conocimiento del mundo, filosofía, religión y algún que otro acontecimiento azaroso, todo nos dice a gritos: Dass wir entsagen solle”9. En forma poética, Goethe hace que su filosofía de la resignación nos parezca aún más hermosa cuando dice: Was kann die Welt mir wohl gewähren? Entbehren sollst du! sollst entbehren! Das ist der ewige Gesang, 7“¡Sí!, ese es todo mi anhelo, Esa es la suprema verdad: Solo merece la libertad y la vida Quien ha de conquistarla cada día. […] Podría decirle a este instante: «¡Detente, eres tan bello! Las huellas de mis días en la tierra No podrán disolverse en eones».” (Fausto, vv. 11573-76/81-84) 8 Conversaciones con Falk, 23 de enero, 1813. 9“Que debemos renunciar”. Dichtung und Wahrheit, 16. 59 Rev. estudiantil de Filosofía Tolle Lege, N. 2, 55-64, Enero-Junio 2025 LA RELACIÓN DE GOETHE Y SPINOZA (II PARTE) Der jedem an die Ohren klingt, Den, unser ganzes Leben lang, Uns heiser jede Stunde singt.10 La culminación de la renuncia en la que Spinoza fijó su mirada fue también el objetivo del esfuerzo de Goethe.11 La renuncia, entonces, resulta de la entrega de todo aquello que pueda obstaculizar la práctica de nuestros deberes morales. Cada momento en la vida exige resignación. En Werther, Goethe insiste en la resignación como algo necesario, aunque difícil. Tanto nuestra vida física como nuestra vida social demandan resignación. La naturaleza ha dotado al ser humano de una vida y una actividad desbordantes. Renunciamos a una pasión y la sustituimos por otra. Probamos ocupaciones, inclinaciones, proyectos favoritos y, al final, exclamamos: “¡Todo es vanidad!” Goethe admite que solo unos pocos seres humanos son capaces de renunciar a todo y resignarse en todos los aspectos. Así, él afirma este principio: Pues, si nos preguntamos a nosotros mismos y observamos a otros, vemos que rara vez nosotros mismos sentimos la necesidad de renunciar a algún deseo que otro; la mayoría de las veces son las circunstancias externas las que nos obligan a ello.12 Estas son palabras con las cuales Goethe habló en sus Conversaciones de emigrantes alemanes. Su propia vida es la mejor ilustración de cómo sus ideas son realizadas. Luchó, sucumbió, se levantó, cayó, siempre consciente del principio: “¡Debes renunciar!” En Zahme Xenien (5, 106), leemos que una persona nunca tendrá éxito en la vida si es incapaz de ejercer el autocontrol. Debemos vivir de acuerdo con los dictados de la razón divina y aprender a renunciar a los placeres del presente. Aunque esta es una tarea amarga al principio, el fruto será dulce con el tiempo. Debemos renunciar no solo al presente, sino renunciar siempre; solo así podremos encontrar paz y liberarnos de las normas tiránicas del mundo y de nuestras propias pasiones. La bienaventuranza interior de Spinoza, la paz que caracterizaba su espíritu, fue un bálsamo para el alma apasionada de Goethe. Él se esforzaba por realizar la actitud mental del filósofo en su propia experiencia. Sin duda, se regocijaba en la renuncia, pero estaba colmado de pasiones, y como un hijo ardiente del mundo, a menudo se dejaba arrastrar de los placeres reales y duraderos del disfrute del momento. “Dos almas, ¡ay! habitan mi pecho”, así Goethe sentía la inmensa tarea de conquistar, de obtener la victoria. En horas de desesperación e inquietud se volvía hacia Spinoza, su maestro, y parecía como si 10“¿Qué puede ofrecerme ya este mundo? Renunciar debes, deber renunciar; tal es la eterna cantinela que en todos los oídos resuena, la que, durante toda nuestra vida, nos canta con voz ronca cada hora.” (Fausto, vv. 1548-53) [N.T.]. 11A. Bielschowsky, Goethe’s Philosophy. Trad. Cooper. 12En Conversaciones de emigrados alemanes (Goethe, 2006, 105). 60 Rev. estudiantil de Filosofía Tolle Lege, N. 2, 55-64, Enero-Junio 2025 HANS NAETHER lograra reencontrar su camino a lo eterno. “Tuve que rendir mi vida para ser”, escribe a Schubarth el 9 de julio de 1820. El poderoso espíritu de Goethe, con un deseo sagrado, se eleva y, como una “polilla con ansia sagrada, vuela hacia la llama divina para alejar al individuo terrenal y temporal, y dejar que el ser humano de la eternidad venga a la vida”.13 Otro hermoso pensamiento está vinculado con la doctrina de la renuncia cuando nos preguntamos cuándo renunciar. La respuesta de Goethe es que debemos esforzarnos, conquistar, vencer. Spinoza no demanda una resignación monástica o dejar el mundo y retirarse en soledad. Él aconsejaría aprender sobre lo eterno. El conocimiento de Dios es verdadera alegría y un objetivo digno de esfuerzo. Goethe intentó seguir este consejo y liberarse de los poderes que esclavizan al ser humano. Buscó conquistar. Su ideal se expresa en estas palabras: Von der Gewalt, die alle Wesen bindet, Befreit der Mensch sich, der sich überwindet.14 Lo que Spinoza quiso decir con buscar lo eterno, Goethe entendidamente nos dice: Verdaderos espíritus guardianes caminan junto a nosotros, como maestro supremo gentilmente nos guían hacia Aquel quien hizo y hace todo. El alma que con gusto se anula a sí misma ya no será inquietada por el hastío, ni por pasión, hecha determinación, ni por la molestia de la estricta obligación: Rendirse a sí mismo, he ahí el gozo.15 Spinoza era un creyente en los placeres moderados, por lo que al respecto: Digo que es propio de un hombre sabio reponerse y recrearse con alimentos y bebidas agradables y moderados, así como con los perfumes, la amenidad de las plantas verdeantes, el ornato, la música, los juegos gimnásticos, el teatro y otras cosas semejantes. 16 Goethe, en completa armonía con el filósofo, dice en su Vermächtnis: Genieße mäßig Füll und Segen; Vernunft sei überall zugegen, Wo Leben sich des Lebens freut.17 13Citado de Bielschowsky, p. 165. 14 Nather no brinda traducción al inglés de este pasaje. Adjunto la versión en prosa de “Los misterios” (Die Geheimnisse) realizada por Cansinos: “De ese poder que a todos los seres avasalla, emancípase el hombre que a sí mismo se vence…” (Goethe, 1991, p. 1339) (N.T.). 15 Bielschowsky, vol. 2, p. 165. 16E4p45c2 (N.T.). 17Adjunto traducción de “Legado” (vv. 25-7) hecha por Salmerón (Goethe, 2017a, p. 447): 61 Rev. estudiantil de Filosofía Tolle Lege, N. 2, 55-64, Enero-Junio 2025 LA RELACIÓN DE GOETHE Y SPINOZA (II PARTE) Debemos concluir este párrafo con una palabra de Goethe que está tocada por una profunda emoción y que revela el profundo conocimiento que el poeta tenía de la guía de los poderes celestiales, guiándonos a través del sufrimiento, las lágrimas y la humildad, hasta que sea alcanzado el objetivo del descanso interior: Wer nie sein Brot mit Tränen aß, Wer nie die kummervollen Nächte Auf seinem Bette weinend saß, Der kennt euch nicht, ihr himmlischen Mächte.18 Una vez visto cuán profundamente Goethe estaba interesado por las ideas de resignación y renuncia de Spinoza, dediquemos unos momentos a investigar hasta qué punto se adentró en la visión del filósofo con respecto al principio de desinterés. Mientras que la resignación refiere a la vida personal, el desinterés se relaciona con nuestra vida social, con nuestras actividades y conexiones con el mundo externo. Sin embargo, con Goethe el desarrollo de su personalidad siempre fue la tarea más satisfactoria. Esta labor interna, nunca cambiante, mantuvo su mente receptiva hacia otras líneas de pensamiento, que no eran únicamente panteístas. Mientras se interesaba principalmente en el desarrollo de su propia personalidad, el ideal spinozista de “infinito desinterés” fue simultáneamente desarrollado por él y experimentado vitalmente en el desempeño de sus actividades profesionales, prestando sus servicios al duque, con quien estaba personalmente vinculado y sobre quien ejerció una poderosa influencia. Mientras que su propio carácter, bajo la influencia de los escritos filosóficos de Spinoza, se desarrollaba gradualmente hacia la claridad y pureza. De esta forma, llegó a ver en la señora von Stein la personificación de su ideal. Al escribir a Jacobi (17 de noviembre de 1782), expresa la esperanza de que su corazón sea liberado del egoísmo, como el oro probado en el fuego. El medio para este fin fue su trabajo diario, “el artículo de fe”. Esta reforma interior lo llevó al deseo de influir de forma pura y armoniosa a quienes lo rodeaban. Por esto dice: “Que Dios conceda que podamos mantener nuestras almas abiertas y también abramos nuestras buenas almas a los demás”. La señora von Stein se convirtió en su más alta inspiración para alcanzar este ideal. Le confió a ella no solo sus aspiraciones poéticas, sino también sus deberes profesionales. Su íntimo compañerismo con esta maravillosa mujer es una fase de ese desinterés que había aprendido en la escuela del filósofo Spinoza. Ella llegó a ser su maestra, su inspiración y su ideal perdurable. En Dichtung und Wahrheit, 14 (1774), Goethe declara lo siguiente: “Disfruta sobrio de la plenitud y la bendición, La razón está presente en todas las partes Donde la vida goza de la vida.” (N.T.) 18“Quien nunca comió su pan con lágrimas, Quien nunca, en su lecho nocturno, llorando, Conoció los amargos pesares, No os conoce, ¡oh, poderes celestiales!” (Trad. del inglés [N.T.]). 62 Rev. estudiantil de Filosofía Tolle Lege, N. 2, 55-64, Enero-Junio 2025 HANS NAETHER Aquellas singulares palabras: «Quien quiera de verdad a Dios no debe exigir que Dios lo quiera también a él», con todas las premisas en las que se basan y con todas las consecuencias que de ellas resultan, ocupaban todas mis reflexiones. Ser desinteresado en todas las cosas, pero especialmente en el amor y la amistad, era mi mayor deseo, mi máxima y mi ejercicio (…).19 Podemos agregar el comentario de Bielschowsky respecto a la relación de Goethe con Spinoza sobre este tema del desinterés: “Tal es la idea del poema tan mal comprendido ‘Das Göttliche’, que, lejos de estar en oposición, está en completa armonía con los principios de Spinoza”. Al concluir esta línea de pensamiento, no estará de más citar algunas palabras del poema titulado Das Göttliche como resumen de lo que se ha dicho en las páginas anteriores: Edel sei der Mensch, hülfreich und gut! [...] Heil den unbekannten höhern Wesen, Die wir ahnen! Ihnen gleiche der Mensch! Sein Beispiel lehr’ uns Jene glauben.20 EL LOGRO DE LA FELICIDAD Desde la condición interior del alma de Goethe sabemos que su deseo más alto era la felicidad. Impulsado sin descanso de pasión en pasión, de impulso en impulso, anhelaba la paz interior. Además, buscaba el bálsamo que sanara las heridas causadas por sus pasiones. Desde las profundidades de su corazón surgió ese clamor del alma humana, tan bello, tan conmovedor, que hace vibrar todas las fibras del corazón en perfecta sintonía. En Wanderer’s Nachtlied, escrito en 1778, Goethe exclama y sinceramente reza: Der du von dem Himmel bist, Alles Leid und Schmerzen stillest, Den, der doppelt elend ist, 19Adjunto la traducción de Rosa Sala (Goethe, 2017b, 649). El pasaje de Spinoza indicado por Goethe se encuentra en E5p19: “Qui Deum amat, conari non potest, ut Deus ipsum contra amet” (N.T.). 20Adjunto la traducción de “Lo divino” por Cansinos (Goethe, 1991, p. 993): “¡Sea noble el hombre, servicial, bueno! […] “¡Hurra a la incógnita, suprema esencia que barruntamos! Se afane el hombre por emularla, y sea su ejemplo un acicate para que nuestra fe en ella arraigue.” (N.T.). 63 Rev. estudiantil de Filosofía Tolle Lege, N. 2, 55-64, Enero-Junio 2025 LA RELACIÓN DE GOETHE Y SPINOZA (II PARTE) Doppelt mit Erquickung füllest; Ach, ich bin des Treibens müde! Was soll all der Schmerz und Lust? Süsser Friede, Komm, ach komm in meine Brust!21 ¿Puede Spinoza responder a este clamor? ¿Puede Goethe encontrar la cura para su corazón herido? ¿Es capaz de darle un bálsamo curativo? La felicidad para Spinoza consiste en la conservación del propio ser en acuerdo con las leyes de su naturaleza. Este pensamiento, expresado en el espíritu de Goethe, se formula correctamente así: solo en la personalidad encontramos la verdadera naturaleza de la felicidad. Por lo tanto, no debe haber entrega ciega a la pasión. Lejos de renunciar a nuestra personalidad, debemos preservarla por medio de la razón, ya que, de acuerdo con Spinoza, nuestra razón es una parte de la razón divina que debemos aprender a comprender y discernir. Al hacer esto, sabremos distinguir entre valores duraderos y aquellos que solo son temporales. Las pasiones no satisfacen al ser humano durante mucho tiempo, sino que son solo momentáneas. De esta forma, debemos buscar esas relaciones duraderas que “ganan eternidad para el espíritu”22. Lo correcto es dejarnos guiar por la “suave inclinación de la razón”23. “Ninguna cosa singular se da en la naturaleza que sea más útil para el hombre que el hombre que vive según la guía de la razón”24. En otro pasaje (E4p22), Spinoza dice que la propia conservación es el primer y único fundamento de la virtud. Aquí también podemos citar una sentencia que expresa la idea del filósofo sobre el bien y el mal: “El conocimiento del bien y del mal no es nada otro que el afecto de la alegría o el de la tristeza en tanto que somos conscientes de él”25. La autoafirmación es para Spinoza el único poder de la virtud. Estamos dotados de virtud en proporción a nuestro esfuerzo por buscar lo que es útil para conservar nuestro ser. Al igual que Spinoza, Goethe creía que el logro de la felicidad dependía de sustituir las pasiones destructivas por 21“Tú, que provienes del cielo, que todos los males y aflicciones consuelas, y que al doblemente apesadumbrado doblemente lo reconfortas. ¡Ah, estoy harto de tanta lucha! ¿Por qué tantas alegrías y penas? ¡Dulce paz!, ¡ven, oh ven a mi pecho!” 22Aquí Naether indica: “Escrito por Goethe en Italia”. Probablemente cita lo referente a Roma, 23 de agosto de 1787: “Estoy ahora tan alejado del mundo y de lo mundano que me resulta muy extraño leer un periódico. El aspecto externo de este mundo es transitorio, y yo sólo quiero dedicarme a lo duradero y, según la doctrina de *** procurar a mi espíritu en primer lugar lo eterno” (Goethe, 2001, p. 379) (N.T.). 23Del ensayo sobre Goethe de Carlyle. 24E4p35c1. 25E4p8. 64 Rev. estudiantil de Filosofía Tolle Lege, N. 2, 55-64, Enero-Junio 2025 HANS NAETHER aquellas que son útiles para la conservación del mejor ser. Esto supone un verdadero conocimiento de las pasiones. Tal conocimiento, si lo alcanzamos, es el conocimiento de Dios, es la perfección moral, es el summum bonum. Así dice Spinoza: “El sumo bien (…) es el conocimiento de Dios” (E4p28). Para concluir este capítulo, no podemos resistir la tentación de citar un pasaje de Carlyle, un sincero amigo y un gran admirador del poeta Goethe. Lo caracteriza de la siguiente manera: En Goethe tenemos una naturaleza rara y compleja, que nos impresiona por su belleza y calma. Este hombre gobierna y no es gobernado. Externa y arde energías de la más apasionada alma que yace en silencio en el centro de su ser. No fue gobernado por el hierro del dominio de la pasión, sino guiado en bondadosa unión bajo la suave influencia de la razón. Su paz no viene de la ceguera, sino fruto de una visión clara. Su mente estaba en unidad consigo misma. No hay quejas sobre los males humanos; se entiende que todos debemos simplemente esforzarnos por aliviarlos o remediarlos. BIBLIOGRAFÍA26 Eckermann, J. P. (2023). Conversaciones con Goethe en los últimos años de su vida (R. Sala Rose, Trad.). Acantilado. Goethe, J. W. von. (1991). Poesía (R. Cansinos Asséns, Trad.). En Obras completas (Vol. 1, pp. 735–1567). Aguilar. Goethe, J. W. von. (2001). Viaje a Italia (M. Scholz Rich, Trad.). Iberia. Goethe, J. W. von. (2006). Conversaciones de emigrados alemanes (Isabel Hernández, trad.). Alba. Goethe, J. W. von. (2017a). Legado (M. Salmerón, Trad.). En Los años itinerantes de Wil- helm Meister (pp. 444–445). Cátedra. Goethe, J. W. von. (2017b). Poesía y verdad (R. Sala Rose, Trad.). Alba. Goethe, J. W. von. (2018). Fausto (P. Gálvez, Trad.). Penguin Random House. Spinoza, B. (2020). Ética demostrada según el orden geométrico (P. Lomba, Trad.). Trotta. 26 Se adjunta la bibliografía utilizada por el traductor. La bibliografía general de la tesis de Naether fue presentada en la primera parte de esta traducción en Tolle Lege n°1.