Abstract
La naturaleza de América Latina ha sido tan pródiga que, a pesar de siglos de inserción al mercado mundial y de explotación intensiva de su base de recursos naturales, aún ostenta una extraordinaria diversidad biológica y cultural. Constituye una de las regiones más biodiversas del mundo y goza de una envidiable dotación en recursos hídricos y energéticos. Sin embargo, la distribución de esta riqueza no ha sido la más equitativa, y América Latina tiene la dudosa reputación de ser una de las regiones del mundo con mayor inequidad social. La historia política de América Latina también ha contribuido a la fragmentación territorial y social, ensanchando el abismo entre ricos y pobres, entre los que tienen y los que no.