Abstract
Reorganizar los cuidados con igualdad requiere de dos cosas: masculinidades
cuidadoras y adecuados servicios públicos. Las masculinidades cuidadoras
transforman en clave de igualdad de género; los adecuados servicios públicos lo
hacen en clave de igualdad socioeconómica. Suena fácil, pero supone
transcender desigualdades asentadas y profundamente aceptadas a lo largo y
ancho de la región. En lo inmediato, supone además trascender el mantra que
asimila responsabilidad fiscal con austeridad en la inversión social.